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Enid Hoffman asta Th °o 7 icos He aqui una oportunidad para exten- der su conciencia mas alla del limite de los sentidos fisicos. Las facultades pa- ranormales 0 psiquicas estan latentes en todos los seres humanos. Son tan naturales como el caminar o el hablar, y se aprenden con mucha mas facilidad. Este libro le ensefiara a activar las apti- tudes del hemisferio derecho de su ce- rebro, que contiene las facultades pa- rapsicolégicas. Desarrolle sus poderes psiquicos \e brinda un vasto panorama de toda la gama de experiencias psiquicas. Los ejercicios y las practicas descritos en este libro son agradables y muy faciles de realizar. Sepa qué piensan, sienten y hacen los demas. Vea lo que le reser- va el futuro. Convierta sus intuiciones en una nitida precognicién. Sea un sa- nador psiquico... Utilizando sus capacidades vitales las convertira en poderes precisos, coordinados. Este libro le muestra qué ejercicios deben realizarse para desa- rrollar la sensibilidad de la conciencia en la telepatia, la precognicién, la per- cepcidn del aura, el adiestramiento de las aptitudes perceptivas, !a localiza- cién de personas y objetos perdidos, la escritura automatica, la adivinacion por las artes ocultas (| Ching, bola de cristal, movimientos de mesa), los ejer- cicios de curaci6n, la fotografia parapsi- coldgica, la programacién del futuro, y muchos otros mas que le ayudaraén a ser plenamente consciente, plenamen- te creativo y plenamente vivo. Enid Hoffman Desarrolle sus poderes psiquicos Fontana Fantastica Ediciones Martinez Roca, S. A. Titulo original: Develop your psychic skills, publicado por Para Research Inc., Massachusetts No esté permitida la reproduccién total o parcial de este libro, nl la recopilacién en un sistema in- formético, nl la transmisién en cualquier forma © por cualquier medio, por registro o por otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de Ediciones Martinez Roca, S. A. Traduccién de M. Taboada © 1981 by Enid Hoffman © 1985, Ediciones Martinez Roca, S. A. Gran Via, 774, 7.°- 08013 Barcelona ISBN: 84-270-0927-5 Depésito Legal: B. 3924 - 1988 Impreso por Diagrafic, S. A. - Constitucié, 19 - 08014 Barcelona Impreso en Espafia— Printed in Spain Este libro va dedicado amis tios, Lizzie y Walter. Indice IntroducciOn .... 0.6... eee cece cece eee eet e eee 1, Como desarrollé mis poderes psiquicos ................- 2. Todos tenemos poderes psiquicos . Los dos «si mismos» y las tres mentes Facultades perceptivas y proyectivas 3. La preparaciOn 1.2.0.0... 6 cee een eee Enfoque de laatenci6n ......... 6.00 c cece cee cece ene Ejercicio numero 1 de enfoque de la atencién (solo) Ejercicio nimero 2 de enfoque de la atencidn (solo) Ejercicio numero 3 de enfoque de la atencién (solo) Relajacién Ejercicio nimero 1 de relajacién (solo o en grupo) . Ejercicio numero 2 de relajacién (soloo en grupo) . Respiracion Ejercicio numero | de respiracién (solo o en grupo) ... Ejercicio nimero 2 de respiracién (solo o en grupo) ... Ejercicio numero 3 de respiraci6n (solo o en grupo) Autoafirmacion ..... 0... e ccc cece cece e ee Ejercicio numero 1 de autoafirmacidn (solo) Ejercicio numero 2 de autoafirmacion (solo) Visualizaciones ....... Proteccion personal ... 4, Los estados alterados de conciencia ...............0005 El sue y las experiencias extracorporales .............. Trance e hipnosis 54 Meditacion y contemplacién 55 Infundir concienciaasu cuerpo .. . 58 El uso del sonido para alterar la conciencia .............. 59 Aumento de la conciencia del control primer plano/ segundo plano 62 Ejercicio para despertar los centros psiquicos . 63 5. Cémo y qué percibimos 64 El aura 71 6. El entrenamiento de las facultades perceptivas ........... 79 Recepcidn telepdtica PaaS east ole etoia ests cette Site ecetaae 80 Ejercicio nimero 1 de recepcién telepa ica (con otra persona) 80 Ejercicio nimero 2 d pc 80 Ejercicio numero 3 de recepcién telepatica (en grupo) .......... 81 Ejercicio nimero 4 de recepcién telepatica (con otra - persona) REESE la OEE se Sete Fae ao fa Se 81 Ejercicio numero 5 de Tecepcion telepatica (en grupo) Beeeftcee fac aceac atest etclacee eta at cadet ta stteica 81 Ejercicio numero 6 de recepcién telepatica (en grupo) 82 Percepcidn de personas y cosas ... 83 Ejercicio numero 1 de percepcién deu una persona (COMOROS stele siete cesta etehaetotetadecetadetat tata 83 Ejercicio namero 2 de percepcién de personas C (11411) Henan y Pasi stan anreran rope ssorsnesrenes instr srenespesSarenes 83 Ejercicio nimero 3 de percepcién de objetos ocultos (EM grupo) 2.6... cece eee eee e eect e eens 84 Ejercicio nimero 4 de percepcién de colores C36 0) 84 Ejercicio nimero 5 de percepcién de cartas (solooengrupo) .............. 6. cee eee eee 85 Ejercicio numero 6 de percepcién de cartas (en grupo) 2.6... e eee cee cece eee eee ees 85 Ejercicio nimero 7 de percepcién de cartas Zener (solooen grupo) ....... 66. ccc eee eee e eee eens 86 Ejercicio nimero 8 de percepcién de monedas (solooen grupo) ........ 6. cee cece cece e eee 86 10 Ejercicio nimero 9 de percepcién de una persona através de su nombre (en grupo) ................ 87 Ejercicio némero 10 de percepcién de los estados emocionales (en grupo) . opiescinesraseaeinnresrents 87 Psicometria 88 Ejercicio nimero | de psicometria (en grupo) 88 Ejercicio nimero 2 de psicometria (en grupo) 89 Ejercicio némero 3 de psicometria (en grupo) 89 Ejercicio numero 4 de psicometria (en grupo) .. -- 9 Ejercicio numero 5 de percepcién de obras pictéricas (en grupoosolo) . 91 El péndulo 92 Ejercicio nimero 1 con el péndulo (solo) . 93 Ejercicio némero 2 con el péndulo (solo) . 93 Ejercicio némero 3 con el péndulo (solo) . 94 Escritura automdtica .... 94 Ejercicio nimero 1 de e: 96 Pintura automdtica 97 El tablero ouija ... 98 Lamesa golpeadora . 99 Radiestesia 99 Percepcion psiquica en las artes ocultas 103 ElI Ching La bola de cristal . Precognicion ..... «Lecturas» exactas : Ejercicio nimero 1 de lectura psiquica (dos personas) .......... 00 cs cee eee cece eee 112 7. Entrenamiento de las facultades proyectivas Enmisién telepdtica Ejercicio numero 1 de emision telepatica (con otra persona) ........... 06... c eee eee 116 Ejercicio numero 2 de emisi6n telepatica (en grupo) .. 116 Ejercicio nimero 3 de emisién telepatica (con otra persona) ........-. 66. c cece eee eee ees 7 Ejercicio nimero 4 de emisién telepatica (con otra persona) Ejercicio nimero 5 de emisién telepatica (solooen grupo) .......... ec cc eee ee ee eens 118 Ejercicio numero 6 de emision telepatica (solooen grupo) ...... 66... eee ee cence neces 119 Ejercicio numero 7 de emisién telepatica (con otra persona Oen grupO) .......-. ssc ee eee Ejercicio namero 8 de emisi6n telepatica (con los hijos) .... Experimentos de grupo Lacuracion ............ Ejercicio numero 1 de curaci6n psiquica (con otra persona) ......... 0.22 cece cece ees Ejercicio numero 2 de curacién psiquica (en grupo) Ejercicio numero 3 de curaci6n psiquica (en grupo) ... Ejercicio numero 4 de curacién psiquica (solooengrupo) . Psicocinesis ...........+ Ejercicio nimero 1 de psicocinesis (solo) Ejercicio numero 2 de psicocinesis (solo) .. Ejercicio numero 3 de psicocinesis (en grupo) . Ejercicio nimero 4 de psicocinesis (en grupo) ... Ejercicio nimero 5 de levitacién de un objeto (engrupoosolo) ... Fotografia psiquica Ejercicio nimero 1 de fotografia psiquica con una camara polaroid (en grupo o dos personas) ....... Ejercicio nimero 2 de fotografia a través del plexo solar (en grupo Osolo) .......... cee eee cece eee ee 8. Las creencias y el desarrollo psiquico ... Reprogramacion . Ejercicio nimero 1 de reprogramacién (solo) . Ejercicio nimero 2 de reprogramacién (solo) . Ejercicio nimero 3 de reprogramacién (solo) . Ejercicio nimero 4 de reprogramacién (solo) . Ejercicio nimero 5 de reprogramacién (solo) ... 9. Fuera del tiempo Rememoracién de vidas pasadas ce Ejercicio nimero 1 de rememoracién de vidas pasadas (con otra persona) ......... 066s cece eee eee ees Ejercicio nimero 2 de rememoracién de vidas pasadas (con otra persona) ..........0 6. cece eee eens Ejercicio nimero 3 de rememoracion de vidas pasadas (solo ocon otra persona) ...........2.2..2.0008 12 La programacion del futuro ..... 6.06. c cece cece eee Ejercicio namero 1 de programacién del futuro planteamiento del objetivo (solo) ............... Ejercicio némero 2 de programacién del futuro: planteamiento del objetivo (solo) .............4 Ejercicio nimero 3 de programacion del futuro (solo) . . Ejercicio mimero 4 de programacion del futuro (solo) .. Ejercicio nimero 5 de programacion del futuro (solo) .. 10. Psiquicos, médiums y guias Los psiquicos .......... Los médiums Los guias o Ejercicio numero 1 de conocimiento de su guia (solo) 1H Ejercicio nimero 2 de conocimiento del guia (CM QIUPO) 2.6... eee cee cee cece cence 11. Las facultades psiquicas en acci6n ............6..0 2020s 12. El desarrollo psiquico ......... 06. .c cece cece cece eee Ejercicio nimero 1 de respiracién del color (engrupoosolo) ..........6 cece eee eee eee Ejercicio numero 2 sobre el campo del aura (solo) .... Ejercicio nimero 3 sobre la energia ilimitada (en grupo Osolo) ........ cece eee ee eee eee Ejercicio nimero 4 sobre la nube de energia (en grupo o SONG) Fafa aeeaectasstefaeaee ebste statadsete ese Ejercicio numero 5 de flexibilidad psiquica (en grupo o solo) : s Ejercicio numero 6 de autocuraci6n (en; grupo ° solo) 13. Conclusi6n 2... 0.06.06 cece cece cence cece eee eee Bibliografia ....... 0... c ccc cee cee ene n eee eee Introduccién {Quiere pasar su vida viviendo sdlo a medias? La mayoria de nosotros utilizamos sélo la mitad del cerebro con que nacemos, el hemisferio izquierdo, encargado de las funciones légica, analitica y racional. Este libro se propone ayudarle a desarrollar los pode- tes del cerebro primario, el otro hemisferio, el cerebro de las «primeras impresiones», de la intuicién y de los sentimientos. Con la rapidez de un relampago, registra informacién mas alla de donde alcanza la percepcién consciente normal, de ahi la creencia comin en que «la primera impresién es siempre la que vale». El cerebro derecho «conoce»; el cerebro izquierdo «conjetura» y teo- riza. En lugar de vivir superficialmente, en la incertidumbre, tra- tando de conjeturar las respuestas, desarrolle sus capacidades psi- quicas y disfrute de la maravillosa sensacién de estar seguro y de conocer la realidad inherente a los hechos objetivos y mas alla de ellos. Suele aconsejarse a los alumnos que participan en un curso de desarrollo psiquico que sigan sus primeras impresiones. ;A qué se debe esto? A que la primera impresién procede del «cerebro pri- mario», del hemisferio derecho, la sede de los poderes intuitivos que tan pocos de nosotros usamos o desarrollamos. Las conjetu- ras, las teorias, las racionalizaciones vienen del hemisferio iz- quierdo, del cerebro légico, «secundario», el cerebro de los segun- dos pensamientos, de las ideas tardias, la sede de lo que se llama normalmente los estados ordinarios de conciencia, en los que nos mantenemos durante casi toda nuestra vida. Desarrollando sus sentidos psiquicos naturales e innatos, se abrira amplias y nuevas vias de comunicaci6n con los demas. «Ve- 15 rd» a la gente de otro modo, captando lo que ocurre en su interior. Empezara a percibir las energias vitales de los pensamientos y las sensaciones fluyendo en el interior y alrededor de las personas, invisibles e inaudibles para los sentidos fisicos. Seré capaz de intuir lo que alguien esta a punto de decir y reaccionar4 a lo que sucede realmente, en lugar de hacerlo a lo que parece suceder. Gracias a la penetracién y la presciencia que le infundira este nuevo poder, podra observar en caso de duda el interior de las cosas y ver lo que se esconde en ellas. Tendr4 acceso a esta fuente de conocimiento interno con facilidad y sin esfuerzo. La supercon- ciencia se halla verdaderamente presente, detras y oculta por la conciencia «normal». Me cost6 afios apreciar mis dotes psiquicas, darme cuenta de que, cuando seguia mis corazonadas, obtenia excelentes resulta- dos gracias a esos ramalazos de inspiraci6n. A medida que mis poderes se agudizaban, comprend{ que posefa una ventaja sobre los demas. Y empecé a confiar cada vez mas en mis sentidos inter- nos, que hasta entonces habia ignorado. Pasamos la mayor parte de nuestra vida en domicilios, despa- chos y fabricas tan légicos, reglamentados y mecanicos que perde- mos el contacto con la sabiduria interior. El pensamiento racional, intelectual, se impone sobre nuestra sensacién de lo que deberian ser las cosas. La vida se convierte en algo aburrido, pesado y re- petitivo. La gente y la vida adquieren una significacién y un sentido nuevos cuando miramos en su interior, en vez de limitarnos a echar una ojeada a la superficie. Las personas cobran vida a nues- tros ojos, en una forma intima y unificada, cuando aprendemos a ver a través de sus corazas. En contraposicién a las convenciones formales que suele dictar nuestra conducta, estamos en condicio- nes de reaccionar de forma espontanea y natural a lo que sucede realmente en el momento presente. Gracias a esa percepcién incrementada y al poder de crear nuevas situaciones, sera una persona mis efectiva, mas Ilena de vida y més excitante para s{ mismo y para los demas. El tiempo y la energia que invierta en las practicas que se exponen en este libro le resultaran muy rentables, tanto en lo que respecta a su propia experiencia vital como en lo que se refiere a sus oportuni- dades de, alentar las experiencias de otras personas. Seguin vaya progresando, gracias a los ejercicios diarios para ejercitar sus fa- cultades, se le abriran nuevas dimensiones de conciencia y cono- cimiento, vivir en las cuales le pareceré cada vez mas excitante y 16 nuevo. Sus capacidades psiquicas atraeran magnéticamente, con facilidad, el cumplimiento de sus deseos y la satisfaccién de sus necesidades. Poner en practica los experimentos de este libro activara su cerebro intuitivo. La experiencia de «saber» que se encuentra en lo cierto antes de tener la «prueba» de ello se le hara cada vez mas familiar a medida que practique, demostrando que sus poderes Ppsiquicos se fortalecen. Como afirma el psicélogo y explorador del espacio interior John Lilly, sus Gnicos limites seran los que fijen sus creencias. Si alberga creencias contradictorias, como nos sucede a la mayoria, su vida estara llena de conflictos. Utilizando las técnicas que se describen en este libro, podré empezar a resolver las contradiccio- nes internas que le causan esos conflictos, empezar a eliminar las creencias negativas sobre sus capacidades psfquicas, sobre si mismo y sobre el mundo, que le frenan. Este libro le ofrece una amplia seleccién de actividades y ejer- cicios, ademas de explicaciones fundamentadas sobre cémo y por qué actuan las facultades psiquicas. Le permitira pasar una tarde extraordinaria con sus amigos, recordando vidas pasadas o apren- diendo a percibir el color con los ojos cerrados. Aprendera a ver las auras y a sentir las manifestaciones sutiles de las energias vitales. Las practicas que incluimos resultan divertidas, sobre todo si se efectian en grupo. En muchos sentidos, obtendré resultados mas rapidos y progresara con mayor facilidad si trabaja en grupo. Mu- chos afios de experiencia, tanto personal como ajena, me han de- mostrado que tales practicas resultan efectivas. Tal es la razén de que este libro sirva especialmente bien como texto para un curso de desarrollo psiquico. : Hay diversos modos de utilizarlo. O bien leerlo por completo, de manera sistematica, o bien saltarse las instrucciones expuestas para un experimento dado hasta que se decida ponerlo en practica. Si desea pasar sin rodeos a los datos basicos, tal vez prefiera no leer el primer capitulo, con detalles autobiograficos. Tenga en cuenta, sin embargo, que incluye también algunos pasos necesarios para el desarrollo de los poderes psiquicos. Esta obra presenta un amplio panorama de todo el campo de la pericia psiquica. Desarrolle mediante ella sus facultades, ya sea para su propia satisfaccién, para demostrar su validez o para ayudar a otras personas. Al irse ampliando sus poderes psiquicos, se abrira ante usted una vasta gama de posibilidades. Convertirse en un cura- 17 dor, por ejemplo. Saber lo que los demas hacen y piensan. Ver lo que le ofrece el futuro a usted y a otras personas. Hacer sus relacio- nes mas intimas y significativas. Cambiar de estilo de vida, con objeto de permitir que todos sus sentimientos se expresen de modo positivo. Elija. O abarquelas todas. Cualquiera que sea su preferen- cia, aqui hay algo para usted. A usted le toca decidir ahora. 18 1 Cémo desarrollé mis poderes psiquicos Siempre me ha parecido importante hacer comprender a mis alumnos lo natural y humano que resulta el proceso de desarrollar los poderes psiquicos. Aunque algunas de las manifestaciones de este proceso parezcan extrafias o «fantasmales», para crear en ellas no se precisa rodearlas de una aureola de pavor y de misterio. Uno de los objetivos de este libro consiste en ayudarle a comprender que los poderes psiquicos son tan «normales» como la vista y el oido fisicos. Por esta razon, deseo relatar en parte en este capitulo la historia de cémo desarrollé yo mis facultades psiquicas. He de aclarar que disfruté de la ayuda de diversos amigos y maestros, tanto en su envoltura corporal como desencarnados. He dedicado esta obra a.mi tia Lizzie no sdlo porque fue ella quien me introdujo en el mundo de los fendmenos psiquicos, sino también como muestra de agradecimiento por el carifio y los cuida- dos que me prodigé durante mi nifiez. Le hubiera agradado a usted verla como yo la veia entonces. Una mujer menuda como un pajarillo, muy erguida y con los pies sdlidamente plantados en el suelo, siempre ajetreada, ocupandose de las responsabilidades diarias que recaian en ella como esposa del tio Walter. Tio Walter era un hombre alto y fuerte como un oso, que me mimaba con sus carifiosas sonrisas y dandome dinero para comprar helados, mientras que tia Lizzie manifestaba su desaproba- cién chascando la lengua. Las dos le adorabamos. De las tres hermanas de mi padre, fue tia Lizzie la que me «adopté6» como su sobrina favorita. Pasé muchos veranos de mi infancia en su casa de Vermont. Tia Lizzie y tio Walter me llevaban con frecuencia en los viajes que emprendian para vender bienes 19 Taices O en sus excursiones al campo para recoger arandanos 0 visitar a los parientes. Me veo con toda claridad una majiana, al lado de su bajo frega- dero. Tio Walter me cepillaba torpemente el pelo, mientras que tia Lizzie se afanaba disponiendo el desayuno. El recuerdo me llega acompaiiado del calor de la cocina y de los maravillosos olores del tocino al freirse y del café en preparacién. Al llegar a la adolescencia, me reclamaron otros intereses. En- tonces se debilité mi estrecha relacién con tia Lizzie. Hubo pocos contactos entre nosotras hasta que tuve veinte y pocos ajfios, ya casada y dedicada a mis funciones de ama de casa y de madre. Tio Walter habia muerto unos ajios atras, y tia Lizzie se volvié hacia el espiritismo para continuar su relacién con él. Era miembro de un grupo pequefio, que se reunfa semanalmente con objeto de comunicar con «los que se hallan al otro lado de la vida», segun sus propios términos. El espiritismo afirma que se puede establecer comunicacién en- tre los Ilamados muertos y los vivos. Basandose en esta afirmacién, los espiritistas actiéan de un modo muy concreto. Reunidos en sesio- nes y sentados en circulo, envian y reciben mensajes a través de un médium mental, de la escritura automatica y otros diversos canales. Mi tia escribia automaticamente durante esas sesiones, y el tio Wal- ter guiaba su mano al posar ella el lapiz sobre una hoja de papel en blanco. Le escribia cartas de amor y le daba consejos. Tia Lizzie aprendio también a activar una mesa cuando una serie de personas se sentaban en circulo a su alrededor, de manera que la mesa respondiese a las preguntas de los presentes. Se Ilamaba a esto la «mesa golpeadora». Cuando yo participé, la mesa se levanto del suelo sobre dos de sus patas y volvié a caer de golpe. Senti curiosidad al hablarme tia Lizzie de su interés y de sus actividades. Y fue ella quien me Ilevo a mi primera sesion. Sigame usted e imagine cémo ocurrié. Mi hijo mayor, que tenia entonces dos afios, nos acompajfiaba. Juntos recorrimos el corto camino Western Avenue abajo hasta llegar a donde vivia uno de los miembros del circulo. Se nos acogié en una bonita casa. Cuatro mujeres se reunieron con nosotros en el salén cuarto de estar. Nos colocamos todos en torno al piano y cantamos himnos. Me aclara- ron que hacfamos esto para elevar nuestras conciencias a niveles mas altos y protegernos de los espiritus inferiores. No recuerdo que mi hijo David cantase, pero, aferrado a mi mano, parecia sentirse a gusto en medio del grupo. Nos sentamos en un comedor oscuro, en torno a una pesada 20 mesa de roble. David se acomods en mi regazo, callado, pero bien despierto. El silencio que reinaba en la habitacién se hizo mas pro- fundo a medida que nos relaj4bamos, Ilenos de expectacién, aguar- dando a que sucediera algo. Frente a tia Lizzie, habia un monton de papeles en blanco. Varios lapices descansaban junto al papel. Otra mujer tenia a su disposici6n un montén de papel similar, con sus correspondientes lapices. En la penumbra, vi que tia Lizzie y su amiga hab{an tomado un lapiz cada una, apoydndolo en la parte superior de la hoja de papel. Durante los siguientes quince minutos, poco mas o menos, el Unico ruido que rompis el silencio fue el rasguear de los lapices. Lentamente, me di cuenta de que la escritura habia cesado. Se entablo entre las dos mujeres una tranquila discusion. Se encendie- ton las luces y comprendimos que la sesién habia terminado. Procedimos entonces a la lectura de lo escrito. La mayoria de lo anotado por tia Lizzie procedia de Walter, que la aconsejaba sobre sus asuntos terrenos. Como siempre, tio Walter incluia expresiones que denotaban su continuado carifio y su preocupacién por ella. La otra mujer recibié también mensajes de sus parientes muertos y, al mismo tiempo, algunas observaciones filoséficas, procedentes al pa- recer de los «espiritus maestros» que ensefiaban al grupo durante las sesiones semanales. Escuché cortésmente, aunque me sentia muy escéptica en cuan- to a lo sucedido en la reunién. Hasta aquel momento, no habia tenido tiempo para cosas de esa naturaleza. De todos modos, me habia picado la curiosidad y estaba deseosa de saber mas acerca de los fenémenos psfquicos. Resolvi en aquel mismo instante perseguir el conocimiento de otros mundos, otras realidades, lo oculto y lo esotérico, y desarrollar mis propios poderes psiquicos. Desde en- tonces, mi interés no ha flaqueado nunca. Pronto tuve ocasién de continuar mis nuevos estudios. Tia Lizzie y yo fuimos a visitar a mi hermana Joy y decidimos celebrar una sesion de «mesa golpeadora». Invitamos a otras personas al aconte- cimiento. Trazamos todo el plan. Joy y yo dejamos a nuestros res- pectivos hijos en seguridad en el piso de arriba. Nuestros amigos se reunieron en el cuarto de estar con tia Lizzie y lleg6 el momento de empezar. Visualice con su imaginacién la escena y «acompaifienos». El cuarto de estar se encontraba casi a oscuras. Una lampara pequefia iluminaba con un débil resplandor el grupo sentado en torno a una mesita de roble, ancha y baja, colocada en el centro de la habita- cién. Las manos, apenas visibles en la penumbra, se posaban delica- 21 damente sobre el tablero, con las palmas hacia abajo, las puntas de los dedos rozando sélo la superficie. La sesi6n comenzo. Todo es- taba en silencio. Nada habia sucedido todavia. Tia Lizzie empez6 por explicarnos algunas de las caracteristicas de lo que podiamos esperar que ocurriese cuando ella invitase a los espiritus de nuestros parientes y a los maestros a comunicarse con nosotros. Aguardamos. Algunos nos sentiamos nerviosos, otros es- cépticos, otros atin relajados y expectantes. Tia Lizzie pregunté: —jHay alguien aqui que quiera comunicarse? En caso afirmati- vo, que dé dos golpes para decir si, y un golpe para decir no. La mesa se alz6 inmediatamente sobre dos de sus patas y se dejo caer de golpe. A continuacién, se levanté de nuevo y volvié a de- jarse caer con un segundo golpe. La tia Lizzie tomé aquello por una afirmacién. A partir de ese instante, cada uno de nosotros empezé a formular preguntas, incluso hablando todos a la vez. La mesa vi- braba y golpeaba. Lenta y metédicamente, determinamos que los comunicantes eran personas que habian vivido en otro tiempo en aquella casa. Continuamos haciendo preguntas hasta que, unas dos horas mAs tarde, la mesa se negé a seguirse moviendo. Entonces encendimos las luces y tomamos café, mientras coment4bamos lo ocurrido aquella tarde. Es facil imaginar hasta qué punto me sentia fascinada por todo aquello y lo que me alegraba compartirlo con mi hermana. Mi participacién en las sesiones de la mesa golpeadora eran esporadicas. Como madre muy atareada, disponia de poco tiempo para dedicarlo a personas que no habitaban en mi mundo fisico. Sin embargo, la curiosidad me condujo a la literatura sobre el espiri- tismo, y los libros de ocultismo se convirtieron pronto en mi tema de lectura favorito. Las bibliotecas publicas resultaron una fuente limi- tada en esta materia, de manera que empecé a comprar libros, hasta reunir la biblioteca que ahora poseo. Una vez que mis hijos entraron todos en la escuela y que se encontraron ya bien encaminados hacia el estado adulto, se inicié en serio mi busqueda del conocimiento sobre las cosas ocultas. Siempre que se me ofrecia la ocasién, agobiaba de preguntas a tia Lizzie, que compartia de buen grado conmigo sus experiencias. Me concedia el privilegio de leer parte del material filoséfico que reci- bia a través de la escritura automatica, lo mismo que algunos de los mensajes que le enviaba tio Walter. Gracias a ella, me enteré de la existencia de otros fenémenos paranormales que continuaban sien- do inexplicables para la comunidad cientifica. Fui testigo de algunos de esos fenémenos paranormales estando de 22 visita en casa de tia Lizzie. Una mafiana, en la soleada cocina, le pregunté si podia ayudarla a disponer el desayuno. Me asigné la tarea de preparar las tostadas en su anticuado tostador. El artefacto tenia dos chapas laterales, con una resistencia al descubierto en el medio. Bajé las dos chapas, coloqué el pan sobre ellas y las volvi a subir para tostarlo contra la resistencia al rojo. Esperé a que el tostador alcanzase un tono naranja. Mientras aguardaba a que el pan se tostase, vi de pronto que la resistencia cambiaba del rojo cereza brillante al negro. —jTia Lizzie! —llamé—. Algo va mal. El tostador acaba de es- tropearse. Su respuesta fue el familiar chasquido de la lengua que yo habia oido tan a menudo. A continuacién, hablo: —Tio Walter, arregla eso en seguida y déjate de travesuras. Y ante mi gran asombro, la resistencia enrojecié otra vez y no volvié a apagarse. Aquel mismo dia, me conté que tio Walter intervenia en los electrodomésticos de su apartamento, encendia y apagaba las lu- ces y detenja los relojes eléctricos. Y ahora habia desconectado el tostador. Todos pasatiempos normales para tio Walter. No habia modo de confirmar esa teoria, pero yo respetaba su creencia, por- que sabia que era una persona prosaica, veraz e inteligente. Sin embargo, slo estaba convencida a medias. Necesitaba una expe- tiencia personal para confirmar por mi misma sus ideas. Habria de pasar mucho tiempo antes de que creyese realmente en la existen- cia de una vida después de la muerte o en la realidad de los fené- menos psiquicos. Hacia 1962, tia Lizzie consiguié interesar a Bill, mi marido, en el espiritismo, lo que nos lIlevé a asistir a un servicio religioso en Stamford, Connecticut, para oir un serm6n pronunciado por Arthur Ford. Por aquella época, Ford se habia conquistado la fama como médium, y su renombre se extendfa a toda la nacion. El tema era la fundacién de la Asociacién de las Fronteras Espirituales, una orga- nizacién que existe todavia y que se proponia investigar y estudiar los fenédmenos psiquicos tal como se han presentado en la cristian- dad historica. Al salir con el resto de la congregacién después del servicio, encontramos en la puerta al reverendo Raymond Burns, ministro de la iglesia, que estrechaba la mano a cada uno de los que se marcha- ban. Era un caballero de aspecto amable, con el pelo gris. Nos saludé y nos dio una expresiva bienvenida. Cuando mi marido le habl6 de nuestro interés por asistir a sus clases de «desarrollo psi- 23 quico», sdlo vacilé6 un momento antes de invitarnos a unirnos a su grupo el viernes por la tarde. En la tarde del viernes siguiente, reunidos con otros veinte estu- diantes en la nave exterior, escuchamos al reverendo Burns darnos la bienvenida y recitar una breve oracién, mientras nosotros perma- neciamos sentados en silencio. Después nos levantamos y lé segui- mos a una habitacion situada inmediatamente detras de la nave. Se trataba de una habitacién especial, que sdlo se utilizaba para las sesiones y las clases y que quedaba a oscuras cuando se cerraba la puerta. El reverendo Burns encendié una pequefia lampara, y el resplandor rosado de su bombilla roja nos permitié6 movernos y buscar asiento. Alguien cerré la puerta, y el reverendo Burns apago la lampara. Nos envolvieron unas tinieblas absolutas. Yo estaba asustada, un poco intimidada y muy nerviosa, pero procuré rela- jarme. No tenia idea de lo que debia esperar. Pronto una voz no familiar broté del reverendo Burns. Dicha voz se presenté a sf misma como un maestro y nos dio una corta charla. Cuando el reverendo salié de su trance autoinducido, nos hablo brevemente, con su voz normal. Durante cerca de dos horas, las voces de diversos espiritus maestros se dirigieron a sus alumnos particulares a través del reverendo Burns. Un nuevo maestro se nos present6 a mi y a mi marido, saludandonos y dandonos una calurosa bienvenida a la serie de sesiones a las que fbamos a asistir para desarrollar nuestras facultades psiquicas. E| trayecto de regreso a casa, que duro una hora, transcurrié en medio de nuestra excitacién por lo que habia ocurrido y lo que po- dia ocurrir todavia si continuabamos en nuestro nuevo empefio. Gradualmente, semana tras semana, fuimos mas capaces de re- cibir telepaticamente las ideas de nuestros maestros y de exponer en clase lo que habjamos captado cuando nos Ilegaba el turno. Nues- tras capacidades aumentaban con cada clase. Poco a poco, mis con- jeturas se convertian en respuestas seguras. No me di cuenta en tealidad del momento en que por fin me convenci de la existencia de espiritus invisibles y de la verdad de los fenémenos psiquicos. Ahora lIlevaba a cabo en serio mi busqueda de una mayor infor- macioén y de una capacidad mayor en las artes de la percepcién psiquica y de la proyeccién. Participé en diversos grupos, trabajé bajo la tutela de otros por correspondencia y tomé lecciones para mejorar mi comprensi6on y mis talentos psiquicos. Llegué a ser ca- paz de efectuar lecturas psiquicas y de recordar mis vidas pasadas. Tuve algunas experiencias espontaneas de fenédmenos psiquicos. Cuando mis estudios de psicologia me revelaron lo sugestionable 24 que suele ser la gente, abandoné las lecturas psiquicas y decidi compartir lo que sabia y habia aprendido, de manera que otras personas desarrollaran sus propios poderes psiquicos y obtuvieran, por asi decir, informacién directa de la fuente. Y continué leyendo todo lo referente a psiquicos, médiums y otras personas capaces de proezas psiquicas muy superiores a las mias. Fui muy afortunada al dar con un curso de desarrollo psiquico de extraordinaria calidad. Hay pocos y muy aislados. La mayoria de la gente que desea desarrollar sus poderes psiquicos no encuentra nin- guno por el estilo. En el transcurso de los afios, exploré muchos caminos que resultaron para mi callejones sin salida. Y a causa de esta experiencia, decidj idear algunos métodos faciles y sin peligro y, al mismo tiempo, eficaces, productivos y benéficos. Las teorias que concebj han sido comprobadas por mi misma y por otros. Tomé parte en muchos experimentos y comparti las expe- riencias de los otros participantes. Muchas personas compartieron conmigo sus problemas y sus éxitos en el desarrollo de sus faculta- des. Gracias a todo esto, aprendi a ayudar positivamente a otros a desarrollar sus poderes psiquicos. Expongo en este libro lo que he aprendido y experimentado. Téngame presente como el autor que le apoyara en tus esfuerzos, como hago personalmente en mis clases con cada alumno. Utilice su imaginacién para sentir mi presencia y reciba mi afectuoso deseo de que logre desarrollarse y expansionarse, empleando sus capacidades psiquicas para convertir su mundo en un lugar mas placentero. Tal vez le sorprenda saber que ya ha estado usted practicando sus facultades psiquicas mientras leia este capitulo. El poder de su imaginaci6n le ha permitido visualizar y experimentar interiormente las personas y las escenas que acabo de describir. Al establecer esta relacién conmigo y con mi historia personal, ya ha empezado usted a desarrollar sus poderes psiquicos. A medida que aplique y fortalezca sus facultades imaginativas en los experimentos y ejercicios que siguen, progresara a un ritmo mayor y hasta mas lejos de los que sin duda piensa en este mo- mento. Preparese para cambiar algunas de sus creencias, creencias que sin duda ni siquiera se habia dado cuenta de que albergaba. Disfrute de su progreso. Diviértase lo mas que pueda con estas practicas y, pausadamente, poco a poco, Ilegara el momento en que, en respuesta a una observacién casual por su parte, alguien exclamara: —jOye, tu debes de tener poderes psiquicos! 25 2 Todos tenemos poderes psiquicos En un momento u otro, todo el mundo ha tenido una corazo- nada que resulté cierta. Suena el teléfono y, antes de contestar, ya se sabe quién llama. Se va a buscar el correo y se sabe de antemano que le esta esperando una carta de una persona determinada. Se ve a un extrafio en la calle y se da uno cuenta de que esa persona desconocida desempefiaré alguna vez un papel importante en la vida de uno. Todos éstos son ejemplos de acontecimientos psiqui- cos. En el interior de cada uno de nosotros subyace el poder de expandir su conciencia més alla de los limites actuales. A falta de un término mejor, se llama a este poder la «capacidad psiquica». Todo el mundo la posee. Pero pocos conocen cémo utilizarla y como encauzarla. Como la mayoria de la gente, es usted consciente de su facultad de percibir cosas situadas més all4 del nivel de los cinco sentidos reconocidos, la vista, el ofdo, el tacto, el olfato y el gusto. Ahora bien, a diferencia de la mayoria de la gente, esta usted dis- puesto a despertar esta facultad y a desarrollar sus capacidades psiquicas. {Cémo conseguir esos poderes psiquicos, durante tanto tiempo considerados como misteriosos? La opinién popular sostiene que algunas personas, las afortunadas, nacen con «el don». Esta gente afortunada viene al mundo equipada con poderes psiquicos. La verdad de la cuesti6n es que dichas personas tienen la suficiente conciencia de sus presentimientos como para concederse el tiempo necesario para desarrollar su facultad, casi exactamente como los demas desarrollan su intelecto, sus actitudes atléticas, etc., paso a paso. Todos tenemos la facultad de pensar. Nadie lo negaria. Pero resulta evidente que algunas personas son capaces de pensar mejor que otras. Esto depende no tanto de una facultad innata, como del 26 entrenamiento para sacar el mayor partido posible de ella. Partiendo de tal premisa, me tomo la libertad de denominar las pretendidas dotes psiquicas con el término de facultades. Creo que cualquiera, con un poco de practica, puede llegar a poner en marcha esas facul- tades. : Las capacidades psiquicas se desarrollan de la misma manera que se aprende a nadar. Si se arroja al agua a un no nadador, pueden suceder tres cosas: que aprenda a nadar, que se ahogue o, simplemente, que chapotee hasta la orilla y se salve. El método de «nadar 0 hundirse» supone un enfoque directo del aprendizaje, que deja tanto el método como la responsabilidad en manos del apren- diz. En cambio, con lecciones de natacién (el enfoque directo), la persona no s6lo aprende a nadar en un ambiente no amenazador, sino que aprende también a hacerlo en diversos estilos. El nadador novel aprende a sentirse cé6modo en el agua y fuerte en un ambiente nuevo. Desarrollar las capacidades psiquicas es exactamente igual que aprender a nadar. Significa aprender a desenvolverse bien en un medio diferente, el medio psiquico. Una persona puede aprender a desarrollar sus capacidades psiquicas por el método de «nadar o hundirse», pero con la misma facilidad puede «ahogarse» 0 «chapo- tear hasta la orilla y salvarse». Con un enfoque disciplinado, siste- matico, mediante el estudio, conseguira un repertorio mds amplio y mas fiable de capacidades para enfrentarse al medio psiquico. El desarrollo de todas las facultades sigue un camino similar. Primero observamos, luego imitamos y, por ultimo, practicamos. Con la practica, alcanzamos el nivel de competencia que nos habiamos fijado como meta. De nijfios, vemos a otras personas andar, correr y saltar. Empe- zamos a imitarlas, con torpeza al principio, pero, gracias a la prac- tica y después de muchos fallos, llegamos a ser capaces de andar, correr y saltar orgullosamente. Claro esta que no se nos ocurre abandonar en seguida las andaderas. Las conservamos hasta que sabemos mantenernos erguidos. Mas tarde, nos enfrentamos a desa- fios mayores, como montar en un triciclo y luego en una bicicleta. Y segiin vamos creciendo, aprendemos otras cosas, pero siempre si- guiendo la misma rutina. Aprender las habilidades fisicas es paralelo a aprender las habili- dades mentales ensefiadas en la escuela, donde aprendemos a me- morizar, a concentrarnos, a prestar atencién el tiempo suficiente para comprender. Aprendemos a pensar y a resolver problemas. Recuerde los dias en que estaba aprendiendo a conducir. Le 27 mostraron cada movimiento en el orden preciso para convertirle en un buen conductor. Procediendo concienzudamente a cada paso en el orden prescrito, acabé usted por memorizarlos poco a poco, hasta llegar a efectuarlos de manera automatica, gracias a su ser interior, que absorbe la rutina. En cada caso, el proceso fue el mismo. Primero, la conciencia de que la meta propuesta se hallaba dentro del campo de lo posible. Todo el mundo puede montar en bicicleta 0 conducir un coche. {Por qué habria de ser yo diferente? Si otros pueden hacerlo, yo también puedo. En segundo lugar, viene el compromiso de adquirir esa habilidad. Aprenderé a conducir. Luego, la preparacién para hacerse con la habilidad. Entonces, o bien se observa a alguien que ya lo ha conseguido y se trata de imitar su conducta, o bien se busca una persona que le ensefie a uno cémo hacerlo. A continuacién, se practica. Reflexione un momento sobre sus propias capacidades. ¢Sabe usted escribir a maquina? ;Se acuerda de cuando aprendié la disposicién del teclado? {Se acuerda de las horas y horas de practicas? Se sometié a ellas porque deseaba adquirir esa habilidad. Contaba usted los errores, volvia atras y mecanografiaba la pagina de nuevo. Entonces cometfa menos errores y, al final, ya casi nin- guno. ,Coémo aprendié a pegarle al balén? Al principio, era terri- blemente malo. Fallaba la mayoria de los tiros. Después, fue usted adquiriendo un mejor golpe de vista y, con cada sesién de practica, su habilidad se afinaba mas y mas. El desarrollo de las capacidades ps{quicas sigue elmismo camino. En primer lugar esta el compromiso, luego la instruccién y, por ultimo, la practica. Se necesitan grandes proporciones de paciencia y perseverancia. Todo el mundo puede desarrollar sus cualidades psi- quicas, igual que todo el mundo puede aprender a montar en bici- cleta, escribir a maquina o jugar al balén. A algunos les resulta mas facil que a otros. La medida en que aprendemos es algo muy perso- nal. No debemos tratar de compararnos con los demas. Que una per- sona aprenda mas de prisa no significa necesariamente que aprenda mejor. Tanto la tortuga como la liebre acaban por llegar. Tal vez se pregunte: «4 Y por qué he de querer yo desarrollar mis capacidades psiquicas?». Desarrollamos nuestras capacidades psi- quicas por la misma raz6n que desarrollamos cualquier otra capaci- dad: porque realzan nuestra vida. Nos aportan un poder incremen- tado sobre las circunstancias e intensifican la alegria en la vida diaria. Le ayudar4n a construir tu futuro, haciendo reales muchas cosas que habian permanecido (segun su versién) en el campo de lo posible o lo probable. 28 Me propongo ayudarle a incrementar su intuicién, sus facultades psiquicas, de tal manera que pueda mejorar su vida y contribuir a mejorar la vida de los demds. Lo mismo que con cualquier otra habilidad, hay que evitar las proezas psiquicas por el simple afan de impresionar. Cuando utilice su habilidad recién adquirida, debe usted hacerlo con discreci6n. El desarrollo de las facultades psiquicas se acompaiia de poder, y el poder aporta responsabilidades. El poder personal nos capacita para controlar nuestra vida. No significa el control de los demas. Podemos mostrar a nuestros semejantes c6mo controlarse a sf mismos, pero no debemos sustituirlos. S6lo somos responsables de nuestra persona y, no importan nada las buenas intenciones, tenemos la obligacién de no interferir en los esquemas de vida de los otros. Ahi reside la responsabilidad del poder. Los dos «si mismos» y las tres mentes Hay en usted dos «si mismos». Uno es usted, el director, el maestro, el guia, el si exterior. El otro es el sf interior, el trabajador, el alumno, el que pone en practica las facultades. Ambos se conocen por diversos nombres: el consciente y el inconsciente, el ello y el ego... Las denominaciones tienen su importancia, puesto que hemos de utilizar términos con los que identificarlos. Prefiero emplear el término «si» porque, en mi practica actual, presenta para mi una significacién mayor que frases como «yo y mi mente». Mente suena aqui de forma impersonal, como si fuese algo separado de mi. Mi si exterior es la parte de mi que evalia, razona, calcula y emplea la légica. Mi si interior es la parte de mi que graba todo cuanto me sucede y responde automaticamente, sin juzgar. Mi si interior es como si fuera mi hijo, y yo como si fuera su padre. Es mi alumno, al que ensefio, y mi excelente trabajador, que pone en practica para mi lo que le ensefio. Controlo mi si interior, y él acepta voluntariamente mi direccién y mis 6rdenes. El] aspecto mas importante de este si interior reside en su indepen- dencia. Funciona como algo exterior a mi conciencia, y completa- mente distinto a mi. Consideraremos estas diferencias al ir estu- diando las diversas facultades psiquicas. Tener conciencia de ellas nos permitira un desarrollo mucho mas eficaz que en el caso de ig- norarlas. El sf interior percibe y aprende de modo distinto que el si exte- rior. Nos ensefiamos a nosotros mismos cada paso hasta que los almacena la memoria. El procedimiento consiste en la repeticién de 29 las sugestiones. Usaremos la misma técnica para desarrollar las ca- pacidades psiquicas. EI si-interior esté sélo limitado por nuestras creencias conscien- tes sobre é]. Si tomamos la decision consciente de que no podemos hacer algo, el si interior acepta esta decisién y la convierte en reali- dad. Lo contrario es igualmente cierto. Si tomamos la decisién cons- ciente de que podemos hacer algo, el si interior acepta la decisién y realiza cuanto se halla en su poder para materializarla. Y posee un poder considerable. Por ejemplo, si se dice usted a si mismo que no puede tocar el piano, claro esta que no lo tocara nunca. En cambio, si se dice que puede tocarlo, aunque no consiga un sonido de virtuo- so la primera vez que toque una melodia, aumentaran las probabili- dades de que alcance una cierta maestria en el instrumento. Descu- brira que, si decide que le gustaria tocar, sera capaz de hacerlo después de alguna practica. Al considerarse capaz de dominar el piano, eliminaré toda creencia negativa que se interponga en su camino hacia el objetivo. Aceptamos como naturales las limitacio- nes de nuestro si interior. Hemos de revisar esas limitaciones y empezar a rechazar las que carecen de validez. Tales creencias acaso se extiendan y amplien para abarcar mu- cho mas de lo que creiamos posible. Debemos guardarnos de afir- mar que no podemos hacer una cosa sdlo porque nunca la hemos hecho antes. Cuando intentamos algo y no lo conseguimos, eso no significa que no podamos hacerlo. Significa unicamente que re- quiere mas trabajo. Observar a las personas mas eficaces en la habilidad que queremos adquirir supone un buen método para aprenderla. La facultad de la mimica, un aspecto inherente al si interior, puede aprovecharse para desarrollar las capacidades. Los otros dos medios son la instruccién y la experimentacién. Antes de pasar a las facultades en si, ha de ver usted claramente sus dos si mismos, que a partir de ahora actuaran juntos, como una pareja. Llamelos como quiera: «usted y su psiquis», «usted y su alma»... Eso carece de importancia. Aqui, para entendernos, les llamaremos «usted y su si interior». En su gf interior hay tres niveles de mente operativa: la mente literal, la mente programada y la mente intuitiva. La mente literal se relaciona con el mundo objetivo, el mundo de la materia y de la existencia fisica. Los contenidos de la mente literal nos llegan a través de los sentidos fisicos. Vemos, oimos, tocamos, olemos y gustamos el mundo que nos rodea. La informacién sensorial se graba sobre la sustancia de nuestro cuerpo. La mente literal es la sustancia inteligente que guarda la grabacién de todas nuestras ex- 30 periencias. Este nivel de la mente, o inteligencia, esta siempre en la base de los demas niveles. Es real y concreta. Constituye el mundo de los hechos. La mente programada equivale al nivel subconsciente, donde se alojan nuestras creencias, donde se situan las valoraciones sobre el mundo objetivo. Esto es cierto, esto es falso; esto es una virtud, esto es un pecado. En la mente programada estan la belleza y la fealdad y todas las demas clasificaciones de este tipo. Se establecen con el correr de los afios, pasando del consciente al subconsciente, para residir alli como una estructura de la accién y de la conducta. Este nivel de conciencia se encuentra directamente debajo de la mente literal e influye sobre todo cuanto hacemos. Limita, aunque dejando margen para la expansién. La mente programada se ase- meja a una computadora, alimentada con datos del exterior con- forme crecemos, programados por los padres, los maestros y nues- tros semejantes, es decir con los valores culturales, las normas so- ciales que nos hacen aptos para sobrevivir en la cultura en que hemos nacido. Se trata, pues, de un nivel de la mente esencial para la supervivencia social. La mente intuitiva se basa en el sentimiento. Es mas poderosa que la mente programada. Absorbemos muchos conceptos, que en- tran en conflicto unos con otros, y confiamos en la mente intuitiva, o en el «sentimiento fundamental», para tomar las decisiones apro- piadas sobre ellos. La mente intuitiva se encuentra mas allé de la conciencia, y muchos de nosotros bloqueamos la comprensién de sus mensajes a la mente racional, consciente. Se nos ha ensefiado a ignorar los sentimientos internos, a fin de que nos comportemos y pensemos como les gusta a los demas. Abrirse a los mensajes de la mente intuitiva reviste una gran importancia en la practica de las facultades psiquicas. La mente intuitiva reside en el hemisferio cerebral derecho. La mente racional se vincula al izquierdo, donde esta situado el cons- ciente. Inmediatamente debajo de las dos se encuentra la mente programada, en el area limbica. La mente programada, subcons- ciente, absorbe el material procedente de la intuicién y de las impre- siones sobre el mundo que recibe la mente racional. Debajo del Area limbica esta la mente literal, la mente que gobierna todas las funciones corporales. El cuerpo fisico se compone de diversas partes, que actudan al unisono o independientemente. El cerebro se divide también en dos unidades que funcionan con independencia y a las que denomina- 31 mos mentes. La capacidad de utilizar el cuerpo en su conjunto, 0 s6lo una parte de él, depende de la capacidad de utilizar el cerebro en su conjunto y la totalidad de sus partes. Por ejemplo, a veces realiza usted una tarea fisica con las manos mientras su conciencia se ocupa de otra cosa y mientras su mente programada reacciona a estimulos exteriores a dicha conciencia. Su mente intuitiva tal vez intente ponerse en contacto con usted, pero est4 usted tan absorto pensando que no le presta atencién. Las mentes pueden entrar en actividad por separado e independiente- mente unas de otras. En su aspecto positivo de emision, todas las mentes irradian energia, lo mismo que absorben energia en funcién de su aspecto negativo o receptivo. Dichas energias se mueven o vibran a frecuen- cias distintas. Cuanto mas lenta es la frecuencia, mas sdlida se hace Ja sustancia mental. La mente literal vibra a una frecuencia mas baja que la mente programada, subconsciente, que, a su vez, vibra a una frecuencia mas lenta que la mente racional, la parte pensante de nuestra con- ciencia. La mente intuitiva es rapida como un relampago, deposi- tando ideas «holisticas» en la mente consciente, para que ésta pro- ceda a su desarrollo y amplificacién. Toda persona esta equipada con esos niveles de la mente y las frecuencias en que ellas emiten, y toda persona posee un «equipo de recepcién» para captar las ideas, los pensamientos, los sentimientos y las emociones de los demds. Sin embargo, no todo el mundo sabe cémo usar ese equipo. Del mismo modo que los perros oyen sonidos que la mayoria de los humanos no oyen y que las abejas ven colores que nosotros no hemos visto nunca, algunos seres humanos perciben cosas que los demas no perciben. El grado de percepcién de las vibraciones que nos rodean se halla en proporcién directa con el nivel al que hemos llegado en el desarrollo de nuestras facultades psiquicas. Importa darse cuenta de que las facultades psiquicas se encuen- tran ya desarrolladas hasta un cierto grado en un nivel inconsciente. Lo que pensamos y sentimos esta siendo transmitido silenciosa- mente por las ondas aéreas. Los pensamientos y los sentimientos causan efectos en nuestro medio ambiente que acaso no reconozca- mos. A medida que emanan de nosotros, las radiaciones mentales y emocionales van creando el futuro. Suscitan las condiciones de lo que va a ocurrir mas tarde y afectan nuestras relaciones actuales y nuestra personalidad. No nos damos cuenta de hasta qué punto influimos en nuestro ambiente. La interaccién entre el inconsciente proyectivo y el inconsciente reflexivo constituye un proceso conti- 32 nuado, que crea nuestro mundo. El desarrollo de las facultades psiquicas equivale simplemente a hacer entrar este proceso en el campo de la direccién consciente, de tal manera que nos permita controlar su flujo, tanto hacia el interior como hacia el exterior. Facultades perceptivas y proyectivas Llamo facultades proyectivas y facultades perceptivas a los dos principales poderes psiquicos que vamos a intentar desarrollar. Un buen ejemplo de ambos tipos de actividad lo proporciona la telepa- tia. Para la telepatia se necesitan dos personas: un agente, 0 emisor, y un receptor. Esto demuestra que existen dos facultades distintas. Se pueden enviar mensajes psiquicos o recibirlos, no ambas cosas al mismo tiempo. Todas las facultades psiquicas entran en una u otra de estas categorias. Se puede curar psiquicamente o ser curado, manifestar los fendmenos 0 percibir su manifestaci6n. Las facultades proyectivas nos hacen capaces de controlar la irradiacion de nuestras vibraciones. Cuando los dos si mismos de una persona se sincronizan para actuar se produce la proyeccién. A ese tipo de facultades nos referimos cuando hablamos del poder de la mente so- bre la materia. Se incluyen en ellas la telepatia, la psicocinesis, la teletransportacion, la materializacién y la desmaterializaci6n, la ciru- gia psiquica, la curacién psiquica, la levitacién y la fotografia psiquica. Los poltergeists se limitan a manifestaciones incontroladas de esas facultades, por parte de personas que no se dan cuenta de que las em- plean. Las facultades proyectivas se conocen también con el término de «facultades creativas», puesto que creamos algo con cada proyec- cién. La conciencia creativa es el lado positivo de nuestra psiquis. Las facultades perceptivas nos hacen capaces de captar la infor- macion y la energia. Son las facultades de conocimiento. Se cuenta entre ellas la percepcién extrasensorial (ESP), la clarividencia, la clarisentiencia, la clariaudiencia, la telepatia, la precognicién, la retrocognicion, la psicometria, la radiestesia, la lectura psiquica, la diagnosis psiquica y la visién en el cristal. Las facultades perceptivas y proyectivas actian juntas, pero no al mismo tiempo. Primero operan las unas y luego las otras. Algo semejante a una pareja de actores bien ensayados. Ninguno inte- rrumpe el didlogo del otro. Lo mismo que la pareja de actores esta perfectamente sincronizada, debemos estarlo nosotros cuando em- pleamos las facultades perceptivas y proyectivas. Hemos de armoni- zarlas, no dejar que se interfieran. 33 Muchas personas han conseguido esta integracion armoniosa de sus facultades proyectivas y perceptivas y han conseguido la fama en el campo psiquico. En un momento u otro de sus vidas se volvieron enteramente hacia otros intereses, de forma que, después de entre- narse en las facultades psiquicas, abandonaron sus antiguas ca- rreras. Richard Alpert, doctor en filosoffa, que pertenecié al Departa- mento de Psicologia de la universidad de Harvard, es ahora famoso con el nombre de Ram Dass. Alpert conocié a un reverenciado yogui indio, Neem Karolli Baba, quien mencioné en su conversa- cién que, unas noches antes, Alpert habia estado contemplando las estrellas y que habia empezado a pensar en su madre, muerta el afio anterior. Cuando el yogui llegé a especificar que la madre de Alpert habia muerto de una enfermedad del bazo, el escepticismo de éste sobre las facultades del indio se evaporé y empezé a gritar, incapaz de controlarse. Baba se convirtié en el guru o maestro de Alpert y le impuso el nombre de Ram Dass. A partir de entonces, Ram Dass comenz6 a desarrollar las mismas facultades y, a su vez, se dedicé a ensefiar a otros. Otras personas que éntrenaron sus facultades psiquicas las em- plearon también con propésitos benévolos. Tal es el caso de Ema- nuel Swedenborg, cientifico y maestro del siglo xvill. En cierta ocasién vino a consultarle una viuda a la que reclamaban el pago de un costoso servicio de plata. Se sentia segura de que su marido lo habia pagado, pero no conseguia encontrar el recibo. Ya desespe- rada, acudié a Swedenborg y le pidié que utilizase sus capacidades psiquicas para localizarlo. Al cabo de tres dias, Swedenborg la visité y le dijo que el recibo estaba en un escritorio, en el piso superior. Si sacaba el cajon de la izquierda, veria un tablero y, si sacaba también el tablero, encontraria un cajén secreto, donde se guardaba corres- pondencia, incluido el famoso recibo. La viuda declaré que no sabia nada acerca de semejante cajén, pero ella y sus huéspedes subieron la escalera, acompafiados por Swedenborg. Al efectuar las opera- ciones prescritas, aparecié tanto el cajén como el recibo que habia en su interior. Otro psiquico famoso fue el inglés D. D. Home, que vivid en el siglo XIx. El eminente fisico sir William Crookes investigé sus facul- tades, y sus hazafias fueron autentificadas. Home movia una pz lanca simplemente con extender un brazo hacia ella. Se ponia sob = la cabeza un vaso Ileno de liquido y, de manera misteriosa, el vaso se vaciaba. Luego, el liquido caia de nuevo en el vaso y mojaba los dedos de la persona que posase la mano sobre él. 34 La sefiora Eileen Garrett tuvo una larga carrera como psiquica destacada. En la década de 1930 trabajé con el fundador de la parapsicologia, J. B. Rhine. La edad no supuso ningiin obstaculo para sus poderes. Tenia setenta y tantos afios cuando el doctor Lawrence Le Shan, psicdlogo neoyorquino, que se habia enterado indirectamente de la desaparicién de un hombre en una ciudad del Medio Oeste, se puso en contacto con ella. Entregaron a la sefiora Garrett un trozo de tela procedente de una de las camisas del hom- bre. Basandose en esa tela, afirmé que dicho hombre estaba en La Jolla, California. Se supo mas tarde que, en efecto, habia estado alli. La sefiora Garrett afiadié otros detalles. El hombre andaba por la cuarentena y media alrededor de 1,77 m. Una persona de su familia habia desaparecido cuando él tenfa entre trece y quince afios. Las investigaciones demostraron que tenia ahora cuarenta y dos, que media 1,75 m y que, cuando tenia catorce afios, su padre habia abandonado el hogar y no se habia vuelto a oir hablar de él en veinticinco afios. Todas estas personas llevaban diferentes estilos de vida y po- seian facultades distintas. Ahora bien, entrenando esas facultades, conquistaron poderes y transformaron sus vidas, y las vidas de quie- nes se relacionaron con ellas, en mas productivas y llenas de sig- nificado. 