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José Marfa Figueroa Dfaz.es nativo de Culiacén (1923), aunque susraices familiares estén estrecha y profundament de Sinaloa desde su aparicién en su segunda época diciembre de 1956 a 1959—. En 1963 fue subdi Demécrata Sinaloense y El Heraldo de Sinaloa, editados en ‘Mazatlan, En el mismo afio fungié como jefe de prensa de ia campafta a gobernador de: + susexenio desempefis si la revista cultural PRESAGIO —1977-1982— y columnista de El Debate de Culiacan y El Diario de Sinaloa. Tuvo la di serpresidente dela Asocia iodistas de Sinaloa. Enjunio 10 Samuel Hifjer por inaloa y que después convirtié en comentados y lefdos libras: Sinaloa, Poder y Ocaso de ‘sus Gobernadores (1831-1986) y El Negrumo, Partitura de un misico de Peso Completo. En agosto de 1990 publica su libro Los Susurros del Teiaodin, que es una seleccién de articulos donde campean el buen humor, ja fina iron(ay la amenidad. Hoy, con La Muerte de Lamberto Quintero, un trabajo de investigaci6n periodfstica, con- ficma su versatilidad en el incomprendido oficio. Maric: Figueroa Diaz & José | LA MUERTE DE LAMBERTO QUINTERO José Maria Figueroa Diaz Primera edicién: dickembre 1991 Portada: Rina Cuéllar ‘Con carifo para mi esposa Faby y ms ‘jos Rosa Marl, Guaditupe, jose ‘Marta Arturo, Elvira, Real y Oscar DR. (6) 1991, por José Maria Figueroa Diaz Imprenta El Diario de Sinaioa Rosales No. 167 Ote. PRESENTACION Con respect al tema que le da sustento a este reportaje, cada sinaloense es un cronista, como sea todos tenemos algo qué contar. En algunos casos las historias del narcotrifico adquiezen la dimensiOn dela crueldad ola tristezay en otros la falsa exaltacién; 6ste es el dilema del género que José Marfa nos presenta en esta ocasién. ‘Acostumbrados a jeerlo y a oftlo en la mordaz referencia a defectos y virtudes del sinaloense, hoy la empresa lo conduce por laberintos no exentos de dificultades. Aquf la consigna es no perderse y echar mano a recursos que el oficio ha construido en lamente del periodista. Creo que con este Sibro Figueroa se nos revela como un acucioso buscador que al tener la punta de la hebra la sigue desenredando hasta llegar a su objetivo. {Cudntas cosas no quiso contarnos el autor? No lo sabemos, pero cudntas otras nos revelé Y qué objetividad puso en ello; eso lo descubriré usted en la lectura, No es facil la crénica reportaje sobre e! narcotrafico y sus secuelas en la esfera de una ciudad como Ci donde la poblacién sabe mucho, sin embargo el acontecimiento que Figueroa Diaz nos presenta sucedié enfrente de su hogar, por ello el impacto causado en ia escritura del autor es més pettucbante, pero ala vez mas vivo. ‘Nos quedan pendientes muchas otras crdnicas y tarde que temprano serén abordadas por historiadores o literatos, pero Figueroa no dio el primer paso sino uno de los principales: algo que nos importa mucho ya que su estelasurca el firmamento de pueblos y familias, , ~ Para terminar no me queda sino felicitar aJosé Maria Figueroa Diaz por este esfuerzo que es muy propio y a la vez agradecerle que haya querido que hiciera esta breve presentacion que hago por el valor de una amistad que crece al conocerle més. Gilberto Lépez Alanis ENERO DEL 76! MES TRAGICO! Se ve lejano ese enero de 1976, mes que cabalgé por Culiacén enJas ancas de la flaca, pélida, odiosa y repugnante parca, hija de su reventada y revererida progenitora, que tan s6lo mentar se nos enchina el ya curtido Hojeémds, con mirada vetrospectiva, los acontecimientos registrados én esas fechas en este Sinaloa de nuestras alegrfas y pesares,y que forman parte fundamental de esta caliente historia, No eta halagiiefio el inicio del segundo atio de gobiemo del obrero electricista de Los Mochis, don Alfonso Genaro Calderén Velarde, por el ambiente enrarecido de! narcotréfico que privaba ena entidad y que lo traia por la calle de la amargura, Los altos también lo trafan loco de atar igual que a los fur- cionarios federales y estatales, que por las buenas o porlas malas, Jo tenfan que acompafar a teagar polvo y subir montafias, en sus giras de fin de semana por los municipios serranos. Ofrmencionara Los altos era bofetada en plena cara parael Lic. Amado Estrada Rodriguez, procurador general de Justicia del estado. Le cafan gordos y pesados todos los que tuvieran una estatura superior la suya. caba su pachita de Martell, que saboreaba con fruicién y deleite, el pueblo, bebedor ferviente de cerveza, se lamentaba al no encontrar dénde comprar el liquido ambarino, pues el hombre de Calabacilias habfa cometido la " infamia de cerrar los depésitos en todo Sinaloa. Mal, muy mal habia empezado el afio con el sensible far Hecitniento de don}. Jestis Hernandez, unviejoy estimadovecino de Culiacdn, que habfa sido gerente del Banco de Sinaloa y tesorero general del estado en el gobierno de! Gral. Gabriel Leyva Velazquez. ElCinemaCuliacén7Oanunciabala exhibicién dedos pelfculas para infantes: Fabrica de niftos, que atrafa a los pudorosos cinéfilos wuiente publicidad: “al desnudo la incdgnita del amor El Sol de Sinatoa destacaba en sus paginas la destruccién de 37 plantfos de amapola y mariguang, en el municipio de Sinaloa de Leyva, y la detencién en la cofonia Tierra Blanca de 3 nar cotraficantes, a quienes se les habia decomisad: cote 1o 700 gramos de _ Petréteos Mexicanos, nuestra maxima industria, autorizaba 90 aullones de pesos para la consteuccién del poliducto Culiacén- Fallecia en la capital de 1a repiiblica el distinguido escritor sinaloense don Jos€C. Valadés, padre de Diego, del mismo ape- lido. Don Manuel de Jestis Ciouthier, el célebre y Horado Maguio, en esa época era un prifsta de hueso colorado y acompafiaba af gobernador Calderdn en todas sus agobiantes giras por los altos de Sinaloa, en su cardcter de presidente del Comité de Caminos Vecinales No. 3. Dos policias judiciales federales, un poco alegres en su sana diversién, sacan sus matonas y arman tremendo escéndalo en el hotel Executivo. Nadie se atrevié a lamarles la atencién "porque tno de ello esteaba el dia de su diablo’ <4 en su feudo municipal culiacanense, el Lic, Fortunato Alvarez Castro, al mismo tiempo que I piaba de ratas ef mer- cado Garmendia, auditaba las finanzas de la administracién anterior, pintaba de blanco los cameltones de los bulevares y checaba personalmente el comportamiento de la policta municipal, hacfa gratas remembranzas del Dr. Mariano Calon Lépez, su inolvidable amigo del alma. Un grupo de campesinos le echa los ojos a unas tierritas de ego propiedad de Julio Podesta, Francisco Ritz, Mariano ‘omero, Juan Haberman y Jestis Tamayo, y solicit Romero Juan v0, y solicitaban ala SRA El Lic. J.Jestis Calderon (Calderoncit siarlo de Calderén Velarde), compad engorrosos trémites. El cine Diana, por esos dfas, exhibfa, para contrarrestar |: violencia, dos blancas pelfculas mexicanas: Pistoleros de. le y Simin Blanco, ames La propaganda de la primera era un poema: “Cuando desen- fundan, los pistoleros lo hacen para matar” y la del otro film era también exquisita:*Cada nuevo muertoera garantia de mayor ga mado ast para diferen- », fos ayudaba en sus “ nancia’. : La temperatura ambiental que se sentia en esta ciudad bondadosa; no hacia ni frio ni calor sino todo lo contrario, pese! que las equipatas ni por asomo se habian presentado, Comandaba la Novena Zona Militar ef Gral. Gonzalo Castill Ferrara, que se distinguid por su trato sencillo y caballeroso con Jos sinaloenses. ‘Aan no lo sustitufa el amable y comprensivo Gral. Ricardo Cervantes Garcfa Rojas, que poco tiempo después de tomar posesin aprehenderia y secuestraria al gobernador Calderén Velarde. El mismo don Ricardo, que agarré el habito de acudir a 4a misa dominical en catedrat a reaae por el alma bendita de los narcos; devocién cat6lica que compartirfa con el Gral. José Herndndez Toledo, bondadoso jefe de la Operacién Condor, y que también encomendaria al Sefiorsus plegarias por los fieles difun- tos de Badiraguato y Tlatelotco. jLos dos eran un ejempio de ternura y de compasién humana y religiosal ‘A nivel intemacional aparecian las declaraciones del presi- dente gringo Gerald Ford, en el sentido de que harfa de la CIA “un instrumento de paz y un objeto de orgullo para todos los norteamericanos". Enese fatfdico mes de enero murié el Profe. Inocencio Cervan- tes Brisefio, de un paro cardiace. Era un maestro respetado y quetido por toda fa comunidad culichi. Pancho Higuera Lépez, flamante delegado de la Secretaria de Industria y Comercio, anunciaba una ofensiva frontal contra los comerciantes que violaban el precio oficial de los refvescos em- botellados. E} precio oficial deberta ser de un peso 20 centavos para los tamaiios chicos y un peso 60 para los grandes. Hoy, estos ‘itimos, vaten 500 pesos. En ef cine Reforma (cerrado hoy junto con el Diana por ser nidos de cucarachas, pulgas y ratas) se pasaba la pelicula Sensurround, con Charlton Heston y Ava Gardner. Y en el desaparecido Alcdzar: La muralla verde, con Julio Alemdn y La recogida, con ta guapa Verénica Castro, la de La movida de ojazos verdes. ° EI 5 de enero vol6 al cielo sin.escalas el famoso Francisco ef ‘Chicé Ochoa, quien ni pio hizo cuando, estando fuera de sucasa, fe rociaron la cabeza con la carga de una 38 stiper. : \ El Chicéit apenitas acababa de escapac de la pert, donde no se hallaba agusto, pues no lo atendian como él se Jo metecia y, ademés, estaba enfermo de claustrofobia. A su sepelio concursié, vestido de ne, Ja Policia Judicial del Estado, que no escondfa su pena por el deceso de su estimado amigo. . Nombraban en la ciudad de México, como primer director det CENETI, a un distinguido hijo de esta poblaci ingeniero Rodolfo de la Vega, que hizo durante su gestion un brillantisimo papel. Loschinos Ley, en sus supermercados, anunciaban sus ganchos ara febrero: el chile verde a 3.60 kilo, el papel higiénico Lys a4 por 3 y la Tecate; un articulo de primera necesidad, a 20-90 el Paquete de 6botes, Cerca de Comanito, Mocorito, Rail Calderén Niebla, después de ser secuestrado, aparece con su cuerpo cercenado a balazos, ‘A 3millones de pesos ascendia el premio mayor de la Loterfa Nacional de los viernes, una insignificancia comparado con los sorteos de miles de millones de pesos de hoy en dia. Ofelia Franco Zazueta y Juan Burgos Pinto pactiipaban su matrisuicidio religioso para el 6 de marzo. Al hoy exsecretario general de gobierno jal fin !o habfan cazado! Bullia ensusenola Universidad Autonoma de Sinaloa buscan- do candidato idéneo para la rectorfa. Todos andaban tras del jugoso hueso, - Tofico se daba vuelo barajando nombres en su le(da columna de El Sol, que firmaba con ef nombre de Juan Soles, sobre los aspirantes a senadores y diputados federales. Para el Senado ‘mencionaba ya casi amarrada, tal como fue, alalideresa cetemista mazatleca Hilda Anderson de Nevates y como pretendiente, “que no la buscaba’, a Gilberto ef Caminante Ruiz Almada, que final- mente, aunque no la queria, fue elegido por el dedo todopoderoso. Pineda Gutiérrez, en su lista de muy probables para el Cone Federal, algunos ya con luz verde, citaba a Erasmo Ulises 1 Felipe Armenta, Jestis Enrique Hemnéndez Chavez, Renato ado, Antonio Toledo Corro, Salvador Robles Gonzalo Armienta Calderén y Fernando Uriarte, ista angustiosa de espera, pero también con grandes po- » inclufa a Jorge Flores Vizcarta, Miguel Marquez, Ra- Lic. Marco Antonio Camarena Félix, jefe de _ 1 Oceguera Rgfnos, Domingo Alapisco y Entique Pena Batiz. ee nigunos de 14s apuntados fueron y otros se quedaron con las, nas. , Pevate ello, José Léper Portillo, el hombre que juré defender como un chucho el peso mexicano, andaba en plena campafia buscando la presidencia delareptiblica, por cierto que dl Dr. Gonzalo Ammienta fue inwitado por élasu gita por Michoacén (e] abogado tenfa un ranchito en la tierra de don Lézaro). | Enrique ‘inchez Alonso, el popular Negriao, bohemio hasta Jas cachas, todas las noches tocaba’y cantaba en el bar de El Asturiano, haciendo las delicias de los amantes de ta masica y de feliz beberecua. ; * El hoy Delegado en Sinaloa dela PGR, Lic. Rodolfo Alvarez Farber, era designado secretario del Consejo y titular de Relaciones Pablicas de la Financiera Occidental de México y del Banco Occidental de