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Violencia Entre Mujeres
Violencia Entre Mujeres
MITOS:
La mujer es más débil que el hombre EN ESTA AFIRMACIÓN SUBYACE LA CREENCIA MACHISTA
DE QUE LA FUERZA DE UNA PERSONA VIENE DADA DESDE LO BIOLÓGICO, SIENDO CUESTIONES
HORMONALES, GENÉTICAS, ETC, LAS QUE APORTAN LA CAPACIDAD DE SER VIOLENTO (ACTIVO)
O VÍCTIMA (PASIVA).
Sólo las mujeres heterosexuales son agredidas / La violencia doméstica es más común en parejas
heterosexuales EN ESTA AFIRMACIÓN, SE SOSTIENE QUE LA VIOLENCIA ES UNA
CARACTERÍSTICA ÚNICAMENTE DEL VARÓN, PERO ESTO YA ES EN SÍ MISMO CONTRADICTORIO,
PORQUE DE SER ASÍ EN LAS PAREJAS DE HOMBRES GAYS LA VIOLENCIA DEBIERA DE TENER UNA
PRESENCIA MUCHO MAYOR.
Los gay nunca son víctimas de violencia PODRÍA ATRIBUIRSE A QUE LOS VARONES GAYS SON
TRATADOS DE “AFEMINADOS”, POR LO CUAL ADQUIEREN LA “SUAVIDAD”, “TERNURA” Y
“DELICADEZA” QUE NO LES PERMITIRÍA, JAMÁS, SER AGRESORES, AGRESIVOS O VIOLENTOS
CON SU PAREJA.
Salir de una relación de violencia resulta más fácil para los hombres gay maltratados que para las
mujeres heterosexuales / No existe violencia entre dos hombre peleando, es un combate justo /
En las relaciones entre lesbianas y entre gays no se dan situaciones de violencia porque al ser las
dos personas del mismo sexo, existe una total igualdad EN ESTAS AFIRMACIONES SE SUPONE
QUE LA ASIMETRÍA ECONÓMICA ENTRE HOMBRES Y MUJERES (Y A FAVOR DE LOS PRIMEROS)
ESTÁ DIRECTAMENTE RELACIONADA CON LA POSIBILDIAD “FÁCTICA” DE QUE UN VARÓN
AGREDIDO SALGA DEL VÍNCULO VIOLENTO. TAMBIÉN, SIGUIENDO ESTA LÍNEA DE
RAZONAMIENTO, SE SOSTIENE QUE LA FUERZA FÍSICA ENTRE LOS HOMBRES ES TOTALMENTE
IGUAL Y NO HAY NADA MÁS EN JUEGO EN UNA AGRESIÓN QUE LA POTENCIA DEL GOLPE
(DESCONOCIÉNDOSE LOS PATRONES DE DEPENCIA, TERROR, MANIPULACIÓN, AMENAZA,
AMEDRENTAMIENTO, ETC., ETC., ETC….)
Las victimas exageran y reciben lo que se merecen / La víctima, de alguna manera, es responsable
del maltrato o la violencia que sufre ESTE MITO ES SIMILAR AL QUE SE SOSTIENE EN RELACIÓN
A LA VIOLENCIA DE GÉNERO EN PAREJAS HETEROSEXUALES. NO SÓLO PECA DE INGENUO, SINO
DE SEXISTA.
Las mujeres son tradicionalmente subordinadas y sumisas por lo que en una relación lésbica no
puede darse el maltrato / Todas las relaciones lésbicas se basan en un patrón femenino-masculino
siendo la persona que ejerce la violencia la lesbiana masculina EN ESTAS AFIRMACIONES HAY
DOS CUESTIONES. POR UN LADO LA REPRODUCCIÓN DEL ESTEREOTIPO DE MUJER LIGADO A:
PASIVA, SUAVE, DELICADA, SENSIBLE, SUMISA, DEPENDIENTE EMOCIONALMENTE, ETC. POR
OTRA PARTE, LA ASUNCIÓN DE QUE EN TODAS LAS RELACIONES DE MUJERES SE REPRODUCE LA
DINÁMICA HETERONORMADA. ALLÍ, LAS FIGURAS DE LA BUTCH Y LA FEMME, LA MARIMACHO Y
LA QUE NO PARECE, SE CONVIERTEN EN EL ESTEREOTIPO DE LAS “ÚNICAS” DOS CLASES DE
LESBIANAS QUE PUEDEN EXISTIR, EN EL UNIVERSO, NUNCA JAMÁS.
Las relaciones entre gays y lesbianas no pueden ser violentas, porque lxs integrantes de la pareja
han reflexionado sobre los roles de género, las relaciones de poder dentro de la pareja y, en tanto
son críticos de los órdenes “naturales” establecidos por el patriarcado, se aman pura y
limpiamente ESTA POSTURA, SOSTENIDA LAS MÁS DE LAS VECES DESDE EL INTERIOR MISMO
DEL COLECTIVO DE LA DISIDENCIA SEXUAL, ESTABLECE UNA VISIÓN COMPLETAMENTE NAIF Y
FALSA DE LAS RELACIONES ENTRE PERSONAS DEL MISMO SEXO/GÉNERO. TRATAR DE SOSTENER
A RAJATABLA UNA POSTURA POLÍTICAMENTE CORRECTA, A FIN DE LOGRAR LA ACEPTACIÓN DE
LAS PAREJAS GAYS Y LESBIANAS, DEMOSTRANDO LA SUPERACIÓN DEL PARADIGMA
HETERONORMATIVO HA HECHO MÁS ESTRAGOS QUE AYUDAR A LA VISIBILIDAD. TRATAR DE
VENDER UNA IMAGEN DE CORRECTUD Y PUREZA, HA DEJADO EN LAS SOMBRAS A MUCHAS
PERSONAS LG, QUE NI SIQUIERA SE PUEDEN RECONOCER CÓMO VÍCTIMAS DE VIOLENCIA
INTRAGÉNERO O DE PAREJA.
