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Tangente Delta
Tangente Delta
La temperatura.
Cuando se eleva la temperatura interna del dieléctrico se tiene una mayor vibración de
sus iones alrededor de sus puntos de equilibrio. Ello permite el aumento del grado de
orientación de los dipolos y de las pérdidas cuando se aplica un campo eléctrico. Pero
también cabe esperar la reducción de la energía por rozamiento al presentar ahora el
medio menor viscosidad. Estos dos
factores enfrentados se representan en la
curva A de la Figura Nº 5. A la vez, se
debe evaluar la variación de las pérdidas
derivadas de la electroconductividad, que
siempre crecen con la tensión y toman una
gran importancia a las más altas
temperaturas. Corresponde a la curva B de
la Figura Nº 5. El resultado total es la
curva suma de las dos anteriores.
La mayoría de los dieléctricos que
utilizamos en nuestros dispositivos
responden a la curva general presentada,
tal como puede comprobarse en la Figura
Nº 6, sobre el esmalte de conductor de
cobre para bobinados de Clase H. Además, como las temperaturas normales de uso se
limitan a la primera parte de la curva, podríamos decir que las tangentes delta de los
dieléctricos se incrementan con ella. Pero, lamentablemente, con leyes propias que
habrá que definir o tabular.
Como ejemplo, en la Figura Nº 7 se representa la variación de la tangente delta según
informa Ciba-Geigy para su araldite F.
Y que si se hiciera una comparación entre dos valores medidos a distintas temperaturas
deberíamos conocer la curva correspondiente al material dieléctrico que estamos
analizando.
Muchos fabricantes de elementos electrotécnicos indican en los protocolos de los
ensayos realizados una tabla o curva mostrando cómo varía su tangente delta con la
temperatura de medición. Cuando esas tablas se tienen en la Normas Técnicas, se
refieren a unos ajustes más generales y, por ende, menos exactos. En el Capítulo 6 se
presentan ejemplos de lo expresado.
Por otro lado, cuando en los manuales o escritos se indiquen los valores de las tangentes
delta sin clarificar la temperatura, se debe sobreentender que es la de 20 ºC.
La frecuencia.
La dependencia de la tangente delta con la
frecuencia puede ser observada en la Figura Nº 8,
en la que la escala de las frecuencias del eje x es
logarítmica.
La primera parte de la curva, asintótica con el eje
de ordenadas, se explica porque en las
frecuencias muy bajas las pérdidas por
conducción (medidas con cc. y ocasionadas por
las corrientes debidas a las impurezas), aunque
muy pequeñas, toman ahora importancia ante
valores cercanos a cero de la frecuencia y, por ende, de las corrientes capacitivas. En el
límite tendremos aún una corriente de pérdidas y una nula correspondiente al fenómeno
capacitivo, por lo que la tangente delta tiende a infinito.
Sigue luego una porción en que la tangente delta se mantiene prácticamente constante;
se trata del rango de frecuencias en que nosotros trabajamos.
Más allá se pasa a frecuencias en que la molécula entra en resonancia y luego deja de
seguir al campo en su alternancia.
En nuestras mediciones y evaluaciones consideraremos, entonces, que la tangente delta
se mantiene constante y sólo será afectada cuando se tengan presentes frecuencias muy
elevadas.
Quede en claro que al decir que la tangente delta no se modifica prácticamente con la
frecuencia no se afirma que las pérdidas dieléctricas no se elevan con ella, ya que la
frecuencia es uno de los factores que se encuentra multiplicando en las Fórmulas 2 y 4.
La humedad.
Este elemento puede estar presente en los dieléctricos que se analizan, por lo que no
debe ser dejado de lado aunque se lo considere espúreo o indeseable.
Sabemos que la introducción de agua dentro del aislamiento modifica sustancialmente
sus parámetros dieléctricos, desmejorándolos. En el caso que tratamos, incrementará el
valor de la tangente delta en proporción a la humedad que haya absorbido. Porque si
bien crece la corriente capacitiva por la alta permitividad del agua (agua = 81), en
mucho mayor grado se eleva la corriente en fase con la tensión por su extremadamente
alto valor de pérdidas.