México, . . Fantésticos precios alcanzaron en ese mes, en el mercado grin- go, el tomate y la mariguana. Los dos productos, orgullosa y auténticamente sinaloenses, rivalizaban en calidad y hermosura. Laentrada de divisas fue cuantiosa: : * Tas bonitasranas ya empezaban a croar en el centro vacacional de Bachigualato, La distinguida clientela estaba de plécemes con esos batracios que alegraban sus horas de nostalgia y de placer. La familia ranera con el tiempo ya ha crecido a ocho. Es la reproduccién de las especies ni més ni menos. "Et secretaio de Finanzas, Roberto Wong Leal, ef Fu Man Chu, como le decfa sard6nicamente el gobernador Calderén, aceitaba su equipo para que no se evadieran los impuestos, fea costumbre que tienen los que mds tienen. La tambora de Los Coyonquis, durante cinco dias y noches, sonéenla casade un conocido y acaudalado gomero en Culiacin. Celebraba un magnifico embarque a la frontera. El edificio de la vieja cércel, que tan buenos recuerdos trafa a os que fueron sus distinguidos huéspedes, en ese tiempo. no empezabaa ser derrujdé por Calderdn Velarde para construir las modernas instalaciones de DIFOCUR, donde hoy despacha dofta ‘Marfa Teresa Uriarte de Labastida. “Flafa29laprensalocal publicabalanotadelamuerte abalazos en El Salado de Lamberto Quintero y David Manel el Chito Ota fez Lafarga. Bl dia 31 se daba la noticia del combate campal entre las familias Quintero y Lafarga, que arrojé veintitantos muertos en la calle Francisco Villa, entre Jesus G. Andrade y Aquiles Serdén. Los pormenotes del caso —y todos sus ante encontraré usted en las paginas siguientes de est por DIFOCUR y que fueron producto de un acucioso trabajo de investigaci6n periodistica. Enero de 1976 fue, pues, un mes trégico y funesto para la vida de los culiacanenses. jEL QUE NO SALE! EL narcotréfico en Sinaloa y en todo el mundo siempre ha estado marcado conel signodela violencia ylamuerte. El hombre que se mete a esta actividad ilfcita, buscando uni pronto enri- quecimiento, diffcitmente Jogra salir de ella o despedirse con un simple jai nos vemos! - Es una especie de gruesa telarafia que Lo ateapa, lo enreda yo aprisiona mientras viva; las rejas de la prisi6n o la negra mortaja son su destino inexorable. Sf, indiscutiblemente que goz6 el dinero que gané, pero a un precio muy alto: el de la vidal Lamafia nunca perdonaal traidor, al que se vende al enemigo, al que le roba la mercancia y al que quiere trabajar por su cuenta sin su previo consentimiento. Todo et que quiere hacerle al vivo escribe su sentencia de muerte; aplican, en todo su rigor, la vieja sentencia de jel que la hace la paga! Por eso, desde hace décadas, en las calles de las ciudades principales de Sinaloa, en sus caminos vecinales y en sus montes, amanecen y anochecen los muertitos agujereados por las balas de las sper o de los R-15. Esel famoso jajuste de cuentas! con que llenan los titulares de las pAginas rojas de los periédicos locales y nacionates; son las ccélebres rachitas de que hablaba el difunto inspector de policia de Culiacdn, Zeferino Ojeda Ojeda, a quien le dieron matarile poco tiempo después de sus deciaraciones al salir en su carro por el puente Juarez. Es, también, la pueril excusa de las policfas para justificar su impotencia —o disimulo— por descubrir y aprehender a los homicidas; es el pago por soborno que reciben los encargados de i ticia, castigar a los culpables y guarecer el orden y ta pazpablicos. Dicen que la honéadezes un estorbo, pero el billete verde, aqut y en la Conchinchina, corrompe al més honesto de los fun- ionarios, gordos o flacos, desde un ministro hasta un ujier. Es, para terminar, la Sefiora Tentaci6n, el hermoso bolero de 19 Agustin Lara, que czntan y bailan, acaramelados y ge cachetito, narcos y polis, con ta famosa banda orquesta de Cri Lizarraga. Ramillete de amapola e Diboje: ina Cuéllar UN POQUITO DE HISTORIA SOBRE LA GOMA {Cudndo empe26 en Sinaloa Ia siembra, Ia cosecha y 1 comercializacin de la mariguana y el ‘Hay varias versiones sobre el particular, pero ninguna precisa Ia fecha exacta en que esto ocurrié. Lo dejamos de tarea para quienes quieran ahondar en este problema social. EI prolifico historiadar don Héctor R. Olea, en su libro Badiraguato, vision panordimica de su historia, nos dice: *,Quién levé a las montafias de Badiraguato el cultivo de ta amapola y la adormidera? Est plenamente comprobado que no fue ningin badiraguatense; asf se asegura en el veridico tes- timonio del sefor licenciado don Racl Valenzuela Lugo, que I resulta precisar fechas respecto a la iniciaci6n del cul- tivo de la amapola o adormidera en Sinaloa, pero sabido es que en la década de 1940 a 1950 y con motivo de la Segunda Guerra Mundial, se intensifica esta actividad con fines de tréfico en el municipio de Badiraguato, para abastecer de hero{naalos Estados Unidos. *Por datos precisos y fidedignos —afiadi6 el citado profesionista— se ensefié el procesamiento del opio a un chino (escapado de la expulsién) que cadicaba en Jestis Maria, el cual se a varias, personas la técnica del procesamiento aprendida por él. Muy Pronto aparecieron sembradfos de adormidera en todo et municipio", En enero de 1930, en el periédico El Demécrata Sinaloense, que se editaba en Mazatlan, se hizo el siguiente comentari *Culiacén ya manifestaba, problemas de drogadicci6n; con mucha frecuencia se ieron en los suburbios de la ciudad a individuos de ambos sexos traficando con la yerba nociva, de la mariguana, asf como muchachos que ta fumaron, les gustaba el Panteon San Juan, al costado oriente, y el patio del Ferrocarril Occidental. También se traficaba con opio que por acd le laypan goma y gomeros a quienes la mercaban’. Yo recuerdo, por esos mismos afios, las recomendacionesfque hacfan tos padres a sus hijos: No paseti por el cuartel porqud aht estén los guachos furando matiguana! EI cuartel militar estaba ubicado por la calle Francisco Cafiedo —hoy Fra frente a la capi EL LEGADO DE LOS CHINACATES Por nuestra parte, atenidos a los diceres de la vieja gente de Culiacdn, se sabe que durante los gobiemos de Manuel Péez, Alfredo Delgado, Rodolfo T. Loaiza y Pablo Macias Valenzuela, quizés mucho antes, principié em la parte serrana de la entidad el negocio agricola y la exportacién, en pequefa escala, de este ador mecedor producto. Los nombres de los pioneros, abridores de la brecha de esta lucrativa actividad, poco importan en este teabajo de investigaci6n periodistica. ;Yaestén alaveradel Sefioren su Santa Gloria, fumands a placer sendos carrujos de mariguana! Lasemilla, como todos lo sabemos, fue trafda a Sinaloa porlos chinos inmigrantes a finales del siglo pasado, que entraron por los puertos de Mazatlén, Altata y Topolobampo a bordo de diligencias, en burro 0 como podian, procedentes del Lejano Oriente y de Estados Unidos. Etarribo de los Fu Man Chu se intensificé a principios de esta centuria cuando se les ocupé como eones en fa construccidn del Fecrocarril Sud-Paciencia. En su gran mayoria eran: muy afectos a estos paralsos inhalantes. La im- placable campafia antichina los regresé a su tierra, dejandonos como herencia maravillosa esta benéfica fuente de trabajo, favor que nunca acabaremas de agradecer y aplaudir, La entrada, a fuerzas en 1944, de Estados Unidos de rica a la segunda guerra mundial hizo que crecieray se a lasiembra, e tréfico y el consumodeladizque jyerba malat, para algunos, y para otros ia jyerba buena, santa y benditat Sehabla, incluso, de un tratado entre México y el vecino pais, para sembrar amapolaen Sinaloa, procesaria y enviarla para que fuera consumida por los muchachos yanquis que iban a combatir alos alemanes y japoneses. Badiraguato, el patito feo de Sinaloa, por cierto, cobré famabien pada, de que en sus tieress se producfa Ja mejor mariguana del fo v ds ottas galaxias, Y desde entonces, como maldicién segin lo sienta y lo vea cada quien, orgullo nuestro, ocupatoni un lugar 105 efrcuios del mercado de drogas 8 afios, vendria para ese 1a producciday venta dela solfia, primero ‘ito contra ia siembra y luego por la ‘os agricultores de Mocorito, San Ignacio, ine quesian también participarenlatrafda nuestra devaluada moneda nacional. ero pars todos hi la en el préspers negocio, nomAs que no arrentpujaran... Sdlo que antes de que se les permitiers su ingreso —y ya dentro— los chicuelos ya establecidos entablaron una lucha a muerte por la hegemonfa de este fructifero comercio amapolere, Uncargamento de marigulins confiscada por la Policia Judice!,recentemente LA PLAGA DE LOS GENERALES Bien, a toda maquina y sobre ruedas, marchaba el cultivo, cosecha y venta de la bonita amapolaen Badiraguato y Mocorito, cuando cayé la horrible plaga de los generales. El general badiraguatense don Tedfilo Aivarez, Borboa, siendo senador dela repablica (1953-1958), se le ocurre jvaya ocurrencia! reprimir la siembra y el tréfico de la yerba en su tierra natal y pide soldados para que intervengan en esta accién de quema, aseo y limpia. Luego, en 1977, aparecen los generales caradura Ricardo Cer- vantes Garcia Rojas y José Hernandez Toledo, que al mismo tiempo que destruyen e incineran las preciosas matas, cometen una serie de infamias contra gente inocente (es el mismo Heméndez Toledd que particip6 en la matanza del 2 de octubre de 1968, en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, y que resulté gravemente herido de un balazo en el pecho). Después, ena época del gobernador Antonio Toledo Corto, a principios de su régimen, llega a Sinaloa como comandante de la Novena Zona Militar el general Rodolfo Reta Trigo, con aires de prepotencia y de perdonavidas, para asolar sin consideraci6n alguna a gomeros y peones agrfcolas en Badiraguato y Mocorito, principalmente, El gobemador Alfonso G. Calderén siempre se lament6 el haber solicitado la presencia del ejéccito, con su Operacién Condor je general Herndndez Toledo, para efectuar el combate contra el narcotréfico. Caldetén, como ya es hist6rico, fue secuestrado, mas bien detenido, en la Novena Zona Militar por el comandante Cervantes Garefa Rojas, para inte- rrogatlo sobre el asesinato del mayor Gustavo Sémano, acaecido en noviembre de 1977; habia sospechas por parte de los militares de que los ayudantes del gobérnador estaban inmiscuidos en et crimen del mayor Sémano, cosa que nunca se pudo comprobar. icen que Sémano servia a Dics yal diablo, o sea ala Jos narcos. Por eso lo mataron; fue entonces cuando el i general Cervantes, sin importaite la jerarquta y el fuero «i titucional de Alfonso G. Calderén, lo detavo junto con varios sus guardaespaldas, El mandatario sinaloense, después de di horas de prictico cautiverio (esto ocurrié el 1 de mayo de 19% después del desfile) fue fiberado dei acoso infamante de la b militar, pero de los ayudantes nunca se volvi6.a saber, sefos tragd la tierra; desaparecieron Ramin Benitez Cevaltos, Cutberto Meza Quevedo, Isidro Monge y doce judiciates que fueron aprehen- didos por los soldados en La Cruz, Choix y Escuinapa. Ast se las gastaba don Ricardo, quien afios posteriores en Chilpancingo, Gro, murié de un ataque al coraz6n. Ty ye ~a PETES Fey aah ttt AGUS aa” Gral. Rodolfo Reta Trigo, prepotente comandante de ja Novena Zona Militar EMIGRAN LOS MUCHACHOS Los chicos malos, en 1977, calzoneados porlos temibles guachos y por los boludos, tuvieron que salir a vola pie huyéndole a la ‘quema, Parasatisfaccidny bendicién de os jaliscienses se aposen- taron, en su gran mayorfa, en la plécida y hospitalaria ciudad de ‘Guadalajara, para gozar de su buen clima, de | isy de las guapas tapatias; all4 compraron sus casitas y vivieron muy felices sin dejar de ejercitar, ampliar y redondear sus negocios de exportaci6n y el tito al blanco; atenciones mil recibieron de parte del gobemador Enrique Alvarez del Castillo, quien después desempefarfa el honroso cargo de procurador general de la reptiblica. Venfan a escondidillas, de vez en cuando, a visitar sus viejos y afiorados comederos y bebederos, donde siempre se les trat6 con afecto, consideraci6n y respeto. ‘Aqui, en la capital de Sinaloa, se iloré su partida y hubo pena y quebranto en los corazones de quienes los querfan siricera~ mente, Se habfan acabado los afos de las vacas gordas paralas bandas de miisica y demés conjuntos de filarménicos; ya no