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FUE UNA NOCHE COMO CUALQUIERA,

CUANDO ENTRE LA LUNA LLENA Y LAS


ESTRELLAS,
Y ENTRE MÁS ME HABLAS
EVOCÁNDONOS CON CADA MIRADA
YA NO SIENTO ESTAR MÁS EN CALMA
ENTRÉ A TU CIELO Y YO A TU INFIERNO,
Y ENTRE MÁS TE ESCAPAS
COMO SI NADA…
MÁS ME LLAMAS

LUEGO RECONOCÍ MI ALMA

ENTERA AÚN ESTABA


TE VAS MIRÁNDOME ENTRE LA NADA
Y ENTRE JUGADA Y JUGADA
QUIERES QUE TE ROCE CON CADA MIRADA
VOLVIMOS A ESTAR EN CALMA
AUNQUE SABES QUE MAÑANA YA NO
SABRÁ A NADA
QUE NOS PASÓ?

ACASO ENTRE EL CIELO Y LAS FLAMAS

NO EXISTE ALGO QUE NOS SEPARA?

ENTRE SUSPIROS EXTRAÑOS

QUE VAN DIVANGANDO

ENTRE ABARZOS

ME HACES PENSAR

QUE NO ES LO QUE CREO SER

AMOR AMOR AMOR

COLOR COLOR COLOR


UN SUSPIRO EXTRAÑO

QUE VA DIVANDO EN ESTE ANDAR

PERO QUE SERÁ

UELVE

NO ME QUEDARÁ MAS QUE SEGUIR LA SEÑAL

Intentando recordar, tus besos me dejan en la soledad

Intentando recordar, entre espacios de esta soledad…

Viéndote pasar, la vida no me dice que es la maldad

Los sueños sin mirar tus ojos

A. Criterios para determinar a un derecho como fundamental

Ahora bien, es preciso indicar que en la doctrina internacional se

ha visto que muchos juristas han desarrollado o expuesto algunos

criterios para distinguir a los Derechos Fundamentales de los

Derechos Humanos.
Así, en la doctrina chilena, ha sido Nash Rojas (2006) uno de los

autores que, ha expuesto algunos de los criterios o elementos que

deben estar presentes en un derecho para ser considerado como

fundamental. Ellos son:

a. Que sean incorporados en el texto constitucional de un

Estado como derechos subjetivos, exigibles frente a aquel.

b. Que, comprenda o adquiera una visión amplia de las

obligaciones del Estado, no solo limitada a los derechos de

libertad negativa.

c. Y que a visión implique la consagración de derechos, no solo

de libertad, sino, también de los derechos de participación y

de igualdad.

d. Que, todo análisis de derechos fundamentales que se haga a

él, incorpore una cuestión de valores, especialmente, dando

énfasis a dos valores como son: la libertad y la igualdad.

e. Que, en todo sistema de derechos fundamentales se deba

desarrollar un sistema de eficaces mecanismos para

protegerlos, en cuantos derechos efectivamente exigibles que

son ante los demás.


f. Y que, cualquier sistema de derechos fundamentales

contemple un papel activo de los órganos judiciales, en tanto

intérpretes de las normas de derechos fundamentales, sus

principios y valores.

En tanto, la doctrina colombiana, más exactamente, Acuña

Mercado (2010), al citar a la Sentencia N° T-002-1192 del Tribunal

Constitucional de Colombia, ha indicado que son dos, los criterios

principales para determinar cuándo se está ante un derecho

fundamental: la persona humana y el reconocimiento expreso. El

primero referido a una base material, en el cual debe establecer

si el derecho a examinar se trata o no, de un derecho esencial de

la persona humana; y, el segundo, a una formal, por la cual se

entiende que un derecho será fundamental en tanto haya sido

determinado de forma expresa en la Constitución de un Estado.

Como se pudo ver, es mayoritaria la doctrina que considera que, es

la positivización de los derechos humanos la que da pase al

concepto de derechos fundamentales. En tal sentido, son vistos,

entonces como derechos positivos que reconocen las exigencias de

los diversos Derechos Humanos incluidos en el ordenamiento

jurídico, por medio de su positivización. Asi, es menester razonar

que, no todos los derechos humanos están, expresamente

reconocidos en el derecho positivo, pues su existencia, tal como se

ha podido indicar no depende de este reconocimiento, sino de ciertos


criterios ya esbozados, sin perjuicio, claro está, como se indica en

doctrina que hay ciertos derechos humanos que son muy

importantes y para su viabilidad y eficacia, no pueden ser excluidos

del catálogo de los derechos fundamentales, en cambio, otros sí, al

depender de algunas otras situaciones. (Suárez Rodríguez, 2016)

En ese mismo sentido, aunque con algunas variantes, algunas

entidades en la materia, como la Comisión de Derechos Humanos

del Distrito Federal de México (2011) considera que los principios

que rigen la aplicación de los Derechos Humanos no son los antes

indicados, sino: igualdad - no discriminación, progresividad - no

regresividad y el de máximo uso de los recursos disponibles:

a. Principio de igualdad y no discriminación

Para la doctrina antes citada, este principio es de suma

importancia en la aplicación de los Derechos Humanos, por

cuanto todo el marco existente alrededor de ellos, esto es, los

diversos derechos y obligaciones asumidos con su

reconocimiento por cada Estado y Nación, se ve cubierto por


este principio. En tal sentido, se considera, además que, los

derechos humanos deben ser entendidos y realizados a la luz

de dicho principio, el cual debe guiar y limitar la conducta

estatal y la de los particulares.

