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HOMERO Y LA CIENCIA NUEVA («E] siglo pintoresco» I, 1845) Articulo I Los trabajos sobre Vico de uno de los mas elegantes escritores de nuestros dias! han sido causa de que 4 principi di Scienza Nuova d’intorno alla commune natura delle nazioni no sean tan desconoci- dos en nuestra Espafia, que no se sienta ya la influencia poderosa, irresistible, que no podia menos de ejercer, aunque tarde, en los estudios histéricos, politicos y literarios el patto ingenioso de uno de los mas profundos pensadores del pasado siglo. Sin embargo, si bien ha llegado el dia en que se hiciese cumplida justicia a la Ciencia Nueva, madre de la filosofia de la historia, que es sin duda la ciencia dominante de Ja época actual, Giambattista Vico con toda su prodigiosa erudicion, fruto de una vida entera consagrada al estudio, pero con una fuerza de imaginacion mas poderosa aun, 4 pesar de sus ingenioses principios y de su método 4 la vez analitico y sintético, es y sera siempre mirado como el hombre de las para- dojas hipstesis atrevidas. Tal vez 4 esto mismo deba Vico la fama péstuma, aunque tardia, que ha alcanzado en nuestro siglo, esplicandose facilmente la cruel indiferencia de sus contempordneos a la aparicion dell’infelice Scienza Nuova, como él mismo la llama, anegado de dolor por tanta ingcatitud, dalla continova tempestosa fortuna, agitato ed afflitto... lacero é stanco, en la tierna dedicatoria que de su obra corregida hacia 4 uno de sus amigos?. Triste pero comun destino de los hombres que tienen fa desventura de antici- parse al siglo y 4 la sociedad en que vivieron. No es el objeto del ligero ensayo que me propongo hoy demo- strar la razon del juicio universalmente pronunciado sobre Vico, y su Ciencia Nueva, puesto que en este trabajo, muy superior 4 mis escasas fuerzas, me han precedido ya en Espaiia escritores de reco- nocide mérito, de los que acabo de citar alguno; sino revindicar la existencia individual, una de las mas gloriosas del mundo sin duda, puesta en tela de juicio en el libro de la Ciencia Nueva. , 2 Ha existido Homero? - 2 La Iliada y la Odisea son el fruto admirable de una sola inteligencia, 6 son et producto colectivo de los rapsodas homérides? Esta tesis literaria suscitada por Vico, con- 1D, Juan Donoso Corrs. 7 EYP Quesn. eo ALFREDO ADOLFO CAMLS tinuada por Wolfio’, por Saintecroix', y por tiltimo tan erudita como brillantemente reproducida en nuestro dias por Mr. Edg. Quine mnerecia por su importancia algun sustentador en nuestra Espsits. siquiera para hacer revivir su bien merecida reputacion de eradita en otros tiempos, en que florecian un Diego Gracian, un Asiss Montano, un Simon Abril, un Sanchez de las Brozas, un Correa ue otros humanistas distinguidos que se formaron en los céle- res colegios trilingiies de nuestras universidades de Salamanca y de Alcali, gloria que nos han heredado los estrangeros 4 quienes dimos wn tiempo maestros esclarecidos y que hoy se afanan por igualar. Lastima grande en verdad que sea yo quien se encargue de traer una piedra mas 4 la pitimide de gloria que la gratitud de los siglos y de todas los pueblos ha ido levantando al Padre de Ja Hiada de la Odisea; pero si las breves apuntaciones de este somero tra- bac, que no son mas que la manifestacion de mis propias impresio- nes, hijas de una incesante lectura, legasen 4 despertar en otro el deseo de contemplar un trabajo, que no habré sabido sino bosquejar imperfectamcate, me crecria cumplidamente recompensado. Antes de discutir si en efecto ha logrado Vico resolver el pro- blema de la existencia de Homero en su Ciencia Nueva, sera in- dispensable, para los que no hayan leido su descubrimiento del ver- dadero