35 3 La preparacion Resulta mucho mis facil aprender algo con un enfoque sistema- tico que dejandolo a la buena de Dios. En este capitulo vamos a ocuparnos de las capacidades basicas necesarias para un enfoque sistematico. Algunos de los ejercicios deben realizarse en solitario. Llevaran en ese caso la mencién «solo». Los ejercicios con la men- cién «en grupo» han de efectuarse en compafia de otras personas si se quiere obtener de ellos el beneficio maximo. Es importante hacer cada ejercicio de la manera en que se describe. Tienen por objeto prepararle para los siguientes e interesa mucho no precipitarse. Cada individuo posee su propio ritmo psicolégico, el modo en que experimenta el universo. Adapte los ejercicios para que sigan su ritmo, sin modificar los demas detalles. En el transcurso del estudio, su ritmo cambiara. Por lo tanto, no se desanime si avanza poco al principio. Enfoque de la atencién La facultad mas importante para el desarrollo psiquico es la capacidad de enfocar la atencién. Cuando prestamos entera aten- ci6n a una conversacién o a una actividad, lo hacemos con la totali- dad de nuestra persona. Pero la mayoria de nosotros no actuamos asi. Dejamos que las cosas nos distraigan. {No le sucede a menudo, en medio de una conversacién, que, cuando piensa que esta escu- chando a otra persona, se da cuenta de que, en realidad, ha pasado todo el tiempo pensando en lo que va a decir cuando le Ilegue el turno y que no sabe en absoluto lo que le ha dicho esa persona? Todos hemos caido en ese pecado una vez u otra, de manera que 36 debemos entrenarnos en prestar atencién. Enfocar la atencién re- quiere tnicamente el deseo de hacerlo. El enfoque no ha de aca- rrear ningun esfuerzo. Nos limitaremos a intentarlo. Se trata de una conciencia, de algo que queremos hacer. Nunca me ha gustado la palabra concentracién, ya que sugiere imagenes de un intenso es- fuerzo mental. Enfocar la atencién no cuesta ningtin esfuerzo. De hecho, el esfuerzo hace retroceder. Ejercicio niimero 1 de enfoque de la atencidn (solo): relajese en una posici6n cémoda y cierre los ojos. Pronuncie para si la palabra «uno» y repitala hasta que su mente se interrumpa con un pensa- miento no relacionado con ese nimero. Tras la interrupcion, pase al numero siguiente y repitalo hasta interrumpirse de nuevo. Dos, dos, dos, debe repetir. Después, tres, tres, tres. Siga experimentando asi y fijese en la frecuencia de las interrupciones. Luego, consiga un cronémetro con avisador. Péngalo para que suene al cabo de tres minutos y recomience el ejercicio. Cuando suene el timbre, anote el numero que ha alcanzado. La primera vez que yo lo intenté Ilegué a diecisiete en un solo minuto. Mantener la atencién fija en un punto resulta dificil, pero la posibilidad de hacerlo le recom- pensara cuando pase a ejercitar sus facultades psiquicas, de modo que persevere. A veces, es conveniente tomar nota de las ideas y los pensamientos que interrumpen la practica. Con frecuencia, aparecen porque no tienen medio de Ilegar a la conciencia en otras condiciones. Ejercicio numero 2 de enfoque de la atencién (solo): enfoque su atencién sobre un objeto cualquiera de la habitacién en que se encuentra. Pronto empezaran a afluir a su conciencia ideas acerca de ese objeto: nombre o denominacion, funcidn, belleza o fealdad, una variedad de calificaciones que residen en la mente conceptual. Se trata de ideas preconcebidas, que surgen de sus experiencias pasadas. Por el momento tropezara con obstaculos para la presente experiencia. Cuando aparezcan las ideas en su conciencia, déjelas pasar, conservando fresca en su mente la actitud de curiosidad con tespecto al objeto. No intente bloquear los conceptos. Dé jelos que aparezcan y desaparezcan siguiendo su propio ritmo. El objeto con- tinuard alli cuando se hayan agotado todas sus ideas sobre 61. Ahora se le presenta la oportunidad de un nuevo punto de vista. ;Qué percibe realmente mas alla de lo que sabja de dicho objeto? Procure experimentar sobre diversos objetos. Ensaye también con personas. Con la practica, acabara por permitir que los conceptos «sobre» el 37 objeto se desvanezcan, dejando lugar para una experiencia nueva. Una vez que todas sus ideas preconcebidas sobre el objeto se hayan desvanecido, intente enfocarlo otra vez. ;Qué nuevas ideas surgen en su conciencia? La parte critica de este ejercicio radica en liberar su mente de las ideas preconcebidas acerca del objeto y mantenerla asi para que puedan venirle, desde otros niveles de su ser, nuevas percepciones, nuevas maneras de ver el objeto o la persona. Ejercicio nimero 3 de enfoque de la atencidn (en grupo): pidale a alguien que coloque una docena o mas de objetos en una bandeja y que tape la coleccién completa. Destapela durante treinta segundos y observe lo que hay en ella. Vuelva a tapar los objetos y anote todo lo que recuerde. Compruebe cuantos ha sido capaz de recordar. Fijese también en lo completas que son sus descripciones. Resulta divertido hacer esto en grupo. Segiin vaya practicando, encontrara que cada vez observa mejor y que incluye més detalles. La precisi6n tiene gran importancia. Aprenda a mostrarse conciso en sus descrip- ciones. Esto le ayudara en la observacién. Entre las variantes de este ejercicio, se incluye el andar por una habitaci6n o un almacén ‘no familiar, observando durante treinta segundos, luego abando- ndndolo y describiendo a un compaifiero lo que ha visto. A continua- cién, vuelva a entrar y compruébelo por si mismo. {Cuantos deta- Iles incluy6 en su relacién? ;Observé cosas como el numero de ventanas, de puertas o de tomas eléctricas? ;Cémo era el suelo? ;Y el techo? Estos ejercicios le ayudaran a reservar sus juicios sobre las cosas y a aguzar su capacidad de observacién. Vemos mas cuando suspen- demos todo juicio sobre lo que vemos, como una camara de televi- si6n que recorriera una habitacién. Para «ver» de verdad lo que se est4 mirando, se precisa una observacién previa de las cosas exenta de juicios. Desde muy pe- quefia, se me ensefié a considerar la presencia de moscas dentro de casa como una molestia 0, peor atin, a juzgarlas como portadoras de gérmenes. Eran algo «malo», y todas las personas que conocia pro- curaban matarlas o echarlas del lugar en que se encontraban. Nunca lef una descripcién cientifica sobre las moscas y su utilidad en la naturaleza, de modo que albergaba un punto de vista sobre ellas proporcionado por otros. Después de leer el libro de F. Allen Boone, Kinship with all life (La majestad de todo lo viviente), de- cidf llevar a cabo un experimento. Un dia, en mi apartamento, me concentré en una pequeiia y solitaria mosca que revoloteaba por el cuarto de estar. Cerré los ojos y deseé que se acercase, que se 38 posase en mi mano. Al poco rato, vold hasta el dorso de mi mano. Aparté toda nocién previa sobre las moscas y me fijé inicamente en que aquello volaba, que caminaba sobre mi piel. ;Te da escalofrios pensarlo? Estamos tan acostumbrados a estremecernos cuando nos toca un insecto que nos cuesta trabajo superar el habito. Aquel dia, sin embargo, consegui olvidarlo y acepté de veras aquellos pasos menudisimos sobre mi piel. Lo que siempre habia sido una expe- tiencia desagradable se convirtié ahora en la percepcién placentera de la succién procedente de mintsculas ventosas que trazaban una linea delicada a través de mi mano. Su cualidad tenue y fragil me chocé como una idea nueva y transmiti a la mosca mis sentimientos de amistad recién descubiertos. Eso me hizo sentirme bien. La mosca permanecié en mi mano un buen rato, mientras yo me mara- villaba ante esta nueva experiencia. Mas tarde, cuando descansaba ya a oscuras en la cama espe- rando a que viniera el suefio, of el pesado zumbido de mi amiga la mosca, que se lanzaba en picado por encima de mi cara. Mi primera reaccién fue de fastidio, pero en seguida volvi a mi nuevo punto de vista y escuché aquel sonido como si nunca lo hubiese ofdo antes. Escucharlo sin formular ningun juicio, sin condenacién, sin opinio- nes preconcebidas, supuso otra experiencia muy agradable. {Se imagina oyendo el zumbido de una mosca que suena como musica a sus ofdos? Pues eso significaba para mi. Y me sent{ muy triste cuando el zumbido ces6. En tanto me sumia en un agradable sopor, reflexioné sobre la significacién de mi experiencia. Lo que habia hecho era en realidad muy sencillo. Me habia limitado a cambiar de 6ptica. También usted puede hacerlo siempre que quie- ra y sobre la cuestién que quiera. Relajacion Si su sf interior se hace receptivo, se relajaran su cuerpo y su conciencia. Nos es muy dificil relajarnos, puesto que nuestra cultura fomenta la tensién. Ahora bien, si no aprende a relajarse, sera casi imposible que desarrolle sus poderes psiquicos. Los ejercicios si- guientes se proponen ayudarle a liberar su cuerpo de la tensién y a alcanzar el estado de relajacion. Ejercicio nimero 1 de relajacién (solo o en grupo): de pie y bien erguido, alzar los brazos por encima de la cabeza, con las manos apuntando hacia el techo. Tensar cada uno de los misculos tanto 39 como le sea posible y, al bajar los brazos, relajarse por completo. Fijese en qué misculos continian tensos. Repita el ejercicio hasta que todos ellos pierdan su tension. Ejercicio nimero 2 de relajacidn (solo o en grupo): asegirese de que viste ropas holgadas. Siéntese en un asiento cémodo. Apoye los pies en el suelo, y'los brazos en los del asiento. Si éste no tiene brazos, deje las manos sobre el regazo. No cruce los brazos ni las piernas. Esto inhibe el flujo de la energia. Empezando por la parte superior de la cabeza y acabando por la punta de los pies, dé orden a cada parte de su cuerpo, por turno, de que se vaya relajando. Diga, por ejemplo: «Siento que se relaja mi cuero cabelludo. Toda ten- sion desaparece, dejandome el cuero cabelludo libre y despejado. Siento relajarse mi cabeza. Toda tensién se aleja de mi frente, dejandola tranquila y alerta. Siento que mis ojos se relajan, que se relajan los parpados, que se relajan las cejas. Toda tensién se ha desvanecido. Me siento vigoroso y fresco». Prosiga con el resto del cuerpo, encaminando la tensién hacia abajo, de manera que dismi- nuya la carga de la gravedad. Al llegar a los tobillos, cualquier pequefia tensién que reste saldré a través de la planta de los pies. Haga este ejercicio lentamente, hablando con un tono de voz suave, casi monotono. El mismo ritmo le relajara. Respiracion Respirar bien es importante para la relajacién. Las personas tensas tienen una respiracién superficial; las personas relajadas res- piran profundamente. El oxigeno que se respira transporta energia a todas las partes del cuerpo. El biéxido de carbono arrastra al exterior los productos de desecho. La tensién se debe a una concen- tracién de los productos de desecho. La respiracién correcta se inicia en el diafragma, musculo situado debajo de los pulmones, que se contrae para expulsar el aire y se distiende para aspirarlo. Aprenda a utilizarlo correctamente y la respiracién le ayudara a relajarse. Ejercicio niimero I de respiracién (solo o en grupo): coloque las manos en la cintura, con los pulgares hacia atras, los dem4s dedos hacia delante. Afirmelas bien. Puede incluso hincar un poco los dedos en la cintura. Inhale profundamente y, al hacerlo, trate de empujar las manos la una hacia la otra, moviéndose al mismo tiem- 40 po que el diafragma. El diafragma se curva entonces hacia arriba, con el extremo inferior en la cintura, y el extremo superior bajo los pulmones. Al expandir los extremos, la parte superior se aplana. Sucede asf porque se hinchan los pulmones y empujan hacia abajo. Alexhalar el aire, fijese en cémo se contrae la cintura. Tal vez tarde algun tiempo, pero terminara por captarlo. Hagalo despacio y, en- tretanto, imagine que esta inhalando energia relajada y exhalando tensi6n nerviosa. 7 Ejercicio ntimero 2 de respiracidn (solo o en grupo): una vez que domine la respiracién diafragmatica, incorpérele el elemento del sonido. En el momento de espirar gima con la boca abierta. Cuanto mas profundo sea el sonido, mayor seré la cantidad de tensién de la que se desprende. No fuerce. Advertira que el sonido adquiere profundidad por si mismo. La tensién que siente en los musculos est4 inducida por su mente. Recurriendo al sonido, enfocaré la atencién en su cuerpo, en lugar de enfocarla en su mente. Ejercicio nimero 3 de respiracién (solo o en grupo): apoye un dedo en cada aleta de la nariz. Oprima la ventana derecha para cerrarla y respire por la izquierda. Cierre ahora ambas ventanas y contenga la respiracién. Luego, manteniendo cerrada la ventana izquierda, exhale el aire por la derecha. Cuente mientras realiza el ejercicio. Contenga la respiracién durante un intervalo cuatro veces superior al tiempo de inhalar y exhale durante un intervalo dos veces superior al mismo. Cuanto mas despacio lo haga, mayor efica- cia tendré el ejercicio. Autoafirmaciones Llamamos autoafirmacién a una frase declaratoria sobre uno mismo. La frase: «Yo soy psiquico» sera, pues, una autoafirmacion. Y la frase: «Yo no soy psiquico» seré también una autoafirmacion. Las autoafirmaciones actian como condicionamiento del si inte- rior. La mente programada esta precisamente programada por las autoafirmaciones. Crea todo cuanto decimos, en especial todo cuanto decimos con conviccién y fuerza emocional. «jChico, qué estupido soy!» es una autoafirmacién negativa. (Dicho sea de paso, también lo es el maldecirse. ) Si durante ajios.se ha repetido casi a diario una autoafirmacién negativa, necesitara la repeticién persistente de una autoafirmacién 41 positiva para reprogramar su si interior. Cuando empiece a prestar atencién a lo que dice y piensa, se quedaré asombrado al ver lo que se ha estado diciendo acerca de si mismo y acerca del mundo. Entré- nese en mostrarse mas cuidadoso en lo que piensa y en lo que dice. Cada vez que advierta un pensamiento negativo, sustitiyalo por una afirmacién positiva. Por ejemplo, sustituya: «Esto es una tonteria» por: «Esta nueva experiencia me permitira aprender. Ponga por escrito sus autoafirmaciones. El hecho de escribirlas contribuira a enfocar sobre ellas su mente programada. Utilice el presente de indicativo y exprese la afirmacién de lo que desea como una realidad actual. A nivel mental, se trata efectivamente de una realidad actual. Concentrandose con insistencia sobre su realidad a nivel mental, pone los medios para que se convierta también en realidad fisica. Utilice la primera persona y afirme eso como parte de su personalidad y de su vida. Recuerde que el subconsciente no juzga lo que le proporciona- mos. Lo acepta todo. Evite comparaciones con otras personas, tiempos, lugares y circunstancias. Tal tipo de competicién 0 de norma de consecucién no sirve para nada. Evite también las pala- bras negativas, como «no» 0 «nunca». El lenguaje subconsciente de la mente programada no incluye las negaciones. Si pone una gran energia emocional en lo que no quiere o en lo que teme, el subcons- ciente aprovechar4 esa energia para enfocarla sobre las mismas ex- periencias que desea evitar. El «no» fomenta las prohibiciones y las inhibiciones. No prohjba a su si interior hacer las cosas que le dis- gustan o teme. Al contrario, déjele libre, dandole permiso para hacer lo que a usted le guste, y él le dara cuanto desee. Cuenta un relato que alguien encontré la lampara de Aladino. Reconociéndola, la froté y salié de ella el genio. «Amo, , qué quie- res de mi? Estoy aqui para obedecerte.» La primera peticién consis- tié en una chaqueta. El genio giraba ya sobre sus talones para ir a buscarla, cuando su amo grité: «jEspera! En Hawai no necesitaré chaqueta... {Quiero vivir en Hawai!» El genio se volvié para trans- portarlo alli. «Pero si me voy, perderé a mis amigos...» Y asf sucesi- vamente. Para abreviar esta larga historia, diré que el genio, Ila- mado para darle una nueva orden cada vez que se disponia a obede- cer a su amo, no hizo nada mas que girar sobre si mismo. El genio es el si interior. La mayoria de la gente obliga a este inmensamente poderoso servidor a dar vueltas sin objeto, tratando con desesperacién de complacer a su amo, pero recibiendo con- tradrdenes a cada giro. Para evitarlo, sea firme en sus autoafirma- ciones. Libérese de las habituales e irreflexivas. Haga sus autoafir- 42 maciones intencionales, claras y consecuentes, determinando bien lo que prefiere. Si deseos de menor cuantfa vienen a interferirse en el deseo principal, lo mds sensato sera que renuncie a ellos. ‘Veamos algunos ejemplos de autoafirmaciones practicas: 1. Estoy en mi peso justo. (Buena para los que siguen una die- ta.) 2. Tengo los pulmones puros y limpios. (Buena para quien esta tratando de dejar de fumar.) 3. Sé lo que necesito y lo emplearé. (Buena para los examenes. ) 4, Me siento siempre alerta, leno de vida y util. (Buena para todo.) Haga sus autoafirmaciones con conviccién y confianza. La ener- gia emocional que les comunique reviste tanta importancia como las propias palabras. Lo que esta haciendo es reprogramar su mente subconsciente, su mente programada. Hablaremos de nuevo sobre el tema en el capitulo 7. Ejercicio niimero 1 de autoafirmacién (solo): prepare una lista de diez afirmaciones positivas sobre si mismo y sobre la posibilidad de desarrollar sus facultades psiquicas. Lea esa lista en voz alta frente a un espejo. Tomese el tiempo necesario para redactar bien las afirmaciones hasta que el texto le parezca correcto. Es impor- tante que las palabras expresen realmente lo que quiere decir, de manera que, al leerlas en voz alta, lo haga con verdadero senti- miento. Ejercicio niimero 2 de autoafirmacién (solo): anote tres proble- mas de su vida actual que le gustaria solucionar. Escriba una afirma- ci6n para cada uno de esos problemas, expresada como si la condi- cién que desea se hubiera cumplido ya. Por ejemplo, si cree que la gente no le entiende, la afirmacién positiva seria: «Me expreso clara y directamente y todo el mundo me comprende». Plantee el problema con precision, de manera que la afirmacion sea concisa y apunte directamente a la solucién del mismo. Conser- ve la lista a la cabecera de la cama y lea las afirmaciones antes de dejarse vencer por el suefio y de nuevo por la mafiana, al despertar- se. Repita la lectura a diario, por la mafiana y por la noche, hasta que la afirmacién deseada se convierta en realidad. 43 Visualizaciones La mente programada responde con mayor fuerza atin a los mensajes no verbales que a las autoafirmaciones. A eso se debe el que la energia emocional asociada a la autoafirmaci6n suponga un ingrediente tan importante. También se debe a eso el que los men- sajes no verbales de otras personas, enviados a través del lenguaje corporal, los gestos y el tono de la voz, tengan una influencia tan penetrante sobre nosotros. Sus afirmaciones resultaran mas poderosas si muestra a su sub- consciente una imagen de aquello que esta diciendo. Puede hacerlo mediante una imagen fisica real, pero ejercera un efecto mucho mayor si la crea con los ojos de la mente. A eso se llama visua- lizaci6n. Para ser mas efectivas, las visualizaciones deberian incluir todos los sentidos, no sdlo la vista. Imagine la cosa 0 el estado que desea. {Qué ocurriria si lo tuviese? Hasta qué punto le agradaria? ¢Qué sentiria? ;Qué sonidos oirfa si poseyese el objeto de su deseo? {Qué sentirfa al tacto, qué gustarfa, etc.? Incluya todos sus sentidos en una imagen clara de lo que quiere. Su subconsciente no se equivocara. Algunos de mis alumnos encuentran la visualizacién dificultosa. No lo es en absoluto. Su imaginacién creativa la favoreceré, ya sea en forma de imagenes, de ideas 0, simplemente, de «intuiciones». Al intentar visualizar, itopezar4 a veces con una falta de control sobre las ideas y pensamientos espontaneos que surgen en su con- ciencia. Le impiden enfocar la atencién, y la imagen 0 la idea tienden a borrarse o a modificarse, de forma que se ve obligado a recomenzar una y otra vez. El ejercicio siguiente le ayudaré a desarrollar su capacidad de visualizaci6n. Prepare tres tarjetas en blanco y un rotulador blando y negro para dibujar simbolos sobre ellas. En la primera tarjeta, dibuje un circulo blanco, con un punto blanco en el medio, sobre fondo negro. Para ello, trace tres circunfe- rencias concéntricas, una pequefia en el centro, y dos mas alejadas pero préximas entre sf. Rellene de negro el espacio comprendido entre la circunferencia del centro y la ms interna de las otras dos. Rellene también el resto de la tarjeta, dejando en blanco el espacio entre las dos circunferencias mayores. En la segunda tarjeta dibuje una cruz blanca de brazos iguales sobre fondo negro. En la tercera, un tridngulo equil4tero blanco con el vértice hacia arriba sobre fondo negro. Proceda de la misma forma que con la primera, rellenando el fondo de la tarjeta y dejando la figura en blanco. 44 Si lo prefiere, puede también recortar los simbolos en papel blanco y pegarlos sobre tarjetas hechas con cartulina negra. Esos simbolos favorecen el aprendizaje de la visualizacién, pero presentan asimismo una significacién esotérica. Sus significados se le haran claros a medida que continue utilizandolos. Si encuentra alguna dificultad en el uso de las tarjetas, dibuje cada simbolo en el aire con el dedo, o tracelos en la palma de una mano con el indice de la otra, sin dejar de mirarla. Esto afiade un elemento tactil al proceso de visualizaci6n. Una vez que se haya preparado y esté dispuesto a empezar, elija una tarjeta, fije los ojos en ella durante unos instantes, ciérrelos y espere a ver lo que sucede. Mediante una practica continuada, su visi6n interna, los «ojos de la mente» que hay en el interior de su cabeza, terminaran por ver la imagen invertida. Repita el procedi- miento con las otras dos tarjetas. Primero enfoque los ojos para fijar la imagen, luego ciérrelos para conseguir la postimagen en el interior de su cabeza. Puede hacerlo rapidamente, todas las noches. Advertira que cada dia se va desarrollando ms su habilidad para visualizar. Siem- pre resulta interesante ver lo que hay en la propia cabeza, y esta practica aumentara la,capacidad de su cerebro para proyectar ima- genes en el primer plano de su conciencia. Proteccién personal Lo mismo que es usted el que decide a quién permitira entrar en su casa, puede decidir lo que permitira que entre en su conciencia. Es importante recordar que el control /e pertenece siempre. En innumerables ocasiones ha venido alguien a decirme: «Hay un fan- tasma en mi casa y no sé qué hacer al respecto». A lo que acostum- bro a responder: «;Le ha preguntado quién es y qué esta haciendo alli?». «No.» «{Y por qué no? Si fuera una persona con envoltura corpérea, no hubiera vacilado en preguntarselo. Que carezca de cuerpo no supone ninguna diferencia.» Todos somos psiquicos. Nuestros poderes proyectivos y percep- tivos interactuian todo el tiempo, aunque la mayoria de nosotros no nos damos cuenta de los modos sutiles en que influimos psiquica- mente los unos sobre los otros. Pero algunas de esas intrusiones no son tan sutiles. Los juicios, las atribuciones y las opiniones de los demds, a veces expresadas s6lo de manera inconsciente, mediante el lenguaje corporal, en- 45 cuentran el camino para alojarse en nuestro subconsciente y echar taices en él. La irritaci6n y Ja impaciencia de la persona que espera detras de usted en una cola repercuten sobre usted si en su si inte- rior hay creencias negativas que le inducen a culparse por el mal humor de los demas. No consienta en ser victima de energias insanas. Protéjase. Aprenda el arte de la autodefensa psiquica. Una de las protecciones mejores consiste en una mente inquisi- tiva. Un poco de escepticismo resulta saludable. Dude como santo Tomas, exija pruebas y no sucumba a sus temores. Las autoafirmaciones proporcionan una buena proteccién. Por ejemplo, las siguientes suelen dar resultado: «Estoy abierto a todo lo bueno, cerrado a lo indeseable». O bien: «El amor de Dios me protege». Pero considero como una buena idea que cada uno ex- prese las autoafirmaciones con sus propias palabras, de forma que no le cueste ningun esfuerzo el pronunciarlas. Otro medio de proteccién es rodearse de un campo de energia positiva. Para ello, cierre los ojos e imaginese envuelto en una luz blanca y brillante. Asegurese de que ese «capullo» de luz blanca se extiende tanto por detr4s como por delante, y de que le cubre de arriba abajo, hasta los pies. La luz blanca tiene el poder de disolver toda negatividad. Actia como un escudo. Sin embargo, si recuerda y se reafirma en la idea de que con- serva en todo momento el control, la proteccién no le planteara ningun problema. Una vez consciente de que necesita enfocar la atencién, eliminar las ideas preconcebidas, respirar correctamente y afirmar su unici- dad y sus facultades, practiquelo hasta que nada de eso requiera su atencién. Antes de pasar a otros capitulos, han de convertirse para usted en una segunda naturaleza. 46 4 Los estados alterados de conciencia E] desarrollo de los poderes psiquicos se basa en la capacidad de alterar a voluntad la conciencia. Se dé usted cuenta de ello o no, ya acta a veces en estados alterados de conciencia. Este capitulo le ayudara a identificar y a comprender esos estados que ya utiliza. Describe ademas otros que tal vez desee utilizar, de manera que le permita desarrollarlos. EI estado de conciencia puede describirse como aquel en que todas nuestras facultades mentales actéan plenamente. Todo lo que no sea esto significaré un estado de conciencia distinto, o alterado. Entre los estados alterados de conciencia, se incluyen la distracci6n, el ensuefio, el suefio, los estados hipnoticos, el trance y la medita- cién. De las veinticuatro horas del dia, pasamos mas tiempo en esos estados alterados que completamente alertas. Cuando nos sumimos en una tarea rutinaria, como conducir un coche, eliminar las malas hierbas del jardin o fregar los platos, solemos dejar «vagam nuestra mente. ;Ad6nde va? A ninguna par- te. Se concentra en una cosa distinta de lo que estamos haciendo. Se va del hecho de conducir, 0 mecanismo de enfoque, a un mecanis- mo neutro o de ensuefio. El ensueiio es el arte de apartarse del medio ambiente inmediato y situarse en una realidad distinta. No consiste sélo en escapar de la realidad. Cumple una funcién vital, ayudando a mantener el equili- brio entre el sf exterior y el si interior. El ensuefio proporciona la oportunidad de prever lo que uno desea que sea el futuro. A veces, sostenemos una conversacién imaginaria con alguien a quien vamos a ver, como una especie de ensayo. Se repite el diélogo varias veces, cambiando el resultado, de forma que, cuando tiene lugar la verda- dera conversacién, esta uno preparado para cualquier cosa que diga 47 su interlocutor. Naturalmente, lleva demasiado tiempo hacer esto en todas las ocasiones. Por lo tanto, sin duda alguna sélo ocurre asi cuando se trata de ensayar conversaciones dificiles, como una entre- vista de trabajo, una conferencia entre padres y maestros 0 una con- frontacién personal. Otras veces, los ensuefios permiten el cumplimiento de un de- seo, como el caso de una mujer que se imagina pasando una noche con Robert Redford, o el de un hombre con Bo Derek. Cuando se desea algo considerado normalmente como inalcanzable, el en- suefio proporciona un medio de satisfacer ese deseo. El ensuefio compensa la carencia, y el sujeto se siente menos frustrado. El ensuefio sobre algo alcanzable se denomina visualizacién. La facultad de visualizar nos acerca un paso mas a la consecucién de lo que queremos. Obtendra usted lo que quiere enfocando la atencién sobre su objetivo y dirigiendo luego su energia mental hacia él. A continuacion, hay que considerar la accién necesaria para convertir el objetivo en realidad. La mayoria de la gente es incapaz de enfo- car la atencién, no de actuar. Tener una idea, una imagen clara, resulta esencial. De ahi se deduce que las personas con una imagina- cién bien desarrollada, aptas para crear imagenes mentales claras y detalladas, cuentan con mayores posibilidades de conseguir sus ob- jetivos. Prestando mayor atenci6n a los ensuefios y dirigiéndolos hacia las metas propuestas, aumenta el poder de visualizacion. Y esto contribuye a entrenarse en los poderes psiquicos. La distracci6n es la expresién negativa del ensuefio. Se produce cuando permitimos a la mente pasar al «mecanismo neutro», pero no queremos utilizar ese mecanismo productivamente. El sujeto queda suspendido entre la productividad fisica y la productividad mental. La distracci6n se presenta cuando decidimos no prestar atencién a lo que sucede a nuestro alrededor. Elegimos no enfocar la atencién en un momento inapropiado. Se trata del estado de energia mas bajo. A la distraccién se opone la «no mente», ensefiada por los gurus orientales. La «no mente» es un estado de conciencia vigilante, en que se suspende toda actividad mental (el pensar, por ejemplo). Esta concepcién de percepcién imparcial constituye un estado de alta energia. Tomando conciencia de sus ensuefios y aprendiendo a dirigirlos, acabara por ser capaz de suspenderlos y entrar en el estado de «no mente». De la misma manera que se tienen diversas clases de ensuefio, de acuerdo con las necesidades, se tienen también diversas clases de suefios nocturnos. Mientras dormimos, los suefios cumplen la mis- 48 ma funcién que los ensuefios durante la vigilia, contribuyendo a poner en contacto el si interior y el si exterior y manteniéndolos en equilibrio. El suefio y las experiencias extracorporales Todos los seres humanos necesitan sofar. Las investigaciones han demostrado que el hombre no puede pasar mas de unos dias sin sofiar antes de presentar sintomas de aberracién mental. La funcién principal del suefio consiste en conceder al subconsciente un pe- riodo de tiempo sin interrupciones para actuar sobre los problemas vitales que el individuo se siente incapaz de resolver en el estado de vigilia. Sin ese tiempo, se originarian tensiones mentales graves. ;Se ha fijado alguna vez en que necesita dormir mas cuando pasa por una etapa dificil? Dormir no significa una huida del problema, sino que concede tiempo al subconsciente para que encuentre una solu- cién. Los suefios dan acceso al subconsciente. Se precisa la interaccién armoniosa de consciente y subconsciente para el desarrollo de las facultades psiquicas. Por consiguiente, es vital comprender y apro- vechar los suenios. Sin embargo, primero hay que recordarlos. To- dos somos capaces de recordar nuestros suefios, pero no todos lo hacemos. Si tropieza con problemas para recordar los suyos, pro- nuncie dos o tres veces, antes de irse a dormir, la autoafirmacién siguiente: «Voy a recordar mis suefios». Tal vez tarde unas cuantas semanas en dar resultado, pero acabara por despertarse varias veces por la noche después de haber sofiado. Deje un cuadernito y una pluma junto a su cama y anote esos suefios. Por la mafiana, repase- los para completar los detalles. Una vez entrenado para recordar y escribir los suefios, se le plantearaé un nuevo desaffo: aprender a interpretarlos. En primer lugar, hay los suefios de filtracién, en que el subconsciente revisa todos los acontecimientos del dia. A veces son literales; otras, sim- bélicos. Por regla general, los suefios de filtracién se presentan en la primera parte del descanso nocturno. Existen suefios precognitivos, en que se suefia con algo que todavia no ha sucedido. Se trata casi siempre de un tipo de suefio claro y facil de recordar. Por lo comin, el acontecimiento con que se ha sofiado se produce dentro de los noventa dias siguientes. Con frecuencia, cuando ocurre algo que nos parece vagamente familiar se debe a que ya hemos sofiado antes con esa experiencia. 49 La mayor parte de los suefos se ocupan del «gobierno de la casa». Intentamos resolver en ellos los problemas del momento. Hay una serie de preguntas que puede plantearse y que le ayuda- ran a comprender sus suefios. ;Fue este suefio una repeticién de experiencias vividas despierto? ;O me hizo pasar por una experien- cia que temo conscientemente? Si representa una experiencia vivida despierto, ;qué me ha ensefiado el suefio? {Se limita a reflejar lo que deseo, el cumplimiento de un anhelo? ,O bien es un suefio extremado en algun aspecto? En caso positivo, ,no me estaré incli- nando al extremo opuesto en el estado de vigilia? ;No sera un suefio en que «se vuelven las tornas», es decir, que experimenté en él algo a lo que empujo a la gente cuando estoy despierto? Con un poco de tiempo y practica, sus suefios le ayudaran a comprenderse mejor. Algunos suejios se relacionan con el cuerpo fisico. Por ejemplo, sofar con platanos significa quizd que se tiene una carencia de potasio. Si el suefio se desarrolla en la cocina, puede estar relacio- nado con la dieta; si el escenario es el cuarto de bafio, acaso el problema se centre en la eliminacién. Quien suefia con un limpiapa- rabrisas roto cabe en lo posible que tenga problemas de visién. Dado que los suefios dejan en suspenso la realidad en que vivi- mos, algunos de los acontecimientos que en ellos se producen pare- cen improbables, incluso disparatados. Pero no importa la extra- fieza de un suefio. Siempre reviste alguna significacion para la vida del sujeto. Si no llega a explicarselo, quizis un amigo mas objetivo lo consiga. De no ser asi, deje el suefio anotado en su libreta y vuelva a intentarlo unos dias mas tarde. Muy a menudo, el paso del tiempo contribuye a aclarar su significado. Otra cosa que esté en su mano hacer es decir a su subconsciente que no ha captado usted el mensaje y que quiere otros suefios mas faciles de comprender. Puede dirigir su subconsciente durante el suefio lo mismo que puede hacerlo durante el estado de vigilia. A esto se le llama programacién. Hay varios pasos susceptibles de facilitar el proceso de la progra- macion. Una hora antes de irse a acostar, haga algo que relaje su cuerpo. Tome un bajfio caliente, practique el yoga, pida que le den un masaje, haga el amor..., cualquier cosa que, en su opinién, deje sus sentidos fisicos satisfechos. Después, revise todos los aconteci- mientos del dia, con calma y por orden, de la forma més impersonal posible. Seguir el orden tiene su importancia. Este paso disminuye la necesidad del suefio de filtraci6n. A continuacién, determine el 4rea a la que quiere dirigir su subconsciente mientras duerme. Apa- gue luego la luz. Mantenga el problema en su cabeza tanto tiempo 50 como le sea posible, aunque sin gastar demasiada energia. Otros * pensamientos vendran a interponerse. Déjeles que aparezcan y de- saparezcan sin forzarlos. Conserve el objetivo en su mente sin afe- trarse demasiado a él ni ponerse rigido. Murmurar lo que se quiere sofiar justo antes de quedarse dormido resulta a veces un buen me- dio para enfocar el subconsciente sobre el problema. La programacién de los suefios da resultados variables. En oca- siones, la solucién de los problemas se presenta la misma noche en que se pide ayuda. Otras veces, tarda varios dias con sus noches. A veces recordar la totalidad del suefio, y otras, inicamente la so- lucién." Una vez conquistada la capacidad de recordar lo que ocurre en su mente mientras duerme, aprenda a recordar lo que le sucede a su cuerpo durante ese tiempo. Llamo a esto la «conciencia durante el suefio». Después de haber leido algo sobre el tema, me determiné a intentarlo. Una noche, ya acostada, empecé a repetirme una y otra vez: «Estoy consciente mientras mi cuerpo se duerme. Permanezco constantemente consciente de los fenédmenos de mi cuerpo que se duerme». Esta concentracién tan determinada s6lo sirvié para man- tenerme despierta, hasta que desisti y acabé por dormirme. De pronto, me vi consciente en un cuerpo fisico totalmente relajado, dormido. Llena de exaltacién, me di cuenta de que mi programa- cién habia resultado. Contemplé mi suefio y observé que mi cuerpo yacia boca arriba. Entonces, vi que algun tipo de energia penetraba en mis piernas y que éstas podian girar y moverse. Presencié fasci- nada el proceso del despertar. De una posicién hundida, desinflada como un colchén de goma, mi cuerpo se hinché con la energia que penetraba en él y volvi6 a la vida gradualmente. Senti la incomodi- dad de la postura y empecé a removerme y a estirarme. Me daba la sensacién de que me ensanchaba e iluminaba conforme pasaban los segundos. Estaba tan absorta en la experiencia de mi cuerpo que me encontré despierta antes de darme cuenta. El proceso de despertar fue suave. No hubo ningun cambio sibito. Aunque nunca lo he re- petido, aquello me demostré que se trataba mas de una cuestion de eleccién que de circunstancias. Algunas personas se despiertan de repente, pasando de la in- consciencia a la conciencia como si le hubiesen dado a un interrup- tor. Otras se despiertan gradualmente, pasando por un estadio in- 1. Hay muchos libros que se ocupan de éste y otros aspectos del suefio. Entre ellos, recomiendo especialmente el de Patricia Garfield, Creative Dreamming (Ba- lantine, 1976), y el de Ann Faraday, Dram Power (Berkley Pub... 1973). 31 termedio. Esos estadios reciben nombres concretos. La fase entre estar despierto y estar dormido, es decir, el proceso de dormirse, se llama fase hipnandmica; la fase entre el suefio y la vigilia se llama fase hipnagdgica. Como una advertencia para los estudiantes que experimentan fendmenos que no alcanzan a comprender, diré que conoci a algunos que sufrieron una experiencia especifica de pardli- sis durante el estadio de transicién hipnagdgica, esto es, al ir a despertarse. Mientras que adquieren la plena conciencia de la at- mosfera que les rodea, se sienten incapaces de hablar 0 de moverse voluntariamente. Si se asustan, la sensacién se prolonga, pero el movimiento voluntario se recupera siempre al cabo de un breve pe- tiodo. En estos casos, el cuerpo se muestra mas lento en alcanzar el nivel requerido para la accién de lo que se muestra el individuo que reside en ese cuerpo. A los que me relataron tal incidente les acon- sejé que se relajaran, observaran y disfrutaran de su experiencia sin concebir ningun temor. En los estados intermedios de conciencia, se est4 lo bastante alerta para razonar, pero no lo suficiente para que el intelecto blo- quee el subconsciente. Ahora bien, en tales estados el sujeto se halla mucho mas abierto y receptivo que de ordinario, lo que le proporciona una oportunidad excelente para programar su sj inte- rior. Hay quien graba su programa y lo escucha en el momento de ir a dormirse, con el fin de que el mensaje se fije en su subconsciente con mayor rapidez que cuando esta despierto. Existe todavia otro nivel de la conciencia relacionado con el dormir y que, si bien similar, no puede Ilamarse propiamente sofiar. Dicha drea se describe con el término de «experiencia extracorpo- tal». Durante una experiencia extracorporal, el cuerpo fisico per- manece inconsciente, mientras que el intelecto tiene la sensacién de estar separado del cuerpo o fuera de é1. Describiré el modo en que esto le ocurre a muchos de mis alumnos. «Me desperté de noche y me encontré junto al techo de mi dormitorio, boca abajo y viendo mi cuerpo fisico dormido en la cama. Me di cuenta de que mi cuerpo estaba completamente dormido, mientras que yo me hallaba abso- lutamente despierto. Queria bajar y posarme en el suelo, pero con- trolaba con dificultad mis movimientos. Parecfa como si flotase. Al cabo de un rato, derivé hacia abajo y, lentamente, acabé por des- cansar en el suelo. Comprendiendo que me encontraba fuera de mi cuerpo, mi mente empez6 a temer que hubiese muerto, y entonces senti que mi ser volvia a introducirse a toda velocidad en el cuerpo. Incorporarme tan de prisa a mi cuerpo me caus6é una sensacién fisica en extremo desagradable y me levanté de un salto. Aunque 52 trastornado por esta experiencia insdlita, me alegré descubrir que, después de todo, no habia muerto y volvi a dormirme.» Esta clase de experiencia espont4nea puede resultar pavorosa, puesto que el sujeto siente que ha perdido el control de si mismo. Sin embargo, una vez que ha ocurrido y descubre que no le ocurre nada malo, pierde el miedo, y la proxima experiencia extracorporal le parece ya divertida. Recuerde siempre que le bastara pensar que quiere volver a su cuerpo para volver a él. En cierta ocasién, tuve una experiencia espontanea en que no me di cuenta de que abandonaba mi cuerpo, pero si fui plenamente consciente del momento en que regresé a él. El no saber que me encontraba «fuera» me evit6 todo miedo y me permitié prestar una atencion fascinada a lo que sucedia. Me senti de pronto como una particula desencarnada. Me hallaba en una playa de Martha’s Vine- yard, que fue en su tiempo uno de mis lugares favoritos. Estaba a unos quince centimetros sobre la arena, envuelta en una atmésfera de oscuridad nocturna. Me maravillaba mi clara visién, el ver con tanta precisién en medio de las tinieblas. Los granos de arena me parecian hermosos y muy distintos unos de otros. Percibia con deta- Ile las plantas maritimas que crecian sobre la arena, su consistencia, sus asperezas, su forma y su textura. Bajando rapidamente hasta el rompeolas, observé de cerca los percebes. Parecia somo si los mi- tase a través de una lupa, ya que veia cada uno de manera bien distinta y distinguia entre los que tenian formas de vida en su inte- tior y los que estaban huecos y secos. Volvi tierra adentro para examinar de nuevo la escena, alli donde se alineaban los chalets veraniegos, y capté a la gente dormida y la quietud del Ocean Park. Me sentia maravillosamente viva y llena de vigor al entrar en el parque. Di la vuelta al quiosco de la musica y descubri una puerte- cita en la que nunca me habia fijado despierta, pero que mi sentido comtn me decia que siempre debi6 de estar alli, para que los com- ponentes de la orquesta entraran y salieran del recinto en que toca- ban. Un instante después, era consciente de estar en mi casa, sen- tada en el cuarto de estar, con los ojos cerrados. Gradualmente, lo que me rodeaba fue cobrando realidad y comprendi que de verdad habia salido de mi cuerpo. El sentimiento de realidad no era tan agudo ahora que habia regresado a él como durante la experiencia por la que acababa de pasar en la isla. Solo entonces cai en la cuenta de que habia estado fuera de mi cuerpo y me estremeci al pensar que aquello me habia sucedido a mi. Las experiencias extracorporales son mucho mas comunes de lo que supone la mayoria de la gente. Pero casi nadie las recuerda. 53 Otros suponen que han estado sofiando.' AI principio, las experien- cias extracorporales se presentan de modo espontaneo, lo mismo que los demas estados alterados de conciencia a los que me he teferido. Aunque el sujeto puede irse haciendo mas consciente de tales experiencias, éstas se producen involuntariamente, es decir, fuera de su direccién consciente. Pero también existe la posibilidad de inducir los estados alterados de conciencia. Ocurre asi cuando tomamos la decisién deliberada de alterar nuestra conciencia 0 cuando damos permiso a alguien para que la altere. Trance e hipnosis Cuando son inducidos, los estados alterados de conciencia se agrupan bajo el epigrafe general de trance. El trance consiste en un estado en que no funciona la mente consciente, de modo que el subconsciente queda libre para dirigir al sujeto. La mente cons- ciente levanta a veces una barrera frente a la informacién contenida en otras areas de la conciencia, informacién que, por regla general, se recibe subliminalmente. Al inducirse un estado de trance, se retira la barrera del subconsciente, permitiendo una comprensién mas completa y mAs profunda de las emociones y de los actos. El método mas conocido para inducir el trance es la hipnosis, proceso gradual a través del cual el sujeto se relaja lo bastante para que su mente consciente cese en su actividad. La mente consciente pasa a un estado de «no mente». Se puede entrar en trance oyendo una voz suave repetir frases que encaminan al sujeto hacia la relaja- cién y el abandono de todo pensamiento. En algunos casos, se incita al sujeto a que mire un objeto mévil, por ejemplo, un disco bri- Ilante, a fin de que sus ojos, o su aparato fisico de enfoque, se fatiguen. Esto se basa en la idea de que, si el sujeto no enfoca fisicamente, tampoco enfocaré mentalmente. Se utiliza la hipnosis para descubrir lo que hay en el subcons- ciente, para introducir sugestiones nuevas y borrar las antiguas. Por ejemplo, en situaciones en que una persona requiere una interven- cién quirirgica, pero es alérgica a la anestesia, se recurre a sugestio- nes como Ja siguiente: «No sentira ningun dolor». Otras sugestiones sirven para eliminar conductas negativas, como morderse las ufas, fumar o comer con exceso. En el empleo de la hipnosis, el sujeto 1. Si alguien quiere saber mas sobre las experiencias extracorporales, le reco- miendo el libro de Robert A. Monroe, Journeys Out of the Body (Doubleday, 1977). 54 permite que el hipnotizador acceda directamente a su conciencia, que tiene que ser reprogramada antes de que se produzca ningun cambio en su comportamiento. La hipnosis supone un potente instrumento para explorar el subconsciente, usado por los terapeutas cuyos clientes desean pro- fundizar en las causas de experiencias que no llegan a comprender. La mente tiende a bloquear los acontecimientos dolorosos y, a ve- ces, por mucho que el consciente quiera recordar, no lo consigue. El subconsciente reprime en ocasiones de manera tan efectiva los re- cuerdos que se nos hace imposible llegar a ellos. Si el cliente consiente en someterse a ella, la hipnosis puede lograr que el si interior libere el material reprimido. Se denomina a esto la «hipnoterapia». Si quiere usted someterse a la hipnoterapia, le recomiendo encarecidamente que acuda a un hipnoterapeuta cali- ficado, experimentado. Nadie puede hipnotizarle sin su consenti- miento y en contra de su voluntad, pero es peligroso permitir que un detective aficionado empiece a excavar en los mds profundo de su conciencia, llegando incluso a abrir la caja de Pandora. Si quiere uno librarse de malos habitos mediante la sugestién, debe buscar a un médico hipnotizador. Una de las cosas mejores que se obtienen de un hipnotizador pro- fesionales un entrenamiento en la autohipnosis. Los librossobre el tema ofrecen sélo un procedimiento lento y laborioso, que no siempre da re- sultado. A pesar de su costo, muy superior, un entrenamiento personal llevado a cabo por un experto sera mucho mis eficiente y rapido. Ciertas formas de meditacién no son en realidad mds que au- tohipnosis. Una meditacién técnica, que acalla la mente a fin de que el sujeto capte el material procedente de su si interior, equivale a un trance autoinducido. La autohipnosis proporciona la oportunidad de programarse a si mismo implantando sugestiones en la propia mente, la mente del sf interior. Concede un periodo de relajaci6n profunda, y el cuerpo se beneficia también con este descanso. Pue- de ser tan refrescante como una buena siesta.' Meditacién y contemplacién Hay muchas maneras de meditar, y el estudiante tiene que des- cubrir la correcta para él por el sistema del ensayo-error. La manera 1. Para saber mas sobre esto, recomiendo el libro del doctor Herbert Benson, de la universidad de Harvard, The Relaxation Response. (Véase |a bibliografia.) 55 correcta es la que resulte apropiada para cada persona. Muchos desisten demasiado pronto, considerandose incapaces de meditar, cuando todo se reduce en realidad a que no han encontrado el método adecuado para ellos. Durante afios, medité siguiendo las instrucciones primero de una escuela de pensamiento, luego de otra. Me sentia muy ridicula y, muchas veces, incluso humillada. Yo era «un fracaso». No estoy segura de cémo llegué a esta conclusién, puesto que nadie puede penetrar en la meditacién de otro para establecer comparaciones. Pero mi sentimiento de fracaso era muy real y acabé por abando- narlo todo. Mirando ahora hacia atras, me doy cuenta de que nunca tuve un criterio con el que evaluar mi meditacién. Cesé en todo intento de aprender a meditar y empecé a buscar una comprensién mas clara de lo que es la meditacién. Durante mi investigaci6n, descubri muchos comentarios, descripciones y teorias que parecian contradecirse unas a otras. Por ultimo, comprendi que la palabra meditaci6n sirve de etiqueta para designar un estado del ser en que la mente activa deja de «actuar» durante algun tiempo. Una vez lograda esta definicién satisfactoria, me enfrenté al problema principal: cémo conseguir que mi mente dejase de actuar. Mi mente era tan activa que corria por si sola y se negaba a some- terse a mi control, a mis instrucciones. Constituia un batiburrillo tal de ideas, preocupaciones, pensamientos y conversaciones conmigo misma, que cualquier intento de relajacién por mi parte significaba s6lo una oportunidad para que toda esta actividad mental me ane- gase y se desbocase. Los ejercicios de relajaci6n ayudaban, pero no bastaban. Entonces descubri la meditacién dinamica. La meditacién dina- mica, 0 meditacién cadética, como se le llama también a veces, es la forma de meditacién que Bhagwan Shree Rajneesh, de Poona (In- dia), ensefia a sus estudiantes. ' Mi primera experiencia con esta clase de meditacién tuvo lugar gracias a un discipulo de Rajneesh que acababa de regresar a los Estados Unidos. Una tarde de verano invité al publico a unirse con él para la meditacién cadtica. Subi a su lado. Otras tres personas aceptaron también la invitacion. El discipulo explicé la técnica y luego puso en el magnetof6n una cinta grabada con musica y la voz de Rajneesh dirigiendo la meditacién. Tan pronto como oi el bos- quejo de lo que ibamos a hacer, se me cayé el alma a los pies. j Vaya 1. Las conferencias de Rajneesh sobre éste y otros tipos de meditacién se inclu- yen en su manual titulado Meditation (Harper and Row, 1978). 