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Por el Maestro Chan Sheng Yen

Entre mayo de 1999 y noviembre de 2003, los domingos por las tarde cuando estaba en Nueva York, el Maestro Sheng Yen dio una serie de conferencias
sobre el bodhipakshika (sánscrito), literalmente: “Cosas pertenecientes al Bodhi”, también conocido como las “treinta y siete ayudas para la iluminación”.
Las treinta y siete ayudas constan de siete grupos de prácticas expuestas por el Buda. Estos son: Los Cuatro Fundamentos de la Atención, los Cuatro Rectos
Esfuerzos, los Cuatro Pasos hacia los Poderes Mágicos, las Cinco Raíces, los Cinco Poderes, los Siete Factores de la Iluminación y el Noble Óctuple Sendero.
Esta es la primera de las tres conferencias que el Maestro Sheng Yen dio sobre los Siete Factores de la Iluminación. Las dos conferencias restantes serán
ofrecidas en los números subsiguientes del Chan Magazine.
Las conferencias fueron traducidas simultáneamente al inglés por la Dra. Rebeca Li, transcribidas por Sheila Sussman, y editadas por Ernest Heau. Las serie
completa será publicada como “Las Cosas Pertenecientes a Bodhi”.

Como título “los Siete Factores de la Iluminación” podría ser ajeno a la mayoría de las personas, sin embargo, muchas personas han venido aquí para
escucharme hablar acerca de este tema. Parece que cuanto más exótico es el título más interés hay en él. Esto probablemente tenga que ver con la palabra
“iluminación”, que siempre es muy atractiva para la gente. En realidad, es posible alcanzar la iluminación. De hecho, eso es lo que le sucedió al Buda
Shakyamuni. Si la iluminación fuera imposible, ¿qué sentido tendría enseñar el Dharma?

La escuela Arya-Sarvastivada del Budismo antiguo consideraba las Treinta y Siete Ayudas para la Iluminación como lo esencial para la práctica hacia la
liberación. Habiendo completado las Treinta y Siete Ayudas, uno se convertiría en un arhat. Sin embargo, cuando hablo de las Treinta y Siete Ayudas, también
hablo de cómo se practican en la tradición Mahayaha. Mi perspectiva sobre cómo son practicadas en la tradición Chan también se diferenciará un poco
respecto de otras tradiciones.

Puesto que la mayoría de los maestros Chan enseñan la iluminación repentina, no hablan mucho de las Treinta y Siete Ayudas, las cuales son consideradas
como métodos graduales. Sin embargo, yo sí enseño los métodos graduales como una base para la práctica hacia la iluminación repentina.
Para aquellos que son capaces de alcanzar la iluminación repentina, eso es maravilloso y podrían prescindir de los métodos graduales. No obstante, para
aquellos a los que la iluminación repentina no es tan factible, pueden practicar los métodos graduales como una base para los métodos repentinos.

Por consiguiente, cuando hablo de las Treinta y Siete Ayudas, es en el contexto tanto del camino Hinayana del Shravaka como del camino Mahayana del
Bodhisattva. La diferencia entre los dos caminos básicamente radica en la actitud y el énfasis. En el Hinayana, la liberación significa alcanzar el estado de
arhat; en el Mahayana, la liberación significa alcanzar la budeidad.

A primera vista, los siete grupos de las Treinta y Siete Ayudas podrían parecer que no están relacionados pero, en realidad, son secuenciales. A menudo,
relacionamos el Chan con la iluminación repentina, pero la práctica Chan definitivamente avanza por etapas. Sin embargo, no consideramos a cada etapa
como un objetivo primordial. De esta manera, aunque el Chan habla de la iluminación repentina, también abarca el gradualismo implicado en las Treinta y
Siete Ayudas. De hecho, el Chan cree en la practica de los Cinco Métodos de Serenar la Mente en preparación para los Cuatro Fundamentos. A pesar de su
énfasis en la iluminación repentina, el Chan considera la cultivación gradual de las Treinta y Siete Ayudas como algo muy importante.

Antes de los Cuatro Fundamentos, practicamos los Cinco Métodos de Serenar la Mente para transformar la mente dispersa en una mente estable y unificada.
Para recordarles, los cinco métodos son: contemplar la respiración, contemplar la impureza, contemplar la bondad, contemplar las causas y condiciones y
contemplar la conciencia de los budas y bodhisattvas. Después de los Cinco Métodos, uno estará dispuesto a practicar los Cuatro Fundamentos.
Al ir atravesando por las Treinta y Siete Ayudas, estamos cultivándonos continuamente hacia la liberación. Al tiempo que llegamos a los Siete Factores de la
Iluminación, ya deberíamos estar bastante avanzados en el camino, aunque aún no liberados.
Es importante comprender que dentro de cada grupo las prácticas también pueden considerarse como secuenciales. Por ejemplo, en los Cuatro Fundamentos,
la atención del cuerpo precede a la atención de la sensasción, y a partir de ahí practicamos la atención de la mente, finalizando con la atención de los
dharmas. De manera similar, los Siete Factores de la Iluminación también son secuenciales.

El término sánscrito para los Siete Factores de la Iluminación es “sapta bodhyanga”, donde “sapta” significa siete, “bodhi” significa iluminación, y “anga”
significa factor o pieza / artículo. Cada grupo en las Treinta y Siete Ayudas tiene un nombre diferente, pero de hecho, todos ellos pueden llamarse bodhyanga
puesto que todos son factores hacia la iluminación.
Los Siete Factores de la Iluminación son llamados así porque después de terminar de cultivarlos, uno ya debería estar iluminado. En las traduciones chinas de
los sutras, “sapta bodhyanga” es traducido de varias maneras. No me extenderé en esto excepto para hacerles saber que hay diferencias en cómo el término
es traducido al chino.

Los siete factores son: El primero, la atención en las actividades tanto mentales como físicas; el segundo es el discernimiento entre los dharmas (como reales
o ilusorios); el tercero es la diligencia, o perseverancia; el cuarto es la alegría y el deleite; el quinto es la ligereza y la tranquilidad; el sexto es la
concentración; y el séptimo es la ecuanimidad, que significa liberarse de discriminar.

Atención
Al cultivar la atención, estamos practicando esencialmente los Cuatro Fundamentos de la Atención. En este momento también deberíamos recordar que el
objetivo de practicar los Cuatro Fundamentos radica en cultivar la sabiduría. La atención del cuerpo tiene tres aspectos: la atención del cuerpo interior, la
atención del cuerpo exterior, y la atención del cuerpo interior y exterior. El cuerpo interior se refiere a los órganos internos (corazón, hígado, fluidos
corporales, etc.) El cuerpo exterior se refiere a los órganos sensoriales (ojo, oído, nariz, lengua y tacto), en especial a cómo responde el cuerpo al medio
ambiente. El cuerpo exterior e interior se refiere a la integración de ambos.
Al practicar la atención del cuerpo, prestamos atención a todos estos tres aspectos.

Cultivamos la atención del cuerpo para verlo como es realmente, para no estar tan apegados a él. A menudo nos inquietamos y nos preocupamos por todas
las cosas diminutas que le suceden a nuestro cuerpo. Algunas personas aman su cuerpo, algunas lo odian, pero ambas actitudes revelan el apego excesivo al
cuerpo como una fuente de aflicciones. Al estar atentos al cuerpo, comprendemos que está experimentando cambios constantemente y que le sucederán
cosas. Esto nos ayuda a desapegarnos de él y de esta manera no creamos tanta aflicción.

La atención de la sensación significa estar conscientes de nuestras percepciones sensoriales sin importar si son agradables, desagradables o neutrales.
Por ejemplo, cuando nos sentimos confortables, estamos conscientes de una sensación agradable; cuando nos sentimos incómodos, estamos conscientes de
una sensación desagradable; y cuando no nos sentimos ni conforbales ni incómodos, estamos conscientes de ello. En otras palabras, la atención de la
sensación significa estar consciente de tus sensaciones en cada momento que las experimentas.
Por ejemplo, ahora mismo, ¿tus sensaciones son agradables, desagradables, o ni agradables ni desagradables?

La atención de la mente es estar conscientes de cómo reaccionamos mentalmente a las sensaciones. Cuando sentimos placer, ansiamos más o tenemos miedo
de perderlo; cuando sentimos incomodidad, nos molesta y queremos deshacernos de ella. Estamos entusiasmados por una experiencia feliz pero cuando
encontramos desgracia nos sentimos frustrados. De este modo tenemos codicia por un lado y aversión por el otro. Y cuando nuestra experiencia no es ni
agradable ni desagradable, nos sentimos aburridos o apáticos. Con todas estas aflicciones, es fácil estar confundido acerca de lo que realmente queremos en
la vida. De esta manera, la atención de la mente significa estar conscientes de cómo reaccionamos a nuestras experiencias.

La atención de los dharmas es estar atento a sí nuestros objetos mentales (ideas, conceptos, símbolos, lenguaje, sensaciones) son saludables o no, benéficos
o perjudiciales. Así como necesitamos estar atentos al cuerpo, a las sensaciones y a nuestras reacciones mentales a dichas sensaciones, necesitamos también
estar muy claros acerca de cómo nuestros procesos mentales generan resultados saludables así como malsanos.
Cuando pensamos en nuestro cuerpo, normalmente estamos preocupados por temas tales como comodidad o incomodidad, salud o enfermedad, si somos
atractivos o feos, etc. Absortos en dichos pensamientos, rara vez vemos nuestros cuerpos objetivamente; en cambio, normalmente consideramos al cuerpo
como “mío” y tenemos este o aquel estado o cualidad: “Soy guapo” o “ soy feo”. Cuando podamos ver al cuerpo más objetivamente, estaremos practicando la
atención de cuerpo.

Recientemente una dama me dijo: “Shifu (Maestro), tengo que someterme a una cirugía y realmente tengo miedo”.
”¿A qué tienes miedo?” Pregunté.
”Primero, tengo miedo al dolor, segundo tengo miedo a morir a causa de la cirugía”.
Le dije: “Cuanto más miedo tienes al dolor, más dolor vas a sentir”. Dite a ti misma que tu cuerpo está siendo curado por tu médico y que sólo eres testigo de
ello”.
Después me dijo que puesto que estaba bajo los efectos de la anestesia local, podía observar la cirugía y no tenía miedo. Ella dijo: “Lo que vi solo era que el
médico estaba realizándole cirugía a un cuerpo”. La dama estaba practicando la atención del cuerpo.

Recientemente tuve una cirugía en la cual medico insertó un endoscopio en mi estómago y observé el examen en una pantalla. Cuando estaba disfrutando el
ver el interior de mi estómago, el médico me dijo que encontró un quiste. Me preguntó si quería que fuese removido.
Dije: “Por supuesto, ¿por qué no?”
Le vi remover el quiste con un instrumento. Había algo de incomodidad, pero durante todo ese tiempo no estaba considerándolo como a mi estómago. Sólo
estaba observando a este estómago experimentando tratamiento.
La atención del cuerpo significa contemplar el cuerpo tal como un cuerpo, en lugar de pensar “Oh, este es mi cuerpo y están operando mi estómago. ¿Cómo
pueden hacer esto?”
Al pensar de esta forma, te pondrás muy nervioso y probablemente afectarás al proceso. Por supuesto podría haber dolor, pero el estar nervioso y tener
miedo no te serán de ayuda.