Homero, esponer la doctrina general del autor. Segun él hay identidad entre Jos principios de la humana naturaleza y los de la historia universal; entre las leyes de! mundo social y los esfucrzos necesarios de los hombres, encerrados en los limites de un derecho natura} de Jas gentes, revelado por la Providencia y cuyas bases son Ja religion, los matrimonios solemnes y Ja sepultura de los muertos. método de Vico, como deciamos mas arriba, 4 la vez anali- tico y sintético, consiste en buscar los fundamentos de lo verdadero, meditando sobre el mundo social en su ideal eterno, y los funda- mentos de lo cierto, contemplando al mundo en su realidad, y en combinar despues estos dos estudios para dar 4 los raciocinios la certeza deducida de los hechos, y para dar 4 los mismos hechos el caracter de verdad deducido del raciocinio. En lo ideal coloca 4 la filosofia que considera al hombre tal como debiera ser; Jo ensalza y lo dirige en su debilidad; y sin separarlo de su propia naturaleza, ni abandonarlo 4 su corrupcion, se afana por moderar sus pasiones y transformarlas en virtudes humanas. En Ia realided encuentra & la legislacion que considera al hom- bre tal como cs en sf; utiliza sus pasiones: del orgullo feroz saca la 3 Prolegomena ad Homerum. 4 Réfusation d'un paradoxe sur Homere. 9 “Revue des Deus-mondes”, 15 mai 1836. HONERO Y LA CIENCIA NUEVA aa guerra; de la avaricia el comercio y de la ambicion la politica, de donde proviene el valor, la opulencia y la sabiduria, . Segun los principios de la humana naturaleza, primero sienten los hombres Jo necesarfo, luego fijan su atencion en lo til y alcan- zan lo cémodo; empero no les es dado detenerse en este venturoso estado ni continuar progresando. Aposesionados de lo cémodo, buscan en seguida los placeres, el lujo, los deleites sensuales, y con- cluyen por ultimo con atormentarse con sus propias riquezas. Tan ciertos son estos principios de la historia ideal, que todos ellos se encuentran en la fundacion y desarrollo de las sociedades. La necessidad de vivir y de precaverse del terror causado por los fendmenos de Ja naturaleza debid reunir d los primeros hombres en derredor de los padres de familia, groseros y crueles. La dureza de la ley de familia prepara 4 los hijos para la vida civil; los padres comprenden la stilidad de la vida social, y Negan 4 ser severos y smagndnimos uniéndose para contener a los plebeyos, Estos par su arte se afanan para alcanzar lo cémodo, y reclaman la igualdad de los derechos. Son sus gefes hombres morigerados y justos. Estas fases sociales partenecen, 4 saber: la primera, 4 los tiempos oscuros, 6 sea edad de los dioses; primera division de la historia en todos los puc- blos y que es el resultado del trabajo por medio del cual se funda una nacion: la segunda, 4 los tiempos fabulosos 6 heréicos, época en qua los héroes son tipos ideales de los fundadores de las sociedades: la tercera, 4 los tiempos histéricos 6 ciertos; edad de los hombres consignada por la historia. Las cuales corresponden 4 las tres gran- des lasificaviones politicas de monarquia, aristocracia y democracia. Resultando dichas clasificaciones de la accion del mundo social sobre si mismo, cada una estara representada en las tradiciones 6 en la historia por tipos caracteristicos 6 por verdaderos caracteres Gni- cos é indénticos con la época que reasuman, reflejando una manera de pensar impuesta por Iq naturaleza 4 las sociedades enteras: 1.° los Polifemos; 2.° los Aqutles, los Coriolanos, y 3.