El aumento de la tangente delta dependerá, además, de las características físicas del
dieléctrico (por ejemplo, si es fibroso), de la humedad ambiente, de la temperatura de
servicio y de la geometría o condiciones que afectan a la difusión del agua. Es por eso
que no pueden definirse reglas o fórmulas teóricas para utilizar que consideren este
factor como integrante del aislamiento para luego separarlo.
Como los valores de las pérdidas que se agregan con el agua de la humedad son
elevados, un reducido grado de humectación del dieléctrico puede dar valores muy altos
de su tangente delta. En la Figura Nº 9 puede observarse la dependencia de la tangente
delta del papel con la humedad (en % del peso), según D. M. Kazarnovski.
En la siguiente Figura Nº 10 se representa una posible variación de la tangente delta del
aislamiento de un motor de MT cuando se ha humedecido.
Figura Nº 9 Figura Nº 10
Por otro lado, por esta misma característica, es la tangente delta el mejor parámetro a
utilizar para seguir el secado de un aislamiento, controlando la evolución durante la
operación. Tal es el caso de los grandes transformadores.
Aunque resulta obvio conviene indicar que, cuando en los manuales se mencionan los
valores de las tangentes delta de los dieléctricos, se refieren a estados de total sequedad,
sin humedad interior.
Otras contaminaciones.
No es fácil tratarlas a todas y dar estimaciones en cada una de ellas. La diversidad de
casos y grados de contaminación hacen imposible definir reglas o líneas claras de
análisis.
Pero puede decirse que, en general, las contaminaciones superficiales no producen
cambios sustanciales en las tangentes delta; pero sí lo hacen las volumétricas. Ello es
debido a que la contaminación, para ser observada, debe interesar a una importante
porción de la masa total del aislamiento, que es la que aporta el valor de la tangente
delta.
A modo de ejemplo se comenta que es posible encontrar aislamientos de motores de
MT impregnados con aceite lubricante que ha escapado de los cojinetes. En estos casos
pueden medirse niveles de tangente delta de los arrollamientos muy superiores a los
normales de los dieléctricos utilizados. El autor ha encontrado en esos casos valores de
la tangente delta de 30 % y superiores.
El tiempo.
Pensar en la influencia del tiempo sobre la tangente delta de un dieléctrico es lo mismo
que analizar su degradación o envejecimiento a través de este parámetro.
Figura Nº 11 Figura Nº 12
Las agresiones que sufre un dieléctrico en servicio y que van produciendo su degradación
se presentan como una combinación de:
- Eléctricas, derivadas por los campos internos y las descargas parciales, sobre los que
hemos hablado;
A pesar que los físicos aún siguen investigando los mecanismos de las fallas de los
dieléctricos sólidos y aceptan diversas causas concurrentes no del todo aclaradas, hay
consenso en decir que se tienen dos tipos:
Algunas líneas modernas de investigación analizan las formas posibles de las distribuciones
de los distintos estados energéticos de la masa del dieléctrico para lograr una evaluación
más realista. Podrá inferir el lector que esa pretendida distribución estará muy relacionada
con el proceso tecnológico de conformación de nuestro aislamiento y no podrá ser definida
fácilmente en forma anticipada y/o general.
La clara diferenciación en los dos tipos de fallas, que es muy representativo en los
dieléctricos sólidos, es menos observable en los fluidos. El segundo tipo de descarga, la
térmica, en el punto o zona con altas pérdidas puede producir fuertes corrientes y
movimientos del fluido que lo hacen cambiante permanentemente, pero siempre reduciendo
la posibilidad de propagar el deterioro a las zonas adyacentes. Es por ello que para estos
materiales: gases y líquidos, se entiende que la falla está más asociada a la del tipo
intrínseco.
Obviamente, por ser la tangente delta del dieléctrico un parámetro relacionado con los
procesos de las pérdidas internas, ella se encontrará ligada con el segundo tipo de descarga
que hemos llamada térmica.
