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La Curva de Experiencia
La Curva de Experiencia
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LA CURVA DE XPERIENCIA:
El concepto de curva de aprendizaje sigue la llamada Ley de Wright, que indica que, a
medida que se repita una operación varias veces, habrá una reducción en el tiempo
empleado para realizarla. Esto significa, por ejemplo, que para escribir una carta o
hacer una base de datos, la persona tardará menos cuantas más veces lo haga. Lo que
sucede es que, en la curva de aprendizaje, se calculan las mejoras con los mismos
factores productivos, es decir, con el mismo ordenador, calculadora, software o
maquinaria.
En primer lugar, para realizar un análisis de costes conviene tener en cuenta que no
todas las empresas tienen la misma estructura y que puede haber variaciones
coyunturales que no tengan mucho que ver con el know how. Un caso evidente es el de
las petroleras, que dependen de las fluctuaciones del precio del crudo que puede subir
o bajar hasta un 50 % anual; por muy buenas tecnologías de extracción y refinado que
tengan, van a notar este factor.
Ahora bien, una vez que se tienen presentes estos imponderables, lo cierto es que hay
varios factores que reducen los costes y que están asociados a la experiencia, como
los siguientes:
Si bien se ha hecho una referencia genérica, no deja de ser cierto que la mejora de la
competitividad no es, en absoluto, un objetivo que se pueda alcanzar sin ser
proactivo. Por este motivo, conviene tener en cuenta determinadas cuestiones que
pueden mejorar los resultados empresariales a través de las curvas de experiencia, ya
sea acelerando su efecto o mejorando.
Una de las premisas básicas del mercadeo estriba en el ciclo de vida de un producto,
que también se podría aplicar a las empresas. Por regla general, las etapas de vida del
mercado son las siguientes:
Hay que señalar, pues, que para mantenerse en un mercado maduro es imprescindible
haber hecho bien las cosas durante la fase de introducción y, sobre todo, en la de
crecimiento. Solo así, cuando las tasas de beneficio dependan de factores endógenos
más que del mercado, la compañía podrá mantenerse en la brecha. De lo contrario, y
esto sucede con mucha frecuencia, empresas que han sido viables en las fases de
crecimiento, no han gestionado bien la experiencia y dejan de serlo en la fase de
madurez.
Conclusión