° los Aristides Escipiones. Pero llega al cabo la corrupcion, detiénese la accion de f filosofia sobre Ia legistacion, el amor de los placeres triunfa y se sobrepone 4 todo; entonces se siguen los huracanes de la democtacia y la necesidad del reposo, y entonces vienen tambien los Césares viciosos y humanos que dan 4 la democracia ef descanso de la monarquia. Y por iiltimo se van succediendo ef lujo, el deleite y desenfreno, esto es, los Caligulas, los Nerones que arruinan ta monar- quia y preparan la vuelta necesaria de fas primeras fases sociales, ‘ada una de estas épocas tiene su lenguaje peculiar: primero, la lengua sagrada que espresa los hechos por medio de misteriosos signos; despues la lengua simbélica en Ja que los acontecimientos de la humanidad se reproducen por cantos; y por ltime Ja lengua vul- gar en que la prosa viene 4 reemplazar d la poesia, 332 ALFREDO ADOLFO CAMUS _ Cuslquiera pe sea la opinion que formemos sobre este inge- nioso al par que fecundo sistema de la Ciencia Nueva, cuyo nombre esté tan en armonia con su naturaleza, se concibe facilmente la importancia suma de Homero, al cual considera Vico como un momento inalterable de la lengua simbélica que es el matavilloso testimonio de los tiempos herdicos. En las epopeyas homéricas no parece sino que uno de estos encantos, con que suele el poeta animar sus ficciones, ha evocado toda una época; esta magica evocacion no se hace bajo un cielo sin resplandores, ni en medio de un apartado péramo, ni menos con las formas impalpables que su autor atribuye 4 las sombras; sino 4 la esplendorosa luz de! sol, sobre una tierra engalanada y benéfica, con tan vivides y enérgicos colores que se siente por do quiera el movimiento y la vida. Asi es que Vico no ha vacilado un instante en roconocer en las dos obras inmortales la historia entera de Ja fabulosa edad del pue- blo griego. Si esta hipdtesis fucra cierta, seria por si sola la irrecusable confirmacion de la Ciencia Nueva; asi lo cree su atrevido autor al colocar en ¢ frontespicio de su libro un emblema, cuya descripcion debemos 4 su clocuente traductor francés M. de Michelet. «Una muger con alas en la cabeza y cuyos pies se apoyan sobre tun globo y un altar que 4 este sostiene, representan 4 la filosofia, esto es, 4 Ja metafisica. El globo significa el mundo social fundado en la religion del matrimonio y de los sepulcros, 6 lo que es lo mismo, en la perpetuidad de las familias... Alzase del mundo la filosofia social como para remontarse hacia Dios que es su autor. El ojo divino, figucado en Ia parte mas encumbrada del cuadro, lanza un rayo que, reflejindose en ella, va 4 herir é iluminar Ja estatua del ciego Homero, representante del génio popular, de la poesia instin- tiva de las naciones, de la que habra de salir su civilizacion. La vieja y desmoronada estdtua se apoya en un ruinoso basamento, de tal modo que mas parece destruirla, que alumbrarla el rayo que la corona. En efecto es asi, pues que Homero, en el cual han creido ver 4 un hombre, habré de parecer como hombre y derretirse a la luz de la nueva critica; digamos mas bien que va 4 crecer, que va 4 transformarse en un sér colectivo, en una escuela de poetas, de rapsodas, de Homérides; ¢ pero qué digo en una escuela? Va a transformarse en un pueblo, en el pueblo griego cuyas tradiciones poéticas no hicieron mas que repetir y modular los rapsodas»®, El autor de la Ciencia Nueva es aun mas esplicito al entrar en fe pormenor de las prucbas en que hace estribar sus hipétesis. 