Sheng Yen: Bruce, ¿qué tal va tu dedo herido?


Bruce: Oh, mucho mejor.
Sheng Yen: ¿Es tu dedo? [Risas]
Si logras contemplar el cuerpo, también estarás muy claro acerca de tus sensaciones. Si logras contemplar las sensaciones, estarás muy claro acerca de tus
actividades mentales. Y si puedes hacer esto, serás capaz de contemplar los dharmas de manera muy clara, viendo claramente lo que está pasando. Y así es
como cultivamos los Cuatro Fundamentos de la Atención.

Discernimiento
El discernimiento significa distinguir los dharmas verdaderos de los ilusorios. También significa el entendimiento de la diferencia entre lo saludable y lo no
saludable. Si uno comprendiera la diferencia, se dirigirá hacia lo sano y empezará a alejarse de las aflicciones. Y una vez que salimos de las aflicciones
también nos dirigiremos hacia la sabiduría, lejos del odio y hacia la compasión.
Con la cultivación del discernimiento, avanzamos en el camino de la liberación, es decir, de la sabiduría y de la compasión.

Entonces, ¿qué es real como opuesto a lo ilusorio? Sin la práctica de los Cuatro Fundamentos de la Atención, podría ser difícil de comprender la diferencia. Por
ejemplo, si uno considera que el cuerpo existe de forma independiente (como si fuera real), eso sería ilusorio e insano. De manera similar, cuando
contemplamos las sensaciones comprendemos que no importa que sean agradables o desagradables, lo importante es que son relativas y no absolutas.
Estando de buen humor, incluso algo diminuto podría parecer agradable, mientras que de mal humor, algo supuestamente agradable podría parecer
desagradable. Entonces, a través de la contemplación podemos ver que las sensaciones no tienen cualidades absolutas e inherentes.

Había un joven quien se sentía atraído por una mujer joven la cual lo ignoraba completamente. Una vez se acercó a ella y quizá fue un poco impertinente de
modo que ella le dio una bofetada en la cara. Al ser abofeteado, este joven estaba rebosante de alegría. ¿Pueden relacionar esto? ¿Qué estaba pasando?

Estudiante: Antes ella lo ignoraba pero cuando le dio una bofetada, finalmente le estaba prestando atención. De manera que eso le hizo sentirse feliz.

Sheng Yen: Así es. Este relato muestra la naturaleza relativa de las sensaciones. En este caso, el ser abofeteado en la cara fue una sensación agradable para
este joven.

Del mismo modo, cuando contemplamos la mente, podemos ver que su contenido no tiene cualidad absoluta, pero es efímero y relativo a los eventos. Cuando
contemplamos los dharmas mentales, vemos que están vacíos de ego. Por consiguiente, vemos que el estar atento al cuerpo, a la sensación, a la mente y a
los dharmas es sano, y saber distinguir lo verdadero de lo ilusorio es sabiduría.
A través de contemplar los cuatro tipos de atenciones, comprendemos que todos los fenómenos son impermanentes y por lo tanto vacíos. Esta sabiduría nos
permite conocer la verdad absoluta y la verdad relativa. La verdad absoluta se refiere a la vacuidad de los dharmas y a la ley de causas y condiciones,
mientras la verdad relativa se refiere a los fenómenos efímeros de la vida cotidiana. Con capacidad de discernimiento, conoceremos la diferencia entre
sabiduría y aflicción.

Diligencia
Sin adquirir algo de sabiduría y sin distinguir el Dharma verdadero del falso, el tratar de practicar con gran diligencia sería como una persona ciega montando
un caballo ciego. Dos de los peligros de practicar así ciegamente son: primero, el que uno podría caer en el error de creer en el Dharma incorrecto; segundo,
uno podría practicar los métodos incorrectos. Por lo tanto, para practicar verdaderamente con diligencia, uno debería ser guiado por un maestro que tenga
correcto entendimiento del Dharma y que practique los métodos adecuados. De lo contrario, sin un maestro cualificado, uno podría no saber cómo tratar los
inusuales estados físicos y mentales que podría encontrar.

¿Cómo sabes si el maestro está enseñando el Dharma adecuado? En primer lugar, ten en cuenta si el maestro tiene un entendimiento correcto de los
conceptos claves del Budismo. Esto significa que el maestro debería demostrar un entendimiento claro y aceptación de la ley de causa y efecto. Este maestro
no usaría su posición por su propio beneficio y no llevaría a cabo acciones malsanas puesto que él o ella sabría que habrá una retribución kármica. Él o ella
sabría muy claramente que para obtener resultados sanos, uno debe llevar a cabo acciones sanas.

Un buen maestro del Budismo también necesita entendimiento de la ley del surgimiento condicionado, que expone que todas las cosas existen como resultado
de la unificación de una miríada de causas y condiciones, y por lo tanto todo es impermanente, sin un ‘yo’ inherente. El comprender los fenómenos de esta
manera significa que uno posee una sabiduría budista básica.
Entonces, un estudiante puede usar su propio entendimiento del karma y de la ley de causas y condiciones para evaluar si el maestro o método están de
acuerdo con el Dharma correcto. Un maestro que práctica de verdad según estas leyes es un buen maestro; Si un método abarcara estas dos ideas, es un
buen método.

Para practicar con diligencia necesitamos distinguir entre el Dharma adecuado y los puntos de vista erróneos y necesitamos maestros que conozcan la
diferencia.
¿Qué es el Dharma adecuado? Las Treinta y Siete Ayudas para la Iluminación son el Dharma adecuado y los métodos adecuados de práctica. Al comprender
estos métodos adecuados, entonces uno podrá practicar diligentemente.
¿Qué es la práctica diligente? Es practicar los Cuatro Rectos Esfuerzos.
Si esto pareciera como que estamos volviendo otra vez a los Cuatro Rectos Esfuerzos, es correcto. Esta vez, sin embargo, estamos hablando de los Cuatro
Rectos Esfuerzos en el contexto de los Siete Factores de la Iluminación.

He aquí cómo entender este proceso. Para repasar, los primeros cinco grupos son: los Cuatro Fundamentos de la Atención, los Cuatro Rectos Esfuerzos, los
Cuatro Pasos a los Poderes Mágicos, las Cinco Raíces y los Cinco Poderes. En realidad, estos cinco grupos están relacionados con el cultivar el poder del
samadhi mientras progresamos. Cuando comenzamos a practicar, nuestro poder de samadhi es relativamente débil, de manera que necesitamos construir
sobre una base sólida. De esta manera, mientras nuestro poder de samadhi se profundiza, continuamos hacia la etapa siguiente, pero también regresamos a
los métodos fundamentales para mejorar nuestra contemplación. Con el tiempo, este proceso nos permitirá mejorar nuestro poder de samadhi. En otras
palabras, el progresar no es un simple proceso lineal; cuando haces progreso también repasas los métodos fundamentales.

No es correcto pensar que debemos pasar por todas las Treinta y Siete Ayudas para alcanzar la liberación. Efectivamente, si uno tiene raíces virtuosas muy
agudas, podrá alcanzar la liberación sólo a través de practicar los Cuatro Fundamentos de la Atención. Y si eso no es suficiente para alcanzarla, podrá añadir
el paso siguiente, los Cuatro Rectos Esfuerzos. Y si eso todavía no es suficiente, entonces uno podrá practicar los Cuatro Pasos a los Poderes Mágicos. Eso
puede ser suficiente para algunas personas. Y si uno no es capaz de alcanzar la liberación a través de practicar estos tres grupos, podrá cultivar las Cinco
Raíces y los Cinco Poderes. Y si con eso todavía no puede alcanzarlo, uno necesitará cultivar los Siete Factores de la Iluminación.
De hecho, los Siete Factores de la Iluminación son por sí mismos adecuados para alcanzar la liberación, ya que son siete métodos para cultivar el bodhi. Si la
cultivación de los Siete Factores de la Iluminación todavía no es suficiente para la liberación, entonces uno terminará practicando también el Noble Óctuplo
Sendero.

Alcanzar la iluminación no es como el levantamiento de pesas en donde continuas levantando pesas cada vez más pesadas. Algunas personas sólo pueden
levantar diez libras mientras otras pueden levantar centenares de libras. Es lo opuesto al Camino. Aquellos que tienen raíces más virtuosas necesitan tomar
menos pasos y escuchar menos Dharma para alcanzar la liberación. Si necesitas practicar todos los siete grupos para alcanzar la liberación, eso es porque no
tienes suficientes raíces virtuosas adecuadas en tu haber. De manera que si has escuchado todas las conferencias previas y todavía estás aquí escuchando
esta charla acerca de los Siete Factores de la Iluminación, debes volver a las conferencias sobre el Noble Óctuplo Sendero. (Risas)

Ya sea que estés iluminado o que tengas pobres raíces virtuosas, aún es útil escuchar la explicación de las Treinta y Siete Ayudas. Cuanto uno más escucha el
Dharma, más raíces virtuosas desarrollará. Incluso si uno no practicaba antes de escuchar el Dharma, después de escucharlo pensará más en la necesidad de
practicar. De manera que para ustedes todavía es beneficioso escuchar el Dharma y para mí todavía es últil enseñarlo.

Para repasar, en realidad la diligencia se refiere a los Cuatro Rectos Esfuerzos.


Esto significa: primero, el evitar nuevas prácticas malsanas; segundo, el eliminar las prácticas malsanas que ya existen; tercero, el comenzar nuevas prácticas
sanas; y cuarto, el continuar las prácticas sanas que ya existen. Esto es lo que quiere decir diligencia.

Por ejemplo, uno ha hecho voto de practicar el Dharma, y también ha hecho voto de eliminar el comportamiento malsano y el habla malsana. Aunque eso es
bueno, uno todavía no sería capaz de evitar los pensamientos malsanos. De manera que la práctica del esfuerzo también es hacer el voto de eliminar los
pensamientos malsanos. Esa es la práctica de los Cuatro Esfuerzos.

Para llevar esta práctica a un nivel más profundo, no sólo haces voto de evitar el comportamiento malsano, también haces voto de dedicarte a un nuevo
comportamiento sano. En realidad, estamos contentos de ser reconocidos y recompensados cuando hacemos cosas buenas, pero eso no es lo suficientemente
bueno porque la expectativa de alabanza o recompensa en sí misma es una aflicción.
De manera que uno va más lejos y hace este voto: “A partir de ahora, no esperaré ninguna recompensa por la conducta sana”. Este sería un nivel más
profundo de practicar la diligencia.

En el camino hacia la iluminación, el esfuerzo significa practicar con gran perseverancia y gran paciencia y estar dedicado continuamente. Algunos podrían
malinterpretar esto como el ir a toda maquina y olvidarse de la vida cotidiana. Lejos de ser el esfuerzo adecuado, eso sería más como un tipo demoníaco de
práctica. Más bien, el esfuerzo adecuado es como una pequeña corriente fluyendo sin pausa (ni demasiado tenso ni demasiado relajado) Cuando estás
demasiado tenso, es posible caer en un estado demoníaco donde generas pensamientos y actitudes malsanas. Cuando estás demasiado relajado, no estarás
realmente dedicado; serás como un globo desinflado, incapaz de generar poder alguno.
El esfuerzo adecuado, por consiguiente, radica en estar continuamente dedicado a la práctica (ni demasiado tenso, ni demasiado relajado) con gran paciencia
y perseverancia.

