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XIIIIIIIIY

9rsnlwqkvl-tr0
9+p+-zppzpp0
9p+-zp-sn-+0
9+-+-+-+-0
Variante 6.a4 9P+-sNP+-+0
9+-sN-+-+-0
9-zPP+-zPPzP0
9tR-vLQmKL+R0
xiiiiiiiiy

Esta misteriosa jugada de peón tiene como finalidad evitar la expansión del negro en el ala dama
retrasando una jugada el desarrollo de sus piezas y esperando a ver que plan adopta el negro.
En la década de los ochenta y principios de los noventa era empleada con éxito por fuertes ju-
gadores, entre los que resaltan los ingleses, Nunn, Chandler y Short. Poco a poco se fue dejando
de jugar, fundamentalmente por la continuación 6...¤c6, que deja abierta la posibilidad de
continuar con 7...e5 o en su defecto, pasar directamente a una Variante del Dragón con 7...g6.
La naturaleza transposicional de la jugada 6.a4 se nota también luego de 6...e6, donde las blancas
pueden pasar a líneas que se encuentran fuera de nuestro repertorio, luego de 7.¥c4 o 7.¥e2.
Nosotros proponemos el movimiento 6...e5, la continuación "más" Najdorf. Habitualmente se
considera que esta forma de jugar le hace al blanco un importante favor y justifica su jugada an-
terior. Resulta que después de la retirada del caballo a "f3", obtendría unas variantes favorables
de las siguientes dos líneas que ya hemos analizado anteriormente en el libro:
a) 6.¥e3 e5 7.¤f3, página 77.
b) 6.¥e2 e5 7.¤f3, página 10.
Esto se entiende porque en la lucha por el control de la casilla "d5", las blancas mantienen
abiertas las opciones de desarrollo 8.¥c4 o 8.¥g5, lo que las dejaría con el tiempo extra de tener
el peón en "a4".
Nosotros aceptamos la desventaja relativa de la última jugada del negro, aunque con el conven-
cimiento de que ella no es muy importante y que las posiciones que se obtienen son muy razo-
nables, a la vez que muy fáciles de jugar de acuerdo al repertorio que hemos elegido.