se oy6 ala tambora tocar, dia y noche, El sauce y la palma, Las isabeles, El torito prieto manchado, Me importa madre, El palo verde, Etpariente y tantas otras melodias preferidas por estos chicos alegres, traviesos y jacarandosos. Las agencias de automéviles cerraron sus puertas. Sus mejores clientes se habfan ido. Estaban en quiebra. Ya no vend{an los Ailtimo modeto. ‘Los bancos se pusieron de luto. EI billete verde, crujiente y reluciente, que antes les ingresaba a borbotones, habla desaparecido como por arte de magia. Hubo gemidos en das clifticas y sanatorios privados de la ciudad, los heridos por bala dejaron de acudir para ser atendidos y curados; ya no podrian seguir encajando la ufta, Las dos humanitarias funerarias de postin ya no tuvieron an -nas cunaniecioridad, a reventar todos losdias, parecian cementerios por su soledad; el famoso jhudo Rea, en su desesperaci6n, lleg6 a hablar. Las cimbreantes y apetitosas mariposas dp la ciudad de las casas de cita, de El Afro y otros lupanares, se hrorfan de tristeza, detedioy dehambre, jqué vuelvan, quéregresen’, gritaban dentro jo y de paso, que tanto dinero ganaron con ellos, se quejaban amargamente de que les habfa cafdo el 1s elegantes night clubs del Executivo, del Tres Rios y el San Luis, aforaban 1a esplendidez y la buena conducta de quieties estuvieron considerados como sus més distinguidos clientes, Los atentos judiciales se pusieron en huelga, el sueldo ya no Jes alcanzaba ni para tomarse una cheve, ya no podian comprar relojes Rolex, cadenas y esclavas de oro y diamantes; jc6mo les, hhac(a falta el auxilio econ6mico desinteresado de los muchachos! Mario Ramos, sobdndose a pelonera, veia con ojos lacrimosos las vitrinas de sus joyerias repletas de rel torzales de oro y brillantes: la clientela de primera se hablaidoa Guadalajara. Los curas, santigudndose y encomendéndose al Sefior, ya no ofrectan misas de difuntos tan seguido; por lo tanto le pedian al Gielo que volvieran los que se fueron. Se habia terminado el tiempo bonanza, en que el hermoso délar gfingo caia como cascada niagarefia en Jas manos puras y timpias de los prestadores de «servicios y delos comerciantes de toda taya. jLlorar, lorar, era su ‘iltimo consuelo! \do y venturoso de la gran EL AZOTE DE LOS BOLUDOS - només se arina la bola. Los famosos boludes han sido la negra pesadilla de los, muchachos que se dedican ala noble tarea de sembrar y cosechar la hermosa amapola en las sierras de Badiraguato y Mocorito. Elrftmicoronroneo gatunodesus grandes aspas y sus potentes motores, al romper la monotonfa de la agreste montafia, anuricia Ja Megada de los federates para quemar y aniquilar las matitas a punto de florecer 0 ya florecidas. Es en ese entonces cuando el helicéptero baja como halcén en. ‘busca de la presa y desde sus portezuelas asoman las fauces de os R-15, apuntando en unas ocasiones y en otras dejando ir sus, ‘mortiferos disparos sobre los, a veces, indemnes agricultores. Los campesinos a sueldo dejan sus aperos de labranza yhuyen despavoridosoculténdose entre los matorralesosubiendo colinas © brincando hondonadas, perseguidos por ios implacables pajaros de acero. ‘Ain la dramética escena se repite, perolas cosas cambiaron un poco cuando, cansados de este asedio, idearon la manera de contrarrestarlos, tendiendo trampas para que, en el momento de su arribo, cayeran como mansos corderitos. Y de Arbol a drbol, de risco a risco, siguen amazrando y ten diendo sogas y mecates de tal manera que no sean vistos por los tripulantesdelos boludos, que se enredan y se desplomana tierra, ante el grito jubiloso de sus ingeniosos captores. En otros casos, encontrandose los duefios de los sembradios, supervisando los trabajos —y los helicépteros haciendo su aparicién—, el ligubre canto de las armas de alto poder se deja escuchar desde el cielo y desde la tierra, con el consiguiente saldo de muertos. En este combate contra la productién y trafico de la yerba 3% maligna, a Jo largo dei tiempo ambos bandos h: 5 finidad de bajas. i. os an sate ine Alld arriba, donde anida el Aguila y4se oye por las noches ef aullido del coyote, los carcajes de los bdludos y las eruces de los labriegos, duermen su etemo letargo artulladas por el viento de Jas cordillecas, : sAmapola,lind(sima amapola, o6mo puedes ta vivirtan sota..! El eapitin Juirea, piloteando un boludo, en plena campafa contrala siembra ¥ trdfico de mariguana, sinaloenses,han sierta y abajo del Gels mariguana. No municipic, se dedican a! cutid es cierto, mienten los que como enla viia del Sefior, hay ypecadores, buenos yimalos. Muchos, por necesidad, cop:eron este sendero sembrado ‘de guachapores y otras, los mens, porgue les encantaba la aven- tura, el peligro y el dinero faci La vida ha sido dura y pesada para sus habitantes. La madre naturaleza no fue prédiga con ellos; tes dio tierras Menas de piedras, lomas y cack pinos, guamdchiles y huizachales; les dio minerates ricos que no han podido explotar por falta de ayuda y comprensién gubemamental; yles dio un rio que para mother les sirve pu ni siquiera un metro de terreno. wosnas aistadas han era poco, hasta hoy tienen antes, para su tas, que después de las econémico; sélo pequefias tecibido; y en la politica, por si diputados locales oriundos del mu: norados por los regimenes paralas siembras de temporal: cerv dinero para extraer la riqueza forestal y mineral y, para remachar ei clavo, une carretera em- micarfos, que duerme ef suefu de ios justos; y pan, cualquier padre vende sa infinidad de familias badicaguatenses se metieron en estas ac- idades delictuosasgan criticadas por el gabierno y la sociedad. Otros se fueron de braceros a gringclandia, buscando el sustento para fos suyos. {Entonces, pues, de quign es la culpay 7 LA RAZON DE LA SINRAZON ~ Mientras Estados Unidos de Norteamérica siga siendo el prin- cipal consumidor de enervantes en el mundo, ni con sus misiles Peiriot con tos que apantallaron a Saddam Hussein se podré para oextenninar definilivament voy mercadeodelahermosa amapola. Los giieros, nuestros queridos primos, critican severamente la podredumbre de la poticta judicial federai mexicana, por solapar y proteger a los narcotraficantes del pafs, pero s6lo ven la paja en €l ojo ajeno, sin mirar la propia, cuando ellos cojean del mismo ie, , 4Cémo permiten que por las avenidas més transitadas, en pleno centro de Los Angeles, San Francisco, Miami, Chicago y Nueva York, hombres, mujeres y nifios, a Ia vista de todo el mundo, fumen mariguana y se inyecten heroina? ,Acaso el famoso FBI, la infalible CTA y la casta y exigente DEA ignoran quiénes les venden la droga a estos millones de viciosos que exhiben su pobre y decadente humanidad? {Por qué no los, detienen para mandar unos a las cérceles y otros a los hospitales parasu recuperacién fisica y moral? El gobiemo gringo —y que nos perdonen nuestra franqueza sinaloense— es el maximo culpablé de que siga proliferando el tréfico de estupefacientes y la decrepitud espiritual del pueblo estadunidense. Cierto que ha existido corrupcién en fas filas de la Procuradurfa General de la Reptiblica, es innegable, pero hoy, en el gobierno del presidente Carlos Salinas de Gortari, hay que decirto, se estan haciendo esfuerzos sobrehumancs para acabar con este corrosive cdncer. Y¥ como decimos por aca jtanto peca el que mata la vaca como el que le detiene la patat LA OPERACION CONDOR A AlfonsoG, Calderén Velarde, que gobernéa Sinaloa durante el sexenio 1975-1980, te tocé bailar con la ms fea al recrudecerse la violencia entre las bandas sinaloenses de narcotraficantes. No hallando la puerta para detener esta ola criminat, solicit6 la intervencién de la Secretaria de 1a Defensa Nacional (después le pesarfa), para que viniese a poner un hasta aquf a estos desmanes de fas mafias, que trafan con el Jesiis en la boca a las fami sinaloenses. As{ fue como nacié la famosa Operacién Céndor, que si cierta combatié y fren6 la siembra de ta ado Badiraguato y Mocorito, cometié muchos atropellos y vejaciones ‘en contra de gente ajena a estos ilfcitos o de personas cuyo Gnico pecado consistié en alquilarse coma jomnaleros de los agricultores. ‘Adin permanecen dentro de as carceles de Sinaloa; algunos ya purgaron sus condenas, innumerables victimas de las acusaciones de los militares y de 1a policta judicial federal, Y en los altos dela entidad, bajolos frondosos pinos y guannichiles,emergen todavia Jas cruces de los que fueron fusilados sin tener ninguna vela en ef entierro; aqui, sf, jpagaron justos por pecadores! Afortunadamente, en los tiempos actuales, ya se ha \perado, por parte de los soldados, este tipo de violaciones a ibertad yala vida dela gente pacitica y trabajadora de la sierra sinaloense. El llanto de las mujeres, que vieron emo masacraron a sus esposos y a sus hijos, sigue escuchdndose en lois’ picos y hon- donadas de las montafias badiraguatenses. ate a gam. Piece we Ap OSE Ane ETE El mayor Blisev Quintero Quintero fue gobernador sustituto de Sinaloa yun ‘aguerida soldado du la evolucien. LOS QUINTERO EN LA REVOLUCION ! Las familias de los Quintero, oriundos de Badiraguato ylas de Jos Lafarga. procedentes de San Ignacio, son descendientes 0 parientes de revolucionarios de 1910 y de ricos caciques del siglo pasado, respectivamente. Primero con Madero y luego con Carranza, en defensa de la democtacia, ext contra dei porfiriate y del chacal Victoriano Huer- ta, los Quintero tomaron las armas y regaron con su sangre los riscos de su tierra y las viejas calles de Culiacén, cuando las tres tomas de esta poblacién por parte de los federales yde las fuerzas tevolucionarias. ElmayorEliseo Quintero Quintero fue diputado dos veces por Badiraguato y en 1919 sustituyé provisionalmente af gobemnador Ramén F, Iturbe. Don tivamente desde sus inicios en e! movimiento armado. Francisco Chico Quintero, otro de la dinastfa, junto con Pilar Quintero, ambos zapatistas, en 1912, estuvieron ene! asedio dela I de Sinaloa. Pilar murié en el combate. El subteniente Valente Quintero, que protagonizé aquel famoso duelo con Martin Elenes y que dio origen al célebre corrido que seguido ofmos tocar y cantar, fue un bravo soldado dela revolucién, De todas partes del municipio, de Santiago de los Caballeros, de Otatilios, de Bamopa, de Higueras delos Monzsin, seenlistaron Yy agarraron el fusil os Elenes, los Abitia, tos Caro, los Medina y es parte medular de esta triunfo de este gran movimiento social de México; incluso, en Santiago de los Cabalfetos, tos Caro Quintero y los Fonseca son queridos y admirados por sus buenas obras sociales y materiales peculio, aportaron para beneficio de ese lugar tan dejado de la mano de Dios y de los hombres: les levaron la 4s cenergia eléctrica, les construyeron pna carretera, les Jevantaron tuna moderna iglesia y les editicargh un cementerio, amén de la prodiga ayuda econdmica que dgan para los necesitados y menesterosos: No todas, pues, son spmbras negras en el recorrido -generacional de esta gente. : LAESTIRPE DE LOS LAFARGA En las memorias del general Bemardo Reyes se comenta Jos Lafarga fueron unos ricos hacendados de San Ignacio, “que sguitaban y ponfanasuantojoalcaldes ydiputados representantes de! municipio’. Sw preponderancia politica tuvo lugar en el Sltimo tramo del siglo pasado; ya, a principios del presente, su fuerza habla menguado y précticamente desaparecido. Cruzy Francisco Chico Lafarga fueron el tronco de esta familia de piaxtiefos, que agarraron pleito casado con los Quintero. ~ Al igual que como lo hiciera don juan Ley ~el padre de los ricos comerciantes—, los hermanos Cruz y Chico hicieron fortuna comprando oro contrabandeado por los trabajadores del viejo mineral de El Tambor, en las décadas de los veinte y los treinta. Los dos patriarcas acrecentaron su riqueza al dedicarse a la ganaderfa en gran escala en el poblado de Acatitén, Cosald. Los ijos de ambos Alberto, Fortino y Cruz, al morirsus progenitores, heredaron cuantiosos bienes en cabezas de ganado y en dinero, sus servicios espléndidamente. ‘Ya en franca bancarrota se dedicaron de leno al negocio del narcotic, en el que gararon bastantes billets, que trnbien iraron en borracheras y mujeres, y en el tare ¥ mujeres, y en et pago de la proteccién Aqu{, como anillo al dedo, cabe el dicho dé empieza mal