Esta mañana, le he pedido a mi ayudante que me cocinara unos cereales. El mijo que emplea a veces tiene cáscara que se atranca entre mis dientes. De
manera que le pedí que quitara los granos con cáscara antes de cocinar el mijo. Ella dijo: “Shifu, es muy difícil encontrar los granos con cáscaras” Comencé a
demostrarle cómo hacerlo, y escogí uno y dije: “Ves, este es uno con cáscara” Recogí otro, luego otro, uno tras otro. Simplemente estuve haciéndolo de una
manera muy concentrada, hasta que mi ayudante dijo: “¡Shifu, casi es la hora de su conferencia!” ¡Y entonces me di cuenta de que había transcurrido una
hora y media! Para mí fue una alegría hacerlo y no lo consideraba como una tarea pesada. En lo que a mí respecta, estaba recogiendo perlas.

La Alegría del Dharma


La clave a la diligencia es la gran paciencia, sin ningún sentido de gran preferencia o aversión acerca de lo que uno está haciendo, sin pensar en ganancia o
pérdida. Si prácticas de esta manera, inevitablemente se producirá la alegría del Dharma. En primer lugar, hay alegría al escuchar el Dharma. Antes de
encontrar el Dharma, tenemos muchos puntos de vistas erróneos; estamos en conflicto con nosotros mismos, experimentando lucha, conflicto y
contradicción; también tenemos conflictos externos. Después de escuchar el Dharma, comprendemos la ley de causa y efecto, o karma. También
comprendemos la ley de causas y condiciones, que dice que las cosas suceden según la miríada de condiciones subyacentes que existen en cualquier
momento dado. Debido a este co-surgimiento condicionado, todo está cambiando, todo es impermanente, vacío y sin un ‘yo’ inherente. Al escuchar dicha
enseñanza, uno debería sentir alegría.

Confucio dijo que si escuchamos una buena enseñanza por la mañana, deberíamos estar dispuestos a morir por la tarde. Escuchar el Dharma es como el
estremecimiento que sientes cuando escuchas algo que te pone en plena alerta; sientes el peso de una carga pesada que has estado llevando por un largo
tiempo. “Antes de esto, yo estaba muy afligido puesto que estaba mirando las cosas de una manera errónea, pero ahora miro al mundo con una actitud
diferente. Finalmente puedeo deshacerme de esta carga” ¿Experimentas la alegría cuando escuchas el Dharma? Hasta cierto punto lo deberías; si no, ¿cómo
podrías ser tan tonto de venir aquí un domingo para escucharme hablar? (Risas)

Además de la alegría de escuchar el Dharma, también está la alegría de practicar la meditación. Cuando cultivamos el dhyana, alcanzamos estabilidad,
tranquilidad y serenidad mental y sentimos la alegría del Dharma. Este tipo de la alegría del Dharma no es ningún tipo de excitación sino una sensación más
profunda de calma interior que no es afectada por el medio ambiente: “Simplemente estoy aquí disfrutando de este momento de paz y quietud” Creo que
muchos de ustedes, al menos hasta cierto grado, han experimentado esta alegría del Dharma. Si no y si todavía vienen a mis retiros, entonces eso sería
bastante tonto.

Cuando practicamos el Budismo, generamos menos aflicciones y evitamos los escollos del sufrimiento y de la aflicción. Pero si vamos más lejos y practicamos
los Siete Factores de la Iluminación, experimentaremos la alegría del Dharma. Varios lamas tibetanos viven en exilio a nuestro templo Dharma Drum Mountain
en Taiwán. Aunque hayan perdido su país, los lamas siempre están felices. Muchos practicantes laicos en el templo no comprenden esto y preguntan a los
lamas: “¿Cómo es que siempre están tan felices después haber perdido su país?” Los lamas dicen: “La pérdida de nuestro país ha sido dolorosa, pero puesto
que todavía tenemos el Budadharma, somos felices”. Estos lamas son felices porque siempre están con el Dharma, viviéndolo y enseñándolo. Es precisamente
porque viven en concordancia con el Dharma que los monjes y las monjas son felices. Yo mismo siempre siento la alegría del Dharma. Espero que apliques los
Siete Factores de Iluminación en tu propia vida y que también estés inmerso en la alegría del Dharma.
Ligereza y Tranquilidad

Después de la experiencia de la alegría, la ligereza y la serenidad (o tranquilidad), también surgirán. Esto significa estar libre de las pasiones del cuerpo y de
la mente. La ligereza y la tranquilidad son una realización más profunda y sutil que la alegría del Dharma (que puede ser burda o refinada) Con la alegría del
Dharma todavía hay mucho movimiento mental. “¡Oh, esto es tan placentero!” Esto sería un tipo más burdo de la alegría del Dharma. A un nivel más
refinado, hay quietud en la alegría del Dharma y uno siente ligereza corporal pero aún le falta la flexibilidad mental de la ligereza y de la tranquilidad. Con la
flexibilidad mental, el cuerpo y la mente están unificados y uno ya no está preocupado; uno ya no se preocupa por el cuerpo y sus sensaciones, sin importar si
se siente ligero o pesado, incluso sin importar si éste está allí; y uno no está consciente de tener aflicción mental alguna.

Al practicar, algunas personas están conscientes de que ya no sienten sensaciones, pero luego, se sienten excitados sobre esto: “Mi cuerpo ha desaparecido;
ya no lo siento. Esto es increíble” Esto significa que uno está experimentando la ligereza corporal, pero dado que la mente aún toma nota de ello, alguna
tosquedad todavía hay.
En la verdadera flexibilidad mental, aunque el cuerpo se sienta ingrávido, uno no tiene pensamiento de si el cuerpo o la mente están allí. Cuando la verdadera
flexibilidad mental tiene lugar, todo es muy fácil, suave y cómodo. Uno está sentado allí y el viento sopla pero no tiene noción de que él y el viento están
separados. Los sonidos del ambiente, mi charla, todos son lo mismo. Todo es muy armonioso (el cuerpo, la mente y el universo son uno) Pero por favor, no
malinterpreten la flexibilidad mental con el estar extremadamente relajado y no tener aflicciones. Esta es una buena etapa en donde los pensamientos y las
sensaciones más burdas están ausentes, pero es sólo cuando uno ha unificado la mente, el cuerpo y el medio ambiente que uno ha alcanzado la ligereza y la
tranquilidad. En ese momento, uno está dispuesto a practicar el sexto factor de iluminación: concentración o samadhi.

Concentración
El sexto factor de la iluminación es la concentración o samadhi. En la práctica budista hay nueve niveles de samadhi (los primeros ocho constituyen el
samadhi mundano, mientras el noveno es llamado samadhi no-mundano)
El primer nivel de Samadhi es la etapa de la ligereza y tranquilidad. Esto es también equivalente al primer nivel de dhyana. Uno avanza a través de las etapas
hasta el cuarto nivel de dhyana, y más allá hasta que uno llega al nivel más profundo del samadhi mundano: el octavo. El samadhi no-mundano (la novena
etapa de samadhi) en el Chan es referido como “iluminación repentina” Es llamado así porque en el momento de la realización, nuestro punto de vista del
mundo se transforma repentinamente de uno que es invertido y gobernado por el sufrimiento y la aflicción, a uno que nos libera de nuestra esclavitud a la
aflicción y el sufrimiento.

Los Sutras definen al samadhi como el estado donde la mente está concentrada en un solo punto y está completamente presente en esa situación. Podría
sonar difícil el comenzar con el primer factor de la atención y trabajar diligentemente todo el camino hacia el sexto. En realidad, todo lo que se necesita es
cambiar nuestra actitud, y es posible experimentar la ligereza y la tranquilidad en un instante. Y si la experiencia es profunda, tu mente debería volverse muy
estable y muy pacífica. Eso sería el samadhi.
Por otro lado, si mientras escuchas esta conferencia tu mente está completamente en el momento presente, concentrada en escuchar el Dharma, sin
pensamientos de lo bueno o lo malo, lo correcto y lo erróneo, libre de pensamientos vagabundos, eso también sería samadhi.

Dije anteriormente que hay dos maneras de experimentar el samadhi: Una proviene de cambiar nuestra propia actitud, donde un cambio repentino de nuestro
pensamiento nos permite experimentar el samadhi. La otra manera proviene de la cultivación paso a paso a través de los cuatro dhyanas y los ocho niveles de
samadhi. La segunda manera de samadhi es la más profunda.
Para expresarlo en términos mundanos, la primera puede compararse con el ser golpeado hasta quedar inconscientes, y luego despertar sin saber lo que
sucedió. La segunda es como quedarse dormido profundamente sin soñar, y despertar unas horas después incluso sin darte cuenta de haber estado dormido.

Podrías preguntarte: “¿Por qué debería trabajar tan duro cultivando el samadhi? Podría recibir un golpe en la cabeza o sólo ir a dormir” La diferencia es que
después de recuperar la consciencia o despertar del sueño, uno no experimentará la ligereza y la tranquilidad. Probablemente serías tan propenso a la
irritación como antes, y probablemente podrías estar sujeto a las mismas seducciones y distracciones. Tu carácter probablemente podría ser el mismo. Pero al
contrario, después del samadhi profundo, uno sentirá gran paz mental y alegría y después, posiblemente, uno responderá menos que antes ante el estímulo
negativo.

Ecuanimidad
El séptimo factor de iluminación es la ecuanimidad, con el sánscrito upeksha, que significa literalmente “no-notar”
Vimos que el quinto factor (ligereza y tranquilidad) era una sensación muy agradable y confortable (el cuerpo está relajado, sin tensión y la mente está
pacificada, sin ninguna aflicción) Pero siempre está la tentación de estar apegado a esta sensación, de desear mantenerla para siempre porque es tan feliz. Si
uno hace esto, es como una piedra dentro de un estanque de agua sin hacer nada útil. Por lo tanto, uno necesita practicar la ecuanimidad, “sin notar nada”.

Como dijimos, es muy alegre el experimentar el samadhi profundo. El cuarto factor de la alegría y el placer, el quinto factor de la ligereza y la tranquilidad, y
el sexto factor del Samadhi son las experiencias felices que surgen de la práctica. Este es el por qué son llamados la alegría del Dharma. Pero el apegarse a
dichas experiencias no es la práctica budista adecuada. Practicamos el Budismo para aliviar el sufrimiento, pero también es igual de importante el estar libre
de los apegos a la alegría. La práctica correcta es el estar liberado del sufrimiento así como de la alegría y el placer.

