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Olvido del campo colombiano y sus potenciales causas

La crisis tiene un eje central. Cada vez que sale una cosecha, los precios caen
y los ingresos de muchos cultivadores, especialmente de los más pequeños, no
alcanzan para cubrir los costos de producción. Eso significa que miles de
campesinos trabajan a pérdida o apenas para sobrevivir. Aunque existen
diferencias en las condiciones en que se desarrolla la pequeña y la gran
agricultura, hay muchos problemas comunes a las dos formas de producción.
Rezago tecnológico, alta exposición a la competencia sin preparación,
institucionalidad débil, falta de asistencia técnica, tasas de interés por encima de
las que rigen para el sector urbano, deficiente infraestructura y políticas con
sesgo antiagrario.
A pesar de que la comercialización es una de las mayores dificultades de la
actividad agropecuaria en Colombia, la inseguridad generada por los grupos
armados al margen de la ley también tiene un impacto altamente negativo porqué
Esto ahuyenta a los inversionistas y frena cualquier desarrollo.
A los anteriores obstáculos se suma el atraso del país en infraestructura. No se
trata solamente de la falta de vías para sacar las cosechas, sino de la carencia
de centros de secamiento, bodegaje y enfriamiento de productos como la leche
o las frutas, para tener un manejo de inventarios que reduzca los picos de oferta
y regularice los precios.

A pesar de la complejidad de esta problemática agraria colombiana, “eso no


quiere decir que no haya avances ni que no existan sectores que están
progresando y se encuentren muy bien en productividad, como el de las flores,
la palma africana, los azucareros, nuevos proyectos agroindustriales, nuevas
iniciativas de pequeños y medianos grupos que están progresando, algunos se
están modernizando y van en la vía correcta del buen uso de los recursos. Pero
lo otro es tan grande que requiere de un esfuerzo enorme del Estado y de la
sociedad, para que todo lo bueno sea más visible”

Frente a estos aspectos y de acuerdo a las causas y particularidades del


problema agrario colombiano, se plantea un posible estructura en dos grandes
bloques complementarios. El primero se enmarca en el bienestar de la
población bajo el cual se tratan puntos como la seguridad y soberanía
alimentaria, la protección de los recursos genéticos y naturales, la
estabilización de la población y la garantía de seguridad social para ésta, y
la generación de empleos e ingresos para los campesinos y el sector
agrícola.

En conclusión, la crisis del campo colombiano no llegó por casualidad. El país


sigue recogiendo la cosecha que lo que sembró durante muchos años: una
política agropecuaria de muy ‘bajos rendimientos’.
El sector agrario Colombiano atado a cuerdas rotas

Colombia es un país cuya estructura económico-social es básicamente


agraria. A partir de ello, el origen de los problemas sociales, económicos y
políticos que se viven actualmente dentro del territorio colombiano, tienen su
fundamentación en los problemas del campo que se remontan a las
históricas y abrumadoras contradicciones que se presentan en éste sector. El
abandono estatal del campo, que se evidencia en la reducción constante del
presupuesto nacional para la agricultura, ha sido el artífice de una política
encaminada al fortalecimiento del latifundio ganadero, la agroindustria y la
agro exportación, en detrimento social de la economía campesina, la
seguridad y soberanía alimentaria, que desdibujan el verdadero desarrollo
del país.

Así mismo, se hace una descripción de algunos de los diferentes programas,


alivios, beneficios e incentivos que el Gobierno Nacional ha implementado en su
gestión y en su afán de medidas proteccionistas y transitorias. Se observa que
la locomotora del desarrollo no logra una sincronía y puede tener unos vagones
sueltos que frenan todo el desarrollo del sector.
Por consiguiente, esta situación genera fenómenos de desplazamiento de las
zonas rurales más vulnerables del país en busca de “oportunidades” en las
grandes ciudades y despojo de tierras, afectando la producción nacional. Está
no abastece y cumple con los requerimientos básicos. El problema de
inseguridad ha tocado fondo, por eso es que la inversión del gobierno es de altas
proporciones en todos los sentidos económicos, sociales y políticos.

En conclusión, la participación ciudadana será vital para la transparencia del


manejo de los recursos a través de los diferentes mecanismos de participación
en una sociedad democrática y en un Estado de Derecho de esta forma se apoya
a los campesinos y los incentiva a mostrar productos de alta calidad, lo que nos
indica que si el campo muere la cuidad con el también este es una cadena la
cual a muchos se les está olvidando y n cualquier momento se puede romper y
generar múltiples bajas en muchos sectores colombianos como lo son el
económico y político.

“… el campo juega el papel de fiel de la balanza en el proceso de modernización


política. Si el campo apoya el sistema político y no se enfrenta al gobierno, el
sistema está seguro contra una revolución. Si el campo está en la oposición,
tanto el sistema como el gobierno están en peligro de ser suplantados. El papel
de la ciudad es, permanentemente, el de alimentar la oposición. El papel del
campo es variable: lo mismo puede ser un puntual de estabilidad o la chispa de
una revolución. La oposición del campo es fatal. Quien controla el campo
controla el país…”

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