316 Don Juan
Abrié la tapa del piano y empezé a tocar. Sus dedos se
movian porlazonadelas graves.
~Retenga usted esta mtisica, su ritmo, al menos, y procus
reacomodar al mis pobres, mis opacas palabras...
De pie, arrimado al piano, vuelto hacia la luz de la venta
na, alzé6 un braze lentamente, Recordaba laactitud de las res
citadoras hispanoamericanas cuando empiczan: «Alegria
del ma
«.. ¥ laolase rompe contra el limite»
Dejé-caerel braze.
-En el creptisculo inmenso del Paraiso, aquella tarde de
ototi, habia dejado de lover Las palmeras desperezaban sus
abanicos, y losnardos sacudian las gotas de la Iluvia en el cés-
ped brillante.
Addn se habia quedado dormido en su gruta de cuarzo
cristalizado, y el Sefior tuvo que lamarlo varias veces para
que despertase,
__~1Ya voy, Seftor! “le respondid, restregdndose los ojos; y sa-
lid a la puerta de la gruta.
El Senor se habia puesto aquella tarde un traje de arco
3) una veemds, Addn, quedé destumbrado.
{Buenas tardes, Sefior! -dijo, inclinando la cabeza; y el
Seftorlesonrid.
~;Vaya suetiol, zeh?
~Si. La siesta de esta tarde ha sido larga. {Como no tengo
qué hacer!
El Senor se acercé ye puso en el homtbro una mano trans-
parente.
=2Te aburres?
-No es eso -respondié Addn. Aburrirme, precisamente,
no. Pero me gustaria hacer algo. No estoy contento mas que
cuando estamos juntos; pero comprendo que Tti tienes cosas
mds importantes en que ocuparte.
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Ahora, ya no. Todo lo que tenia que hacer esta hecho.
" =;Has.acabado también ios cielos?
~;Miralos! ~dijo el Seftor; y la mirada de Addn traspasé las
tubes de la tarde y se hundid en el infinito, hasta donde llega-
malas iltimas galaxias,
=Es hermoso. Pero te dard mucho trabajo ponerla en mar-
‘cha cadadia. -
—Estd en marcha para siempre. Hasta el fin delos tiempos.
- jAh!
La mirada de Addn se enredaba en las constelaciones, per-
‘seguia las estrellas fugaces, inquiria en el seno confuso deta
Via Late
| -Esbonito -repitid-. No sé edmo se te ha ocurrido hacerlo.
Yo lo hubiese hecho mds simple y mds pequefto, pero sin so-
lemnidad y probablemente sin elegancia y con mucho menos
brille, Desde luego, tienes ms imaginacién que yo.
Ya Vee
-¥, todo eso, gsirve para algo? Quiero decir, si es como los
_frutos de los drboles o las aguas del rio, para que yo me ali-
‘mente; 0 como las flores, los insectos...
ElSefior espic la mirada de Adan y el gesto de sus labios.
~Utily lo que se dice itl, no lo es; pero divertido y gracioso,
| melo parece. Ademds..
‘Addn alzé wn poco hacia El la cabeza, y una mirada interro-
ganie.
Todas las cosas que hay en el Universo ~continud el Se-~
fior-, me aman, cada cual a su manera, Las orugas lo mismo
que los soles, las hierbas como las aves. Ese conjunto inmenso
‘se miueve por amor hacia Mt; por amor viven los animales, y
erecen las plantasen el campo, y hasta esos cristales de tt gru-
tatienen su modo de amarme. Entiendes?
‘Addin confess que no muy bier.
Me aman lo mismo que tt ~aclaré ef Seftor-. Lo que suce-
de es que su amor no se dice en palabras, y, si me apuras, no
‘estd dicho todavia, Precisamente por eso estds ti en el mundo.318 Don Juan
Hasta ahora, te aburrias sin hacer nada, pero ahora que el
Cosmos esté completo, tienes que recorrerlo para traerme
elmensaje de amor de cada cosa.
Addn incliné la cabeza.
-No teentiendo, Senor.