Dejar ir a la alegría no significa que no demos la bienvenida a la felicidad sino que no la ansiemos; y cuando la experimentemos no tengamos apego a ella. A
través de esta experiencia, sabremos que no hay una sola experiencia que sea permanente, que todas las cosas son transitorias y por lo tanto impermanentes
y vacías. Dejar ir es cultivar la sabiduría de la vacuidad, y una condición fundamental para liberación.

http://spanish.dharmadrum.org/content/buddhism/cont2.aspx?id=147
Por el maestro Chan Sheng Yen

Entre mayo de 1999 y noviembre de 2003, los domingos por la tarde cuando estaba en Nueva York, el Maestro Sheng Yen dio una serie de conferencias sobre
el bodhipakshika (sánscrito), literalmente: “Cosas pertenecientes al Bodhi”, también conocido como las “treinta y siete ayudas para la iluminación”.
Las treinta y siete ayudas constan de siete grupos de prácticas expuestas por el Buda. Estos son: Los Cuatro Fundamentos de la Atención, los Cuatro Rectos
Esfuerzos, los Cuatro Pasos hacia los Poderes Mágicos, las Cinco Raíces, los Cinco Poderes, los Siete Factores de la Iluminación y el Noble Óctuple Sendero.
Esta es la Segunda de las tres conferencias que el Maestro Sheng Yen dio sobre los Siete Factores de la Iluminación. La primera conferencia es ofrecida en el
número anterior y la tercera será ofrecida en el número subsiguiente del Chan Magazine.
Las conferencias fueron traducidas simultáneamente al inglés por la Dra. Rebeca Li, transcribidas por Sheila Sussman, y editadas por Ernest Heau. Las serie
completa será publicada como “Las Cosas Pertenecientes a Bodhi”.

Practicando los Siete Factores de la Iluminación


Las antiguas escrituras Pali, los Agamas, hablan de los tres aspectos para practicar los Siete Factores de la Iluminación: El primero son las condiciones que
deben existir para comenzar la práctica; el segundo es cómo practicar los factores; y el tercero es cómo usar las funciones y méritos obtenidos de la práctica.
Voy a hablar sobre cuatro condiciones importantes para practicar los Siete Factores: tener raíces virtuosas, tener fe en el Dharma, tener el punto de vista
correcto y tener diligencia.
Raíces Virtuosas
La primera condición importante para practicar los Siete Factores es tener raíces virtuosas.
Tener raíces virtuosas y encontrar personas con sabiduría, hay que utilizar cada oportunidad para aprender el Dharma y cultivar la fe. Esto te dará el punto de
vista correcto para guiar tu comportamiento de acuerdo con los Siete Factores de la Iluminación. También necesitas la correcta sabiduría para hacer lo que el
Buda enseñó, y necesitas siempre proteger los seis sentidos. La mejor manera de satisfacer estas condiciones es practicar los Cuatro Fundamentos de la
Atención.
Las enseñanzas y los métodos del Budadharma están allí para guiarte, pero la cultivación es de tu propia responsabilidad. Si sigues este principio, encontrarás
liberación de la aflicción, confusión y luchas, y finalmente alcanzarás la liberación. ¿Quién de entre ustedes no tiene raíces virtuosas? Podrías pensar que te
faltan raíces virtuosas porque tienes aflicciones. Si es así, ¿entonces por qué estás aquí hoy? Claramente, el tener raíces virtuosas te brindó el deseo y la
voluntad de escuchar el Dharma y acercarte a personas con sabiduría. O, el que tú estés aquí podría ser debido a las causas y condiciones. Por ejemplo, por
casualidad escuchas por la radio una charla acerca del Budismo, eso tiene sentido y quieres aprender más. Después de pensar sobre ello, terminas por estar
en un lugar como éste.
Si estás aquí ya sea por intención o por las causas y condiciones, eso fue debido a tus raíces virtuosas. De cualquier manera, te acercan más al Dharma y a
las personas con sabiduría.

Afuera de este Centro Chan hay una parada de autobús. Este lugar tiene un aspecto un poco exótico, y a veces las personas que están esperando el autobús
están un poco curiosas. Suenan el timbre; los invitamos a entrar, les ofrecemos alguna literatura y les dejamos echar un vistazo por los alrededores. De
hecho, hemos tenido algunas personas que volvieron a escuchar una conferencia o a participar de las actividades. ¿Alguién de los que están aquí encontró el
Centro Chan de esta manera? (Alguien de entre la audiencia relata una experiencia) ¿Tienen raíces virtuosas Las personas que entran aquí por curiosidad? Sí,
podemos decir que sí las tienen. Entonces, ¿qué son las raíces virtuosas? Éstas tienen que ver con haberse conectado con el Budadharma en el pasado, o
tener un punto de vista que se corresponde con lo que el Budismo enseña.
De ahí que cuando maduran sus causas y condiciones, a ellos no les sea tan difícil conectar con el Dharma. Lo que llamo “personas con sabiduría” es a veces
traducido en los sutras como “amigos sabios”. Estas son personas con quienes interactuamos en un nivel beneficioso en el sentido del Dharma, para una o
ambas partes. Por lo tanto, aquellos que quieren practicar los Siete Factores de la Iluminación, deberían tener amigos sabios para ayudarles.
¿Deberíamos seguir siendo amigos de aquellos que no son benéficos para nosotros mismos? Algunos piensan que si se hacen amigos de alguien que se
comporta mal, podrían cambiarlo para bien. Si es así, no hay necesidad de discriminar contra ellos. Este es un punto de vista correcto pero en realidad eso
depende de qué tipo de persona eres. Si puedes hacerte amigo de personas malsanas sin ser afectado, eso es esta bien; de lo contrario, podría ser un
problema. Podrías intentar liberar a los seres sensibles, pero si no tienes cuidado, podrías terminar por liberarte a ti mismo, pero a un lugar incorrecto.
(Risas)
Deberías ser cauteloso de amigos que no son benévolos, pero cuando dichas personas tienen necesidad, aún deberías ayudarlos. Por otro lado, también
necesitas amigos sabidos con quienes poder aprender el Budadharma y cultivar la compasión y la sabiduría.
Pero, ¿qué son la sabiduría y la compasión? La respuesta es bastante simple. Cuando te provocas aflicción y sufrimiento a ti mismo o al medio ambiente, eso
es falta de sabiduría; cuando provocas sufrimiento a los demás, eso es falta de compasión. Ahora dale la vuelta: cuando no te provocas aflicción ni sufrimiento
a ti mismo, eso es sabiduría; cuando no provocas aflicción ni sufrimiento a los demás, eso es compasión.

Fe en el Dharma
Después de que hayas aprendido algo del Dharma, generarás pura fe en que las enseñanzas son útiles para ti mismo y para los demás también. Luego, a
menudo también tienes que recordarte a ti mismo de aplicar las enseñanzas en tus acciones. Esta es la segunda condición importante para practicar los Siete
Facores de la Iluminación.

Un discípulo me pidió que lo ayudara con sus severos dolores de cabeza. Después de que practicara la meditación por un tiempo, sus dolores de cabeza
desaparecieron. Tras eso, su confianza en el Budadharma se volvió sólida como una roca. También fue mi traductor por veinte años.
Otro ejemplo es un ministro quien sólo quería aprender meditación y no el Dharma. Luego, trajo a su esposa y después de dos clases de meditación se le
había curado el insomnio. Después de eso ella se hizo budista. Estaban en una situación interesante: un ministro cristiano con una esposa budista. Estas cosas
sucenden no porque yo tenga poderes especiales, sino porque las personas tienen raíces virtuosas para encontrar el Budadharma y recibir sus enseñanzas.
En realidad, cuando las personas se me quejan de sus dolores de cabeza, les digo: Bueno, yo tengo dolores de cabeza también. (Risas)

La confianza en el Dharma puede surgir primero, cuando el Budismo tiene sentido para ti, y segundo, cuando puedes aplicarlo en tu vida cotidiana. Porque es
lógico, tendrás confianza en él, y porque es útil, recordarás de emplearlo.
Aquí y hoy, tenemos una pareja que supieron al mismo tiempo que ambos tenían cáncer, como sí lo hubiéran planeado.
Fue algo muy triste pero estas dos personas también tienen raíces muy virtuosas. Al emplear las enseñanzas del Dharma, les alenté a tener confianza en ellos
mismos y a hacer votos. Al final, ellos habían recuperado la salud.
Ellos ahora también son voluntarios en el Centro Chan. Sus raíces virtuosas les permitieron estar cerca de amigos sabios, les permitieron practicar el Dharma,
y tener pura fe en las enseñanzas.

Punto de Vista Correcto


Al describir las condiciones para practicar los Siete Factores, las escrituras del Hinayana dicen: “Después de que uno haya escuchado el maravilloso Dharma, y
su cuerpo tenga la postura correcta, y su mente tenga el pensamiento correcto, entonces uno podrá practicar los Siete Factores de la Iluminación paso a
paso” “Después de que uno haya escuchado el marvilloso Dharma” se refiere a escuchar cualquier enseñanza correcta del Dharma, y de esta manera adquirir
el punto de vista correcto.
Por ejemplo, aunque realmente no esté impartiendo una conferencia sobre un Sutra en particular, lo que estoy diciendo proviene de los sutras. Por lo tanto,
cualquiera de las enseñanzas auténticas del Buda son el “maravilloso Dharma”
Por lo tanto, la tercera condición para practicar los Siete Factores de la Iluminación es el punto de vista correcto, o la sabiduría correcta. El punto de vista
correcto significa el siempre vivir con nuestros pensamientos de acuerdo con al Dharma; La sabiduría correcta significa el vivir sin aflicciones. La capacidad de
hacer esto proviene de aplicar constantemente estos métodos en nuestra vida cotidiana.

Diligencia
Si uno tiene el punto de vista correcto, “entonces podrá practicar los Siete Factores de la Iluminación paso a paso”
Uno avanza paso a paso, comenzando por la atención, luego el discernimiento, luego pasa a la diligencia, después a la alegría y el placer, la ligereza y
tranquilidad, luego la concentración (samadhi), y finalmente la ecuanimidad. Esto es diligencia, la cuarta condición para practicar los Siete Factores.
Esto no significa el saber una enseñanza en particular, sino saber qué se necesita hacer, o dejar de hacer, para practicar. Con el punto de vista correcto, uno
generará los factores que todavía no ha generado, y seguriá cultivando los factores que ya haya generado. El punto de vista correcto genera diligencia y la
diligencia significa el practicar los Cuatro Recto Esfuerzos.

Protegiendo las Seis Facultades Sensoriales


Después de obtener el punto de vista correto y la sabiduría correcta, uno todavía necesita proteger constantemente las facultades sensoriales del ojo, nariz,
lengua, cuerpo y mente. El proteger los sentidos significa mantenerlos puros y no permitirles caer en la tentación o ser profanados. Difícil como es, necesitas
proteger constantemente tus seis sentidos. Como mis anteojos, la única manera de mantenerlos libres de polvo y manchas es limpiarlos constantemente.
Un joven estadounidense que ha practicado conmigo por más de 10 años viene frecuentemente a los retiros. Después de cada retiro él toma los cinco
preceptos junto con los demás participantes. Me dijo que al final de cada retiro, él puede tomar los preceptos sinceramente y mantenerlos puramente durante
ese momento. Sin embargo, después de mas o menos un mes empezaría a cometer errores. Al principio rompió con un precepto y él se dijo a sí miso:
“Bueno, ya rompí un precepto, ¡qué diablos!” Después de eso se hacia más fácil el romper con los demás preceptos. Después se sentiría culpable e iría
nuevamente al retiro, donde podría tomar los preceptos una vez más. Lo interesante es que cada vez que toma los preceptos, toma un tiempo más largo
antes de romper nuevamente un precepto. Él me preguntó: ¿Qué debería hacer cuando rompo los preceptos? Le dije: “Simplemente necesitas arrepentirte”.
Él dijo: “Pero los preceptos ya se han roto” Dije: “Bueno, trata de mantenerlos otra vez”
Este es el significado de proteger constantemente nuestros seis sentidos, necesitamos mantener constantemente los preceptos para mantener los sentidos
puros.
Esto no quiere decir que la toma de preceptos te liberará repentinamente de volver a cometer errores. La idea es que trates y, cuando fracasas, te arrepientes
y trates otra vez. Cuando seas capaz de proteger constantemente tus seis sentidos, entonces comprenderás la enseñanza en tu comportamiento interno y
externo. Y cuando protejas constantemente tus seis sentidos, tu comportamiento será el adecuado para la práctica.

