Está en la página 1de 4
+ ¢Por qué Juliana no quiere besar a su novio? {Por qué piensa Juliana en cortar con Juan Esteban? (Entienden a Juliana? {Qué piensan de la decisién que pareciera tomar Juliana al finalen relacén a lanecesidad de ser honesta? {Qué piensan acerca de presionar a una chica o a un muchacho para besarse o para hacer el amor? {4Cémo es para ustedes el noviazgo alos quince afos? {{Conocen @ alguien que haya vivido una situacion parecida? iAlos varones les ocurren situaciones similares alas de Juliana? {4{Cémo se manifiesta el amor en este texto? {Qué pueden decir acerca del deseo? {Como viven ustedes los sentimientos cuando alguien les gusta les atrae, les interesa..? |Luego se ponen en comiin las producciones grupales y se orientaré la discusién hacia la valoracién de las relaciones de amistad y de pareja, las formas de expresi6n que la afectividad tiene en estos vinculos, las ‘expectativas diferenciadas por género que la sociedad impone a las formas de expresar el afecto.Es impor- tante identificar las claves para vivir y expresar la afectividad de un modo que potencie sus capacidades: la posibilidad de enunciar sus propios deseos,ilusiones y necesidades, sus desesperanzas y proyectos, sus temores y desafios Texto 2:”El marica? un cuento de Abelardo Castillo, un escritor argentino nacido en 19351 El cuento narra desde la actualidad del autor un evento del pasado, de su adolescencia, del cual se arre- piente y toma varios temas importantes para debatircon toda la clase:discriminaci6n por orientacién sexual, prostitucién dificultad para expresar lo que se siente:no decidir por lo que se siente sino por el grupo al que se pertenece. Queremos sefalar que para llevar a cabo esta actividad, ser4 necesario que docentes y alumnos hayan vivenciado y aprendido la participaci6n en otras instancias de reflexi6n y debate, para que al trabajar sobre una cuestién tan sensible como esta, el proceso pueda ser conducido a los objetivos propuestos. cececece cee cece “El marica” “ESCUCHAME, CESAR, yo no sé por dénde andards ahora, pero cémo me gustaria que leyeras esto, porque hay cosas palabras, que uno lleva mordidas adentroy ls lleva tada la vida, hasta que una noche siente que debe escibiras decislas a alguien, porque sino las dice van a seguir ahi doliendo,clavadas para siempre en fa vergdenza. Escuchame. Vos eas aro, une de esos pibes que no pueden ornar shay otro en el ba. En la Laguna, me acuerdo, nunca te desnudabas delante de nosotros. A ellos les daba rsa. ami también, claro; pero yo decta que te dejaran, que ‘uno es como es.Cuando entrastea primer af ventas de un colegio de curas; San Pedro debié de parecertealgo ash > 10 Tomado de Ana Laura Garcia, wventud y sexualidad, Pensando als sujetos desde una mirada sociocultural, Area de Investigaci6n y Desarrollo del Programa Nacional de Salud Sexual y Procreacién Responsable, Ministerio de Salud de la Nacin, 2007. Disponible en ttp//wmumsal govar/htmsite/salud_sexval/site/pdtjovenes- sexualidad pdf 1 1 ' ' ' 1 ' 1 1 ' 1 ' 1 ' 1 ' 1 ' 1 ' 1 ' 1 ' 1 ' 1 ' ' 1 ' t 1 ' ' 1 1 ' 1 I ' ' 1 ' 1 ' ' ' ' ' ' ' ' 1 ' ' 1 ' ' ' ' ' ' ' a ' ' ' ' ' 1 ' t ‘ e como Brobdignac. No te gustaba trepar als drboles ni romper farolesacascotazos ni corer carreras hacia abajo entre ls matorrales de la barranca Ya no recuerdo cémo fue cuando uno es cico encuentra cualquier motivo para querer ala gente. Sélo recuerdo que un dia éramos amigos y que siempre anddbamos juntos. n domingo hhasta me llevaste a misaAl pasar frente al café el colorado Martinez dijo con vor de Nauta, ais los novios,a vos sete puso la cara com fuego y yo me di vuelta putedndoloy le pequé tan tremendo sopapo, de revs en los dientes, que me lstimé lamano. Después vos me a querias vendar Me mrabas ~Telastimaste por m Abelard. Cuando dist es, enti fon a espalda.Yo teniamimanoentrelastuyasy tus manos eran blancas, delgadas, 1no sé. Demasiado blancas, demasiado delgadas. —Soltame—dije. alo mejorno eran tus manos, alo mejor era todo, tus manos y tus gestosy tu manera de moverte, de hablar. Yo ahora pienso que en el fondo a ninguno de nosotros leimportaba mucho, y alguna ver lo dij, dije