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La Plata, domingo 27 de junio de 2004


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El jueves se cumplen 30 años de su muerte

El Perón literario
Juan Domingo Perón ha sido un tema ineludible
para la narrativa nacional. Una historia de amores,
miedos y odios entre escritores y el fenómeno
popular del peronismo
totalidad de la política argentina

D
espertó tanto amor entre las que Borges narra un apócrifo vela- operación comando que
masas populares como odio torio de la fallecida esposa del durante el peronismo. raptó el cadáver de la
entre los círculos intelec- General en un pueblito de Chaco: CGT. Ese cadáver fun-
tuales. Y, entre los escritores “El enlutado no era Perón y la Invadidos ciona en el relato como
argentinos, esa relación de amor- muñeca rubia no era la mujer Eva Lo que Borges expresaba era el el objeto de deseo
odio -más odio que amor- con Juan Duarte, pero tampoco Perón era desprecio y la sensación de ser inva- tanto del militar (“Es
Domingo Perón quedó patentizada Perón ni Eva era Eva sino descono- didos que sentían los sectores aris- mía -dice simplemente-.
en una serie de relatos que abor- cidos o anónimos (cuyo nombre tocráticos. Por esos caminos tam- Esa mujer es mía”) como
dan, la mayoría de las veces tan- secreto y cuyo rostro verdadero bién transitó Julio Cortázar con su de Walsh, que descubre en
gencialmente, como con miedo a ignoramos) que figuraron, para el metáfora en Casa tomada: dos her- “esa mujer” la posibilidad
meterse con el mito, lo que algunos crédulo amor de los arrabales, una manos que viven en una enorme de escribir una gran historia
llaman “el hecho maldito de la li- crasa mitología”. Una forma de mansión, recibiendo dinero de la y, a su vez, el punto de con-
teratura argentina”: el peronismo. definir como simulacro y farsa a la renta de un campo, hasta que algo tacto con los sectores popu-
Mucho tiempo antes del boom de o alguien empieza a tomar pose- lares: “Si la encuentro, fres-
la narrativa histórica -ese boom que sión de las piezas, obligándolos a cas, altas olas de cólera,
en los últimos años ha generado Textos cerrar puertas tras de sí, a recluirse miedo y frustrado amor se
decenas de relatos sobre casi alzarán, poderosas
cualquier figura del pasado
fundamentales cada vez más, hasta ser expulsados.
Pero será en Cabecita negra, el vengativas olas,
nacional-, Perón y Evita fueron cuento de Germán Rozenmacher, y por un
objeto de aproximaciones literarias  La fiesta del monstruo, donde la metáfora de Cortázar se momento ya no
de casi todos nuestros escritores de hará explícita, con algunas sugesti- me sentiré solo, ya
renombre, desde Jorge Luis Borges
de Jorge Luis Borges no me sentiré como una
vas variantes. En Casa tomada la
hasta Rodolfo Walsh, sólo por
mencionar dos extremos en cuanto
 La pasión según Eva,
Abel Posse
invasión proviene del interior y es
considerada con naturalidad; aquí
arrastrada, amarga, olvidada som-
bra”. “La misma
adhesión a la figura del General.