6 fawySol, xopd td poxeav, d&iv Raprodas, porque zurclan cantas. HDMERO ¥ LA CIENCIA NUEVA 333 «La sabiduria poética, dice en el lib. Hl, la primera sabiduria del paganismo debidé empezar por una metafisica, no de raciocinio y de abstraccion, como la de los sibios de nuestros dias, sino de sentimiento y de imaginacion, tal como podian concebirla aquellos primeros hombres que eran todo sentimiento é imaginacion sin raciocinio. La metafisica de que hablo, era su poesia, facultad que con ellos nacia. La ignorancia es madre de la admiracion, ignorindo- lo todo, admiraban vivamente. Esta poesia fue en su principio divi- na: atribuia 4 los dioses la causa de lo que admitaban». . Vino luego la poesia herdica, historia fabulosa de aconteci- mientos reales, creacion de caracteres sublimes, parto de la imagi- nacion popular. Tal fue la poesia herdica, que bajo la fabulosa leyenda del sitio de Troya describe los largos combates de los griegos durante su edad herdica, poesia que por medio de los tipos imaginarios de Aquiles, de Ulises y de Ayax, perpetiia la memoria de los guerreros sin nombre cuyas hazafias no dejaron mas que un vago recuerdo. eCual es la patria de Homero?? Todas las ciudades griegas, porque ellas mismas eran Homero. Su ceguera era la ceguera de los rapsodas que ganaban su vida cantando los poemas que llevan su nombre. Su juventud es la juventud de la Grecia, es la edad de la Iliada cuyo tipo es el cardcter de Aquiles; su vejez es la vejez de la Grecia, es Ia edad de la Odtsea caracterizada por el prudente Ulises. La duracion de su vida no es de menos de cuatrocientos sesenta aiios, esto es, que comprende toda la duracion de la Grecia desde su origen hasta el restablecimiento de los juegos olimpicos en que dan principio los tiempos histéricos. Tal es el resimen de la brillan- te teoria de Vico. Como indicamos al empezar, no ha sido solo el autor de la Ciencia Nueva quien ha negado 6 por lo menos puesto en duda la existencia real de Homero; pero ha sido el Gnico que ha tenido el suficiente ingénio para idealizarlo. Dugas Montbel siguiendo 4 los comentadores alemanes supone que unos sesenta afios despues del sitio de Troya salié una escuela de rapsodas de Ia isla de Quio para €sparramarse por todas las poblaciones de la Grecia, siendo !a dura- cion de esta escuela la de la composicion de los poemas. Benjamin Constant por su parte, apoyado en las mismas consideraciones que vamos examinando, cree que la Iiada y la Odisea pertenecen 4 muy diversas épocas, aunque cada una de hs dos epopeyas, salvas algu- nas interpolaciones, forma un todo enlazado é idéntico, . 7 Esmimna, Rodas, Colofon, Salamina, Quio, Argos, Atenes, las siete ciudades mas ‘mponantes de la Grecia, se disputan la gloria de haber sido la cuna de Homero. “ ered ‘Surplyovaw mpi piyar ‘Onttpou Zyipra, ‘pdboa, xohupdw, Zxkoiv, Xiog, PYOG, Won 4 ALFREDO ADOLPO CANUS Pero facil es echar de ver que tanto el sistema de Dugas Montbel como el de B. Constant estan en oposicion con el de Vico, puesto que el trabajo lento y compasado de cuatro siglos sustituyen, ya las producciones de toda una escuela, 6 ya dos ingenios eminen. tes nacidos el uno largo tiempo despues del otro. La misma Ciencia Nueva nos prescribe los limites dentro de los cuales se han de colocar las fechas de !as dos composiciones homé- ficas, y segun sus mismos principios ya no son estas dos la historia ideal y universal de la edad fabulosa de los gricgos sa tan solo la narracion poética de un acontecimiento real y muy nota- ble de los tiempos herdicos. Narracion por otra parte impresa de cierto sello de universalidad; universalidad entendida en e] sentido de que cuante constituia la vida, segun la concebian aquellos hom- bres primitivos, se halla comprendida en el inmenso cuadro de descripcion. «El cielo, dice Vico, lib. Il, no estuvo al principio mas alto que Ja cima de los montes. La fuerza indefinida del humano espiritu al irse desarrollando mas y mas, y la contemplacion del cielo necesaria para alcanzar los augurios, obligando 4 los pueblos 4 observarle sin cesar, fue causa de que se elevase el cielo en la opinion de los hom- bres, y con él debieron