Así, tal principio se refiere a que, tanto los particulares como

los poderes públicos, deben dirigir su accionar o conducta en

la aplicación de los Derechos Humanos sin distinguir a las

personas por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión,

opinión política, origen nacional o social, posición económica,

nacimiento o cualquier otra condición.

Como se vio, bajo tal principio se exige a todas las personas,

particulares y autoridades nacionales e internacionales, que la

aplicación de los derechos Humanos se lleve a cabo bajo un

accionar libre de discriminación alguna, es decir, bajo tal

principio se busca que los mencionados agentes posibiliten el

goce y ejercicio de los derechos humanos sin hacer distinción

alguna entre las personas, ya que ello vacia la finalidad de los

mismos y su esencia. Así, también que, en la implementación

de cualquier medida con respecto a los derechos, se deba

evitar realizar distinciones no justificadas entre las personas,

ya que son, claramante, desfavorables para aquellos grupos

que los sufren. Así, según la bibliografía citada, tal principio

conlleva, de forma inmediata, por ejemplo, que se proceda a


derogar normas discriminatorias y establecer recursos

judiciales contra cualquier acto discriminatorio.

b. Progresividad y prohibición de regresividad

Este principio implica que, las obligaciones asumidas por los

Estados al reconocer de manera formal a los Derechos

Humano no, necesariamente, deban ser cumplidas de manera

inmediata, sino gradual, a efectos de lograr su plena

efectividad en el tiempo.

Como se ve, este principio se aplica, de alguna manera, como

en el caso de los derechos civiles y políticos, puesto que

siempre habrá algun grupo de derechos que, deba atenderse

primero, sin embargo ello no impide que, los Estados deban

avanzar en su fortalecimiento, aunque de manera escalonada

o progresiva, esto es, en pasos y no de forma inmediata.

Así, en tanto, los diversos Derechos Humanos plasmados en

tratados internacionales no son más que un mínimo, puesto

que, existen muchos no plasmados en ellos, debido al

surgimiento de nuevos derechos, cada día, por el desarrollo

de las sociedades, por lo que su progresión está a cargo de

cada Estado.
En tal sentido, la progresividad a la que sea alude aquí,

implica un actuar gradual y progresivo en la materialización y

efectividad de los Derechos Humanos, más exactamente; el

primero, se refiere a que la efectividad de los derechos no va

a lograrse en una sola vez y para un tiempo prolongado, sino

que ello va llevar un tiempo o un proceso a largo plazo; y, el

segundo, que el disfrute de los derechos siempre debe

mejorar, más no decaer; es decir, su ejercicio y protección

debe aumentar con el tiempo. Así, la progresividad requiere

del diseño de planes por parte de los Estados, a fin de avanzar

hacia el mejoramiento de las condiciones de los derechos

huamnos y el cumplimiento de dichos planes en cada lugar

donde se aplique.

En tanto que, la prohibición de regresividad implica que una

vez logrado el avance en el disfrute de los derechos, el Estado

no podrá, salvo en algunas situaciones debidamente

justificadas, disminuir el nivel logrado hasta ese entonces.

Tal principio, debe observarse no solo desde el lado de las

políticas públicas, sino, también, desde las emisión de las

diversas leyes, normas, decisiones judiciales y, en general, en

toda conducta del Estado. Se trata, entonces, de un análisis

sustantivo sobre las decisiones estatales, a fin de mejorar el

ejercicio de los Derechos Humanos; es decir, de que los


contenidos ya asignados por actividad estatal, no decrezca, en

cuanto a lo ya logrado.

c. Máximo uso de recursos disponibles

Según la doctrina citada, este princio se encuentra,

estrechamente, vinculado con el principio de progresividad ya

antes indicado, y consiste en que, para efectivizar el ejercicio

de los derechos humanos, los Estados están en la obligación

de realizar una asignación apropiada de los recursos

necesarios para tal fin. Sin emabrgo, se dice que, con motivo

de este principio se pueden presentar algunos problemas,

como por ejemplo, al momento de la elección del derecho al

que se asignará el recurso y la proporción que la realización

de cada derecho debe ocupar del gasto público, puesto que es

inmnegable que, todo Estado siempre tiene obligaciones que

debe cumplir de inmediato, como es garantizar los niveles

esenciales mínimos de cada derecho, en tal sentido, se

presenta la necesidad de que con el presupuesto existente se

deba garantizar, primero, estos derechos; y luego, los demás.

Así, con relación a este último, el restante, se evdienciará una

disminuación de los recursos a asignarsele; y, por tanto, que

ello se realice de conformidad con un plan más rígido, a fin de

atender el aseguramiento progresivo de todos los derechos.

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