56 unas cabriolas! ;Semejante agitacién para una holgazana de sesenta afios, que odiaba levantarse de su sillén, que preferia ir en coche a caminar! Pero la curiosidad se sobrepuso a la desgana y venci mi pereza. Me negaba a admitir la derrota en el arte de aprender a meditar. Continué valientemente participando con los demas. Ce- ramos los ojos para crearnos un espacio privado, sin observadores. Empez6 a sonar la misica. Durante los primeros diez minutos, respiramos tan de prisa como pudimos, con la atencién enfocada en la espiracién del aire. Y a eso se redujo todo. Pero no era facil. Tuve que detenerme varias veces, aunque volvi a empezar con obs- tinacién. Durante los diez minutos siguientes, continuamos respi- rando de prisa, pero esta vez liberando el cuerpo y realizando cada uno los movimientos que queria. Al principio, me movi de manera autoconsciente. Sin embargo, al cabo de un rato, el movimiento se convirtié en natural. En la tercera etapa, sin dejar de respirar de prisa y de movernos enérgicamente, afiadimos una expresién so- nora: risas, gemidos, etc. Dejabamos que brotase el sonido. Des- pués de exhalarlo durante diez minutos, nos tendimos sobre la hierba. Nada mas que eso. Nos quedamos alli, echados sobre la hierba, «sin hacer nada». Nunca me habia sentido tan feliz como al dejarme caer y yacer asf... Ahora bien, esto demostré ser una medi- tacidn efectiva. Mientras descansaba, empecé a sentirme consciente del silencio, inmenso y espacioso, que Ilenaba la atmésfera. Oj el rumor cercano de una corriente de agua, el canto de un grillo, el golpear de un martillo a lo lejos..., una serie de sonidos deleitosos, contenidos en el inmenso silencio que percibia. Me encontraba to- talmente tranquila y nunca me habia sentido tan agudamente cons- ciente de estar «en» vida, de estar en el mundo. Tal vez este tipo de meditacién me dio resultado porque tenia una mente activa y un cuerpo inactivo. Al obligar a mi cuerpo a moverse, fui capaz de relajar mi mente. Desde luego, me dio mucho mejor resultado que los demas tipos de meditacién, mas sedenta- trios, que habia probado antes. Quizas a usted no le sirva, pero esto no ha de apartarle de la meditacién. Siempre habra algin método que le convenga. E] ultimo de los estados de conciencia que quiero examinar es la contemplacién. La contemplacién constituye un medio exce- lente para aguzar el control de la mente y la conciencia. Elija un tema o una idea, entre en estado de meditacién y fije su atencion en él. Tome por ejemplo la palabra «sacrificio». Yo la empleé una vez. En mi estado de quietud, de relajacién, tomé la palabra sacri- 57 ficio y la repeti en voz alta varias veces. Al terminar, dejé que todas las ideas y conceptos que tenja sobre ella acudieran a mi mente y los revisé. Por ultimo, llegué a un punto en que no hubo ya mas pensa- mientos. Al cabo de un momento, aparecié en mi conciencia la imagen de un hombre clavado en una cruz. Pero estaba sonriendo. En el acto, me vino la iluminacién de que siempe habia albergado una idea err6nea acerca del sacrificio. Ahora estaba claro para mi que el término sacrificio significa soltar presa, abandonar lo que causa sufrimiento. No obstante, ésta fue mi iluminacién. No tiene por qué ser la suya. La iluminacion y la sabidurfa no se transmiten. Hay que expe- rimentarlas personalmente. Concluiré este capitulo con algunos ejercicios para alterar el estado de conciencia, para agudizar la capacidad de pasar de un estado a otro y para afinar los érganos sutiles de percepcién y de accién que hacen esto posible. Infundir conciencia a su cuerpo Este ejercicio estimulara su cuerpo a medida que le vaya infun- diendo una sensibilidad gradualmente mAs consciente. Los pensamientos, ideas y sentimientos son energias que im- pregnan todo el cuerpo fisico. En el ejercicio siguiente, encaminare- mos ciertos pensamientos, ideas y sentimientos en direcciones espe- cificas a través del cuerpo. Empiece por la cabeza. Sitte en la ca- beza el punto focal de su conciencia. Imagine después ese punto focal abandonando la cabeza y trasladandose a lo largo del cuerpo Para ponerse en contacto con cada parte del mismo, distribuyendo entre todas esas partes su conciencia. Imaginese que ya no esta en la cabeza, sino que se traslada a través del cuerpo, deteniéndose bre- vemente en un punto u otro, uniéndose a ese punto, siendo uno con él por un instante. Siéntase a si mismo como una fuerza, no como una forma, una fuerza que se mueve fluidamente, ocupando usted el centro del movimiento. Empiece por la cabeza y vaya bajando. Deténgase en la mandfbula e identifiquese con ella. Pase luego a los hombros. Desde el hombro, baje por el brazo y entre en la mano. Comenzara a sentir un hormigueo en las partes del cuerpo a las que Ilegue, al identificarse momentaneamente con ellas. Con la practica, recono- cera esa sensacién de hormigueo en cada parte que alcance. En cualquier momento, podra estimular diversas partes de su 58 cuerpo enviandoles su conciencia como un don amoroso. Al trasla- dar la conciencia a lo largo del cuerpo, conceda a cada parte de él una atencién completa, incondicional. Experimente cada una de esas partes. Algunas estan tan paralizadas que necesitaraé mucho tiempo para estimularlas y vigorizarlas. Fijese en cudles se encuen- tran tan entumecidas que le dan la sensacién de que estan muertas y présteles una atencidn especial. Pregunteles mentalmente qué las paraliza, qué experiencia las fuerza a mantenerse tan anquilosadas y rigidas. Segiin vayan volviendo a la vida, prolongue la experiencia, dejando que las impresiones de esas partes accedan individualmente asu conciencia. Deténgase para ver cémo vuelven a la vida y empie- zan a hormiguear y a sentir de nuevo. Tal vez las note temblar en ese momento. Observe su movimiento, mientras las partes «perdi- das» recobran vida. Nuestro cuerpo entabla con la estructura muscular muchos conflictos no expresados. Algunos misculos reciben al mismo tiempo érdenes de actuar y de no actuar. Quizas en el pasado hizo cosas que su conciencia le decia que no hiciera, y sus pobres mis- culos quedaron en suspenso. Aceleraba y metia el freno a la vez. Tal vez permanecieron en esa posicién de bloqueo durante mucho tiempo. En su mano esta liberarlos de su prisién gracias a este ejercicio. Para tomar conciencia de esto, efectue la experiencia de querer actuar, pero prohibiéndose a si mismo actuar. Obsérvelo, vuelva a experimentarlo mientras est4 en conexién con la parte del cuerpo que se encuentra en conflicto. Ahora tome conciencia del conflicto, relaje la tensién de esos musculos. Fijese primero en cémo tiemblan a causa de la tension y, luego, relajelos. Tal vez le dé la impresién de que se hinchan 0 se ensanchan al irse llenando de energia vivificante. El uso del sonido para alterar la conciencia Los chamanes recurren al toque de tambor y a las salmodias para inducir los estados de trance. El sonido ritmico, con su repeti- cién deliberada, organizada, se transmite al cerebro a través del oido. Alli regula las ondas cerebrales, que, a su vez, provocan cambios en el cuerpo, en la respiracién por ejemplo. Se incre- menta el nivel de bidxido de carbono en la sangre y se producen otros cambios bioquimicos mas sutiles. El efecto es muy similar al causado por la luz estroboscépi- 59 ca' a determinadas frecuencias, o al de una pauta visual ritmica. Por ejemplo, el destello ritmico de los faros de un coche sobre los postes que bordean ciertas autopistas induce a veces estados de trance en los automovilistas, provocando accidentes. No recomiendo que se empleen esos métodos para inducir el trance porque son muy dificiles de controlar. Debemos trabajar para perfeccionar nuestros poderes psiquicos con plena conciencia y mantener el control de todo fenémeno que emane de nosotros. Sin embargo, se puede utilizar la misica y la salmodia para alterar y, al mismo tiempo, intensificar la conciencia. La musica aporta al cuerpo y a la conciencia armonia y relajacién. La salmodia puede frenar una mente hiperactiva y crear un ritmo al que la con- ciencia se muestra receptiva y susceptible de entrenamiento. Incluso la salmodia silenciosa, como los mantras de la meditacidn trascen- dental y ciertas técnicas de relajacién, le ayudaran a relajarse, por ejemplo, si tropieza con dificultades para dormirse. Le aconsejo la misica para desarrollar su facultad de fantasia e imaginacién. La misica estimula los niveles profundos de la con- ciencia, enviando suefios y fantasjas al nivel superior de la misma, donde pueden ser observados y utilizados conscientemente. Le re- comiendo que oiga musica que no le sea familiar, que no le suscite ningun recuerdo personal, con objeto de provocar sesiones de fan- tasia libre. Una serie de imagenes miticas, simbodlicas y alegéricas surgen espontaneamente cuando no hay recuerdos personales evo- cados por una misica familiar. Entre los discos que yo he empleado, se incluyen: Music of Morocco, the Pan-Islamic Tradition (Musica de Marruecos. La tradicién panislamica, Lyrichord 7240), Pandit Pran Nath (Shandar SR1007), The Seven Gates to Consciousness (Las siete puertas de la conciencia), editado por los hermanos Bur- chette (PO Box 1863, Spring Valley, CA 92067; los hermanos Bur- chette han editado un cierto nimero de otros discos de misica designada cientificamente para alterar el estado de conciencia de los oyentes). Aproveche la misica para hacer trabajar la fantasia. Preparese (o preparense, si se trata de una actividad en grupo) con ejercicios de respiracién, seguidos por técnicas de relajacién, y piense en protegerse (repase el capitulo 2). Ponga en marcha la musica y relajese, con los ojos cerrados. Acoja en el nivel superior de su 1. Que emite una serie de destellos a una velocidad tal que, en virtud de la persistencia de las imagenes en la retina, dan la impresion de un rayo continuo. (N. delt.) 60 conciencia lo que los demas niveles le envian en respuesta a la mui- sica. Es importante recordar que la conciencia se intensifica cada vez que se hace trabajar la fantasia ya que, en caso contrario, se corre el peligro de echarlo en olvido. Aproveche este material para conocerse mejor, para compren- der mas a fondo la naturaleza humana, para incrementar su creativi- dad como pintor, como escritor 0 como creador de una vida original y productiva. La misica favorece cualquier ejercicio. Por ejemplo, tal vez decida explorar un reino particular de la naturaleza. Limitese a enfocar su mente sobre él, relajese mediante la musica y deje que las cosas se presenten ellas solas. Puede elegir como tema los anima- les o quiza prefiera fantasear sobre si mismo como miembro de la clase de los mamiferos. El color constituye una buena area para la exploracién por medio de la fantasia. O bien, explore la naturaleza de la espiritualidad y las dimensiones espirituales de su propio ser, tal como se lo pinta su conciencia en la presente experiencia. Las relaciones, los problemas, las estructuras de la personalidad y todo tipo de situaciones de la vida sirven como temas fructuosos en una experiencia de fantasia musical. Los ritmos y las armonias de la musica son uno de los alimentos favoritos de la conciencia. No obstante, para cada uno de nosotros hay ciertas notas musicales y ciertos acordes que resuenan en lo mas profundo de nuestro ser. Buscar el tono 0 el acorde propios supone una experiencia extraordinaria. Experimentando con la salmodia silenciosa, con la salmodia vocal y escuchando diversas composicio- nes musicales descubrira las que le son mas apropiadas y facilmente asimilables y las que le repelen. Explore los sonidos, canciones y melodias que fueron sus preferidos y vea lo que surge en su concien- cia cuando los considera. Emplee el ritmo y la musica en su medio ambiente diario para introducir su cerebro y su cuerpo en la armonja ritmica. Sabe usted instintivamente lo que le hace sentir mejor y lo que causa desarmo- nia en su ser. Permita que su cuerpo reaccione en mayor medida de lo que se lo permitié en el pasado y déjese arrastrar naturalmente hacia la misica, expresando su gozo ante sus ritmos y armonias. Deje que su cuerpo se exprese como musica, como sonido, como vibracion ritmica por su propia naturaleza. Permanezca atento mientras practica el «dejarse.ir» a la mdsica. Aprenda a conocer su cuerpo como es ahora. Fijese en qué partes de su cuerpo se niegan a «dejarse ir y a 61 bailar» con la misica. Pregunte: «,Por qué?». «{Cémo ha ocurrido esto?» Y continue preguntando hasta que le Ileguen las respuestas. Anime a esas partes de su cuerpo para que se unan a la diversion y formen parte de un conjunto que se mueve con fluidez, que esta naturalmente Ileno de movimiento. Si se siente demasiado timido 0 cohibido para hacerlo en grupo, practique el principio en solitario. Baile con la musica que posee el poder de hacer hormiguear su cuerpo y desear moverse con ella. El movimiento de danza en la Séptima sinfonia de Beethoven es una buena obra para esto. Tam- bién el Canon en re de Pachelbel. Adelante, y deje que su cuerpo tome la direccién. Sin interferir, observe cé6mo se mueve y exprese las curvas de la musica. Fijese en qué partes principales mueve mds que otras partes principales. Luego, pase a una observacién més detallada de partes mas pequefias. ;Se expresan y se mueven las manos? ;Tiene el cuello rigido o flexible? ;Permanecen los pies pegados al suelo o se deslizan sobre él y se alzan con facilidad? Observe lo que se mueve y lo que no, lo que se mueve mas y lo que se mueve menos. Aumento de la conciencia del control primer plano/segundo plano Para este experimento se necesita una grabacién de un grupo instrumental. Busque la ocasién de estar solo, respirando correcta- mente, relajado y cémodo, con el tocadiscos o el magnetof6n prepa- rado. Ponga la misica, recuéstese y escuche. Limitese a escuchar como de ordinario durante un momento. Después, elija el instru- mento que quiere que pase al primer plano de su conciencia. Enfo- que la atencién sobre ese instrumento y empezar a ofrlo con mayor claridad, con todos los demas formando el segundo plano de su ex- periencia. Pase su atencién a otro instrumento y observe el cambio que se produce. El que eligié primero se diluye en el segundo plano, y el elegido ahora entra en su consciente bien enfocado, alto y claro. Repita lo mismo con otros instrumentos y desarrolle la facultad de elegir lo que va a ocupar el primer plano de su atencién. Acabara por ser capaz de oir sonidos muy tenues, normalmente ahogados por los sonidos mas altos que los cubren y los borran de nuestra experiencia. Practique también esa técnica en coche, escu- chando cada parte del motor cuando esta encendido. Primero una parte, después otra. Llegara a familiarizarse tanto con el ruido de 62 todas sus funciones que advertira el cambio de sonido cuando falle alguna de ellas. Intente esto en una fiesta, donde la confusién de las voces pa- rece ahogar toda conversacién particular. Enfoque su atencién so- bre una persona que esté hablando. Esa voz se convertir4 en el centro de su experiencia, mientras que el parloteo de los demas se debilitara al pasar al segundo plano. Cambie luego a otras personas, deseando intensamente que lo que estan diciendo llegue con toda claridad al primer plano de su experiencia. Es cosa posible, y se convertira en realidad si practica usted esta técnica. Ejercicio para despertar los centros psiquicos Siéntese bien erguido en una silla de respaldo recto, colocada en un lugar donde no corra peligro de que nadie le moleste. Apoye el dedo indice de la mano derecha en el centro de la fren- te, a unos dos centimetros y medio del puente de la nariz. A conti- nuacién, apoye el pulgar en el lado derecho de la nariz, cerca del ojo, y el dedo corazon en el lado izquierdo, como si estuviera pellizcando la parte superior de la nariz entre el pulgar y el tercer dedo. Mantenga esa posicidn, aspire profundamente y retenga el aire mientras cuenta hasta diez. Al hacerlo, sienta cémo la energia baja por su brazo derecho, entra en la mano y pasa a la cabeza a través del dedo indice. Después, exhale. Repita el ejercicio cinco veces, sin retirar la mano. Este ejercicio estimula la glandula pituitaria y la armoniza con la glandula pineal, situada en el centro de la cabeza. Ambas glandulas son los terminales fisicos de los dos centros principales de la cabeza. Cuando estan en armonia la una con la otra, los centros trabajan al unisono para infundir un grado mas alto de conciencia. Practique esto a diario. Los poderes psiquicos entran sdlo en funciones durante los esta- dos alterados de conciencia. Cuanta mayor flexibilidad se tenga en la modificacién de estos estados, mas facil resultar4 perfeccionar cual- quier facultad psiquica que se desee. Cuanto mayor sea el control que se logre sobre la conciencia, mas control se lograré sobre la propia vida. Entonces podra decir con toda veracidad: «Soy responsable de lo que me sucede y capaz de crear las circunstancias de mi vida». Si una de esas circunstancias consiste en el desarrollo de sus poderes psiquicos, estara sin la menor duda en camino de lograr su objetivo. 63 5 Cémo y qué percibimos En el area de los poderes psiquicos hay tres modos de conocer 0 percibir: la clarisentiencia, la clarividencia y la clariaudiencia. Con- viene subrayar que ningtin método supera a los demas. Simplemen- te, son distintos. Aunque tenga usted una inclinaci6n natural hacia alguno de ellos, puede, con la practica, desarrollar los otros dos. No importa cémo se percibe. Sélo importa lo que se percibe. Los tres métodos se agrupan comiinmente bajo el epigrafe ge- neral de percepcién extrasensorial, o ESP (extrasensory percep- tion). La percepcién extrasensorial es la facultad de percibir me- diante sentidos que sobrepasan los cinco sentidos fisicos: vista, ofdo, gusto, olfato y tacto. Extra, en este contexto, significa mas alla, no afiadido. Los cinco sentidos fisicos y la percepcién extra- sensorial forman el equipo normal de todos los seres humanos. El mas comin de esos tres modos de percepcion fisica es la clarisen- tiencia, término que significa «sensacién clara». Consiste en la facultad de ser consciente o de conocer algo interiormente, sin la ayuda de los cinco sentidos fisicos. Por ejemplo, no ha hablado usted con un amigo desde hace dias, y la ultima vez que le vio estaba perfectamente. De pronto, tiene usted la sensacidn de que algo va mal. ¢Cémo lo sabe? Lo sabe gracias a la facultad extra- sensorial de clarisentiencia. La clarividencia, o «segunda vista» es la facultad de ver o perci- bir a personas, lugares, cosas 0 acontecimientos que no ven los ojos fisicos y que, por regla general, ocupan otro lugar que el su- jeto. Por ejemplo, una madre despierta en mitad de la noche y «ve» a su hijo herido en el campo de batalla, siendo asi que éste se encuentra al otro extremo del mundo. Mas tarde se entera de que 64 su «vision» era cierta. O bien, como en el caso de Swedenborg citado en el capitulo 1, se «ve» un objeto en un lugar en el que nunca se ha estado. La clariaudiencia es la facultad de oir psiquicamente. Si la madre del soldado herido «oye» los ruidos de la batalla, en particular el tuido del arma de fuego y la voz de su hijo pidiendo socorro, se trata mas de un caso de clariaudiencia que de clarividencia. Oir voces resulta especialmente desconcertante, y la persona que las percibe tiene qué aprender a sintonizar y a desintonizar con ellas. Las instituciones mentales estan Ilenas de personas que pasaron por la experiencia de oir voces, pero que no eran lo bastante esta- bles mentalmente para soportar dicha experiencia. El desarrollo correcto de la facultad de clariaudiencia permite disfrutarla y apro- vecharla sin perder el asidero de la realidad. Aunque la mayoria de las experiencias entran claramente en una de las tres categorias que acabamos de mencionar, existen otras mas dificiles de clasificar debido a que participan en ellas una combina- cién de facultades. Recuerde siempre que, al practicar un ejercicio para desarrollar una capacidad determinada, también pueden desa- trollarse otras. Los ejercicios se clasifican de manera arbitraria. Por consiguiente, no se preocupe si obtiene un resultado distinto al que esperaba. Con todos los ejercicios desarrollara sus poderes psiqui- cos. Lo primero que se percibe acerca de una persona en el desarro- Ilo psiquico es su estado.emocional. Tendemos a transmitir nuestras emociones sin darnos cuenta de que lo hacemos, de forma que raras veces controlamos la transmisién. Estamos acostumbrados a pensar que nuestros sentimientos nos pertenecen, y la mayoria de nosotros no advertimos toda la emocién que proyectamos. Otros la captan y reaccionan a ella. Los nifios nos dan un buen ejemplo de esto. Un nifio pequefio reflejara el estado emocional predominante en su medio ambiente. Si su madre est4 de mal humor, se mostrar irrita- ble. No es que piense sobre ello. Se limita a captar los sentimientos y a expresarlos. Conforme vamos siendo mayores, tendemos a ex- presar menos esos sentimientos, pero eso no significa que no los experimentemos. EI problema en la identificacién de las emociones como percep- ciones psiquicas reside en que casi siempre encontramos justifica- cién para lo que nos ocurre y, por lo tanto, no pensamos en buscar- les otra fuente. Uno de los mejores medios para descubrir hasta qué punto captamos las emociones de los demas consiste en aceptar por un momento que no hay ningun sentimiento en nosotros. Mire a su 65 alrededor para ver qué emociones esté reflejando. Le asombrara comprobar la cantidad de veces en que la emocién que siente no le pertenece. Otra cosa que puede hacerse, lo primero en la mafiana, es sentarse en silencio y calificar el propio estado emocional y fisico. Se hace por la mafiana porque en ese momento el sujeto se encuen- tra mas centrado y mas tranquilo, ya que, durante el suefio, se ha liberado del exceso emocional y psicolégico acumulado durante el dia. Una vez que se tiene una buena idea del propio estado emocio- nal al despertarse, si se produce un cambio radical durante el dia, cabe muy en lo posible que se esté captando el estado emocional de otra persona. Si practica usted, acabar4 por resultarle muy facil distinguir entre las emociones procedentes de otras personas y las suyas. La cuestién que se nos ocurre en primer lugar es por qué capta- mos esas emociones. ;Qué tienen de bueno? La emocién sirve de pegamento para el album de los recuerdos. Piense por un momento en los acontecimientos que recuerda de su vida. En cada caso, se da una fuerte asociacién emocional con la imagen. A veces, recorda- mos la emocién y no el acontecimiento. Por ejemplo, una joven tiene un miedo terrible del agua, sin recordar que estuvo a punto de ahogarse a los dos ajfios. Si s6lo recordamos lo que est4 cargado emocionalmente, de ahi se deduce que lo que captamos de los de- més se halla también cargado emocionalmente. Ademis del estado emocional de un individuo, captamos tam- bién su estado fisico. Es corriente sentir algin dolor e ignorar la causa. Todos hemos oido decir a alguien alguna vez: «No sé por qué, pero tengo un dolor de cabeza espantoso». Probablemente, ese dolor de cabeza corresponde en realidad a otra persona. Los futuros padres captan a menudo las n4useas matinales de sus mujeres emba- tazadas. Los dolores simp4ticos se deben a percepciones psiquicas. Para distinguir si los dolores que siente usted son suyos 0 ajenos, ha de estar conectado intimamente con el funcionamiento de su cuer- po. Por ejemplo, si sus jaquecas suelen empezar por la coronilla y extenderse luego hacia la frente, un dolor de cabeza que empiece por la frente sin duda no le pertenece. Tendemos sobre todo a captar las condiciones fisicas de las personas a las que nos une un vinculo emocional. Cuando sienta algo que, en su opinién, no le per- tenece, recorra mentalmente la lista de la gente que conoce para ver si logra identificar a la persona a la que corresponde. La facultad de sentir el dolor de los demds supone un instrumento de diagnéstico excelente, en particular cuando la persona de la que emana el dolor No es muy consciente de su cuerpo. Ahora bien, ser capaz de captar 66 el dolor de los demas no significa que haya que conservarlo. Ordene al dolor que cese. Si desaparece, con casi absoluta seguridad no era suyo. Si se mantiene, s{ que lo es y, en ese caso, tendré que ocuparse de él. Percibimos también psiquicamente las intenciones. Decimos lo que pensamos que el otro quiere oir y, al mismo tiempo, proyecta- mos lo que en realidad queremos decir. Por ejemplo, un invitado puede decirle a su anfitridn que lo ha pasado muy bien, cuando, de hecho, se aburrié como una ostra. Si se trata de un anfitri6n dotado de percepcién psiquica, sabr4 que se aburri6, aunque su conducta no lo demostrase. La capacidad de captar las intenciones concede una gran ventaja, puesto que permite percibir la realidad de una situacién. Puede resultar desconcertante ofr decir algo a una per- sona y «saber» psiquicamente que la verdad es todo lo contrario. Nuestra educacién cultural nos inclina a aceptar las palabras que pronuncia la gente, aunque hay més verdad en los sentimientos proyectados que en las palabras. Cuando las palabras y los senti- mientos difieran, preste siempre fe a los sentimientos. Los nifios resultan especialmente vulnerables a esta clase de confusién, porque son més abiertos y receptivos desde el punto de vista psiquico. No han aprendido todavia las reglas de nuestra cul- tura, que dejan de lado las percepciones psiquicas. Cuando las in- tenciones y las emociones de los adultos contradicen el significado literal de sus palabras, los nifios han de decidir en cual de los mensa- jes creer. El otro mensaje tiene que ser ignorado. Y puesto que nuestra cultura pone un énfasis tan marcado en las palabras y en la comunicaci6n verbal, suele ser el mensaje subliminal de las emocio- nes y las intenciones el que se difumina. Se considera tonto al nifio que responde emocionalmente, en lugar de verbalmente. Pero el «tonto» en el aspecto psiquico es en realidad el adulto que ha apren- dido a ignorar los mensajes de las emociones y las intenciones. Al desarrollar ahora sus facultades psiquicas, reparar4 usted el dafio que le causaron sin quererlo durante su nifiez y sera menos probable que transmita este handicap psiquico a otros nifios. Recuerde que lleva dentro de si a un nifio, su si interior. Los treinta primeros segundos de una experiencia proporcionan la informacién mAs segura que nunca se podra alcanzar. Durante este periodo, el sujeto se mantiene por debajo del nivel de la con- ciencia, y la informacién que recibe no es ni preconcebida ni contro- lada. Transcurridos los treinta segundos, el intelecto tiende a entre- meterse, procediendo a juicios y comparaciones y censurando lo que esta dispuesto a aceptar. Los primeros treinta segundos después 67 de conocer a una persona nos dan la imagen mAs imparcial y mas clara de lo que esa persona es en realidad. Percibir la intencién ayuda incluso en el caso de que las palabras y los sentimientos no se contradigan. Algunas personas tropiezan con dificultades para expresarse con claridad mediante palabras. Se vuelven cada vez mas confusas en sus intentos de comunicar sus ideas. Ser capaz de llegar a los conceptos mas alla de las palabras facilita muchisimo todo proceso de comunicacién. Las personas que pasan mucho tiempo juntas entablan de manera natural este tipo de comunicacién. A los extrafios, les da la impresién de que hablan en taquigrafia. La comunicaci6n entre ambos es en realidad telepatica. Todos hemos pasado por alguna experiencia de este tipo de co- nexién, por ejemplo cuando, yendo en coche con alguien sin hablar, de pronto Ja otra persona empieza a tararear la melodia que le ronda a uno por la cabeza. O cuando se tiene el presentimiento de que algiin amigo o pariente le va a !lamar a uno, y le llama en efecto, o cuando uno piensa en Ilamarle y se pospone la llamada para recibir al poco tiempo la suya. En cierta ocasion, decidi llamar a mi hija. Levanté el auricular. Parecia como si la linea estuviera conectada. Esperé a que sonase el tono para marcar. Entonces of una voz que decia: «Diga». «Diga», repeti a mi vez. Ya lo habran adivinado: era mi hija. Acababa precisamente de marcar mi nimero, pero el teléfono no Hegé a sonar. Yo habia alzado el auricular en e] momento en que se establecia la comunicaci6n. ,Le ha sucedido alguna vez algo se- mejante? La informacién objetiva se obtiene también mediante la comuni- cacion telepatica. De donde procede esta informacion ha sido siem- pre objeto de controversia. El gran psicdlogo Karl Jung propuso la teoria del inconsciente colectivo para explicar el hecho de que los mismos simbolos arquetipicos aparezcan una y otra vez a lo largo de la historia en las mentes de individuos diferentes, en el arte y en los Tituales de culturas distintas. La doctrina esotérica afirma que la esencia del universo es la mente, en cierto sentido césmica. Los fisicos empiezan ahora a aceptar que el cosmos se asemeja mas a una gran mente que a una maquina inmensa. Seguin parece, todo pensamiento transmite una energia al universo, donde permanece disponible para cualquiera que sea receptivo a la cualidad particular de ese pensamiento. La energia que hace algunos pensamientos «mas intensos» que otros es la emocion: el amor, la angustia, el jubilo, el odio, el placer, el miedo..., toda la gama de la emocién humana. 68 E] sentimiento que se capta mejor por medios psiquicos es el de peligro. Personas que no tienen conciencia de ninguna otra percep- cién psiquica admiten el sentimiento de peligro. Se debe a que la autoconservacién supone la mas fuerte de las necesidades humanas. Resulta dificil referirse a la percepcion del peligro sin emplear la palabra «premonicién», la conciencia de un acontecimiento antes de que suceda. Las premoniciones son advertencias que nos conceden el tiempo preciso para tomar precauciones, a fin de evitar situacio- nes peligrosas en potencia. Por ejemplo, si se tiene la premonicién de un accidente de automévil, se puede conducir mas despacio y con mayor prudencia, de manera que no se produzca el accidente. Un dia, hace unos cinco afios, emprendi un largo viaje. Iba conduciendo por una gran autopista, reflexionando y pensando, cuando, en un subito relampago, aparecié en mi conciencia la ima- gen de un camion con remolque, ancho y blanco. Esa impresion iba acompaniada por una fuerte sensacién de peligro. Ninguna precisi6n de dénde, cuando o cémo. Sélo la sensacion de peligro relacionada con un gran camion blanco. Miré a un lado y a otro y no vi la menor traza de un camion semejante. No obstante, la sensacién de peligro persistia. Ahora atenta, pisé el freno y conduje con precaucién. De repente, acer- candose por mi derecha, aparecié el camion blanco. Le dejé pasar por la derecha y esperé a que entrase en mi carril. Frené todavia mas, mientras el camién continuaba zigzagueando por los tres carri- les. La sensacién de que representaba un peligro para mi no se habia borrado. Mantuve la distancia, aunque permaneciendo lo bas- tante cerca para verlo, ya que me inspiraba curiosidad. No sucedié nada. Siguid zigzagueando hasta que tomo una desviaci6n y aban- doné la autopista. No hubo ningun accidente. Sin embargo, me di cuenta perfectamente de que la sensacidn de peligro desaparecié tan pronto como el camion salié de la autopista. En otra ocasién, mi marido y yo nos dirigiamos en coche a nuestra clase de desarrollo psiquico. Ibamos por una carretera tor- tuosa y solitaria. Era alrededor de las siete. Sibitamente, me inva- di6é una oleada de pdnico. El corazén me saltaba en el pecho. Acepté mi miedo y le conté a mi marido lo que me pasaba. Surgié en mi conciencia la visién de un coche que se precipitaba hacia nosotros por la derecha, aunque todavia se hallaba lejos. Pensé que la combinacién de nuestras velocidades respectivas nos haria encon- trarnos en un cruce, con el choque consiguiente. Por eso pedi a mi marido que fuese mas despacio. Asi lo hizo, pero la sensacién de peligro no se desvanecié. Seguia viendo en mi mente la velocidad y 69 el zigzagueo del otro coche, que parecia fuera de control. Luego, la sensacion de peligro desaparecié de modo tan repentino como habia venido. El cambio brusco de mi estado emocional me causé una profunda impresién. No llegamos a ver ningiin otro coche, asi que no hay modo de confirmar mi premonicién. Estas historias ilustran uno de los inconvenientes que presenta la prdctica de los poderes psfquicos. No hay confirmacién. Muchos casos son dificiles de comprobar. A todos nos gusta ver las pruebas de que estamos en «lo cierto», ya que se nos ha condicionado du- rante demasiado tiempo para creer que estar en lo cierto es bueno y equivocarse es malo. En consecuencia, evitamos prestar ofdo a las premoniciones porque pueden ser erréneas y levantamos barreras contra el libre flujo de 1a interaccién entre nuestro si interior y nuestro sf exterior. Sus percepciones psiquicas nunca son erréneas. Sin embargo, puede interpretarlas con torpeza. Cuando se tienen premoniciones sobre desastres relativos a otros, la situacién se vuelve mas compleja, puesto que existen muy pocas personas capaces de modificar la conducta ajena. A la mayo- tia de la gente le da la impresién de que, desde el momento en que estan al corriente de un acontecimiento, les incumbe en cierto modo la responsabilidad de él. Cuando ven que algo va a suceder, les asalta un sentimiento de culpabilidad. Piensan que deberian hacer algo al respecto. Dado que esa culpabilidad les parece demasiado dificil de soportar, muchos desconectan el conjunto de sus faculta- des perceptivas. Importa mucho comprender que el conocimiento de una cosa no nos hace responsable de ella. La facultad de percibir el peligro constituye sélo una parte del designio que mantiene a las especies en vida. Si puede usted sentir el peligro, también puede sentir otras cosas mas placenteras. Uno de los medios con que contamos para percibir el peligro es el'sentido de la proximidad, o sea, la facultad de sentir lo lejos o lo cerca que se encuentra de nosotros otra persona. La mayoria de la gente utiliza ese sentido mientras duerme, de tal forma que, si alguien penetra en su dormitorio, se despierta automaticamente. La introduccién de una pauta diferente de energia produce cambios en la frecuencia de vibracién existente en la habitacién, y el subcons- ciente, que no duerme nunca, advierte al resto del sistema de la presencia de un peligro potencial. Cada persona establece un 4rea espacial propia, a la que se denomina espacio critico. El espacio critico es el rea fisica que rodea a una persona y dentro de la cual se siente a salvo. Cualquiera que penetre en ese espacio perturba la 70 sensacién de seguridad, y el sujeto se ve obligado a decidir si el intruso representa 0 no una amenaza. El punto al que se extiende su espacio critico coincide con el punto al que se extiende su sentido de la proximidad. Gracias a la practica, el sentido de la proximidad se acentia mucho mas alla de esos limites. Quiz4 llegue un momento en que se dé cuenta usted de que una persona se aproxima mucho antes de que aparezca. Los espias desarrollan este sentido en un grado extraordinario, puesto que de é1 depende su vida. Percibimos la presencia de objetos del mismo modo que la de seres humanos. Pocos de nosotros no han deseado alguna vez po- seer un sentido de la proximidad mas aguzado después de tropezar con algo en medio de la noche. Muchos ciegos de nacimiento gozan de un sentido de la proximidad muy marcado. Esto resulta posible porque todo cuanto existe en el universo vibra, y nosotros captamos estas vibraciones. Al cambiar la frecuencia de las vibraciones cam- bia también nuestra percepcion de un espacio en particular. Cuanto mas denso sea el material, mas baja ser la vibracién. Los objetos se perciben més dificilmente que los seres vivos, puesto que vibran a frecuencias mds bajas a causa de su densidad. Hemos visto cémo percibimos y qué percibimos, pero no de donde nos vienen esas percepciones. En su mayoria, las captamos del aura de las personas. El aura La palabra aura viene del griego y significa «hdlito» 0 «aire». EI diccionario define el aura como: 1) cualquier emanacién sutil, invisible, como la emanacién o el perfume de las flores; 2) una atmosfera distintiva que rodea a una persona, como una aureola de santidad; 3) una corriente o movimiento del aire causado por la repulsién eléctrica. Dicho en términos mas sencillos, el aura se corresponde con el campo de energia que rodea a todos los seres vivientes. El aura es una emanaci6n mensurable. Desprende luz y calor. La luz puede medirse mediante un procedimiento fotografico; el calor, mediante un procedimiento de sensibilidad al mismo. Si consiguiéramos una imagen cinética de nuestra aura, verfamos que se halla siempre en movimiento. Constituye algo organico, puesto que forma parte de nosotros. Por consiguiente, cambia cuando no- sotros cambiamos. Si somos felices, tiende a ser ancha y brillante. Si estamos tristes 71 o enfermos, nuestra aura tiende a empequefiecer y oscurecerse. El aura no presenta ni una forma ni un tamaiio constante. Se observan a veces burbujas o protuberancias en diversos puntos. En ocasiones, se dilata en una forma redonda o cénica por encima de la cabeza, dando la impresién de un cucurucho. En otras, aparece una protu- berancia sobre la oreja izquierda o la ceja derecha. Esa protuberan- cia desaparece luego y surge en otro lugar. Se debe simplemente a concentraciones de energia cambiantes. El aura es asimétrica. No se puede afirmar que un lado de ella coincida con el otro. Hay varios métodos para percibir el aura. Visualmente, por ejemplo. Si se mira durante largo rato a una persona o una planta, parece hacerse visible un resplandor blanco, estrechamente adhe- tido a la forma del ser vivo. Resulta mas facil ver esa luz contra un fondo blanco plano o luminoso. El! tamajio del resplandor blanco depende en parte del sujeto y en parte de la facultad del observador para entrar en armonia con el sujeto. EI tamajfio del aura varia en cierta medida segiin la especie del ser vivo de que se trata. Las bacterias tendran sin duda un aura muy Ppequefia, puesto que son seres diminutos y muy simples. A medida que los seres vivos se tornan mas complejos desde el punto de vista biolégico, tienden a poseer mas energia. Y cuanta mas energia tiene el ser, mas amplia y més visible sera su aura. Por ejemplo, las plantas que cultivamos en casa tendran auras mas pequefias que los animales domésticos. Y los animales domésticos tendran auras mas pequefias que los hombres. En honor de los escépticos que dudan del testimonio de sus propios ojos, diremos que esta emanacién se fotografia facilmente gracias a un procedimiento especial, la fotografia Kirlian, lamada asi por el nombre del cientifico ruso que la descubrid. Dicho procedimiento consiste en hacer pasar campos eléctricos de alta frecuencia a través de los seres vivos. Variando las frecuencias, aparecen en las fotogra- fias detalles bien distintos. Una perturbacién en las pautas de la energia indica una perturbacion en el organismo. Esto significa que el aura proporciona un sistema de diagndstico precoz de la enfermedad. Préximo al cuerpo, hay un campo blanco de energia facil de fotografiar. El aura propiamente dicha, que se encuentra més alla de este campo, tiende a cambiar de forma y ondula sin cesar. Y hay la posibilidad de ver colores en ella. Aunque: hablemos de «ver» colores, no quiere decirse que los veamos como al mirar una serie de muestras en una tienda de pinturas. Vemos la luz, no los pigmen- tos. A veces, mas que verlo en realidad, «captamos» el color. Esto se debe al calor que emite cada tono del espectro luminoso. 72 La luz se transmite en ondas. Cuando la luz blanca se divide en sus componentes, como ocurre al pasar a través de un prisma, ve- mos los colores del espectro. El arco iris proviene de la separacién de la luz en frecuencias individuales. Cada color tiene su frecuencia particular, y el conjunto de esas frecuencias forma la luz blanca bri- llante. Los colores que vemos, o que captamos, en el aura cambian con- tinuamente, segun la salud fisica, mental y emocional del sujeto. Cuando las cosas van bien, el aura tiende a dilatarse y a brillar con colores claros. Cuando padecemos algun tipo de desequilibrio, tiende a hacerse menos sdlida, los colores se apagan y oscurecen y, a veces, incluso se forman huecos. El aura de una persona feliz es casi opaca, reflejando una energia sélida. Una persona desdichada o enferma tiene un aura amorfa y en algunos puntos desaparece por completo. La pauta de la energia se distorsiona formando picos. Cada color presenta un significado particular. El rojo, por ejemplo, es el color de la energia fisica. Cuando hay en el aura una banda s6lida de rojo, la persona goza sin la menor duda de una condicion fisica buena. Si el rojo penetra en la persona, probable- mente ésta se halla necesitada de energia. El rojo claro brillante corresponde a la energia en su mayor parte fisica. Dicha energia puede emplearse para mover piedras, participar en competiciones atléticas o hacer el amor. Cabe en lo posible modificarlas introdu- ciendo otros colores, lo mismo que se modifican las pinturas mez- clando los colores entre si. EI blanco, combinacién de todos los colores (recuerde que esta- mos hablando de Ia luz, no de los pigmentos), tiene una vibracion altamente positiva. Por el contrario, el negro, ausencia de color, tiende a absorber las vibraciones negativas. El negro rebaja la vibra- cin de cualquier color al que se afiade. Tomemos el rojo, por ejemplo. Si afiadimos el blanco, obten- dremos el rosa, el color del amor. Rojo (fisico) mas blanco (espiri- tual) igual a amor. Si afiadimos negro al rosa, obtenemos el malva, el color de la soledad o de la falta de amor. Si afiadimos negro al rojo, obtenemos el rojo oscuro, el color de la ira. Todos hemos ofdo alguna vez la frase: «Se puso tan furioso que lo vio todo rojo». Lo que significa que el sujeto esta viendo en realidad su propia aura, ya que la intensidad de su cdélera hace esa aura mAs densa y, por con- siguiente, visible. Los demas colores tienen también funciones especificas. El amarillo, el color del sol y de los rantnculos, se asocia con la felicidad y la alegria. Es también el color del intelecto. Las perso- 73 Nas activas mentalmente suelen presentar gran cantidad de amari- Ilo en sus auras. EI naranja, combinacién del rojo (fisico) y el amarillo (intelec- tual), representa la asimilacién de ideas. Se asocia con el optimis- mo. El verde ocupa el lugar intermedio en el espectro y representa el equilibrio. Cuando un péndulo detiene su balanceo, se queda pa- rado en el centro. El verde es el color de la naturaleza, de las hojas y de la hierba. Infunde paz y armonia y repercute benéficamente en el sistema nervioso. El azul se situa en el extremo frio del espectro, por lo cual se relaciona mas con lo espiritual que con lo fisico. El azul se mani- fiesta en la conciencia intensificada, la meditaci6n, la veracidad y la serenidad de espiritu. EI violeta, un color muy saludable, corresponde a la vibraci6n mas alta de la luz y se asocia con el misticismo. Resulta excelente para el equilibrio mental y se manifiesta en el desarrollo espiritual y la clarividencia. Cuando pensamos 0 hablamos de algo por lo que sentimos un apre- cio particular, nuestra aura se dilata y se vuelve mis visible. Y viceversa, cuando hablamos de algo que nos disgusta, el aura se contrae. Una vez que llegue usted a tomar conciencia de su aura, podra cambiar su forma y su tamajfio a voluntad. Sélo se requiere energia mental y aplicacién. Enfoque su atencién sobre su cabeza y visualice un cambio en su aura, por ejemplo una protuberancia brotando del Idébulo occipital izquierdo. Pida a alguien que esté aprendiendo a ver las auras que se la describa. Con la practica, sera capaz de ver lo que esta haciendo sin necesidad de que usted se lo sefiale. Al hablar, enviamos parte del aura en direccién de nuestro inter- locutor. A veces, se logra ver esa energia emanando de la frente, justo encima de la nariz, un espacio al que se denomina con frecuen- cia el «tercer ojo». Si el que habla esta tranquilo y concentrado, la energia da la impresi6n de surgir en una corriente constante, dando al aura una apariencia de unicornio. Por el contrario, si el que habla esta irritado, la energia parece surgir en chorros intermitentes, como flechas o puifiales. También se pueden percibir las auras mediante el tacto. El aura es una emanacién de energia susceptible de tocarse. Expondré una analogia. Cuando se va en automdvil y se mira por la ventanilla, no se ve nada en la proximidad inmediata del coche. Sin embargo, si se saca la mano por la ventanilla, se siente la enorme presi6n del aire 74 que lo rodea. Algo andlogo sucede con las auras, aunque de manera mucho més sutil. Todo el mundo puede tocar su aura. No obstante, se precisa para ello un estado de relajacién. Abra los brazos a unos setenta centimetros frente a usted, con los codos doblados, las manos rela- jadas y las palmas enfrentadas. Empiece a acercarlas lentamente la una a la otra. Cierre los ojos, si lo desea, para concentrarse mejor. En un momento determinado, al ir moviendo las manos, notar4 una ligera resistencia. Al principio, dicha resistencia, sutil en extremo, le pasard inadvertida. Con la practica, se volvera sensible a ella. Se produce cuando el aura de una de las manos toca el aura de la otra. Si calcula el espacio que separa ambas manos y lo divide por dos, se har usted una idea de la amplitud de su aura. Concentrandose en enviar energia a las manos, incrementaré la densidad del aura y, por lo tanto, aumentaré la resistencia. Para tocar el aura de otra persona, coléquese detras de ella mientras permanece sentada. Ponga las manos de siete a doce centi- metros por delante de su cabeza, con las palmas hacia abajo. Mueva las manos en torno a la cabeza, fijandose bien en los cambios. El aura es més intensa en torno a la cabeza y los hombros, por lo que resulta mas facil percibirla en esta zona. Eso no significa que no pueda tocarse en cualquier otro punto. Si que se puede. Sencilla- mente, se percibe mejor donde el aura es mAs intensa. Conocera usted la amplitud de un aura situando las manos cerca de la cabeza del sujeto, sin tocarla, y alejandose lentamente hasta que deje de sentir las vibraciones. O bien, empiece donde no se perciben y vayase acercando, del mismo modo a como actu para sentir la suya. Cuando toque el aura de una persona, se dara cuenta de que su intensidad difiere de un punto a otro. En algunas personas se per- cibe una diferencia de temperatura entre las diversas partes del aura. Esto significa que existe un desequilibrio en el cuerpo, lo que supone un medio excelente de diagnosis. Si una persona advierte en si misma un desequilibrio antes de que funcionen otros sistemas de alarma (sintomas), se someteré a un tratamiento médico preventivo en los primeros estadios de su enfermedad. En general, si el aura es caliente, habra un punto frio donde se localiza el desequilibrio. Al fotografiarla, ese punto aparecera amorfo y dentado, en lugar de s6lido y liso. El consumo de productos quimicos modifica el aura. La ma- rihuana tiende a hacer el aura mas porosa, menos sdlida. Se vuelve como el queso suizo, sélido en algunos puntos, con agujeros en 75 otros. El efecto suele mantenerse de veinticuatro a cuarenta horas. También el alcohol vuelve el aura porosa. La convierte en una es- pecie de esponja, y el sujeto pierde la facultad de cerrar el paso a las vibraciones indeseables. El alcohol deprime el sistema nervioso cen- tral, actuando como un anestésico, por lo cual el sujeto ignora el porcentaje de negatividad que esta absorbiendo. Las personas muy sensibles pueden sufrir de «resaca» bebiendo una cantidad pequefia de alcohol. La resaca en este caso se debe a la acumulacién de las vibraciones negativas absorbidas mientras se carece de defensas. Un solo trago modifica a veces un aura. Si dispone usted de un sujeto apropiado, lleve a cabo un experimento de «antes y después». Tome la precaucién de escribir sus impresiones sobre el aura del sujeto antes de que beba. Los cambios son muy sutiles y la memoria le puede jugar una mala pasada. El aura nos dice mucho sobre la persona, antes incluso de contar con otros datos sobre ella. ;Se acuerda de lo que dijimos acerca de los treinta primeros segundos después de conocer a alguien? Lo que se hace realmente en esos momentos es «leer o «sentir» el aura de esa persona. Cuando entra usted en una habitacién y alguien al que no conoce le vuelve la espalda, captara sin la menor vacilacién ciertas «sefiales» sobre esa persona. Sin pensar siquiera en eso, su primera reaccién (y la reaccion obedece a las sefiales que emite) es pensar: «Me da la impresién de que conozco a esa persona». O por el contrario: «No me interesa en absoluto». Nunca ha visto su cara ni ella ha visto la suya. Los «mensajes» que capta provienen de su aura. Experimente esto en la primera reunion a la que acuda. El nudo de la cuestién radica en que formulamos juicios basandonos en el aura antes de que entre en funciones la mente. Prestando atencién a la «lectura» inicial del aura de las personas, nos libraremos de una buena proporcién de resistencias y de preci- pitaciones en nuestras emociones. Percibir el aura de alguien forma parte del proceso de comunicacién. Combinamos esa experiencia con la comprensién légica. En esta época en que hemos llegado al reconocimiento del lenguaje corporal, reconocemos también el re- curso al intelecto. Y lo usamos, en efecto, aunque sin negar la realidad del conocimiento del aura. Un medio de experimentar realmente el aura de otra persona es el abrazo. Cuando se abraza a alguien, se penetra por completo en su aura. En el capitulo 6 se incluyen ejercicios para aprender a sentir el aura de otras personas. Una vez que adquiera usted esta habilidad, se dara cuenta de que obtiene mas informacién sobre una persona mediante un abrazo de la que conseguiria nunca verbal- 76 mente. Recuerde que no sdlo usted capta las vibraciones de esa persona, sino que ella capta asimismo las suyas. Se produce una transferencia de energia. Por esta raz6n un abrazo posee grandes poderes curativos y sirve de excelente estimulo cuando uno esta de- caido. Ademis de las auras, captamos también percepciones referentes a los lugares. De la misma forma que un investigador experimen- tado puede decir lo que ha ocurrido en una habitacién, también lo dice un psiquico experimentado. Las paredes y los muebles absor- ben las vibraciones de las personas que estuvieron presentes. Una interaccién emocional intensa dejara en la habitacién un residuo, aunque las personas de que se trata no hubieran entrado nunca en ella previamente o no vuelvan a visitarla después. Por ejemplo, dos personas sostienen una discusi6n acalorada en una habitacién y luego la abandonan. Entra usted algun tiempo después en ella y siente la tensién y la célera. Si es usted perceptivo, sabra que sus sentimientos corresponden a los que aquellas personas dejaron tras de si. De lo contrario, experimenta tension y cdlera sin saber a qué achacarlo. No sélo ocurre por fuerza asi inmediatamente después del intercambio emocional. Las vibraciones se mantienen a veces durante largos periodos. Cuanto mas tiempo ha pasado la gente en un lugar en particular, mas fuertes serén las vibraciones y mas tiempo persistiran. Los lugares histéricos desencadenan recuerdos de otros tiempos y otros lugares. A veces, al entrar en una habitacién nos parece muy familiar, como si ya hubiéramos estado en ella antes. Nos asalta la impresion de déja vu, una expresién francesa que significa «ya visto». Este sentimiento de haber estado en un lugar o de haberse encontrado en una situacién determinada suele producirse cuando el sujeto se ve arrastrado por la memoria de una vida pasada que transcurrié en aquel lugar, o porque recuerda un suefio 0 una expe- Tiencia extracorporal durante los cuales lo visit6. Otras veces, se limita a reaccionar a la historia del lugar, aun sin tener ninguna conexion con él, y capta lo que allf sucedié. La facultad de percibir depende menos de dénde se encuentra el sujeto que de su estado de Animo. La apertura estimula las percepciones; el cerrarse las inhibe. El lugar en sf influye relativamente poco. Ahora que ya conoce usted cémo y lo que puede percibir, ha legado el momento de realizar los ejercicios para desarrollar sus facultades perceptivas y ponerlas en practica. Interesa mucho de- sarrollar las facultades perceptivas antes que las facultades proyec- tivas. La percepcién es una facultad de absorcién, mediante Ja cual 77 se adquiere conocimiento, y el conocimiento conduce a la sabiduria. La proyeccién es una facultad de direccién, por la que se influye sobre las personas y las cosas que nos rodean. Utilizada sin discerni- miento, tal vez origine un buen nimero de perturbaciones en su vida. Sdlo se debe aspirar a las facultades proyectivas después de alcanzar un alto grado de conocimiento de si mismo y de estar en condiciones de asumir la responsabilidad por lo que se transmite a los demas. Tenga presente, sin embargo, que algunas de las clasificaciones que he hecho de las facultades psiquicas son inevitablemente arbi- trarias y que, en realidad, puede estar desarrollando de manera simult4nea sus facultades proyectivas y perceptivas. Pero sobre todo, los ejercicios han de resultarle entretenidos. Diviértase, pues, con ellos. Al menos, asi lo hice yo. 78 6 El entrenamiento de las facultades perceptivas En el capjtulo anterior describi los diversos sistemas mediante los cuales percibimos y lo que percibimos. A partir de ahora, esta usted preparado para empezar a entrenarse en los poderes psiqui- cos. En el capitulo 1, dividi las facultades psiquicas en dos apartados muy amplios, las facultades perceptivas y las facultades proyectivas, es decir, de recepcién y de emisién. En el presente capitulo, usted trabajara para desarrollar y entrenar sus facultades psiquicas per- ceptivas o receptivas. Las facultades perceptivas son aquellas que nos hacen capaces de recibir impresiones, pensamientos o comunicaciones referentes a otros y procedentes de personas, lugares u objetos. La percepcién tiene lugar a un nivel distinto al del intelecto. Por lo tanto, el primer paso para convertirse en un buen receptor consiste en aprender a silenciar la mente consciente. Ya examinamos el silenciamiento de la mente consciente en el capitulo 2. Si le parece que todavia no ha captado bien el concepto, repase los ejercicios incluidos alli antes de comenzar los de este capitulo. Los ejercicios que voy a exponer ahora son una especie de juego y sin duda se entretendra mucho con ellos. No se detenga dema- siado en ninguno. Vale mas pasar rapidamente de uno a otro y no repetir el mismo una y otra vez. Una actitud despreocupada con- duce a un éxito mayor. No «fuerce» los ejercicios. Empréndalos con entusiasmo y una actitud de «a ver si lo hago», en lugar de «o lo hago o muero en el empefio». Forzar las facultades psiquicas es- torba el flujo de la emisién y la recepcién. No haga nunca los ejercicios cuando esté cansado o desanimado. E] aburrimiento destruye la sensibilidad psiquica. Evitelo. Las in- vestigaciones han puesto de manifiesto que, cuando los sujetos se 79 aburren en un ejercicio de percepcién extrasensorial, expresan su sentimiento de disgusto utilizando sus poderes psfquicos para dar respuestas erréneas. En tales casos, obtienen «puntuaciones negati- vas», por debajo de las que obtendrian por casualidad si conjetura- sen sin récurrir a sus capacidades psiquicas. Recepcién telepatica La recepcion telepatica se establece de manera natural entre las personas unidas por lazos emocionales. Se «sabe» lo que la otra persona piensa o siente sin necesidad de que se lo diga verbalmente. Con la practica, puede usted desarrollar la facultad de captar por telepatia lo que le transmita, por asi decir, cualquiera. Ejercicio numero 1 de recepcion telepatica (con otra persona): pida a un amigo que escoja una fruta que le guste. Digale luego que le transmita la imagen mental de una pieza de la fruta elegida. Debe repetir varias veces mentalmente el nombre de la fruta y, al mismo tiempo, visualizarla. Ademas, le describira, siempre mentalmente, la fruta. Por ejemplo, después de repetir varias veces para si la palabra «ciruela», su amigo visualizaré su redondez, su color violeta oscuro, la suavidad sedosa de su piel, y le enviara mentalmente esas imagenes. Despeje su mente para recibir las imagenes que le envia su amigo y anote sus impresiones. A continuacion, pase a otra pieza de fruta. Bastara con treinta segundos para cada una. Después com- pruebe sus respuestas. Recuerde que si obtiene pocos resultados, la culpa puede achacarse tanto al emisor como al receptor. Puede ser también una simple cuestién de falta de practica. Repita el ejercicio con otras cosas, por ejemplo verduras o flores. Procure que las imagenes sean sencillas y familiares. El color constituye un buen tema, porque no hay detalles que molesten. Si después de algunos ensayos con diversos tipos de objetos no consigue ningun éxito, pruebe a cambiar de emisor. Ejercicio ntimero 2 de recepcion telepdtica (solo): cuando suene el teléfono, intente adivinar quién llama antes de levantar el auricu- lar. Tal vez lo sepa porque esta esperando su llamada. No debe contar esas llamadas como aciertos. A medida que practique, descu- brir4 que va mejorando. Otro ejercicio con el teléfono consiste en llamar a una persona tan pronto como le venga su nombre a la cabeza y preguntarle si estaba pensando en usted. Le sorprendera 80 ver con cuanta frecuencia el recuerdo de esa persona no se originé de manera espontanea, sino que recibié usted de ella una comunica- cién telepatica. Ejercicio niimero 3 de recepcion telepdtica (en grupo): reana un grupo de personas en una habitacién. De ocho a diez sera un buen numero. Pidales que se pongan de acuerdo sobre el objeto en el que se van a concentrar, mientras que usted abandona la habita- cién. Cuando le avisen de que estan preparados, vuelva a entrar e intente adivinar el objeto que eligieron. La mayoria de la gente fracasa al principio. No se preocupe por eso. Cuanto mas relajado esté, mayores ser4n las probabilidades de que acierte. Despeje su mente de todo pensamiento y procure «conectar» con lo que sus compajieros estan proyectando. Quiza capte un relampago de co- lor, o una forma. Mire si puede relacionar las imagenes mentales que recibe con un objeto presente en la habitacién. Haga después sus conjeturas. Cada persona del grupo, por turno, saldra de la habitacion, volvera a entrar e intentara percibir las proyecciones de los demas. Ejercicio ntimero 4 de recepcidn telepatica (con otra persona): pida a un amigo que retina doce o mas fotografias con objetos o escenas bien definidas. Las revistas, los calendarios y las tarjetas postales las proporcionan excelentes. Sin ver la seleccién de foto- grafias, digale a su compafiero que elija una. Siéntese en una habita- cién y haga que su amigo se siente en otra, mire la foto y que le envie telepaticamente la imagen. Anote o dibuje todas y cada una de las impresiones que capte, sin importar lo imprecisas 0 incompletas que le parezcan. Al cabo de poco mds o menos un minuto, su compa- fiero debe cambiar de fotografia. Numere las fotografias y las res- puestas para que quede constancia. La practica le permitira ir cap- tando mas detalles. Compare lo que ha escrito y dibujado con la fotografia que sirvié de objetivo. ;Algunas de esas imagenes impre- cisas 0 de esos destellos incompletos empiezan a tener alguna rela- cién con las fotos? Si no consigue nada después de algunos intentos, elija como emisor a otra persona. Ejercicio numero 5 de recepcion telepdtica (en grupo): variante del ejercicio nimero 4, esta técnica requiere al menos dos personas, pero se puede hacer también en grupo. He aqui como se procede en una sesion practica de grupo. Dé a cada uno un lapiz y papel. Unas tablillas con pinzas para sujetar el papel o unas revistas apoyadas en 81 las rodillas haran las veces de mesa. Diga a alguien del grupo que pase a otra habitacién, a fin de que actie como «emisor». Todos los demas serdn «receptores». EI emisor elige una imagen y la dibuja. A continuacién, mante- niendo la imagen bien clara en su mente, se concentra sobre ella hasta que el director de la experiencia le llama para decirle que sus compateros han terminado de dibujar lo que creen que les ha es- tado transmitiendo. Cuando el emisor regresa a la habitacién donde los receptores han dibujado sus impresiones, se comparan todos los dibujos para comprobar su precision y se estudian los resultados. Se trata de un juego estupendo, capaz de animar cualquier reunion. Pruébelo con sus amigos alguna tarde en que se estén aburriendo. En su libro Mental Radio, Upton Sinclair afirma que, en la mayoria de los casos, su mujer era capaz de repetir de manera muy precisa la imagen dibujada por él en otra habitacién. Tal vez ob- serve que su relacién emocional con un amigo o un pariente re- fuerza su capacidad para «captar» su mensaje en forma de dibujo. Muchos aiios de investigacién sobre la telepatia pusieron de telieve que la relacion emocional interviene como un factor impor- tante en la transmisién precisa de las ideas telepaticas. Se observa- Ton con mayor frecuencia casos de telepatia espontdnea entre las personas intimamente relacionadas que entre aquellas que no lo estan. Para alentar su progreso en el desarrollo de los poderes psi- quicos, le conviene trabajar con alguien con quien coincida y que le anime, es decir, con quien mantenga una relacién muy estrecha. Ejercicio nimero 6 de recepcidn telepdtica (en grupo): es el mismo ejercicio nimero 3, con la sola diferencia de que, en vez de concentrarse en un objeto presente en la habitaci6n, los participan- tes se concentran en una parte del cuerpo del sujeto, como la nariz, la oreja izquierda o la rétula derecha. El sujeto ha de determinar qué parte de su anatomia han elegido. Por ejemplo, al actuar como receptor, después de despejar su mente para entrar en un estado «no mente» de alerta, tal vez note una sensacién de hormigueo en el Iébulo de sus orejas, en la nariz 0 en un pie. Compruebe si corres- ponde a la parte de su cuerpo en que se han concentrado sus compa- fieros. La clave puede d4rsela también una punzada o un «timbra- zo» en algun punto de su cuerpo. O bien, quizé oiga en su mente la palabra oreja, nariz o pie, que sera la parte en que los otros se concentran. Con la practica, ser capaz de discernir cémo recibe los mensajes dirigidos a su cuerpo. Por ejemplo, acaso «oiga» siempre 82 mentalmente la palabra o sienta una punzada en el punto en el que los demas se concentran. Percepcién de personas y cosas Todos poseemos un campo de energia tan inico como las huellas dactilares. Esos campos, 0 auras, pueden ser percibidos por los demas. Advertimos cuando alguien entra en relacién con nosotros gracias al sentido de la proximidad y, practicando aun mas, determi- namos de qué persona se trata. Percibir los objetos resulta mucho mas dificil que percibir a las personas, ya que su frecuencia de vibraci6n es mucho mas baja y, en consecuencia, tienen un aura mucho mas pequefia. Ejercicio ntimero 1 de percepcidén de una persona (con otro): haga que su compafiero se quite los zapatos y se mueva por la habitacidén, mientras que usted permanece con los ojos vendados y hablando. Cuando diga: «jQuieto!», debe quedarse inmévil y res- pirar silenciosamente, de forma que no lo localice mediante los sentidos fisicos. Enfoque su energia y barra con ella la habitacién, como el giro de un radar. ;«Siente» la vibracion de su compafiero? Sera mas rapida o més «brillante» que la de cualquier objeto que se halle en la habitacion. Haga una conjetura sobre el punto de ésta en que se encuentra su compaiiero. Al principio, no captara mas que la direccién. Mas tarde, sera capaz de sefalar el lugar exacto. Su compaiiero puede salir de la habitacién durante el ejer- cicio. La falta de vibracién hara que su ausencia sea tan manifiesta como su presencia. Ejercicio nimero 2 de percepcidn de personas (en grupo): este ejercicio es una ampliacién del nimero 1. Después de adquirir la habilidad de sefialar la posicién exacta de una persona dentro de una habitacién, procure ahora aprender a localizar varias. Igual que en el ejercicio nimero 1, una persona, con los ojos vendados, habla mientras que el resto del grupo se mueve sigilosamente por la habi- tacién. Cuando el sujeto dice: «jQuietos!», los dem4s se quedan inmoviles y en silencio. La cuestion reside aqui en sefialar con toda exactitud en dénde esta cada uno. La primera vez que lo intente advierta a los componentes del grupo que se mantengan al menos a dos metros y medio unos de otros. Con la practica, legaré a identifi- car la «sensacién» correspondiente al aura de cada persona. A me- 83 dida que mejore en la percepcién del aura, haga que los miembros del grupo se detengan mas proximos cada vez que realice el ejerci- cio. Cuando haya aprendido de verdad a detectar las auras, se dara cuenta de que es usted capaz de sefialar el aura particular de cada persona, aun en el caso de que los miembros del grupo permanez- can el uno al lado del otro. Ejercicio niimero 3 de percepcidn de objetos ocultos (en grupo): antes de que el grupo se retina, digale a alguien que esconda dos objetos en la habitacién del experimento. Los participantes empe- zaran por «sentir mentalmente dénde se encuentran dichos obje- tos. Pidales después que determinen de qué objetos se trata. Este ejercicio constituye un buen método para desarrollar la facultad de localizar objetos perdidos. Por lo tanto, descubrir el «dénde» es mas importante que descubrir el «qué». Tenemos tendencia a recurrir a la légica para conjeturar dénde se encuentran las cosas. Haga que la persona encargada de esconder los objetos los coloque en lugares insélitos. Por ejemplo, es menos corriente poner una lima de ufias sobre el montante de una puerta, o un alfiler detras de un tapiz o de un mueble, que dejarlos debajo de un cojin o detras de los libros de una estanteria. No pasen mas de dos minutos tratando de «sentir» dénde estan los objetos. Descubrira que, en general, acierta cuando sigue su primera impresién 0 corazonada. Para asegurarse de que no interviene la telepatia, no permita que la persona que escondié los objetos forme parte del grupo. Por este medio desarrollara su capacidad de percibir los objetos. Ejercicio niimero 4 de percepcidn de colores (en grupo): proci- tese de ocho a diez muestras de tejido de colores distintos. Las telas deben ser todas de la misma fibra. Las fibras naturales, como la lana o la seda, dan mejor resultado que las sintéticas. Vende los ojos de los participantes. El objetivo consiste en adivinar el color de cada muestra. Cada color vibra a una frecuencia distinta y, por consi- guiente, origina sensaciones distintas. Por ejemplo, el rojo suele apreciarse como caliente al tacto, mientras que el verde se siente mas frio. Haga que cada miembro del grupo, con los ojos vendados, tome en sus manos una de las muestras durante un tiempo no supe- Tior a los diez segundos y que luego anote por escrito el color que le parezca. Después de que esa persona ha tocado todas las muestras, se quitara la venda y comparara sus respuestas con el orden en que le presentaron dichas muestras. Al cabo de algunas rondas, el color se convierte en algo facil de «sentir». 