acab: sae fase mal EL ORIGEN DEL PLEITO No fue la disputa por el control dei narcotrafico —sino la venganza— el motivo principal para que dos familias sinaloenses los Quintero y 1os Lafarga, una de Badiraguato yla otra de San Ignacio— se exterminaran en menos de un aio. ‘De carambola, sin tener ninguna vela en ¢! entierro, Lamberto Quintero Paez se vio inmiscuido en un viejo pleito a muerte que sostenfan las bandas de los Chemones (familia Vega) y los Payan. Estos dos grupos de mafiosos, que en un principio eran amigos, vivian en el poblado de El Tamarindo, formado con las gentes desplazadas de la presa Adolfo L6pez Mateos y dela que ellos formaban parte. ‘La rivalidad se remontaba al afio de 1971, en que uno de los Chemones, en una’ disputa sin chiste sostenida en un juego de pelota, asesina a balazos a uno de los Payanes. La verideta duré vatios afios, maténdose unos a otros, hasta su extermi total. En medio de esta enconada lucha, Pedro Péez, primo de Lam- berto, se alfa con los Paysn y principia aescribirse la pagina negra de esta historia. Entran en escena, en forma casual, los Quintero y los Lafarga, que no tenfan nada qué ver en este asunto. Todo comenzé cuando Ramén ef Yuco Otéhez Lafarga y un jadicial, a fines de 1975, se encontraban platicando fuera delacasa Frenos Barret, frente a fa caseta No. 4 y en ese momento, de improviso, sonaron varios disparos, cayendo muerto el policta, quien no tuvo tiempo de repeler ia agresién, Ei Yuco, creyendo que para é1 iban dirigidas las balas, desenfunds y accion6 su pistola—dicen que era muy diestro en su manejo—, cortando ta Vida del atacante que resulté ser Macario Payérv éste, segan trascendi6, tenfa viejos agravios con el agente de la corporacion policiaca del estado ylo andaba cazando para quitarle la existe: sia. ‘Dias después’ Otdtiez Lafarga pagasfa con la misma moneda, ” acribillado a balazos, cerca de la Central Camionera. Llenos de corge, los Lafarga y los Otéfiez se dan a la tarea de buscar a los asesfnos de su consanguineo, que supusieron serfa tuno de los Payénjo los Péez. Lamberto Quintero vivia en la colonia Hidalgo y seguido, por io, iba Pedro Péez a visitarlo y se reunfan a tomar ‘cerveza y a que les tocara la tambora. Pronto los Lafarga se enteraron de esta situaci6n y culparona ero de que lo protegta, le proporcionaba armas y dinero; WversiGn contra Latiberto se incumb6 en et seno de Lafarga y empezaron a esplar sus movimientos con el de liquidarlo. Ya ni siquiera se acordaron de Pedro LA MUERTE DE LAMBERTO QUINTERO PRIMERA VERSION EL 28 de enero de 1976, tal como dice el corrido, Lamberto Quintero fue asesinado en el poblado de El Salado. Desde que salié de Culiacin, a bordo de su pick-up, acompafiado porsu sobrino Miguel, noté que era seguido poruna Casi al llegar a dicho lugar se les emparej6 con aviesas inten- ciones, pero antes de que otra cosa sucediera, Lamberto les gané eljalén a sus ocupantes al dispararles toda la carga de su pistola. Las balas alcanzaron a herir a David Manuel el Chito Lafargay su primo hermano Fortino el Tino Lafarga, que conducfa el vehiculo; milagrosamente salié ileso. David Manwel, agonizante, tenfa un proyectil clavado en la regién abdominal del lado izquierdo, fue levantado por su acompafiante ¢ internado en la Clinica Ovalles para someterlo a una urgente intervenci6n quirirgica. EI Tino, en la misma camioneta, se regres6 a Culiacén y des- pués dedejarenel sanatorioasu primose fue abuscara fa ¥ amigos para que lo ayudaran a cobrar pronta venganza. Acompajiado por su hermano Alberto el Mano Negra y dos Pistoleros mds, localizaron a Quintero en el exterior de un res- taurante, junto con un grupo de vecinos de El Salado, Sin bajarse del carro los Lafarga sacaron os R-15y rafaguearon a todos los presentes. Ah{ qued6 exénime, acribillado, Lamberto Quintero. Tres tiros se le incrustaron en el costado izquierdo de la linea axilar y en la femoral del mismo lado. $u primo, Trinidad Péez Soto, result6 herido en el cuadril derecho. Salvé la vida gracias a que la bala le peg primero ala cacha de la pistola. Dap uués serfa trasladado a la Clinica Santa ‘Marfa para su curacién. Al mismo tiempo que morfa Lamberto, en el Ovalles fallecta el Chito Otdiiez Lafarge. 51 LA MUERTE DE LAMBERTO QUINTERO SEGUNDA VERSION (Reportaje de Enrique Ruiz Alba) Lamberto Quintero y su sobrino Miguel, acompaitados segin versiones por otra persona no identificada, salieron de Culiacén rambo aE! Salado ena camioneta Ford, pick-up, color anaranjado yblanco. No iba Lamberto a ver a su novia, pues no tenfa, sino a supervisar los trabajos agricolas de su rancho El Varal, ubicado a 3 kildmetros de Et Salado, all4 por ef rumbo de Las 20 Onzas. Llegaba, esos, al restaurante El Colonial, de El Salado, propiedad de dofia Consuelo Zazueta de Tapia, quien le preparaba lonches para los trabajadores agricolas que Lamberto personalmente recogia y levaba a la gente asu servicio. Dofia Chelita, a quien Lamberto llamaba Chulita, era auxiliada enel negocio porsus! de elias, asegura la sefiora de Tapia, sostuvo relaciones amorosas. esde la salida de Culiacén, Lamberto sospech6 que eran seguidos a distancia por una camioneta;]o que verificé a su paso por la Laguna Colorada y el Cerro del Elefante, pues el vehfculo que les precedfa ni aumentaba ni disminufa Ja velocidad, sino mantenia el mismo paso sin perderse de vista. Lamberto no dijo nada, se guardé para sf aquella observacién y dio otro sorbo al bote de cerveza que llevaba en su mano. Mas allé de E! Cacrizal, Miguel, su sobrino, noté también a través del retcovisor la presencia del carro aquel y dijo a su tfo: “creo que nos siguen en una camioneta, hace rato que ia vengo viendo’, y Lamberto sin inmutarse, contest6 que él ya lo habia notado desde la salida de Culiacén, pero no se los habfa dicho para no alarmarlos. Qué hacemos entonces? pregunt6 Miguel, y su tio'le respondié: "jDefendernos; para qué, pues, son Las armas?" De seguro los perseguidores tenfan planeado un ataque sorpresivo, pero buscaban paraello un trecho adecuado, de prefe- 2 rencia en despoblado, para no atraer mucho la atencién. ‘Pasaron por el entronque aLa Palma, ifego LaBebelama, San Femando y llegaron a Las Mil icado a 5 kilémetros de El Salado. Aliitosacosadores imprimi vehiculo y en un santiamén casi se emparéjaban al que conducta a sug presuntas futuras victimas. ‘Restaurant El Colonial, en El Salado, en cuyo exterior fue actibillado Lamberto ‘Quintero. LES GANARON EL JALON El alcance tuvo lugar en el lamado Alto Grande, a dos Kilémetros de El Salado. Los enemigos de Lamberto, pudiendo haberlo acribillado por atrés, prefirieron hacerlo de frente y de cerca, como para estar seguros de que harfan blanco en su anatomfa, por eso prefirieron esperar el momento del rebase, y al producirse éste, Lamberto y sus acompafiantes clavaron sus miradas en sus perseguidores y sin esperar més produjeron la réfaga de plomo contga tstos, que ante lo sorpresivo del ataque ni siquiera alcanzaron a disparar su armas; sin embargo, la rapidez de la acci6n y ta pérdida del control de la direceién del vehfculo lado hicieron que éste invadiera el carril contrario, 53 originando que a jsu vez ef carro de los Quintero y sus acompajtantes se saffera de la carretera cayendo en ta cuneta. De alli, por entre la malfiza, se intemaron en el monte para continua + apie hasta El Salado} aprovechando que sus enemigos, en vez de perseguirlos, se dedicaron a atender a quien o quienes bubieran resultado heridos o muertos. . En efecto, de esa friccién entre acérsimos enemigos, resulté gravemente herido David Manuel ef Chito Otafiez Lafarga, sin que Lamberto y sus gentes lo supieran, ya que no tuviercn tempo de verificario. El séquito de Otéfiez Latarga, armas en nano, maniobré en la carretera para colocar el vehfculo en sentido contrario para tras- Iadar a Culiacan a su compafero caido, Fueron varios los cartos detenidos en la carretera por los amigos del Chito, hasta que Jogeado su objetivo emprendieron el regreso a Culiacén luego de su desafortunada aventura. Pero no tardarfan mucho en regresar... LA PRIMERA NOTICIA Gerardo Villegas Sénchez tenfa poco mds de un aiio como policfa municipal cuando ocurtieron los hechos que luego se narran. En 1976 haba solamente dos policfas en El Salado: &l y Cresencio Sicairos Diarte, que la hacfa de comandante, cargo que hoy ocupa Villegas Sanchez. Recuerda-que la primera noticia de que algo habfa ocurrido en El Alto Grande la trajo a El Salado el sefior Alejandro Sicairos, agricultor y ganadero de! lugar, quien metralletas en mano fue parado por los acompafiantes del Chito Lafarga en la carretera para no estorbar las maniobras ya deseritas, ‘Don Alejandro sufrié ef susto de su vida cuando aquellos hombres lo detuvieron, maxime que advirti6 que sobre la cuneta seencontrabalacamionetade Lamberto Quintero, ia cual conocta, Supuso desde Inego que algo grave le habia ocurtido, y hasta pensé que aquellos individuos armados estaran buscando a amigos de Lamberto para tiquidarlos. Lleg6 a su casa livido, nervioso, y natré el incidente a Pedro L6pez, quien més tarde lo transmitizta a nuestro entrevistado, Nos confirma que Lantberto y compaferos viajaron a pie por el monte hasta llegar a El Salado y de inmediato se reunieron en 3 Caeser ‘Una de las sillas de Concottlia del mismo negocio que resulté astillada por tuna de las balas que le dispararon a Quintero, su tprmo varios amigos y trabajadores que por entonces ya sablan qudla camioneta estaba abandonada abajo de la carretera en El Alth Grande, y temfan que algo te hubiera sucedido. Uno del grubo, Agusta Ortiz del Rio, le pregunté qué habfa ocurrido, y Lamberto respondié: jNotos6, nos venfan siguiendo y nos defen- dimos, perono sé qué pasartal a Lamberto fe prestara un fierro (pistola) ylas llaves de la camioneta para ira recogerla, pero éste se opuso terminantemente. "Es mandarte a una muerte segura, ellos pueden estar atochados esperando que vayamos por el carro, y nos cazarfan fécilmente’, le dijo. Lencho insisti6, pero se estrell6 del escenario en EI Alto Grande permitié que una hora después, en un carro conducido por Lencho Lépez, aquel grupo de hombres se trasladara al sitio referido y el propio Lamberto, subiendo al veh{culo, lo puso en marcha regresando todos a El Salado sanos y salvos. Lamberto fue directamente al restaurante de dofia Chelito, y dej6 la camioneta estacionada afuera del establecimiento, junto a otros dos de sus amigos que en la calle se pusieron a platicar. Miguel, su sobrino, se dirigié ala taqueria ubicada en el cruce de la carretera Internacional y la que conduce a Quilé, lugar en que tenfa novia. Ahf se puso a conversar con ella, Don Gerardo, que por entonces no tenia experiencia policiaca, dice que se encontraba de vigilancia justamente junto a la taquerfa, cuando Negé Pedro L6pez y le comenté del incidente ocurtide a Alejandro Sicairos, pero ignorando todavia sus con- secuencias, por lo que no dio mayor importancia al hecho, Desde su punto de observacién, vio claramente, ya que no hay una distancia mayor de ochenta metros, que Lamberto Quintero se encontraba parado en la caja de su camioneta, atisbando en todas direcciones, como presintiendo la inminente llegada de sus enemigos. VOLVIERON PARA VENGARSE “Era temprana la tarde —afiade don Gerardo— y no habfan pasado dos 0 tres horas, cuando los contrarios de Lamberto iban Ilegando a El Salado. Con lo que Pedro Lépez me habfa infor- mado, puse més atencién en fos carros que venfan por el rumbo + el camino a Quil4, cerca de dondd yo me encontraba, di de’Culiacén, y asf me Ajé en unojde capota guinda, Ford LTD, sin pl vuelta de rueda. Entr6 porla cai tun auto blanco, con yalllegaral entronque con hacia la derecha, por el camino a Quild. Yo entonces ni siquiera sospechaba que eran los tivales de Lamberto, Eran unos cinco los. que iban en el auto, y en un zatito se perdieron de mi vista, peco pocos minutos después regresaban y al llegar a la Intemacional doblaron hacia la derecha, rumbo el sur, para donde se dirigieron asf como habfan legado, a vuelta de rueda.” Y Lamberto, qué Kacta? "Segufa trepado en su camioneta, horquetado entre la defensa y el piso de la caja, mirando pata todos lados, al tiempo que platicaba con un amigo parado aun lado de! carro. $i