elevarse tambien los dioses y los héroes. Como los planetas parecian mayores que las estrellas fijas, los dioses subieron 4 los planetas y los héroes se colocaron en las constelaciones. Al traer los Fenicios 4 los Griegos el conocimiento de las divinidades que colocaban en las estrellas, hallaron sus dioses y sus héroes ya dispuestos 4 representar estos dos papeles». Apliquemos estas reglas 4 1a critica del conocimiento del cielo y de la ciencia adivinatoria, tales come se hallan espuestas en la Iiada y en la Odisea, y llegaremos 4 deducir conclusiones muy diversas de las de] autor de la Ciencia Nueva. La cosmografia de la Iiiada es completa, y estd determinada con toda precision. aTres hermanos somos, dice Neptuno en ta Mliada, bijos de Saturno d quienes parié Rea, Jipiter y yo, pues el tercera es Pluton, que impera en los infiernos. Divtdiése el untverso en tres partes; tocé- me & mi por suerte el imperio del espumoso mar, d Pluton el reino de las sombras y d Jupiter el inmenso cielo colocado en el seno de los aires y de las nubes; pero la tierra nos es todavia comun, como tam bien el elevada Olimpor'. © BAADA. Libro XY, », 187-193. Hemos preferido presentar traducidos en pros tos ppesages de los dos hermosos poemas que nos ocupan, no obstante las dos versiones dela Slads en verso castellano de Garcia Malo y Hermosilla, especialmente Is del primero que pos parece Ie mas exacts, & fin de sjustarnos rigorosamente al texto griego. pars hemos tenido & te vista ta edicion ingless de Samuel Claret. HOMERO ¥ LA CIENCIA NUEVA 533 Sobre los numerosos pisos de esta montafia (el Olimpo) cubier- ta de nieve, ‘Aypotath xopupt] noAvéeipieg OdAbptoho? ... Rpdg "OLvp OV cydvvipov...10 con maravilloso arte ha construido Vulcano los resplandecientes palacios de los dioses. La vasta mansion de Jove ocupa la mas elevada cumbre. Alli es donde convoca la asamblea de los inmar- tales, Allf es donde gusta de estar apartado para complacerse en su gloria. El Olimpo contiguo al cielo es la entrada de los espacios eté- reos, cuyas pueftas estan guardadas por las horas. Estas divinidades estan velando en los inmensos cielos y en Ja morada de los inmortales, y apartan 6 reunen la espesa niebla que cierra su entrada. Tig émtétpancan jieyac, OiAvynic *Qoat, te, ‘Hpév dvoxdivor roxivev, AS'emsetvan! Cuando quieren los dioses dejar este terreno sdlido, unica par- te habitable del cielo, suben en sus dorados carros aparejan sus ala- dos caballos, répidos como el pensamiento, los aguijonean y los lan- zan en medio de los aires, entre la tierra y la boveda estrellada. El término de su carrera suele ser habitualmente otra montafia menos elevada que el Olimpo, y si echan pie 4 tierra, se les vé 6 revolotear como palomas, 6 conmoverse bajo sus divinas plantas el suelo y las ‘Selvas. Asi es como Jupiter, para complacer 4 su hija Minerva que intercede por los Griegos, «unce d su carro dos caballos de doradas crines y herraduras de bronce y que vuelan velounente; toma su dorado y primoroso litigo y monta en su carro: aguijonéalos para que corran; mas ellos vuelan llevados de su propria fogosidad por entre la tierra y el estrellado cielo basta la cumbre del Gargaro, donde el padre de los dioses y de los hombres los detiene desatan- dotos del carro»'2, «Desde lo alto de estos montes hace Jove que resuene el trueno, algunas veces se sigue con la vista d la nube prefiada del rayo, que se desprende del Olimpo para ir a estenderse por el cielo, apactble y Serenon\, 9 ILtapa. 