84 Ejercicio nimero 5 de percepcidn de cartas (solo o en grupo): tome en la mano una baraja de péquer, con las cartas boca abajo. Mire fijamente el dorso de la carta de encima, cierre los ojos, libere su mente de todo pensamiento y diga el primer color que se le ocurra, rojo o negro. Dele la vuelta a la carta para ver si acerté. Anote los aciertos en una hoja de papel. Continue haciendo lo mismo con toda la baraja, comprobando después de cada conjetura. Feche la hoja con la puntuacién y tome nota de su estado de 4nimo, del tiempo atmosférico y de cualquier otra cosa que afecte el resul- tado, por ejemplo los ruidos de fondo. Fijese en si sus respuestas siguen una pauta. Asi, si dice casi siempre el color de la carta siguiente, sera sefial de que necesita usted un reajuste. Después de practicar con los dos colores, pruebe con los cuatro palos. A conti- nuacioOn, si quiere, intente distinguir entre las cartas en que figura un personaje y las cartas que evan un numero. Ejercicio nimero 6 de percepcion de cartas (en grupo): pata este ejercicio, el grupo se distribuira en subgrupos de tres, que alterna- ran los papeles: receptor, preparador y anotador. Si no hay bastante gente, la misma persona hard las veces de preparador y anotador en los subgrupos formados por dos componentes. EI preparador baraja las cartas, elige diez y las extiende boca abajo en una fila regular, sin mirarlas. El receptor se relaja, entra en un estado de «no mente» prepa- randose para recibir las impresiones y mira las diez cartas colocadas sobre la mesa. Una vez preparado, apoya ambas manos sobre la pri- mera de las cartas, con los ojos cerrados, y expone la primera im- presién que le viene a la cabeza. EI anotador escribe la respuesta, vuelve la carta y anota el ver- dadero nimero y el palo de esa carta, sin hablar y sin dar ninguna sefial de si la respuesta fue acertada o no. Con «cara de péquer», ésa es la frase. Se repite el procedimiento con las diez cartas. El receptor debe prestar atencién a sus sentimientos y a sus pensamientos fortuitos, mencionandolos segin surgen, a fin de que el anotador deje tam- bién constancia de ellos. Las imagenes y pensamientos en aparien- cia extrafios proporcionan a veces una informacion psiquica valida, aunque no relacionada con el ejercicio de las cartas, o bien, pueden reflejar el palo o el nimero de la carta, aunque la «conjetura» haya sido errénea. Una vez terminada la primera ronda de cartas, discuta breve- mente los resultados con todo el grupo. Cambie luego los papeles 85 y repita el ejercicio hasta que todos los presentes hayan actuado como receptores. Este ejercicio puede variarse como el numero 5, tratando de adivinar primero el color de las cartas, después el palo, etc. Cual- quier puntuacién que sobrepase los dos aciertos esta por encima de la casualidad. No obstante, los resultados no tienen demasiada im- portancia. Lo que cuenta es la practica. Ejercicio ntimero 7 de percepcion de cartas Zener (solo o en gru- po): este ejercicio requiere un juego de cartas especiales para la percepcién extrasensorial. Puede prepararlas usted mismo con unas simples fichas blancas de 7,5 por 12,5 cm, o comprarlas en alguna tienda especializada en juegos. Una baraja especial para la’ percep- cién extrasensorial, o baraja ESP, se compone de veinticinco cartas «Zener», distribuidas en cinco grupos, cada uno de los cuales lleva un signo determinado: una estrella, tres lineas onduladas paralelas, una cruz o signo de la suma, un circulo y un cuadrado. Lo mismo que hizo con la baraja ordinaria, trate de averiguar el simbolo de cada una de las cartas, sosteniendo la baraja en la mano con las cartas boca abajo. Después, distribuya varias cartas boca abajo y conjeture la secuencia de los simbolos. Fijese en si es capaz de «captam un simbolo con mayor facilidad que los demas. En caso afirmativo, piense en la significaci6n que ese sfmbolo tiene para usted. Si lo desea, con ayuda de un compaifiero, sirvase de estas cartas para desarrollar su capacidad como receptor telepatico. Di- gale que mire las cartas y le envie su imagen o el pensamiento de ellas. Anote el simbolo que ha recibido de su compaifero y, al final, comparen sus anotaciones respectivas. Se necesitan diez vueltas como minimo para calcular el porcentaje medio de los éxitos. Ejercicio numero 8 de percepcién de monedas (solo o en grupo): el grupo se distribuye en parejas, que alternaran como emisores y como receptores. Retina doce monedas de diversos valores y sepa- telas en dos montones exactamente iguales. Prepare dos hojas de papel, dividiéndolas en doce partes. El emisor y el receptor se sen- taran de espaldas, con una de las hojas de papel y una pila de monedas, ante una mesa pequeiia situada frente a cada uno. E] emisor elige una moneda y la deposita en uno de los doce cuadrados. A continuacién, enfoca su atencién sobre ella, mientras su pareja «recibe» la imagen. El receptor intenta imitar el acto del emisor. Se continua asi hasta colocar las doce monedas y después se procede a la comparacién. Si mas de dos monedas han sido coloca- 86 das en la misma posicién sobre el papel, esto indica la existencia de un cierto grado de receptividad. Ejercicio nimero 9 de percepcidn de una persona a través de su nombre (en grupo): elija a uno de los componentes del grupo como director del mismo y, luego, procedan todos a los ejercicios de relajacién, hasta que se encuentren en estado receptivo. Diga al director que pronuncie en voz alta el nombre de una persona a la que conozca bien, pero desconocida para los dem4s miembros del grupo. Una vez que el director haya dicho el nombre de esa per- sona, el resto del grupo se concentraré sobre ella durante poco mas O menos un minuto. Transcurrido un minuto de concentracién, cada participante anotaré por escrito todas y cada una de las impresiones que haya recibido acerca del sujeto desconocido. Es preferible que cada uno redacte sus impresiones sobre el sujeto, en lugar de expo- nerlas en voz alta, ya que lo que dice cada uno tiende a influir sobre los otros. Fije un tiempo libre para anotar las impresiones. Dos minutos bastan. Al cabo de esos dos minutos, interviene ya la mente consciente. Cada participante leer4 sus notas en voz alta. El director del grupo comentara los detalles correctos y los que no lo son. Se cambia de director y se repite el ejercicio. Interesa que el director conozca muchos detalles personales sobre la persona cuyo nombre pronuncia, con objeto de que pueda afirmar la exactitud 0 no exac- titud de cualquier percepcién por parte de los participantes. Tam- bién es importante que los otros miembros del grupo no conozcan a la persona nombrada. De ese modo, lo que les venga en mente pro- cederé tan sélo de sus intuiciones y no se basar4 en un conocimiento previo. Ejercicio nimero 10 de percepcidn de los estados emocionales (en grupo): coloque dos sillas en el centro de la habitacién, una frente a otra, con bastante espacio entre ambas para que se sienten en ellas dos personas sin tocarse. Elija a uno de los miembros del grupo para que ocupe una de las sillas, con los ojos vendados. Los demas daran vueltas a su alrededor y, en un momento dado, uno de ellos se sentara silenciosamente en la otra silla. El receptor, con los ojos vendados, tender las manos, con las palmas hacia arriba. La otra persona colocard sus manos sobre las del receptor, con las palmas hacia abajo. El contacto debe ser minimo, unicamente lo suficiente para que el receptor perciba las vibraciones del otro. El receptor dice lo que «recibe» del otro. No importa el nombre de la persona que se encuentra alli sentada. Sdlo importan las sensaciones que 87 recibe de ella. Sin quitarse el vendaje de los ojos, el receptor co- mentara el estado emocional de la persona a la que esta «sintiendo». Por ejemplo, ¢la siente feliz, triste o deprimida? Una vez que el receptor ha expresado la sensacién que le causa su compafiero, cosa que ha de hacerse normalmente en poco mas 0 menos un minuto, Tetira el vendaje y pide a la persona «lefda» que comente la preci- sion de las impresiones que recibié el sujeto vendado. Vende por turno a todos los componentes del grupo, hasta que cada uno de ellos haya pasado por el papel de receptor. Psicometria Se llama psicometria a la capacidad de entrar en contacto con las vibraciones de una persona a través de los objetos que le pertene- cen. Todas las cosas que nos rodean absorben nuestras vibraciones: la ropa, las joyas, los muebles, por nombrar sdélo algunos. Cuanto mas apegado emocionalmente esté el propietario al objeto y cuanto mas tiempo lo haya posefdo, mas fuertes seran las vibraciones. La psicometria, es decir, la lectura a partir de un objeto, resulta parti- cularmente util cuando hay mas de una persona en la habitacién. «Sintiendo» o «leyendo» el objeto, se asegura uno de que se enfoca sobre el propietario del mismo y no sobre las impresiones proceden- tes de las demas personas presentes en la habitacién. La psicometria permite también «percibir» a una persona que no se halle presente, por la simple «lectura» de un objeto de su pertenencia. Ejercicio ntimero 1 de psicometria (en grupo): haga que cada participante, por separado, coloque en una bandeja una joya que haya llevado durante bastante tiempo. Cubra toda la coleccién. Es importante que cada pieza no tenga mas que un propietario, de manera que sdlo haya una serie de vibraciones. Como ocurre con las huellas dactilares, la presencia de mas de una serie embrollaria el problema. Cada uno de los participantes elegiré de la bandeja un objeto —naturalmente, no el suyo— para trabajar con él. Si alguien reconoce uno de ellos y sabe a quién pertenece, elegira sin decir nada otro de propietario desconocido. No trate de conjeturar quién es el duefio del objeto. Al contrario, elimine todo pensa- miento, tome el objeto en sus manos y deje vagabundear su men- te. Anote todas las intuiciones que le pasen por la cabeza. No corrija lo escrito. Fijese en cémo sostiene el objeto. Si lo sujeta con fuerza, quizas indique que el propietario est4 sometido a tensién. 88 Fijese también-en si-lo mantiene inmovil 0 lo mueve. Observe si le parece frio o caliente o si capta a partir de él una sensacién de color. Un reloj resulta un objeto excelente, puesto que posee partes mévi- les, y las vibraciones de éstas se captan con mayor rapidez que las de un objeto que no las tiene. Si alguno de los componentes del grupo no usa joyas, servird lo mismo una Ilave, una pluma o una cartera. Empiece a escribir sus impresiones sobre el objeto después de te- nerlo en la mano durante treinta segundos. Pongase un limite de dos minutos de escritura para cada uno de ellos. Transcurrido el tiempo fijado para esto, pida a cada miembro del grupo que se levante y muestre el objeto que eligi, leyendo después en voz alta sus impre- siones. Cuando termine, se levantara el propietario del objeto y comentara la precisién de las impresiones del «lector». Este ejerci- cio presenta posibilidades casi ilimitadas, ya que se pueden cambiar indefinidamente los objetos de la bandeja. Ejercicio niimero 2 de psicometria (en grupo): elija tres objetos planos, como una entrada de teatro, un recibo, una carta, una ficha, un billete de telesqui, una tarjeta comercial o una foto. Meta esos tres objetos en sobres iguales y marque cada sobre con un numero o una letra, de manera que sepa lo que contiene cada uno. Envuelva los objetos en un papel antes de guardarlos en sus sobres respecti- vos, a fin de que no sean discernibles a simple vista. Este ejercicio se propone captar algo sobre las circunstancias del objeto o sobre las personas relacionadas con él]. Entregue los sobres a los participan- tes, diciéndoles que dediquen alrededor de un minuto a cada uno. Cada persona ha de escribir lo que capta respecto de los tres sobres. Diga a los participantes que no intenten conjeturar lo que contienen. La identidad del objeto carece de importancia. Una vez que el grupo entero haya efectuado el ejercicio con los tres sobres, se leeran las impresiones de todos acerca del sobre numero uno. Al terminar, abralo y muestre su contenido. Repita el procedi- miento con el segundo y el tercer sobre. Este ejercicio no conoce otra limitacién que las impuestas por su imaginacién y el namero de sobres. Ejercicio ntimero 3 de psicometria (en grupo): este ejercicio es similar al nimero 2, aunque empleando objetos de mayor tamajfio: Uno de los componentes del grupo envolvera seis objetos en paque- tes separados y numerara los paquetes. Estos deben estar hechos de tal forma que no den ninguna indicacién sobre su contenido. La misma persona que los preparé los colocara sobre una mesa. Nadie 89 mas debe examinarlos, del modo que sea, antes del ejercicio. Los mimeros han de ser bastante grandes, y los paquetes se colocaran de tal forma que todos los miembros del grupo los vean claramente. Cada participante tomara un papel y un l4piz o una pluma y se sentara, tomdndose el tiempo necesario para acomodarse y rela- jarse hasta un estado de «no mente». Cuando estén preparados, elegiran en silencio uno de los paquetes, escribiran el numero co- trespondiente en la parte superior de la pagina y enfocardn la aten- cién sobre el paquete elegido, manteniéndola fija sobre él para percibir su contenido. Formulese preguntas en su interior: {Es pe- sado para su tamafio? {Se trata de algo metal? ;O de madera? {Tiene una forma simple o compleja? Después de cada pregunta, aga una pausa para permitir que la respuesta surja en su concien- cia. O bien, visualice una fina hebra saliendo al exterior desde su conciencia como el hilo de seda de una arafia, entrando en el pa- quete y conectandose al contenido como un cable eléctrico, para transmitir informacién a la mente del receptor. Anote en el papel todas y cada una de las impresiones que se le ocurran, como la forma, el material, el color, el uso o cualquier otra idea. Si lo prefiere, trace un dibujo, en lugar de describirlo con palabras. Cada persona realizara los ejercicios en la forma que le parezca mas facil. Cuanto mas facil le resulte el procedimiento, mAs relajado se sentira el receptor, permitiendo asi que la informaci6n fluya libremente. La tensién alza una barrera entre el sf interior y el si exterior. Con cuanta mayor facilidad se lleva a cabo el ejercicio, con mayor rapi- dez se desarrolla la facultad. Como variante, cada miembro del grupo puede contribuir con un objeto lo bastante pequefio como para caber en una caja de za- patos. La persona encargada de preparar los objetos se contentara entonces con meterlos en cajas de zapatos, cada una con su nimero correspondiente escrito en un lado. Esta variante presenta el interés suplementario de que cada uno descubra en qué caja se encuentra el objeto que le pertenece, basandose en las descripciones. Si esta usted seguro de en qué caja se encuentra el suyo, déjela de lado y concéntrese en otra. Como antes, se fijara un tiempo limite de dos minutos. Cuando se anuncie que ese tiempo ha terminado, todos pasaran su atencién a otra caja. Ejercicio numero 4 de psicometria (en grupo): el ejercicio de la lectura de notas le servira para responder a las cuestiones que le preocupan. Conviene empezar por una pregunta a la que se contes- 90 te con un si o un no. Cada participante recibir un papel idéntico, por ejemplo una hoja de un bloc de notas, y un lapiz y escribira una pregunta. Por ejemplo: «,Aceptaré el nuevo trabajo que me han ofrecido?» Doblaré el papel por la mitad, con la pregunta hacia adentro, y trazar4 en el exterior una sefial de identificacion. Dado que la persona que hace la pregunta debe ser la Gnica capaz de reconocer su papel, es preferible utilizar dibujos o simbolos, como una estrella o un sol, en lugar de iniciales. Después se meten todas las notas en un sombrero o en un taz6n y se mezclan bien. Cada participante eligé una, comprobando la marca de identificacién para asegurarse de que no le toca la misma que le pertenece. Mante- niendo la nota en la mano, y sin mirar la pregunta, tratara de sintonizar con la respuesta. Una vez que dice en voz alta cualquier impresién que haya recibido, leer4 la pregunta para ver hasta qué punto se aproximo a la respuesta. Una variante agradable consiste en hacer que el grupo se retina regularmente y formular preguntas que estaran ya contestadas a la semana siguiente. Por ejemplo, pregunte esta semana si le Ilamara Fulano. Cuando el grupo vuelva a reunirse la semana proxima, diga a la persona que le dio la res- puesta si acerté o no. Se trata de un ejercicio muy apreciado. Todos nos hacemos preguntas y necesitamos respuestas. Ejercicio ntimero 5 de percepcidn de obras pictéricas (en grupo o solo): prepare unas cuantas tarjetas postales, o pegue otros grabados en tarjetas de 7,5 por 12,5 cm. Meta cada una en un sobre y ciérrelos. Cada participante debe disponer de lapiz o pluma y papel para anotar sus impresiones. Haga que el grupo se someta a algtin procedimiento de relajacién y dele luego las instrucciones siguientes: «Tenéis cada uno un sobre cerrado con un grabado en su inte- rior. Manteniéndoos en estado de relajacién, de «no mente», cerrad los ojos y abrid vuestros sentidos interiores a las impresiones de la imagen. {Qué colores tiene? ;Qué emociones se asocian con ella? jEvoca algin olor, sonido, gusto u otras sensaciones? ;Qué os re- cuerda? ;Parece tener alguna historia? Poned por escrito vuestras impresiones. Si sentis el impulso de hacer garabatos o de escribir cualquier cosa, no os privéis de hacerlo. No vaciléis, seguid ade- lante. Cuando hayan transcurrido cinco minutos, os avisaré y po- dréis abrir los sobres.» Naturalmente, al principio, antes de proceder a la relajacién, debe explicar al grupo lo que van a hacer e invitar a sus componen- tes a formular cualquier pregunta que se les ocurra. Ser4 sdlo un recordatorio, cuando estan a punto de iniciar el ejercicio. 91 Encontraré una buena variacion de grabados en revistas, folletos y libros de arte, en tarjetas postales artisticas o de otro tipo, en los tebeos, en los folletos de propaganda y en manuales, boletines y libros de escaso precio. Las imagenes han de ser vividas y llamati- vas, con un gran impacto emocional. Selecciénelas también por su colorido fuera de lo corriente, por su enfoque nitido, su tema desu- sado o su simbolismo lleno de significacién. Han de ser relativa- mente sencillas y coherentes, con un maximo de cinco puntos foca- les (caracteristicas que atraigan la mirada) y referentes a un solo tema, con preferencia a la mezcla de varios temas. Considere tam- bién los gustos y los intereses de las personas que integran su grupo. Al preparar la coleccién, distribiyala en series formadas por imagenes lo mas distintas posible unas de otras. Si las imagenes que forman una serie son demasiado similares, los receptores se sentiran confusos y se hara dificil determinar la calidad de sus percepciones. Procure que cada serie varie con respecto al humor 0 estado emo- cional, el color, el tema (simbolismo, sexo y edad de la gente repre- sentada, etc.), la textura, la cualidad del trazo, la abstraccién, el periodo y los antecedentes del pintor, etcétera. Si realiza este ejercicio usted solo, pida a un amigo que meta los grabados en los sobres. Después de cinco minutos de ejercicios, cada miembro de! gru- Po, por turno, describiré las impresiones que ha captado y leera las Teacciones que anoté en su papel. Al terminar, se retira el grabado del sobre y se coloca donde todos puedan verlo a fin de discutir los resultados. El péndulo El péndulo sirve como instrumento para captar los mensajes del si interior, 0 subconsciente, sin interferencia de la mente cons- ciente. Puede utilizarse en solitario, para una exploracién de si mismo, o en compajfifa, para captar*respuestas a las preguntas de otros. En este ultimo caso, su subconsciente capta directamente lo que emite el subconsciente de la otra persona. Un péndulo se prepara sencillamente suspendiendo de un cordel un objeto puntiagudo y pesado. Lo mis facil es emplear un aguja. Enhébrela en el cordel y una los extremos de éste, con objeto de que queden iguales, con una longitud de unos treinta centimetros. Ahora necesita un «blanco» u objetivo. Sostenga la aguja colgando de una mano. La otra servira de objetivo. O bien, trace un circulo 92 en una hoja de papel y empléelo como tal objetivo. El péndulo sélo responde si o no a las preguntas. Por lo tanto, asegurese de que formula bien las cuestiones en que piensa, de modo que se contes- ten asi. Ejercicio nimero I con el péndulo (solo): sostenga el péndulo de 2.a5 cm de distancia del objetivo y «desee» que se detenga. Pronun- cie la palabra «parate», ya sea mentalmente o en voz alta, y enfoque la atencién sobre la detencién de la aguja. El quid de la cuestién est4 en concentrar la energia mental sobre la idea de que la aguja se pare. Y una vez que se haya parado, haga una pregunta sobre la que tenga la seguridad de que se puede responder con un si o con un no. Por ejemplo, si yo pregunto: «;Me llamo Enid Hoffman?», la res- puesta sera si. Mire la direccién en que se mueve la aguja en un caso semejante. Esa serd la direccién del si. Haga ahora otra pregunta cuya respuesta cierta sea no. La aguja debera moverse en el sentido opuesto. Asi determinara en qué direccion responde que si y en qué direccién responde que no. Efectie siempre estos ejercicios prelimi- nares cada vez que utilice el péndulo, ya que las direcciones del sf y del no pueden cambiar. A veces, advertira usted que su mano se mueve. Se debe a que la mente subconsciente pone en funciona- miento el cerebro para enviar impulsos eléctricos a la mano, a fin de mover el péndulo. El péndulo se limita a favorecer la conexién con lo que hay en su subconsciente. Su precision depende de usted. Por ejemplo, inte- rrogar al péndulo sobre un acontecimiento futuro equivale en reali- dad a interrogar al subconsciente sobre lo que uno desea que su- ceda. El péndulo no predice el futuro. Slo revela lo que el subcons- ciente quiere que sea el futuro. Constituye una buena técnica para descubrir lo que uno quiere de verdad, sobre todo en las situaciones cargadas emocionalmente. Asi, quiza usted piense conscientemente que sabe c6mo se va a producir un acontecimiento y, cuando pre- gunta al péndulo, éste indica lo opuesto de lo que pensaba. Esta discrepancia apunta a una zona de conflicto en su personalidad y, en ese caso, le convendria considerar las implicaciones de sostener dos puntos de vista opuestos. Ejercicio ntimero 2 con el péndulo (solo): prepare una lista de veinte preguntas sobre su vida diaria a las que se pueda responder con un sf o con un no. Anote sus respuestas conscientes a continua- cién de cada pregunta. Luego, utilice el péndulo. ;Coinciden las respuestas? Si no coinciden, prcure averiguar por qué. Conserve la 93 lista. Seguin se vayan presentando los acontecimientos, compruebe el resultado con su respuesta consciente y con la respuesta del pén- dulo. ¢Quién acerté en mayor proporcion, usted 0 el péndulo? Ejercicio nimero 3 con el péndulo (solo): otra area de informa- cién a la que el péndulo le ayudara a Ilegar son las impresiones psiquicas subliminales que su subconsciente capta de otras perso- nas. Aproveche una situaci6n en que sienta vagamente que no le estan contando la verdadera historia. Prepare una lista de preguntas Telativas a esa situacién que se contesten por si o por no, por ejem- plo: «;.X me conté todos los detalles sobre la situaci6n Y? ,X mintié conscientemente?» Anote bien las preguntas y las contestaciones del péndulo. Trate de descubrir el «trasfondo» de la cuestién y compare la verdad asi descubierta con las respuestas del péndulo. El péndulo puede ser un instrumento absorbente y fascinante, pero no olvide nunca que no es mas que eso: un instrumento para enfocar distintos niveles de la conciencia. A medida que su cons- ciente y su subconsciente actien juntos, terminar4 por prescindir del péndulo y obtener una respuesta basada psiquicamente cuando le formule una pregunta mental. Escritura automatica Lo mismo que el péndulo, la escritura automatica constituye un «automatismo», un medio de conseguir informacion de su sf inte- rior, sin intervencién de la mente consciente. Ahora bien, en lo que respecta a todo automatismo, hay que tomar ciertas precauciones y establecer ciertas reglas. Segiin la creencia popular, tales instrumentos estan controlados por entidades y fuerzas exteriores. No hay nada que apoye esta creencia. Ademas es peligrosa. En realidad, se trata de las instruc- ciones dadas por nuestro si interior para permitirnos el control de nuestro sistema nervioso. Cierto que otros seres, tanto vivos como desencarnados, pueden —y de hecho lo hacen— imponerse al sistema nervioso de las perso- nas que se prestan a ser controladas de este modo. Aun en los casos en que se llega a una relacién fructifera, en que personas carentes de todo talento artistico transcriben musica procedente de grandes compositores 0 pintan al estilo de los mejores artistas, casi siempre la situacién degenera, causando dificultades terribles y sembrando la confusién en la vida del «anfitrién». Ha venido usted a este 94 mundo para vivir su vida. Ha nacido, ha pasado por todos los pro- blemas del crecimiento hasta convertirse en adulto para cumplir sus propios propositos. Entregarlo todo a favor de los propésitos de otra persona supone una forma de suicidio. Y los grandes pintores y los grandes escritores suponen una excepcién. Por regla general, los seres parasitos que se apoderan de la persona que consiente semejante control son personajes de cate- goria muy baja, que no se preocupan demasiado del bienestar del dominado. Los seres superiores nunca se muestran tan desconside- rados como para invadir su espacio personal, privado. Por lo demas. tampoco usted se muestra muy considerado al invitarles a venir a usted. Recuerde que el libre albedrio es una ley natural. Los espi tus que la violan padecen las consecuencias en forma de confusion y de retraso en el proceso de su desarrollo. Los automatismos, entre ellos la escritura automatica, sdlo de- ben utilizarse para favorecer la comunicacion con el si interior. El si interior controla el sistema nervioso y, por consiguiente, controla el instrumento «automético» que esta utilizando. Si se entrena, su si interior le transmitira grandes cantidades de informacién. Puede ponerse .en contacto con las mentes de otras personas, incluidas aquellas que han muerto ya o que no se albergan actualmente en un cuerpo, y transmitirle lo que ellas desean comunicarle, hablando en su nombre. En la mayoria de los casos, empleard su propio vocabu- lario, puesto que las comunicaciones Ilegaran en forma de impresio- nes o ideas, que su si interior transcribira en palabras. Cuando se trata de automatismos, de cualquier automatismo, nunca hay que continuar mas alla de los limites razonables. No pretenda continuar practicando cuando esté cansado o haya perdido el control. No permita que su subconsciente se haga a la idea de que es él quien domina. Las instituciones mentales estan Ilenas de gente que dieron a sus mentes subconscientes el control total de sus vidas. Gufe siempre a su sf interior como un amo, dandole en cada sesién instrucciones claras y fijando sus limitaciones. La escritura automatica suele realizarse a lapiz o a pluma, pero, si es usted un buen mecandgrafo, puede emplear también la maqui- na de escribir. Siéntese ante la m4quina, o ante un bloc y un lapiz, y deje su mente en blanco. Relajese hasta entrar en un estado de «no mente» y permanezca asf, en actitud de espera. Al cabo de un corto intervalo, sus manos empezaran a escribir 0 a mecanografiar «auto- maticamente». No lea lo que sus manos escriben hasta que se deten- gan. Para «cebar la bomba», proponga a su si interior un tema sobre 95 el cual escribir, o formulele preguntas que sea capaz de contestar. Envie energia a la mano que escribe para que la consuma sobre el papel. Si la mecanografia o el lapiz le crean dificultades, debido a que la mente consciente rechaza el libre juego de sus manos en el estado de «no mente», tal vez le ayude el uso de una planchette. Planchette es una palabra francesa que significa tablilla, precisa- mente lo que es. Se trata de un trozo de contrachapado ligero, con tres pequefias clavijas que sirven de patas. Hay que cortar la madera en forma triangular y lijarla después. Uno de los lados del triangulo sera lo bastante ancho para apoyar ligeramente en él las puntas de los dedos. Los otros dos lados se unen en Angulo, que se apoya en la base de la palma. Redondee las esquinas y los bordes y fije las clavijas (de un tamaiio entre centimetro y medio y dos centimetros y medio de altura) en las tres esquinas. Por ultimo, haga una perfora- cidn en la tablilla lo bastante ancha para que pase a través de ella un lapiz de punta blanda y para que se mantenga firmemente en posi- cién vertical, con la punta apoyada en el papel que colocara debajo. Para utilizar la planchette, preparese como en el caso de la escri- tura automatica en general. Cierre los ojos y visualice el movimien- to de la tablilla a lo largo del papel, escribiendo de manera legible bajo el impulso de su sistema nervioso aut6nomo. La planchette desempefia el papel de las ruedas suplementarias en una bicicleta. Al principio, se necesitan o se desea su apoyo, pero pronto se supera esta necesidad. Igual que cuando se aprende a montar en bicicleta, hace falta paciencia para llegar hasta la mente subconsciente. Aunque no lo logre al principio, no abandone. Pro- ceda a una autoafirmaci6n diaria, asegurandose de que posee la capacidad de escribir automaticamente. Elija un momento tran- quilo, el mismo cada dia, y no deje que nada se interponga para hacerle faltar a la cita. Cinco minutos diarios suponen un buen comienzo. No se ponga nervioso. La preocupacién bloquea el flujo de la escritura. Ejercicio numero I de escritura automatica (solo): aislese du- rante quince minutos y siéntese ante la maquina de escribir o ante un bloc, con un lapiz en la mano, sosteniéndolo sin apretarlo. Deje su mente en blanco. Haga luego una afirmacién como la siguiente: «Quiero informaci6n sobre X...» (cualquier area de su vida que a su entender necesite atencién). Permanezca en silencio y espere. Cuan- do haya pasado unos minutos en estado de «no mente», le sorpren- dera comprobar que sus manos empiezan a escribir 0 a mecanogra- 96 fiar en respuesta a la peticion. La solicitud de informacién ayuda a enfocar el subconsciente. Trate de no leer lo que escribe hasta que sus manos se detengan. Sélo entonces revisara lo escrito y compro- bard si se relaciona o no con la peticion original. Hay personas particularmente dotadas para la escritura automa- tica, que consiguen ya un éxito espectacular la primera vez que prueban. A otras les lleva mucho tiempo desarrollar esta facultad, debido por regla general a un bloqueo mental que impide que las manos operen independientemente. Pintura automatica La pintura automatica es exactamente lo mismo que la escritura automatica, excepto que la mente inconsciente suscita expresiones artisticas no verbales, en lugar de escritura. Se recurre a ella con menos frecuencia que a la escritura automatica. Necesitara como material los articulos que necesita cualquier artista para el tipo de pintura o dibujo que va a intentar: apices, carboncillo, pluma y tinta, acuarelas, pinturas al aceite, pinceles, papel o cartulina, es decir, todos los utensilios y medios que se re- quieren. Distribuya el material sobre la mesa ante la que va a sentarse. Coloque la cartulina o el papel bien planos sobre la mesa, con los utensilios y los colores al alcance de la mano. Tome el pincel (0 cualquier otro utensilio) y apdyelo ligeramente sobre el papel. Pero antes espere a que su brazo se mueva en la direccién que él quiera, hacia el instrumento que se le ocurra utilizar. Permita que el brazo se mueva libremente y aguarde con paciencia a que su si interior responda a su solicitud. Para empezar, su objetivo debe ser muy especifico. Pida el di- sefio de un animal, por ejemplo, o de una flor, a fin de que su sf interior sdlo tenga que ocuparse de los detalles. Quiz4 prefiera mantener los ojos abiertos, para asegurarse de que la obra se realiza sobre el papel, y no sobre la mesa, en caso de que el papel se deslice. Tan pronto como haya Ilenado una hoja, retirela con la mano libre y deje al descubierto un papel en blanco. Ponga los medios para que a su si interior le resulte facil y comodo expresarse en respuesta a su deseo. Como en el caso de la escritura automatica, suspenda todo juicio hasta que haya terminado. 97 El tablero ouija La mayoria de la gente ha oido hablar por lo menos del tablero ouija. Se trata de un «juego» patentado, en el que se emplea una planchette para deletrear palabras y obtener informacién imposible de lograr por los medios normales. Puede comprarse uno o fabricar- selo usted mismo. Un vaso de vino puesto boca abajo funciona también como la planchette. Otro tipo de vaso serviria igual, pero suelen pesar dema- siado. El tablero debe ser liso, sin protuberancias ni obstrucciones, por ejemplo, un panel de fibra de madera o de madera pulimenta- da, o acaso un trozo de hule bien extendido 0 ajustado sobre una superficie. Sitée las letras del alfabeto, los nameros del uno al nueve y un «si» y un «no» formando circulo en torno al perimetro del tablero. Péguelos en su sitio o retirelos cada vez, juntandolos como se hace con una baraja para guardarla. Lo que le sea mas c6modo. Cuando tenga preparado el tablero, coloque el vaso boca abajo en el centro. Dos personas se sentaran una frente a otra y apoyaran ligeramente las puntas de los dedos sobre el vaso 0 la planchette. Se formula una pregunta, y el vaso empieza pronto a moverse hacia la serie de letras y de nimeros. EI movimiento del vaso lo origina el sistema nervioso de las dos personas que lo tocan. Por regla general, el si interior mas fuerte impone su control; el otro se limita a seguirlo sobre la marcha, proporcionando energia. En este caso, suele conseguirse en se- guida un deletreo claro. En cambio, si las dos personas compiten entre si para obtener el control, saldran palabras en apariencia sin sentido, puesto que el vaso se movera siguiendo a la una 0 a la otra. Las preguntas tontas reciben respuestas tontas; las preguntas incorrectas, respuestas incorrectas; las preguntas impropias, res- puestas impropias; las preguntas imposibles, respuestas sin nin- giin significado real. Al principio, la mayoria de las respuestas aparecen desvirtuadas. Si tiene verdadera necesidad de comuni- carle algo, su si interior encontrara el camino, con tablero o sin tablero. Si no necesita comunicarle nada especifico, todo esto se queda en un juego entretenido. Su si interior puede inventar para usted historias extraordinarias, divertirle y entretenerle para col- mar sus expectativas, incluso persuadirle de que esas historias son ciertas. 98 La mesa golpeadora La mesa golpeadora resulta mas espectacular que el resto de los automatismos aqui descritos por Ia sencilla raz6n de la cantidad de energia que requiere. Esta claro que no hay nadie capaz de «ama- fiar» conscientemente las cosas para que funcione. Reuna cuatro o mas amigos en torno a una mesa sélida. No im- porta el tamafio con tal de que dispongan de espacio suficiente para arrimarse todos a ella. Cada uno de los participantes apoyara ligera- mente las puntas de los dedos en el borde de la mesa, entrara en estado de «no mente» y esperara sin impacientarse, pero con expec- tacién, a que la energia pase de sus manos a la madera de la mesa, creando asi las circunstancias en que ésta puede moverse. Inicie cada sesi6n con un ejercicio intenso y sincero de protec- cién, ya que este tipo de actuaciones ejercen una atraccio6n muy fuerte. Determine siempre al principio de la sesién lo que se pro- pone especificamente en ella. La gente suele emplear este método para comunicarse con seres desencarnados, por ejemplo las perso- nas cuyos cuerpos fisicos han muerto. Especifique con qué clase de seres quiere comunicarse, pues, de otro modo, se presentaran per- sonajes indeseables que le causaran dificultades. Si necesita con urgencia alguna informacién procedente de una persona concreta, pida a esa persona que se comunique con usted y conteste a sus preguntas. Una necesidad humana real invoca los fenémenos psi- quicos con mayor fuerza que ninguna otra cosa. La comunicaci6n se limita practicamente a las preguntas que se responden por si o por no. Asegurese de fijar el cédigo antes de empezar. Por ejemplo, un golpe significa si, dos golpes significan no. Tal vez se propongan tan slo realizar una corta sesi6n aplicando sus energias combinadas para que la mesa se alce y se baje. Sin la menor duda, se trata de un fenémeno interesante. Pero en este sentido corresponde a la psicocinesis, de la que hablaremos en el capitulo siguiente. He aqui un ejemplo de lo arbitraria que puede ser cualquier clasificacin de las facultades psiquicas, que presentan muchas imbricaciones. Radiestesia La radiestesia se sirve de un instrumento, que se lleva en las manos como una prolongacién del sistema nervioso, para captar informacién sobre los campos sutiles de energia que nos rodean. 99 Todas las cosas tienen un aura, que es unica. Los objetos inanima- dos de la misma sustancia difieren sdlo, por lo general, en cuanto a su pureza, cantidad y movimiento. Dado que el cuerpo humano contiene todas las sustancias existentes en la tierra, nuestro si inte- rior est4 familiarizado con ellas. El si interior sabe también lo que falta y lo que se encuentra con exceso en nuestro cuerpo. La existencia de una verdadera necesidad supone un ingrediente importante en los fenémenos psiquicos. En cierta ocasién, en Ingla- terra se sometié a prueba a algunos radiestesistas de capacidades demostradas. Fallaron. Esto obedecié a que no habia una necesidad real, inicamente curiosidad cientifica y escepticismo. Cuando sin- tieron una necesidad real de encontrar lo que buscaban, su sf inte- tior se abrié paso como de costumbre. Trate a su si interior con respeto. Recuerde que si acta como si su sf interior no mereciese respeto, creeré que en efecto no lo me- Tece y respondera de acuerdo con esta creencia. Nunca ejercite una facultad psiquica a lo tonto, con frivolidad. La radiestesia tiene una larga historia. Algunos autores piensan que el ankh egipcio, o «cruz de la vida», que portaban los faraones era un utensilio de radiestesia. En el mundo entero se conoce la varita de zahori. En las culturas europeas, se hace usualmente con una rama verde en forma de Y, cortada de un avellano. Granjeros y padres de familia utilizaron este método durante siglos para encon- trar agua para su familia y sus animales. En China, se apela a la tadiestesia para determinar los lugares apropiados en que edificar factorias y escuelas y para otros usos especificos. Asi se ha venido haciendo sin interrupcién desde tiempos muy remotos. Casi todos los pafses actuales cuentan con una asociacién de radiestesistas. Yo misma soy miembro de la Sociedad Nortemeri- cana de Radiestesia. Se celebra una convencién anual en Danville, Vermont, en el mes de septiembre. He asistido a seis de ellas. Acogen muy bien a los principiantes, de manera que, si alguien se siente interesado, le conviene acudir y asistir a las clases para nove- les. Oira historias fascinantes contadas por los veteranos y le pon- dr4n al corriente sobre la investigacién cientifica en materia de radiestesia. Se puede también escribir para pedir informacién sobre el tema (American Society of Dowsers, Inc., Danville, Vermont, 05828, EE. UU.). Mi instrumento favorito de radiestesia es el péndulo. Le doy muchos y diversos usos. Gracias al péndulo, mi si interior me ad- vierte de las necesidades de mi cuerpo en vitaminas y minerales, de su condicién fisica y de otros detalles. Me dice lo que siente acerca 100 de mis planes y proyectos y todo lo que preciso saber. Sin su ayuda y cooperacién, lograria muy poco. Me revela detalles sobre el estado de Animo y los sentimientos de otras personas, sobre su salud fisica y sobre muchas cosas mas. He descrito con algin detalle la utilizacin del péndulo en mi libro Huna (Para Research, 1976). Hay otros libros de calidad sobre el uso del péndulo con propésitos fuera de lo comin, entre ellos los de Christopher Hills, Nuclear Evolution y Supersensonics. También son buenas las obras de William Finch, The Pendulum and Posses- sion, y de Max Freedom Long, Psychometric Analysis. Los radiestesistas se sirven también de otros instrumentos. Los mas comunes son la varita en forma de «Y», la varita en forma de «L» y el «flotadorm. La varita en forma de «Y» es la popular varita bifurcada, Ilama- da también la «vara de zahori» o la «vara de hechicero». Algunos radiestesistas consideran como las mejores las ramas de los Arboles frutales. Otros prefieren las de sauce o las de avellano. Cualquiera que sea su procedencia, ha de ser verde y recién cortada de un arbol vivo para cada labor de radiestesia. Como cortar una vara nueva cada vez da mucho trabajo, ciertos radiestesistas prefieren pegar dos trozos de tubo de plastico por uno de los extremos y tomar en sus manos los extremos libres, formando asi la horquilla. Otros transmiten una reaccién tan fuerte al instru- mento que suelen romperlo o estropean su trabajo, por lo cual em- plean una barrita de acero doblada en forma de «U». Cualquier forma o material que se adopte, se toma en cada mano uno de los dos extremos de la varita en forma de «Y». Las manos se colocan con las palmas hacia arriba y, por lo tanto, los pulgares hacia fuera. La punta de la «Y» se dirige hacia delante. Cuando el radiestesista pasa sobre una cierta cantidad de la sustan- cia que ha pedido a su subconsciente que localice, la punta de la vara es atraida hacia abajo. La varita en forma de «L» puede hacerse con dos trozos de alambre. Basta con cortar los ganchos de dos perchas de colgar la ropa, estirar los alambres y doblarlos para formar un angulo recto, a unos nueve centimetros de uno de los extremos. Para disminuir la incomodidad de su roce contra la piel, se mete esa especie de «mangos» en un tubo de cobre o de plastico, o incluso en un frasquito, de modo que puedan girar libremente. Sostenga las varillas con los extremos desnudos apuntando hacia delante, paralelas una a la otra y al suelo. Al pasar por encima del objetivo, las varillas se moveran. No importa que se muevan 0 no al 101 mismo tiempo, que se acerquen la una a Ia otra 0 que se separen. Si se ponen perpendiculares a la direccién en que avanza, eso significa que se encuentra usted inmediatamente encima del objetivo. EI flotador consta de un trozo de alambre rigido de 60 a 90 cm de largo, del extremo del cual cuelga un objeto redondo, como una pelota, por ejemplo. Sosténgalo frente a usted en posicién horizon- tal y avance despacio, sujetando el flotador con firmeza. Al aproxi- marse a su objetivo, el flotador se inclinara hacia él. Para entrenar a su si interior a comunicarse con usted a través de los instrumentos radiestésicos, coloque un objetivo en el suelo, un vaso Ileno de agua, por ejemplo. Al pasar sobre él, efectie cons- cientemente un ajuste minimo de la tensién de las manos, a fin de que se muevan las varillas. Hable con su si interior y digale lo que quiere que haga. Sin embargo, tal vez no sea necesario. Si capta alguna indicacién en un lugar diferente del que ocupa el vaso, exa- mine los cimientos para ver dénde se situan las cafierias del agua. Acaso haya debajo corrientes subterraneas. Puede que no necesite usted entrenamiento para captar ese tipo de cosas. 4Desea probar la eficacia de la radiestesia con un mapa? Tome un lapiz en una mano y un péndulo en la otra (0 una varilla pequefia en forma de «L»). Pidale a su si interior que mueva el péndulo en el sentido de las agujas del reloj si se acerca al objetivo, y en sentido contrario si se aleja de él. Apunte con el lapiz al mapa, empezando por la esquina superior izquierda y dirigiéndose hacia la derecha. Cuando el péndulo empiece a frenar para cambiar de direccién, de- tenga el movimiento del lapiz y marque el punto con una X. Conti- mie «barriendo» la pagina de izquierda a derecha, bajando un poco en cada barrido y poniendo. una marca cada vez que el péndulo cambie de direcci6n. Después, repita el proceso de arriba abajo, empezando por el margen izquierdo y siguiendo hasta el margen derecho. Cuando termine, examine el disefio que forman las X para determinar la localizacién del objetivo. La radiestesia puede servir para encontrar personas desapareci- das u objetos perdidos. También para localizar cafierias ocultas o alambres eléctricos, los que hay alrededor de su casa por ejemplo. Algunos radiestesistas actian primero sobre un mapa o un plano de la casa y luego comprueban sus hallazgos sobre el lugar para preci- sar mas el objetivo. El mapa sirve de esbozo. Henry Gross, el famoso radiestesista, localiz6é yacimientos de petrdleo y bolsas de agua en Texas sin abandonar su domicilio en el Maine. 