que esas cosas no signiticaban nada, que son cuesiones de educacién, de andar siempre entre mujeres entre curas. Pero ellos se ela, yuno también, César acaba riéndose acabaporrelrse de macho queesypasael tiempo y una noche cualquiera es necesari recordar, deci, tod. Yo te quise de verdad, Oscua e inexplcablemente, como quieren los que todavia est mpios Fras un poco ‘menor que nesotrosy me gustaba ayudarte Aa salida del colegio ibamos atu casa yy texplicaba las cosas que ‘no comprendias.Hablabamos.Entonces era cil escuchar, cantarte todo fo que alos otros sles calla. A veces me ‘mirabas con una especia de perplejdad, una mirada raa,la misma mirada, acas,con la que yoo me arevia a ‘mirarte.Una tarde me diiste: —Sabés te admire. No pude aguanta tus ojos Micabas de frente, como los chicos y declas as cosas del mismo modo. Fso er ts un marca Qué vaa ser un marica —Poralgolocuidés tanto Supongo que alguna vez tuve ganas de decir que todos nosotros juntos no valiamos ni la mitad de lo que é dele quevos valias pero en aquel tiempo la palabra era dif yarisa cil y uno también acepta —uno también eige—, acaba por enrofarse, quiere la brutalidad de esa noche cuando ino el negro y habs de vere lacara Dios _ydjo me pasaron un dato —Me pasaron un dato —djo—, por las Quintas hay una gorda que cobra cinco pesos, vamos de paso el ésarle ve la cara aDios. yo dije macanudo, —Césaesta noche vamos a dar una wueltacon los muchachos. Quiero que vengas. {Con os muchachos? Si qué tiene. Porque no sélo je macanudo sino que te llevé engariado Vos te iste cuenta de todo cuando legaros al ‘rancho. La luna enorme, me acuerdo Alta entre los drboles. —Abelardo vos lo sabis. —Callatey ent ~ jlo sabias! —Entrd te digo. £1 marido dela gorda, grandote como la puerta, nos miraba como si nos midiera Dijo que eran cinco pesos inco pesos por cabeza pibes. Siete por cinc,treinta cinco Vel la cara a Dios habla dicho el negro.De a pieza sali un chico tendra cuatro o cinco aos. Moqueando, se pasaba el revés de la mano por la boca, nunca en mi > e vida me voy a olvidar de aquel gesto.Suspiecitas desnudos eran ce! mismo color que el piso de terra. Elnegro hizo punta.Yo sentia una pelota en el estémago, no me animaba a mirarte.Los demas hacian chistes brutales,anormalmente brutales en voz de secreto; todos estdbamos asustados como locos.A Anibal le temblaba el fsforo cuando me dio Fuego, —Debe estar sucia ‘Cuando el negro salié de la pieza venta sonriende, triunfador, abrochdndose la bragueta. Nos guiné un oj. —Pasdvos. —No,yo no.Yo despues. Entrée! colorado; después entré Anibal. Y cuando salian, salian dstintos Salfan hombres. Si, esa era exacta- ‘mente lampresién que yo tensa. Entré yo. Cuando salvos no estabas. —Dénde est César —Dispars. Yel ademén —un ademén que pudo seridéntico al del negro— se me hel6 en la punta de os dedos, en lacara, ‘me o bors el viento del patio porque de pronto yo estaba fuera del rancho. —Vos también te asustaste pibe. Tomando mate contra un érbol vial maride de la gorda;el chico jugaba entre sus piernas. Qué me voy a asustar. Busco al otro al que se fue. —Agarré pa ay —con la misma mano que sostenia la pava, sefalé el sitio. el chico sonrefa ¥ el chico tam- bién dio pa ays. Te alcancé frente al Matadero Viejo; quedaste arinconade contra un cerco. Me mirabas. to sabias. —volvé. —No puedo. Abelardo, te juro que no puedo. —Volvé animal —Por Dios que no puedo. —Volvé ote llevo a patadas en el culo. La luna grande, ne me olvide, blanquisima luna de verano entre los érboles y tu cara de tristeza o de vergienza, tucara de pedirme perdén, a mi.tu hermosa cara luminada, desfiguréndose de pronto. Me ardia la mano Pero habla {que golpear, astimar, ensuciarte para olvidarse de aquella cosa, como una arcada, que me estaba atragantando, —Bruto —dijste—. Bruto de porqueria. Te odio. Sos igual, sos peor que los otros. Tellevaste la mano a a boca igual que el chico cuando salia dela pieza. No te defendiste. Cuando te ibas todavia alcancé a decir —Maricén Maricbn de mierda, Y después o grit Escuchame, César Fs necesario que leas esto, Porque hay cosas que uno lleva mordidas,trampeadas en la ver-

También podría gustarte