Cuando mantienes los preceptos, tus acciones y hablar coincidirán con las enseñanzas, y mientras cultivas los Siete Factores de la Iluminación, tu mente
coincidirá con el Dharma. Sin proteger los sentidos, sería muy difícil de practicar los Cuatro Fundamentos de la Atención y los Siete Factores de la Iluminación.
Nuestra mente será confusa y nuestra vida estará en caos. Con una mente confusa, estarás inestable emocionalmente, y con una vida caótica, no tendrás
armonía.
Por favor, asegúrate de proteger tus seis sentidos cuando te embarques en la práctica de los Siete Factores de la Iluminación. EL hacerlo es necesario para
lidiar con los cinco obstáculos de la codicia, el odio, la somnolencia, la mente dispersa y la duda.

Los Cinco Obstáculos


El propósito de los Siete Factores radica en cultivar la sabiduría basada en la contemplación como así también la sabiduría basada en el samadhi.
Habiendo obtenido estos dos tipos de sabiduría, las usamos activamente; pero uno tiene que prevenir que surjan los cinco obstáculos (codicia, enojo,
somnolencia, inquietud y duda), y si ellos surgen, tenemos que eliminarlos.
Después, tenemos que estabilizar nuestra mente para cultivar los Siete Factores de la Ilumianción.
Para poder eliminar los obstáculos, debemos reconocerlos tan pronto como surjan. Por ejemplo, la codicia podría provenir al tener circunstancias favorables en
nuestra vida y de desear más. Cuando encontramos condiciones desfavorables deseamos rechazarlas, generando enfado.
Si ya estás cansado cuando empiezas a practicar, podrías caer en somnolencia. Excitación y estimulo ocasionarán una mente dispersa, haciendo difícil el
estabilizar la mente.
La Duda proviene de la falta de confianza en la enseñanza, o la falta de confianza en nuestra propia capacidad de práctica.
Los cinco obstáculos, llamados así porque obstaculizan nuestra práctica, son todos los obstáculos que impidan generar sabiduría y compasión. Cuándo tienes
una muy buena meditación, cuando tu mente está pacificada y tu corazón está alegre, ¿no desearías que se prolongue por más tiempo? ¿Alguna vez has
generado dichos pensamientos? O podrías pensar: “Ah, se siente muy bien, quiero seguir profundizando aun más” ¿Tienes pensamientos como éste? Sí, por
supuesto que los tienes. Éste es uno de los obstáculos. ¿Cuál?
Audiencia: La codicia
Sheng Yen: Sí, la codicia. Por lo tanto, para practicar bien los Siete Factores, necesitarás no sólo amigos sabios sino también la actitud adecuada.
Una joven profesora asistía a un retiro por primera vez. Durante los primeros cinco días sufrió enormemente. Continuaba diciéndose a sí misma que el día
siguiente sería mejor, pero en realidad su sufrimiento aumentaba día tras día. Se dijo a sí misma que si las cosas no mejoraban en el quito día, se iría. Se
culpaba a sí misma por no tener raíces virtuosas y no tener la capacidad de practicar el Chan. Decidió que el Chan no era para ella y se levantó preparándose
para salir. En ese momento ella pensaba que me había decepcionado, y que había decepcionado al Buda. Se sentía avergonzada, de manera que hizo una
reverencia a la estatua del Buda en la Sala del Chan. En ese momento desaparecieron todas las incomodidades físicas que ella había estado experimentando.
Había estado luchando y sufriendo tan enormemente por cinco días y, repentinamente, todas aquellas sensaciones negativas desaparecieron. Ella estaba tan
apegada a su sufrimiento que no podpia dejarlo ir. El momento en que abandonó esa idea, su incomodidad disminuyó. Volvió a su cojín y se sentó muy bien
en meditación por el resto del retiro.
La diferencia radicó en que ella ya no esperaba que su sufrimiento se desvaneciera, y ya no rechazaba las incomodidades de estar sentada. Después, fue
capaz de practicar muy bien y al final no quería irse. De hecho, ella tiene pensado convertirse en monja.
Esto es lo que significa eliminar los cinco obstáculos. De entre los cinco obstáculos, la codicia y el odio son muy difíciles de eliminar. Así que, si ustedes
quieren experimentar el dejar ir el sufrimiento, les doy la bienvenida a nuestros retiros de 7, 14 y 49 días. O continuar en retiro para siempre a través de
convertirse en un practicante monástico.

Cómo Practicar los Siete Factores


En el Budhismo Hinayana uno practica los Cuatro Fundamentos de la Atención para finalmente alcanzar la liberación. Sin embargo, en el Mahayana, uno
también práctica los Cuatro Fundamentos para ayudar a liberar a los seres sensibles.
Reconocemos que las antiguas enseñanzas son los fundamentos del posterior Budismo Mahayana. Comenzando con las prácticas Hinayana, será más fácil el
ganar poder.
El omitir los métodos fundamentales y meterse de lleno en los métodos Mahayanas es poco práctico, porque estaríamos hablando de métodos que nuestro
cuerpo y mente todavía no han llegado a dominar. De hecho, algunas personas crítican a los budistas Mahayana por intentar practicar sin entender primero
los fundamentos del Hinayana. Tienen un buen argumento.
En un reciente viaje a China visité varios monasterios, uno de ellos muy viejo. Pregunté a las personas de allí: “¿Practican el Chan?” Ellos dijeron: “Sí”
Pregunté: ¿Cuál es su práctica cotidiana? Contestaron que se sientan en meditación diez veces al día, cada vez por el tiempo necesario para quemar un de
incienso.
Puesto que un incienso se quema en alrededor de una hora, eso significa que meditan todo el día.
De manera que dije: “¡Muchos de ustedes ya deben estar iluminados!” Uno de ellos dijo: “En verdad no, solo estamos entrenando nuestras piernas”
No estoy diciendo que su práctica sea errónea. Después de todo en la secta Caodong (Soto) del Chan, la práctica principal es “solo el sentarse (Shikantaza, en
japonés)”
Sentarse por largos periodos de tiempo todos los días por varios meses sin parar es un verdadero logro; pero la cuestión es que la práctica del Chan no es
sólo un asunto de entrenar las piernas. Dominamos los Cuatro Fundamentos de la Atención para saber siempre lo qué está pasando en nuestra mente. El
Chan enseña que cuando nos sentamos en meditación, siempre debemos saber dónde está el cuerpo y lo que está haciendo, y lo mismo con la mente.
Deberías estar claramente consciente de cualquier pensamiento que surja en tu mente, y de cualquier sentimiento. Esto, en realidad, es la cultivación de los
Cuatro Fundamentos de la Atención.
Para practicar los Siete Factores de la Iluminación, empezamos por practicar cada uno de ellos separadamente; y luego, de forma natural, los practicamos
conjuntamente. Esto es similar a los Cuatro Fundamentos de la Atención donde practicamos primero cada fundamento por separado, y después los
contemplamos conjuntamente. En ese momento, cuando contemplamos uno de los fundamentos también contemplamos los demás tres.
Usando una analogía: en una familia numerosa estás tu mismo, tu cónyuge, tus hijos y también tus abuelos. Cuando piensas en cuidar de tu familia
numerosa, piensas en ellos colectivamente. Sin embargo, cuando los ayudas, en realidad tratas con las necesidades particulares de cada persona. El problema
es que, cuando cuidas de cada persona separadamente, inevitablemente hay preferencias y posiblemente discernimiento. Quizás te gusten algunos miembros
de la familia más que otros, etc. De manera que el cuidar de toda la familia al mismo tiempo refleja un nivel más elevado de capacidad. Igualmente, el ser
capaz de practicar los siete factores simultáneamente refleja un nivel más profundo de práctica que practicarlos separadamente.
Al principio, uno empieza con uno de los factores y avanza paso a paso hacia los demás. Cuando prácticas un factor, sabrás claramente lo que estás
practicando. Si tratas de cultivar los siete factores desde el inicio, terminarás por no practicar ninguno de ellos.
Es importante tener la actitud adecuada para practicar los Siete Factores de la Iluminación.

Obstrucciones, Deseos y Aflicciones


Para practicar bien los siete factores, necesitamos eliminar las obstrucciones, dejar los deseos y cortar las aflicciones. El eliminar las obstrucciones significa
cortar los apegos a las personas, las cosas, los eventos y cualquier cosa en nuestra vida que sean obstáculos para la práctica. El dejar los deseos significa
apartarse de los cinco deseos relacionados con los cinco sentidos, pero también significa el no tener ideas de alcanzar algo. El cortar las aflicciones significa
purificarse a sí mismo de los tres venenos de la codicia, el odio y la ignorancia, y saber qué hacer cuando estos surjan. Después de que seamos capaces de
llevar a cabo estos tres objetivos, finalmente podremos eventualmente pasar al séptimo factor: la ecuanimidad (desapegarse de los estados de felicidad)