1 Ip. Lib. ib. VIU, 3. TV, 420. " [uiapa, Lib. VIIL v. 41 y sig. 1) Ip, Lib, XVI. v, 297-300. by ALFREDO ADOLFO CANLS. Otres veces tambien algunas divinidades giles como Iris, Apolo y Minerva, recorren los aires sin mas sosten que sus dlas é sus aligeros talones. Precipitase Tetis desde la cumbre del Olimpo en el mar, Fig dAdo ddto fadetav, at’ aiyAievtos ‘OAdpnovs Minerva se deja caer como una exalacion lanzada por el hij Sarumo en medio de los Griegos y Troyanos; " io de Glov S'aatépa ize xpdvov naiig yyAopytew!s pero Venus herids toma prestados para temontarse al palacio de Japiter el carro y los corceles 4 Marte. Ti S'Apns Seoxe xpuodymuxas innovg 'H B'éc Sigpov EBorvevis Y¥ cuando el dios de Ia guerra ha sentido tambien é1 mismo el acero de Diémedes, alzase como un negro vapor hasta las aubes, atraviesa el vasto cielo para llegar al Olimpo. Ola Sty veqtov ipefevviy gaiveran? La separacion y 1a contigitidad entre el cielo y el Olimpo estan bastante bien determinadas por lo que precede. Han menester, pues, las divinidades de la Diada moradas construidas como las de los hom- bres sobre un suelo no menos sélido, Necesitan como los mortales de cafros, corceles y armas, y cuando descansan de los cuidados que les causan los negocios humanos, es para entregarse 4 las risas inestingui- bles, GoBectc yehac!s, y 4 la alegria de interminables festines. "Os vote pbv Gponay wap és neMov yatodovta!? En la Odisea todavia es el Olimpo la mansion de los clioses, pero tambien habitan el cielo. Adavetoror Heoi, tor odtavdv Exo101?9 HOMERO Y LA CIENCIA NUEVA 3 Hise desplegado la montaiia y abarca todo el espacio. El domi- nio reservado 4 Jupiter cuando la triple reparticion del univerrso, ha sido invadido por las otras divinidades. Sin embargo, aun no ¢s completa la abstraccién y el pensamiento, necesita valerse de la espresion usitada para quedar inteligible. Por tanto ya el Olimpo, considerado como morada de los inmortales, no es el monte de Ia Tesalia que lleva este nombre, sino un sinénimo del cielo. No cabe duda alguna sobre esto, porque luego nos refiere el poeta que los gigantes Oto y Efialto, anhelando penetcar hasta el Cielo, han empleado su prodigiosa fuerza en amontonar el Osa sobre el Olimpo y sobre el Osa el Pelion para escalarlo. ‘Atdv t dvtideov, meyhertév TEpdAmy ‘Oacav ét OVAdtO péMacov Bépev, odtap bx “Ocay midtov elvoci pudov, iv’ obpavog cuBatds einzt Por este pasage se vé claramente que el ci¢lo no se ha elevado indefinidamente, puesto que los dos gigantets le hubieran alcanza- do, si bubiesen legado siquiera a la edad de la pubertad. La asamblea de los dioses tiene todavia lugar en el palacio de Jupiter Olimpico. Alli Minerva logra aprovecharse de la ausencia de Neptuno para preparar la vuelta de Ulises, ajusta 4 sus divinos pies sus inmortales sandalias y se precipita desde las cumbres del Olimpo. Nada indicaria una espresion metaférica, 4 no hallarse repetidos los epitetos usitados del monte de la Iada, sel de tos numerosos picos, el de cima cubierta de nieve», y si el mismo Jupiter no hubiese reconocido que los inmortales habitan el vasto cielo, ‘ABavatouow eSuxe, tol odpavdv edpdv exoumiv? Alli Mercurio se dispone 4 llevar 4 Calipso la érden de poner 4 Ulises en libertad, ajistase 4 los talones sus aladas sand: lias, y «bajando d la cumbre del Pierto, arréjase desde el éter en el mary, mpeiny S'impas bE aidipas tunece xéviq?? Esta marcha demuestra 1a dificultad que tiene Homero de acerse entender con claridad, pues el éter ¢s el camino que sigue 7! Onisea, Lib, XT. 307-315, 22 Ip. Lib. Lv. 67. 