102 Percepcién psiquica en las artes ocultas Entre las artes ocultas, se incluyen la quiromancia, la lectura de las cartas del tarot, la astrologia, la bola de cristal, la adivinacion [ Ching y la lectura de los posos del té. Todas estas artes se basan en una practica objetiva, que sirve de vehiculo para un proceso subje- tivo, psiquico. Lo mismo que para todas las demas practicas descritas en este libro, el primer requisito es la relajaci6n, con objeto de frenar el hemisferio izquierdo del cerebro, pensador, razonador, y de calmar los estados emocionales, para que el hemisferio derecho, el hemis- ferio intuitivo, permita establecer conexién con las percepciones Ppsiquicas. Por ejemplo, el quiromantico empieza por sostener o mirar las manos del cliente en un estado de relajacién, de calma, sin pensar nada sobre ellas ni planear lo que va a hacer. Asi entra en conexién con las necesidades del sujeto, a fin de que su lectura se ajuste a dichas necesidades. De ese modo, comienza por leer lo que reviste importancia para su cliente. Igualmente, en una lectura de tarot, un periodo preliminar mi- rando en silencio las cartas extendidas, sin ningin pensamiento 0 sentimiento personal, atraera los ojos del echador de cartas hacia los detalles y los temas mas importantes. Aqui s6lo estudiaremos con algun detalle dos de esas artes, el / Ching y la lectura de la bola de cristal. EII Ching El J Ching es un libro chino muy antiguo. Pertenece a la sabidu- Tia esotérica confucionista y taojsta. Su titulo significa «Libro de los Cambios» y se refiere a las pautas cambiantes de las influencias que intervienen en una situaci6n vital, ofreciendo consejos sobre el me- jor modo de afrontarlas. Entre las traducciones en lengua castellana destaca la de Judica Cordiglia, realizada directamente del chino (edicién publicada por Martinez Roca, Barcelona, 1984). Es un libro practico que permite consultar facilmente el famoso oraculo. De acuerdo con la sabiduria taoista, cada situacién depende de las diversas pautas de dos cualidades o energias basicas, el yang y el yin. El yang es basicamente creativo, positivo y afirmativo; el yin es basicamente negativo y receptivo. En el simbolismo del J Ching, el 103 yang se representa por una linea horizontal continua; el yin se re- presenta por una linea horizontal partida. Los simbolos basicos del { Ching son grupos de seis lineas, Ila- mados Kud. (Pronunciado «gua» por los chinos, el término suele traducirse por hexagrama.) Existen sesenta y cuatro Kud. Cada uno va acompafiado por una imagen tradicional y por su interpretaci6n. EI texto describe como aplicarlo a las diversas situaciones, con los seis estadios de su desarrollo y las variantes que se pueden presentar en cada caso. Enumera las opciones que se nos ofrecen en cada es- tadio del ciclo de desarrollo correspondiente a una situacién dada e indica siempre la eleccién mAs prudente. Para servirse del J Ching como de un ordculo, utilice monedas © tallos de milenrama. La milenrama es una planta silvestre co- min en todo el mundo. Por eso los chinos creyeron que se hallaba en contacto con las corrientes de cambio que prevalecen en el mundo. En el libro de Judica Cordiglia antes citado se incluyen las tres monedas chinas. Sin embargo, puede utilizarse otro tipo de monedas. Los numerdlogos de todo el mundo consideran los nimeros im- pares como yang 0 masculinos, puesto que no son divisibles por dos, y los nimeros pares como yin o femeninos, porque pueden dividirse por dos. Para consultar al oraculo con monedas, asigne el nimero tres a las caras y el nimero dos a las cruces. Agite tres monedas en el hueco de las manos y lancelas sobre una mesa o sobre el suelo. Sume el valor de las tres monedas. Por ejemplo, si le salen dos caras y una cruz, tendra ocho como resultado. Ese sera el valor de la linea inferior del hexagrama. Si obtiene un numero impar, sera una linea continua; si obtiene un numero par, seré una linea dividida. El seis y el nueve indican lineas cambiantes, es decir, en proceso de cambio de un valor a otro. Para el seis, escriba una x pequefia en el espacio abierto de la linea partida. Para el nueve, escriba una o pequefia en el centro de la linea continua. Lance las monedas seis veces para te- ner el hexagrama completo. En el citado libro figura el grafico donde se muestra el modo de encontrar cada hexagrama. El trigrama inferior (tres lineas) figura en la columna de la izquierda del grafico, y el trigrama superior, arriba de la p4gina. En el punto en que se cruzan la linea y la columna esta el hexagrama que se form6 al tirar las monedas. Cuando pase al texto para buscar el hexagrama que se ha for- mado, témese algun tiempo para profundizar su estado de relaja- cién, contemplativo, inducido en usted por la manipulacion de las monedas (0 de los tallos de milenrama, si ha aprendido el método 104 mas largo, mas ritualista). Lea el texto, sin apresurarse en sacar conclusiones. Si hay alguna linea de cambio, lea especialmente el texto que le corresponde. En esas areas, el desarrollo de la situacién es mas fluyente y, por lo tanto, mas susceptible a su influencia. Retenga por un momento las imagenes e ideas que acaba de leer, reflexionando sobre ellas lo mismo que se repasa un suefio al despertarse por la mafiana. Después, escriba el resultado del ord- culo con la mayor claridad posible. Para comprender el J Ching hay que formular las cuestiones muy claramente. Un método, practico con cualquier instrumento psfquico, consiste en exponer un deseo. {Qué quiere que suceda? Luego, interréguese acerca de la verdad que encierra. Lo que pida al ordculo es la verdad sobre lo que desea que suceda. A veces, las respuestas le daran que pensar. Otras seran tan obvias que le haran sonreir. En cualquier caso, el J Ching constituye una fuente genuina de sabiduria superior, que describe los princi- pios de la conducta prudente y cémo varian en la practica de una situaci6n a otra. En iltimo término, las respuestas no estan en el libro, sino en usted. El libro sirve solo para poner en marcha la sabiduria que hay en su interior y sacarla a la luz de la mente consciente. Todas las Tespuestas que necesita subyacen en su conciencia. El J Ching su- pone un camino efectivo para atraer esas respuestas a la superficie. La bola de cristal {Puede conjurar en su mente la imagen de un personaje con turbante, inclinado sobre una gran bola de cristal en una habita- cién en penumbra? Esa persona es capaz de proyectar imagenes desde su conciencia en el interior de la bola de cristal, de tal manera que se vean objetivamente, con los ojos fisicos. La mayo- ria de la gente no tiene siquiera idea de donde proceden esas imagenes y casi todo el mundo cree que son creadas por agentes externos a sus propias conciencias. Una muchacha amiga mia tenia de vez en cuando la extrafia experiencia de ver visiones en las grandes cristaleras de los escapa- rates cuando se acercaba a ellos desde ciertos angulos. Esas expe- Tiencias espontaneas e involuntarias, aunque sorprendentes, eran exactamente igual a mirar en una bola de cristal. Este tipo de videncia se lleva a cabo con diversos objetos, ade- mas de la bola de cristal (en la actualidad suelen fabricarse de 105 plastico), por ejemplo un trozo grande de metal, esmaltado de un negro brillante, o incluso un taz6n sin dibujos en el fondo y lleno de agua clara. Dichos objetos han de colocarse sobre terciopelo negro, que induce el fenémeno. Puede preparar su propio dispositivo o comprarlo. Pero antes de hacerlo, considere el hecho de que se trata de una facultad psiquica que requiere muchas horas de practica antes de obtener algin resultado. Si se descorazona facilmente, este tipo de viden- cia no le conviene. Lea la descripcién siguiente del modo en que se desarrolla y piense si tendr4 la paciencia de aceptar cada uno de los pequefios pasos que se precisan y la determinacién de conti- nuar hasta que sea capaz de ver verdaderamente una imagen en su instrumento de videncia. Empiece como de costumbre por utilizar las técnicas de respira- ci6n y relajaci6n, hasta que se sienta perfectamente comodo y rela- jado. Fije entonces los ojos en el instrumento, con la idea en la mente de que puede ver en sus profundidades. Enfoque la atencion en esas profundidades, sobrepasando la superficie. Requiere un trabajo tremendo. Por fin, la superficie desapareceré para usted y experimentara la vision en profundidad. Practique a diario y tenga paciencia para esperar la experiencia siguiente: la formacién ante sus ojos de nubes de vaho, movedizas y cambiantes. Parecen llenar el interior que ahora es usted capaz de ver. Después de muchas sesiones de practica, el vaho acaba por desaparecer, y el interior adquiere una gran profundidad y se vuelve intensamente oscuro. Cada sesién seguira la misma secuencia: vera primero la superficie, luego el interior, después formarse y ondear las nieblas, hasta que, por. ultimo, se desvanecen y dan paso a una profundidad y una os- curidad intensas. A partir de ese momento, tanto el instrumento como su facultad estan listos para las visiones. Tal vez necesite muchas sesiones siguiendo la secuencia que acabo de describir antes de que aparezca ninguna visién, pero, para el vidente determinado, paciente, acabardn por aparecer alguna vez: Y entonces, acabaran los esfuerzos gratuitos de sus dias de aprendizaje y podra conside- Trarse como un Vidente, con mayiscula. El saber que esta facultad le permitira ayudar a mucha gente, viendo en su favor lo que es invisible para ella, le servira de apoyo y reforzar4 su determinacién de convertirse en un vidente. También le proporcionaré un mejor conocimiento de si mismo y puede ser una actividad lena de significacién y muy meritoria. Conocida desde antiguo, hoy existen pocas personas interesadas en esta facultad, debido a que necesita un periodo de entrenamiento 106 muy arduo. Por consiguiente, si usted se decide, destacara tanto como una rana grande en un charco pequefio. Para fabricarse un dispositivo negro de videncia, tome un trozo de metal cuadrado o rectangular y pintelo con pintura negra muy brillante. Tenga cuidado de que no queden ondulaciones, grietas ni grumos en el acabado de la superficie. Mantenga su instrumento fuera del alcance de otras personas, a fin de que sdlo absorba sus radiaciones y se convierta en una prolon- gacién suya. Guardelo envuelto en terciopelo negro, para evitar que reciba radiaciones de color, a excepcion de las que emanan de su aura. Cuando practique, ponga siempre debajo del instrumento un pafio de terciopelo negro, tanto si se trata de una taza de cristal Ilena de agua, de una superficie negra y brillante o de una bola de cristal (o de plastico). Mientras no lo use, consérvelo en un lugar cerrado y oscuro. Una vez que sea usted capaz de ver imagenes, haga intervenir los demas sentidos para comprender lo que significan. Pueden ser imAgenes literales o simbdlicas y, a veces, tendra que preguntarse lo que son. En general, si la imagen aparece muy alejada, significa que se halla lejos en el tiempo, pasado o futuro. Si aparece cercana, esta cerca en el tiempo, pasado o futuro. Preguntese sin palabras qué quiere decir, y la respuesta surgir4 en su conciencia. Interrogue a su si interior sobre todo lo que le desconcierta y deje que le ayude a interpretar lo que esta viendo. {Qué quiere decir cuando se mueve hacia la izquierda? ;O hacia la derecha? Pregunteselo a si mismo. Cuando sea un experto en efectuar proyecciones espontaneas en su instrumento de videncia, empiece a hacer preguntas definidas sobre cuestiones especificas. Precognicién Estos ejercicios se hacen solo 0 acompajfiado. De esta ultima forma resultan mas divertidos. Cada uno estrenaré una libreta para esta practica y escribira todo cuanto le pase por la imaginacién durante la sesi6n, anotando también la fecha, la hora, el tiempo atmosférico y su estado de animo. Empiece cada sesién con su método favorito de relajacién. Sién- tese muy cédmodo, pensando que no intenta pronosticar, sino practi- car con su imaginacién para que se formen imagenes e ideas en su mente, sin esfuerzo ni tensién. Empiece por una cuenta atras, entrando en un estado de con- 107 ciencia mas relajado. Cuente de diez a uno. Imaginese que esta en una escalera automatica, bajando facilmente a las profundidades de su conciencia. Terminada la cuenta atrds, pida a su si interior que le presente un acontecimiento pasado de naturaleza impersonal, algo de interés periodistico de lo que haya tenido conocimiento en el pasado. Espere a que aparezca cualquier cosa. Advierta y observe con gran cuidado lo que es, cuando ocurrié y sus reacciones ante este recuerdo. Proceda a otra cuenta atras. Esta vez, digase que se esta mo- viendo hacia delante en lugar de hacerlo hacia atras y, mientras cuenta, imagine que se halla en equilibrio sobre una hoja que flota en el futuro. Si lo prefiere, imaginese sobre una alfombra magica. Lo que importa es que afirme claramente que quiere dirigirse a un tiempo futuro, un tiempo en que los acontecimientos no se hayan hecho atin objetivos. Al llegar a uno en la cuenta, afirme en silencio que se encuentra ya en el futuro y pida a su sf interior que le presente la imagen o idea de algiin acontecimiento. Espere pacien- temente, sin forzar, a que surja algo en su mente. Una vez que haya tomado nota y observado todas las cosas que aparecieron en su mente, abra los ojos y empiece a anotar la expe- riencia completa, tanto el recuerdo del pasado como el aconteci- miento futuro imaginado. Esto no significa otra cosa que una sesi6n de entrenamiento para la parte de usted mismo que posee la facul- tad latente de ponerse en contacto con los acontecimientos futuros. Sesiones frecuentes de practica desarrollaran esa facultad. Deje es- pacio en su libreta para hacer comentarios mas tarde sobre esta experiencia. Escuche a diario las noticias y tome nota de cualquier similitud que perciba. Si acostumbra a ver las noticias en la televi- sién, puede utilizar esto como un medio de comunicacién con su si interior. Al practicar la precognicién, imagine que ve a un locutor anunciando un acontecimiento importante y que contempla el re- portaje de ese acontecimiento en su pantalla interior. «Lecturas» exactas Habiendo desarrollado su receptividad gracias a los ejercicios que acabo de exponer, quizé desee ahora explorar su capacidad de hacer lecturas psiquicas sin apoyarse en ningiin instrumento, ni en ningiin otro soporte, de la clase que sea. Empleara para esto el repertorio de imagenes mentales que se ha creado para la interpretacién de sus suefios mientras desarrollaba 108 esa facultad psiquica especifica e incluso en sus experiencias cotidia- nas. Por ejemplo, cuando empecé a hacer lecturas psiquicas, las imagenes de calzado me revelaban multitud de cosas. Unos zapatos desgastados me hablaban de una persona que se movia mucho; unos zapatos pasados de moda se referian al sistema de creencias anti- cuado de su propietario. Si me venja la imagen de unos zapatos de hombre durante la lectura correspondiente a una mujer, eso signifi- caba para mi que dicha mujer se relacionaba generalmente con hombres. Los zapatos de nifio con referencia a un adulto me suge- rian la inmadurez, etc. Segan iba yo hablando, los zapatos me «ha- blaban» a su vez, moviéndose y cambiando. Unos pies que se libra- ban de unos zapatos demasiado estrechos para pasar a unas cémo- das sandalias denotaban una mayor libertad. Podian andar despacio o de prisa, ser nuevos 0 estar destrozados... Todas esas descripcio- nes me decjan algo sobre el sujeto. Un trébol de cuatro hojas sefiala buena suerte; un gato negro puede significar lo contrario. Si el trébol aparece a lo lejos y se va acercando a usted, tal vez se aproxima la buena suerte. Si el gato negro retrocede, se aleja la mala suerte. Establezca su serie particular de simbolos para instruir a su si interior. Muchos grupos cuentan con un sistema de simbolos fijos, como los representados por las cartas del tarot. También existen simbolos que forman parte de la experiencia humana universal, como un Arbol florido como representacién de la primavera, con todos sus significados simb6licos, o el color verde como representa- cidn del crecimiento y de la salud. Practicamos nuestras facultades psiquicas para recibir las peque- fias cosas que suelen escaparsenos. Realizamos los ejercicios, nd para convertirnos en peritos, sino para ejercitarnos. Sélo en los matices de la practica lograremos observar las diferencias ligerisi- mas y sutiles que separan el éxito del fracaso. Tales matices nos sirven de maestros. Gracias a la practica, aprendemos a distinguir entre la informacion cargada de valoraciones, personal, que llega a la mente consciente procedente de la mente programada y de la aculturaci6n, y la imagen impersonal y clara situada fuera de nosotros. Se nos ha ensefiado a clasificarlo todo como bueno 0 como malo, como acertado 0 como erréneo, como moral o inmoral, y la psiquis no toma en cuenta esas particularizaciones. Para la psiquis, lo que es, es. Se ha calificado a la psiquis de amoral, sin conceptos dualistas, libre de los usos de la opinién publica y las creencias, y s6lo buscando informacién en la psiquis vendra a nosotros el mundo exterior tal y «como es». 109 Al practicar, aprende usted a renunciar a su moral, sus valores, creencias, tradiciones y costumbres. Con la percepcién extrasenso- tial captara exclusivamente los hechos. Si les afiade sus prejuicios y sus creencias, los distorsionara y hard suyo lo que no es suyo. La psiquis puede hablar presentando dos ideas a la vez. Pondré un ejemplo sacado de mi propia experiencia. Daba clase a un grupo de alumnos sobre las facultades psiquicas y decidi hacerles una demos- tracién para ayudarles a aceptar la realidad de las mismas. Realicé una lectura «de pasada» sobre cada uno de ellos, segin se hallaban colocados, de izquierda a derecha del aula. Cuando Ilegué a uno de los estudiantes, le vi con los ojos de la mente bajando a toda veloci- dad por una pista de esqui muy dificultosa. Me dio la impresién de que carecfa practicamente de entrenamiento en ese deporte y de que iba tan de prisa que el panorama se convertia para él en una mancha borrosa. Describj la escena, y él admitié que, en efecto, poco tiempo atras habia hecho eso —es decir, bajar por una pista para esquiadores experimentados—, a pesar de que no poseia ape- nas experiencia en el esqui. Con gran timidez, reconocié que ibaa tanta velocidad que no vio nada en su camino. Por consiguiente, estaba segura de haber captado la informacién literal acerca de este sujeto. Sin embargo, sentia que aquella impresién significaba algo mas. Le pregunté si acostumbraba a seguir el mismo sistema en la vida, corriendo tras su objetivo sin dirigir una sola mirada a derecha o a izquierda, sin detenerse para «contemplar las margari- tas» o apreciar el mundo a su alrededor. Admitié que asi ocurria. Le sugeri que, un dia, en un campo en el que se lanzase demasiado rapidamente, su inexperiencia podria originarle alguna desdicha. En mi opinion, un paso mis lento y una practica mayor en todos los aspectos le proporcionaria una vida mas segura y mas produc- tiva. Yo habia captado, pues, la imagen de un incidente concreto y literal, pero que tenfa una significacién mayor, que iba mas all4 del acontecimiento en si. De hecho, mi psiquis tom6 aquella activi- dad particular del sujeto como el mejor ejemplo para ayudarle, convenciéndole al mismo tiempo de la realidad de la percepcién extrasensorial. Aquella misma tarde, continuando el recorrido de mis alumnos, me detuve junto a una chica y enfoqué mi atencién sobre ella, abriéndome a las impresiones que emanaban de su persona. Me llegé la imagen de una mano sosteniendo una pastilla. En la otra, tenia un vaso de agua. Percibj que la pastilla era de aspirina y asi se lo dije al describirle la imagen. Me mir6 sin expresion y sacudié la cabeza ne- gativamente. La estudiante sentada a mi derecha se eché a reir. 110 —Me esta captando usted a mi —dijo—. Llevo un rato con un dolor de cabeza terrible, deseando que alguien me traiga una aspi- rina y un vaso de agua. Su deseo era lo bastante intenso para interponerse entre la chica que me servia en aquel momento de sujeto y yo, forzandome a fijar mi atencién en ella. Un buen ejemplo de «desplazamiento», cosa que se da con frecuencia. En otra ocasién, tuve una experiencia de precognicion mientras me hallaba sentada en silencio en compaiiia de mi hijo, dispuesta a captar cualquier informacién que le fuese de utilidad. Al cabo de un momento de enfocar mi atencién sobre él, vaciando mi mente de todo lo demas, surgié en mi conciencia una secuencia rapida de acontecimientos. Le dije algo por este estilo: —Has puesto un anuncio para buscar un nuevo ocupante para tu casa. ,Estoy en lo cierto? Asintio. —vVeo que responderan tres personas al anuncio y, si sigues mi consejo, adjudicaras la habitacién a la tercera. Veo a la primera como un muchacho atractivo, extravertido y encantador. Te acon- sejo que le pidas referencias antes de aceptarlo, cosa que desearas hacer. Mi hijo protest6 diciendo que nunca le habia pedido referencias a nadie. Se sentia muy incdmodo ante la idea de exigirlas. —Veo encima de tu mesa un talonario de cheques en blanco. Esta bien a la vista —continué—. Los cheques estan firmados. ;Co- Trecto? Dijo que, en efecto, asf era. —vVeo que ese muchacho se apodera de un fajo de cheques en blanco, aunque no se servira de ellos hasta dentro de tres ajios. Entonces tendras dinero en el banco y los aprovecharé para dejarte sin nada. Aunque no quieras pedir referencias a ese joven, ;no crees que deberias guardar tus talonarios de cheques lejos de mira- das indiscretas? Acept6 este consejo materno. —Si le pides referencias a ese chico —conclui—, todo ira bien. La segunda persona no querra la habitacion, y la tercera sera una mujer, una maestra 0 algo por el estilo, una chica muy agradable. Estaras encantado de que entre a formar parte del grupo que vive en tu casa. : Mi hijo decidié seguir mi sugerencia. Un joven muy simpatico y bien parecido acudié para solicitar la habitaci6n. Cuando le pidié referencias, le dio animadamente dos y dijo que llamaria para cono- 111 cer su decision. El primer nimero de teléfono correspondia a un restaurante. El propietario afirmé que si, que el muchacho iba a su establecimiento con frecuencia para tomar café, pero que no le conocia personalmente. La mujer que respondié al segundo nimero ni siquiera habia oido hablar de él. Y desde luego, él nunca Ilamé para saber si le admitian 0 no. EI segundo solicitante cambié de opinion, y el tercero fue una encantadora profesora de arte, que se instalé en la casa y aporté mucho al grupo que la compartia. El punto que quiero dejar sentado con esta historia es que, cuando trate usted de obtener informacién psiquica, debe conside- rar el mensaje, no la fuente de que procede. La informacién que tuve la fortuna de darle a mi hijo significé un buen consejo, sin que importase de dénde venfa. No tenga miedo de las manifestaciones psiquicas, no desprecie al borracho que farfulla palabras de adver- tencia, sin saber, por lo demas, lo que esta diciendo. Apliquele los mismos criterios que aplicaria al consejo recibido de cualquier otra procedencia. Juzgue basdndose en su calidad y su contenido, no en la autoridad o el prestigio de su fuente. Ejercicio numero 1 de lectura psiquica (dos personas): una lec- tura precisa de dos personas: el lector y el sujeto que va a ser leido. El sujeto debe relajarse, escuchar atentamente, tomar notas en un bloc y conservarlas para futuras referencias. El lector estaré cé- modo y relajado, en un claro estado de «no mente», como ya se practicé en relacion con otras facultades, y permitiré que las image- nes y las ideas afluyan libremente a su conciencia. La atencidn no se enfoca sobre nada. A medida que el material va entrando en su conciencia, expréselo en voz alta, a fin de asegurar un flujo conti- puo. Limitese a divagar sobre cualquier cosa que se le ocurra, si- guiendo el pensamiento actual y dejando desvanecerse cualquier otro que haya tenido previamente. Al describir lo que hay en su conciencia, diga también lo que significa para usted, qué sentimien- tos lo acompafian, y todas sus demas reacciones. Descubrira que una idea o una imagen se mantienen hasta que las ha expresado tan completamente como le sea posible. Al principio, las imagenes seran semejantes a las que se ven en suefios, y tendra que intentar interpretarlas como si estuviera so- fiando, sin tomarlas como datos literales. Tendra que aceptar el dar una gran cantidad de informacion incorrecta. Pero entre el flujo de im4genes habra algunas pepitas de oro que le alentaran. Con el tiempo y la practica, llegaran a predominar, las imagenes se volve- 112 ran mas definidas, y su interpretacién acudira a su mente y saldra de su boca con mayor libertad y conviccién. Las primeras veces sélo debe actuar como lector durante unos minutos. Uno se cansa facilmente cuando esta desarrollando una facultad nueva. Deténgase tan pronto como empiece a sentirse abu- trido, frustrado, inseguro o cansado, y estudie el material que acaba de expresar. Los «aciertos» o casi aciertos le animaran, claro esta, y a menudo aprendera mucho de sus errores. Al recordar las image- nes y los simbolos, fijese en qué sentido los interpreté mal. Asi aumentara su comprensién del lenguaje simbélico de su si interior. Invierta los papeles y haga que su pareja le lea a usted, mientras que usted anota la informacion. Repitanlo varias veces, si quieren, pero no se excedan. Es comin entre los estudiantes excitarse y con- tinuar el nuevo ejercicio mas alla de los limites razonables. Llamamos preconsciente a los contenidos de la conciencia que no llegan al nivel superior de la misma, pero que son facilmente asequibles. Llamamos inconsciente a lo que este nivel superior blo- quea. Los lectores psiquicos captan con frecuencia el material blo- queado por el consciente de sus clientes, con lo que les ayudan a conocerlo. Esto se consigue mediante el mismo conocimiento in- terno con que percibimos lo que brota de nuestra conciencia, ex- cepto que ahora enfocamos la atencién sobre la conciencia de la otra persona, donde subyacen sus imagenes y los sentimientos aso- ciados con ellas. La tarea del lector consiste en verlos claramente como son, no a través de los conceptos y creencias que Ilenan su propia conciencia. Convertirse en vehiculo de la informacion pura requiere mucha disciplina y dedicacion. Para evitar que degenere en una excursion a su propio ego, debe usted practicar la claridad del estado de «no mente». Y para evitar que degenere en una excursion del ego de algun otro ser, como en los casos de posesién y en diversas formas de la relacion mediimnica, ha de dar usted los pasos que describi- mos con anterioridad para protegerse, tanto a si mismo como a su cliente y al espacio en que ambos trabajan. Rodee la habitacion de luz blanca y pida interiormente protecci6n y guia. Recuerde que los ejercicios de este capitulo estan destinados a desarrollar sus facultades perceptivas. Hay que realizarlos en forma relajada. Tratar de forzar el éxito en cualquier area que sea blo- queara el flujo de las percepciones. Ahora que ya ha Ilevado a cabo los ejercicios para desarrollar las facultades perceptivas, pase al capitulo siguiente y a los ejercicios sobre las facultades proyectivas. 113 if Entrenamiento de las facultades proyectivas La proyeccién, lo mismo que la percepcidn, exige una mente y un cuerpo despejados y relajados. La percepcién se propone tomar conciencia de lo que viene a nosotros. La proyeccién se propone tomar conciencia de lo que emitimos. La proyeccion consiste sim- plemente en la practica de dar una forma clara a un pensamiento, infundirle una energia adecuada y abandonarlo a continuacién. El éxito de la proyeccién depende de dos pasos clave. En primer lugar, la conformacién del pensamiento. Hay que saber de modo claro y preciso lo que se quiere proyectar. E] segundo paso critico es el abandono. Una vez conformado el pensamiento, infundiéndole energia, tiene que abandonarlo para que pase a su ser subcons- ciente. Como si olvidara que lo ha tenido alguna vez. Octipese de cualquier otra cosa. A veces pensaré usted que lo ha abandonado ya y no sucedera nada. Cuando asi ocurre, se debe a que el pensa- miento est4 siendo retenido en el nivel subconsciente, aunque en el nivel consciente lo haya liberado ya. La proyeccién de un pensa- miento sigue el principio del boomerang. Lo lanza y, al cabo de un rato, regresa. Pero el boomerang no puede volver si no se le suelta primero. Ya esta usted proyectando, se dé cuenta o no de ello. Todos lo hacemos. Eche una mirada critica a su alrededor. Lo que ve es el resultado de sus proyecciones. Los pensamientos son cosas. Antes de la creacién de un articulo, viene la idea o el pensamiento de ese articulo. Similarmente, antes de cualquier acontecimiento o circuns- tancia, alguien piensa en ellos como una situacién probable. Y se convierte en realidad el acontecimiento o la circunstancia en que se ha infundido mayor poder mental. Tomar conciencia de lo que se piensa y de lo que se siente cambia el mundo exterior. Puede usted 114 delinear las circunstancias de su vida concibiendo conscientemente la forma de sus pensamientos y la intensidad que les acompafiara cuando los envie al exterior. Recuerde siempre, en el desarrollo de las facultades proyectivas, que todo cuanto proyecte al exterior se teflejara en lo que le rodea. Los designios destructivos provocan la destruccién de su creador. Los designios constructivos dan como resultado un medio ambiente personal armonioso. Con frecuencia nos atraemos lo mismo que tememos. Si creamos un cuadro claro de la cosa que tememos, reforzando la pintura al imaginar repetidamente el acontecimiento temido e infundiéndole la fuerza de nuestros sentimientos, aquello que tememos acabara por ocurrir. Creamos nuestros propios desastres. ,No ha deseado nunca que lo que temia sucediera de una vez, para que asi terminase el suspenso de la espera? El si interior captara ese mensaje y lo cumplira lo mas pronto posible para eliminar su incomodidad. Piense en alguien que tema perder a su marido o a su mujer. Se trata obviamente de una persona celosa. Observe su conducta. Da la impresi6n de que actia para que se produzca esa pérdida y, en efecto, asi lo hace, aunque no lo piense a nivel consciente. Como no soportamos mucho tiempo el suspenso de una prueba inminente, nuestro si interior interviene para aportar una solucién. Entonces exclamamos: «jYa te dije que ocurriria!». Y la pérdida disipara el miedo a la pérdida. Obtendra usted lo que espera. Actie y aprenda observando lo que sucede como resultado de sus acciones. ;Ha conseguido el efecto deseado? En caso negativo, revise sus expectativas, pres- tando una atencion particular a las del subconsciente, que acaso no coincidan con las conscientes. E inténtelo de nuevo. Varie el proce- dimiento hasta lograr el efecto deseado. Al desarrollar las facultades proyectivas, nos proponemos me- jorar nuestra vida, crearnos un ambiente mejor. Trabajar dura- mente hasta alcanzar el dominio de las facultades proyectivas s6lo para alardear de ellas o para demostrar algo ins6lito supone una pérdida de tiempo. Concentre sus esfuerzos en proyecciones ren- tables desde el punto de vista practico. Asi le seran absolutamente beneficiosas. Emisi6n telepatica En la telepatia intervienen tanto la percepcién como la proyec- cién, por lo cual se precisa un receptor y un emisor. Algunas 11S personas dan mejor resultado como receptores, otras como emiso- res. Con la practica, acabara usted por realizar bien ambas funcio- nes. Ejercicio nimero I de emisién telepdtica (con otra persona): piense en alguien que desee que le lame. Recuerde que esto no debe causar ninguna incomodidad ni resultar costoso para el recep- tor. Al principio, escoja a alguien que haya probabilidades de que le llame, alguien que encontrara una excusa facil para hacerle una llamada. Escriba el nombre de esa persona en un papel. Cierre los ojos, recuéstese en el asiento y relajese. Imagine una escena en que participe esa persona. Si conoce usted el lugar preciso en que se encuentra, por ejemplo su oficina o su casa, visualice ese ambiente. Si no conoce el ambiente exacto, visualice sdlo a la persona, de- jando que los detalles formen un telén de fondo indistinto. Observe la cara de la persona. Vea cémo su mirada se ilumina con la inspira- cién y cémo se dirige hacia el teléfono. Como su dedo marca su numero y cémo sostiene el auricular junto al oido. Haga que cada secuencia sea clara y concisa. Vea a su amigo sonriente y diciendo la palabra «oiga». Y a usted mismo levantando el auricular y respon- diendo. Si eso le ayuda, describa la secuencia por escrito antes de cerrar los ojos para visualizarla. No pase mas alla de cinco minutos concentrandose sobre ella, y deje después que la escena salga de su conciencia. Si por la raz6n que sea, no consigue la llamada en un plazo razonable, llame a su amigo. Cabe en lo posible que captase el mensaje y no lo pusiera en practica. Preguntele si pens en usted en algiin momento de ese dfa. Si dice que si, pregintele cuando y qué pens6. Si se acord6 de usted en el momento en que estaba proyec- tando en su direccién, y si pens6 que deberia llamarle, ha triunfado en su intento. Si no pensé en usted, elija a otra persona en quien concentrarse y repita el ejercicio. Ejercicio niimero 2 de emisién telepdtica (en grupo): para este ejercicio tan sencillo del «picor en el cuello», elija como sujeto a una de las personas que se encuentren en la misma habitacién que usted, pero no se lo diga. Aproveche la ocasién de asistir a una fiesta y escoja a una persona extrafia. Todo lo que tiene que hacer es concentrarse sobre una imagen clara de esa persona rascandose el cuello ligera y distraidamente. Puede visualizar una pluma cosqui- lleandole en ese punto. Si su proyeccién tiene éxito, el sujeto se rascara en el lugar exacto. Dado que no tiene eleccién, su si interior se encargara de que obedezca las instrucciones. Su mente conscien- 116 te tal vez no llegue nunca a darse cuenta de lo que sucede. Natural- mente, no le propondra nada perjudicial, ya que eso podria interfe- rir. Intente de nuevo el ejercicio con otro sujeto. Pase luego a proyectar un «tirén de la barba». Varie el ejercicio eligiendo otras partes de su cuerpo para que el sujeto se lleve las manos a ellas. Ejercicio nimero 3 de emisidn telepdtica (con otra persona): puesto que las emociones son mas faciles de percibir que los pensa- mientos, de ahi se deduce que seran también ms faciles de transmi- tir. El sentimiento constituye una fuerza que colorea e influye sobre todas las formas. Los sentimientos buscan siempre expresarse en una existencia concreta. Utilice esta necesidad natural para transmi- tir a una persona querida un sentimiento especifico, sin darle forma. El aliento, el entusiasmo, la simpatia, la compasion, la alegria, el optimismo, el amor, la consideracion, la autoestima y la esperanza figuran entre los que puede tomar en cuenta. Después de elegir al sujeto, seleccione el sentimiento definido que va a transmitir. Cie- tre los ojos. Imaginese al sujeto y pintese el vinculo que les une como un cordén. Ahora imagine claramente el sentimiento que esta usted proyectando como una ondulaci6n en el cordén. Lo mismo que una ola viajando sobre el océano, el cordén se ondulara en Tespuesta al sentimiento que se transmite por él. Elija a personas que, a su entender, necesitan un aporte de armonia. Envieles el sentimiento apropiado. Sin embargo, acepte que rechacen ese senti- miento, si asi lo desean. Le est permitido emitir, pero no forzar a nadie para que lo reciba. Sabe que su proyeccién no les perjudicara. De todas maneras, mantenga su potencial de hacer el bien mientras dicha proyeccién se dirige hacia el sujeto al que la destina. Anote el momento en que la realiza y, mas tarde, pregunte al sujeto si tuvo el sentimiento de la emocién que le transmitié. Hay personas que no observan sus estados emocionales. Por consiguiente, tal vez no lle- guen a darse cuenta de que sus sentimientos le estaban siendo trans- mitidos por otro. No se desanime. Limitese a buscar otro sujeto y pruebe de nuevo. Practique este ejercicio con tanta frecuencia como guste. Ejercicio nimero 4 de emisién telepatica (con otra persona): elija a un amigo para que le sirva de receptor y fije un momento que les convenga a los dos. Antes de que llegue ese momento, retina cinco grabados que le parezcan apropiados para el ejercicio. Cada uno debe evocar en usted sentimientos especificos. No seleccione nin- guno que le deje indiferente. Escoja uno de los cinco para empezar 117 con él el ejercicio. Pida al receptor que se siente tranquilamente, con la mente tan vacfa como le sea posible. Esa persona debe estar en otra habitacién, otro edificio o incluso en otra ciudad. Enfoque su atencién sobre el grabado que ha elegido. Mire la forma, las lineas, los detalles. Observe los colores e incorpérelos a su imagen mental. Concéntrese en lo que significa para usted el grabado y lo que podria significar para el receptor. Concéntrese luego en los sentimientos que suscita en su interior. Mientras emite estos senti- mientos, pensamientos e imagenes, el receptor permaneceré en si- lencio, aceptando todo lo que le envia usted. Digale que anote por escrito todas las percepciones que capte, sin importar lo extrafias que le parezcan. Emita sdlo durante diez minutos y advierta a su compafiero que escriba también durante diez minutos. Convierta el ejercicio en un juego y diviértanse con él. Rednanse después y comparen lo que escribié el receptor con los pensamientos que traté usted de enviarle y con el grabado en si. Intente correlacionar las impresiones de él con sus pensamientos. Por ejemplo, el receptor pudo anotar la palabra platano mientras usted proyectaba mental- mente el color amarillo. Sencillamente, asocié el amarillo con los platanos y creyé que le proyectaban la imagen de esta fruta y no el color amarillo. Trabaje durante algun tiempo con el mismo recep- tor. A veces, se necesitan varios ensayos antes de establecer una relacién psiquica con una persona determinada. Poco a poco, empe- zara usted a entender su «taquigrafia mental», y ella empezara a entender la de usted. Y esto mejorar con la practica. Ejercicio nimero 5 de emisién telepdtica (solo o en grupo): cada color tiene una frecuencia de vibracién particular y una temperatura especifica, que depende de esa frecuencia de vibracién. Ambas cua- lidades hacen que los colores sean faciles de transmitir y de percibir. Elija un color determinado para transmitirlo. Visualice el color. Imaginese rodeado de ese color y rodee también con él al sujeto. Seleccione mentalmente objetos que tengan ese color por natura- leza y visualicelos. Pida a sus receptores que anoten por escrito sus percepciones. Dedique sélo dos minutos a cada ejercicio y pase a otro color. Compruebe los resultados de cada color. Comprobando después de cada ensayo, aprendera a captar mejor las ligeras dife- Tencias entre los colores que, de otro modo, podrian despreciar. Las percepciones tienen mas fuerza al principio de cada ensayo. En ese instante, el emisor esta descansando, y los sujetos son mas recepti- vos. Conceder mas tiempo a cada color no aporta necesariamente mas probabilidades de éxito. De hecho, cuanto més tiempo se de- 118 dica a un color, ms facil seré que los resultados estén por debajo de un nivel satisfactorio. El transcurso del tiempo tiende a hacer dismi- nuir el éxito, porque se interfiere la mente consciente, tanto la del emisor como la del receptor. Practique estos ejercicios con distintos receptores, para ver si transmite usted de manera constante o tnica- mente con uno o dos receptores determinados. Ejercicio nimero 6 de emisién telepdtica (solo o en grupo): quite los reyes, las reinas, los valets y los comodines de una baraja de poquer, dejando cuarenta cartas. La persona que elija como recep- tor se sentara ante una mesa, provista de lapiz y papel. Baraje las cartas y separe una. Estidiela y envie su imagen al receptor. Este anotara en el papel su opinion sobre la carta de que se trata. Com- prueben los resultados después de cada ensayo. Si después de tres ensayos, todavia no ha acertado, cambie la carta que estaba proyec- tando. Si intentara hacerlo con veinte cartas seguidas, por ejemplo, antes de comprobar los resultados, al final no tendria idea de cuales fueron los pensamientos proyectados que funcionaron y cuales no. Repita el ejercicio, pero sdlo mientras se sienta verdaderamente interesado. El aburrimiento desembocara en una puntuacién nega- tiva. Tal vez prefiera empezar por transmitir sdlo el color de la carta, rojo o negro. Cuando obtenga ya resultados satisfactorios, pase a transmitir el mimero, ademas del color. Por ultimo, proyecte también el palo. Realice el ejercicio veinte veces, con objeto de conseguir resultados validos desde el punto de vista estadistico. Este ejercicio en particular tiende a no retener la atencion durante mu- cho tiempo. Por lo tanto, tan pronto como se canse de él, deténgase y pase a otro. Puede recomenzarlo mis tarde. Ejercicio numero 7 de emisidn telepdtica (con otra persona o en grupo): este ejercicio es una repeticin del numero 6, con la unica excepcién de que se emplean cartas especialmente disefiadas para la percepcidén extrasensorial. Hay dos tipos de barajas. Una de ellas esta impresa en blanco y negro y consta de veinticinco cartas, distri- buidas en cinco series, cada una con uno de los simbolos siguientes: una estrella, un cuadrado, unas lineas onduladas, un circulo y un triangulo. La segunda baraja tiene también veinticinco cartas distri- buidas en cinco series, sélo que con colores en lugar de simbolos. Ambas barajas se venden junto con libros donde se exponen las instrucciones para usarlas. Los ejercicios incluidos en ellos coinci- den con los de emisién y recepcién que hemos descrito aqui. Si no quiere usted comprar esas cartas, 0 no las hay en el lugar en que 119 vive, preparelas usted mismo. Hagase con algunas muestras de pin- turas en una tienda especializada y pegue cinco de cinco colores distintos sobre tarjetas, o bien dibuje cfrculos en estas ultimas y rellénelos con los cinco colores, cinco tarjetas con cada uno. Asegu- rese de que usa colores claros, vibrantes. Cuanto mas fuerte sea el color, mas facil ser transmitirlo y captarlo. Para preparar la baraja de simbolos, tome veinticinco tarjetas y un rotulador y repita cada simbolo cinco veces, como ya explicamos anteriormente. Ejercicio nimero 8 de emisidn telepdtica (con los hijos): si tiene usted hijos, puede utilizar la «emisién telepatica» para enviarles un mensaje. Recurra a la telepatia cuando no disponga de otros medios de comunicacién o cuando le dé la impresion de que éstos no funcio- nan bien. Los hijos suelen ignorar nuestros consejos, pero pueden dejarse influir por los mensajes silenciosos. Hable a la mente de su hijo exactamente de la misma manera que le habla con palabras. Elija una hora tranquila de la noche, cuando esté dormido, y limitese a Tepetir mentalmente su mensaje, dirigiéndoselo varias noches se- guidas. Si es necesario que el chico esté en casa, o llega la hora de la cena y no hay manera de comunicarse con él por teléfono, enviele una llamada mental para que vuelva. A veces da resultados asom- brosos. En ocasiones, al terminar el dia, lamentamos ciertas escenas entre nosotros y nuestros hijos y deseariamos remediar sus conse- cuencias negativas. Siéntese en silencio, en un momento en que el chico esté ya dormido, y emita lo que siente en direccién de su mente. Pidale que le perdone o enviele pensamientos tranquilizado- tes sobre la seguridad de su carifio. O acaso prefiera entrar en su dormitorio y contemplar el rostro del chico dormido, mientras le transmite sus mensajes carifiosos y tranquilizadores. El doctor Berthold Schwarz, de Montclair, Nueva Jersey, inves- tigd las relaciones telepaticas entre padres e hijos y publicé los resultados en su libro Parent-Child Telepathy. Encontré que con frecuencia los nifios expresan los temores inexpresados de sus pa- dres, captados por percepcién extrasensorial. El doctor Schwarz cree que los padres comunican a los hijos lo que tienen en la mente inconsciente en tanto grado, si no mas, que lo que tienen en la mente consciente. Descubrié que los nifios pueden verse inmersos en los temores de sus padres, bombardeados por ellos, a causa de su extrema sensibilidad, hasta terminar por expresarlos. El doctor 120 Schwarz afirma que los nifios de tres a siete afios son particular- mente sensibles a la percepcién extrasensorial, y reproducen los pensamientos no expresados de sus padres, con independencia de lo que éstos digan en voz alta. Las comunicaciones sin palabras pesan a veces mas que los mensajes verbales. Experimentos de grupo Cuando yo era pequefia, entre mis juegos favoritos se incluia el de «frio 0 caliente». En este juego, al que le tocaba adivinar salia de la habitacién y, entre todos los demAs, decidiamos qué objeto ten- dria que encontrar. Luego, le llamabamos para que volviese y em- pezase la busqueda. Los demas canturreabamos «caliente» cuando se acercaba al objeto, y «frio» cuando se alejaba de él. De este modo le ibamos dirigiendo, casi siempre con eficacia, hasta que localizaba el objeto elegido. Nos turnabamos en el papel de «busca- dor» y, en general, él juego suscitaba gran diversiOn y algarabia. Cuando tenja veintitantos afios, entre tres amigos y yo ideamos una variante de este antiguo juego de salén. Le llamamos «biscalo, encuéntralo y hazlo». También ahora nos turndbamos como emiso- res y receptores, buscando lo que «queria» cada uno que hiciésemos y perfeccionando nuestras facultades tanto en un sentido como en otro. Mientras el receptor se mantenjia en un lugar en el que no alcan- zara a Oirnos, trazabamos un plan para dirigirlo desde el centro de la habitacién, paso a paso, hacia un objeto determinado, obligarle a tomar ese objeto y a hacer con é] algo determinado, también paso por paso. Los emisores empleaban tres cualidades en este experimento, las necesarias para «ordenar» al receptor que siguiera las indicacio- nes telepticas, mantener una imagen clara del préximo paso que debia realizar y desear que el experimento se llevase a cabo con éxito. Aprendimos que el grupo tenfa que actuar al unisono, con el mismo deseo de que el experimento diera resultado. De hecho, gracias a una experiencia desastrosa, nos enteramos de lo que podia sucederle a un individuo si, mientras se hallaba abierto a la influen- cia de los demas, se veia sometido a voluntades opuestas. - Después de algunas semanas de practica, estabamos acercando- nos a conseguir resultados inmediatos. En tanto que Margaret per- manecia fuera de la habitacion, surgié el tema de cual de nosotros posefa una voluntad més fuerte. Y decidimos experimentarlo sobre 121 ella... Los dos hombres, Jim y Bill, combinarian sus fuerzas. y yo procuraria influirla en sentido opuesto. Ignorante de lo que tramabamos, Margaret entro en la habita- cién cuando la llamamos, diciéndole que estabamos preparados. Pas6 a un estado de expectacidn, receptivo, y esperé a que la orde- ndramos moverse. Yo oponia con fuerza mi voluntad a la de los dos hombres, ansiosa de salir vencedora, y estoy segura de que ellos se concentraban con tanta intensidad como yo para conseguir su pro- posito. La miramos y, mientras la mirabamos, vacilé, primero en mi direccién y luego en la de ellos. Fue un momento lleno de tensién para los que sabiamos lo que intentabamos. Se lIlevé la mano a la frente y dijo débilmente: —Me siento confusa y mareada. Me duele la cabeza... ;Dios mio! Creo que voy a vomitar... Abandonamos en el acto. Nuestra preocupacién por ella se tro- cé en consternacién cuando nos dimos cuenta del efecto que le habiamos causado. Pero todavia faltaba lo peor. La llevamos hasta el sofa y la hicimos recostarse. Alguien corrié a buscar una jofaina, pues ella se sentia demasiado débil para moverse. —Cada vez me duele mas la cabeza —se quej6—. ;Ay. como me duele! Me quedé contemplandola y, por primera vez en mi vida, via alguien ponerse verde. Su tez adquirié una palidez muy acentuada, con un matiz verdoso. Los tres miramos a otro lado, sin atrevernos a confesar lo que habia pasado y sin saber qué hacer por ella. Vomit6 las galletas que habia comido y se dej6 caer hacia atras, con un aspecto horrible. Por fin, recuperamos la calma. Le bafiamos la frente con pafios htimedos y murmuramos palabras confortadoras. Muy gradualmen- te, fue recuperando el color y, media hora después, fue capaz de sentarse y preguntar: —Pero qué pas6? {Qué estuvisteis haciendo? Terminamos por confesar, y ella nos perdoné al comprender que no teniamos idea de que podiamos causarle dajio. Fue la tiltima vez que nos reunimos los cuatro. Habiamos aprendido dos cosas muy valiosas: que la telepatia da resultado si se practica hasta convertirla en una facultad, y que no se debe jugar con los poderes de la mente, ya que constituyen fuerzas muy reales. La experiencia me ensefié también a trabajar siempre al unisono con mis compafieros en cualquier practica psiquica, y un respeto reforzado por el poder de la voluntad humana. Voy a darle una re- 122 gla que supone una necesidad absoluta para sus practicas: «No cause dafio a nadie». Espero que sea usted lo bastante responsable para no hacer un mal uso de sus poderes, como me ocurrié a mi. Para este ejercicio, se precisan como minimo tres personas, pre- ferentemente mas. El sujeto abandona la habitacién, mientras el resto del grupo fija lo que va a servir de blanco y el proceso para llegar a ese blanco. Una variante de este ejercicio denominada la «botella borra- cha» es relativamente facil y muy divertida. Se designa como direc- tor a uno de los miembros del grupo. Cuando el director ordena que entre el sujeto, éste se coloca en el centro de la habitacioén. con los ojos cerrados o vendados, lo que parezca mas apropiado. El grupo forma un circulo alrededor del sujeto. El director sefala en silencio, de modo que lo vea todo el grupo, cual de ellos hard las veces de objetivo. A partir de ese momento, todos desearan mentalmente que el sujeto se incline hacia esa persona. Cuando empieza a caer en esa direccién, el grupo dejara de desearlo y permitira que vuelva a la posicién erguida. El director elige luego como objetivo a otra persona. El sujeto se limita a permanecer erguido y relajado, en un estado receptivo de «no mente», dejando que su cuerpo se mueva en la direccién que el grupo desea. Cada uno, por turno, ocupara el lugar del sujeto, a fin de que todos aprendan a actuar tanto de observadores como de experimen- tadores. Si su grupo tropieza con dificultades, sin duda intervienen la duda, el escepticismo y el miedo. Es importante que los miem- bros del grupo conffen los unos en los otros. Para crear esa con- fianza y borrar. toda posible tensién, haga que cada uno se coloque por turno en el centro del circulo y se deje caer voluntariamente para que los componentes del mismo lo sujeten. El circulo debe ser lo bastante pequefio para evitar todo riesgo de caida, es decir, que haya una distancia de sesenta a noventa centimetros entre el sujeto y cada uno de los participantes. Los ejercicios de «voluntad» mas complejos han de dividirse en pasos mas sencillos. El grupo se concentrara sobre uno de los pasos cada vez con exclusi6n de todos los demas, hasta completar esta parte de la acci6n. No se necesita director para este tipo de ejercicio. Una vez que el sujeto ha salido de la habitacién, el grupo sefalar4 como objetivo una acci6n clara y definida. Después, determinara exactamente los pasos que ha de ejecutar el sujeto desde el momento en que se situa en el centro de la habitaci6n. Veamos como ejemplo la secuencia siguiente: 1. Volverse de cara a la ventana. 2. Caminar en esa direccién. 3. Detenerse y volverse hacia la libreria. (Si el sujeto cambia de direccién para no tropezar con algun mueble, el grupo le «orienta- 14» visualizando la direccién deseada y concentrandose en ella.) 4. Echar a andar en esa direccion. 5. Detenerse. 6. Levantar el brazo derecho. Mientras lo va levantando, pasar suavemente al préximo paso. 7. Tender la mano. 8. Tocar un libro determinado. (Ese libro es el objetivo. El grupo lo visualizara claramente.) 9. Tomar el libro en la mano. 10. Abrirlo por la pagina 57. 11. Mirar la pagina de la izquierda. 12. Leer la linea quinta. 13. Leer la linea quinta en voz alta. El grupo debe mostrarse lo bastante cumplidor y disciplinado para mantener su voluntad fija en cada uno de los pasos hasta que haya sido cumplido, y sdlo entonces pasar al siguiente. Todos los miembros del grupo tienen que comprender con absoluta claridad la secuencia, de forma que no haya confusién en las directrices menta- les que envian al sujeto. Para lograr un impacto mayor, dichas di- rectrices han de transmitirse al unisono y ser absolutamente idén- ticas. La curaci6n La curacién psiquica, mental o espiritual ha sido durante mucho tiempo un tema controvertido y ridiculizado, por la simple raz6n de que apenas se comprendia. Durante afios, los medios de comunica- ci6n se complacieron en acusar de impostura a los curadores psiqui- cos, a causa del numero de recaidas que se producian después de realizarse la curacién. Antes de comprender la curacién, hay que comprender la enfermedad. La enfermedad o disfuncién es una fal- ta de armonia en el cuerpo fisico que, a su vez, resulta de una falta de armonia en el si interior. El estado exterior refleja el estado interior. Cuando una persona es incapaz de enfrentarse con un conflicto interno, lo expresa a través de su cuerpo. Y esa persona continuara enferma mientras su conflicto interno siga sin resolverse. Si recurre a la curaci6n psiquica, tal vez obtenga un alivio temporal, 124 gracias a su creencia de que otro puede curarle, pero si no resuelve los problemas subyacentes que causaron la disfuncién, la enferme- dad retornara. Quienes no se hallan en conexién con sus emociones y sus pensamientos provocan inconscientemente la enfermedad en su cuerpo. El propésito de ésta es forzarles a descubrir la causa de su disfuncién, buscandola en la estructura de sus creencias. Tales personas necesitan la enfermedad. Cuando un curador natural intenta ayudar a una persona que ha hecho pasar inconscientemente su conflicto interior al primer-plano, atacando su propio cuerpo, la curacién sdlo sera una solucién tem- poral. El emisor o curador envia su energia mental a la persona enferma. Cémo se utilizara esa energia depende del receptor. Si el receptor la emplea para lograr una tregua en su disfunci6n, busca la causa en el interior de su psiquis y resuelve el conflicto, parecera que la energia emitida por el curador efectuo la curacién. Por el contrario, si el receptor no establece la conexién entre el bienestar mental y el bienestar fisico, volver4, mas bien rapidamente, a su estado de desequilibrio. Cualquiera que sea la enfermedad, la per- sona que la padece se encuentra en desequilibrio y ha de emplear toda su energia para actuar en este estado no natural. Le queda muy poca para la autocuracién. El curador le proporciona un choque de energia extra para que pueda corregir su desequilibrio. Se trata de una situaci6n andloga a cuando se hace arrancar un coche. Si la bateria esta baja, una carga procedente de otra lo pondra en mar- cha. Pero si el duefio no se preocupa de recargar su bateria, se repetira la situacién y necesitara de nuevo ayuda cuando quiera volver a arrancar. La emisién de energia curativa es una proyeccién util. No obs- tante, aun con las mejores intenciones, no siempre da resultado. Algunas personas se aman poco a si mismas y/o tienen un sistema negativo de creencias. Por lo tanto, no saben mostrarse receptivas a lo que es bueno para ellas. Otras estan tan a la defensiva que lo bloquean todo, tanto lo bueno como lo malo. Si la curaci6n parece no producirse, no deduzca por ello que no es usted un curador competente. Resulta igualmente posible que la falta de resultados se deba al receptor. La carencia de receptividad por parte de una persona no ha de disuadirle de emitir la energia curativa. Tanto si la utiliza como si no lo hace, esa energia queda a su disposicién. Si en cualquier otro momento decide resolver sus conflictos personales, contara con una reserva a la que acudir. La curacién psiquica esta indicada en toda condicién en que aparezca una desarmonia o un desequilibrio 0 en la que no se dé un 125 estado de salud y bienestar perfectos. Se aplica, pues, a todas las relaciones y a las circunstancias financieras, sociales y fisicas. Sin olvidar nunca este amplio punto de vista sobre el potencial de la cu- raci6n psiquica, empezaremos por la curacién del cuerpo fisico. EI primer paso consiste en el diagnéstico. Antes de empezar a trabajar sobre un caso, retina cuanta informacion pueda descubrir por los medios normales sobre ese caso y repasela hasta que quede bien impresa en su conciencia. Siéntese co6modamente, en privado, y relajese para concentrar toda su atencién en lo que esté haciendo. Digase a si mismo que quiere mas informacién sobre ese caso, reclinese en el asiento y deje que su mente le traiga a la conciencia imagenes, ideas y pensamientos. Sea consciente de ello, pero no reflexione. Observe con cuidado lo que entra en el foco de su con- ciencia. No interfiera en su flujo enviando material a su conciencia sobre lo que esta percibiendo. Evite los pensamientos casuales, que interrumpirian la secuencia de ideas e imagenes informativas que entran en su conciencia para ayudarle a curar a esa persona o esa condicién particulares. Deje que todo acuda hacia usted. Esto pa- rece mas facil de lo que es en realidad, ya que tendemos a permitir que nuestra atenci6n se disperse, apartandose de la tarea que nos hemos propuesto. Estamos asimismo acostumbrados a reaccionar con una accién impulsiva a lo que surge en nuestra conciencia. Necesitamos adquirir paciencia para mantenernos como simples ob- servadores posponiendo la accion. Practique el arte de no reaccio- nar, aun siendo consciente de su deseo de hacerlo. Veamos otro método de diagnéstico. Una vez esté usted prepa- rado y relajado, permaneciendo con los ojos.cerrados, empiece por ver con los ojos de la mente una imagen del enfermo. Centre su atencién sobre esa imagen, déjela que cobre movimiento y cree una pantomima relacionada con el problema. Limitese a observar. Afia- da cualquier cosa que, en su opinién, contribuya a que progrese. Por ejemplo, ver a la persona sentada c6modamente o tendida en una cama. Las im4genes estaticas son mas dificiles de percibir. Por consiguiente, imaginese a la persona moviéndose, tal vez andando, como en una pelicula. Cuando quiera observar algiin detalle en particular, dé la orden mental de que se detenga la pelicula. Recoja toda la informacion posible. Después, abra los ojos, tome lapiz y papel y anote lo que haya observado. Ahora, bas4ndose en la informacién que posee, puede continuar sin peligro y transmitir la curacién. Aun en el caso de que su infor- maci6n sea incorrecta, no causara ningun dano, ya que todo indivi- duo tiene el poder de rechazar cualquier cosa que entre en su am- 126 biente personal y que no se adapte a las circunstancias del mismo. Ademis, todo cuanto desea emitir es «muy bueno», ideas e image- nes que ayudan y que no perjudican. Al principio, no intente emitir energia curativa junto con sus mensajes telepaticos. Carguelos con imAgenes claras, positivas, que transmitan su deseo sincero de que ese estado se cure. El lenguaje simbolico, el lenguaje de las imagenes, se transmite con mayor facilidad y es captado por la conciencia de la persona a la que va destinado. Recurra a su imaginacién para encontrar imagenes que lleven un mensaje: una aguja e hilo para cicatrizar las heridas, cemento para soldar los huesos, una aspiradora para limpiar una infeccién, cuchillos para eliminar obstrucciones, y otros utensilios sencillos, diarios, familiares para todos. Cree una pelicula en que esos simples instrumentos caseros se usen sobre el cuerpo fisico de la persona para limpiarlo, eliminar algo o incorporar algo. Asi se forja un mensaje claro en forma de imagen, que se transmite por telepatia al paciente, ilustrando lo que hay que hacer para curar su disfuncién. Le toca a la conciencia del enfermo aceptar estas ins- trucciones y proceder a la curacién haciendo lo necesario. La parte de la conciencia que controla el cuerpo es inteligente y sabe como curarlo y obligarlo a funcionar de manera saludable. Usted le envia la sugerencia de que se ocupe de la enfermedad y haga lo que ya sabe cémo hacer. Uno de los miembros de mi grupo de curadores me recomendd el caso de una mujer que padecija una artritis grave. Me recosté cémodamente y me imaginé a la mujer con los dedos, los brazos y las piernas retorcidos. La vi en mi mente con aspecto de sentirse muy desdichada. Esperé a que Ilegase a mi conciencia informacién adicional. De pronto vi una escena. Dos hombres estaban sentados a una mesa preparada para la cena. Comian, mientras ella les aguar- daba. Cojeaba a su alrededor penosamente. Observé que ellos no se preocupaban de su malestar. La escena desaparecié tan pronto como comprendi que la mujer llevaba mucho tiempo anteponiendo los deseos de esos hombres a los suyos y que en su cuerpo se habian formado nudos que la paralizaban, debido a que se negaba toda satisfacci6n mientras trabajaba para los demas. La imaginé de nuevo frente a mi y le envié el pensamiento de que se aliviaria si empezaba a complacerse a si misma, en lugar de sacrificarse siem- pre. Empleé también la imagen de un par de manos dando nueva forma a sus dedos, flexibilizando sus codos y aplicando masaje a sus articulaciones. Las manos dieron nueva forma a todo su cuerpo como si fuera una mufieca de plastico, enderezando y flexibilizando 127 todas sus articulaciones para que se movieran facilmente. A fin de comprobar si mis directrices estaban claras, di instrucciones a mi conciencia de que permitiese a la figura moverse y ver asi si los resultados eran buenos. Una sonrisa se dibujo en el rostro del per- sonaje que habia en mi mente, y sus brazos y sus piernas actuaron en mi honor, danzando en el espacio de mi conciencia. Asi concluyé mi trabajo en este caso, a excepcién de un mensaje personal que le envié por intermedio de mi compafiera. Después de mi labor, pre- gunté a ésta si, en efecto, el sujeto sacrificaba sus intereses particu- lares a los de su familia. Me contest6 que si. Le sugeri entonces que le transmitiese este mensaje de mi parte: «Empiece a atenderse usted y deje de atenderlos a ellos. Déjeles que se preocupen de si mismos y pidales que le devuelvan algunas de las atenciones que tuvo con ellos». Ejercicio nimero | de curacion psiquica (con otra persona): pi- dale a alguien que no se sienta bien que se preste a servir de sujeto para la curacién. Alguien que padezca dolor de cabeza debido a la tensién resultara un buen sujeto para empezar, ya que la tension suele ser temporal. Digale que respire profundamente varias veces, que se relaje y que se abra para percibir la energia que va a enviarle. Despeje su mente y, desde su situacién tranquila y centrada, envie energia a sus manos hasta que sienta aumentar su calor y que empie- cen a hormiguearle. Péselas entonces sobre el punto que necesita ser curado, dirigiendo la energia a través de sus manos hacia el teceptor. Visualice los miusculos y los vasos sanguineos relajandose, y elimine mentalmente la tensién. Cuando sienta que le ha transmi- tido energia suficiente (suele bastar con unos minutos), retire las manos. Laveselas de inmediato, con objeto de lavar también su aura de las vibraciones negativas que haya captado por inadverten- cia. Esto es particularmente importante cuando debe curar después a otra persona, ya que no querra usted traspasarle la negatividad de la primera. Si no logra resultados inmediatos, no se preocupe. El cuerpo necesita a veces esa energia suya para reequilibrarse. Pida al sujeto que se comporte con honradez y que le informe de cualquier cambio que se produzca en él. Ejercicio nimero 2 de curacién psiquica (en grupo): redna un grupo de unas ocho personas que deseen llevar a cabo una curacién psiquica. Coléquelas en circulo y situe en el centro a la persona que sera la receptora de la curacién. Diga a todos que se relajen, que despejen sus mentes y que entren en estado de «no mente». Todo el 128 grupo visualizara un circulo de luz blanca rodeandolo. A continua- cin, visualizara un circulo de violeta, un color saludable, y luego un lo de verde, el color de la paz y de la calma. Permanezcan iendo esta energia durante unos minutos, mientras imaginan el malestar o el dolor abandonando el cuerpo del sujeto. Visualicen la parte desequilibrada en el cuerpo del enfermo como integra y sana y afirmen que esa persona se encuentra en perfecta salud. Al cabo de unos minutos, deténganse y esperen en silencio a que la energia retroceda. Pregunte después al receptor si sintid algo durante el ejercicio. Pidale que sea sincero. La mayoria de las personas, en una situacion semejante, le diran lo que quiere usted oir. Proceda a una lectura muy clara del receptor y compruebe si efectivamente sintié algo o no. En caso negativo, ensaye el ejercicio por segunda vez. Si obtiene los mismos resultados, pruebe con otro receptor. Ejercicio niimero 3 de curacidn psiquica (en grupo): este ejerci- cio es una repeticién del nimero 2, con la excepcién de que ahora se afiade la «imposicién de manos». Una vez que el grupo ha suscitado la energia, haga que sus componentes posen las manos sobre el sujeto. Esto provoca una transferencia mas directa de la energia. Observe los resultados. Con mucha frecuencia, el sujeto se sofoca a causa de la infusié6n de tanta energia a la vez. Las hinchazones pueden disminuir muy rapidamente gracias a esta accién de grupo. Unos cuantos minutos es todo lo que se necesita. En nuestro grupo aplicamos este ejercicio a uno de los miembros del mismo, que tenia una mejilla hinchada debido a la extraccion de una muela. Una hora después de terminar el ejercicio, la hinchazén habfa desaparecido casi por completo. Ejercicio nimero 4 de curacién psiquica (solo o en grupo): se llama a este ejercicio la curacién sin presencia. Solo o en grupo, pronuncie en voz alta el nombre de la persona a la que desea enviar la energia curativa. Visualice a esa persona ilesa y sana. Mental- mente, recorra todo su cuerpo y dirija la energia a la parte determi- nada que, en su opinién, necesita una atencién especial. No es preciso que conozca al sujeto para esto. Si se trata de un grupo, contribuye a la curacién el que la persona que dice el nombre del sujeto conozca dénde radica el mal del enfermo. Pero el grupo puede preferir no conocer ese mal de antemano y, al final de la sesi6n de curacién, tratar de identificar dénde se localizaba. Este ejercicio se realiza en cualquier momento y en casi cualquier cir- cunstancia. 