El eliminar las obstrucciones, dejar los deseos y cortar las aflicciones son pautas para la vida cotidiana y difíciles de llevar a cabo; pero son fundamentales
como condiciones para la práctica.
Antes de uno estar liberado, es imposible que no tenga aflicción alguna. Lo más importante es que al menos durante el tiempo que uno este practicando, trate
de no generar ninguna aflicción.
En el Islam, cuando un hijo desea casarse, los padres quieren que el cónyuge también sea musulmán o que quiera convertirse. Uno de mis discípulos quería
casarse con una chica de una familia musulmana. Cuando se encontró con los padres, le dijeron que para casarse con su hija él tenía que convertirse en
musulmán y educar a sus hijos como musulmanes. Siendo budista, esto era un dilema muy difícil para él y me pidió consejo. Le dije que tenía que decidir qué
quería más realmente: una esposa o el Budadharma. Él dijo: “Oh, quiero una esposa” Le dije que el Budismo no pide que sus seguidores hagan esto o
aquello; si él tenía que decidir entre una esposa y el Budadharma, era decisión suya. Le dije que si él quería abandonar el Budismo, aparentemente eso
significaba que el Budismo no era tan important para él. Me preguntó que si estaba cometiendo un error, como cometer algún tipo de pecado. Dije: “Si no
quiere más al Budadharma, ¿por qué te preocupas por tu karma?” Al hablar de su karma, me refería a que no seria capaz de escuchar las enseñanzas del
Buda si se iba. Antes de irse dijo: “Shifu, no esté triste, en mi corazón y mente siempre seré un budista. Mi corazón es suyo para siempre, de manera que
debería estar feliz” Y yo estaba muy contento de oir eso.
Este relato da testimonio de la idea de que en un dilema, es difícil el tomar una decisión sin estar influenciados por nuestros deseos. Sin embargo, si esta
persona vive como musulmán pero tiene una actitud budista, eso es muy bueno.
El casarse no es necesariamente un obstáculo para la práctica. Aún así, necesitamos mirar cuidadosamente a las diferentes situaciones. Algunas de ellas
podrían ser obstáculos, otras no. De lo contrario, tendríamos que ir a las montañas y convertirnos en monásticos para poder practicar. Eso no es así en
absoluto. Todo el mundo puede practicar los Siete Factores de la Iluminación. El Buda Shakyamuni enseñó el Noble Óctuple Sendero así como también los
Siete Factores de la Iluminación. Las Treinta y Siete Ayudas para la Iluminación son enseñadas a todos los practicantes, laicos y monásticos.
La clave es la atención. Aunque la atención es el primer factor de iluminacion, en otro sentido también es el último porque regula a los demás seis factores.
¿Bajo qué condiciones practicamos los demás seis factores? En general, cuando uno está sin energía, entonces practicamos los factores reanimadores:
discernimiento, diligencia y alegría.
Por otro lado, cuando estamos agitados, practicamos los factores tranquilizantes: ligereza-y-tranquilidad, samadhi y ecuanimidad. Cuando careces de interés
en la práctica, deberías enfocarte en los factores reanimadores, y cuando estás agitado, deberías practicar los factores tranquilizantes.
Con estos dos métodos complementarios, uno está cultivando constantemente tanto la sabiduría como el samadhi. El enlace común entre todos los factores es
la atención, estar consciente de tus propios estados mentales y practicar el método correcto para tu situación.
Sin la atención sería imposible practicar los demás factores. Uno de los Sutras dice que cuando uno está continuamente atento al cuerpo interno, al cuerpo
externo y al cuerpo interno y externo, entonces uno está cultivando la atención. Entonces, en ese momento, uno será capaz de cultivar los demás factores.
Sabemos que tenemos un corazón, un hígado, sangre, tendones, etc. pero normalmente no los vemos o sentimos excepto quizás cuando nos sentimos mal.
Cuando practicamos muy bien no es que podemos ver nuestros órganos internos, sino que estamos más conscientes de ellos. El cuerpo externo consiste en la
cabeza, el torso y las extremidades que experimentamos a través de nuestros órganos sensoriales. El cuerpo interno y externo se refiere al cuerpo interno y
externo integrado. Puede compararse con el caso en donde uno puede cuidar de toda la familia numerosa al mismo tiempo; De forma similar, aquí estás
contemplando tanto el cuerpo interno como los órganos sensoriales y las cuatro extremidades, el cuerpo entero simultáneamente.
No te preocupes de que contemplar tanto el cuerpo interno como el externo al mismo tiempo podría ser difícil. Lo importante es comprender que todos los
elementos que componen el cuerpo no hacen un “yo”. El propósito de esta contemplación es investigar realmente la pregunta: ¿Qué es el “yo”?

La contemplación del cuerpo está íntimamente relacionada con la contemplación de las sensaciones, porque sólo el cuerpo puede experimentar las
sensaciones. Por ejemplo, cuando sientes que algo huele bien o mal, ¿lo sientes con tu cuerpo interno o externo? Probablemente ambos sean correctos. Las
sensaciones pueden ser agradables, desagradables y ni agradables ni desagradables. Cuando estamos atentos y conscientes de la calidad de nuestras
sensaciones, estamos contemplando las sensaciones. Sabemos si son agradables, desagradables, o ni agradables ni desagradables. El observar nuestras
reacciones a las sensaciones es contemplar la mente. El resultado de esta reacción mental es un dharma, o un objeto mental, y la contemplación de éste es el
cuarto fundamento de la atención.
En nuestro relato acerca del joven que amaba a la chica musulmana, su deseo por ella se convirtió en un dharma, un fenómeno mental. O, si alguien hace el
voto de dejar la casa y convertirse en monástico, esa idea también se convierte en un dharma en la mente de esa persona.
Comenzando por la contemplación de nuestro cuerpo y luego la contemplación de nuestras sensaciones, y luego de nuestras reacciones mentales a las
sensaciones, y luego los dharmas que surgen de todo eso; estas cuatro contemplaciones son los Cuatro Fundamentos de la Atención. Son muy importantes
para la cultivación de los Siete Factores de la Iluminación.
El filósofo Descartes dijo: “Pienso, luego existo” Su idea era que la capacidad de pensar era la prueba de la existencia del “yo”. En el Budismo, consideramos
al “yo” como un compuesto de cuatro elementos, el primero de los cuales es el cuerpo. El segundo elemento del “yo” son las sensaciones que el cuerpo
experimenta. Las acciones mentales que derivan de estas sensaciones son el tercer elemento del “yo”. Los dharmas, o las ideas y conceptos que surgen de
nuestras reacciones mentales, componen el cuarto elemento.
Si puedes ver claramente que lo que llamamos el “yo” esta realmente compuesto por estos cuatro elementos, ninguno de los cuales tiene verdadera
naturaleza individual, entonces serás capaz de vivir con menos aflicciones. Si estás engañado o poco claro acerca de esto, experimentarás más aflicciones.
Este es el por qué de la importancia de contemplar estos cuatro elementos del cuerpo, las sensaciones, la mente y los dharmas.

Por el maestro Chan Sheng Yen

Entre mayo de 1999 y noviembre de 2003, los domingos por la tarde cuando estaba en Nueva York, el Maestro Sheng Yen dio una serie de conferencias sobre
el bodhipakshika (sánscrito), literalmente: “Cosas pertenecientes al Bodhi”, también conocido como las “treinta y siete ayudas para la iluminación”.

Las treinta y siete ayudas constan de siete grupos de prácticas expuestas por el Buda. Estos son: Los Cuatro Fundamentos de la Atención, los Cuatro Rectos
Esfuerzos, los Cuatro Pasos hacia los Poderes Mágicos, las Cinco Raíces, los Cinco Poderes, los Siete Factores de la Iluminación y el Noble Óctuple Sendero.

Esta es la tercera de las tres conferencias que el Maestro Sheng Yen dio sobre los Siete Factores de la Iluminación. Las dos conferencias restantes son
ofrecidas en números anteriores del Chan Magazine.
Las conferencias fueron traducidas simultáneamente al inglés por la Dra. Rebeca Li, transcribidas por Sheila Sussman, y editadas por Ernest Heau. La serie
completa será publicada como “Las Cosas Pertenecientes a Bodhi”.

El Samadhi y la Sabiduría en los Siete Factores

El objetivo de practicar los Siete Factores de la Iluminación es cultivar el samadhi y la sabiduría. Mientras desarrollamos el poder del samadhi, equilibramos y
estabilizamos el cuerpo y la mente; cuando desarrollamos sabiduría, disminuimos nuestro sufrimiento y aflicciones y aumentamos nuestra capacidad de
ayudar a los demás. A no ser que lo comprendiéramos claramente, nos preguntaremos si los Siete Factores de la Iluminación tienen algo que ver con la
práctica.

Hay dos aspectos para usar métodos convenientes en la practica de los siete factores. El primero es siempre estar claro de tu método y el segundo es regular
tu cuerpo y mente de acuerdo con el método. Siguiendo este método, practicarás con eficacia. ¿Cuáles son los métodos convenientes? Desde el punto de vista
del Budadharma, cualquier enseñanza que se transmite a través del lenguaje, las palabras, las acciones o las ideas es un método conveniente. Un maestro
con sabiduría y compasión dirigirá a los estudiantes de acuerdo a su situación, entendimiento y nivel de progreso. Este es un método conveniente. Es como un
médico recetando la medicina adecuada para el problema particular del paciente. Hay todo tipo de enfermedades, todo tipo de medicinas y todo tipo de
pacientes. Incluso un solo paciente podría tener diferentes problemas en diferentes ocasiones. El médico sabe que no hay una única cura que sea siempre
efectiva para todo el mundo. Por lo tanto, el médico receta de acuerdo a la situación del paciente y las necesidades de ese momento. De modo similar, los
practicantes tienen diferentes necesidades y métodos convenientes utilizados para ayudarles. El maestro instruyera de acuerdo a las necesidades de cada uno
desde diferentes perspectivas y a diferentes niveles del Dharma.
Una vez, hacia frío y yo estaba afuera sin abrigo. Un caballero laico me ofreció su propio abrigo. Llevando el abrigo, ya no parecía un monje. Otro practicante
me ofreció su abrigo de piel diciendo: “Shifu, mi abrigo es más cálido que ése. Debería llevar el mío” No creí que fuera adecuado para mí llevar el abrigo de
una mujer, pero ella dijo: “Bueno, Shifu, ¿qué hay de los métodos convenientes?”

El Dharma por sí mismo está más allá de las palabras, pero el Buda necesitaba usar las palabras para ayudar a los seres sensibles a salir del sufrimiento. Sus
palabras fueron dharmas de métodos convenientes.
De manera que tenemos el Dharma, que es la verdad absoluta del Buda, y tenemos los dharmas, el lenguaje, las palabras y las ideas que se usan como
métodos convenientes para dar las enseñanzas.

Incluso con los métodos convenientes, uno debería seguir ciertos principios. En ciertas circunstancias, uno no sería capaz de hacer mucho acerca del
sufrimiento de otra persona. Podrías preguntarme: “Usted podría parecer algo ridículo llevando el abrigo de piel de una dama, pero si se enfermara no sería
capaz de enseñar. De manera que, ¿no es la oferta de esa dama un método conveniente?”

¿Qué piensan?

Estudiante: ¿Y qué del hecho que el abrigo provenga de animales?

Sheng Yen: Ese también es un asunto para reflexionar. Quizá puedas usarlo como un koan. De acuerdo con los preceptos, un monje o una monja podría
utilizar un abrigo de piel para mantenerse cálido, pero la piel debería provenir de animales que hayan muerto de forma natural.

Contemplando los Fenómenos Externos


Un ejemplo de método conveniente es el usar los pensamientos que surgen en tu mente para iluminar los fenómenos externos. Recuerda que esos fenómenos
externos incluyen las cosas dentro de tu cuerpo y que puedes sentir, mientras que los fenómenos internos se refieren a los pensamientos que surgen en la
mente.

Para cultivar el samadhi puedes recoger tu mente dispersa a través de enfocarte en ciertos fenómenos. Puedes concentrar tu mente tanto en un fenómeno
externo específico como en los fenómenos externos como un todo. ¿Es la respiración un fenómeno externo o interno? Muchas personas podrían creer que es
un fenómeno interno. Cuando piensas: “Estoy respirando” ese pensamiento es un fenómeno interno, pero tu respiración es un fenómeno externo. De modo
que cuando estás observando la respiración, ya estás usando la mente para enfocarte en un fenómeno externo.

Hay personas que meditan sin un método específico y muy frecuentemente, si no están descansando o dormitando, sus mentes están caóticas y fluctuantes.
En este estado disperso, básicamente están mirando películas en las cuales ellos son los guionistas, los directores y así como también todos los actores.
Pueden estar soñando despiertos sobre una novia o un novio, sobre ganar mucho dinero, etc. Cuando no practicas un método específico, mirar una película en
tu cabeza es al menos un entretenimiento; de lo contrario te volverás muy irritado, te sentirás muy incómodo y te pondrás muy inquieto. En este tipo de
estado disperso necesitarás un método conveniente tal como el método de observar la respiración. Con este método conveniente, los pensamientos caóticos
finalmente podrán sustituirse por una concentración absoluta en el método. Es muy importante el comprender este principio del método como método
conveniente.