acaso vio el coche de sus enemigos no le dio importancia porque yo creo que no los reconocié. Pasaron a una distancia mayor de 30 metros de é1y siguieron de frente hasta perderse en la distancia all4 por el rambo dela gasolinera... *Unratitomds tardese arméla grande. Elcoche blanco: regresd, despacio, y se aproximé al lugar donde estaba Lamberto, que se mantenfa oteando el horizonte en espera de sus enemigos, sin darse cuenta que ya los tenfa muy cerquita. Justo al momento de pasar porel restaurante de dotia Chelo, los del auto abrieron fuego contra Lamberto que en ese instante giraba su cuerpo para cam- biar de posicién, ylelanzaron fuera del carro paracaer yasin vida cerca de labanqueta. El amigo con el que platicaba estaba de frente al producirse los disparos, recibié tales heridas que se le vaci6 el estémago, se le salieron las tripas. El fuego alcanz6 a otros cinco amigos de Lamberto y las antas de las tres camionetas ahi estacionadas quedaron totalmente destruidas por las balas.” {Nadie disparé contra los atacantes? *Solamente su sobrino Miguel, que al escuchar los disparos, sali6 presuroso de la taquerfa y alcanz6 a ver tos hombres ar- mados que hufan en el carro blanco, alos que lanz6 los tiros de st pistola sin lograr hacer blanco. Las balas se incrustaron en la fachada de la botica de enfrente, y cerca de allf quedaron regados Jos cuerpos ensangrantados de Lamberto y sus amigos." ‘Dosa Consuelo Zazueta de Tapia, propictaria del estaurante,estuvo ‘cuando mataron a Lamberto. presente APUG DE MOKIR 1Qué hizo el policta Gerardo ecimen? . “Lo primero, tratar dé avisarle al conanddnte o al sfndico Loreto Martinez, Navarro. Caminé pora orilta de la carretera con intentién de cruzarla y al llegar al frente, donde ya la gente se habfajuntado en tomo al cadaver de Lamberto; caminando se me juntaronRamén Beltran Sicairos yRafae] Gil, preguntandome que qué habia pasado, a lo que respondf que al parecer habla un mwerto en el exterior del restaurante de dofa Chelo. Me dijeron sue yo debta estar en ese lugar, y cuando Negamos vi lasangre de Lamberto correr por la banqueta El se encontraba tirado boca abajo, con el sombrero puesto en su cabeza y las manos sobre él. Cuando observaba el cuerpo of que algunas gentes cortaban cerrojo a sus armas, y me entré mucho miedo, pero luego escuché también una voz que ordenaba no disparar contra mf porque era . Cuando volvs la vista me di cuenta que tres hombres me apuntaban pero luego bajaron sus pistolas, y el que ordené me respetaran era Miguel, et sobrino de Laraberto. "Me fui para buscar amis superiores, que supe andaban por el rumbo del arroyo, pero cuando llegué allé no los encontré porque yase habfan venido por otro lado. Regresé al lugar del crimen y ya estaban ellos abl, y les informé de lo que yo habla visto. Recuerdo que Jos heridos pedfan ser llevados a Culiacén para su. curacién, pero algunas personas, entre ellas el exsindico Rafael Gil, opinaron que eta muy peligroso porque posiblemente sus agresores estuvieran aguardando en la carretera para rematarlos, ¥ se opt6 por ir a Quilé para de alié solicitar telef6nicamente la presencia de la policia judicial, ala que le correspondfa abocarse el caso, pero la judicial no venta y los lesionados se desangraban. Entonces intervino el juez menor Agustin Lopez Zazueta, quien dio fe del cadaver de Lamberto Quintero y autoriz6 lo levantaran arana sus familiates, as{ como alos heridos para su curacién iacdn.* legas cfando acaecié el OTRA VEZ EL VALIENTE LENCHO LOPEZ Don Gerardo sefiala que después de la actuacién del juez menor se presenté el problema de que nadie querfa trasladar alos hetidos a Culiacén, temetosos de que en el camino pudieran ser 89 sualtados por ios th de sus lesioriados amigos. "Era triste —agrega— ver a aquellos infelices bafados en sangre, algunos con los dedos o manos destrozados, otro con tas tripas de fuera, lamando por ser levantados para su curactén y sin ser escuchados; yo ccef que se iban a moric allf, per. “Lencho Lopez, aquel valiente que insistia en ir solo por la camioneta de Lamberto, selajugé comolosbuenos. Y —-dijo~, ayadenme 2 subiclos alos catros; y con el gentese los subieron yselos Nev6a Culiacsn. gLa judicial 4 los tres dias, mi amigo, cuando ya todo habla pasado’, Donde vive Lencho?, me gustarfa entrevistarlo, “Lencho ya muri6, seftor, y fijese lo que son fas cosas, fallecié a causa de una infeccién estomacal; también dejé de existir don Agustin Lépez Zazueta, eljuez que dio fe del muertoy los heridos, pero el que todavia anda por alif es Miguel, el sobrino de Lamber- to, que se robd a su novia pero més tarde se cas6 con ella y han ado una fai LAMBERTO DEIO UN HYO AHf Los altos impuestos y la reciente competencia contribuyeron al Gerre det restaurante El Colonial, nos dice dofia Chelo, su propietaria, que en compaitfa de su esposo y dos hijas vive en el local que frecuentaba Lamberto Quintero y en cuyo exterior muri6 éste. Luego de identificamos le explicamos el motive de nuestra visita y amablemente accedié a charfar con nosotros, y lo primero que nos dijo fue que Lamberto no tenfa novia en El Salado, que tiempo atrés se robé s una muchacha a fa que embaraz6 y tuvo un hijo que lleva su mismo nombre, pero nunca vivi6 con ellos. La muchachase cas6 con otro hombre y actualmente radicaen los Estados Unidos. $e lama Celsa Uribe. "En el negocio me ayudaban mis hijas y algunas empleadas, pero ninguna de ellas sostuvo relaciones de noviazgo con él. Era conmigo con quien més platicaba debido a que le preparébamos lonches para la gente que tenfa trabajando en su rancho y se paraba aqui para Itevar la comida o bien para hacer cuentas y Pagarme lo que debfa. “Aguf no tuvo problemas con nadie; por et contrario, se dio a Hi comandante dela pollcia de El Saladc, Ceranto Villegas (en ese entonces tenia ef grade de policia) volta fos sucesos sangrientos donde murleron Tambarlo Quintero y David Mazel Other Laarga. querer gor: tedv mundo ya que era hombre de buen cardctec (en tal apinpn coinciden los demés entrevistados). En su rancho El Varal Hits fiestas muy seguido, con tambora, comida y cerveza, y muctt parte del pueblo iba para alld, hasta las muchachas, y a todos dppetaba, Vestia covrdinados y zapatos del mismo color, ¥ runes Se quitaba el sombrero; es més, cuando {o mataron parece que volé por el aire, cayé cerca de fa banqueta, boca abajo, pero con el sombrero puesto y sus brazos colocados por encima de éste." LAMBERTO ERA CALVO Doita “Lamberto hubiera matado a quien se atreviera a quitarle ef sombrero, ysabe por qué?, era calvo, y le daba vergiienza que lo vieran pelén; por eso no se despojaba del sombrero. Por eso murié asido a su sombrero; fa vergienza le acompaiié hasta su final.” “iQue si vi cuando lo asesinaron? Mire, afortunadamente ese fa estaba soloel restaurante, no habia clientela, quesi no, hubiera sido matanza. Aunque duré poquito, la balacera fue tremenda, dispararon muchas armas contra Lamberto, todas de grueso calibre. Varios proyectiles entraton en el negocio, me hicieron pedazes el trinchador y una vitrina grande de camnicerfa. Todavia guardamos una sillaagujereadapor unabala, yen uno de los arcos un ladrillo fue roto por otra. No tuvimas heridos, gracias a Dios, pero la Chich{, una empleada nuestra, se enfermé de los nervios a causa de la balacera, se le cayé el pelo, y la primera nifia que tu- vo nacié enferma y murié hace unos dfas. ‘Tenfa cinco afios de edad." Dofia Chelo lamenté la muerte de Lamberto, su cliente, como Jament6 la destruccidn de enseres de su restaurante, que nuncale fueron pagados por la gente del Chito Latarga. Insistente, pone punto final a la charla remarcando que Lam- berto no ten{a novia en El Salado, y que “eso lo puso el que hizo el corrido para adomar la cancién.” En el nicho del mauscleo la foto de Lamberto Quintero, con st: inseparable ‘sombrero, que nose lo quitaba ni para dormir. La vistosa tumba de Lamberto Quintero, en el cementerio de Jandines del Humaya, Acrbillado abalazos e128 de enero de 1976. LA NOTA DEEL SOL DOS PERSONAS MURIERON A BALAZOS EN EL SALADO *En circunstancias que no han sido aclaradas murieron dos personas a balazos ayer a las 15:30 horas a orillas dg Ia careetera Internacional a la altura del poblado de El Salado, perieneciente aeste municipio. "Los victimados son David Manuel Otdfiez Lafarga, de 24 afios, de edad, aliasel Chito Lafarga, quien recibié un balazo ena region abdominal del lado izquierdo y Lamberto Quintero Paez, de 36 afios, a cuyo cadaver se le apreciaron tres heridas causadas por proyectil de arma de fuego, dos en el costado izquierdo a nivel de latinea axilar y otea que le destrozé la femoral del mismo lado. “La investigaci6n de los hechos la inicié et Juez Menor del ugar, quien dio fe de los cad4veres, los que fueron trasladados a Ja funeraria San Martin, en donde fueron entregados a sus familiares por el agente cuarto del Ministerio Pablico, siendo trastadado el de Otinez ala casa de sus familiares, ubicada porla calle Alejandro Barrantes No. 1616, de la colonia 5 de Mayo. “El cadaver de Quintero Péez fue depositado en su domicilio, ubicado por la carretera Sanalona, casa sin mimero, dela colonia Miguel Hidalgo. "Tan luego como se tuvo conocitniento de io ocurrido, la jefatura de la policia municipal comisioné para investigar los hechos al subteniente Juan Garcfa Palombo, quien comanda la patrulla de vigilancia forénea, pero hasta el momento de redactar esta nota las autoridades carecian de datos precisos sobrela forma en que se desarrollé el atentado." - LA MASACRE DEJPNERO DE 1976 La muerte con su esquelitica y negra mortaja rordaba porlas les de Cullacén ese lejano 30 de enero de 1876, hace la friolera de 15 ahos. Todo hacia suponer que algonialo y tragion iba a acontecerese dia dei zafarranche sange 2 tuve como epicentro la Clfnica Santa Maria y sus olrededores. El céntsico sanatorio y mi casa se encuentran ubicades en las calles de Francisco Villa y Ram6n Corona, a una cuadra del templo del Carmen y a igual distancia de El So} de Sinaloa y ta Central Camionera, a dos dela funeraria del. ifunto Gonzalo Rea ya tres dal pletérico Panteén: Civil para lo que se liegue a ofrecer. Un dfa antes, a temprana hora, fuera del hogar de la familia Moraila—o sea, enseguida de roi domicitio—, una guayina color café, Ford, tiltimo modelo, se estaciono y ahf permanecié hasta el dfa siguiente. En su interior —yo los vi— se encontraban 6 hombres armados con pistoias y en los asientos se observaban metralletas y cartucher: iduos, senotaba que eran gente delasierra,estaban atentos a cualquier movimiento que acontecta en la Clinica Santa, Marfa. Un joven, de aproximadamente 22 afios, de color blanco y bigote negro, vistiendo pantalén beige, camisa a cuadros y sombrero de palma, se hsliaba apostado, con una R-I5 en las manos, en la azotea ‘pitalario, atisbando la entrada y salida de todo mando. Tantos unos, como el otro, permanecieron en vela toda la laticando y con ojos avisores. Para nadase movieron. Ahi les Hevaron de cenar y hasta se tomaron unas cuantas cervezas, café y refrescos de cola, 2A quién cuidaban con tanto celo y esmero esos sujetos des- conocidos, ensombrerados, y'con caras de pocos amigos? La vendeta de! narcotréfico asomaba su rostro cruel y nada bueno presagiaba para ia seguridad de los moradores de ese poblado sectorde Culiacén, LA ENCERRDNA DE LA MUERTE Ninguna de las dos familias, los Quintero ylos Lafarga, seiban ‘aquedarcon los brazos cruzados después de los asesinatos de sus respectivos parientes. £129 de enero, luegd dé sepultar a Lamberto en el cementerio de Jardines de] Humaya, sin ningan problema, los Quintero ‘empezaron a prepararse para cualquier contingencia posterior. Desde una noche antes apostaron vigilanciaen la Clinica Santa Marfa, cuidando la vida de Trinidad Paez Soto, que habfa resul- tado herido en los enfrentamientos de El Salado, El sdbado 30, al mediodfa, tos Lafarga tomaron posiciones por con gente muybien armada, alo largo de la calle Francisco desde la Andrade hastala Aquiles Serd4n; estaban esperan- do el paso del cortejo que acompafaria el cadaver de David Manuel ef Chito Otafiez Lafarga para que noles fueseapasarnada. Cerea de las 3 de la tarde ya tenfan colocados pistoleros en la calle, en las azoteas