129 También le permite resolver cualquier condicion de su vida que le haga sentirse desdichado. Empiece por obtener de su conciencia una imagen clara de la situacién y de la fuente de la dificultad. Tiene que conocer sus sentimientos sobre ella, a fin de enfrentarla y cu- tarla. Advierta que es usted la causa original de sus circunstancias, al aceptar o no lo que entra en su organismo. Esto le concede el poder de cambiar cuanto quiera. Piense en las experiencias como un alimento que penetra en su sistema. El alimento se introduce en la boca y pasa al sistema diges- tivo. En ese momento, el cuerpo es todavia distinto del alimento que ha entrado en él. Pero entonces se inicia el proceso de la diges- tién. Al digerir el alimento, éste se convierte en una parte del cuerpo y deja de ser «algo» separado de él. El alimento y el cuerpo son ahora uno. Nuestra conciencia est4 atestada de experiencias no digeridas, que nunca han formado verdaderamente parte de noso- tros. El conjunto de esas experiencias ingeridas incluye ideas, creencias y conceptos que conviven, aunque en conflicto entre si. Muy a menudo, esas cosas enterradas en la conciencia «son unas» con otras personas, 0 con la sociedad en sentido amplio. Por ejem- plo, la conviccién de que algun pariente ha venido a alojarse en mi conciencia. Por una raz6n cualquiera, nunca la he hecho mia, aun- que sigo conservandola. Continua perteneciendo a mi pariente e incluso se opone a mis intereses. Mientras la mantenga en mi con- ciencia, seguiré perturbandome y provocando en mi la desarmonia. Encontramos un buen ejemplo de lo que acabo de exponer en las distintas actitudes frente al dinero. Desde que empecé a asistir a la catequesis, sembraron en mi conciencia una creencia particular respecto al dinero. El dinero es cosa del diablo; la pobreza equivale ala virtud. Es malo ser rico. Pero cuando entré a formar parte de la sociedad, descubri que la aprobacién social se concede a quienes han hecho dinero, a quienes disponen de él, a quienes tienen mu- chas posesiones. Mi conciencia absorbié todas estas experiencias y alli entraron en guerra con mis creencias religiosas. {Qué podia hacer? Necesitaba curarme con vistas a mi bienestar econdémico. Si me sobraba algiin dinero, me sentia culpable. Si me faltaba, me invadfa el panico. No existia para mi la armonja 0 el sentimiento de bienestar en ninguna circunstancia econémica. ¢Cémo resolverlo? Un dia, me senté, me puse cémoda y cerré los ojos. Imaginé la iglesia a la que acudia durante mi nifiez. Me vi a mi misma entrar en el templo y enfrentarme a la persona que representaba para mi las creencias de la Iglesia. Tendi la mano cerrada, como si apretase en ella las creencias que habja albergado durante tanto tiempo sobre el 130 dinero. Hice que aquella persona tendiese la suya y posé la mia encima, devolviéndole todo lo que me habia dado. Lo acepté son- tiendo. E] mensaje significaba para mi inconsciente que devolvia a su propietario original algo que habia conservado durante mucho tiempo. Nunca lleg6 a pertenecerme. Esto me dejé en libertad para ganar cuanto dinero quisiera, hasta llegar al nivel de riqueza que decidiese. Psicocinesis Se denomina psicocinesis a la capacidad de mover objetos me- diante la energia mental. Los ejemplos de psicocinesis suelen ser Taros, a causa de la creencia comin en la imposibilidad de mover objetos de esta manera. No obstante, Uri Geller se convirtié en un personaje muy discutido gracias a sus facultades psicocinéticas. De- mostr6 a millones de personas que podia doblar el metal sirviéndose sélo de la mente. Su modo de doblar cucharas, tenedores y lIlaves dej6 asombrados a millones de telespectadores. Y cuando Geller llev6 a cabo sus hazafias en la cadena inglesa de televisisn BBC, muchos de los espectadores descubrieron que, inconscientemente, habian doblado también objetos de metal en sus domicilios. La manipulacién inconsciente de la energia mental influyendo sobre objetos exteriores al individuo se pone de manifiesto en los jugadores pretendidamente «afortunados» en el juego de dados. Dichos jugadores le hablan al dado, concentran sus deseos sobre él y, cuando lo tiran, consiguen el nimero que quieren. Esto da la impresién de una suerte increfble. Sin embargo, examinemos mas de cerca lo que ocurre. El jugador no tiene ninguna idea preconcebida sobre la imposibilidad de que salga precisamente el numero que desea. En realidad, prescinde del resultado del lan- zamiento y enfoca su atencién sobre el nimero que necesita para ganar. Después, al lanzar el dado, aparta el deseo de su mente y espera con expectacién el resultado. El jugador utiliza incons- cientemente su energia mental para influir en el resultado de la tirada. Su éxito depende de su capacidad de renunciar a lo que desea después de concentrar su atencién sobre ello. Si continia concentrando su voluntad en el dado después de la tirada, blo- quear4 su propio triunfo. El abandono de la intencién constituye aqui el punto critico. Sélo asi puede sobreponerse el subcons- ciente e influir en el resultado. E] fenémeno de la tirada de dados ha conducido a algunos experimentos interesantes sobre la per- 131 cepcié6n extrasensorial, experimentos que se realizaron en la uni- versidad de Duke. Los investigadores buscaron voluntarios para intentar influir so- bre la caida de los dados. Hallaron una proporcién mucho mayor de éxitos que los sefialados por las probabilidades estadisticas. Un es- fuerzo continuado con los dados provocaba una disminucién en las puntuaciones. Como ya he sefialado, el cansancio es una de las causas mayores de que empeoren los resultados. El sentimiento, la intencién o el deseo son ingredientes muy necesarios para el éxito. En su libro The Roots of Coincidence (Random House, 1973), Arthur Koestler afirma que la casualidad no existe. Sélo existen las leyes y las normas del universo, aunque todavia no las conozcamos. Gracias al ejercicio siguiente, descubriremos algunas de las leyes desconocidas que rigen la energia. Ejercicio nimero 1 de psicocinesis (solo): coloque frente a usted una vela encendida, lo bastante lejos para que no le afecte su respi- racion. Asegurese de que la habitacién en que trabaja no tiene co- trientes de aire que perturben la llama. Elimine todas las corrientes, cierre puertas y ventanas y, en general, prepare el lugar para que la llama de la vela arda recta y firme. Cuando todo esté preparado, siéntese en silencio, mirando con fijeza la llama y deseando que se incline lateralmente hasta formar un dngulo recto con la parte no quemada de la vela. Visualice el resultado que se propone alcanzar, al mismo tiempo que dirige hacia ese punto la energfa. No es abso- lutamente necesario mirar la llama, pero, si lo hace, no olvide par- padear. Concentre su energia sobre la llama hasta que se doblegue conforme a su deseo. La concentracién no significa esfuerzo, sino atencién enfocada. El esfuerzo tensaria su cuerpo y su piel, y la voluntad s6lo sirve para entorpecer la liberacién de la energfa. Cuando haya doblado la llama, libere la energia y desee que aquélla recupere la posicién erguida. Ejercicio numero 2 de psicocinesis (solo): tome una taza poco profunda y llénela de agua hasta los dos tercios de su volumen. Puede utilizar agua del grifo. Coloque la taza encima de una mesa y siéntese enfrente de ella. Alli sentado, enfoque su atencién en el agua. Deje que se calme y se aclare su mente. Visualice el agua arremolinandose en la.taza. Vea la fuerza que la hace arremolinarse cada vez mas de prisa. Cree una imagen clara en su mente. Des- pués, abandone este pensamiento. Le contaré lo que le sucedié a uno de mis alumnos que experi- 132 mentaba con este ejercicio. Lo realiz6 correctamente hasta la parte de abandonar el pensamiento, pero, aunque miraba con fijeza el agua, ésta no se movia. Soné el teléfono. Suspiré y se levanto de la silla con una sensacion de fracaso, decidido, sin embargo, a volver a intentarlo después de contestar al teléfono. Al regresar, descubrié que parte del agua habia salpicado fuera de la taza, esparciéndose por la mesa. A la media hora, la mitad del agua estaba fuera de la taza. {Qué habia ocurrido? Cuando lo dejé para responder al telé- fono, su atencién se distrajo y abandoné el deseo de mover el agua. Una vez que dejé libre su energia, esta energia actué en la direccién ordenada y obtuvo el resultado que é1 queria. No se hallé presente para verlo. Sélo vio, al volver, los efectos de su energia. La inte- trupcion le forzé a abandonar el pensamiento, puesto que su aten- cién se dirigié hacia otra cosa. He aqui una ilustracion bien clara del problema del abandono. A veces, creemos que hemos abandonado un pensamiento, para descubrir mas tarde que en realidad no lo hemos hecho. Este ejercicio del agua es excelente para tomar con- ciencia del problema del abandono. Todos podemos mover el agua psiquicamente. Una vez que domines este ejercicio. los demas ejer- cicios proyectivos te resultaran mucho mis faciles. Ejercicio mimero 3 de psicocinesis (en grupo): prepare una su- perficie sobre la que un dado pueda rebotar, pero no deslizarse. Por ejemplo, una manta extendida sobre una mesa. Entregue a cada miembro del grupo un lapiz y un papel para anotar sus pun- tuaciones respectivas. También necesitara cuatro dados y un cubi- lete. Uno de los miembros del grupo lanzara los cuatro dados a la vez y anotara por separado el numero que salga en cada uno. Antes de lanzarlos, anotara en su hoja de papel el nimero que desea que salga. (Cada uno de los dados se cuenta como un punto. Por lo tanto, recuerden siempre que tienen que elegir un nimero del uno al seis. ) Cada uno escribira el ntimero que desee en el lado izquierdo de su hoja de puntuaciones. Los dados se lanzan por turno. El! que tira cuenta las veces que sale el nimero que eligié y anota esta puntuacion en el lado derecho de la pagina. Elija luego un segundo numero y lance los dados de nuevo. Cada persona tirara seis veces. Al terminar sumara sus puntuaciones. Las leyes de la probabilidad indican que, en seis lanzamientos de cuatro dados, se obtendria un total de cuatro aciertos. En este caso, no interviene ningtin poder psiquico. El resultado se debe a la pura casualidad. El presente ejercicio se propone mejorar ese resul- tado. Sume sus aciertos y résteles los cuatro debidos a fa casuali- 133 dad. El resto sirve como indicador de su capacidad para utilizar la psicocinesis. El ejemplo siguiente de hoja de puntuaciones muestra como actiia el ejercicio. EJEMPLO DE HOJA DE PUNTUACIONES Numero elegido Numero de aciertos 4 1 6 3 2 1 5 2 1 0 3 2 9 = niimero total de aciertos menos 4 5 Tiene usted 5 aciertos mas que los debidos a lacasualidad. Si después de realizar los ejercicios perceptivos y proyectivos siente que desarrollar sus facultades psiquicas le perturba, desista de ellos. Tal vez sufra algin bloqueo subconsciente que ignora. Dedique algin tiempo al capitulo proximo sobre las creencias y vuelva después a hacer los ejercicios. Observara una mejoria muy sefialada. Ejercicio nimero 4 de psicocinesis (en grupo): cuelgue de una cuerda una hilera de campanillas y haga que todo el grupo enfoque simultaneamente su atencién sobre ellas, deseando que se muevan, inyectandoles la energia cinética de su deseo personal, hasta que las campanillas produzcan algun sonido. Cuelgue un péndulo del techo y diga al grupo que se siente cerca de él, sin tocarlo, pero mirandolo fijamente durante todo el experi- mento. Conviene que no haya contacto fisico, sélo contacto visual. También en este caso el grupo deseara que se mueva, visualizando una onda de energia que brota de sus componentes y capaz de poner el péndulo en movimiento. Si los participantes estan sentados en circulo, conviene determinar de antemano en qué direccién quieren que se mueva el péndulo. En circulo como las agujas del reloj, ade- lante o atras, etc. Sies adelante y atras, hagan una demostracién bien manifiesta de la diagonal exacta que quieren que siga en su balanceo. 134 Los elementos principales en las practicas sobre la materia son un plan seguro y claro y un deseo intenso, ademas de una firme voluntad de conseguirlo. La voluntad, la mente y los sentimientos de todo el grupo han de estar de acuerdo, y el propésito de la practica claramente delimitado. Ejercicio numero 5 de levitacién de un objeto (en grupo o solo): coloque un objeto ligero, como el palo de una cerilla, un redondel de plastico o un palillo de dientes en una mesa vacia. Siéntese, haga los ejercicios de respiracién y de relajacién y enfoque su atencién sobre el objeto. Aprecie mentalmente su peso. Deje que su conciencia se centre y profundice cada vez mas, mientras siente que el peso del objeto disminuye, que se hace ms y mas ligero. Respire mds profundamente mientras experimenta cémo el objeto va perdiendo su peso. La fuerza de la gravedad tenderd a neutralizarse gracias a una fuerza mayor que emana de su interior. A medida que se hace mas ligero, empieza a transmitirle con firmeza la orden de que se alce. Su deseo se cumplira si su voluntad es firme y su imaginacién clara y bien desarrollada. Pruebe con otros objetos, como la capsula de una botella. Intente a menudo ese experimento, y el objeto acabaré por elevarse en el aire. Acaso la primera vez en que suceda, esto distraiga su atencion. Entonces volvera a caer inmediatamente. Debe aprender a mantener concen- trada la atencién, deseando que el objeto se eleve mas y mas. Puesto que hay personas que lo hacen, usted también puede hacerlo si asi lo quiere. Si su deseo es lo bastante intenso y su determinaci6n lo bastante profunda, siga practicando hasta que lo consiga. Durante mis clases sobre las facultades psiquicas, uno de mis alumnos decidié que le gustaria desarrollar su capacidad de psicoci- nesis, es decir, la habilidad de mover objetos con sdélo el poder de la mente. Harold resolvié trabajar con la aguja de una brijula y me pregunté como debia proceder. Primero estudiamos qué necesidad humana satisfaria con eso, puesto que he descubierto que se trata de un factor absolutamente esencial para el sistema nervioso que ejecuta la proeza. Determina- mos que «saber» lo concerniente a las facultades psiquicas a fin de poder utilizarlas era una necesidad general, de modo que Harold empez6 a practicar en su habitacién cada vez que se le ofrecia la oportunidad. Se aseguré de contar siempre con un testigo durante las sesiones practicas y lleg6 un momento en que dichos testigos acaba- ron por afirmar que desviaba ligeramente la aguja de su posicién apuntando al norte. Lleno de juibilo, continué con celo renovado. 135 Eligié para su experimento siguiente una pelota de ping-pong, basandose en que se debe practicar con el objeto que resulta mas facil de mover, y no con el mas dificil. Concentré tanto su mente como su mirada sobre la pelota y desed que rodase, alejandose 0 acercandose a é]. Su afan por lograr esa proeza se hizo muy intenso. Un dia en que su compafiero de habitacidn le servia de testigo, ambos observaron que la pelota desaparecia por un momento de su vista, pese a que sus miradas estaban fijas en ella. Corrieron a mi encuentro para que les explicase el fendmeno, pero sdlo pude aven- turar la hipétesis de que la intensidad de la energia que chocaba contra la pelota habia modificado su frecuencia de vibracién, del mismo modo que, cuando un ventilador pasa de girar despacio a girar de prisa, sus aspas desaparecen de nuestra vista a causa de la velocidad de su rotaci6n. La pelota continuaba encima de la mesa, pero su frecuencia de vibracién se habia incrementado hasta el punto de hacerla invisible para los ojos humanos. En el momento en que desaparecié, la atencién de Harold cambié de foco, y la pelota reaparecié de inmediato ante sus ojos, al volver a su frecuencia de vibracién normal. Fotografia psiquica La fotografia psiquica es tan antigua como las camaras fotografi- cas, aunque se sabe muy poco sobre ella. Adopta formas muy distin- tas, por regla general espontaneas. En la época de los estudios fotograficos y de las grandes camaras, provistas de una tela negra para evitar la luz y bajo la cual se deslizaba el fotégrafo cuando queria tirar una placa, ciertos profesionales tropezaban con dificul- tades debido a que se «estropeaba» la pelicula. En lugar de obtener una bonita imagen del sujeto que posaba, se vefan rayos de luz o imagenes en sobreimpresidn de personas que no estaban presentes. Se acab6 por caer en la cuenta de que esos efectos los creaba el subconsciente del fotégrafo y se reconocieron como un fenémeno susceptible de aprovechamiento. Los primeros grupos espiritistas, que atraian a cientos de perso- nas a sus reuniones veraniegas, fueron campos fértiles para esos fotdgrafos de talento. La mayoria de los participantes querian una fotografia suya, solos 0 con sus amigos, para ver que se manifestaria en el positivo final. Mi tia Lizzie me regalé una de esas fotografias, un verdadero tesoro. En ella se veia a tia Lizzie en compajfifa de unos amigos, 136 sonriendo felices y, por encima de ellos, un cierto numero de caras, algunas de las cuales reconocieron los asistentes, mientras que otras quedaron sin identificar. Conservé celosamente esta foto durante afios y, cuando me la regalé, sabia que yo la cuidaria tanto como ella. Otras personas obtuvieron también resultados espontaneos en la fotografia, resultados que no se explican facilmente. Y otros inten- taron de forma deliberada fotografiar a seres invisibles 0 proyeccio- nes mentales. Hace unos afios, dos amigos mios fueron a Chicago para partici- par en una convencién espiritista. Durante ella, asistieron a un cursillo de fotografia psiquica. El médium que lo dirigia gozaba de gran fama por su capacidad de conseguir resultados presionando el papel fotografico contra el plexo solar o la frente de quienes se encontraban con él en la habitacion en penumbra donde celebraba sus sesiones y que meditaban siguiendo sus instrucciones. Uno de los experimentos que solja salir bien era la visualizacién mental para impresionar el papel. Uno de mis amigos grabé un imperdible. Vi personalmente la foto: un imperdible blanco y muy bien definido sobre fondo negro. Mi otro amigo, un joven abogado, quedo sor- prendido en una de las sesiones al descubrir rostros en su papel. Los reconocié como pertenecientes a parientes suyos ahora muertos, pero a los que conocié en su nifiez. EI doctor Jules Eisenbud relata en su libro el caso famoso de Ted Serios. El libro reproduce también varias de sus sorprendentes fotografias. La experimentacién del doctor Eisenbud con Ted Se- trios abarcé tres afios y, durante los mismos, descubrié algunas cosas muy extrafias. Ted cubria una c4mara polaroid ya cargada, se con- centraba sobre la lente y, en general, obtenia una fotografia. La mayoria de ellas representaban escenas. En la que recuerdo mejor figuraba la fachada de un almacén de Chicago. El edificio existe todavia y se reconoce muy bien en la foto. Pero en ella aparece un rétulo muy ancho que fue retirado hace unos veinte afios. El mundo de Ted Serios es un libro fascinante para quien se interese por la fotografia psiquica. No dice cémo lograrlo, puesto que no se ha descubierto todavia, pero deja bien demostrada su existencia. Quiza los productos quimicos utilizados para fabricar el papel fotografico sean muy sensibles a la energia que brota del ser hu- mano cuando se concentra su voluntad. Con un pequefio grupo de la universidad de Connecticut, llevé a cabo el experimento de numerar varias hojas de papel fotografico virgen, meditar sobre ellas en la oscuridad y enrollarlas para reve- 137 larlas ms tarde. Tengo esas hojas en mi poder. La unica cosa extrafia que hay en ellas es que algunas estan absolutamente negras, algunas se volvieron muy blancas y algunas quedaron parte en blanco y parte en negro. Y eso que todas permanecieron en el mismo ambiente, una habitaci6n cerrada en que no se podia detec- tar ninguna luz. A! final, nos sentimos perplejos. No hubo respues- tas. Ejercicio numero | de fotografia psiquica con una cémara pola- roid (en grupo o dos personas): para este ejercicio se necesitan al menos dos personas, pero pueden participar mas. Hace falta una camara polaroid cargada. El sujeto visualizara una imagen, proyec- tandola al centro de su frente. E] fotégrafo tomara la camara y la situara a unos dos centimetros de la frente del sujeto cuando éste le avise de que esta dispuesto para concentrarse, con su atenci6n enfo- cada intensamente. Antes, el sujeto se tomara el tiempo necesario para prepararse, relajandose y poniéndose cémodo. Debe visualizar claramente la imagen deseada, incluyendo como componentes, ade- mas de la forma objetiva de la imagen, la significacién que reviste para él y los sentimientos que le inspira. Ejercicio nimero 2 de fotografia a través del plexo solar (en grupo o solo): este experimento tiene que realizarse en una habita- cién completamente a oscuras, ya que en él se utiliza papel fotogra- fico virgen. Si no lo hay a la venta en cuadrados o rectangulos, alguien se ocuparé de cortarlos, dentro de una cémara oscura, en trozos de 7,5 por 12,5 cm o un tamafio similar. Dichos trozos se guardarén en un sobre de material absolutamente opaco hasta el momento de usarlos. En caso necesario, se cubriran con cinta engo- mada las rendijas de las puertas y ventanas de la habitacién. No debe filtrarse ninguna luz, pues de lo contrario fallaria el experi- mento. Sdlo se puede encender una bombilla de luz roja si se pre- cisa. Cada participante estara provisto de un lapiz. Una vez que todos se han sentado formando circulo en Ia habitaci6n a oscuras, entregue a cada uno un trozo de papel fotografico. Este tiene una cara brillante y otra mate. Los componentes del grupo escribiran su nombre en la cara mate de sus respectivos papeles. Los participantes empezaran por relajarse y concentrarse, en- trando en estado de «no mente». A continuacién, cada uno visuali- zara claramente la imagen que desee. Cuando haya efectuado con toda claridad esta visualizacién, incluyendo los elementos de su significacién y sentimientos personales, estar4 dispuesto para «foto- 138 grafiar». Una vez preparado, presionara el lado brillante del papel contra su plexo solar durante diez minutos, manteniendo bien enfo- cada la imagen mental. Guardardn todos silencio, a fin de que no haya distracciones. Al transcurrir los diez minutos, recoja los trozos de papel expuestos y vuélvalos a guardar en el sobre protector. Luego, entréguelos a una persona o a un establecimiento para que los revelen y se los devuelvan ya revelados. Si lo prefiere, tenga preparadas dos cubetas en la habitacion a oscuras, con una solucion de revelador en una de ellas y una solu- cién de fijador en la otra, con una taza de agua fria al lado de cada cubeta. Cada persona revelaré la foto que le corresponde. Para ello, metera el papel en la cubeta del revelador y lo dejara alli hasta que aparezca la imagen. Luego, lo enjuagara y lo meter en el fijador. Y asi sucesivamente, hasta revelar todas las fotos. A continuacidén, se lavan y se ponen a secar para verlas sin peligro. Durante este pro- ceso, encienda la luz roja para ver lo que estan haciendo. La luz roja no afecta al papel fotografico. 139 8 Las creencias y el desarrollo psiquico Que tenga usted éxito o falle en los ejercicios de los dos capitu- los anteriores, depende de las creencias que albergue en su subcons- ciente acerca de su capacidad para hacerlos. Las creencias positivas sobre el desarrollo psiquico aumentan la capacidad de realizar los ejercicios; las creencias negativas la estorban. Por ejemplo, si se enfrenta a los ejercicios con la actitud de que son entretenidos y de que ponerlos en practica produce los resultados esperados, obten- dra precisamente eso, es decir, resultados. En cambio, si se enfrenta a ellos creyendo que desarrollar sus facultades psiquicas resultara muy dificultoso, los resultados o la falta de resultados que obtenga teflejaran su idea preconcebida de dificultad. Conseguira unos re- sultados decepcionantes. En realidad, no seran los resultados los que le decepcionen, sino sus creencias negativas. Los resultados Teflejan el sistema de creencias del sujeto. El problema con las creencias es que solemos calificarlas erré- neamente de hechos. La mayoria de la gente encuentra dificil sepa- rar las creencias de los hechos. Al confundir hechos y creencias, coloreamos nuestras futuras experiencias vitales, antes de experi- mentarlas realmente, con nuestras ideas preconcebidas. En otras palabras, las ideas preconcebidas y las creencias sobre una cuestién determinada condicionan el éxito o el fracaso a su respecto. Las “creencias positivas contribuyen al éxito; las creencias negativas lo bloquean. Peor aun, las creencias negativas que albergamos levan- tan barreras psicolégicas entre el consciente y el subconsciente, perturbando el flujo de nuestra energia y convirtiendo el éxito en limitado o imposible. La mayoria de las veces, ignoramos que tene- mos una creencia negativa o limitadora. Sdlo sabemos que las cosas no van bien en un area de nuestra vida. En lugar de volvernos hacia 140 nuestro si interior para descubrir nuestras verdaderas creencias, tendemos a mirar hacia el exterior, buscando causas externas a nuestros problemas. Con la mayor frecuencia, no sabemos siquiera lo que creemos. Nuestra mente subconsciente esta llena de actitudes, de creen- cias y de ideas.sobre la realidad. No hay en ella hechos acerca de la realidad, sdlo lo que creemos a su respecto. Nos confundimos a nosotros mismos al aceptar la creencia como un hecho. Por ejem- plo, si le dijeron desde nifio que no existe la telepatia y si acepta usted esta afirmacién como cierta, su sf interior creera que la telepa- tia no existe. Se trata de una creencia sobre la realidad, no de una afirmacién de facto sobre la realidad. Sdlo que, al identificar la creencia con la verdad, la percibe como un dato cierto sobre la realidad, y no como una creencia. En consecuencia, su si interior contintia actuando como si la telepatia fuese imposible. Y cuando intente desarrollar su facultad telepatica, fallara, puesto que el éxito contradiria la creencia en la imposibilidad de la telepatia que ha aceptado, transmitiéndola a su si interior como un dato cierto res- pecto al universo. Su sf interior se preocupa mucho de su supervivencia y de su bienestar. Se asegura de que sus actos y reacciones se correspondan con la realidad. Ahora bien, ;de dénde saca sus ideas sobre la rea- lidad? La mayoria de las creencias 0 ideas que sostenemos ya de adul- tos son un conglomerado de las creencias de otras personas. Necesi- tamos reexaminarlas. Nos interesa mucho comprender que una cosa no es necesariamente verdad sélo porque nos la haya dicho alguien. Dejamos que otras personas nos hipnoticen y nos arrastren a su modo de pensar. Muy pocas de nuestras creencias sobre el mundo son verdaderos hechos, y muy pocas de nuestras creencias se basan en experiencias personales del mundo. La mayor parte de nuestras creencias corresponden a la versién de la realidad que nos dio otra persona. Las creencias negativas pueden estorbar el éxito en cualquier area de la vida, no s6lo en lo que se refiere al desarrollo psiquico. Mas vale empezar toda experiencia con una mente abierta, con una mente libre de ideas preconcebidas. Piense en la palabra preconce- bir. {Qué significa? Al «preconcebir», formulamos ideas y creencias sobre una experiencia o acontecimiento antes de que se produzca. En otros términos, antes de tener un conocimiento de primera mano sobre ellos. ;Podria usted comer tarta de chocolate si decide de antemano que su sabor le va a parecer detestable? Probable- 141 mente no. Pero ,por qué negarse a si mismo la experiencia de des- cubrir cémo sabe en realidad la tarta de chocolate? Nuestra cultura nos bombardea sin cesar con ideas preconcebidas y creencias sobre todo cuanto hacemos. Siempre que se oye la palabra «deberia», va seguida por la idea preconcebida de alguien sobre lo que «deberian» ser las cosas. Preste atencién a sus propios «deberia». No tiene usted por qué volver a inventar la rueda, pero si examinar con cuidado lo que los demas le presentan como la verdad. En la mayo- tia de los casos, le estan comunicando una creencia, algo que ellos toman por la verdad. Las creencias impregnan todos los estratos de nuestra cultura, y las mas fundamentales son también las mas peli- grosas. Entre las creencias mas difundidas y compartidas por casi todas las culturas occidentales, se incluye la de creer que la naturaleza es nuestra enemiga y debemos combatirla sin tregua. El punto de vista occidental sobre la division entre el hombre y la naturaleza se apoya en nuestra herencia cientifica. La medicina alopatica se basa en esta teoria. Por eso «ataca» cosas tan naturales como el parto y la fiebre (la cual combate de manera natural la infeccién) con drogas y ciru- gia. Los médicos alopaticos niegan que el cuerpo y la mente sean mecanismos homeostaticos (que se corrigen a si mismos). No creen al cuerpo capaz de curarse por si solo. Y han convencido a casi todos los occidentales de la verdad de esta creencia. Nos hemos convertido en unos neuroticos en lo que se refiere a la capacidad del cuerpo para curarse a si mismo. Nuestros médicos nos han persua- dido de la necesidad absoluta de una interferencia exterior. Sus creencias nos han hipnotizado. La medicina homeopatica adopta la perspectiva opuesta, considerando a la naturaleza como una aliada. La medicina homeopitica utiliza métodos de curacién y hierbas que se conforman a la quimica del cuerpo, en lugar de recurrir a produc- tos sintéticos. Y sin embargo, a despecho de los éxitos obtenidos por ella, la medicina oficial sigue actuando como si la naturaleza y nuestro cuerpo nos fueran hostiles. Se sigue considerando la enfer- medad como normal y la salud como anormal. John L. Randall, en su libro Parapsychology and the Nature of Life (Harper and Row, 1977), expone las dos teorias opuestas. Si sostenemos el punto de vista de una naturaleza hostil, hemos de deducir que nuestro ser natural interior es nuestro enemigo y tene- mos que controlarlo. En su temor del ser natural, nuestra cultura acepto la légica como tinico método operativo. Ensefiamos a nues- tros hijos a emplear sdlo la logica en la resoluci6n de los problemas. Cuando abandonan las instituciones educativas, han dejado ya de 142 prestar confianza a sus impulsos naturales y a sus intuiciones. No conffan en sf mismos (de la misma manera que los médicos no con- ffan en que el cuerpo se cura a si mismo). Salen programados con un montén de «deberia», que reprimen su espontaneidad natural y su capacidad de afrontar la vida abiertamente. La barrera innatural que hemos levantado entre nosotros y nues- tro ser natural a causa del concepto erréneo de la naturaleza ene- miga puede ser derribada. No importa la edad. Siempre podemos forjarnos una nueva concepcién del mundo. Si reemplazamos las creencias negativas sobre la naturaleza por la creencia positiva de que en ella tenemos una amiga que trabaja en nuestro favor y no en contra nuestra, la barrera innatural se disipara. Nuestro ser intuitivo funcionara en armonia con nuestro ser légico y cooperaré con él. Restablecer la integridad de la personalidad equivale a restable- cer el potencial para la comunién psiquica. El conocimiento de que el mundo exterior a nosotros no es mas que un reflejo del mundo interior nos permite adquirir confianza en nuestro ser natural, en nuestros semejantes y en el mundo. Logrando la armonja interior, se aprenden facilmente las leccio- nes de la vida. Cuando uno esta en desacuerdo consigo mismo, las lecciones del universo le parecen confusas e incomprensibles. Y como la mayoria de las personas pertenecientes a nuestra cultura viven en desacuerdo con su si natural, no logico, no comprenden las sefiales, o los sentimientos, que éste les envia para corregir su actua- ci6n en el futuro. Probablemente, la peor comprendida de las sefiales que el si natural envia al sf razonador consiste en el sentimiento de culpabili- dad. La culpabilidad natural se da en todo ser vivo. Se manifiesta en los animales como un instinto, frenando el matar indiscriminado. En estado salvaje, los animales s6lo matan para comer, nunca por placer, nunca de manera desmedida y raras veces dentro de su propia especie. En el ser humano, la culpabilidad natural se desen- cadena cuando ha transgredido una ley natural o universal. Puesto que somos simples mortales, supondria una locura la pretensién de conocer todos los aspectos del universo. La culpabilidad natural es el medio de que se sirve la naturaleza para decirnos: «No vuelvas a hacer eso». Significa simplemente que el sf natural le dice al si razonador: «Oye, ese acto no nos parece bueno. No vuelvas a ha- cerlo». La culpabilidad natural provoca la desarmonia entre las di- versas partes del ser, a fin de que el si razonador examine el acto y se comprometa a no repetirlo. La culpabilidad natural no tiene nada que ver con el castigo. El 143 castigo es un concepto cultural. La asociacién entre culpabilidad y castigo proviene de la creencia errénea en la perfeccidn de la huma- nidad. Esta «légica ilégica» afirma que hombres y mujeres son per- fectos, pero que se las han arreglado para transgredir algun princi- pio universal, cosa evidente por la culpabilidad que sienten en su interior. Por consiguiente, han de recibir el castigo por haber per- dido el estado de gracia. Ahora bien, quien percibe realmente el universo se da cuenta de que la vida constituye una experiencia para el alma y de que la humanidad se halla siempre en evolucién. Cuando vemos las cosas desde esta perspectiva, la culpabilidad na- tural se convierte en un maestro. Tenemos que cambiar de modo de actuar para aliviar la culpabilidad. Una vez modificado nuestro comportamiento, nos encontramos mas de acuerdo con los princi- pios universales, y la culpabilidad se desvanece hasta la proxima vez en que necesitemos un «codazo» mental para reconsiderar nuestra actuacién. La confusién en nuestro pensamiento entre la creencia en la perfeccién humana y la necesidad de sufrir un castigo por haber perdido esa perfeccién hace representar a la culpabilidad, instru- mento natural de aprendizaje, un feo papel. La culpabilidad im- pregna toda nuestra sociedad. No la culpabilidad natural, ese medio de aprendizaje, sino una culpabilidad impropia, ligada a la creencia, ampliamente aceptada, de que el ser humano deberia ser perfecto. Las creencias incorrectas han corrompido nuestro sentimiento de culpabilidad natural y sentimos culpabilidad por motivos equivoca- dos, lo que nos induce a buscar el castigo para mitigar esa culpabili dad. A menudo, la gente desea el castigo porque cree y siente que se lo merece, en vez de procurar cambiar la conducta que origino la culpabilidad. Con vistas al desarrollo de los poderes psiquicos, resulta impera- tivo examinar con gran cuidado las creencias acerca de la realidad. Recuerde siempre que no son més que creencias, que pueden modi- ficarse, y no hechos sobre la realidad que no se pueden cambiar. Si alcanza a separar lo que cree de lo que piensa que es un hecho cierto sobre la realidad, lograra eliminar una buena parte de su culpabili- dad impropia. Las creencias negativas sobre la existencia de las facultades psiquicas le impediran progresar. Y las creencias negati- vas sobre su propio mérito quiza le causen un grado enorme de culpabilidad impropia. j~Comprende por qué? Medite con atencidn las afirmaciones si- guientes: sus creencias condicionan su experiencia vital. El senti- miento de fracaso atrae a su vida el fracaso. El miedo al éxito va 144 siempre acompafiado de su contrapartida, el deseo de fracasar. ;Por qué quiere fracasar? El deseo de fracasar proviene de un senti- miento muy profundo de indignidad. Si alguien triunfa alguna vez contradiciendo la creencia en su falta de méritos, obtendra como resultado un sentimiento de culpabilidad intenso y distorsionado. (,Cémo se puede triunfar cuando uno no lo merece?) En un intento de aliviar esa condicién angustiosa, el subconsciente provocara un fallo, a fin de que el ser pueda volver a su condicion original de indignidad, mientras sigue creyendo en la perfeccion humana. Si alberga creencias contradictorias, cosa que todos hacemos, se teflejaran en su vida las consecuencias. Mediante las técnicas que expondré a continuacion, empezar a resolver algunos de esos con- ceptos y creencias conflictivos. Reprogramaci6n Entiendo por reprogramacién la técnica por medio de la cual modelamos nuestras viejas normas de pensamiento y de conducta conforme a un sistema mas beneficioso. El trabajo de reprograma- cién se facilita si el sujeto aprende a ver los acontecimientos pasados de su vida como si se tratase de una pelicula. Basta con que proyecte en su cabeza la cinta del acontecimiento que quiere reprogramar y que reforme el argumento. El procedimiento sirve también para las creencias. Ejercicio nimero | de reprogramacién (solo): antes dé intentar reprogramar sus creencias, realice los ejercicios de relajacién que expuse en el capitulo 2. Después de alcanzar un estado relajado, deje que su mente vague a la deriva. Entretanto, pida a su con- ciencia que saque a la luz alguin incidente de su vida que le haya causado ansiedad o miedo. Durante algunos instantes, deje que fluyan los pensamientos junto con los recuerdos de dicho inci- dente. Contemple su vida como una pelicula y rebobine la parte correspondiente a esa experiencia del pasado. Pida a su ser cons- ciente que repase de nuevo el acontecimiento, esta vez a camara lenta. Muéstrese muy atento a todas las emociones y sentimientos que se revelan en él. Indudablemente, ha de elegir un aconteci- miento que se haya tomado muy en serio. Ahora, empiece a repa- sar una vez mas el acontecimiento en camara lenta, pero, cada pocas escenas, ordene mentalmente: «jCorten!» e inserte otra imagen, un cambio de sentimiento, un cambio de la accién o de la 145 reaccién. La imagen insertada se convertira en parte permanente de su recuerdo del acontecimiento. He aqui una ilustracién tomada de la vida real. A una de mis alumnas le inspiraban un terror pAnico las serpientes. Hacia tanto tiempo que sentfa ese temor ge la causa original se habia borrado de su memoria. Su miedo era tan fuerte que le impedia ir a ningan lugar donde sospechara la posible existencia de serpientes. Me- diante la técnica de la pelicula, consiguié remontar en el tiempo hasta la época en que tenia seis afios. Se vio a si misma corriendo por un prado descalza y pisando un nidal de pequefias serpientes. Se estremeci6 al recordar el incidente. Al pasar de nuevo la pelicula a camara lenta, encontré muy dificil superar el momento en que le- vantaba el pie para posarlo sobre los animales. Por consiguiente, nos detuvimos en ese momento. Entonces inserté una versi6n nueva de lo sucedido. Al levantar el pie, se imagin6 que miraba hacia abajo, a la nidada de serpientes. Una de ellas tenia franjas blancas y purpura. Otra era bizca. Una tercera le sacaba la lengua... Asi transformé6 el suceso en algo humoristico. Muy despacio, modificé la pelicula, de manera que su pie se posé justo al lado de la nidada. E] otro pie vino a colocarse al otro lado, y ella se qued6 mirando las pequefias serpientes, que ahora le parecian divertidas y nada peli- grosas. Y para terminar la pelicula, se vio reanudando su carrera por el prado. Tomando como ejemplo lo que acabo de relatar, varie la técnica para ajustarla a sus recuerdos y problemas. Cambielos hasta que, cuando los rememore, incluyan ya la nueva imagen. Cuando al re- pasar el acontecimiento sédlo aparezcan las imagenes placenteras donde antes estaban las imagenes dolorosas, habra eliminado de su vida un factor limitativo. Ejercicio niimero 2 de reprogramacion (solo): utilizando la mis- ma técnica descrita en el ejercicio nimero 1, reemplace las creen- cias que ha recibido de otros. En nuestras creencias, sentimientos y temores subyacen siempre las instrucciones de otras personas, ins- trucciones que hemos interiorizado. Pocos de nosotros nos preocu- pamos de cambiar esas instrucciones y creencias cuando contradicen nuestras experiencias vitales. Para este ejercicio, en lugar de un incidente, tome una de sus creencias sobre la. realidad. Procure recordar dénde la adquirié. {Procede de una experiencia real suya o de otra persona? Pase la pelicula de su vida por su cabeza hasta localizar la primera vez que fue consciente de ella. Descubrira que, en la mayor parte de los 146 casos, sus creencias derivan de un «deberia» que alguien le dijo alguna vez: «Si hace tal cosa, deberia sentirse culpable». Cuando Ilegue a un punto en la pelicula de su vida en que alguien le diga «deberia», escuche y fijese muy bien en lo que sigue. Si esa idea o actitud figura entre las que le causan ansiedad o limitan de algun modo su potencial de desarrollo, inserte en la pelicula una escena nueva, en que la devuelve a la persona que se la infundié en primer lugar. Simbolice la creencia o la actitud por un objeto envuelto como un «regalo» y rehaga la escena, viéndose en el acto de devol- ver ese regalo al donador. Por ejemplo, en la pelicula, oye a su madre decir que creer en la percepcién extrasensorial es malo. Ima- gine esta creencia simbolizada en un enorme paquete de regalo, atado con una cinta roja. Mirese a si mismo tendiéndolo a su madre. Imagine la escena libre y despreocupadamente. Su madre acepta el «regalo». Recuerde que se trata de su pelicula y que puede corregir el guidn de la escena como le venga en gana. Repita después, en voz alta si es posible: «La creencia de que... (o el miedo de...) me abandona y vuelve la lugar de donde vino. Ahora estoy libre de ello y no necesito creerlo (o temerlo) por mas tiempo». Otra técnica para explorar la programaci6n personal consiste en servirse del péndulo. El sistema nervioso aut6nomo dirige el movi- miento del péndulo, lo que supone un medio excelente para averi- guar las creencias que hemos aceptado como hechos. Un repaso de la técnica del péndulo, expuesta en el capitulo 5, le refrescara la memoria. Ejercicio nimero 3 de reprogramacion (solo): haga una lista de sus actitudes y de sus creencias respecto a si mismo. Empiece con la afirmaci6n: «Yo soy...». Ponga en marcha un cronémetro con avisa- dor para que suene diez minutos mas tarde y escriba hasta que suene la sefial. Anote cuanto se le pase por la cabeza. No censure sus pensamientos. Apareceran muchas contradicciones, por ejem- plo, soy listo, soy torpe, y otras por el estilo. No se preocupe por ellas, siga escribiendo. Terminada la lista, revisela y tache todo lo que signifique la afirmacién de un hecho cierto. Asi, en mi caso, decir: «Soy una mujer es la afirmacién de un hecho cierto. Pero soy tonto, listo, inteligente, torpe, sensible, descuidado, gordo, del- gado, feo, guapo, etc., son creencias acerca de si mismo. Los tinicos hechos que encontrara seran claros y especificos: soy una mujer, tengo los ojos azules, el pelo castafio... El resto esta formado por términos relativos y, por consiguiente, no pueden considerarse como hechos. Dependen de la opinién de cada uno. Son sélo creen- 147 cias acerca de si mismo, reforzadas por nuestros criterios culturales. Pero lo bueno de las creencias es que pueden cambiarse. Sin em- bargo, primero hay que descubrir lo mas 0 menos profundamente ancladas que se encuentran. Trace una linea recta en una hoja de papel sirviéndose de una regla. Utilizando un compas o un objeto redondo, como una taza o un bote, dibuje un semicirculo sobre esa linea. Con la regla, divida el semicirculo en tres secciones iguales, como las porciones de una tarta. Trace en el centro de la linea, donde se unen las puntas de las tres secciones, un pequefio circulo. Por ultimo, rotule las secciones en torno a la semicircunferencias. Titule «ligera» la porcién de la izquierda, «mediana» la del centro. «fuerte» la de la derecha. Tome su péndulo y, usando este diagrama, busque a qué profun- didad de su conciencia se ha fijado cada una de sus creencias. Sos- tenga el péndulo sobre el circulo pequefo, la zona neutral, y lea en voz alta, una por una, las afirmaciones de la lista. Al moverse el péndulo, anote en qué intensidad de la escala se sitta esa creencia. Cuando termine, repita la lista, repartiendo las creencias en los tres tipos de intensidad. Estudie atentamente las tres listas y tendra una imagen clara de su ser social, creado en muy amplia medida por la interiorizacién de las actitudes y creencias de otras personas a su respecto. Procure identificar la fuente de cada creencia que ha anotado sobre usted mismo. Acaso alguien le decia con frecuencia en una época de su vida: «jQué torpe eres! No haces nada al derecho». En ese caso, la creencia «soy torpe» pertenece a esa persona, no a usted. La persona a la que oye usted mentalmente decir lo que ha anotado como una de sus creencias acerca de si mismo es quien ha implantado en usted dicha creencia. Tal vez lo hizo para manipu- larle, a fin de convertirle en una versidn de si misma y poder contro- larle. Revisando y analizando su lista de creencias, se hara indepen- diente de ellas. Descarte las creencias que le limitan. «Soy un estd- pido» es una creencia limitadora. «Soy inteligente» es una creencia expansiva y positiva. Retenga las creencias positivas y constructivas. Elimine las negativas y limitadoras. Empiece a recrear su ser social conforme a la imagen de lo que desea ser. Ejercicio nimero 4 de reprogramacion (solo): tome la lista del ejercicio anterior y vuelva a escribirla agrupando las afirmaciones que se contradigan. Por ejemplo, ponga juntas las afirmaciones «soy listo» y «soy torpe», que estan en contradiccién. Repase toda la lista, entresacando las contradicciones. En algunas areas, no en- 148 contraré ninguna. Tal vez escribié usted «soy guapo» y «soy bien parecido». Si no descubre ninguna afirmacién que las contradiga, no existe en usted ninguna tension en lo que se refiere a su aparien- cia. Estudie primero las areas en que aparezcan contradicciones y después aquellas en que no las haya. Si examina con atencién la lista de sus contradicciones, descu- brira que precisamente en esas areas falla con mayor frecuencia. En efecto, al sostener creencias contradictorias, se paraliza y estorba su propio éxito en ese aspecto. Las dreas en que no tiene creencias contradictorias son aquellas en que disfruta de mayor éxito. Siem- pre y cuando, claro esta, que se trate de creencias positivas. Si las creencias no contradictorias son negativas, triunfaré todavia menos que en los aspectos en que tenga creencias contradictorias. Una creencia sin contradicciones constituye una creencia muy fuerte, ya sea positiva 0 negativa. Asegurese de que las suyas sean positivas. Ejercicio numero 5 de reprogramacion (solo): utilice para este ejercicio el péndulo y la escala de intensidad. Anote todas sus creencias respecto a uno de los temas siguientes: el universo, el tiempo, el encadenamiento de causa y efecto, sus temores, sus gus- tos, el amor, sus amigos, sus padres, sus hermanos y hermanas, su pareja, el dinero, su posicién social y su hogar. Afiada los temas que se le ocurran. Elija uno de ellos cada dia y escriba sobre él durante diez minutos. Estudie sus listas con mucha atencién. Antes de ta- char ninguna afirmacion considerandola como un hecho, asegtirese de que su propia experiencia la confirma. Si su experiencia personal no la confirma, déjela por el momento entre las creencias. Existen muchas leyes universales desconocidas para nosotros, y otras mu- chas que solo percibimos parcialmente. Por consiguiente, tenemos de ellas una «visién global» errénea. No hay por qué aceptar forzo- samente la perspectiva oficial, o cientifica, de la realidad. Recuerde que durante siglos se creyd que la tierra era plana y se acepté esta creencia como un hecho, hasta que alguien decidié ponerla a prueba en un espectacular acontecimiento de la vida real. Tome sus listas y utilice la escala de intensidad y el péndulo como en el ejercicio ndmero 3. Divida también las listas en categorias. Se dara cuenta de que tiene normas muy fijas de reacciones emocionales. Con cuanta mayor intensidad reaccione, mas previsible sera para las otras per- sonas. Y cuanto mis previsibles sean sus reacciones a las personas y a los acontecimientos, tanto mas facil resultara para los otros el manipularle. Para trasladarnos a una realidad donde no hay nada previsible, donde todo es nuevo, hemos de esforzarnos por dejar 149 atras el miedo, la ansiedad y la culpabilidad. Para actuar de manera efectiva con vistas a nuestro mejor interés, tenemos que ser libres de reaccionar a lo que sucede realmente, y reaccionar de manera natural y espontanea. Todos nuestros miedos, ansiedades, culpabili- dades y creencias se relacionan con instrucciones 0 experiencias pasadas. Nunca se relacionan con el momento presente. Compren- der bien esto reviste una extraordinaria importancia. El momento presente es éste, ahora, y nunca ha existido antes. No traiga al momento presente los sentimientos y las culpabilidades antiguos. Considere atentamente que no hay otra cosa en su vida que el momento presente, el ahora. El pasado es cosa pasada. No deje que perturbe su presente, ni lo arrastre al futuro. Desde el momento presente, gobierne su pasado y su futuro. Examine en este capitulo los medios de reprogramar las creencias negativas del pasado. En el préximo, le ensefaré los medios de programar el futuro. Aprecie su presente, disfnitelo, libre de creencias limitadoras, de miedos anti- guos, de experiencias pasadas y de ansiedades futuras. Confie en usted y confiara en la vida. 150 9 Fuera del tiempo Al analizar en el capitulo anterior el modo en que nuestras creencias afectan a la realidad, le dije en el ejercicio numero 5 que escribiera sus creencias sobre el tiempo. Para estudiar la rememora- cién de las vidas pasadas y programar el futuro, como nos propone- mos en este capitulo, se necesita comprender cémo funciona el tiempo y separar nuestras creencias sobre él de lo que es en reali- dad. : Nuestra cultura considera el tiempo como una ley fundamental, algo sobre lo que no poseemos ningun control. El tiempo es la presuncién radical sobre la que basamos todo el resto de nuestras creencias. Ahora bien, se trata s6lo de una convenci6n aceptada por los seres humanos. En ultimo término, el.concepto del tiempo no significa mas que eso, una presuncién, por muy fundamental que Nos parezca. El tiempo da la impresién de ser fundamental porque lo emplea- mos para estructurar nuestras vidas, pero no deja de ser una me- dida, como los metros y los litros. Inventamos el tiempo para que nos