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Blancas: Marjanovic gada 9.¥d2?!, que permite a las negras recu-
Negras: Chandler perar el peón con ventaja después de 9...0–0
Nis 1983 10.¤g3 (10.g3 ¤xd5!) 10...¥xc3 11.¥xc3
¤xd5³) 9...0–0!. No era buena 9...£xd5? por
1.e4 c5 2.¤f3 d6 3.d4 cxd4 4.¤xd4 ¤f6 10.¥xf6 £xd1+ 11.¢xd1 gxf6 12.¤d5, y las
5.¤c3 a6 6.a4 e5 7.¤f3 blancas ganan un peón. 10.¥xf6. Si las blan-
cas tienen que desprenderse de este alfil, es
evidente que algo no funciona en su posición.
Esta es la continuación habitual del sistema,
Otra posibilidad es hacer 10.¤g3 ¥xc3+
pero las otras dos retiradas de caballo también
11.bxc3 £a5 12.¥xf6 £xc3+ 13.¢e2 gxf6. El
son posibles:
monarca blanco en el centro del tablero no
7.¤de2!? Esta misteriosa continuación es una
queda muy atractivo. 10...£xf6 11.¤g3 £d8!
especialidad de Van del Wiel, quién la ha ju-
A cambio de un peón las negras tienen la pa-
gado en numerosas ocasiones. El lector debe
reja de alfiles y, lo que es más representativo,
observar que aquí unas de las jugadas más ra-
el control de la casillas negras. Los caballos
zonables, 7...¥e7, luego de 8.g3!?, nos lleva-
de las blancas no están bien situados y el peón
ría a una posición si bien teórica, fuera del re-
de "d5" atenta contra la capacidad de movi-
pertorio elegido en este libro. Por otro lado,
miento del alfil que corre por las casillas blan-
7.¤b3 ¥e7 8.¥e2 nos lleva a posiciones, ana-
cas. Las siguientes variantes son solo ilustrati-
lizadas en la Variante 6.¥e2. 7...d5! vas. 12.¥c4. Si 12.¥d3, el alfil puede quedar
XIIIIIIIIY expuesto. 12...f5 13.0–0 g6!?© (13...e4!?©).
9rsnlwqkvl-tr0 Las negras están listas para jugar 14...¤d7 o
9+p+-+pzpp0 bien 14...¥d6. A cambio de un peón su po-
9p+-+-sn-+0 sición es mucho más agradable. 12...f5 13.0–0
¢h8!?©. Una jugada flexible que nos permite
9+-+pzp-+-0 continuar con el desarrollo sin preocuparnos
9P+-+P+-+0 por el avance d5-d6. La compensación es evi-
9+-sN-+-+-0 dente.
9-zPP+NzPPzP0 13...¥d6 quizás sea un poco prematura por-
9tR-vLQmKL+R0 que de esta manera, el caballo de "c3" podría
llevarse a "b6". Por ejemplo: 14.a5!? ¤d7
15.£d2 £h4!? 16.¥e2 e4 17.¤a4 ¦f6, y aun-
xiiiiiiiiy
Buscando algo nuevo para jugar en este mo-
que aquí también hay compensación, se de-
mento, nos vino a la mente esta posibilidad,
pende más del ataque directo.
algo osada, que pretende castigar las jugadas
rivales, que para las posiciones que se van a
dar podrían ser defectuosas. 8.exd5. La captu- 7...¥e7!?
ra 8.¤xd5 no presenta ser ningún problema
para el segundo jugador, que iguala fácilmente Como no podemos evitar ni 8.¥c4, ni 8.¥g5,
tras 8...¤xe4 9.¥e3 ¤c6. Una continuación permitimos ambas. Más adelante nos ocupare-
podría ser 10.¤b6 £xd1+ 11.¦xd1 ¤b4 mos de responder positivamente a cada una de
12.¦c1 ¦b8, con igualdad. 8...¥b4. Luego del ellas.
sacrificio de peón, las piezas del negro se co-
locan en posiciones muy activas. Nótese co- 8.¥c4
mo, tras abrir el juego, las continuaciones 6.a5
y 7.¤de2 empleadas juntas, aparecen como Otra alternativa es 8.¥g5, a lo que se puede
débiles, la primera, por debilitar la casilla responder: 8…¥e6! la jugada más atractiva.
"b4", y la segunda, porque entorpece el desa- La opción 8...¤bd7, si bien controla más la
rrollo. 9.¥g5. Una posibilidad pasiva es la ju- casilla "d5", deja mal situado el alfil de "c8".