de las casas y dentro de la capilia del Carmen. Mientras tanto, los Quintero, al darse cuenta de Los preparativos bélicos de sus enemigos, se encontraban listos cerca del escenario de ta Francisco Villa para entrar a la refriega si era necesatio. NO HUBO MISA El reloj marcaba las 15:00 horas cuando Ia carroza de fa funeraria San Martin partis con los restos mortales de David Manuel ala capilla de Nuestra Sefiora del Carmen, donde le iban. a ofrecer una misa de cuerpo presente. El Chito habia sido velado en el que fue su domi enla calle Alejandro Batrantes No. 1616, de la colonia 5 de Mayo, tas noches de los dfas 28 y 29, en el primero de ios cuales fue muerto en El Salado a’manos de Lamberto Quintero. El séquito, formado por todos los Lafarga y Otditez, parientes, amigos y pistoleros, tomé el bulevar Heroico Cotegio Militar, a La Clinica Santa Marta, hoy de dos plantas, epicentro del combate entre las familias Quintero y Lafarge. dio vuelta por Gabriel Leyva Solano y repentinamente se detuvo al llegar a la calfe Juan Aldama, Ahi, segiin nos platicé el chofer de la carroza, una mujer les avis6 que no fueran.a la iglesia porque unos hombres bien ar- mados iban a matara los dolientes, Y asf fue en efecto. El sacristén Calistro Mendoza comision6 a esa sefiora para que los previniese de que los estaban esperando afuera y dentro del templo, y que no se presentaran porque algo funesto pasarfa, El cumplido servidor eclesiéstico habla visto tiempo antes la furtiva y sospechosa presencia de individuos jévenes portando pistolas y metralletas, que se escondian tras los pilares en el interior de la Casa de Jestis. Ya moasefior José Barraza y Mota, al enterarse de la situacién, habfa ordenado se cerraran las puertas para evitar un desaguisado. Los pistoleros, viendo que se habla descubierto la estratagema, salieron por el bautisterio y se pusieron a acechar el arribo del cortejo, Lo que no supieron los sacerdotes fue que esta gente armada estaba ahi para proteger a la comitiva y no para agredirla, pues era gente de los Lafarga. Alléenla Aldama, entre tanto, ef conductor del carro fiinebre, sin que nadie se lo ordenase —todos los acompafiantes del sepelio. nm habfan desapacecicin— optd, dadas las cosas, por dar vuelta en u camposanto, donde conta ayuda de os sepultureros tumba a David Manuel, y bajar EMPIEZ# EL COMBATE Sue general la desbandada de los acompafiantes. La gente de tos Lafarge, unosa pie y otros en camionetas, se encaminaron ala Los primeros balazos los recibié 1a guayina que estuvo res- guardando, con hombres armados, al herida de la Clinica Santa Maria, al pasar por la misma calle y detrés, a unos cuantos pasos, ‘venfan varios carros con pistoleros de-tos Quintero. Fue entonces cuando la pelea a muerte entre ambos bandos se ‘generaliz6 por toda la Francisco Villa, desde la Aquiles Serdan hastalaJesisG. Andrade, teniendo como epicentro el exterior del. sanatorio citado y las casas adyacentes. Por todas partes partfan fogonazos de metralletas, escopetas y pistolas. Era un diluvio de balas que venfan de arriba de las casas y dela calle misrna, en las que se fortificaron los combatientes. Hubo tres importantes frentes de batalla: las esquinas de Serddn, Corona y Andrade, todas con la Francisco Villa, donde, simulténeamente, con una exactitud cronométrica, prineipiaron los disparos. La fuerte tracatera se ofa a varios kilémetros de distancia, por loqueno erade extrafarse quelos vecinos vivieran horas deterror y de angustia al escuchar afuera de sus casas el fuerte tronido de las armas de alto poder. Con todo se tiraron, sélo falt6 que usaran granadas, bombas cafiones y misiles de largo alcance, que si los han tenido én los hubieran empleado. Et ruido de por sf era ensordecedor y més se agudizaba con el continuo arranque y frenado de los vehiculos, que sus choferes y ocupantes, como demonios, iban y venéan por la calle Francisco Villa, disparando y levantando alos muertos y heridos que cafan en racimo, . Y lo que ponia m4 dramiatismo a este pandeménium y hacia que los vecinos en el-interior de sus domicilios temblaran de 3 pavor, eran ios gritos y los ayes de dolor de ios pistolevos tocados porlas balas que silbaban par todas partes. Las banquetas, las paredes de fas casas y el pavimento de la réa mencionada, alo largo de dos cuadras, una vez que terminé _ el zafarrancho, quedaron regados de sangre, de agujeros y de casquilios. : Y en la esquina de Villa y Corona, fuera de la Cifnica Santa Marfa, todo destrozado de la cabeza, quedé el cadaver de Héctor Caro Quintero, como tinico testimonio de la feroz batalla, Fue algo terrible, escalofriante, segan lo narran patéticamente las tres personas entrevistadas por ef autor de este trabajo petiodistico. Esté confirmado que las policias judicial y municipal no inter- ron, salvo las dos fallidas incursiones de esta Gltima corporaci6n, que salieron con ilantas en polvorosa haciendo ‘bueno el dicho aquel de que vale mids que digan aqut corrié y no aqut muri. tado por el gobernador Affonso G. Calderén Ferrara, Ileg6 tarde al Panteén terminado. ‘ya cuando todo habla LAPOLICIA LLEGO, VIO Y HUYO Diez, quince, treinta minutos —nadie precisa el tiempo—duré el encuentro a balazos a lo largo de dos cuadras de la calle Francisco Vi ‘Ningdn vecinose acordé de ac fa hora desdasu inicio hasta ‘que terminé la tracatera de pistolas, escopetas y metralletas; lo Ainico que hiciecon fue esconderse y protegerse de tas balas que zumbaban por doquier, ;qué retoj iban a micar-con el panico que sentfan hormiguearles por todo el cuerpo! Fue entonces cuando se acordaron de la existencia de Dios y a él, con uncién, encomen- daron sus oraciones y plegarias. La policfa municipal, Hamada por los atribulados vecinos, Hegé al lugar de la conflagracién, observ6 el tétrico panorama, considers que no podfa con ef tercio y se fue huyéndole a la homaza. La patruila 16, al mando del sargento Jesis Chacén, entré en io contrario por la Ram6n Corona viniendo de la Gabriel sel ” Leyva Solano; casi al legara la esquina de Francisco Villa se top6 con los matones, qup les gritaron que se regresarah, que la pelea noeracon ellos. El Vph{culo policiaco recibié dos impactos debala + que afortanadamerfe no hirieron a los agentes. Chacén, con- siderando que estaban inermes pues ef viejo armamento que trafan no podfa competir con el de alto poder de los pistoleros, orden6 la répida reticada, regresdndose por la misma calle porla que habian ltegado. Lomismo ocurrié con el sargento primero Pilar Lamarque, que abordo de la patrulla 26 arribé por la Aquiles Serdan, de norte a sur, y ahf en la esquina con la Francisco Villa fueron recibidos a balazos. Optaron, igualmente, por escapar y solicitar refuerzos, que jams llegaron. UN CORTEJO QUE NO LLEGO AL TEMPLO José Luis Borboa salvé ta vida en aquetta balacera del 30 de enero, gracias a que una sefiora se atraves6 al paso de ta carroza que conducta para advertitle que no liegara ala capilla del Car- men “porque hay muchos hombres armados que fos estan esperando para matarlos*. Elchoferde la funeraria San Martin, hoy gerentedelaempresa, revela que en la fecha indicada se presenté al domicilio en que fue velado el cuerpo del Chito Lafarga, én una de las calles que circundan Ja clinica hospital del ISSSTE, y tras recibir el cad4ver emprendié el viaje rambo al templo det Carmen, en donde seria oficiada una misa de cuerpo presente. El itinerario se inicié en la calzada Heroico Colegio Militar hacia el norte, para doblar a la izquierda en el bulevar Gabriel Leyva Solano hasta antes de cruzar la calle Juan Aldama, justa- mente donde se atravesé la sefiora al paso de la carroza, y allf concluyé, ya que el cortejo jamés lleg6 a laiglesia. He aqui la version textual de José "Detrés de la carroza venia el autobiis de la funeraria que trasladaba a familiares y amistades del difunto, y luego unas camionetas con mucha gente a bordo, "EL recorrido era lento porque cuatro mujeres caminaban detras del carvo fiinebre, a pesar de que insistentemente se les Justamente antes de cruzar la Aldama me detuvo una sefiora desconocida para decirme que no fuéramos a llegar a la capilla, porque muchos pistoleros nos esperaban para damos muerte, dicho lo cual se retir6.” 7Cémo reacci ante aquella advertencia? “De momento de ninguna forma, sino hasta después. Verds: en cuanto se alej6 aquélla mujer, se me emparejé una de las camionetas que integraban el cortejo y uno de sus ocupantes me pregunt6 que si qué me habia dicho la dama en cuestiGn, “Le repetf sus palabras y sin preguntar més arrancaron violen- 9 Enel interior de la copii se observa la fotografia de el Chito OrShex Lafarga. Joss Luis Borboa, el chofer de la carvoza que conducia el cadaver del Chito ‘Lafarga, se es:ap5en uns tablite de mon en el enfrentamiento a balazos. tamente (quemando Ilanta), dando vuelta en la Aldama en direccién al Aorte, hasta pararse en la Francisco Villa, atrés del cuartel delos bomberos. Hasta abt aleancé a ver que fos pasajeros del pick-up brincaban det mismo portando armas de alto poder, y empezaron a disparar en direccién al templo del Carmen. Fue todo fo que vi. La carraza, el cadéver, jlos dejaste en la calle? “No, cuando eseuché los disparos reaccioné, y mientras en otra camioneta eran subidas ia: cuatro mujeres que iban a pie acompafandoal cuerpo, yo reemprend{lamarcha y dando vuelta Idama, me dirigi al Pantesn Civil queestdamedia y penetcé hasta el fondo, hasta la Yamada di vuelta a la izquierda hasta llegar a la fosa mecénicas y empez6 el descenso de Ja caja hasta el sitio donde quedé finalmente colocada. Ei acomodo de ias losas fue cosa rapida, yen cuanto recogf los instrumentos auxiliares del entierro me retiné de allf y me reporté ala funeraria.® {De modo que radie estuvo presente en et sepelio del Chito La capilla de Nuestea Seitora del Carmen, se liens de pistoleros esperando la Toga del corto del ChitoOténez Lafarga. Latarga? . “Los sepultureros y yo dniicamente, nadie més!" aSupiste después quién fue la sefiora que te puso sobre aviso? “Nunca lo he sabido y si quisiera saberlo para darle las gracias porque siento que me salv6 ia vida. {Te imaginas que hubiéramos Negado a! templo para ser recibidos a balazos, crees que estarfa aqui conténdote este episodio?" "COMO LOS CUICOS DE RANCHO” entonces ayudanie y hoy ad- ministrador del Panteén Civil, confirma lo aseverado por José Luis Borboa, en el sentido de que al escucharse fos primeros balazos, la carroza que habia detenido brevemente su marcha antes del cruceroconla Aldama, reemprendiésu camino y dando vuelta en direccién al oriente llegé y se introdujo al camposanto sin que nadie la siguiera. Asegura también que ai escucharse las detonaciones, tanto el teniente Juan Osuna, investigador de la policia judicial, como un agente que le acompafizba, abandonaron el sitio en que se encon- traban bajo la entrada principal del panteén retiréndose en una Marcelino Molina Aude! guayina de modelo viejo, color amarillo. ‘Afade que luego de ser sepultado el cxd4verdel hitoLatnga y cuando la carroza s¢ habfa retiradc, llegé un grupo compuesto por soldados, agentes judiciales y municipates, al parecer’ con intenciones de aprehender a miembros del cortejo, pero no en- contraton, por las razones ya explicadas, a ninguno. - IN ‘a } ‘Aqui eposan los restos de David Manuel l Chito Otdfez Lafarga, en el Panteén Civil muerto titos por Lamberto Quintero en el poblado de TBisslace LO QUE VIERON LOS MORAILA. Por tratarse de mi bartio, donde mi familia y yo hemos vivido desde hace veinticuatro afios y donde se han creado, crecido formado nuestros seis hijos, siempre tuve metido et gusanillo de reconstruirlo que sucedi6 en las calies de Francisco Villay Ramén Corona, aquella tarde en que la muerte asom6 su faz horrenda. Muchos vecinos fueron testigos oculares de esos punibles hechos, que no han podido olvidar pese a los calendarios cafdos, y que hoy me permito relatar en esté trabajo de investigacién petiodistica, Ped/ al profesor Ram6n Moraila Angulo, que estuvo presente en fos acontecimientos, me. contase lo que vio y oy6 en esos minutos, que parecieron sigtos, durante 1a lucha encarnizada entre las dos bandas rivales de gomeros originarios de Badiraguato y San Ignacio. Profr. Ramén Moraila Angulo. Habla obre lo que