2 Ip. Lib. V. v. 50, 38 ALFREDO ADOLFO CAMUS el dios, y sin embargo todavia tiene que pasar por la montaii Pieris que esti al pie del monte Olimpo. Tanto ie cuesta al pon Gijer sus ideas. No ignora que ya no habitan los inmortales una sim- pr montafia; pero se siente perdido en los espacios en donde aca. de elevarlos por el encanto magico de su inspiracion: se siente perdido como lo hubieran estado los mismos dioses sin el velocisi- mo carro que Jes hacia atraversar de un vuelo intérvalos inconmen- surables. Con todo, & medida que sigue la narracion su curso, llega 4 mayor atrevimiento y osadia de imaginacion, de tal manera que al fin nos describe el Olimpo; pero esta descripcion no es esplicita, la Ihace con desconfianza y como de referencia, y asi lo indican clara- mente sus palabras. «Alli dicen que tienen su firme asiento las inmortales, moradas de los dioses, allf no las agitan los vientos, ni las inundan las Iluvias, ni las cubren las nieves; sino que por do qutera se balla esparcida una serenidad sin nubes, allf reina un brillante resplandor en el cual se deleitan los immortales continuamente»*. En esta descripcion no se reconoce ya el Olimpo material de Ja Tliada: Jos palacios de los dioses no estan ya gados al suclo, ni resplandecen por entre los fenémenos atruostericos y los montes donde se ven formarse las nubes. Por una consecuencia muy natural los dioses de Ja Iéada que eran hombres de cien pies de estatura y de irresistible pujanza empiezan 4 espiritualizarse. Ni Mercurio ni Minerva llevan siempre sus sandalias voladoras. Se mueven libremente sin carros y sin alas sobrepuestas, y Minerva ademas penetra 4 pesar de las cerraduras en las habitaciones de Penélope y de Nausicaa, tomando luego una forma mortal, Ti] pv éeroopevr?>. Hay coincidencia entre la e levacion del cielo, el cambio de !as ideas sobre la naturaleza de los dioses y los progresos de la ciencia divinatoria? Hé aqui de lo que habremos de ocuparnos en un préximo articulo. ALFREDO ADOLFO CAMUS 4 Oneea Lib. VL v. 1 y siguenics, » bp. Lib, VL v, 24. HOMERO Y LA CIENCIA NUEVA Articulo Ht Seria desconocer !a historia de las primeras edades del mundo negar, no la existencia, que es un hecho incontestable, sino la importancia suma que a la Ciencia adivinatoria dieron sin exce; cion tedos los pueblos de la antigtiedad. ¢ Pero cémo habremos de entender esta ciencia misteriosa y sagrada? Constantes en nuestro propésito de no apartarnos de los medios de raciocinar empleados en la Crencia Nueva, veamos como define Vico la adivinacion: «Los primeros hombres, dice, cuya existencia toda se cifraba en Ja energia de las fuerzas corpéreas, se figuraban al cielo como un gran cuerpo animado, y le pusieron por nombre Jipiter, Nuestros espiritus estan demasiado desprendidos de los sentidos, demasiado espiritualizados por las numerosas abstracciones de nuestras lenguas, por el arte de la escritura, por los habitos del calculo, para que poda- mos hoy formarnos esa idea prodigiosa de la naturaleza apasionada; la espresion la formamos con la boca, pero su idea no existe en nuestro entendimiento. ¢ Cémo en efecto pudiéramos concebir la vasta ima- ginacion de aquellos hombres primitivas, cuyo espiritu estrafio 4 toda abstraccién, a toda sutileza, estaba como embargado por las pasiones, anegado en los sentidos y como sepultado en la materia? Asf es que hoy apenas comprendemos y ni siquiera podemos imaginar cémo pensaron los hombres que fundaron la civilizacion pagana. Asi es como los primeros poetas tedlogos inventaron la primera fabula divina, la mas sublime de cuantas se imaginaron. Asi es como inventaron 4 ese Jupiter, rey y padre de los hombres, cuya diestra lanza el rayo; que manda por medio de signos, digna espresion de la majested divina. Eran estos signos, si puede decirse asi, palabras teales, y la naturaleza entera era Ja lengua de Jdpiter. Todas las naciones paganas han creido poseer esta lengua en la adivinacion, la cual fué llamada por los Griegos teologia, esto es, ciencia del lenguage de los dioses». Luego la adivinacion es, segun Vico, la interpretacion