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Universidad de San Carlos de Guatemala

Facultad de Ingeniería

Curso: Puentes

Sección: P

Resumen Moral razonada


Capítulo 2
016/08/19
Tarea No. 9

Pablo David Gaitan Pineda


Carnet: 201212578
Tarea # 9
CAPITULO 2
Lo que es la conciencia

No podemos olvidar rasgos de la vida humana que son necesarios y casi


inevitables en cualquier sociedad, cuya presencia impone ciertos criterios
valorativos a los que no se puede escapar. Se trata de formas básicas de verdad y
de justicia imprescindibles en todo grupo humano. Al mismo tiempo, no parece
posible prescindir de cualidades como la amistad, la valentía o la veracidad, por la
simple razón de que el horizonte vital de los que ignorasen tales cualidades se
restringiría hasta lo insoportable.

Hay reglas sin las cuales no podría existir una vida humana reconocible como tal,
y hay otras reglas sin las cuales no podría desenvolverse siquiera en una forma
mínimamente civilizada. Éstas son las reglas vinculadas con la expresión de la
verdad, con el mantenimiento de las promesas y con la equidad elemental. Sin
ellas no habría un terreno donde poder pisar como hombres.

Después de todo lo dicho, entendemos que la conciencia es una pieza insustituible


de la personalidad humana. No es correcto concebir la conciencia como un código
de conducta impuesto por padres y educadores, algo así como un lavado de
cerebro que pretende asegurar la obediencia y salvaguardar la convivencia
pacífica. En cierta medida, la conciencia es fruto de la educación familiar y escolar,
pero sus raíces son más profundas: está grabada en el corazón humano. La
conciencia es una pieza necesaria de la estructura psicológica del hombre.
También hemos sido educados para tener amigos y trabajar, pero la amistad y el
trabajo no son inventos educativos sino necesidades naturales: debemos obrar en
conciencia, trabajar y tener amigos porque, de lo contrario, no obramos como
hombres.

Si tenemos pulmones, ¿podríamos vivir sin respirar? Si tenemos inteligencia,


¿podríamos impedir sus juicios éticos? Desde este planteamiento se entiende que
la conciencia moral, lejos de ser un bello invento, es el desarrollo lógico de la
inteligencia, pertenece a la esencia humana, no es un pegote, forma parte de la
estructura psicológica de la persona. No podemos olvidar que el juicio moral no es
un juicio sobre un mundo de fantasía, sino sobre el mundo real. Puedes impedir el
juicio de conciencia, y también puedes negarte a comer, o conducir con los ojos
cerrados.

La educación de la conciencia es incompatible con el relativismo moral, con la


concepción subjetivista del bien. Dicho de otra manera: educar la conciencia es
enseñarla a respetar la realidad, a no manipular lo que es objetivo. La inteligencia
es la capacidad de conocer la realidad y conocerse a uno mismo. Y educar la
inteligencia es entrenarla para reconocer las cosas como objetivamente son, no
como subjetivamente pueden parecer o nos conviene que sean.

Ante la necesidad de decidir moralmente, resulta necesario educar la conciencia.


Una educación que debe empezar en la niñez y no interrumpirse, pues ha de
aplicar los principios morales a la multiplicidad de situaciones de la vida. Una
educación protagonizada por la familia, la escuela y las leyes justas. Una
educación que lleva consigo el equilibrio personal y que supone respetar tres
reglas de oro:

* Hacer el bien y evitar el mal.


* No hacer a nadie lo que no queremos que nos hagan a nosotros.
* No hacer el mal para obtener un bien.

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