VARIANTE 6.a4 175


El alfil blanco podría desplazarse a "c4" desde ¦fd8 16.¦fd1 ¦ac8?! (16...¤c8 mantenía el
donde ejercería un presión importante. equilibrio; 17.¤d2 ¤e7=) 17.a5², Andreikin -
Si el blanco quiere justificar su jugada ante- Perman, Kirishi 2003. 12...¤xd5 13.¥xd5
rior debe capturar en "f6", para no permitir al £a5+. Esta es la clave de la eficacia del movi-
rival enlazar los caballos con 9...¤bd7 y su- miento 11...¤b6!, ya que fuerza prácticamen-
mar otra pieza al control de la casilla "d5". te a jugar el final. 14.c3.
9.¥xf6 ¥xf6 10.¤d5 ¤d7 11.¥c4. Si el blan- Luego de 14.£d2, el caballo en "d2" quedará
co pretende obtener alguna ventaja tiene que un poco pasivo, lo cual brinda buenas posibili-
colocar su alfil en una casilla activa, y ahora: dades al negro de lograr ventaja. La partida
A 11...0–0 12.0–0 ¦c8. La posición que se ofrece a continuación es un buen ejem-
resultante es equilibrada para las negras. plo de las posibilidades del segundo jugador
13.b3. 13.¥a2 quizás permita un poco más de en el final. El lector encontrará una explica-
lucha que la empleada en la partida, pero ción más detallada del mismo debajo del si-
igualmente tras ella, las negras logran un buen guiente diagrama. 14...£xd2+ 15.¤xd2 ¥xd5
juego con 13...¤b6! 14.c3 ¤xd5 15.¥xd5 16.exd5 ¦c8 17.c3 ¥e7 18.0–0 f5 19.f4 0–0
¦c5 16.¥xe6 fxe6 17.£b3 £c8, con juego 20.g3 g6 21.a5 exf4 22.gxf4 ¦fe8 23.¦a4 ¥f8
equilibrado) 13...¤b6! Aquí se declaró tablas 24.¦c4 ¥h6 25.¦xc8 ¦xc8 26.¤b3 ¦c4
en la partida Smirin - Berkes, Moscú 2004. El 27.¦e1 ¢f7 28.¤d4 ¥xf4 29.¤e6 ¥e5
negro no tiene nada que temer. Se van cam- 30.¤d8+ ¢e7 31.¤e6 ¦a4 32.b3 ¦xa5 33.c4
biar demasiadas piezas como para aspirar a al- ¦a1 34.¦xa1 ¥xa1 35.¢f2 ¥e5 36.h3 h6
guna ventaja por parte del primer jugador. Si 37.¢f3 g5 38.b4 b6 39.¤c7 a5 40.c5 dxc5, y
el negro quisiese jugar de una manera más las blancas se rindieron Meessen - Vanders-
ambiciosa, podría intentar 13...¥g5, y conti- tricht, Geel 2002. 14...¥xd5 15.£xd5 (si
nuar, tras adecuada preparación, para el avan- 15.exd5?! sigue 15...e4!) 15...£xd5 16.exd5
ce f7-f5, aunque objetivamente no estamos XIIIIIIIIY
seguros de su corrección.
9r+-+k+-tr0
B 11...¤b6! 9+p+-+pzpp0
XIIIIIIIIY 9p+-zp-vl-+0
9r+-wqk+-tr0 9+-+Pzp-+-0
9+p+-+pzpp0 9P+-+-+-+0
9psn-zplvl-+0 9+-zP-+N+-0
9+-+Nzp-+-0 9-zP-+-zPPzP0
9P+L+P+-+0 9tR-+-mK-+R0
9+-+-+N+-0 xiiiiiiiiy
9-zPP+-zPPzP0 La apertura deja lugar a un final donde es evi-
9tR-+QmK-+R0 dente que las negras han cumplido el objetivo
xiiiiiiiiy de alcanzar el equilibrio.
Desde el punto de vista estrictamente teórico, La meta de ambos bandos ahora, es movilizar
esta continuación debería ser suficiente para su mayoría de peones. Pese a lo simplificada
desalentar a los jugadores que conducen las que está la posición, consideramos que ambos
piezas blancas de sus posibilidades de obtener jugadores pueden intentan ganar este final de
alguna ventaja. partida ya que la estructura de peones está
12.¥b3. Mover 12.¤xf6+ tampoco ofrece na- muy desequilibrada. Será fundamental deter-
da tangible después de 12...£xf6 13.¥xe6 minar qué pieza va a ser mejor, si el alfil o el
£xe6 14.0–0 0–0 (trasladar el caballo a "f6" caballo. Ahora nos inclinamos algo más por el
con 14...¤d7! parecía lo más simple) 15.£d3 caballo aunque a largo plazo el alfil puede de-