Vio snl ce dia en que la sangre comié porlacalle Franeeco Vila. LA POLICIA SE HIZO TARUGA He aquf su versiéa: *Mi domicitio en aquel tiempo se ubicaba a dos cuadras de lal Cifnica Santa Marfa. Aquel die, entre 3:00 y 3:30 de la tarde, en que regresé de mi trabajo, pasé a visitar a mis padres que viven exactamente enfrente de ese sanatori *Ahf me encontré con una situacién que me sorprendié y alarmé bastante: gente apostada en fa azotea de fa clinica con armas de alto poder, un automévil ultimo modelo color café, que tenfa cuatro puertas abiertas y enla morada de mis progenitores, de centinela alerta, un joven de aproximadamente 20 afos, que me ordené, de manera imperiosa, que me metiera y que no fuéramos a salir porque iba a presentarse una situacién problemdtica y grave también, "Pude ver que tanto en el baidio de enseguida como arriba de la clinica y en otras casas vecinas, en posicién de ataque, habla muchos francotiradores. "Claramente escuché sus exclamaciones: jya se lo llevaron y lo sacaron por 1a puerta de atrés! Se referfan, luego me enteré, al herido que habia sido internado dos dias antes en la Clinica Santa Maria. *Pero més grande fue mi sorpresa cuando vi que, por la calle Francisco Villa, venfan varias patrullas de la policfa municipal y que los choferes y agentes, al percatarse de la situacién, lejos de intervenir, siguieron su camino con la vista al frente y sin echar una ojeadaa ninguna parte. *Pocos segundos después se inici6 el problema de oriente a poniente, y empezaron a escucharse los primeros disparos y fue en la citada clinica donde se generaliz6 el zafarrancho". UN PISTOLERO HUMANITARIO *Varias situaciones, unas serias y otras chuscas, se presentaron en esos aterradores instantes. *En un acto péstumo de humanidad, aquel joven pistolero (después se sabria que se llamaba Héctor Caro Quintero) que encontré apostado en!a casa demis padres, metié, ah mismo, casi a rastras, a un anciano para resguardarlo de las balas que ya silbaban por todos ruambos, "También se compadecié de una sefiora que vena aencamarse Or ena clinica para dara luz. La muchacha, empleada de la Univer- sidad Auténoma de Sinaloa, entré asustadisima. Venéa en un Volkswagen, pero no supo dénde habla quedado su matido. Lleg6 desencajada, pélida, temblando, ya con los dolotes det parto. Le dimos agua, la tranquilizamos y a duras penas la su- bimos al piso superior para protegemos todos junto con ella. Fue ‘entonces cuando empez6 a preguntze por el esposo, que también fue protegido porel mismo pistolero, al decirle que se tirara abajo del carro que conducia, “Después apareceria ef cényuge gritando: jmi mujer, dénde quedé mi mujer! Et hombre, en su instinto de conservacién, se puso asaivo yno supo dénde habia ido a parar su media naranja, yes que el miedo jnunca ha andado en burros! *Pese a todo demostré que era un muchacho de nobles sen- timientos. Dicen que cuando andaba buscando a gentes, en medio de la trifulca, una descarga cerrada acabé consu existencia." HERIDOS Y MUERTOS EN LA REYERTA El maestro Ramén. Moraila nos cuenta algunos otros episodios que tuvieron lugar durante 1a matanza que estamos resefiando: *Lasituacion fue realmente tremenda. Nosotros vimos desde Ja parte alta de la casa cmo cafan muertos algunos hombres, ‘c6mo levantaban los cadéveres y cémo los cubrian de inmediato con mantas y los echaban en los carros como costales Ilenos de patatas. . “Recuerdo que a media cuadra un automévil color mostaza result6 con todos los vidrios del frente totalmente destrozados por las balas, *En medio dela calle qued6 un pie tirado, que debe haber sido cercenado por alguna rétaga de metralleta. "También nos natraron algunos vecinos, sobre todo una empleada de ta farmacia Esmeralda, de Aquiles Serdén y Francis- co Villa, que ah hubo bastantes heridos y varios muertos que igualmente fueron Igvantados por ambas bandas de gomeros. "Se registré el Caso de una vecina que al estar viendo la television, en ese momento le volaron a balazos la pantalla del aparato ya consecuencia dela impresién recibida, qued6 muy en- ferma del corazén y poco tiempo después bajé a la tumba. ‘“Lamentable fue que una nifia de la escuela Josefa Ortiz de Dominguez, situada frente al templo del Carmen, haya resultado Jesionada,as{como también un paletero que qued6 heridé de una iemna, PIS Lacasadonde yoactualmentevivoteniaotrotipa de enrejado. Lo tuvimas que cambiar pues quedé destrozado, porque ahf se parapetaron dos o tres pistoleros, que sostuvieron un fuego graneado contrasus adversarios.* NO HUBO MISA PARA EL CHITO LAFARGA. David Manuel Otéfiez Lafarga, que result6 muerto en el en cuentro a balazos en El Salado, segdn nos relata el profesor ‘Moraila, no pudo recibir el oficio de la santa misa en a capilla det Carmen, porque ahi estaban esperando el cortejo fanebre para acribillar la caja con el caddver y a todos los acompafiantes. "Posteriormente supimos por boca del sacristén del templo, don Calistro, recuerdo bien su nombre, que un sepelio que se dirigia hacia este cristiano recinto no pudo llegar a su destino, en virtud de que estaban a su acecho varios hombres armados con rifles de alto éalibre, parapetados en lugaces estratégicos dentro y fuera de la iglesia. *Segtin se dice, el sefior Calistro fue al encuentro del cortejo y tes dijo que no legaran a la capilla, También supimos de ofdas quela carrozaa toda velocidad se desplaz6 hacia el Panteén Civil, dej6 el cuerpo y desaparecié como alma que lleva el diablo, y desde alld, empez6 el grave problema que vino a desembocar en Ja Clinica Santa Marfa. “Se afirma igualmente, sin que nos conste, que el sepelio venia resguardado por la policta judicial. ;Vaya usted a saber si fue cierta o no esta aseveracién!" NNO INTERVINO LA POLICIA “Lo que yo no concibo hasta la fecha —sigue relatando don Ramén Moraila— es la no intervencién de las autoridades, pese a que varios vecinos hablamos por teléfono a las policias judicial y municipal, asf como a ta comandancia de la Novena Zona Militar, que vinieran a poner paz y orden en esta esquina donde estaban maténdose a tiros. "Hasta que ya todo habfa cesado aparecieron los soldados, arecieron los oficiales de policfa y aparecieron las actitudes faneras y de prepotencia, que a veces nos parecen chocantes, que quizés sean necesarias. A toda velocidad legaron en ledio de una multitud en sus carros con las. puertas abiertas, empujando a los curiosos, incluso con peligro de haber matado 0 lastimado a alguien por la forma violenta como arribaron. Lo nico que encontraron fue el cadaver de un joven tirado en la ‘esquina que forman las calles Francisco Villa y Ramén Corona, e infinidad de casquillosde pistola y de metralleta;al cuerpode este muchacho le hacfa falta la cabeza, que quién sabe a dénde irfa a parar, quizas fue pulverizada por la metralleta de las armas de alto poder; nada més quedé la parte de la quijada y el resto se vol "Nadie antes habia asomado la cabeza. Quedé ef sector en el més absoluto silencio. Ningdn vecino se atrevfa a salir y cuando lo hicieron empezaron los comentarios de que aquf hay un muer- 0, que fue el dnico que dejaron y que ie volaron la cabeza. "Yo supongo que cada quien se Ilevé sus muertitos, que recogfan en medio de la balacera infernal. {De dénde salieron tantos carros que iban y venfan con esa carga mortuoria? Esa es la pregunta que me he venido haciendo desde entonces. Quién sabe a dénde se los llevarfan’ “La prensa, por otra parte, jamds dijo en qué funeraria los, recibieron y atendieron, No publicaron mayores detalles; todas fueron notas escuetas; no se le dio importancia a estos hechos de sangre. El motivo lo ignoro. Lo que sf tengo presente y que flamé mucho la atencién fue aquelto que dectaté ef Procurador General de Justici io Amado Estrada Rodriguez: ;déjenlos que seacaben entre ellos mismos!" LOS PISTOLEROS, TODOS JOVENES “Hubo una cosa muy lamentable: que todos los que par- ticiparon en ese trdgico dia hayan sido muchachos menores de 25 aftos. Eran todos adolescentes, en su inmensa mayorfa, imberbes todavia, . que seaa los j6venes a quienes se les convenza 8 mejor, pero no e les hace ver que es el que se pagaa precio més alto: el de su propia vida. “Hubo algo también que a mf me Hamo poderosamente la atencién: el anillo de matrimonio del muerto. Segan mf enteré posteriormente, s¢ habla casado la semana aifterior, practicamente murié durante su iuna de miel. Trafa sufargolla matrimonial y no fue el muchacho que estaba en la azotea de la clinica, fue el chatnaco que estaba de guardia en la puerta de la casa de mi familia paterna, que corri6 quizds a dar proteccién a alguien ylo carraquearon. A él (a Héctor Caro Quintero) lo quele preocupabaerala gente, les gritaba: jmétanse, métanse asus casas, fa cosa estd que arde! Eso fe costé la vida: su humanidad y su decencia y andarse metiendo en la boca del lobo." El gobemador Alfonse G. Calderén, después de los hechos de sangre junto con el procurador Lic. Amado Estrada Rodriguez, recibe a un grupo de abogados sinaloenses alarmsdos por los suces0s. MI MUJER, TESTIGO OYENTE ~ Esta es Ja version de la Sra. Fabiana Galvez de Figueroa, mi mujer, testigo presencial, de ofdas, de los hechos de sangre de ese hist6tico episodio cri Dotada de una menioria de elefante, para mi desgracia, a la distancia del tiempo recuerda en detalle lo acontecido: "Yo ya estaba dentro de la casa cuando escuché los primeros disparos. Llegué de la escuela (ella es maestra de primaria), estacion€ el carro frente a la clfnica, me bajé y répido me fui a telenovela de las 4 de la tarde. No pude, como era rar el programa, las terribles circunstancias del ‘momento me loimpidieron. “Al oft las fuertes y repetidas detonaciones me fui auna de las ventanas a ver qué es lo que pasaba. Fue entonces cuando mi mamé (qp.d.) me grité: ‘jMuchacha ven aci —y me jalé del -vestido— son balazos los que se estén oyendo, seguroquese estén matando abf afuera!’ ‘De todas maneras alcancé a observar a un nifiode 10 afios, més ‘omenos, de edad, cargando unamochila verde, que volteaba para todos lados con el rostro lleno de miedo pues la balacera estaba en todo su apogeo. Alcancé a percibir las voces apremiantes de algunos hombres que le dectan al muchacHo: “vete, corre, ests en peligro de muerte!’ ¥ lo vi desaparecer por la calle Corona. “Después de esonos refugiamos mi madre, mi hijo Oscar y yo, junto al aparato de televisi6n y continué el zumbido de las baias, que se calmaba por segundos y volvia otra vez. Tenfa conmigo a mi nieto Pepito, de escasos 4 meses de nacido, y Elvira (nuestra cuarta heredera) en esos momentos se encontraba de visita consu amiga Lochin Garefa, que vive por la Corona muy cerca de nosotros, y le hablé por teléfono para avisarle lo que estaba pasando. Estaba en esateifilea comunicativa, a medio metro de Javentana de nuestra recémara matrimonial, cuando ahf mismo, afuera, descargaron una metralleta, Temblando de pavor dejé el teléfono, me tiré al piso y arrastré al nifio jalando la cobija donde a9 andonos, tos hicimos se encontraba acostado, y a gai a Dios que no nos fuera a contra fa esquina de la pieza, roga aleanzac alguna baia perdida. Doha Fabiana Galvez de Figueroa cuenta a su marida las incidencias de la tremenda balacera. NOSE ASTILLO UN SOLO VIDRIO Mi cara costilla, a quien yo carifiosamentele digo la Guachapora, siempre ha sido muy precavida en lo que toca ala seguridad de la casa. Siempre esta pendiente ~-y sermoneando—para que las puertas estén bien cerradas yhastacon dobte llave, s6lo ba faltado que las atranque; si no ha sido asf, los pistoleros se hubiesen introducido al interior para afortinarse o sacarie la vuelta a los mortiferos disparos de sus enemigos. Y continda su narraci6n la que se escapé por un pelito de dejar tun viudo joven, no mal parecido y con dinero: “Aquella camioneta café, que permanecié en vigilia toda ta noche anterior, liena de gente y de armas, después lo supe, iba y venfa; daba la vuelta ala manzana o en u; pasaba por la esquina 1, sin detenerse, los ocupanies abrian el fuego con sus pistolas y 90 ‘metraitetas, Cuando terminé toda la balacera—sigue contando la duefa de las cuantiosas regalias que recibo por los tres best-seller que he escrito— dije: jdebe haber unos 20 6 25 muertos o menos, qué sé yo! Y para