CARACTERÍSTICAS DE LAS RELACIONES LÉSBICAS:
Es imposible pensar en la existencia de las parejas lésbicas sin el feminismo, la libración gay y la
revolución sexual, que fundaron la base para las reformas de los marcos normativos presentes. Las
leyes dan un sustento a las prácticas cotidianas, muchas veces ayudando a visibilizarlas y
legitimarlas.
La identidad lésbica contemporánea esta muchas veces identificada con: una vida afectiva y sexual
independiente de los hombres, la mujer no necesita casarse o tener hijos para realizarse como tal,
dos mujeres pueden valerse por sí mismas en lo emocional y en lo material.
Lo “raro” de una pareja lésbica es que las mujeres independientes dejaron, según los cánones
sociales, de hacer cosas propias de su sexo/género. La elección lesbiana implica una serie de
decisiones tanto políticas como personales. Homologar el abandono de las características
femeninas con ser “marimacha” es desconocer que las mujeres tuvieron que “salirse de los
moldes” para poder sobrevivir en un mundo hecho, pensado y dominado por los hombres.
Una de las características que se le puede atribuir a la pareja conformada por dos mujeres es la
mayor afectividad o emocionalidad. Las mujeres estamos performateadas social y culturalmente
para demostrar los sentimientos más abiertamente. Así, en las relaciones sexo-afectivas entre
mujeres, el diálogo, la empatía y la capacidad de comunicación son más comunes. Pero, dada la
tendencia a ponerse en el lugar de la otra y a identificarse, las fronteras interpersonales suelen
desdibujarse, dando lugar la fenómeno que se conoce como fusión. Se produce una relación
simbiótica, que pone en peligro tanto la autonomía como la identidad de las mujeres. Este
fenómeno se acompaña de un aislamiento social cada vez mayor, al igual que aparecen celos,
posesividad, vigilancia y control, quedando algunas veces hasta incluso justificados por el
contexto.
Otra de las características de las relaciones entre mujeres (que también aplica a las relaciones
entre varones gays) es la presencia e incidencia de la homofobia internalizada. La homofobia es el
rechazo hacia la homosexualidad (frase de Morgan Freeman). La homofobia podría pensarse en
relación a que se la fusiona con la confusión de género. De ahí que se piense que el sexo biológico
reside en la orientación sexual. Por ende, una mujer lesbiana sería “menos mujer”. Todo el
discurso peyorativo y violento que la sociedad genera alrededor de la homosexualidad es
interiorizado desde la más temprana infancia por todxs, incluso las personas LGBT.
En las personas gays y lesbianas, la homofobia internalizada se expresa de manera indirecta.
Comienzan a rechazar sus deseos, sus necesidades y sus emociones, extendiéndose (no de manera
voluntaria, claro está) a otras esferas de su vida. Si bien se reprimen todas las emociones, las más
comunes son la ira y el enojo. Éstas pueden, también retraerse y convertirse en conductas
autodestructivas. Además, la ausencia del enojo, hace que les sea dificultoso poner límites (esto
sobre todo asentado en el temor de que si “los dejan” nunca nadie los volverá a querer).
VIOLENCIA INTRAGÉNERO:
En la violencia intragénero, los rasgos más comúnes son los celos, el control, la obsesión del
maltratadxr y la falta de autoestima por parte de la víctima; se producen ataques homófobos o
lesbófobos: a “lxs gays/lesbianas no nos quieren en ningún sitio, así que más vale que te quedes
conmigo”. Este tipo de afirmaciones son muchas veces internalizados por las víctimas que, en
muchos casos, a lo largo de su vida ya han sufrido humillaciones, insultos, amenazas o ataques
desde la infancia o la adolescencia.
Si bien pueden verse puntos en común con el tipo de agresiones que se dan en parejas
heterosexuales, hay ciertas situaciones puntuales de las dinámicas relacionales intragénero. Por
ejemplo, los abusadores pueden amenazar con quitarle a los hijos a la víctima. En algunos lugares,
las leyes de adopción no permiten a padres del mismo sexo a adoptar. Esto puede dejar a la
víctima sin derechos legales, ya que, legalmente, el padre/madre es el otrx. El abusador puede
usar a los niños como medio para prevenir que la víctima salga o busque ayuda.
Además está el outing o la amenaza de “sacar del armario”. El agresxr gay o lesbiana amenaza en
ir al trabajo de la víctima, a ver a su famlia y contar su orientación sexual. Esta amenaza es
amplificada por la sensación de aislamiento extremo entre las víctimas gays y lesbianas, ya que
algunos todavía no han salido del closet.
La homofobia social que, en muchos casos, dificulta a los agentes sociales la intervención y la
protección de la persona LGTB agredida.
“El discurso de la culpa, manejado por quien sea, constituye siempre una forma velada de chantaje
emocional.” M. Castañeda.