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sarrollar muy bien su potencial de juego en 30.bxc5 ¦b4 31.¦xb4 ¥xb4 32.¤c4 ¦xc5
ambos flancos. Por otra parte, es evidente que 33.¢d4 a5, con equilibrio) 30.c6+ ¢e7
la columna "c" semiabierta le da a las negras 31.¦xb4 ¥xb4 32.¤c4 ¦a7 33.¢f4 ¢f6
un juego activo de torres que el blanco de mo- 34.h4 g6 35.g4 h5 36.gxh5 gxh5 37.¤e3 ¢g6
mento no tiene, lo cual le permite, entre otras 38.¦c2 ¥c5 39.¦xc5 dxc5 40.d6 ¢f7 41.c7, y
cosas, presionar el peón de "d5" y evitar el las negras se rindieron, Yagupov - Larios
avance del peón "c3". 16...¦c8 17.¢e2 ¦c5. Crespo, Ubeda 2000.
Hay muchas formas de interpretar el final.
Una de ellas es tratando de ganar espacio en el 8...¥e6!
ala rey y activar la torre. Por ejemplo:
17...h5!? 18.h4 ¦h6 19.¤d2 ¦g6 20.g3 ¦g4.
XIIIIIIIIY
Objetivamente la posición sigue igualada pero 9rsn-wqk+-tr0
por lo menos de esta forma hemos logrado 9+p+-vlpzpp0
que el blanco toque sus peones del ala rey lo
cual brinda nuevas posibilidades de juego. 9p+-zplsn-+0
18.¦hd1 ¢d7 9+-+-zp-+-0
XIIIIIIIIY 9P+L+P+-+0
9-+-+-+-tr0 9+-sN-+N+-0
9+p+k+pzpp0
9p+-zp-vl-+0 9-zPP+-zPPzP0
9+-trPzp-+-0 9tR-vLQmK-+R0
9P+-+-+-+0 xiiiiiiiiy
9+-zP-+N+-0 9.£e2
9-zP-+KzPPzP0
El cambio 9.¥xe6 da lugar a una estructura de
9tR-+R+-+-0 peones muy buena para el negro.
xiiiiiiiiy En la variante 6.¥e2 e5 7.¤f3, página 10,
hemos visto más ejemplos de este motivo.
19.¤e1!? El comienzo de un buen plan des-
9...fxe6 10.0–0 (si 10.¤g5, £c8 11.0–0 h6
tinado a movilizar los peones del ala dama.
12.¤h3 0–0 13.f3 ¤bd7 14.¤f2 £c6 15.¢h1
19...¥g5 20.¤c2 f5 21.¤a3 ¦e8. No resulta
¦ac8 16.¦e1 ¥d8 17.¤d3 ¥b6, con ligera su-
claro que ésta sea la mejor casilla para la to-
perioridad de las negras, Nijboer - Peng, Wijk
rre, posiblemente era mejor colocarla directa-
mente en la columna "c" lo cual brinda la aan Zee 1997. El segundo jugador tiene una
posibilidad extra de sacrificar la calidad. Por posición más agradable) 10...0–0 11.¤g5 £d7
ejemplo: 21...¦hc8 22.c4 ¦xc4 (22...e4!? 12.f4 exf4 13.¥xf4 h6 14.¤h3 ¤c6 15.¤f2
23.¦a2 ¥f6„, o 23...¦xc4, que es otra versión d5!? (15...¦f7!? 16.¤d3 ¦af8 y aquí también
de la entrega) 23.¤xc4 ¦xc4!?, con posibili- preferimos la posición de las negras) 16.e5
dades equilibradas. 22.c4 e4 23.¦a2 ¦c7 ¤h7 17.¤d3 ¤b4 18.¢h1 ¦f7 19.¤xb4
24.a5 ¦b8 25.b4 b6. El comienzo de un plan ¥xb4 20.¤e2 ¦af8, con mejor juego del ne-
errado de ruptura en el ala dama que sólo va a gro, Hansen - Shneider, Aars 1995.
beneficiar al blanco. En las dos partidas que se
ha jugado el final, luego de 13...£a5, el ju- 9...0–0 10.0–0 £c7 11.¥a2
gador más fuerte logró imponerse, lo cual re-
fuerza nuestro argumento de que se trata de un Las posiciones que se darían luego de la ju-
final igualado pero no necesariamente tablas. gada 11.¥b3 se asemejan a las ya analizadas
26.axb6 ¦xb6 27.¦b1 ¥f6 28.¢e3 ¥c3 29.c5 en la línea 6.¥e3 e5 7.¤f3, página 77. Com-
¦xb4? (es bueno ahora mover 29...dxc5! parándola con ésta, aquí las blancas han