Atando la Mente a los Fenómenos


Después de aplicar los métodos convenientes, el paso siguiente es atar la mente a los fenómenos y permanecer en ello. Esto significa conectar la mente al
fenómeno en el que uno está enfocado. Es como esta campana de meditación. Como puedes ver, hay una cadena pequeña atando el ariete a la campana de
manera que el ariete no se perderá. Atar la mente a un fenómeno significa que hay un vínculo tal que el objeto de concentración no se perderá. Es como
poner una banana delante de un mono, pero a una distancia fuera de su alcance. Si el mono tiene hambre, se sentará y mirará fijamente la banana por un
largo período de tiempo. De manera que mientras la mente del mono está atada al fenómeno, él está permaneciendo en ese fenómeno. Esto es lo que
Nagarjuna, el gran erudito hindú, se refirió con atar la mente a un fenómeno (uno siempre está concentrado en ello, sin olvidar que está ahí) Permanecer en
el fenómeno significa que la mente está tan concentrada que se vuelve muy estable. Si la mente no está permaneciendo en el fenómeno, es como el mono
deseando la banana pero marchándose a cada rato y regresando nuevamente. Su mente está atada a la banana pero no está permaneciendo en ella; sigue
perdiendo su concentración.
Esto describe el estado en donde la mente está atada a los fenómenos pero aún no está completamente estable. Cuando la mente está totalmente estable, no
pierde su foco.

Cierta vez, cuando estaba usando esta analogía del mono, un alumno dijo: “Puedo entenderlo completamente, puesto que toda esta idea de atar la mente al
fenómeno es sobre cultivar el samadhi, ¿es así?” Dije: “Sí” Y él dijo: “Bueno, eso es lo que hice cuando estaba persiguiendo esa mujer atractiva” Le dije: “No
es la misma cosa. En lugar de la claridad y calma que uno desarrolla en el samadhi, tu mente estaba completamente controlada por tu deseo” (Risas) Cuando
puedes atar tu mente a los fenómenos y permanecer en ellos, podrás percibir claramente los pensamientos previos cuando desaparezcan y los pensamientos
posteriores cuando surjan. Conoces claramente los pensamientos que acaban de surgir en la mente. Estás consciente de los movimientos ascendentes y
descendentes de la mente. El movimiento ascendente de la mente es cuando uno sabe claramente lo que está pasando pero también hay una sensación de
excitación. El movimiento descendente es cuando la mente no está tan clara. En samadhi la mente debe estar muy estable, sin movimientos ascendentes ni
descendentes; pero antes de entrar en samadhi, para la mente es casi imposible estar completamente sin ningún altibajo. Lo importante es hacer un esfuerzo
para mantener una mente estable. Si la mente está demasiado excitada, se volverá dispersa; si la mente se desvía demasiado hacia abajo, perderá claridad.
En el proceso de estabilizar la mente, es normal tener movimientos ascendentes y descendentes. Cuando uno está claramente consciente de estos
movimientos, debería percibir claramente el pensamiento previo y el pensamiento posterior. Sin el movimiento fluctuante, no habrá ni pensamientos previos
ni posteriores. Por lo tanto, la idea radica en estar muy claro y consciente de cada pensamiento, de cada movimiento de la mente, pero al mismo tiempo, sin
permitir que la mente se mueva demasiado hacia arriba o hacia abajo.

Una mente que está dudosa en medio de la práctica, no está segura sobre lo qué está pasado o sobre qué hacer. “¿Debería yo hacer esto o aquello? Haciendo
esto o aquello antes me sentía bien, pero ahora no” y etc.

Esta duda es debido a la falta de confianza, la incapacidad de juntar poder y mente en la práctica. En este momento, uno necesita emplear adecuadamente
los Siete Factores de la Iluminación para cuidar de la situación. Por ejemplo, al meditar, alguien estará sentado allí volviéndose lentamente somnoliento.
Después, cuando despiertan, piensan que todo está bien, que estaban meditando bien. Esta secuencia puede volver a ocurrir una y otra vez. No hay nada
grave y mal con esto, pero este es un movimiento descendente de la mente en donde uno se vuelve cada vez menos claro, confuso sobre lo que está pasando
y dudoso.

El otro caso es cuando uno ha estado meditando bien y está excitado sobre ello. “He estado meditando muy bien, ¡y esto va a mejorar!” Este es un
movimiento ascendente de la mente y uno podría tener ideas felices y pensamientos alegres. Entonces, uno podría pensar: “Estoy meditando bien pero,
¿podré mantenerlo, podré seguir mejorándome? ¿Debería estar sitiéndome bien?” Y nuevamente, esto es duda. De manera que estos movimientos
ascendentes y descendentes de la mente conducen a la duda, y a hacerse uno mismo preguntas constantemente. Esto es así debido a que uno no sabe si su
situación es positiva o negativa. En principio, es algo bueno el sentarse en meditación de una manera muy calmada y relajada. Sin embargo, cuando uno ha
estado calmado hasta el punto donde la mente se ha vuelto aburrida, eso significa que la mente está poco clara y moviéndose en dirección hacia la
somnolencia. También, en principio, el estar relajado es un buen estado. Sin embargo, si uno está tan calmado que la mente se vuelve demasiado relajada,
entonces uno está dirigiéndose hacia una mente dispersa.

Estas son las situaciones en las que uno necesita estar muy claro y consciente, y ajustarse según corresponda. El estar consciente de nuestro estado mental
se puede aplicar no sólo en la meditación, sino también en nuestra vida cotidiana. Por ejemplo, hay personas que son consideradas de mentes embotadas,
quienes viven en un tipo de estado confuso, como si sus cerebros fueran cubos de pegamento. También hay personas a quienes les llamaríamos
hipersensibles, quienes reaccionan muy rápidamente, en realidad a veces reaccionan de sobremanera. Algunos podrían pensar que estas personas están un
poco locas. Estos son estados directamente opuestos de la mente que uno puede tener en la vida cotidiana e incluso pueden sucederle a la misma persona en
diferentes momentos.
Quizá yo sea una de esas personas. A veces, cuando no sé muy bien lo que está pasando, Guoyuan Fashi (el abad) me dice: “Shifu, debe ir a hacer tal o cual
cosa” Y yo digo: “¿de verdad?”. Pero lo mismo también le sucede a él, y tengo que decírselo. (Risas)

Una vez, teníamos aquí una persona a quien le pedí que entregara un objeto a Guoyuan Fashi, y él dijo: “ok” como si fuera a hacerlo inmediatamente. Pero al
mismo tiempo otra persona le pidió que hiciera otra cosa en el sótano. Así que dejó el objeto que le había dado y se fue al sótano. Mientras estaba allí abajo,
alguien quería que hiciera todavía otra cosa. Después de todo esto, él se había olvidado completamente de lo que necesitaba llevarle a Guoyuan Fashi.
Originalmente, yo mismo podría haber entregado ese objeto. Hasta ese momento, había transcurrido medio día y ese objeto aún estaba en la recepción
delante de la estatua de Guyayin.

Cuando vi el objeto, le pregunté a esta persona: ¿Qué pasó? ¿No se la has llevado a Guoyuan Fashi? Y él respondió: “¿Cómo? ¿Quiere decir que no la he
entregado?” De modo que terminé por entregarla yo mismo, y esta persona dijo: “¡Shihfu, sólo tengo un par de manos!” Bueno, pensaba que tenía razón. Así
que mientras es verdad que sólo tenía un par de manos, aún tenía la mente un poco dispersa.

Todo el mundo puede tener una mente dispersa de vez en cuando, pero uno debería reconocerlo y ajustar la mente para estabilizarla inmediatamente. Si
suceden muchas cosas en la vida cotidiana, aprendemos a ocuparnos de las que necesitan ser resueltas una por una.

El practicar los Siete Factores de la Iluminación también favorece el mantenimiento de la salud corporal y mental al calmarse la mente y eliminarse las
aflicciones. Esto es debido a que la práctica requiere que se relajen tanto el cuerpo como la mente. Esto promueve la salud mental al mantenerse una mente
estable y equilibrada, la que no se agita fácilmente y no fluctúa todo el tiempo. El cultivar los Siete Factores ayudará a eliminar las aflicciones de la mente, de
modo que nuestras interacciones con los demás serán armoniosas. Al ocuparse de los asuntos, uno no estará confuso o dudoso.

Una Revisión de los Siete Factores


Los Siete Factores de la Iluminación son siete prácticas que nos guía hacia el samadhi y la sabiduría. Los primeros seis factores (atención, discernimiento,
diligencia, alegría, ligereza-y-facilidad y concentración) se enfocan en cultivar samadhi, mientras que el séptimo factor, la ecuanimidad, se enfoca tanto en el
samadhi como en la sabiduría.
Los siete factores son importantes en las tradiciones tanto Hinayana como Mahayana, la diferencia principal radica en que el Hinayana pone énfasis en el
samadhi, mientras el Mahayana enfatiza en la sabiduría, incluyendo la sabiduría de la vida diaria.
Dicho con otras palabras, el Hinayana es más sobre la práctica individual y el Mahayana es más sobre las relaciones en los ambientes sociales.
Como uno que recibió la transmisión en el Budismo Chan, trato de expresar el espíritu del Mahayana. El sutra Mahayana, el Vimalakirti-nirdisa, tiene este
pasaje: “Aunque (el bodhisattva) observe los Siete Factores de la Iluminación, (el bodhisattva) comprende todos los puntos de la sabiduría del Buda. Tal es la
práctica del bodhisattva”
Este pasaje dice que aunque uno practique los Siete Factores de la Iluminación, no se ve limitado por ellos. Si uno también comprende la sabiduría del Buda,
entonces está practicando el camino del bodhisattva.
Y ¿qué es la sabiduría del Buda? Es la sabiduría de la vacuidad en la que uno ve que todos los seres sensibles poseen la naturaleza de Buda.
En el Hinayana, no había énfasis en ver la naturaleza del Buda ni en uno mismo ni en los demás, mientras que en el Mahayana, la naturaleza del Buda se
consideraba como compartida por todos los seres sensibles.
La diferencia fundamental entre los Budas y los seres sensibles consiste en que los Budas han visto su naturaleza de Buda, mientras que los seres sensibles
ordinarios todavía no. Por lo tanto, los practicantes del camino del Bodhisattva deberían aplicar la sabiduría del Buda en la práctica cotidiana y en la
interacción con las personas. De esta manera, aunque uno todavía no sea un Buda, su conducta estará de acuerdo con la del Buda. Cuando nuestra sabiduría
está de acuerdo con la del Buda, nuestra sabiduría es la misma que la del Buda.
El objetivo del Hinayana radica en alcanzar la liberación individual. Desde este punto de vista, si los otros seres sensibles tienen raíces virtuosas, finalmente
también comenzarán a practicar hacia la liberación. Por otro lado, en el punto de vista Mahayana, los seres sensibles ya son considerados como Budas.
Algunas personas podrían pensar que los occidentales tienen un fuerte sentido de individualidad y están dispuestos a practicar sólo el camino de la propia
liberación. No es así necesariamente. Los occidentales, especialmente aquellos que tienen una fe religiosa, creen que puesto que Dios ama a la humanidad,
ellos también deberían amar a la humanidad. Entre los occidentales, también existe un sentido de justicia muy fuerte, una creencia de que no deberíamos
tolerar el tratamiento injusto hacia las personas. Estos sentimientos en la sociedad occidental generaron las ideas de democracía e igualdad. Sin dichas ideas,
no habría ni Constitución de los Estados Unidos, ni habría abolición de la esclavitud. Estos principios también están de acuerdo al Budismo Mahayana, que
trasciende cultura y nacionalidad.