-Vasahacerun viaje, vasa recorrer el cielo hasta las tlti-
mas estrellas; vas a hurgar en los campos hasta dar con las
hierbas escondidas; vas a hablar a todos los animales del
aire, del mary de la tierra: vas a interrogar al oro, y al dia-
mante, y a todos los pedruscos subterrdneos. Preguntards si
aman a su Seftor, y cuando te hayan dado respuesta, me la
travs.
=jBs0 me dard mucho trabajo!
No creas... Sisabes hacerlo...
/ clurante este tiempo, zestarésin verte?
-Probablemente, pero no lo notards,
Adin dijo que bueno y, ala manana siguiente, parti6 para
su viaje. Por el reloj de su pulso, tardé siglos enteras; por el re-
loj del Seftor, sdlo un instante,
Era tambien la tarde en el Paraiso, pero no habta Itovido.
Addn venta cansado y un poco triste, Se dejé caer a la orilla
del rio, y bebié largamente. Después, quedé tumbade, con la
vista en las nubes.y el corazdn perplgjo. Yast estuvo, hasta que
oye la voz del Seftor, que le Hamaba,
~4Dénde te has metido, Addn?
~{Estoy aqui, Sefior! -respondiéel hombre: ysalté rdpida-
mente, El Sefior se acercaba sin prisa, yclio tiempo aque Addn
se sacudiera el polvo y se alisara un poco el cabello. Cuando
estuvo decente, marché al encuentro de Dios.
El Sefior le tendia la mano y, al estrecharla, Addn sintio
desvanecerse la fatiga de su carne yla tristeza de su corazon.
-iCémo me alegra verte, Sefior! ;Qué bien me siento a tu
lado!
Un impulso le llev6 hasta los brazos del Sedior, en cuyo pe-
cho apoy6 la cabeza.
Capitulo 5 319
-Fstoy bastante avergonzado, y lo mejor sera que te lo
cuente todo.
El Senor acaricié su frente.
~1Teha ido mal por esos mundos?
~Son muy bonites, y el viaje fue entretenido, Realmente,
desde aqui no se da uno cuenta de lo mucho que has hecho y
delo bien que estd. Pero...
Se interrumpid, y buscé dnimos en la mirada det Senor,
Dios volvié a sonreirle.
Cuenta,
-3Cémo te lo diré?—ta vozde Addn temblaba-. Cuando es-
toy junto a Ti, parece como si entre nosotros no existieran dis-
tancias, Te llarno y me respondes; te miro y me sonries; te amo,
yme devuelves amor, No me atrevo a decir que somos uno
‘misma, pero es como silo fudsernos. En cambio.
La voz se le amargé, y una arruga profunda surgié en su
frente. El Seftor miraba a otra parte para ocultar su regocij
-Nilas cosas me entienden, nilas entiendo. Sean estrellas,
ranas, cataratas de agua, leones o claveles, al preguntarles,
enmudecen; al hablarles de amor, me miran sin comprender.
Somos distintos, no hablantos ia misma lengua. Siento como
siun abismo nos separase.
~Y, e80, gte ha entristecido?
-Sobre todo, Seftor, porque no pude cumplir tu encargo, y
también porque me gustaria entenderme con las cosas que me
vodean, las préximas como las lejanas. Hasta ahora, vivien-
tre ellas sin darme cuenta de que no las amaba y de que les era
indiferente. Me parecia suficiente, Sefior, nuestra reciproca
amistad. Pero ellasteaman, y Tulasamas, y me duele quedar
fuera de ese concierto y no poder traerte...
Le interrumpié un sollozo. Se echéa Horar en los brazos del
Seitor, y Dios le sonrié otra vez, aunque Addn, conelflanto, no
sediera cuenta. La sonrisa divina fue para Addni como el jugo
de las amapolas: allf mismo, en sus brazos, qued6 dormido. El
Seftor lo cogié y lo acercd a la gruta de cuarzo, que a aquella320 Don Juan
hora no resplandecta: y se quedé mirdndole, De vez en cuan-
do, reia. Despues, trajo la noche sobre el cuerpo dormido y
mandé al Universo entero que guardase silencio, Alescuchar-
le, el Universo se sobrecogid, porque nunca el Sefior se habia
metido en el horario de la luz-y las sombras; y todo qued6 ca-
ado, hasta la miisica de los astros.