de los fendmenos naturales 6 sobrenaturales considerados como signos de la Voluntad de los dioses y aplicables 4 todas las circunstancias de a vida. * Véase nuestro num. IIL correspondiente al mes de Junio. we ALFREDO ADOLFO CAMUS Desde ticmpo inmemorial, tanto en el Oriente como en los demis puntos del globo habitados por los hombres, se arreglaban varios actos de la vida civil por Jas observaciones astronémicas, el canto de las aves, las lineas de las manos y otras mil practicas, consti. tuyer do todas ellas una ciencia conocida desde muchos siglos. El inspirado legislador Moisés, anterior de cerca de trescientos afios 4 Is presunta epoca del sitio ‘de Troya, prohibe formalmente la adivi- nacion 4 los Hebreos. El Deutoronomio reasume esas practicas mas usuales, cuyo uso proscribe el gran legislador de la manera siguiente: «No se vea en tu pais quien purifique 4 su hijo 6 hija, pasdn- dolos por el fuego; ni quien consulte adivinos, y haga caso de suetios y de agieros: no haya hechicero, ni encantador, ni quien pida consejo a los que tienen espititu phitdnico, y 4 los astrélogos, ni quien intente averiguart por medio de difuntos la verdad?. Los griegos de la Iliada no conocian todas estas practicas de la ad ivinacion; los de la Odisea habian dado ya un paso mas en la ciencia. 2 Nec inveniatur ier te qui fuscret filisers saute, aut filiam, ducens per ignem: out qui ariolos seiscitetur, et observet somnia etgue auguria, nec sit moleficus, nec incantantor, nec qué pytbores consulas, nec divinos, aut quarrat a mortuis veritatem. Deut. cap. XVHHI, v, 10-11. |Al leer este pasage del antiguo Testament, tanto en la version castellana del doat- simo SR. AMAT, arriba citeds, como en Ta Vulgate latina, Tie estraftado siempre hallar la voz igricga phyton, in que, bien signifique la serpicate de le mitologis gtiega, bien designe i la sacerdotise del oriculo de Delfos, no turaduce, i mi modo de ver, con Ia debida precision SF texto original de la Escritura; ni como habia de aludit Moisés 4 cae prictica del arte sdivinatoria de los Gricgos, cuando dicha prictica no podia ser conocitla 4 Ja sazon de los Hebreos, pucsto que no llegs 4 establecerse en la ciudad de Apolo, sino muchas genera- Giones despues de haberse promulgsdo las leyes sagrade consignadas en el Pentateuco. Y bo ce atrbuya, como pretenden slgunos, este crea helenismo en que han incutrido la Veleate y los traductores saodernos, 4 la version griega de los LXX; porque alli se dice Ey- oorpuvoes, esto er, ventrilocuos, Versudisimos aquellos intérptretes, no solo en Ia ‘en (gt, ano tambien en Ia mitologia de las Griegos, ‘debieron sin duda conocer que no ert Bablando con el vientre, como pronunciaba la Pitonisa sus inspiradas respuestas desde et tripode, sino de muy diverso ‘modo, como nos lo refieren Plutarco. San Juan Criséstomo y cusntos oe han ‘ocupado de este famosa oraculo de le Grecia. - Ademas, la palabra del Jriginal hebreo, segun los mejores lexicografos, ademss designificer odre 0 cucro sdobado y cosido para contenct liquidos, tambien quiere decir ventritocua, «Qui vero factum, pre punta con mucha gracia Gesenio, uf uter ¢f ventriloquus Hebrais coders vocabulo expr antur?e, Porque seguramente al prestigisdor en su fatidica operacion debia inflirsele d vientre como uns bots. ; Torn i cual habremos de infers, que esta ridfeula prictice de Ia ciencis adivine toria de los antiguos cataria reducida a eee juego tan vulgar de Ja voz, que ya ejercen gpande sdmirscion de los expectadores en medio de las plazas piblicas los histrioncs musesizo+ dias. | Tambien en el cap. SEXVIIL de lib, I de fos Reyes, ln Bechicera de Endor. § uke conselts Saif,

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