Ahora, vamos a ver cómo los siete factores son considerados en el Mahaprajnaparamita Shastra de Nagarjuna:

Atención
Como hemos dicho, en el Hinayana, el primer factor (la atención) es realmente la cultivación de los Cuatro Fundamentos de la Atención.

El método comienza por contemplar el cuerpo y luego contemplar las sensaciones experimentadas por éste. Puesto que las sensaciones son experimentadas
por la mente, entonces después contemplamos las reacciones de la mente a las sensaciones. Las reacciones de la mente a las sensaciones son construcciones
mentales o dharmas. Después contemplamos que los dharmas son sólo símbolos o ideas y que después de surgir, desaparecen. Contemplamos que estos
dharmas tienen la misma naturaleza que todos los fenómenos: impermanentes y vacíos.

¿Qué usas para escuchar esta conferencia? Usas tus orejas. ¿Y dónde están tus orejas? En tu cabeza. ¿Y dónde está tu cabeza? En tu cuerpo. Esto es
contemplar el cuerpo.
Cuándo escuchas esta charla, ¿qué escuchas? Aunque comprendieras o no, al menos escuchas el sonido. ¿Qué es el sonido? Es una sensación. Esto es
contemplar las sensaciones. ¿Cómo experimentas este sonido? ¿Crees que es interesante o aburrido? ¿Qué está experimentando estos sonidos? Tu mente es
la que está experimentando estos sonidos como interesantes o aburridos. Esto es contemplar la mente. Pero estas nociones de “interesante” o “aburrido” ¿qué
son y de dónde provienen? Son objetos mentales o dharmas; son símbolos, cosas que representan algo. Esto es contemplar los dharmas.
Esto te da una vaga idea de cómo practicar la atención en la tradición Hinayana.
¿ Cuál es el enfoque Mahayana sobre la atención? El Mahaprajnaparamita Shastra dice que considera a todas las experiencias como fenómenos (todo lo que
los órganos sensoriales y la mente puedan experimentar, todas las sensaciones, sentimientos, objetos, ideas, conceptos y eventos). Esto incluye los
fenómenos físicos, biológicos, mentales, emocionales y sociales. Todos estos pueden considerarse como fenómenos. El Shastra continua diciendo que cuando
los bodhisattvas se encuentran con los fenómenos, inmediatamente los dejan ir sin apego alguno. No es que uno no recuerde nada, sino que la memoria no se
convierte en una carga.
Mi memoria no es tan buena, pero todavía recuerdo muchas cosas de mi juventud, los procesos por los que pasé y el conocimiento que adquirí. Por supuesto
que me he olvidado de mucho. Aunque todavía recordara mucho, nunca permito que la memoria se convierta en una carga para mi vida.

En el tiempo del Buda, había un erudito quien lo sabía todo acerca de filosofía, religión y otros temas. Llevaba una cinta de metal alrededor de su cabeza para
evitar que estallara todo el conocimiento. En una ocasión, desafió al Buda a un debate. Este erudito dijo al Buda: “Hazme cualquier pregunta. Si hay alguna
pregunta que no pueda contestar, seré tu discípulo. Después te haré una pregunta, si no puedes responder, te convertirás en mi discípulo” El Buda
Shakyamuni aceptó. La primera pregunta que el Buda hizo fue: “Quizá esta no sea del todo una pregunta, sino se trate de la liberación” El erudito dijo:
“Bueno, hazme la pregunta” El Shakyamuni Buda guardó silencio mientras que el erudito esperaba y esperaba a que se hiciera la pregunta. Después dijo al
Buda Shakyamuni: “Bueno, si no quieres hacerme una pregunta, te haré una yo” Luego preguntó al Buda: “Entonces, ¿qué es liberación?” El Buda
Shakyamuni todavía no diría nada. Finalmente, el erudito se volvió disgustado: “¿Por qué no estás contestando a mi pregunta?” El Shakyamuni Buda
respondió: “Si uno ya está liberado, ¿qué necesidad hay de hacer preguntas?” Al oir esto, el erudito comprendió que su conocimiento no servía para nada, de
manera que dijo al Shakyamuni Buda: “Ahora seré tu discípulo”
Este gran erudito estaba tan apegado a todo ese conocimiento que poseía, y que otras personas no tenían, que no era capaz de alcanzar la verdadera
iluminación.
Por sí mismo, el tener conocimiento no es un problema. El problema es hacer que el conocimiento se convierta en una carga. Si no hubiera estado tan
orgulloso de su conocimiento, este erudito habría tenido una mejor posibilidad de estar liberado.

Discernimiento
El segundo factor de iluminación, el discernimiento, es interpretado en la tradición Hinayana como distinguir el dharma verdadero del falso, siguiendo las
enseñanzas verdaderas y dejando de lado las falsas.

El Mahaprajnaparamita Shastra contiene este pasaje: “Buscando los dharmas sanos, los dharmas insanos, o los dharmas sanos ni insanos, todos estos son
inalcanzables.” En su mayor parte, respondemos a los fenómenos a través de considerarlos como agradables o desagradables, o como ni agradables ni
desagradables. Sin embargo, al cultivar el factor de discernir entre lo verdadero y lo falso, como descrito en el Mahaprajnaparamita Shastra, eso no debería
ser así.

Un alumno mío que se había casado hace un mes vino a verme. Le pregunté qué tal estaba con su nueva esposa. Él dijo: “Antes de que nos casaramos, todo
acerca de ella estaba bien. Después de casarnos, algunas cosas acerca de ella estaban bien, otras no, y algunas cosas realmente no podría determinar si son
buenas o no.” Yo pensaba que eso era interesante. Antes de casarse, todo estaba bien y después había algo bueno, algo malo y un nuevo descubrimiento de
su esposa.
¿Es ese el mismo caso que pasa con ustedes, que después de casarse descubrieron que sus esposas también habían cambiado? (Risas)
En realidad, he escuchado lo mismo de las mujeres. Una mujer, después de casarse, me dijo: “Antes de que mi marido y yo nos casáramos, fuimos a un
vidente para ver si nuestros horóscopos eran compatibles o no. El vidente dijo que todo estaba bien.
Antes de la boda, mi esposo estaba de acuerdo con cualquier cosa que yo quisiera, pero después surgió su verdadera naturaleza; le comenzó a crecer la cola
de la zorra.” (Risas)

¿Entre los occidentales aquí presentes, conocen este refrán chino acerca de alguien al que le crece la cola de la zorra? Les digo a las personas casadas que
deberían adaptarse a los defectos del uno y del otro porque no existe tal cosa como la persona perfecta. Deberían tratar de comprender y acomodarse el uno
al otro en lugar de estar apegados a la idea de un cónyuge ideal.
No existe lo absolutamente bueno ni lo absolutamente malo, y al cambiar la actitud de uno, su medio ambiente también cambiará. Por ejemplo, algunas
personas piensan que si el cónyuge hace algo malo, no los ama. Un observador externo podría preguntarse: “¿Por qué alguien desearía estar con tal
persona?” Pero el cónyuge podría pensar que su pareja realmente sí lo ama a pesar de estar malo ocasionalmente.
De este modo, no hay nada que sea absolutamente bueno ni absolutamente malo. Todo está en nuestra perspectiva de lo que está pasando. El hecho es
comprender que como nuestra actitud acerca de lo que está pasando cambia, nuestro medio ambiente también cambiará. Esto no significa que no haya
personas buenas ni haya personas malas, sino que no deberíamos permitir que las acciones de otras personas nos afligen. Al enfrentarnos a estas situaciones,
manejémoslas sin una mente de aflicción sino con una mente de sabiduría.

Una situación que a veces sucede es que un miembro de este Centro pasa a mejor vida y deja mucho material budista (sutras, libros, cintas, etc.) A veces los
herederos no son budistas, de manera que recogerán estos artículos y los traerán al Centro en cajas, los dejarán en el área de recepción y dirán: “Tenemos
todo esto para ustedes.” Después se irán sin decir de qué se trata todo esto. Entonces, ¿qué hacemos con todas estas cosas? A menudo, las ponemos en
orden y las dejamos en el área de recepción para que las personas las tomen. Pero tratamos de manejar la situación sin enfadarnos. El enfadarse no tendría
sentido, de modo que nos ocupamos del asunto sin más.

Diligencia
En la tradición Hinayana, la diligencia significa hacer un gran esfuerzo en practicar los Cuatro Fundamentos de la Atención.

En el Mahaprajnaparamita Shastra, Nagarjuna describe el punto de vista Mahayana. Para él, la diligencia es hacer un gran esfuerzo para ayudar a los seres
sensibles sin ser influidos por los tres reinos del deseo, forma y no-forma. Uno no debería estar apegado al mundo de los seres sensibles; al mismo tiempo,
uno trata de liberar a los seres sensibles de los tres reinos del deseo.

Alegría y Placer
En el Hinayana, el cuarto factor de la iluminación, la alegría y placer, se refiere a la felicidad que surge de la cultivación del dhyana.

Hablando desde el punto de vista Mahayana, el Mahaprajnaparamita Shastra dice que al encontrarnos con los fenómenos, no nos apegamos a lo que está
sucediendo, ni generamos aflicción.

Ligereza y Facilidad
El quinto factor es la ligereza y facilidad. En el Hinayana, este se refiere a la flexibilidad mental en la práctica del dhyana, donde no hay carga mental ni
corporal, donde la mente no se apega a nada, donde no hay nada que obtener, y a causa de eso, no existe carga alguna. Esta ligereza y facilidad es
equivalente al primero de los ocho samadhis mundanos.

En el punto de vista Mahayana, no nos apegamos a la agradable sensación de la ligereza y facilidad, la consideramos como una oportunidad de practicar
simultáneamente tanto samadhi como sabiduría.

Concentración
El sexto factor de la iluminación es la concentración, o samadhi. Este es el estado en donde la mente se mantiene concentrada en una cosa sin moverse;
donde sabemos claramente que no hay movimiento o caos en los fenómenos en absoluto. La misma idea esta expresada en el Avatamsaka Sutra (Adorno
Floral), que dice que todos los dharmas (fenómenos) son originalmente “así” y tienen su propio lugar en el mundo.

El samadhi es tomado de forma secuencial en la tradición Hinayana, comenzando por los Cinco Métodos de Serenar la Mente y pasando a los Cuatro
Fundamentos de la Atención.
En el método del Chan, sin embargo, el samadhi es alcanzado simultáneamente junto con la sabiduría y puede suceder en cualquier etapa. El samadhi Chan
también es el samadhi de la vida cotidiana.

Ecuanimidad
En el Hinayana, la ecuanimidad es la idea de que mientras continuamos en samadhi, dejamos ir cualquier estado mental que estemos experimentado.

En un nivel profundo de samadhi, cualquier pensamiento que tenga lugar es sutil y la mayoría son símbolos e incluso éstos deben ser dejados de lado.

Para el Mahayana, la ecuanimidad significa que no nos apegamos a ningún fenómeno, incluyendo a una mente que deja de lado. No hay ni fenómenos que
puedan ser dejados de lado, ni una mente que realice ese dejar de lado.
Este estado es la sabiduría, o iluminación.

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