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ASPECTOS HISTÓRICO – LITERARIOS DEL LIBRO DE JUECES

1. Propuesta diacrónica respecto al origen y a la formación del libro1

El libro de los Jueces conoció una larga elaboración redaccional. Un primer material básico
pudo estar constituido por relatos populares y pudo dar origen al núcleo primitivo
identificado por Richter.2

Este autor proponía buscar el origen del libro de los Jueces en una colección de hstorias de
héroes tribales locales (la historia de Ehud: 3,15-26; de Yael: 4,17-22; y algunos episodios
de Gedeón: 7,11b.13-21; 8,5-9.14-21a). Este conjunto pre – deuteronomista, constituido
por diferentes unidades originariamente independientes, habría formado un «Retterbuch»,
un «Libro de los Salvadores». Este rollo, de estilo muy antimonárquico, dataría de la época
de Jehú (siglo IX a.C.) y había sido compuesto en el Reino del Norte.

Algunos redactores deuteronomistas inventan más tarde un período de los Jueces, como
época de la historia de Israel intercalada entre Josué y Samuel. Esta época es descripta
como un caos creciente, con el fin de introducir la necesidad de la monarquía que comienza
en Samuel. La redacción deuteronomista trata también de «desmitologizar» las figuras
heroicas populares dándoles características deuteronomistas, e integrándolas en una visión
pan-israelítica donde todos los hijos de Israel están afectados. Son los redactores
deuteronomistas los que introducen la figura de Otoniel (Jc 3,7-11) con el fin de que uno
proveniente del sur encabezara el ciclo de los Jueces mayores y sirviera a la vez de
paradigma teológico para todos los demás.

En una época posterior, probablemente al comienzo de la época persa, nuevas cuestiones


llevan a otros redactores a interpolar nuevas secuencias en forma de midrashim,
particularmente al final (Jc 19-21). Es posible pensar en intervenciones aún más tardías, en
la época helenística (en particular para la inserción del episodio de la hija de Jefté).

1
Seguimos: C. LANOIR, “Jueces”, en T.RÖMER – J.MACCHI – C. NIHAN, Introducción al Antiguo Testamento,
Bilbao, Desclée De Brouwer, 2008, 264-276; A. GONZALEZ LAMADRID, “El libro de los Jueces”, en AA.VV.,
Historia, Narrativa, Apocalíptica, Estella, Verbo Divino, 2000, 90-118.
2
Cf. W. RICHTER, Die Bearbeitungen des Retterbuches in der deuteronomischen Epoche, Bonn, BBB 21,
1964.

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2. Estructura del libro3

2.1 Esquema

Introducción (1,1-2,10)
Contexto político: una conquista incompleta y difícil (1)
Contexto religioso: de una generación fiel a otra (2,1-10)

I. El tiempo de la salvación (2,11-10,5)


a. Primera fase
1. Principios de lectura para la interpretación de los acontecimientos (2,11-
3,6).
2. Cuatro personajes:
- Otniel (3,7-11)
- Ehúd (3,12-30)
- Sangar (3,31)
- Débora y Barac (4,1-5,31)
b. Segunda fase
1. Modificación de los principios de lectura (6,1-11)
2. Cuatro personajes:
- Gedeón (6,12-8,35)
- Abimélec (9)
- Tolá (10,1-2)
- Yaír (10,3-5)

II. Los tiempos difíciles


a. Primera fase
1. Transformación de los principios de lectura (10,6-16)
2. Cuatro personajes:
- Jefté (10,17-12,7)
- Ibsán (10,8-10)
- Elón (10,11-12)
- Abdón (10,13-15)
b. Segunda fase
1. Desaparición de los principios de lectura (13,1)
2. Personaje de:
- Sansón con otros tres personajes:

3
Tomado de A. Wénin.

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- Su Madre y Manóaj (13)
- Su mujer de Timná (14-15)
- Dalila (16)

III. Los tiempos de oscuridad y de anarquía (17,1-21,25)


a. El caso de los danitas (17-18)
1. La idolatría de Micá (17,1-13)
2. Migración de los danitas:
- Los exploradores de Micá (18,1-6)
- Decisión de migrar a Lais (18,7-10)
- Robo del ídolo de Micá (18,11-26)
- Toma de Lais e instalación (18,27-31)
b. El asunto de los benjaminitas (19-21)
1. Crimen contra la concubina del levita en Guibeá (19)
2. La guerra contra Benjamín:
- Denuncia del delito y reacciones (20,1-13)
- Guerra de castigo (venganza) contra Benjamín (20,14-48)
- Mujeres para los sobrevivientes de Benjamín (21)

2.2 Progresión esquemática de los argumentos

La trama del libro progresa a partir de la puesta en escena de la desintegración de la


sociedad. Las diferentes historias quieren mostrar al lector porque se deshace el pueblo y la
violencia se va manifestando cada vez de forma más bestial convirtiendo a Israel en una
anarquía.