mi gran sorpresa sélo se encontraba uno, el vigilante de la azotea de la clinica, creo que de apellido Quintero. jLos demés protagonistas ni sus rastros, vaya, ni siquiera un ‘herido haba quedado en el campo de batalla! "Como a la media hora, cuando estaba el boldn de curiosos viendo lo que habfa ocurrido, pasé la guayina que ya mencioné, sin ningan cristal yuna griala alaba. Por dentro eran visibles un sinfin de botas de cuero, chamarras de piel y un mont6n de cosas, todas llenas de sangre." LY la policia no apareci6 por ningdin momento?, le pregunté. "Yo no vi policlas —me contest6. Cuando vi el cadaver del Joventiradoenel piso dela alle con os sesos de fuera, yanoquise saber mis. Debe haber venido la policia, pera ya después de la tempestad..." {De qué otras cosas te acuerdas? *S6lo lo que contaron las vecinas: que algunos hombres se metieron ah con dofia Cuca de Moraila; otros, en varias casas de IaCorona y que cuando se calm6 todo le compraron un veliz ala sefiora de enseguida en cinco mil pesos para meter las metra- Hetas". ‘Ami esposa todavia, apesardel tiempo, sele enchinael cuero... “Horas después de que todo'se apacigué, Faby y yo revisamos 10s dafios externas de la casa ocasionados por los cientos de balas que se dispararon los contendientes y relativamente casi satié ilesa. Slo quince agujeros tenia la parte que da a la calle Corona y el Valiant nuestro, que se porté fdem, ningtn rasguio sacé, cuestién que no sucedié asf conlos demds automéviles aparcados cerca, que quedaron convertidos en verdaderos cedazos; pero io incretble, lo insélito, Dios es grande, fue que ningtin vidrio de los ventanales de nuestra morada, que son varios, ni siquiera una simple astilladura suftieron". Mala punteria de los pistoleros 0 estSbamos de muy buena suerte, cosas de las cuales no pudieron vanagloriarse los que pasaron a mejor vida en este terrible encuentro entre las dos poderosas bandas de mafiosos. ‘Yo estaba ausente a la hora de los carambazos. Me encontraba disfrutando de un sabroso pargo sarandeado, en companta de mi 1 sobrino Miguel, en ej restaurante Ei Pescado:, propiedad det finado Chema Estrada, que estaba ubicado en Leyva Splano a dos cuadras del Panteén Civil. Estaba dandole un buen gprbo a una espumosa Tecate cuando fleg6 aquella morenaza due vendia camarones secos de la tierra del Tigre Tofio Toledo, y,a grito abierto platicd que se estaban matando unos hombres cerca de !a Cifnica Santa Marfa. Alarmado, de inmediato me comuniqué por teléfono con mi costilia para ver si era cierta la informacién. No repuesta todavfa del susto La Guachapora me conti lo que habia sucedido, pero que todo estaba ya en calma, Ya tranquilo continué un rato refrescandome el gorgiiero y luego me dirigt a mi casa donde atin, en la calle, la gente, en grupitos, comentaba os acontecimientos. a Ra ss Las casas de Chema Figueroa y de los Moraita, donde se afortinazon los Pistoleros. EL PAPEL DEL PAPELERO. La imprenta que funciona casi enseguida de mi casa, por la calle Francisco Villa, es propiedad de un viejo amigo ycompariero de El Sol de Sinaloa, Arturo ef Coca Torres Méndez, que desde que se vino de su tierra donde la vida no vale nada, se avecindé por razones de trabajo primero en Mazatlan y después en Culiacdn, y de aqui nolo sacaré nadie aunque le echen cohetones en salva sea taparte. Ese diadela cruenta matasagii, enlas afueras dela Clinica Santa Marfa, andaba en el chupe alld con et chino Miguelito, y no estuvo de cuerps presente en los acontecimientos. Dofa Lichi, su esposa, que le da la mano y el pie, cuidandole y ayudandole en el préspero negocio, nos cuenta las peripecias por las que atravesé cuando se vino la tremenda balacera: "Desde un dia antes dos carros sospechosos durmieron aquf al otro lado, pero no fe tomé importancia porque siempre hemos vividoast, con gente armada atwuestroalrededor. Aldiasiguiente, como alas 4 de la tarde, mi hijo Arturo, que estaba sentado en el quicio de la puerta de la imprenta, entré cortiendo y me dijo que varios hombres armados se encontraban afuera con no muy buenas intenciones; y dicho y hecho, ena entrada del negocio se apareci6 un individuo joven con una metralleta en las manos, en actitud de estar esperando algo; me mir, lo miré y brinc6 la calle laacera deenfrente; antes de ret 3 dijo alos operarios que bajaran la cortina porgue la cost se iba a poner fea. “Yo no miré cruzar en esos momentos a ninguna carroza finebre, que era, después lo supe, lo que estaban esperando los pistoleros. Seria la tensién nerviosa porlo que no abservé tal cosa, desde que vi amuchos hombres arriba de la clinica y en las casas, vecinas, armados hasta los dientes.” LLEGA ELPAPELERO . *Tuve necesidad de salir otra vez porque legé un papelero a dejarme papel y le dije que no me lo bajara det carrito en que lo trafa; que se métiera a la imprenta porque iba a cerrar la puerta. 8 Dofia Felicitas Olivas de Torres, entrevisiada por el autor de este trabajo de ‘nvestigacién periodistica. No, no, no pasa nada, me contest6, voy a meter el papel, y le di con las puertas en las niarices, cerré y me metf; y en cuantoio hice ‘empezaron a sonar los balazos y el muchacko a suplicarme que to dejara entrar. Me asomé y a través det cristal lo vi que hacia intentos de meterse atrés dal carrito de la moto donde trafa el papel; por fin le abrf porque me dio léstima y entré a gatas, arrastrdndose, lleno de panico; en eso llegé un carro con una pareja, se pararon aqui afuera porque ya no hallaban qué hacer. Elsefior, por el miedo, dej6 ala mujer dentro del vehiculo, se bajé y huyé como venado y ella emapezé a gritamos que la dejéramos entrar, pero ya era imposible hacerlo porque los dispatos se ofan por todos rumbos; a gritos le aconsejamos que se agachara abajo de} autémovil y creo que ahf pasé la balacera. "En una de esas salidas fue cuando vi que cay6 muerto un hombre, en la esquina del sanatorio, “Nos la pasamos aqui adentro los trabajadores y yo, abajo de Jas mAquinas, tirados, porque {os balazos estaban llegando at local delaimprenta. "También me tocé ver, cuando se inici6 la tracateca, que venia una camioneta del lado oriente con judiciates, pero se regresaron cuando se dieron cuenta de lo que estaba pasando. ' “Lo que siempre tem( fue que Arturo, mi maridito santo, se | fuera a aparecer en ese rato.” - 2Y dénde diablos andaba?, le pregunté. “No sé, se habia ido sin permiso..." (El Coca Torres Méndez, mientras tanto, le estaba chupando el ojo al pargo encantado de la vida). Luego que terminé la balacera, qué paso? “Anduvo por abt la policfa, que lleg6 después de que todo habfa pasado", . 2Y el papelero? "Yano queria selic de la imprenta. Estaba asustadisimo y olfa muy feo...” LA MUERTE DE HECTOR CARO QUINT! ERO El periodista Isafas Ojeda, hijo ilustre de Santa Apolonia, San Ignacio, tierra también del Cochiloco, nos narra lo que vio de cerca y de lejos, nadie se lo contd, cuando mataron a Héctor Caro Quintero, ef muchacho de 22 afios que.apenas se acababa de casar ¥ que salvé muchas vidas en ese dia infernal del 30 de enero de 1976: "Era un atardecer cualquiera. En la sala de redacci6n de El Sol de Sinaloa, inmersos en la rutina, los reporteros aporredbamos las maquinas de escribir para cumplir con la entrega de notas logradas en nuestras fuentes de informacién. Al grito de ‘apurenle, cabrones’, el maestro AntonioPineda Gutiérrezasumfa su papel de capataz mayor. "De pronto empezé la fiesta —como solfa decir el célebre Ga- Mito, quien fuera lugarteniente de Rodolfo Valdez (a) el Gitano. El campo de batalla era la avenida Francisco Villa, en ta cuadra comprendida de Serdan a Corona; luegose extenderfaunacuadra més hacia el poniente. "En un principio, todos pensébamos que, otra vez, los chamacos de Ia barriada de! callej6n Santa Rosa —hoy Agustin ‘Lara— golpeaban las cortinas metélicas de unos locales construi- dos precisamente atzis del edificio de El Sol de Sinaloa. Alguien, no recuerdo quién, nos sacé del erros: "se estén agarrando a ba- Tazos”, gritd y eso fue 1a voz de arranque para lanzarnos ala calle. “"Fieles al refrin de que “Ios toros se ven de lejos", nos ubicamos en la esquina de Santa Rosa y Corona, de donde escuchdbamos perfectamente las descargas de pistolas y metralletas. A esas fechas, vale la aclaracién, todavia no salfan al mercado los hoy tan famosos cuernos dechivo, ni los terrortficos M-60 que abren sefiores ‘boquetes. *Pasaron los minutes; las descargas empezaron a escasear, hasta que Ileg6 el momento en que cesaron por completo. Por ei callej6n Agustin Lara, de pronto aparecié un grupo de gente armada hasta los dientes. Un tipo se apost6 afuera del Batejé y 7 PEI Catriay ef resto se encamnind hacia La avenida Francisco Vitlo, porta acere poniente de la Congaa, mus que se teataba de polictas judiipales; el companero José Cate Medina todavia les hablé para infprmarles -a era por ia otra calle, Algunos voltearon a'mirario, tipo que estaba afuera de £! Catrin sélo sonei6, stesne perdfamoe detalle; el grupo segufa avanzando hacia el norte, con sus armas listas. Se trataba —seguin sabrfamos después— de miembros de la temida banda de narcotraficantes deTuarscha, pequetio poslade perteneciente al municipio de San otro ala entrada d Ignacio. “Cuando nadie lo esperaba, un joven que estaba apostado en Ja esquina de Vilia y Corona, protegiéndose precisamente con ta casa del insigne Chema Figueroa, empez6 a dispararles con una pistola calibre 45. Los fascinerosos se parapetaron sobre la hilera de carros de sitio estacionados a escasos centimetros. "Alguien del grupo nos grité: “escéndanse, pendejos". "Como pudo mas el affn de chisme que ia prudencia, la mayorfa seguimos en el papel de observadores. Del grupo se desprendié un sujeto chaparro, un poco gordito, total- mente de mezclilla —eso de total, es un decir, pues me imagino que noes nada comodo traer calzones de esa tela—j en sus manos llevaba un juguetito de esos que les dicen chaztates o R-15, “Agazapado contralos automéviles, corrié hacia donde estaba el francotirador, el cual, agotada, su pistola, emprendié la carrera hacia el bulevat Madero, s6lo que no Itegé lejos: el chepartito ya habfa Iegado a la esquina y lo rafagueé por la espalda. “Herido de muerte, Héctor Caro Quintero —tal era su nombre— salié impulsado hacia la banqueta de la Clinica Santa Marta; la vistola escapé de su mano y se deslizé sobre la propia acera, de donde habria de desaparecer misteriosamente. *Bl cuerpo cayé boca! perseguidor se acercd y lo voltes a puntapiés, para enseguida dispararle dos o tres veces sobre el rostro. Por qué voltearlo? La explicacin puede ser ésta: existe la creencia de que si la victima queda bocabajo, el agresor seré detenido poria policia. “Cumplida su tarea, el pistolero regres6 corriendo para reunirse con e! grupo. Del callején salié rayando Hanta una camioneta Ford, roja, a la cual se treparon, con excepcidn de dos B que no aicanzaron iugar y wuvieron que abordar el dnico automévil de sitio que tenia chofer. Elocupantedel asiento trasero rompié a culatazos el cristal para ir preparado, "El chaparro de marras quedé ubicado en la esquina posterior « de la camioneta, misma que arrane6 de inmediato. Al cruzar el carvil sur del Leyva Solano —en aquel entonces todavia no ce- rraban el camellén a la altura de la Corona— se le fue encima un automévil Ford, viejo, conducido por un similar, Sea, un vigjito. Ei matén le puso de puntas el R-15 y el pobre anciano torci6, despavorido, hacia el drea de estacionamiento de la Central de Autobuses. “Ast se escribis este triste episodio.” El reportero saas Rochin contandole a Chema Figueroa el episodio donde ‘mataron a Héctor Caro Quintero. TODOS ERAN CHAVOS — La totalidad de fos hombres que participaron en la masacre de la Clinica Santa Maria eran jovenes gatilleros al servicio de los Lafarga y tos Quintero; incluso, Héctor Caro Quintero, del que ya hemos dicho que fue el nico muerto que quedé en a reyerta, no legaba alos 25 afios de edad. Rafael, el mds célebre de la dinastfa, se afirma queno particip6 en los sucesos que estamos contando. Afios después se encumbrarfa para llegar a ser uno de los capos de mayorjerarquia en poder y dinero. Para todas sus cosas, desde un simple mandadoacompraruna

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