Aquella noche, el Sefior estuvo muy atareado, Iba y venia
porel jardin del Paraiso, Sus manos hurgaban en la arena, sus
dedos palpaban su finura; 0 las metia en las aguas y probaba
su delgacies. Recorrié también los cielos, y el fondo de los ma-
res, yestudié la color del firmamento y del coral, el resplandor
de los soles yla transparencia de las aguas marinas. En las sel-
vas, la piel mds suave de las fieras, y, en las playas, la palpita-
cidn de la marea, Escuché la voz de las caracolas, el susurro
del aire nocturno y todo lo que en las casas naturales era dul-
ce, delicado y bello; cuando lo tuvo bien estudiado, sesentéen
urrincén del Paratso, y, con la mano en la mgjilla, estuvo un
rato pensando, Las cosas de este mundo, que le veian, no se
atrevian a respirar: esperaban, suspensas, a que el Senior
. ¥ cuando, al firs, oyeron su grito de triunfo, un
movimiento de alegria recorrié el Universo, como un oleaje,
hasta los limites.
El Sefior se encerré en la espelunca de Addn hasta la ma-
drugada. Salié, y fue a lavarse at rio, porque traia tas manos
sucias de barra, Despues, llamé a los dngeles, y ordend que
canttasen a toda orquesta el Himmno del anror universal, Los
dngeles le obedecieron, Cantaban en las alturas, y las cosas
creadas hactan segundas y terceras voces todas a coro, sino es
elviento, a quien siempre correspondieron las arias. El Sefior
sehabta sentada frente a la cueva de Addn, y, con sw espalda,
ocultaba la entrada, Desde los dngeles @ las hormigas, todos
sentian curiosidad por saber qué pasaba. Pero el Seftor, const
mirada, los mantenia a raya. A una tortuga que disimulada-
mente quiso colarse, le dio un papirotaze y la envid lejos. «Es
que yo vivo ak, Seftor!» clamaba la tortugas pero el Sefior le
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nd cotilla y le dijo que se estuviera quieta, y que en castigo
su curiosidad, en lo sucesivo dormirfa durante los invier-
nos. También desde entonces la tortuga se quedé sin voz.
Desperté Addn a la salida del sol, y al escuchar los caénté-
, se pregunt6 siserian de fiesta, ysi estaria faltando al Se-
flor en cortesia. Pego un brinco, y, al desperezarse, vio a Eva
‘enel suelo, dormida sobre el lado izquierdo. Quedé suspen-
40, abrié la boca, y el primer movimiento fue de terror, de
‘modo que se escapé hasta el fondo de la gruta; pero al ver a
Byainmsvil, al resbalar su mirada por la curva de sus ancas
morenas, por la superficie de fos mustos, le parecié que algo
tan hermoso no podia ser temible. Se acereé, sin embargo,
“poquito a poco; se atrevié a tocarla: leacaricié el talén, que
Te quedaba mds cerca que otra cosa, y Eva se movid. Adén
“apagé un grito de jibito: Eva, al moverse, habia descubierto
lacara, y Addn se canfesé que nunca habia visto nada tan se-
ductor.
Tengo que decirselo a Dios ~pensé-, para que venga tam-
“bién y ved...
Salié corriendo, y tropezé en las espaldias inmensas del Se-
for. El brazo dlivino le detuvo y le impidié caer.
_ ~gAdénde vas, Addn?
-jlbaa buscarte, Sefior!;Ven a mi gruta y verds...!
~aEn tu gruta? ;Qué hay en tu gruta?
~Hay.. urea cose nueva. Se parece a mi, pero noes entera-
"mente igual, Tienes que verla. jEstan bonita! -senalé elespa-
cia azul-, Mira, algo as/ como esas estrellas que pusiste tarale-
jos y que hay queatravesar el cielo para verlas.