VARIANTE 6.a4 177


efectuado el avance a2-a4 en lugar de ¥e3. Si 12.¦d1
tenemos en cuenta que uno de los planes blan-
cos en aquella posición es mover precisa- Con el alfil en "a2" en lugar de "b3" la jugada
mente ¥g5 y ¥xf6, podemos concluir que la de caballo 12.¤d5 no resulta especialmente
jugada 6.a4 la tiene el blanco prácticamente molesta. Luego de 12...¥xd5 13.exd5 ¤b4!
de más. A pesar de todo, el tiempo no es muy ante la doble amenaza, sobre el peón de "d5" y
importante, pues a4, si bien impide el avance el alfil de "a2", se evidencia que las blancas
b5, no tiene influencia directa sobre el punto no han obtenido nada significativo.
clave "d5". Quizás las blancas debieron haber jugado di-
Además, el futuro puede que le brinde a las rectamente 12.¥g5, para evitar que el rival
negras la posibilidad de aprovechar el debili- juegue 13...h6, como se pudo haber dado lue-
tamiento del punto "b4". go en la partida.
Recomendamos al lector, remitirse a la varian-
te antes citada (6.¥e3 e5 7.¤f3), si quiere 12...¤b4 13.¥b3 ¦ac8
entender mejor estas posiciones, ya que allí se
explican con más detalle. 11...¦c8!?
La posición es de igualdad. Posiblemente me-
XIIIIIIIIY jor era: 13...h6!
9rsnr+-+k+0
9+pwq-vlpzpp0 14.¥g5 h6 15.¥xf6 ¥xf6
9p+-zplsn-+0 XIIIIIIIIY
9+-+-zp-+-0 9-+r+-trk+0
9P+-+P+-+0 9+pwq-+pzp-0
9+LsN-+N+-0 9p+-zplvl-zp0
9-zPP+QzPPzP0
9tR-vL-+RmK-0 9+-+-zp-+-0
xiiiiiiiiy 9Psn-+P+-+0
Hacemos esta jugada para evitar los proble- 9+LsN-+N+-0
mas tácticos que se podrían suceder luego de 9-zPP+QzPPzP0
11...¤bd7?! 12.¥xe6 fxe6 13.¤g5. Tampoco
nos agrada hacer ahora 11...¤c6?!, ya que con
9tR-+R+-mK-0
12.¤d5!, las blancas logran ventaja. 12.¥g5 xiiiiiiiiy
¤bd7, y las negras tienen muy buenas pers- La posición está equilibrada y es difícil para
pectivas. ambos bandos hacer algo significativo. El res-
to de la partida es jugado con relativa correc-
11...¤c6!? ción por ambos jugadores, que no logran alte-
rar el desenlace final
He aquí uno de los inconvenientes del avance
a2-a4: la debilidad de la casilla "b4". 16.£d2 ¦fd8 17.a5 £c5 18.h3 b5 19.axb6
Aparte de este lógico desarrollo, las negras £xb6„ 20.¦a4 ¦c5 21.¦a3 £b7 22.£e2 a5
pueden continuar con la jugada 11...¦fc8!? 23.¤d2 ¤c6 24.¥xe6 ¤d4 25.£d3 fxe6
para luego seguir con 12...¤bd7 y plantear un 26.¤b3 ¤xb3 27.¦xb3 £c6 28.¦b5 ¦xb5
juego quizás más ambicioso. 29.£xb5 £xb5 30.¤xb5 d5 31.¤c3 ¦b8
Para una explicación más detallada al respecto 32.exd5 exd5 33.¦xd5 ¦xb2 34.¦xa5 ¦xc2
el lector puede remitirse a lo visto tras el 35.¤e4 ¦c4
movimiento 11.¥b3 ¦fc8, en esta misma pá-
gina. La partida se declaró tablas

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