ayudase a organizar nuestras vidas. Como ocurre con cualquier otra medida, se fij6 convencionalmente una norma, y los instrumen- tos de medida se calibraron de acuerdo con esa norma. Tendemos a olvidar la arbitrariedad de la convenci6n original. Por ejemplo, nadie pone en duda el hecho de que un metro tiene cien centimetros. Lo aceptamos como una de las pocas evidencias que poseemos en la vida. Pero ;por qué adoptar el sistema decimal? éPor qué no el sexagesimal o el duodecimal? Dividimos el metro en centimetros porque ésa fue la convencién original. Con el tiempo ocurre prdcticamente lo mismo. Se tomo una decisién arbitraria sobre la manera de dividirlo y se aceptaron como norma esas divi- 151 siones. Hemos llegado a creer que el tiempo se compone de minu- tos, horas y dias, sucediéndose de manera lineal desde el pasado, a través del presente y hacia el futuro. Aceptamos la creencia de que el tiempo es algo exterior a nosotros y situado fuera de nuestro control. Sin embargo, se trata sdlo de una creencia nuestra sobre el tiempo. El tiempo es flexible. Piense en lo larga que le parece una hora cuando se entrega a una lectura aburrida, y lo corta que la encuentra cuando se divierte. Los suefios proporcionan un buen ejemplo de la flexibilidad del tiempo. En un suefio, se experimenta en unos minutos el equivalente de los acontecimientos de todo un dia. El tiempo se dilata y se contrae en los suefios. También se altera su secuencia, mezclandose el pasado, el presente y el futuro. Aun asf, en la realidad de los momentos de vigilia, insistimos en creer en la existencia de un tiempo lineal. La perspectiva lineal del tiempo —el paso del tiempo como una secuencia, ayer, hoy y mafia- na— suele aceptarse porque se ajusta de manera perfecta a la creen- cia de que la relacién causa-efecto es la relacién primaria en el universo. Todos hemos sido educados en la nocién de que lo pasado ha pasado, que no se puede cambiar y que condiciona el presente, el cual, a su vez, condiciona el futuro. Y puesto que lo creemos, se condicionan en efecto. Entra en accién la relacién causa-efecto. Creemos que el pasado origina el presente y hacemos que nuestra realidad refleje esa creencia. Pero el tiempo puede verse con otra 6ptica. Segun este segundo punto de vista, los acontecimientos se producen simultaneamente, no secuencialmente. La idea se basa en la presuncién de que el tiempo es una construcci6n o sistema de creencias adoptado por los seres humanos para estructurar su universo y que no tiene en reali- dad una base factual. Y si el pasado existe simultaneamente con el presente y el futuro, todos los periodos de tiempo pueden experi- mentarse con tanta facilidad como el presente. El pasado esta establecido en nuestra memoria. Cambiando de enfoque, volveremos a cualquier tiempo que deseemos. La percepcién extrasensorial nos hace asequible el futuro, que se abre también ante nosotros mediante un cambio de enfoque. Co- nociendo lo que puede suceder, tomaremos parte activa, si quere- mos, en la decisién de lo que sucederd. La facultad de cambiar de periodo de tiempo abunda entre los psiquicos. Esta facultad les hace capaces de predecir su futuro y describir su pasado. Pero todos poseemos la capacidad de cambiar el enfoque de los perio- dos de tiempo. Se requiere para ello una modificacién de nues- 152 tras creencias sobre el tiempo. Se requiere también practica en el cambio de enfoque. Rememoracién de vidas pasadas La posibilidad de rememorar una vida pasada se hizo patente para los terapeutas cuando intentaron provocar el regreso de sus pacientes, bajo hipnosis, a los primeros tiempos de su vida presente. Tratando de descubrir en la nifiez el origen de ciertos miedos adul- tos, hipnotizaron a sus pacientes y les ordenaron que volviesen a la €poca que ellos fijaban, cuando tenian cinco afios, por ejemplo. Y en efecto, el paciente solia volver a cuando tenja cinco afios, pero lo hacia a menudo a cuando tenia «cinco» afios en otro siglo. Al princi- pio, reindé una confusién considerable sobre lo que estaba suce- diendo, debido a las creencias limitadas de los terapeutas sobre la estructura del tiempo. Por fin, gracias a la abundante documenta- cién presentada por muchos terapeutas, la regresi6n a una vida pasada se convirtié en un instrumento aceptado para resolver algu- nos traumas de la vida presente. {Qué desencadena la rememoracién de una vida pasada? Al parecer, la rememoracién de las vidas pasadas es similar a la reme- moracion de acontecimientos de la vida actual. Cuanto mas fuerte sea la emocién que rodea ese acontecimiento 0 esa vida, mas facil se hace el rememorarlos. Cuando revisa usted su vida, se da cuenta de que hay ciertos periodos de ella que no recuerda de manera particular. En cambio, hay otros periodos que se mantie- nen bien claros en su memoria, a causa de las fuertes emociones asociadas a los acontecimientos de esa época. Se llama a esos acontecimientos «experiencias cumbre». ,Qué provoca el recuer- do de esas cosas? A veces, una obra musical que oy6 entonces trae a su memoria la experiencia; otras, un olor causa el mismo efecto. Si asocia a su abuela con el olor de la tarta de manzana, cada vez que llegue a su olfato ese olor, pensaré en ella. Si su relacién con ella fue cordial, probablemente le gustara el olor de la tarta de manzana, ya que le trae el recuerdo de los buenos momentos que pasaron juntos. El olor de la tarta de manzana le recuerda expe- riencias agradables asociadas con él. Si sus relaciones fueron desa- gradables, aborreceré usted el olor de la tarta de manzana y lo rehuiré. Bloqueara conscientemente el recuerdo de su abuela. La capacidad de rememorar o de bloquear una experiencia de esta vida es un fenémeno corriente, pero quizé no resulta tan familiar 153 cuando esta capacidad se emplea también para bloquear las expe- tiencias desagradables de vidas pasadas. La mayor parte del bloqueo de las experiencias, tanto de la vida presente como de las vidas pasadas, proviene de los intentos de la mente consciente para evitar el dolor. Al bloquear la experiencia dolorosa, en lugar de enfrentarse con ella, la mente consciente ori- gina pautas de comportamiento desconcertantes. Por ejemplo, una persona que teme al agua acaso tuvo en esta vida una experiencia de muerte inminente relacionada con el agua. Si el incidente se pro- dujo en un pasado cercano, y el individuo tiene conciencia del mismo, su reaccién emocional al agua no plantéa ningun misterio. Pero supongamos que la ocasién en que estuvo a punto de ahogarse se sitia en los primeros afios de su nifiez o en otra vida. Al no recordar el incidente, el sujeto se devanara los sesos tratando de encontrar una explicaci6n para su miedo «irracional» al agua. La intensidad de la emocién se mantiene, pero el recuerdo de la expe- Tiencia esta bloqueado. Para liberarse de su miedo, tiene que volver atr4s, hasta el acontecimiento que lo produjo. Volver a un acontecimiento pasado no resulta tan facil como suena. Con el hipnotismo, sin embargo, se puede volver sin dificul- tades a un tiempo anterior. Gracias a la hipnosis, se mitigan los bloqueos de la mente subconsciente y se hace posible el acceso a las vidas pasadas. Tras desviar los bloqueos, el hipnotizador sugiere al sujeto que tiene ahora determinada edad y le envia a la época en que se originé el trauma. Este proceso se denomina regresién. Un adulto tendra que volver, digamos, a la edad de cinco afios para encontrar la solucién del problema o, tal vez, «saltar» a otros siglos para descubrir su causa. Innumerables veces los psiquiatras han hecho regresar a sus pa- cientes a periodos anteriores sélo para descubrir que, en realidad, el paciente estaba recordando una vida transcurrida en otro siglo." Esto se produce naturalmente cuando la causa del problema se encuentra en otra vida. Recordando vidas pasadas, conoceremos el origen de muchos de nuestros problemas presentes. Las relaciones que sostenemos en esta vida son a menudo continuacién de las que 1. Para saber mas sobre la regresién a vidas pasadas, véase Far Memory, de Denys Kelsey y Joan Grant, y You Have Been Here Before, de la doctora Edith Fiore. En ambos libros, los tetapeutas exponen casos extraidos de sus propios archi- vos en que problemas de esta vida tenian sus origenes en vidas pasadas. En la pelicula On a clair day you can see forever (Vuelve a mi lado), Barbra Streisand es hipnotizada por su terapeuta y regresa a un siglo anterior. La pelicula presenta un punto de vista interesante sobre las vidas diversas. 154 sostuvimos en otras, lo mismo que nuestros problemas de compor- tamiento. Cuanta mas informacién tengamos sobre nosotros mis- mos y los demds, mas capaces seremos de enfrentarnos a los desa- fios de la vida y a nuestro desarrollo. Ocasionalmente, al enfrentarnos a los desafios de la vida, perci- bimos como un destello de nuestras otras vidas. La rememoracién espontanea se produce cuando una persona reacciona a una situa-_ cién emocional o fisica del presente que desencadena el recuerdo de una situacion similar en una vida pasada. Todos hemos tenido en alguna ocasién la experiencia de encontrar a alguien por primera vez y sentirnos seguros de que ya le conociamos de antes. Una sensacion de familiaridad con esa persona nos hace sentirnos cémo- dos inmediatamente con ella. Pasamos por todo el ritual de pensar en d6énde la habremos conocido y, cuando no logramos descubrir ningun indicio de un encuentro anterior, desechamos el sentimiento de familiaridad considerandolo una equivocacién. Eso significa que no hemos retrocedido lo bastante. La sensacién de conocer a esa persona nos viene de otra vida. Nuestra memoria reacciona a la emocién, pero tropezamos con dificultades para situar el aconteci- miento. Si nuestro sistema de creencias afirma que no hay mas que una vida, no dejaremos que emerja el recuerdo de otra. En cambio, si estamos dispuestos a admitir la existencia de otras vidas, dejare- mos emerger a la superficie el recuerdo del pasado y sabremos dén- de y cuando conocimos a esa persona. Cuando se experimenta el sentimiento de haber conocido antes a alguien, sdlo hace falta dar un paso para recordar el tiempo y el lugar. Aunque algunos preferiran acudir a un profesional para lograr la rememoracién, hay técnicas ideadas precisamente para el aficiona- do. William Swygard,’ lider en este campo, ideo lo que él llama el «conocimiento a multinivel», un medio de ser consciente al mismo tiempo del pasado y del presente. Marcia Moore prepar6é una téc- nica similar, a la que denomina la «hipersentiencia».? Ambos siste- mas capacitan al aficionado para enviar a otros a sus vidas pasadas. Los dos primeros ejercicios que siguen presentan dos técnicas dis- tintas para recordar las vidas pasadas. Ensdyelas ambas para com- probar cual de ellas le da mejor resultado. Pero primero una palabra de advertencia. Evite utilizar la reme- 1. Le recomiendo la obra de Diane y William Swygard. Awareness Techniques. una serie de cuatro folletos que arrojan més ‘luz sobre el tema. (Véase la Biblio- grafia.) 2. Hypersentience, de Marcia Moore. expone su método en un estilo claro y facil de seguir. (Véase la Bibliografia.) 155 moracién de vidas pasadas como una excusa cOmoda para los pro- blemas a los que se enfrenta en la actualidad. La rememoracion de vidas pasadas proporciona informacién, pero hay que usar esa infor- macion para solventar los problemas, no como una percha donde colgarlos. Aunque la causa de sus problemas puede encontrarse en otro lugar, los problemas de hoy requieren la atencidn de hoy. Ejercicio nimero 1 de rememoracion de vidas pasadas (con otra persona): el sujeto se echara en el suelo o en una cama y se pondra comodo. Debe llevar ropa floja y quitarse los zapatos. El escenario es muy importante. Las luces han de ser de baja intensidad, para que su brillo no moleste al sujeto. La persona que dirige la rememo- tacién, a la que llamaré el guia, se asegurara de que todo esta dispuesto para la sesién y luego dara al sujeto un ligero masaje. Si acttia usted como guia, empiece justo por encima de las rodillas, primero una pierna y luego la otra, masajeando ligeramente la pierna hacia abajo y deteniéndose brevemente en la rodilla para que quede bien relajada. Continue el masaje, flexionando el tobillo cuando llegue a él. Dé un vigoroso masaje a los pies y a los dedos de los mismos. Una vez que haya terminado con ambas piernas, vuelva a empezar, pero esta vez con mayor rapidez. A continuacién, pose la mano sobre la frente del sujeto y, con una ligerisima presién, mueva la piel arriba y abajo y hacia los lados durante unos segun- dos. Todo esta dispuesto ahora para hacer retroceder al sujeto hasta otra vida. Siempre en su papel de guia, comience por decir al sujeto que cierre los ojos. Al cabo de unos instantes, pidale que aumente de estatura a partir de la planta de los pies y digale: —Avisame tan pronto como lo hayas hecho. Cuando el sujeto le diga que ya esta, continue: —Vuelve a tu tamajio normal. Avisame tan pronto como lo ha- yas hecho. Digale al sujeto que repita el ejercicio, pero esta vez estirandose unos treinta centimetros. —Avisame tan pronto como lo hayas hecho. Cuando le avise, haga una pausa y digale que vuelva a su tamafio normal. —Avisame tan pronto como lo hayas hecho. Repita el proceso de aumentar treinta centimetros. En cada ocasi6n, pida al sujeto que le avise cuando haya realizado el ejer- cicio. Situese detras de la cabeza del sujeto y digale: 156 —Trata de aumentar tu estatura en unos centimetros a partir de la parte superior de la cabeza. Avisame cuando lo hayas hecho. Haga que vuelva a su tamafio normal. Déle instrucciones para que aumente treinta centimetros a partir de la parte superior de la cabeza. Repita tres veces el ejercicio. El sujeto debe decirle cuando ha completado cada uno de los pasos. —Ahora —prosiga—, dilata la cabeza, la cara, el tronco, los brazos, las piernas y los pies. Hinchate como un globo. Avisame tan pronto como lo hayas hecho. Haga que el sujeto vuelva a su tamafo normal. Durante estos ejercicios, muéstrese jovial y hable con voz firme y convincente. Permanezca en todo momento dispuesto a sonreir y asegtirese de que el sujeto lleva a cabo estos preliminares rapida y tranquila- mente. Una vez que los ha ejecutado bien, no se necesita repetirlos. Una vez mas, digale que se hinche como un globo, pero ahora ha de alcanzar un tamafio superior. Cuando le informe de que lo ha hecho, digale: —Ve rapidamente a situarte frente al edificio en que vives. Avi- same cuando estés alli. Tan pronto como le avise de que ha llegado, pidale que le des- criba la escena: la puerta, el tirador de la puerta, las ventanas, los paseos, los Arboles, los macizos y todos los detalles distintivos, de cualquier clase que sean. Terminada la descripcion, digale: —Asciende rapidamente al tejado del edificio y mira hacia la calle. Dime lo que hay en ella. Pidale que le describa los coches, los arboles y cualquier objeto que pueda haber alli. Cuando termine, digale que ascienda unos ciento cincuenta metros en el aire, que mire hacia abajo y que describa lo que ve desde ese punto. Si el sujeto se cuenta entre el uno por ciento de las personas que ponen reparos a esto, le bastara tranquilizarle recordan- dole brevemente que su cuerpo se halla a salvo en la habitacion. Y vuelva a pedirselo. Si le objeta que todo esto es pura imaginacién, contéstele que se trata de un ejercicio de conocimiento y continue. Una vez que el sujeto le haya descrito lo que se ve desde esa altura, preguntele si es de dia o de noche. Cuando le responda en uno u otro sentido, preguntele por qué le parece asi. Le respondera algo por este estilo: —Es de dia porque todo aparece iluminado y puedo ver como si efectivamente fuera de dia. Por lo tanto, debe ser de dia. O bien: —Estamos entre dos luces. Ya sabes, cuando el sol acaba de po- nerse. 157 Si afirma que es de noche o que esta oscureciendo, digale que haga que sea de dia, un dia brillante, como iluminado por la luz del sol. Pidale de nuevo que le avise cuando haya cambiado de enfoque. Y luego preguntele por qué le parece ahora que es de dia. Hay que mantener el didlogo en marcha, que el sujeto hable todo el tiempo. Si empez6 por decir que era de dia, pidale que cambie a una vision nocturna. Cambie los dias en noches y viceversa, dos o tres veces, pero asegtirese de terminar por la fase de dia, un dia muy soleado. Después, pregunte de repente: —j Quién hace que sea de dia o de noche? La respuesta mas probable sera: «Yo». No obstante, si el sujeto vacila durante mas de diez segundos, pregunte de nuevo: Eres ti quien hace que sea de dia o de noche? EI (0 ella) asentira. Interesa mucho que el sujeto comprenda que es él quien realiza los cambios. —;,Contintas suspendido en el aire? —Si—debe ser la respuesta. —Por favor, mantén la escena muy iluminada. Regresa a la tierra en otra época, cuando vivias en ella muchos afios atras. Baja rapidamente, a la vez que retrocedes en el tiempo. Posa los pies en el suelo rapida y firmemente, pero con suavidad. Avisame tan pron- to como lo hayas hecho. Observe el rostro del sujeto. Cuando vea que los ojos se mueven bajo los parpados, prosiga: —Por favor, mira tus pies y dime como vas calzado. El sujeto esté experimentando ahora una buena visi6n de una vi- da anterior. Recuérdele con frecuencia: —AMira con tus ojos y escucha con tus oidos. —Y pregintele—: ¢Como va vestida la parte inferior de tu cuerpo? Espere a que lleguen a usted las respuestas, pero mantenga a la persona hablando. Siga haciéndole preguntas para que le describa lo que ve y no formule ningtin juicio. Insista en que haga solo lo que le dice que haga y que conteste a sus preguntas. Acuérdese de dara éstas una semblanza de orden cronoldgico. Traslade al sujeto hacia adelante en el tiempo, sdltese un dia, un mes o un afio de su vida, pero que siga trasladandose y hablando. Al final de una vida, pidale que vuelva a una vida anterior a ésa. Exponga asi su peticién: —Regresa a una vida mas temprana, mirate los pies y dime c6- mo vas calzado. Al final de la segunda o la tercera vida, digale al sujeto que «muera». Sigale a través de la muerte, preguntando: 158 — Qué sucede después? No importa lo que le cuente. No se haga cuestion de su validez. Antes de cambiar de periodo o de abandonar el ejercicio, pre- gunte siempre: —jTe parece necesario continuar en este tiempo? Deje que sea él quien decida cuando detenerse. La practica es esencial. Pronto podra repasar una vida entera en unos minutos, empleando todos sus sentidos. Resulta divertido tanto para el sujeto como para el guia. Cambien de papel y prolonguen el ejercicio durante bastante tiempo. Después de tres a cinco horas de «ense- fiar o asistir a una persona, ésta quedara preparada para explorar sola sus vidas pasadas. La cuestién técnica es lo mas dificil de domi- nar para la mayoria de la gente. Por eso tiene tanta importancia actuar como guia y como sujeto mientras se esta aprendiendo esta técnica. Recuerde la pregunta: «{Qué sucede después?» Puede ayu- dar a anticipar los acontecimientos de la vida. Tan pronto como el sujeto sea capaz de hacerse a si mismo las preguntas, habra llegado el momento de que se ejercite solo. Ejercicio niimero 2 de rememoracidn de vidas pasadas (con otra persona): el sujeto se echar en el suelo, en una cama 0 en un sofa, descalzo o vestido con ropas flojas. Quizé quiera taparse con una manta, ya que la temperatura del cuerpo desciende con la relaja- cién. Se necesitan luces suaves y un ambiente tranquilo. Antes de comenzar, el guia describira brevemente al sujeto todo el proceso y le sugerira que se relaje y que se muestre receptivo. E] primer paso de este proceso consiste en la relajacion. El guia puede sugerir que cada parte del cuerpo se relaje, como en los ejercicios del capitulo 2, o preferir decirle que se sumerja en luz, eligiendo vibraciones de colores como el verde o el aguamarina. que son apaciguantes. A continuaci6n, haga que el sujeto repita en voz alta el némero uno. Al cabo de diez segundos, debe pasar al nimero dos. Continte la serie de nimeros hasta que le parezca que esta lo bastante rela- jado. La repeticién de los mimeros proporciona al sujeto un punto en que enfocar su atencién y despeja su mente de pensamientos aje- nos a la cuesti6n. Cuando la respiracién del sujeto se haga mas profunda, su nivel de vibracién habra cambiado. Ha llegado el momento de proceder al proximo paso. Pidale que ascienda a una montafia, siguiendo un camino estrecho, pero claramente sefialado. Mientras sube, sugié- rale que aspire el aroma de los Arboles, que sienta el calor del sol 159 sobre su cara y su cuerpo, que oiga el canto de los pajaros. Digale que se dirija a una amplia cornisa de la montafia y que mire hacia abajo, hacia un valle. En esa cornisa hay un banco en el que puede descansar antes de contemplar el valle. Sugiérale que va a hacer un viaje a otro tiempo. Sugiérale luego que el valle que se extiende a sus pies esta cu- bierto por la niebla. En realidad, se encuentra sobre el nivel de las nubes. Al mirar por encima de las nubes y la niebla, vera la parte superior de un arco iris. Las nubes ocultan sus extremos. Haga que el sujeto se suba al arco iris y se deje deslizar por él hacia la niebla, siguiendo todo el recorrido hasta el fondo. Digale que le describa lo que hay alli. Como va calzado y vestido? ;Qué aspecto tiene lo que le rodea? Preguntele dénde vive y como es su casa. Sugiérale que se dirija a ella y se la describa. ;Qué edad tiene y a qué se dedica? (En qué afio esta? Siga formuldndole todas las preguntas que se le ocu- Tran a fin de lograr una imagen lo mas completa posible. Mantenga al sujeto hablando siempre. Sugiérale ahora que se traslade a cinco afios mas tarde y que describa lo que sucede. Siga haciéndole avanzar a lo largo de esa vida. Si llega a una situacién extremadamente emocional, como la muerte, fuércele a saltar esa experiencia, pasando a un punto si- tuado justo después del acontecimiento, y digale que mire hacia atras y que le cuente lo ocurrido. Acuérdese de preguntarle si alguna de las personas con quien se relaciona en esa vida se relaciona también con él en ésta. En caso afirmativo, pidale que las identifique. Cuando crea que ya ha reco- gido bastante informacién acerca de una vida en particular, digale que pase a través de una puerta cercana y suba el tramo de escalera que encontrar alli, dejando atras esa vida. El tramo de escalera es extraordinariamente largo. Al final, hay una trampilla que se abre a la cornisa donde estaba el banco. Haga que el sujeto se siente en el banco y descanse tranquilo antes de iniciar el descenso de la mon- tala. Una vez abajo, empezara la cuenta atras de los nimeros, su- giriendo un regreso al estado consciente del que partid. Digale ahora que abra los ojos cuando se sienta dispuesto. Comenten des- pués la experiencia. Este ejercicio debe realizarse con tanta frecuencia como el su- jeto desee. Suele bastar con una sesion. El error que se comete con mayor frecuencia es que el guia se mueva con demasiada rapidez a través de la vida del sujeto, sin que éste alcance a seguirle. Antes de impulsarle hacia adelante, inquiera siempre si hay alguna razén particular para permanecer en un punto determinado del tiempo. 160 Ejercicio niimero 3 de rememoracion de vidas pasadas (solo o con otra persona): ahora que domina la capacidad de recordar sus vidas pasadas, ‘puede usted, gracias a este ejercicio, concentrarse sobre una vida en particular. Empiece como en los dos ejercicios anteriores. Relajese, cambie su enfoque del tiempo y dispéngase a aceptar lo que le envie su memoria. La sola diferencia sera que, en este ejercicio, elegira una experiencia de una vida pasada especi- fica, en lugar de aceptar cualquier recuerdo que le envie su sub- consciente. Antes de empezar la relajacién, tome nota por escrito de un problema especifico de su vida presente. Si no desea centrarse en ningun problema en particular, anote una preguhta sobre una rela- ci6n en la que participe y que quiere comprender mejor. Pregunte luego a su subconsciente si la causa del problema, o el origen de la relacion, se encuentra en una vida pasada. Si es asi, pida que le muestre la parte de esa vida pasada en que se centra el problema. Y realice como de costumbre los ejercicios de rememoracion, aplican- dolos a esa parte determinada (ejercicios 1 y 2). Terminada la sesi6n, compare la informacién obtenida con la pregunta que anot6. ;Dicha informacion resuelve el problema? En caso negativo, quiz4 no expuso con claridad suficiente la pregunta. Hay que expresar de manera muy precisa la informacién que se desea. Puede repetir este ejercicio tantas veces como le parezca necesario. La programacién del futuro Nuestras acciones presentes determinan nuestro futuro. El problema inherente a la programacién del futuro reside en obligar al consciente y al inconsciente a trabajar juntos. Como dijimos con anterioridad, el s{ consciente es racional, razonador, mientras que el si subconsciente constituye la sede de los sentimientos. El si pensante y el si sentiente tendrian que estar en armonia, pero la mayoria de las veces permanecen extrafios el uno al otro. El si consciente traza planes para el futuro y toma decisiones para llevar a la prdctica dichos planes. En el si sentiente se realiza el trabajo para convertirlos en realidad. Si el subconsciente esta de acuerdo con los planes, actuara de modo que se materialicen en la forma en que los disefio el consciente. Si el subconsciente no esta conforme, se negara a hacer su parte o trabajar activamente en contra del consciente. 161 Si su programacién del futuro no funciona como habia planeado, busque el escollo en su subconsciente. Necesita usted revisar su sistema de creencias. Quiz4 conscientemente desea la riqueza, pero cree subconscientemente que eso le perjudicara. S6lo cuando existe una armonia absoluta entre las creencias subconscientes y los deseos conscientes se consiguen buenos resultados. Para crear el futuro y convertirlo en realidad, hemos de sembrar en el subconsciente, 0 en él inconsciente, las pautas y disefios que deseamos que aparezcan. El subconsciente funciona visualmente, mas que verbalmente. Su lenguaje se compone de simbolos e image- nes. Por lo tanto, cuando programe sus planes futuros, visualice la escena deseada y sittese en ella. Si ve una oficina espléndida, pero olvida visualizarse trabajando en ella, enviara a su subconsciente un mensaje incompleto. Trace sus disefios y sus planes tan completos como le sea posible y recuerde que después debe abandonarlos. Como en el caso de las creencias, si su nuevo disefio entra en conflicto con alguno implantado antes, el nuevo fracasaré. Debe adaptarlo sin cesar a las informaciones nuevas que vaya recibiendo. Ha de dejar lugar en su programa para cambios y afiadidos. El primer paso para la programacién del futuro es el estableci- miento de los objetivos. E] establecimiento consciente de los objeti- vos tiene que estar en armonia con los deseos y las creencias sub- conscientes. En el capitulo sobre las creencias, nos referimos al papel que desempefia la palabra «deberia». Si hace usted lo que cree que debe hacerse, en lugar de lo que quiere hacer verdadera- mente, habra una falta de cooperacion entre las dos partes de su ser. Si la contradiccién entre lo que «deberia» y lo que «quiere» se vuelve demasiado profunda, el subconsciente intervendra para evi- tar que haga lo que cree que «deberia» hacer. Un accidente o una enfermedad proporcionaran el medio que le impediré llevar a cabo el «deberia». Y a qué precio... Me parece mas efectivo consultar el si interior y evitar conflictos internos que conducen a los accidentes y las enfermedades. Por ejemplo, en cierta ocasién planeé hacer un viaje sin consul- tar a mi si interior. Dos dias antes de partir, me torci un tobillo. Sabiendo que me habia atra{do este accidente al descuidar irreflexi- vamente la cooperaciém.con mi si subconsciente, me senté con el péndulo para tratar de remediar el descuido. Sentada alli, con las muletas detras de la silla, me di cuenta de que mi si interior no queria hacer aquel viaje, pero fui incapaz, ni siquiera con la ayuda del péndulo, de descubrir el porqué. Habién- dome comprometido al viaje, procedi a pedir a mi si interior que 162 colaborase conmigo y curase el tobillo a fin de viajar con mayor comodidad. Llegué a un acuerdo. Dos dias después, el tobillo es- taba curado por completo. Sin embargo, me seguia preocupando el saber por qué mi sj interior se mostraba tan reacio al viaje. Después del mismo, Ilegué a la conclusién de que mi lado psiquico percibidé por adelantado hasta qué punto me fatigaria y, en consecuencia, no queria que fuese. Lo estuve lamentando casi todo el tiempo mien- tras permaneci fuera de casa. Me habia fijado un objetivo equivo- cado, y mi si interior lo sabia. Todos nos esforzamos por alcanzar nuestras metas.’ Es algo natural en nosotros y estamos bien equipados para alcanzar cual- quier objetivo que nos propongamos. Siempre, claro esta, que am- bos lados de nuestra naturaleza estén de acuerdo en cuanto al obje- tivo fijado. El sistema nervioso, al que controla la mente subcons- ciente, reacciona al objetivo deseado proporcionando la energia necesaria para cumplirlo. Si el lado razonador y el lado sensible del cerebro estan de acuerdo en cuanto a un objetivo, ese objetivo se lograra sin la menor duda. El si interior parece necesitar objetivos para entrar en actividad. El letargo y la apatia son sintomas de una carencia de metas. Si no hay adénde ir, ;para qué levantarse de la cama? Las metas inflaman de entusiasmo el si interior, con una fuerza vital que nos presta una energia extraordinaria. Necesitamos objetivos a corto y a largo plazo. Trabajar con objetivos a corto plazo nos infundira la confianza y la paciencia precisas para trabajar sobre objetivos a largo plazo. Ejercicio nimero | de programacion del futuro: planteamiento del objetivo (solo): la parte mas ardua de la programacion del futuro consiste en el planteamiento de objetivos adecuados. El presente ejercicio se propone desarrollar la capacidad de plantearlos. Anote en una hoja de papel diez de sus metas personales. Tome cada una de ellas. por separado y pregiintese: «;Qué obtendré si consigo esta meta?». Y luego: «{Por qué esta meta es tan importante para mi?». Si descubre que ese objetivo se encamina unicamente a impresionar a los demas, no debe ser alcanzado. E| deseo de impresionar a los demas significa que se estima usted poco a si mismo. Por consiguiente, necesita revisar sus creencias sobre si mismo y efectuar ciertos reajustes. Una vez tachados los objetivos inapropiados, separe los que restan en objetivos acorto plazo y objetivos a largo plazo. l. Para saber mas sobre los objetivos. le recomiendo el libro de Maxwell Maltz. Psycho-Cybernetics. (Véase la Bibliografia. ) 163 Ejercicio nimero 2 de programacién del futuro: planteamiento del objetivo (solo): elija en su lista un objetivo fisico a corto plazo. Asegurese de que sea razonable. Por ejemplo, si esta en su peso normal y se propone perder dos o tres kilos en un mes, es muy improbable que lo consiga. El si interior conoce su peso correcto y desbaratara todos sus intentos de rebajarlo. Escriba la meta selec- cionada en otro papel. Pregtintese qué va a ganar con alcanzar esa meta. Pregtintese después qué actuacién se requiere para llegar a ella. Por ejemplo, si quiere sentirse en buena condicién fisica en el plazo de un mes, tendrd que iniciar algun tipo de actividad fisica. Piénselo y decida el medio que mejor se adapta a su energia. Si aborrece el correr, quizé le atraiga mas el montar en bicicleta. Una vez determinado el método, comprométase conscientemente a lo- gar el objetivo. Haga este ejercicio con un solo objetivo a la vez, hasta que esté practico en el planteamiento y la consecucién de objetivos razonables. Entonces, y slo entonces, podra pasar a los mas complejos. En esta cuestién del planteamiento de objetivos, conviene sub- rayar muy bien que obtendra lo que se pida a si mismo, de manera que hay que mostrarse cuidadoso. Si se propone tener un coche nuevo, sin duda lo tendra, pero acaso se vea obligado a buscar un trabajo suplementario para pagarlo. Si se fija como meta que una persona se enamore de usted, asegurese de que puede incluir la frase: «y de la que estoy enamorado». Obtendré lo que pida, ni mas, ni menos. Ejercicio niimero 3 de programacion del futuro (solo): elija un objetivo a corto plazo, algo susceptible de lograrse en un mes, como adelgazar siete u ocho kilos o ganar una cantidad no excesiva de dinero. Muéstrese razonable. Ponga por escrito una descripcién completa de lo que quiere conseguir. Hagalo de manera tan deta- Ilada y tan clara como le sea posible, puesto que ha de convertir ese objetivo en imagenes mentales. Cierre los ojos y vea el cumplimien- to del objetivo, como en una fotografia o en una pelicula. Conforme la imagen se vaya aclarando, afiada més detalles a la descripcién escrita. Pase de una forma de trabajo a otra, escribiendo e imagi- nando, corrigiendo, quitando y afadiendo, hasta que la imagen se aproxime al maximo al objetivo que desea. Después, abandone la imagen, seguro de que lograra su objetivo. Ejercicio niimero 4 de programacion del futuro (solo): después de la descripcién por escrito y de la formacién de imagenes mentales 164 como expliqué en elejercicio nimero 3, visualice su objetivo convertido en realidad. Lo que desea'se esta cumpliendo ya a nivel mental. Mientras lo visualiza convirtiéndose en realidad en el futuro, tome nota del sentimiento que le suscita. Para realizar su meta, ha de sembrar ahora en su subconsciente los sentimientos apropiados. Investigue esos sentimientos, experiméntelos. Los sentimientos po- sitivos le infundiraén fuerza y energia para la consecucién del obje- tivo, en tanto que los sentimientos negativos lo anularan o lo desvir- tuaran. Los sentimientos que surjan a la superficie durante el pro- ceso de visualizacién seran consecuencia de sus creencias con res- pecto a ese objetivo. Si sus sentimientos son positivos, esta en ca- mino del éxito. Si son negativos, vuelva al «tablero de dibujo» para corregir las creencias negativas. Una vez enderezadas sus creencias, sus sentimientos reflejaran el cambio. Asi alcanzara facilmente su meta. Ejercicio ntimero 5 de programacién del futuro (solo): amo a este ejercicio el «puente del hipécrita». Imaginese.en medio de un puente. A un lado, hay una condicién existente que quiere cambiar. Al otro, se encuentra la situacién tal como le gustaria que fuera. Observe ambos lados claramente, pero de la forma mas desapasio- nada posible. A continuacién, empiece a actuar como si la condi- cién deseada se hubiera hecho presente, aun a sabiendas de que la antigua continua existiendo. Siga actuando «como si», y muy pronto la condicién deseada se convertira en realidad. Un dia, me propuse como objetivo entablar una relacién nueva con las plantas. Me fue muy bien con el método del puente del hi- pécrita. Nunca he tenido la «mano verde», es decir, carecia de la habilidad necesaria para cultivar plantas en casa. O las regaba demasiado, con lo que se les pudrian las raices, o me olvidaba de ellas y morian por falta de agua. Me habian contado que ciertas personas hablaban a las plantas y obtenian reacciones de ellas. Entre mis informaciones, se incluian historias sobre experimentos en que se rezaba por las plantas, para curarlas o hacerlas florecer. Dichos experimentos sonaban a algo excitante y parecian demos- trar que existia gente capaz de entablar relaciones maravillosas con las plantas. Todas esas ideas me intrigaban. Me propuse hacer un experimento con una planta, para ver si florecia gracias a mis cuidados y mi atencién. Empecé por comprar una plantita de hie- dra, que puse en el alféizar de mi ventana. El dia en que la traje a casa, tenia tres hojas pequefias y estaba sana. Todas las mafianas, me colocaba frente a ella y le dirigia palabras halagadoras, aunque en 165 absoluto sinceras. Me comportaba como una hipécrita, muy cons- ciente de que no infundia el menor significado a las palabras que pronunciaba. Le decia: «Te quiero. Eres muy bonita» y otras frases por el estilo. Sintiéndome ridicula puesto que no era sincera, encon- traba muy dificil el continuar. Sin embargo, persisti. Segui hablan- dole todos los dias a la pequefia hiedra. Estaba dispuesta a cambiar mi relacion con las plantas. De pronto, un dia, mientras permanecia alli pronunciando con afectacion las mismas palabras de siempre, me di cuenta de que mis sentimientos habian cambiado. Ahora estaba de acuerdo con las palabras que empleaba. Me senti muy excitada al ver que existia en mi un verdadero amor por la plantita de hiedra. De repente, me parecia verdaderamente hermosa. Comprendi que habia cruzado el puente. Logré mi objetivo pretendiendo que el estado deseado ha- bia existido siempre. Era importante, ademas, que fuese consciente de mi hipocresia, puesto que, si eliminaba mis sentimientos antag6- nicos, s6lo me engafiaria a mi misma. Uno de los resultados de la programaci6n del futuro es que, una vez que el programa se pone en marcha, se prosigue por su propia inercia, con poco esfuerzo por su parte. Pondré un ejemplo de como funciona esto. Necesitaba un libro determinado para llevar a cabo algo que me habia propuesto. Todos mis esfuerzos por adquirirlo resultaron inutiles. Hasta que un dia, en un impulso, entré en una librerfa que encontré en mi camino cuando me dirigia a otro recado. Preguntandome qué estaba haciendo alli, erré entre las estanterias, mirando los titulos. ;Y eureka! El libro que habia buscado tanto aparecio alli en un estante, frente a mis ojos. De algun modo, mi si interior sintié la presencia del libro en aquel lugar y me transmitio el impulso de entrar en la librerfa y descubrirlo. El impulso a terminar las cosas inacabadas forma parte de la conciencia. Esta urgencia se pone de manifiesto en los comporta- mientos rituales. Cuando un nifio se prepara para cumplir el obje- tivo de dormir, procede primero al ritual de las buenas noches. Se siente obligado a cumplir cada detalle de la rutina establecida para acostarse, antes de. dormirse. Tiene que abrazarse a su osito fami- liar, beber el ultimo sorbo de agua, acabar de oir el ultimo cuento antes de deslizarse en el suefio. Cualquiera que sea el ritual que se establezca para un objetivo determinado, ese ritual ha de cumplirse antes de lograrlo. Puede aprovechar esta inclinacion humana para alcanzar ciertos pequefios objetivos diarios. Disponga un patrén de conducta que culmine en el éxito y sigalo fielmente hasta convertirlo en un habito. 166 Ahora bien, esos patrones fijos de conducta pueden hacernos rigi- dos e inflexibles, por lo cual procure efectuar con gran cuidado la selecci6n de sus metas y sus rituales. Creamos el futuro a cada momento, en un sentido personal. Con nuestros pensamientos y nuestros sentimientos generamos aconteci- mientos futuros, que daran la impresién de llegarnos del exterior. Las normas establecidas en la conciencia sirven para estimular la accién. No obstante, cuando esas normas proceden de la intencién de otra persona, dicha persona nos controla. Podemos cambiar nuestro futuro examinando las normas que hay en nosotros y modi- ficandolas o eliminandolas. Podemos crear normas nuevas y mejo- Tes, procurandonos asi una vida mas satisfactoria. 167 10 Psiquicos, médiums y guias En el anterior capitulo aprendié a rememorar las vidas pasadas y a programar su futuro. Pero aunque todos podemos desarrollar esas facultades, no todos lo hacemos. Por un solo motivo: lleva dema- siado tiempo dominar una capacidad nueva. Algunas personas care- cen de la paciencia necesaria para esperar a aprender lo bastante antes de programarse a si mismas. Otras no confian en su capacidad para desarrollar esas facultades. Esas personas acuden a otros para que les programen. Estudiaremos en este capitulo aquellos a quie- nes recurre la gente en busca de ayuda: los psiquicos, los médiums y los guias. Los psiquicos Se llama psiquico a la persona sensible que ha desarrollado sus facultades receptivas hasta el punto de captar a voluntad las impre- siones procedentes de otra persona. El psiquico alcanza el estado de «no mente», permite que pasen a través de él las vibraciones de la otra persona y describe lo que siente o lo que ve. La sesién en que esto se lleva a cabo se conoce con el nombre de /ectura, debido a que, de hecho, el psiquico «lee» las vibraciones o el aura del otro. Recibe las impresiones directamente del subconsciente de éste, sin interferencia ni bloqueo por parte de la mente consciente. La gente acude al psiquico cuando se bloquea la comunicacién entre su si in- terior y su si exterior, haciéndole perder la confianza en su capaci- dad para dirigir su propia vida. Pero este enfoque encierra el peligro de que el sujeto acabe por sentirse dependiente del psiquico y tenga que ir a verle regular- 168 mente en busca de consejo. Hay psiquicos que alientan esta actitud. Yo hice durante algun tiempo lecturas psiquicas, pero lo dejé por- que no queria responsabilizarme de otras vidas. Me basta con preo- cuparme de la mia. Renunciar a las lecturas significaba que habia encontrado otro camino para compartir mis conocimientos psiqui- cos. Y me volvi hacia la ensefianza. La ensefianza me daba la oca- sion de proporcionar a otras personas los instrumentos para desa- rrollar sus facultades psiquicas, con objeto de que fuesen indepen- dientes, en lugar de confiar en un psiquico para que decidiese por ellas. Ahora bien, aunque animo a todo el mundo a convertirse en Psiquico, no todos estan preparados para ello. Ese tipo de personas necesita consejo para afrontar los problemas de su vida. Algunas buscan ayuda psicolégica y otras buscan ayuda psiquica. No hay ningun mal en pedir ayuda cuando se necesita, ni en recurrir a la persona capacitada para prestarla. Pero es importante recordar que esa persona se limita a aconsejar. Sdlo el sujeto debe tomar las decisiones y ajustarse después a ellas. Un psiquico puede aclarar y profundizar en las situaciones con- fusas de su vida. La mayoria de nosotros miramos tan de cerca nuestros problemas que nos falta perspectiva. Por eso, buscando a alguien menos implicado en ellos, ganamos en comprensién de lo que ocurre en nuestra vida. El psiquico «conecta» con sus vibracio- nes del momento y le indica qué futuro probable le espera si conti- nua por el camino que sigue. También puede hablarle de la gente que le rodea, a fin de que comprenda mejor su comportamiento. Por regla general, la informacién que obtenga del psiquico sera una confirmacién de lo que usted ya sabia. Si esta desconectado de su subconsciente, resultara nueva para su consciente. Pero recuerde que nada de lo que diga el psiquico tiene que suceder forzosamente. Tiene usted el poder de cambiar su futuro. En la lectura usted obtiene informacion para usarla segtin su mejor criterio. Lo unico que el consejero le dara sera perspectiva. La responsabilidad de su propia vida le corresponde sélo a usted y, por consiguiente, las decisiones debe tomarlas usted. Por alguna razén desconocida, cuando acude a la casa del psi- quico. la gente parece perder la capacidad de evaluar la informa- cién. O acepta todo cuanto este le dice o rechaza la lectura entera. Raras veces discrimina entre lo que deberia aceptar, es decir, lo que esta acorde con su sistema, y lo que deberia rechazar, lo que disuena de ese sistema. Si el psiquico acierta en uno o dos puntos, el cliente se inclina a tragarse el paquete entero, sin pensar que 169 acaso esos dos puntos son los unicos validos del conjunto. A los Psiquicos les pasa como a todo el mundo: tienen dias buenos y dias malos. S¢ comunican facilmente con unas personas y mas dificil- mente con otras. No actian de manera invariable. Tendra usted que usar todas sus facultades criticas. No debe creer todo lo que le dicen, sdlo las cosas que presentan alguna significacién en el mo- mento de la lectura. Ademas de mostrarse demasiado crédulo, el cliente de los psi- quicos tiende también a adoptar una postura pasiva con exceso. Siel psiquico le dice que va a ocurrir algo malo, probablemente su exis- tencia se llenara de inquietud. Al fin y al cabo, nos atraemos lo que tememos. Si el psiquico le dice que algo bueno va a sucederle, el cliente se sentara y esperara, en lugar de poner toda su energia en forzarlo a que suceda. En ninguno de los casos se hace responsable de su vida. Se limita a permitir que alguien plante semillas en su inconsciente y las deja alli para que germinen. Aceptar la version del psiquico sobre su vida sin filtrar con cui- dado la informacién equivale a aceptar las creencias de otra persona y consentir que controle su vida. Para conseguir el éxito en lo que se refiere a cualquier facultad psiquica, ha de ser usted capaz de comu- nicarse consigo mismo. Una buena comunicacién resulta también necesaria para analizar las opiniones de los demas. Si el psiquico le dice algo que no esta en armonia con su sf interior, su subconsciente conoce la verdad. Comunique verbalmente este dato al psiquico. Tal vez le haga falta mas informacion para precisar lo que esta leyendo en usted. Dado que se sirve en medida muy amplia de imagenes, tiene que interpretarlas a través de sus experiencias. Comuniquele las suyas para que adapte las imagenes a su vida y le dé asf una lectura massignificativa. Los médiums El médium ocupa un nivel superior al psiquico. Todos los mé- diums son psiquicos, pero no todos los psiquicos son médiums: El médium, a diferencia del psiquico, puede comunicarse con los espi- ritus. Hay dos clases de médiums, el médium fisico y el médium mental. El médium fisico permite que su cuerpo sea utilizado por personas descarnadas, situadas en el lado espiritual de la vida. El médium mental se limita a transmitir los mensajes de los espiritus del otro lado. Probablemente, la mayoria de los médiums que en- cuentre seran médiums mentales, puesto que la relaci6n mediimni- ca fisica es mucho mas dificil de lograr. 170 La veracidad de los médiums ha estado siempre sujeta a contro- versia, debido a su pretension de comunicarse con los espiritus. En los siglos pasados, se les persiguié y se les condené al ostracismo. Esto les indujo a asociarse y a formar comunidades, con objeto de apoyarse unos a otros. Dos de ellas existen todavia: Lilydale, en Nueva York, y Cassadaga, en Florida. Dichas comunidades se com- ponen casi en exclusiva de médiums. En ellas, los médiums celebran encuentros de transmisién de mensajes, hacen lecturas y dan cursos de desarrollo psiquico, todo ello accesible para el publico. Tanto los médiums fisicos como los médium mentales celebran sesiones. La sesién reine a un grupo de personas con el propésito expreso de comunicar con los seres situados al otro lado de la vida. Una sesién puede ser una reunion tranquila, que difiere muy poco de la de un grupo dedicado al estudio de la Biblia. Por desgracia, gracias a la prensa y a los charlatanes, la sesién espiritista se ha tefiido de una connotacién fantasmal, cuando no siniestra. La gente se imagina las sesiones plenas de actividades misteriosas, en que se agitan los muebles y se oyen ruidos extrafios. Pero pocas veces ocurre asi. La mayoria de las sesiones transcurren tranquilamente. Un grupo de personas se acomoda ante una mesa y espera a que el médium transmita sus mensajes. Dado que abundan mas los mé- diums mentales, esas sesiones tranquilas constituyen la regla. Las sesiones de los médiums fisicos pueden incluir ruidos y mesas que se mueven, pero en raras ocasiones resultan tan fantasmales como los cineastas pretenden hacernos creer. : Los efectos conseguidos por el médium fisico son mas espectacu- lares que los del médium mental, lo que indujo, claro esta, a los charlatanes a tratar de duplicarlos por medios mec4nicos. Con eso los médiums fisicos perdieron credibilidad. Los efectos que originan toman muchas formas, pero la mas espectacular es la materializa- cién de los seres queridos. Para conseguirlo, el médium se sienta en una parte de la sala de sesiones en que reina la oscuridad, separado de los participantes por una cortina o una pantalla. Se llama a esta zona el gabinete. El médium entra en trance y permite que los seres descarnados tomen sustancias quimicas de su cuerpo para efectuar la materializaci6n. La combinacién de esas sustancias quimicas se denomina ectoplasma y se exuda a través de un orificio del cuerpo del médium. El ectoplasma ha sido aislado y analizado quimicamente. Se tra- ta de una combinacién de sodio, cloro, oxigeno, fésforo, calcio, nitrégeno, hidrégeno y carbono. Puede ser gaseoso, liquido 0 sé- lido. También puede ser amorfo, sin ninguna forma, o polimorfo, o 171 sea, tomar diversas formas. Tiene peso, tanto si es visible como si no, y se puede fotografiar. (La National Spiritualist Church Asso- ciation estadounidense dispone de mas informacién sobre el tema.) Mientras el médium permanece en el gabinete, el ser desencar- nado toma las sustancias del ectoplasma y les da una forma recono- cible para uno de los participantes en la sesién. Esta se efectua en la oscuridad. El resplandor proporcionado por el fésforo del ecto- plasma permite que lo vean los ocupantes de la habitacién. La habitacién debe permanecer a oscuras porque la luz disipa el ecto- plasma. De hecho, la luz detiene la formacion de la sustancia. Si una luz irrumpe de repente en la sala durante la sesién, el ectoplasma vuelve a introducirse con tal fuerza en el cuerpo del médium que puede causarle un grave dajfio, incluso matarle. En la mayoria de los casos, al participante interesado le basta con la presencia del espi- ritu. Por lo tanto, el hablar no forma necesariamente parte de este tipo de sesiones. La sesién de trompetilla resulta a veces tan espectacular como la de materializacién. Se usa como punto focal para el espiritu una trompetilla de aluminio, que por regla general suele constar de tres secciones, que se encajan unas en otras. Puesto que los seres desen- carnados carecen de voz, han de tomar ectoplasma del médium para formarse una caja de resonancia, una especie de laringe, mediante la cual hablar. El espiritu introduce la laringe ectoplasmica en la trompetilla y habla. A veces, habla sin ayuda de ésta, pero su voz suele ser demasiado débil para ojrla. Por eso se recurre a la trompe- tilla, con el fin de amplificarla. Tan pronto como el espiritu controla la trompetilla, ésta empieza a flotar en el aire, lo que causa un efecto muy espectacular. La voz suena en ocasiones metilica 0 lige- ramente distorsionada, lo mismo que le sucederia a la nuestra si hablasemos a través de un megafono. A este tipo de sesién se le llama también de voz directa, ya que el espiritu habla directamente a uno de los asistentes, y no a través del médium. Existe otro fenémeno relacionado con el médium fisico, las aportaciones. Durante una sesién en que el médium es la figura clave, pueden aparecer objetos de una solidez concreta y a los que se llama aportaciones. O bien, desaparecer de la habitacién objetos s6lidos. Los seres desencarnados utilizan este procedimiento por razones muy diversas. El caso més divertido de aportaci6n entre los que yo he presenciado ocurrié cuando un médium visitante reemplazé al reverendo Burns en la iglesia de Stamford, mientras éste se iba de vacaciones. 172 El guia’ del nuevo médium, un guia femenino, nos informé durante una de las clases de que, si traiamos a la proxima una bolsa de grageas de caramelo, se Ilevaria las de colores y dejaria las negras para el médium. Pero nos pidié que no le dijéramos nada, ya que queria sorprenderle. Uno de los alumnos trajo una bolsa de grageas y la dejamos en una mesita, en el centro de la habitacién. Y natural- mente, cuando termin6 la sesion, sdlo habian quedado las negras. Nuestro médium suplente nos explicé sonriendo que las negras eran sus preferidas. En un estilo mas serio, las aportaciones que se producen durante las sesiones suelen tener una raz6n especifica. Una noche, una mu- chacha paralitica recibié una vieja medalla, acunada en conmemo- racién de Florence Nightingale. Una voz nos dijo que estaba muy caliente y que, cuando se enfriase, habia que dejarla sobre las pier- nas de la chica. Una vez fria, la trompetilla cruzo flotando la habita- cién y se posé en el regazo de ésta. Una hora mis tarde, al terminar la sesi6n, nos agrupamos todos a su alrededor, para ver y tocar el objeto. La medalla estaba todavia notablemente caliente, y el calor parecia emanar de su interior. Otro caso que conozco muy bien se refiere a un hombre que asis- tid a una sesién celebrada por un médium espiritista. Durante la sesion, apareci6 una sortija que habia perdido afios atras en Califor- nia. Se desliz6 de la trompetilla y cay6 en su mano. Nos dijo que la sortija estaba caliente y que habia recibido instrucciones de dejarla enfriar en su mano extendida antes de examinarla, para dar tiempo a que la forma original se solidificase. Evidentemente, de haberla manipulado mientras estaba caliente, podria abollarla o imprimir en ella sus huellas dactilares. Aunque escéptico de corazén, encontré la evidencia abrumado- ra. La sortija habia sido especialmente disefiada para su familia, que la posefa desde hacia tiempo. No se conocian copias de la joya. No habia pensado en ella durante afios, y ninguno de los presentes sabia nada de su existencia. Hay todavia otros fenémenos fisicos que demuestran la existen- cia de las leyes que gobiernan la manipulacién de la energia y de la materia, leyes que desconocemos. Deberiamos agradecer a los mé- diums sus sacrificios y el ridiculo que han soportado para hacer posible esas demostraciones. Ellas proporcionan pruebas evidentes para las mentes que las exigen como santo Tomas. 1. «Guardaespaldas» desencarnado. Hablaré mas extensamente de ellos en el apartado que les dedico. 