La explicación física del fenómeno dice que, en ciertos puntos singulares, la masa del
aislamiento no puede llegar a erradicar (o transmitir hacia el exterior o a otras zonas) las
pérdidas que se generan en su interior, aumentando su temperatura. Ello, a su vez, produce
el incremento de esas pérdidas y así sucesivamente hasta el colapso.
La comprensión cabal del fenómeno es más fácil mediante fórmulas. Pero, el tratamiento
teórico y numérico es sumamente complejo; es más sencillo analizarlo en forma gráfica.
La Fórmula Nº 4 nos daba el valor de las pérdidas específicas o por volumen, es decir las
que se producían en su interior.
pca. = 2 f o r tg E2
Esa misma masa de dieléctrico tiene una capacidad para transmitir esa energía y evacuarla
que puede ser expresada como:
pca. = (A/Vol.) ( T - To )
Siendo:
A (en m2) es el área a través de la cual se conduce la energía;
Vol. (en m3) es el volumen en donde se producen las pérdidas;
(en Wm/m2ºC) es el coeficiente de transmisión térmica del material;
(T – To) es la diferencia de temperaturas necesaria para transmitir las pérdidas, la que se
tendría entre los dos planos extremos (de A m2) del volumen V.
Las dos fórmulas anteriores deben igualarse para así encontrar los puntos de equilibrio en
que se satisfacen ambas.
En la Figura Nº 14 se han representado las pérdidas específicas en función de la
temperatura en forma paramétrica, para varios valores del campo eléctrico E.
Las curvas responde a la forma expuesta en el Capítulo 4 (La temperatura) con sus
comentarios.
Por otro lado la recta representa la segunda fórmula: la capacidad del dieléctrico para
conducir esa energía hacia las adyacencias, siendo el coeficiente de transmisión del calor
del dieléctrico.
Cuanto mayor sea el grado de irregularidad eléctrica mayor será la posibilidad de tener
zonas proclives a una catástrofe térmica como la presentada.
Por último, cabe agregar que en la representación de la curva de las pérdidas específicas
en función de la temperatura de nuestro dieléctrico se ha considerado constante la
frecuencia. En el caso de tener fenómenos en los que puedan aparecer otras de más altos
niveles: armónicos en la tensión de alimentación o lo expuesto en el punto 3.e) anterior
relativo a las descargas parciales internas, deberemos asumir que la curva de las
Ing. Francisco R. Hermoso
fhermoso@teletel.com.ar (011) 4761-8706 y (011) 4730-0866
PÉRDIDAS EN LOS DIELECTRICOS - 2º Parte Página 9 de 9
pérdidas tendrá una forma de crecimiento más rápido aún, haciendo más crítica la
situación.
Cabe que el lector inquieto indague sobre si la representación física del colapso térmico,
que se explica mediante unas curvas generales entre ejes sin escalas de la Figura Nº 14, se
ajusta a los niveles de los campos eléctricos que tenemos en nuestros aislamientos. Ello es
así. Análisis teóricos, apoyados en suposiciones matemáticas de las formas de la curva de
las pérdidas específicas en función de la temperatura, llegan a la conclusión que el modelo
físico presentado es válido. En el Capítulo 21: “Calentamiento de los aislantes sólidos por
efecto de las pérdidas dieléctricas”, del libro “Técnicas de la Alta Tensión” del Dr. Ing.
Arnold Roth,, se trata el tema y se presentan ejemplos y verificaciones, repetidos luego por
el Ing. J. Corrales Martín en su libro “ Cálculo Industrial de Máquinas Eléctricas”.
Las altas diferencias entre los campos eléctricos posibles de encontrar en los dispositivos
aislantes que fueron comentados en el Capítulo 3 indican la clara posibilidad de tener esos
puntos propensos a calentamientos exagerados.
Podemos afirmar, entonces, que el incremento del valor total o medio de la tangente
delta va marcando el escalón en donde se apoya el proceso indeseado de la falla
térmica.
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Como podrá observar, caro lector, este escrito se ha dividido en tres partes en lugar de las
dos de la idea original.
Ello se ha debido a los pedidos recibidos de detallar aspectos que hemos considerado
valederos.
Con la tercera parte se completa el tema.