El monstruo de Borges
 La señora muerta,
la amenaza llega desde un exterior
que vulnera hasta lo más íntimo.
La lista de referencias y puntos de
vista literarios sería muy larga de
enumerar. Hoy, a 30 años de la
vejación”
de David Viñas
H
Evita muerte de Perón -el General, el ubiera querido sentarse
La primera narración conocida es  Casa tomada, amigablemente y conver-
una de Jorge Luis Borges, acérrimo El otro gran tema de la literatura benefactor, el monstruo, el tirano,
sar de libros con ese hom-
antiperonista que con la llegada de de Julio Cortázar sobre el peronismo es la muerte de según quien lo escriba-, la narrativa bre. Pero ¿de qué libros podría
Perón al poder había sido “reubica- argentina sigue nutriéndose de su hablar con ese negro? Con la
 Cabecita negra, Evita, y el referente ineludible,
do” de director de la Biblioteca Rodolfo Walsh, periodista y escritor figura. Aunque el peronismo ya no otra durmiendo en su cama y ese
Municipal de Buenos Aires a de Germán Rozenmacher desaparecido en 1977 por la dic- sea peronismo, y el miedo de los hombre ahí frente suyo, como
“inspector de conejos, aves y  Esa mujer, de Rodolfo Walsh tadura militar, unos días después de sectores pudientes se haya reorien- burlándose, sentía un oscuro
tado de la política a la seguridad. malestar que le iba creciendo,
huevos”. Hacia 1947, en colabo- publicar una carta abierta denun-
 Santa Evita, “Este velorio, comparado con el de una inquietud sofocante. De
ración con Adolfo Bioy Casares, ciando los abusos y atrocidades del golpe se sorprendió que justo
Borges escribió un texto que circuló de Tomás Eloy Martínez gobierno de facto. En Esa mujer, Evita, es un fracaso total”, decía el
ahora quisiera hablar de libros y
en copias a máquina entre oposi- cuento publicado en 1966, Walsh personaje central del cuento La
 El único privilegiado, cola, de Fogwill, durante los
con ese tipo. El policía se sacó los
tores de la Argentina, y fue publi- narra su entrevista con el teniente zapatos, tiró por ahí la gorra, se
cado por primera vez en el sema- de Rodrigo Fresán coronel Carlos Moori Koenig (el funerales de Perón. Su compañero abrió la campera y se puso a
nario Marcha el 30 de septiembre le respondía: “Es que ya no tene- tomar despacio.
 El cadáver imposible, mismo punto de partida de la
mos a Perón, y sin Perón todo fra-
de 1955, ya derrocado Perón. novela Santa Evita, de Tomás Eloy El señor Lanari recordó vaga-
Se trata de La fiesta del mons- de José Pablo Feinmann Martínez), que había liderado la casa”. mente a los negros que se
habían lavado alguna vez las
truo, una descripción de los mitines  Mata Hari 55, patas en las fuentes de plaza
de masas con la típica visión aris-
tocrática sobre la chusma: sudor,
de Ricardo Piglia Congreso. Ahora sentía lo
mismo. La misma vejación, la
gritos, malas costumbres, falta de  Evita vive,
modales, instintos criminales. En
1960 llegaría El simulacro, prosa
de Néstor Perlongher “Cuchillo sin filo” misma rabia. Hubiera querido
que estuviera ahí su hijo. No
tanto para defenderse de

¡V
breve incluida en El Hacedor en la iva el cáncer! Escribió alguna mano enemiga en un muro de Buenos aquellos negros que ahora se le
Aires. La odiaban, la odian, los biencomidos, por pobre, por mujer, por habían depatarrado en su propia
casa, sino para enfrentar todo
“Sudando grasa” insolente. Ella los desafiaba hablando y los ofendía viviendo. Nacida
para sirvienta, o a lo sumo para actriz de melodramas baratos, Evita se había
salido de su lugar.
eso que no tenía ni pies ni
cabeza y sentirse junto a un ser
humano, una persona civilizada.
La querían, la quieren, los malqueridos: por su boca ellos decían y maldecían.

C
uando por fin me enrosqué en la cucha, yo registraba tal cansancio en los Era como si de pronto esos salva-
Además Evita era el hada rubia que abrazaba al leproso y al haraposo y daba paz
pieses que al inmediato capté que el sueñito reparador ya era de los míos. jes hubieran invadido su casa.
al desesperado, el incesante manantial que prodigaba empleos y colchones,
No contaba con ese contrincante que es el más sano patriotismo. No pen- Sintió que deliraba y divagaba y
zapatos y máquinas de coser, dentaduras postizas, ajuares de novia. Los míseros
saba más que en el Monstruo y que al otro día lo vería sonreírse y hablar como sudaba y que la cabeza le estaba
recibían estas caridades desde al lado, no desde arriba, aunque Evita luciera joyas
el gran laburante argentino que es. Te prometo que vine tan excitado que al por estallar. Todo estaba al
despampanantes y en pleno verano ostentara abrigos de visón.
rato me estorbaba la cubija para respirar como ballenato. (...) Desperté, y para revés. Esa china que podía ser su
No es que le perdonaran el lujo: se lo celebraban. No se sentía el pueblo
soñar tanto despropósito había dormido cinco minutos. Resolví cortar por lo sirvienta en su cama y ese hom-
humillado sino vengado por sus atavíos de reina.
sano: me di una friega con el trapo de la cocina, guardé todos los callordas en bre del que ni siquiera sabía a
Ante el cuerpo de Evita, rodeado de claveles blancos, desfila el pueblo llorando.
el calzado Fray Mocho, me enredé que no un pulpo entre las mangas y piernas ciencia cierta si era policía, ahí,
Día tras día, noche tras noche, la hilera de antorchas: una caravana de dos
de la combinación -mameluco-, vestí la corbatita de lana con dibujos animados tomando su coñac. La casa
semanas de largo.
que vos me regalaste para el Día del Colectivero y salí sudando grasa porque estaba tomada.
Suspiran aliviados, los usureros, los mercaderes, los señores de la tierra. Muerta
algún cascarudo había transitado por la vía pública y lo tomé por el camión.
Evita, el presidente Perón es un cuchillo sin filo.
Fragmento de
Fragmento de La fiesta del monstruo, Fragmento de El pueblo Argentino desnudo de ella, Cabecita negra,
de Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares de Eduardo Galeano de Germán Rozenmacher

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