Principios 2,11-3,6:
Hicieron lo desagradable (a), Yhwh los entregó (b), ellos clamaron (c), Él suscitó un juez
liberador (d).

Modificación de los principios 6,1-11:


Hicieron lo desagradable (a), Yhwh los entregó (b), ellos clamaron (c), acusación
profética de infidelidad con llamada a la conversión (6,8-10), Él suscitó un juez
liberador (d).

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Transformación de los principios 10,6-16:
Hicieron lo desagradable (a), Yhwh los entregó (b), ellos clamaron (c), anuncio del
término de la salvación (10,13-14), Él suscitó un juez liberador (d) porque lo
convencieron/conmovieron.

Desaparición de los principios 13,1-5:


Hicieron lo desagradable (a), Yhwh los entregó (b), Él suscitó un juez liberador (d) que los
salvará parcialmente (13,5).

Nueva situación anárquica 17-21:


En aquel tiempo no había rey en Israel y hacía cada uno lo que le parecía bien (17,6)
En aquel tiempo no había rey en Israel (18,1)
En aquel tiempo no había rey en Israel (19,1)
En aquel tiempo no había rey en Israel y hacía cada uno lo que le parecía bien (21,25)

2.3 Desarrollo de la estructura

Introducción (1,1-2,10)

La introducción va de la muerte de Josué (1,1, cf. Jos 24,29-31) a la repetición de la muerte


del líder y de su generación (2,7-10). Se repite allí primero, un cuento de la conquista (el
Sur, 1,1-21; Centro, v. 22-29; el Norte, v. 30-36), con el punto de vista de la segunda parte
del libro de Jos: una conquista no acabada (cf. v. 18-19.21.27.29.30-35). Esta situación
luego es explicada teológicamente por la desobediencia del pueblo (2,1-2). Las naciones
que se quedan serán pues una prueba, una trampa para Israel (2,3). Durante la vida de
Josué, esta advertencia produce su efecto: llantos de pesares y vida de fidelidad (2,4-7).

Primer tiempo de maldad (2,11-10,5)

En este primer tiempo del libro, los episodios diversos se inscriben en un marco narrativo
en cuatro tiempos que se encuentran expuestos, sintéticamente, al principio de la parte
(2,11-3,6):

a. “Los hijos de Israel hicieron lo que desagradaba a Yahvé” (2,11; 3,7.12; 4,1; 6,1).
Abandonan al Señor y sirven a los Baales y las Astartés (2,11.13; 3,7).
b. “Yahvé contra Israel. Los entregó en manos de …[nombre de un enemigo]” (2,14;
3,8 arameos; 3,12 moabitas; 4,2 Yavín; 6,1 amalecitas).
c. “Los israelitas clamaron a Yahvé” (2,18; 3,9.15; 4,3; 6,6). Suplican para ser
salvados de la amenaza enemiga.

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d. “Yahvé suscitó un libertador (juez)” (2,16; 3,9.15), cuya intervención lidera la
victoria (3,30; 4,23; 8,28) y devuelve la paz (3,11.30; 5,31; 8,28).

El mensaje teológico es muy claro, pero el marco verdaderamente funciona sólo dentro de
un primer momento (3,7-5,31). Desde 6,7, hay una modificación: antes de llamar y de
enviar a Gedeón como libertador (6,14), Yhwh envía primero en respuesta al grito de Israel,
a un profeta para acusar al pueblo de infidelidad, llamándole implícitamente a la conversión
(6,7-10) –de ahí la lucha de Gedeón contra Baal– (6,25-32).

Segundo tiempo de maldad (10,6-16,31)

Comienza a primera vista con el mismo esquema con las tres primeras categorías
desarrolladas (10,6.7.10), la tercera se completa con una confesión del pecado (10,10),
según el esquema modificado que se vislumbra en el cap. 6. Pero aquí, la cuarta etapa es
diferente: Yahvé anuncia que no salvará más (10,11-14), y sólo la conversión del pueblo en
palabras y actos (10,15-16a) parece doblegar a Yahvé (10,16b, ambiguo) que, junto con
Jefté, derrotará a los Amonitas (11,9.32). Tras esta victoria, Israel ya comienza a separarse
más (12,1-6).