173 Llegar a ser médium es como llegar a ser concertista. En primer lugar se necesita talento, luego un instrumento apropiado y, por Ultimo, la decision de desarrollar ese talento con exclusién de todos los demas. Sélo que, al final, el concertista se gana las alabanzas, mientras que el médium se ganaré sin duda el ridiculo. Por fortuna, atin nos quedan los médiums mentales. Una vez aceptado el hecho de la continuidad de la vida y la posibilidad de la comunicacién con los pretendidos muertos, no se necesita ya ninguna demostraci6n fisica y, por consiguiente, nos sirve lo mismo un médium mental. Una persona de ese tipo actia para nosotros como mediador entre el mundo de lo visible y el mundo de lo invisible. El médium mental sostiene una conversacién con un ser desencarnado y nos transmite lo que éste le dice. Algo semejante a contratar un intérprete para sostener una conversacién con alguien que no habla nuestro idioma. Puesto que no se solicita nada fisico ni del médium mental ni del ser desencarnado, que ca- rece de forma fisica, se establece facilmente la comunicacién y se mantiene el contacto durante un periodo de tiempo considerable. Cuando se acude a un médium para establecer comunicacién con un ser desencarnado, se puede elegir entre ir solo o en grupo. Si va una sola persona, la sesién se llama lectura. Durante la lectura, se habla con un solo ser desencarnado o con varios, cada uno de los cuales transmite por turno sus mensajes desde el mas alla. Si se va en grupo, se trata de una sesién en sentido propio. También en este caso se obtienen mensajes de un ser desencarnado o de varios, de- pendiendo de cuantas personas del grupo esperan comunicarse con sus seres queridos. En tales sesiones, los participantes se sientan en circulo o en torno a la mesa y guardan silencio. El médium les pide que pongan en contacto sus manos, con objeto de que se interconecte su ener- gia. Les dice que cierren los ojos, se relajen, dejen en blanco sus mentes y adopten una actitud receptiva respecto a los mensajes del otro lado. Por regla general, la sesi6n se celebra en una habitacion en penumbra y silenciosa. Se hace asi porque, cuando uno incre- menta su vibracién para hacerse mAs sensible psiquicamente, au- menta de manera automatica su sensibilidad fisica. Las luces inten- sas y los ruidos fuertes llegan a parecer dolorosos. El médium prepara la habitacién para reducir al minimo las interferencias del medio ambiente. A veces, dispone de una habita- cién reservada exclusivamente para las sesiones, a fin de que su frecuencia de vibracién sea siempre tranquila, de alta energia y propicia para la sesién. La mayoria de la gente percibe esa energia 174 en el mismo instante en que entra en la habitacion. Quien no esté habituado a esa sensacién, tal vez se sienta un poco incémodo. En el transcurso de la sesi6n, los participantes recibiran mensa- jes de sus seres queridos. Interesa en estos casos mostrarse mas bien escéptico. Un buen médium dar una descripcién precisa del muer- to, a veces incluso su nombre, y pronunciara el mensaje en el estilo que empleaba al hablar cuando se hallaba todavia en este plano. Pida detalles. Si se trata de alguien a quien conocié usted bien, habra bromas o diminutivos que nadie conoce aparte de usted y del ser desencarnado. Ese es el tipo de pruebas que ha de exigir. Sé de una médium que, en cierta ocasi6n en que estaba transmi- tiendo un mensaje a un hombre, dijo en un momento determinado: —Cacahuete est aqui. No comprendo lo que significa. Quise transmitir que habia cacahuetes aqui, pero me dijeron que no, que tenia que decir: Cacahuete esta aqui. No tengo ni idea de lo que significa eso. ;Puede situarlo? —Si —tespondié el hombre—. Tuve un perro que se Ilamaba Cacahuete y que murio hace unos afios. Estaba esperando a que me hablase de él. He aqui un ejemplo de buen médium. No habia forma de aue supiese nada de aquel perro y se limité a transcribir lo que captaba. No intent6 interpretar ni corregir el mensaje. Lo transmitié y dejé que el cliente se ocupase de la informacién. Y ésta supuso para él una prueba de la continuidad de la vida. Pero a menudo los mensajes o detalles que surgen durante una sesién carecen de sentido para nosotros. Hay referencias a personas que no localizamos. No se preocupe por eso. Con frecuencia, sera usted capaz de situarlas mas tarde o quizd tenga que revisar la historia de su familia para ver si esa persona forma parte realmente de su Arbol genealdgico. Si no consigue situar la informacion, olvi- dela. No se ocupe de lo que recibié en la sesibn. Aproveche lo que le sea util y desprecie el resto. Conserve una actitud despreocupada. Mire la experiencia como una aventura. Debe divertirse durante la sesién. La risa aumenta su vibracién y hace més facil el contacto. Ir a una sesion ha de ser como ir a una fiesta. Y en efecto, después de todo es una fiesta con sus amigos espiritus. Entre esos amigos, se cuentan sus seres queridos, a quie- nes conoci6 en esta vida, otros lo fueron en otros tiempos y otras vidas, y otros, en fin, son espiritus guias. 175 Los guias La cuestién de los guias no esta clara. Seguin cierta teoria, se trata de una parte de nuestro inconsciente que cobra forma. Otra teoria los considera como verdaderas entidades, que nos son asigna- das para protegernos y colaborar en nuestro desarrollo. En reali- dad, por muy discutible que sea la cuestién del origen de los guias, nada importa desde el momento en que sacamos provecho de sus consejos. Nuestras necesidades determinan el tipo de guias —o de fuerzas, como se les llama a menudo— que atraemos. Seguin nos vamos de- sarrollando, los guias se sustituyen unos a otros para acomodarse a las nuevas necesidades. A cada guia le corresponde la ensefianza de una lecci6n en particular. Cuando termina, abandona al sujeto y deja lugar a otro. Se parece mucho a la escuela. Al acabar el primer grado, se pasa al segundo y se cambia de maestro. A veces, se tienen varios guias, como se tienen varios profesores cuando uno alcanza la edad de la ensefianza por asignaturas. Ocasionalmente, un miembro de la familia del sujeto asume durante algun tiempo el papel de guia. Ocurre asi sobre todo cuando se pasa por un periodo dificil y se necesita apoyo. E] espiritu esta disponible para el sujeto cuando lo precisa, lo mismo que hacen los miembros de una familia en este lado de la vida. Siempre puede usted coger el teléfono y llamar a un miembro de su familia si le apetece. Tiene usted el mismo acceso a los miembros de su familia que han pasado al otro lado. Tal vez se encuentren muy preocupados con sus propias activi- dades, pero siempre se las arreglaran para venir a visitarle y darle su consejo. La mayoria de los guias prefieren no intervenir en nuestras vidas, a menos que corramos a la autodestruccién. Estan a nuestra disposicién, pero hemos de decidir si pedimos o no su ayuda y su consejo. Si preferimos no aceptarlos, poco pueden hacer ellos. Después de todo, gozamos de libre albedrio. Podemos bloquear por completo a los guias. Las personas que aceptan con dificultad la ayuda de otras personas vivientes, sin duda tampoco aceptaran la procedente de los que viven en otros planos. Hay que desear la ayuda para conseguirla. Y hay que pedirla también. Si desea usted la ayuda de un espjritu guia, pero no esta en contacto con ninguno, acuda a un médium, que le dara a conocer alguno o actuaré como intermediario entre usted y sus gufas. Y si desea encontrarlos, pero no quiere ir a ver a un médium para que se los dé a conocer, el ejercicio siguiente le permitira hacerlo por sf mismo. 176 Ejercicio nimero I de conocimiento de su guia (solo): realice los ejercicios de relajacién y entre en estado de «no mente», enfocada. Elija un escenario natural, especial y privado para visualizarse en él. Sirve lo mismo un lugar real que conozca que un lugar imaginario. Si le gusta el bosque, visualicese paseando por él. Sienta la suavidad de las agujas de pino bajo sus pies, aspire el aroma de la tierra fértil y de los pinos. Contemple el destello del sol a través de las ramas de los arboles y escuche a los pajaros. Segtin vaya andando, fijese en el arroyo que corre a su derecha. Escuche cémo canta al deslizarse el agua sobre los guijarros. El agua es fresca y limpida y centellea al captar la luz del sol. Siga andando hasta llegar a un claro junto al arroyo. La hierba y el musgo crecen en las orillas. Reina una in- mensa tranquilidad. Siéntese y descanse. Absorba la paz del bos- que. Mire luego en la direccién de la que procede el arroyo. A lo lejos, muy distante, vera un tenue punto de luz azulada. La luz parece suspendida sobre el arroyo, como un resplandor. Mientras la mira, empiece a moverse siguiendo la corriente, viniendo hacia usted. Y se va haciendo mayor y mas luminosa conforme se acerca. Al aproximarse mas, toma la forma de una persona y, por fin, llega lo bastante cerca para que pueda usted ver quién es. Invite a ese hombre o a esa mujer a sentarse junto a usted. Fijese en lo comodo que se siente con ese ser. Pregtintele cémo se llama, en caso de que no le conozca. Hablele de sus problemas y pidale cualquier consejo que desee. Después de sostener una larga conversacion, citele alli para otra ocasién. Lentamente, abandone el claro y el bosque y regrese de su meditacién. Tranquilicese con la seguridad de que puede volver a ese lugar cada vez que lo desee. Si no logra efectuar este ejercicio, significara que no esta preparado para conocer a su guia o que tiene miedo. No fuerce las cosas. Cuando las circunstan- cias sean favorables, sucedera. Ejercicio nimero 2 de conocimiento del guia (en grupo): ejerci- cio similar al anterior, s6lo que, en esta ocasi6n, va a dirigir usted un grupo. Hagan los ejercicios de relajacion y de respiracion hasta que todos entren en estado de meditacién, comodamente sentados y con los ojos cerrados. Sugiera entonces que cada miembro del gru- po se encuentra solo en una playa, al borde del agua. El ritmo del mar es relajante y tranquilo. Debe dejar que el agua arrastre todos sus problemas y toda su negatividad. Cuando yo efectio este ejercicio, utilizo como fondo una graba- cién del ruido de las rompientes. Eso contribuye a hacer la expe- riencia mas intensa. Coloco el disco antes de empezar. sin decirselo 177 a nadie. Me siento al lado del tocadiscos, lo pongo en marcha y, al hablar del ruido del mar. apoyo silenciosamente la aguja sobre el disco y subo el volumen poco a poco, de manera que no perciban ningtin clic que perturbe su ejercicio. Al oir de verdad el ruido del mar, visualizan al ser con mayor facilidad. Después de dejarles disfrutar durante un rato de la paz de la playa, sugiérales que vuelvan la cabeza hacia la izquierda y vean un punto de luz azulada suspendido sobre la arena. Sugiérales a conti- nuacion que el punto empieza a moverse hacia ellos, haciéndose mas ancho y luminoso a medida que se aproxima. Al llegar mas cerca todavia, va tomando forma humana, hasta que pueden identi- ficar a la persona. Digales que cada participante pregunte al guia su nombre, en caso de que le sea desconocido. Que le invite a compar- tir su toalla y a disfrutar de la playa con él. Después de sostener una conversaci6n placentera, pueden citarse para verse otro dia. Enton- ces digale al grupo que ha Ilegado el momento de despedirse de sus guias y abandonar la playa. Durante esta parte, voy bajando despacio el volumen del toca- discos a fin de que, a medida que se reduce el sonido, tengan la impresién de irse alejando de la playa. Diga a los miembros de su grupo que vuelvan a la habitaci6n donde empezaron y que, cuando estén de regreso, se lo hagan saber abriendo los ojos. Deje que cada uno vuelva a su propio paso. No hable hasta que la ultima persona haya abierto los ojos. El tinico limite a las variaciones de este ejercicio lo pondra el alcance de su imaginacién. Si cuenta con una chimenea y es invier- no, cree la fantasia de un refugio de montafia. Aproveche los deta- Iles de su medio ambiente. Los apoyos visuales y los efectos sonoros favorecen la experiencia. Al llegar al final de este capitulo sobre los psiquicos, los médiums y los guias, recuerde que se trata de instrumentos disponibles para la iluminacién. No deben emplearse para impresionar a los demas. Retenga esta anécdota, y piense en ella si siente el impulso de hacer una demostraci6n de sus facultades psiquicas: era una vez un hombre que practicé el poder de andar sobre el agua hasta que fue capaz de exhibirse ante los demas. Orgullosamente, mostré su habi- lidad a su maestro. —jMirame! —exclamé—. Puedo andar sobre el agua. El maestro no respondio. —Pero {no te parece maravilloso? —insistié el hombre. —Quiza —replicé el maestro—, pero me parece mucho mas fa- cil pagar unos céntimos y que me lleven en barca. 178 11 Las facultades psiquicas en accioén Con toda intencién, terminé el capitulo anterior con la anécdota del hombre que camino sobre el agua con la idea de impresionar a su maestro, para sefialar por qué nuestro poder psiquico se muestra vacilante. A veces tenemos acceso a él y a veces no. De la observa- cién se desprende que son las necesidades emocionales que no po- demos satisfacer por otros medios las que abren el paso a las faculta- des psiquicas. El hombre que caminé sobre el agua tenia la necesidad emocio- nal de impresionar a su maestro. Pero la respuesta del maestro supuso un recordatorio sutil de que usaba mal de su facultad. Puesto que se podia ir en barca, probablemente el homore fallaria si inten- taba andar por el agua por segunda vez. La necesidad original, es decir, tanto impresionarse a si mismo como umpresionar al maestro, qued6 satisfecha con la proeza original, y su si interior sin duda no sentiria el impulso de volver a realizarla, puesto que ahora no habia una necesidad real. La necesidad parece, pues, proporcionar el acceso a las faculta- des psiquicas. La necesidad da acceso a todos los niveles de ta conciencia: légico, psiquico, subconsciente, sofiador, etc. Los dife- rentes niveles o corrientes de la conciencia funcionan sometiéndose a leyes del universo que conocemos poco, pero qué nivel de la conciencia entra en acci6n parece estar en correlacién directa con ta necesidad. Si la necesidad que sentimos va a ser mejor satisfecha por la conciencia légica, experimentaremos el impulso de emplear la logica para aliviar esa necesidad. Si la satisfara mejor la concien- cia psiquica, sera ésta la que utilizaremos. La necesidad suscita la pulsion. Parece como si una gran fuerza interior actuara para satis- facer nuestras necesidades. El si interior atraera lo que precisamos 179 para satisfacer la necesidad y usaremos el nivel de conciencia mejor equipado para esta tarea. De acuerdo con mi experiencia personal, la conciencia facultada opera con mayor eficacia en el area de las grandes necesidades emocionales. La experiencia mas corriente en este aspecto, bien documentada durante las dos guerras mundiales, es la comunica- cién telepatica entre madres que se hallan lejos del campo de batalla e hijos en la zona de guerra. La necesidad de la madre de tener noticias de su hijo alcanza en estos casos un alto grado de intensi- dad. También el hijo experimenta una fuerte necesidad de tranquili- zar a su madre, pero no dispone de ningdn medio rapido de comuni- cacion. Para aliviar la tensidn entre la necesidad y su cumplimiento, se establece entre madre e hijo, en la mayoria de los casos incons- cientemente, un vinculo telepatico muy fuerte. La madre se dedi- cara a sus tareas caseras, «sabiendo» que su hijo esta bien. Si se le pregunta cémo lo sabe, dir que lo «siente». Y en el instante mismo en que su hijo reciba una herida, lo sabr4 también. A menudo, en el momento de la herida o de la muerte, «oye» a su hijo llamandola, aunque ese hijo se encuentre en el otro extremo del mundo. Si madre e hijo continuaran viviendo juntos, tal vez nunca se estableceria entre ellos una relacion telepatica, puesto que disponen de otros medios de comunicacién. Al separarse y verse el hijo en una situacién peligrosa, la necesidad y el deseo de comunicarse se intensifican hasta tal punto que, al no tener otro medio de aliviar la tension, nace entre ellos un vinculo telepatico. Se trata de un ejemplo perfecto de una necesidad emocional resuelta mediante las facultades psiquicas porque no existe otra solucién. De disponer de un teléfono, probablemente la satisfaccién de la necesidad emocional se hubiera efectuado por contacto oral directo a través del mismo. Ahora bien, ,qué ocurre con las facultades psiquicas cuando la necesidad emocional de una persona no coincide con la necesidad emocional de otra? Le contaré una experiencia personal y podra verlo por si mismo. Soy miembro de un grupo que se retine semanalmente para lle- var a cabo curaciones psiquicas. Una tarde de invierno, nos encar- gamos de un caso, la curacién del padre de una amiga mia. Estaba en el hospital, donde acababan de someterle a una intervencién quinirgica. Naturalmente, mi necesidad emocional consistia en el deseo de que todo fuera bien, tanto por él como por mi amiga. Empleé mi técnica habitual. Creé una imagen mental del padre de mi amiga en su cama del hospital, con tubos que le conectaban a 180 los sistemas de conservacién de la vida. La imagen era excelente. Enfocaba mi atencién sobre la escena que habia creado cuando, de pronto, vi que irrumpia en ella algo que no me habia propuesto, una figura encapuchada. En pie al otro lado de la cama del enfermo, denegaba con la cabeza. Capté un pensamiento: «Déjale solo». Dado que soy obstinada y persistente, ignoré al intruso y continué con mis esfuerzos psiquicos y el procedimiento de curacién. Estaba mas atenta a cumplir lo que habia decidido hacer que a considerar los efectos que mis esfuerzos psiquicos tendrian sobre el padre de mi amiga. No pensé siquiera en sus propias necesidades en cuanto a su enfermedad. Ciega al hecho de que esas necesidades no coincidfan con las mias, insisti en el ejercicio de curacién. De pronto, en mi escena mental, descubri que me separaba una distancia enorme del hombre que yacia en la cama. Estaba muy lejos, a mis pies, convertido en una imagen diminuta, mientras que yo ascendia hacia algun punto del cielo. Oi voces que cantaban. Me vino a la mente un Réquiem. Pero eran voces alegres, miles de ellas. Una armonia gloriosa. Escuché y me pregunté qué estaria suce- diendo. Miré de nuevo hacia abajo, al hombre acostado en la cama, y me encontré stibitamente a su lado. La figura encapuchada seguia en escena y parecia sonreir. Frustrada al no comprender lo que pasaba, intenté tercamente transmitir energfa curativa al enfermo. Con la misma rapidez que antes, volvi a subir hacia el cielo, en tanto que él permanecia alli abajo. El coro cantaba mas fuerte que nunca. Esta nueva experiencia fue demasiado para mi y me causé un enorme sobresalto. Abandoné mi escena mental de curacién, abri los ojos y esperé a que el resto del grupo pusiese punto final a sus esfuerzos. Me senti intrigada por el incidente y por mi fracaso en transmitir al padre de mi amiga la menor energia curativa. El misterio se aclaré unos dias mAs tarde, y mi experiencia en la reunion acabo por cobrar sentido para mi. El padre de mi amiga se moria y era justo y apropiado que abandonase el plano fisico en aquel momento. Yo me interferi tratando de enviarle una energia curativa que él no queria. Por eso mis intentos se vieron bloquea- dos. ” Me entusiasm6, sin embargo, oirle decir a mi amiga que, unos dias antes de morir, su padre le aseguré que las enfermeras eran unas necias, ya que se negaron a creerle cuando les dijo que habia oido cantar a los Angeles. La misica le parecié hermosa y se dio cuenta de que estaba a punto de morir. El sentimiento de paz y de armonia convirtio su muerte en una ocasién menos triste tanto para él como para su hija. 181 En apariencia, al denegar con la cabeza, la figura encapuchada de la imagen mental trataba de decirme que estaba usando mal de mi facultad, ya que el padre de mi amiga no necesitaba la energia curativa. Cuando me negué a darme por enterada de su mensaje. pretendié hacerme reaccionar bruscamente con el canto. Y al conti- nuar negandome a saber, bloqueé mis intentos. Los dos primeros ejemplos que acabo de presentar correspon- den a situaciones muy cargadas emocionalmente. Sin embargo, aun en los casos en que la necesidad es menos intensa, las facultades psiquicas entran en accién cuando no hay otros medios disponibles para satisfacer la necesidad. Veamos un ejemplo excelente del em- pleo de las facultades psiquicas en la vida cotidiana. Katherine Edson Mershon, autora de tres libros sobre Bali, se traslad6 a esta isla en 1931 y vivid en ella hasta 1941. Descubrié que los balineses utilizaban la percepcién extrasensorial como medio corriente de comunicaci6n. Faltos de teléfono, la ESP les parecia un medio natural de comunicarse con los demas cuando se hallaban a distancia. A los mensajes telepaticos que captaban les llamaban las «noticias del aire». La sefiora Mershon cuenta en uno de sus libros la experiencia siguiente: «Al principio, encontrarse entre personas que usan con tanta frecuencia la ESP resulta extrafio. La gente me decfa: ‘“‘;Ah, ya sabiamos que iba usted a venir!”’. “;Y quién se lo dijo?”, les preguntaba. Y ellos se encogian de hombros ante una pregunta tan tonta». La sefiora Mershon asegura que, con el tiempo, Ilego a ser bas- tante eficaz en el uso de la ESP. Se comunicaba asi con un pescador balinés llamado Yoman. Cuando algun turista queria ir hasta los arrecifes de coral, ella se limitaba a pensar intensamente: « Yoman, ven. Yoman, ven». El momento de su llegada dependia de lo que se hubiera adentrado en el mar cuando ella le llamaba. Si estaba cerca de la playa, regresaba de inmediato. En las sociedades primitivas, donde no existen las pretendidas conveniencias modernas y donde las ideas preconcebidas sobre la existencia de la percepcién extrasensorial son mas positivas que negativas, las facultades telepaticas funcionan, al parecer, sobre una base diaria. El actor Peter Finch conté una vez que, poco después de la segunda guerra mundial, un amigo suyo, catedratico de la universidad de Sidney, le convencié para que le acompafiase en una expedicién que se proponia estudiar una tribu de aborigenes austra- lianos, uno de los pueblos més primitivos de la tierra. Un dia, hallandose a unos novecientos kilémetros del mar y lejos de cual- quier otra masa de agua, todos hablaban muy excitados de una 182 embarcaci6n. Finch no consiguié ninguna explicacién definida. Se limitaba a repetir una y otra vez que alguien que iba en una piragua se encontraba en apuros. Finch tom6 nota de esto en su diario y luego lo olvidé. Cuando volvié a la costa, ensefié sus notas a un misionero, que se quedé asombrado al leer la anotacién sobre la Piragua y la fecha en que se hizo. —Ese dia envié por mar a uno de los criados, perteneciente a esa tribu —explicd el misionero—, a que me hiciese un encargo. La piragua volcé y él estuvo a punto de ahogarse. Finch se sintié maravillado ante una demostracién tan clara de percepcién extrasensorial en los seres humanos. Ya habia tenido una experiencia previa sobre las facultades psiquicas con un animal. Durante la segunda guerra mundial, en Australia, se le asigné para el servicio de un cafidn antiaéreo. —Una hora antes de que nos advirtieran los puestos de vigilan- cia —aseguré6—, sabiamos que se acercaban los aviones japoneses porque nuestro perro se comportaba de manera extrafia. Era impo- sible que oyese nada. Se lo decia un sexto sentido. Otras personas, ademas de Finch, han advertido la existencia de la percepcién extrasensorial en animales. J. Allen Boone, en su libro Kinship with All Life (véase'la Bibliografia), habla de un perro dotado de facultades extrasensoriales muy marcadas. Bonne cuen- ta que se sentia en posicidn de desventaja cuando caia en la cuenta de que el perro podia leer su mente, mientras que él no sabria decir lo que sentia o pensaba el animal. E incluye en su libro diversas historias que atraeran a los amantes de los animales y animaran a los lectores a desarrollar sus propias facultades, a fin de comunicarse mejor con otras especies. Los antropdlogos afirman que la percepcién extrasensorial abunda en los animales y entre los pueblos primitivos, mientras que en las sociedades civilizadas se ha atrofiado tanto que sélo entra en funciones ocasionalmente. En nuestra sociedad, parece actuar me- jor cuando se produce una tragedia, durante las experiencias inten- sas desde el punto de vista emocional. Consideremos, por ejemplo, el relato siguiente: en junio de 1974, en Idaho, dos hombres, extrafios el uno al otro y que vivian a unos 480 kilémetros de distancia, recurrieron a su facultad de clari- videncia para sefialar el lugar exacto donde se encontraba el cuerpo de un chiquillo desaparecido. Gerald Sturm, un fontanero de veinticinco aiios, decidié ver si lograba contribuir a la localizacién del nifio mediante sus poderes psiquicos. Antes de cerrar los ojos para disponerse a dormir, enfocd 183 su atencion sobre el nifio desaparecido. Ya concentrado, le vino a la mente un lugar que no reconocié. Vio un monticulo hendido en dos, con rocas y cantos apifiados en la base. Se sintié seguro de que era alli donde estaba el chico. Su intenso deseo de encontrarle le hizo salir a primeras horas de la mafiana siguiente en direccién a la zona de busqueda. Un nifio de once ajfios, llamado Jeff Hodgson, se habia perdido. Mas de una semana antes de la visidn clarividente de Sturm, Jeff se habia separado de un equipo de muchachos que participaban en un cursillo de supervivencia. Cientos de personas batieron los paramos durante diez dias en busca de Jeff, bajo un sol abrasador: Los batidores pasaron en diversas ocasiones a pocos metros del cuerpo del nifio, pero no lo vieron a causa de las rocas. Cuando Ileg6 al area de busqueda, un lugar llamado Split Butte, Sturm no dijo nada a los demas sobre su visién clarividente. Los batidores se dirigian ahora al este, ya que la parte sur habia sido cubierta por completo. Sturm, en cambio, se encamin6 hacia el sur. Supo que habja acertado en su eleccién porque, al llegar a Split Butte, tuvo la fuerte sensacién de que acababa de poner el pie en el escenario de su vision de la noche anterior. Localizé el monticulo que habia visto en ella y descubrié primero el sombrero de Jeff, luego los zapatos y los calcetines. Encontré el cuerpo detras de una roca de tres metros de altura. Las temperaturas durante aquella semana habian superado los 40 °C, y los patélogos, tras efectuar la autopsia, dedujeron que el chico habia muerto de calor. Elbert Glehn, un jubilado de 71 afios, tuvo una visién esponta- nea del lugar donde yacia el cuerpo del chiquillo. La visién fue tan clara y tan fuerte que Glehn no pudo olvidarla. Se repitié dos veces mas, y la intensidad de la ultima le impuls6 a telefonear al periddico local, The Idaho Statesman. El periédico publicé un relato de su vision clarividente. Su descripcién del lugar coincidfa de modo in- creible con la visién de Sturm. Ambas retrataban el punto en que este ultimo hallé el cuerpo del nifio. Los dos hombres conocian la noticia de la desaparicién del nifio y querian colaborar en la busqueda. El tiempo apremiaba, debido al calor extremado. El deseo de ayudar a otro ser humano suscité en los dos hombres visiones que sobrepasaban sus percepciones nor- males. En este caso, la clarividencia constituia la facultad psfquica mas apropiada para resolver la tension entre la necesidad de ayudar al nifio y la satisfaccién de la misma. En nuestra cultura «supercivilizada» se han atrofiado algunas de nuestras facultades mentales, y s6lo funcionan en momentos de gran tension emocional. Nuestros vecinos mas primitivos conservan 184 sus facultades psiquicas y las usan en la vida diaria casi de la misma manera que usan el razonamiento légico. Donde mis se acerca nuestra cultura al uso apropiado de todas las facultades, tanto légicas como psiquicas, es en el campo de la radiestesia. La radiestesia obedece a la necesidad de encontrar al- guin elemento, por regla general el agua, oculto bajo la superficie de la tierra. El radiestesista se limita a andar por el campo, con una vara en las manos. Cuando se acerca al lugar en que hay bajo tierra el elemento buscado, la varita vibra. Y aunque el agua supone el objetivo normal, los radiestesistas localizan también depésitos de petroleo, sal y minerales. La radiestesia existe desde hace siglos, y los relatos histéricos sobre los «hechiceros del agua» hablan de individuos que adquirieron la habilidad de encontrar agua en favor de los granjeros que la necesita- ban para sus animales y sus familias. No cabe duda de que la facultad psiquica de la radiestesia era la mAs apropiada para buscar el agua. Debido a su larga historia y al gran éxito que obtenjan sus practi- cantes, la radiestesia es una de las pocas facultades psiquicas a que se sigue recurriendo en nuestra cultura. Y se ha vuelto tan popular y til que, en el mundo entero, sus practicantes individuales se han reunido en grupos. Practicamente todos los paises cuentan con una asociacion de radiestesistas. En los Estados Unidos, la Asociacién Americana de Radiestesistas tiene su cuartel general en Danville, Vermont. Todos los afios celebran una convencién para compartir sus ideas y sus técnicas con las personas que se interesan por la radiestesia. Dada la extensién de la radiestesia, se han efectuado muchas investigaciones sobre ella. En Inglaterra se llev6é a cabo un experi- mento muy interesante. Los investigadores reunieron a los radieste- sistas con un grado superior de éxitos. Dichas personas habjan encon- trado agua con mucha frecuencia para granjeros y propietarios que necesitaban una fuente suplementaria. Ahora bien, cuando los es- cépticos cientificos los pusieron a prueba en circunstancias en que no habia una necesidad verdadera de agua, el grupo entero fracasé. Al parecer, su subconsciente se negaba a actuar cuando la «necesidad» no era apropiada. Cuando aprendamos a integrar todas las corrientes de nuestra conciencia, se extenderé en nuestra cultura el uso de las facultades psiquicas. No necesitaremos entonces situaciones extremas desde el punto de vista emocional para acceder a ellas, puesto que se habran convertido en una parte normal de la vida cotidiana. Nuestros pode- Tes psiquicos dejaran de fluctuar y dispondremos de ellos en los momentos apropiados. 185 12 El desarrollo psiquico Muchas personas tienen, en un momento u otro, experiencias psiquicas espontaneas e inesperadas. A veces, cuando el sujeto no esta preparado y no sabe interpretarlas, el desarrollo espontaneo de la sensibilidad psiquica puede causarle angustia. En efecto, durante la practica de las técnicas de desarrollo psiquico, surgen aspectos latentes de la conciencia y es posible que se pase por algunas expe- riencias no familiares. Este capitulo se propone no sélo ayudarle a estar preparado para apreciar y disfrutar de sus nuevas percepcio- nes, sino darle la oportunidad de tranquilizar y aconsejar a otros cuando sus facultades psiquicas salgan inesperadamente a la luz. La mayoria de las personas a las que ocurre esto acuden a psi- quiatras, sacerdotes o pastores de la Iglesia. Pero con muy pocas excepciones, tales «autoridades» no estan preparadas para dar con- sejos en el campo del desarrollo psiquico. Dependiendo de la exten- sién y el caracter de los «sintomas», el sujeto recibiraé tratamiento contra algo que va desde un eczema hasta la psicosis, tratamiento que fijaran profesionales bien intencionados, pero ignorantes en la materia. ZEn qué consisten esos sintomas que denotan que las facultades psiquicas se estan abriendo camino? Son muy comunes las sensacio- nes fisicas en la cabeza, con hormigueo en el cuero cabelludo, o una sensaci6n de cosquilleo en la cara, o una presién en la parte superior de la cabeza, como si la cifiese una banda. Esas sensaciones fisicas suelen emanar de las porciones del cerebro que acceden a niveles nuevos de conciencia. A medida que el cerebro se acostumbra a los nuevos estados de conciencia, cesan las sensaciones fisicas, lo mismo que, cuando unos zapatos nuevos acaban por dar de si y adaptarse bien al pie, deja uno de pensar en ellos. 186 Seguin se vayan desarrollando sus facultades psiquicas visuales, empezara usted a percibir la energia como chispas tenues. AI princi- pio visibles sélo en la oscuridad o en la penumbra, como luciérnagas diminutas que zigzaguean al azar, acabardn, si lo procura, por serle visibles incluso a la luz del sol. Tal vez se encuentre viendo auras alrededor de las personas, los animales, las plantas, incluso los obje- tos «inanimados» en ciertas condiciones. Podra elegir entre mirarlas © no, como elige mirar un reflejo en el cristal de un escaparate o los objetos colocados detras de él. El control permanecera siempre en su mano, puesto que determinard sobre qué enfocar su atencién. Nuestra mente se ve invadida casi siempre por un interminable parloteo. Los novelistas llaman a esto el «mondlogo interior», aun- que a menudo interviene mAs de una voz en la conversacién. Si oye voces y desea eliminarlas, recurra a la misma técnica que utiliza comunmente cuando desea oir sélo a una persona en una habitacién atestada o cuando quiere estudiar sin percibir el tictac del reloj, los tuidos de la calle, la televisién y las conversaciones. Le bastaré enfocar la atencién sobre algo que le parezca ms interesante. Todo depende de la atencién. Apartando la atencién y enfocdndola en otra cosa, desviara la energia que mantiene activas las voces no deseadas. No importa si pertenecen a personas vivas o desencarna- das. Si deja de prestarles atenci6n, acabaran por callarse. Su empatia natural con el dolor o el malestar fisico de los demas puede verse amplificada. Quiz4 capte inadvertidamente sus sensa- ciones en su cuerpo. Al desarrollar sus poderes psiquicos, debe estar alerta a este fendmeno, sobre todo si es usted de naturaleza empatica. El medio de solucionarlo consiste en interrogar a su cuerpo sobre el dolor o el malestar. Limitese a preguntar: «Este dolor me pertenece a mi 0 a otra persona?». Exprese con claridad lo que desee saber. Si se entera de quién lo padece, tal vez le agrade intentar su curacién ps{quica. El vinculo de empatia que se mani- fiesta entre ustedes serviré de canal para Ja curacién. Cuando no logre ninguna informaci6n en respuesta a su pregunta, ordene al dolor que abandone inmediatamente su cuerpo si tiene su origen en otro. Sino le deja, habra de aceptarlo como suyo y enfrentarse a él para descubrir qué quiere comunicarle su cuerpo. A causa de su sensibilidad incrementada, tal vez se dé el caso de que capte los estados emocionales de otras personas, como la depresién o la angustia. Cuando experimente una emocién extra- fia o un cambio en su estado emocional, pregtntese: «,Es mio este sentimiento o de otra persona?». Los sentimientos se contagian s6lo si uno lo permite. Siéntese, relajese y cierre los ojos. Diga 187 que quiere ver a la persona cuyo sentimiento capta. Si no aparece nada, preguntese la causa del sentimiento. No medite sobre ello, sdlo pregtinteselo y espere la respuesta. Resulta demasiado facil racionalizar los sentimientos, seleccionar algo que le preocupa y utilizarlo para justificar sentimientos que, en realidad, no guardan proporcion con eso. Por ultimo, si no llega a una conclusién clara sobre la cuestién, termine la sesi6n con la orden siguiente: «Si esta (depresién, angustia o cualquier otro sentimiento) tiene su origen en otra persona, que me abandone en el acto». Todos tenemos imagenes mentales, pero no siempre somos lo bastante conscientes de ellas para distinguirlas bien de lo que perci- ben nuestros ojos. Esto origina ilusiones y alucinaciones de todo tipo e, incidentalmente, origina también una gran cantidad de con- fusiones e incomprensiones cuando el sujeto se fia de sus imagenes no coincidentes con la realidad. Con un conocimiento intensificado de sus estados internos y una sensibilidad psiquica en expansién. pueden surgir en su consciente imagenes que no desea. Enfréntese a ellas de la misma forma que a las voces, es decir, desvie su atencién hacia algo que le interese mas. Mire objetos o fotografias que le gusten y le atraigan o traiga a su mente imagenes de personas. lugares o cosas que le dejaron un buen recuerdo. También hara desaparecer las imagenes dando a su subconsciente una orden clara. diciéndole que se niega a dejarlas ocupar un lugar en su consciente 0 a prestarles atencién y que, en el futuro, debe rechazarlas con vigor. O bien, ordene a las imagenes que entren en su consciente por la izquierda, lo crucen sin detenerse hacia la derecha y que lo abando- nen por este lado. Mantenga las imagenes en movimiento hasta que desaparezcan. Mirelas sin sentirse implicado en ellas, esperando pacientemente a que se desvanezcan a causa de su desinterés. Si alguna vez siente la presencia invisible de algo que le re- pugna, afrontelo cara a cara. Aunque piense que se trata de un efecto de su imaginacién, procure verlo como algo real y ordénele que se vaya. Hablele con firmeza, con la atencién concentrada intensamente en el espacio que le da la impresién de que ocupa. Continte con mirada persistente y una determinacion firme hasta que sienta que la presencia se ha ido. Si quiere, invoque a seres superiores para que les asistan tanto a usted como a la presencia no deseada. Recuerde que el libre albedrio es una ley universal. Digale a la presencia que no debe invadir su espacio y su concien- cia sin su permiso. Si desea usted mostrarse mas caritativo, pre- guintele lo que quiere. En cualquier caso, pida a los seres superio- res que le den lo que necesita. 188 Algunas personas de temperamento nervioso, en su entusiasmo por progresar en los ejercicios de desarrollo psiquico, sobrecargan su sistema nervioso. Y aun si no fuerza las cosas, tal vez advierta que se vuelve nervioso, excitado y tenso hasta sentirse incémodo. Use el color para frenar y enfriar su conciencia si se nota sobre- excitado. Ejercicio nimero | de respiracion del color (en grupo o solo): en primer lugar, haga sus ejercicios de respiracion y de relajacién favo- ritos para frenar el ritmo de su cuerpo fisico y relajarlo. Luego, con los ojos cerrados, imagine una nube de color verde palido, fria y curativa, situada a unos tres metros delante de usted. Es de un verde azulado, palido y trashicido. Continue respirando despacio y profundamente, muy relajado y comodo, viendo acercarse la nube un poco mas con cada inspiraci6n. Contemple como se cierne sobre su cabeza y desciende para envolver su cuerpo de la cabeza a los pies. Sienta cémo, con cada inspiracién, la nube penetra en el inte- rior de su cuerpo y lo va llenando. Haga tres inspiraciones profun- das, relajantes, para completar el proceso. Si siente la necesidad de proseguir hasta llegar a un nivel mas profundo de relajacién y curacién, repita el proceso con una nube de color azul palido, que tenga las cualidades del azul del cielo tecién lavado por la lluvia y de una brisa refrescante. Y para un nivel mas profundo todavia, repita por tercera vez el procedimiento con el indigo, el color profundo y trashicido del cielo nocturno, que Nos aporta el descanso, el color de la «Madre divina», que nos ama a todos con un amor maternal profundo e incondicional. Sienta ese amor acaricidndole mientras respira el color indigo, un violeta azu- lado intenso, tendiendo al negro. El contexto en que realice los ejercicios para desarrollar sus poderes psiquicos es muy importante. Debe elegir el tipo de am- biente que los favorezca, con colores y muebles que le agraden. Ha de sentirse a gusto en él. Tiene que ser reservado, ya que necesita asegurarse el aislamiento. Prepare de antemano todos los materia- les que vaya a necesitar. Y asegurese de que el tiempo que dedica al ejercicio no sufriré ninguna interrupcién y que no tendra que cam- biarlo a causa de otros compromisos. Antes de comenzar cualquier sesién, pase unos minutos relajan- dose y permitiendo que aparezcan en su consciente los pensamien- tos y las imagenes que surgen del subconsciente. Tome nota mental de los asuntos que le vengan a la memoria y digale a su sf interior que se ocupara usted mas tarde de los que hayan quedado pendien- 189 tes. (Octipese efectivamente de ellos mas tarde o correra el peligro de que su sf interior no vuelva a creerle cuando le hable, cosa que debe evitar a toda costa.) Utilice después su procedimiento favorito de proteccién psiquica, por ejemplo rodearse a si mismo y el espacio que en que lleva a cabo los ejercicios con luz blanca. Mas adelante, en este mismo capitulo, expondré algunos procedimientos de pro- tecci6n adicionales. Trabajar con un grupo de amigos que comparten su interés por el desarrollo de las facultades psiquicas le sera beneficioso. Los ejercicios resultan mas divertidos cuando se hacen.en compaiifa, y el entusiasmo supone una de las claves del éxito. Elija a los miembros de su grupo cuidadosamente, teniendo en cuenta que sean compati- bles entre si y con usted. Deben gozar todos de buena salud, tanto fisica como mental, y no ser apresurados, ni preocuparse por el aspecto fantasmal o por el atractivo de los poderes psiquicos. Anime al grupo a mantenerse frio, sereno y, sobre todo, a cultivar el sentido del humor. Una seriedad mortal es precisamente eso: mortal. Haga las cosas ligeras y divertidas, y cada persona se desa- trollara y crecera del modo que le resulta mas apropiado y benefi- cioso. A medida que se retinan y practiquen juntos, se incrementara la empatia del grupo. Esto acelerar4 su progreso. Si alguien les frena por su falta de interés, porque habla demasiado de cosas que no se relacionan con el tema de la sesién o por cualquier otro comporta- miento perturbador, busque el medio de eliminarlo del grupo. La concepcién del mundo compartida por todos debe incluir la creencia en la posibilidad de incrementar la propia conciencia y en la conve- niencia de explorar lo desconocido. Los miembros del grupo han de sentir el anhelo de entrenarse para utilizar sus facultades psiquicas de un modo positivo. Hay que descartar a las personas que esperan usar sus poderes psiquicos para perjudicar o controlar a otros, ya que el efecto de boomerang de sus acciones puede recaer sobre todo el grupo en la misma medida que sobre el individuo directamente responsable. Adopte el antiguo adagio: «El que a hierro mata, a hierro muere». Su poder de atraer o repeler las energias aumentara al aumentar la empatia del grupo. Aprovechen este incremento de fuerza para sus ejercicios, empezando siempre la sesién con los procedimientos de proteccién. Describiré en lineas generales uno de ellos, que cada grupo adaptara a sus circunstancias y necesidades particulares. Redacte una autoafirmacién para que el grupo la pronuncie al unisono. Ase- 190 gurese de que su significado es claro y de que cada miembro del grupo se mantiene consciente de ese significado mientras la pronun- cia. Formule la autoafirmacién de manera que materialice los senti- mientos con que al grupo le gustaria verse rodeado como un campo protector. Cree una imagen que materialice esos sentimientos, ima- gen que conservarén in mente mientras pronuncian ustedes la auto- afirmacién. Veamos un ejemplo de autoafirmacién: «La gran luz blanca de la verdad nos rodea protegiéndonos de todo dafio. Deseo que este poder permanezca con nosotros y nos asista para captar la verdad en todo lo que hacemos. Sdlo lo bueno puede entrar en este campo de luz blanca, la gran luz blanca de la verdad. Asi sea». (Ponga las frases en singular si hace solo los ejercicios. ) Otros ejemplos de autoafirmacién son la «Gran Invocacién», que Alice Bailey coloca al principio de muchos de sus libros, y el «Modelo sobre el Cuadro», incluido por Paul F. Case en su obra The Tarot, Key to the Wisdom of the Ages (EI tarot, clave de la sabiduria perenne). Para quienes posean creencias religiosas firmes, cantar sus himnos favoritos vigorizara la atmésfera y establecera el tono apropiado para las sesiones en grupo o individuales. En general, las buenas visualizaciones rodearan su espacio con un campo de energia de limites bien definidos. Visualice por ejem- plo la linea de demarcacién, la superficie de contacto entre usted y el resto de! mundo, como una piel o membrana capaz de permitir la penetracion o de resistirse a ella. Ejercicio ntimero 2 sobre el campo del aura (solo): cierre los ojos y visualice una membrana rodeando todo su cuerpo a unos sesenta centimetros del mismo, algo semejante a la membrana trashicida y tesistente que rodea a las sustancias liquidas encerradas en la cas- cara del huevo, pero mucho mis fina, tan sutil que se mueve con cada vibracién, con cada soplo de la brisa. Imagine esa piel resis- tente y sana, con una textura fina, sin poros ni puntos débiles. Si encuentra alguno, ctirelos con su imaginacién. Para fortalecer ese campo protector, imagine que una gran bro- cha extiende sobre él una capa ligera y delicada de un hermoso color. O bien, una luz intermitente que irradia desde todo el borde, emitiendo fuerza y claridad. Utilice imagenes que exciten su fanta- sia, cualquier simbolo que transmita el mensaje de un aura refor- zada, una superficie de contacto resistente. Si quiere, haga la membrana selectiva, capaz de permitir la en- trada a unas cosas y a otras no. En cierta ocasién, durante un 191 alboroto en el campus universitario, estaban sucediendo una serie de acontecimientos preocupantes. Para mantenerme libre de las emanaciones de miedo procedentes de la multitud, me rodeé de la membrana de huevo después de captar aquellos sentimientos nega- tivos. Inadvertidamente, los encerré conmigo. Tras un momento de fuertes nauseas y de vértigo, me di cuenta de lo sucedido e imaginé una escoba barriendo un polvo sucio y malo para arrojarlo fuera de mi aura. Debi de mostrarme mis selectiva al establecer el campo Psiquico, pero, como actué movida por el miedo, obré con precipi- tacion. Otra buena imagen es el capullo, la capa de seda con que las larvas se rodean para protegerse mientras se estan transformando en mariposas. A causa de su calidad protectora, se recomienda a menudo la seda para envolver las cartas del tarot, las bolas de cristal y similares. Visualicese (o a su grupo) rodeado por hebras de luz de un blanco plateado, como hilos de seda. Todos tenemos acceso a la energia ilimitada del universo. Cierto que nadie usa esa enorme energia en todo momento, pero hay una provision infinita de ella en caso necesario. Algunas personas se aislan de esa provisién de energia debido a sus sentimientos negati- vos acerca de si mismas y del mundo, lo cual suele dar como resul- tado diversas formas de enfermedad. A veces, tales personas se convierten en lo que se conoce con el término de «parasitos psiqui- cos». Beben inconscientemente de su reserva de energia y le hacen sentirse cansado, incluso aletargado. Esas personas se fijan en una postura psiquica malsana para ellas y para quienes les rodean. Si le inspiran compasion, recuerde que posee la facultad de absorber energia de la fuente universal y transmitirles el exceso que no nece- sita. Sirvase para ello de los ejercicios siguientes. Ejercicio mimero 3 sobre la energia ilimitada (en grupo o solo): relajese, cierre los ojos e imaginese inmerso en un océano inmenso de energia. Aunque se sienta incapaz de pensar en ningun limite o frontera para ese océano, comprenda bien que se trata s6lo de una gota de la provision universal. No existe la menor posibilidad de agotarla. Sienta cémo esa energia penetra en usted, le atraviesa y sale al exterior, como un rio. Al inspirar, entra por la parte superior de su cabeza, por los pies y por el pecho. Al espirar, sale por los brazos y las manos, por el pecho, partiendo del corazon. Haga siempre una pausa antes de exhalar el aire, e imagine que se esta llenando de energia un tanque existente en su interior. Cuando rebose, dirija mentalmente la energia hacia la persona que necesita 192 un refuerzo de ella. Visualice a esa persona sumergida en el mismo océano de energia, bombeandola con cada respiracién y llenando su tanque interior. Cuando lo haya hecho, preoctpese de gastar todo exceso de energia que reste en usted mediante ejercicios fisicos 0 psiquicos. Asi evitara el malestar de una indigestién psiquica. Ejercicio nimero 4 sobre la nube de energia (en grupo o solo): relajese, cierre los ojos e imaginese bajo una nube de luz blanca, tan brillante como la luz del sol, una nube ovalada, de aproximada- mente ciento ochenta centimetros de altura. Tomese todo el tiempo necesario para tenerla bien enfocada en su mente consciente. Deje que las imagenes y los pensamientos intrusos atraviesen su concien- cia hasta que desaparezcan. Aspire profundamente el aire y retén- galo mientras cuenta lentamente hasta doce. Exhalelo muy despacio e imagine la luz blanca descendiendo sobre usted y envolviendo todo su cuerpo. Experimentara una sensacién de hormigueo, que suele empezar por los pies y las manos y se extiende hacia arriba y hacia adentro por todo su cuerpo, acabando por la cabeza. Se trata de la energia psiquica sutil que los yoguis denominan prana, necesa- tia para el bienestar fisico, emocional y psiquico. Siéntese en silencio durante tres o cuatro minutos, hasta que la sensacién de hormigueo se desvanezca, y repita el proceso. Después de la segunda vez, descanse durante cinco minutos y hagalo de nue- vo. Termine por un perfodo de descanso de cinco minutos. Cuanto mis repita el ejercicio, mas facil se volvera para usted y menos tiempo necesitara. Acabara por ser capaz de revitalizarse en unos minutos cuando no disponga de mas, sentado en silencio en su despacho o incluso en un autobis. Ejercicio niimero 5 de flexibilidad psiquica (en grupo o solo): antes de proceder a este ejercicio, aumente su reserva de energia psiquica con uno de los ejercicios precedentes. En estado de relajacion pero estimulado, visualice una nube blan- ca y brillante sobre su cabeza, igual que en el ejercicio nimero 4. Cuando esté bien clara en su conciencia, utilice la energia que ha acumulado para elevarse hasta ella. En lugar de bajar la nube hacia usted, sienta cémo abandona su cuerpo y asciende hasta quedar envuelto por ella. Al hacerlo, inspire profundamente y retenga el aire mientras cuenta lentamente hasta doce. Exhalelo muy despacio y sienta cémo se desliza de nuevo en su vehiculo fisico. Tras un periodo de descanso, repita el ejercicio, y luego repitalo una vez més. Si realiza esta secuencia a diario, al cabo de uno o dos 193 meses advertira una mejoria muy notoria. Los detalles de los cam- bios dependen de sus necesidades personales. Se intensificara su conciencia y, con ella, su perceptividad psiquica. Ejercicio numero 6 de autocuracion (en grupo o solo): coloquese con los pies separados a una distancia un poco superior a la anchura de los hombros, con la cabeza erguida y los brazos extendidos. Vuelva la palma de la mano izquierda hacia arriba, y la palma de la mano derecha hacia abajo, en lo que se Ilama la posicién de la estrella, inmortalizada por Leonardo da Vinci en un famoso di- bujo, que representa a un hombre en esta posicién en el interior de un circulo. Permanezca en silencio e inmévil en la posicién de la estrella. Sienta la energia vital actuando en su interior, empezando por la palma izquierda y extendiéndose después. Durante este tiempo, intensifique su concepcién de las energias vitales circulando a tra- vés de usted. Cree, si asi lo quiere, autoafirmaciones y visualiza- ciones, 0 limitese a insistir sobre el pensamiento del flujo de la energia vital. Cuando sienta que la energfa fluye bien, siéntese y relajese, pero continie enfocando la atencién sobre el flujo de la energia en su interior, repitiendo mentalmente afirmaciones como ésta: «Soy uno con las energias vitales del universo. Ahora se derraman en mi interior y me atraviesan. Las siento. Soy uno con la energfa vital del universo que se derrama en mi interior y que me atraviesa. Siento esas energias. Soy uno con ellas». Manténgase relajado y deje que las energias le penetren durante unos minutos. Reforzado asi el flujo de la energia curativa, enfoque su aten- cién sobre el area de desequilibrio fisico que quiere curar y visualice la energia dirigiéndose hacia ese punto, como si tendiera a él natu- ralmente. No fuerce ni trate de hacer que suceda algo. Contemple s6lo la accién de los maravillosos poderes curativos de la naturaleza. Formule a continuacién el deseo de que se forme para su uso personal una reserva de energia. Su cuerpo sabe donde almacenar- la. Bastaré con que le de una orden suave para lograrlo. Haciendo esto de manera regular, aumentard su capacidad de almacenar ener- gia y disponer de ella rapidamente en caso necesario. EI paso siguiente consiste en visualizar a su alrededor un aura dorada, pura y brillante. Tomar la forma de una piramide, con el Apice sobre su cabeza. Mire ese pico dorado creciendo en espiral, cada vez mas alta y mas alta, introduciéndose en los planos superio- res de la conciencia como una antena que alcanzase el espacio exte- 194 rior. Y en efecto, esta espiral es una antena. Transmite a la concien- cia universal su necesidad y su deseo presentes y capta las energias precisas y el conocimiento que necesita para satisfacerlos. Le conviene establecer una autoafirmacion apropiada para este estado tan especial. Solicite en ella la fuerza y la compasién de la inteligencia superior, a fin de que favorezca el desarrollo, la realiza- cién y la actualizacién tanto suya como de cualquiera con quien usted esté en contacto. Afirme su deseo de que no se siga ningin dafio ni para usted ni para ninguna otra persona y pida proteccién y guia. Redacte esta afirmacion con sus propias palabras, puesto que asi resultaré mas efectiva, pero solicite ayuda para redactarla clara y apropiadamente. Cuando se hace esto con un deseo auténtico de entrar en cone- xi6n con la conciencia superior y recurrir a la sabiduria, se siente una gran fuerza y una gran paz interior. 195 13 Conclusi6n Para gran parte de nuestra vida, tenemos que confiar en la auto- ridad de otros: padres, maestros, pastores y sacerdotes. Los consi- deramos como responsables de esa vida. Este libro esta escrito con el propdsito de situarle en posicién de autoridad y para que tome sobre usted la responsabilidad. El desa- trollo de sus facultades psiquicas le capacitara para obtener infor- macién de una fuente mds amplia. Necesitara intensificar también su facultad de discriminacién para examinar la informacion recibida gracias a sus propios poderes o a los de un psiquico o los de un médium. La facultad de discriminacién le permitiré identificar los niveles de significacién de las informaciones captadas y su verdadero valor para su vida. Examinelas y, si no tienen valor para usted, no las acepte. La esencia de la informacién reside en su contenido. Estu- die las palabras. ;Quieren decir algo 0 son pura chachara? Asegu- rese de que las palabras tienen un contenido y una profundidad y de que se adecuan a sus objetivos vitales. Sdlo asi podra aceptarlas. No dé a nadie autoridad sobre usted fiandose de sus titulos, posicién, rango 0 reputacién. Constituyen los adornos con que se cubren esos individuos, asumiendo el manto de la autoridad y ejer- ciéndola para convertir a los demds a su pensamiento o a su creen- cia. Mire mas alla de la fachada si sus palabras encierran algo de valor o significativo para usted. Usted es la autoridad. Sdlo a usted le corresponde aceptar o rechazar lo que oye o lo que ve. Si una persona le habla basandose en la autoridad de otra, ignore la fuente y escuche cuidadosamente lo que esta diciendo en realidad. ;Tiene algun valor o significado? En caso negativo, nada ganar con acogerlo. 196 Las palabras son el atavio externo del contenido. No se deje engajiar por las palabras agradables o las frases sonoras. Acaso sean superficiales y carentes de sustancia. El derecho a decidir sobre su significado y su sustancia continua en sus manos. Buscamos la autoridad para imponernos a los demas. Y los de- mas persiguen las posiciones de autoridad para imponerse a noso- tros. La verdadera autoridad consiste en aceptar la responsabilidad de nuestra vida y nuestras acciones, la responsabilidad por todo lo que decimos, pensamos y sentimos. Sabiendo que sus acciones in- troducen cambios en su vida, tanto presente como futura, deberia comprender que también afecta usted a otros. Su efecto sobre otras personas puede ser perjudicial o benéfico. En usted recae la respon- sabilidad de la elecci6n. Cualquier cosa que transmita le sera devuelto en la misma mo- neda. La mayoria de nosotros apreciamos la atencién y la considera- cién por los demas como valores de gran importancia. Si los pensa- mientos que emitimos estan impregnados de este tipo de energia, la esencia de los pensamientos que lleguen a nosotros en retorno seran la atencién y la consideracién. La regla de no dafiar ni perjudicar a los demas le ayudara en su evaluacién de la calidad y la significacién. Si lo que le llega significa un perjuicio para otros, rechacelo. A usted le toca aceptar o recha- zar las ideas o energias que se le presentan. Si tiene la sensacién de que aquello que se le presenta no eleva la calidad de su vida, no lo quiera. Todo lo que admita en su vida debe contribuir a su felicidad y bienestar. Sin importar las buenas intenciones, todo lo que suscite un sentimiento de derrota, inadecuacién o infelicidad debe ser re- chazado. Por intermedio de este libro, hemos pasado algun tiempo juntos desarrollando facultades nuevas que haran su vida mas rica. Apli- que estos poderes recién aprendidos de manera que sean beneficio- sos para su vida y la vida de sus semejantes. Recuerde que la vida es un don. Uselo con discrecién. Le envio mis mejores deseos de que obtenga el éxito. 197 Bibliografia The American Dowser, The American Society of Dowsers, Danvi- le, VT, 05828. Bendit, Laurence J., y Phoebe D. Bendit, The Transforming Mind, Theosophical Publishing House, 1970. Bennett, Colin, Practical Time Travel, Weiser, 1971. Benson, Herbert, The Relaxation Response, Morrow, 1975. Bloodworth, Venice, Key to Yourself, De Vorss, 1970. Boone, J. Allen, Kinship with All Life, Harper and Row, 1976. Brennan, J. H., Five Keys to Past Lives, Weiser, 1971. Brown, Barbara B., New Mind, New Body, Harper and Row, 1974. Butler, W. E., How to Develop Clairvoyance, Weiser, 1971. 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Sin embargo, se han desarrollado unas técnicas con este fin. Conozca las distintas clases de sue- fios psiquicos o paranormales: profé- ticos, telepdticos, extracorporales, de supervivencia, de reencarnacién...

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