Una vez evitado el peligro amonita, después de una pausa, el mal prosigue (13,1a) y la
segunda amenaza anunciada por Yahvé se precisa, los Filisteos (13,1b, cf. 10,7). Aquí, el
esquema es reducido a las dos primeras etapas: ningún grito de Israel ni de liberación, solo
una salvación parcial (13,5): Sansón consigue maltratar a los Filisteos (cap. 15), pero será
dos veces víctima de una mujer (cap. 14 y 16). Su acción se debe esencialmente a sus
intereses o problemas personales, y nada de lo que hace se ordena a la salvación de Israel.
Por otra parte, del lado del pueblo, no encontramos conversión, ni salvación: la decadencia
de Israel se acentúa.

La decadencia y la anarquía (17,1-21,25)

En esta parte, el mal prolifera tanto en el plano religioso (idolatría patente) como en el
plano político (guerra civil). En dos secciones, el libro describe este proceso.

a. La tribu de Dan está siempre en busca de una “herencia”, en busca de una parte de
la tierra dada por Dios. Durante su migración, roba a un “dios” (un ídolo hecho con
dinero robado por un hijo a su madre) y se proporciona a sí un santuario y un
sacerdocio particulares (17-18).
b. A continuación, una maldad sórdida de los Benjaminitas de Gibea (19) pone en
marcha una guerra fratricida contra la tribu del Hijo menor, que provoca casi la
desaparición de este grupo, después de que Yahvé les hubiera infligido pérdidas
pesadas (20). Se busca una solución que asegure la supervivencia de la tribu
diezmada, con oscuros procedimientos (matanzas y rapto colectivo 21).

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El marco de la sección (17,6; 18,1; 19,1; 21,25) subraya que “cada uno hacía lo que le
parecía bien”. Estas palabras implican que Yahvé no es más la referencia de la acción, el
criterio de carácter ético (comparar con primer punto del esquema en 4 tiempos, cf. 2,11).
Las narrativas ilustran la anarquía que dos de los estribillos explican por la ausencia de rey,
la ausencia de un liderazgo estable. Pero esta misma explicación testimonia el olvido de la
alianza que, para el redactor deuteronomista, es sin duda al principio de este caos.

Balance

El libro de los Jueces se muestra como el anti-Josué: es el triunfo de la infidelidad y de la


anarquía. Desde el principio, se afirma que fuera de la fidelidad a Yahvé, no hay para el
pueblo de la alianza, felicidad posible en la tierra. El autor testimonia a un Dios sumamente
paciente con un Israel muy frágil que no deja de equivocar el camino. Además, al final, el
pueblo está desgarrado y bajo dominación extranjera (cf. 1S 4,1, en el hebreo).

“El libro de los Jueces nos hace asistir a una lenta, pero inexorable desintegración del
edificio construído por Moisés y Josué. La infidelidad constante de Israel provocará su
embargo. Sin embargo, aquí todavía, la ley no se aplica con todo su rigor, porque Dios usa
siempre de su misericordia. Israel está caído, pero jamás destruido. Ninguna ideología,
ningún esquema rígido permite prever el futuro. La historia - y Dios - reservan siempre
sorpresas.” (J.L.Ska)

3. Género del libro

Los relatos del libro de los Jueces se vinculan a una forma que Bolling define como
«novela histórica»,4 donde las figuras ejemplares tomadas de las tradiciones populares son
tratadas con humor y caricaturizadas con el fin de preparar al lector para ejercer su sentido
crítico y su espíritu de discernimiento. Se trataría entonces de una invitación a re examinar
de forma crítica todas las ideologías y las instituciones en la situación ambigua de un
período de caos. En Jueces encontramos también otros géneros: fábulas (9,8-15); himnos de
victoria (5); adivinanza (14,14), etc.

4
Cf. R. BOLLING, Judges, 29-31.

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LA ESTELA DE MERNEFTAH (1233 A.C.)

Esta estela contiene una lista de pueblos vencidos por el faraón


durante una campaña desarrollada en Asia. Dice literalmente
así: «Israel está aniquilado y ya no tiene semilla
[descendencia, posteridad]». Junto al jeroglífico que designa
Israel aparece el signo que significa «pueblo». La
interpretación de esta inscripción no resulta fácil. Tal vez haga
alusión a una batalla que la Biblia no menciona… Con todo,
también debemos admitir que un faraón no puede combatir
contra fantasmas. Si menciona a Israel por su nombre en esta
lista es porque debía existir en esta época la entidad
correspondiente. Pero ¿qué podía representar Israel en esta
época? Es posible que el Israel que nosotros conocemos a
través de la Biblia todavía no se hubiera constituido, es decir,
que no formara aún una confederación de tribus que vivían en
el territorio que se extiende desde la región fenicia hasta el
desierto del Sinaí, entre el valle del Jordán y el mar
Mediterráneo. Es posible que el nombre «Israel» sólo designe
a un clan o a una tribu que, más adelante, dio su nombre a toda
la nación.
J.L. SKA, Los enigmas del pasado, 80.

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