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Robert Kiyosakiresumen
Robert Kiyosakiresumen
los ricos enviaban a sus hijos. El mejor amigo de Robert era Mike, y ambos se
consideraban los “niños pobres” de la escuela. Si bien no eran realmente pobres,
así se sentían ya que los demás tenían los mejores juguetes, bicicletas, ropa nueva
y ellos no.
Cansados de la situación, Robert y Mike decidieron entonces hacerse socios y
comenzaron a pensar cómo ganar dinero. Leyendo un libro de ciencia, a Mike se le
ocurre una idea, y así comenzaron. Recolectaron tubos de dentífricos usados, luego
derretían el plomo y al verterlo en moldes de yeso fabricaban monedas de plomo.
Al descubrir la situación, el padre de Robert (el Padre Pobre) les explicó que eso
era ilegal. Frente a la desilusión de los niños, el padre igualmente los felicitó
porque por lo menos, habían hecho algo, y los animó a seguir trabajando en nuevas
ideas, sin rendirse. También se sinceró al decirles que él no sabía cómo hacer
dinero, pero le propuso que le consultaran al padre de Mike (El Padre Rico), quien
aunque aún no era una persona multimillonaria, estaría construyendo un gran
imperio y se perfilaba como para ser una persona muy rica en algunos años.
El padre de Mike trabajaba mucho, era dueño de almacenes, cadena de tiendas,
tres restaurantes y una compañía constructora. Ambos niños le pidieron que les
enseñara a hacer dinero y éste les propuso trabajar para él, ya que de esa forma
les enseñaría rápidamente. Consideraba una pérdida de tiempo que solo
aprendieran sentados escuchando, como lo hacían en la escuela.
La oferta era trabajar tres horas cada sábado en una de sus tiendas. Les pagaría
10 centavos por hora, y aunque los niños debían resignar sus juegos del sábado,
aceptaron la propuesta.
“Si pueden trabajar sin pensar en cobrar un sueldo, les aseguro que pronto su mente
les mostraría oportunidades que otros no ven, por estar centrados únicamente en
buscar dinero y seguridad.”
Así fue como al cabo de unas semanas, se les ocurrió abrir una biblioteca de revistas
de comics en el sótano de la casa de Mike. Los niños notaron que la encargada de
la tienda del Padre Rico, donde trabajaban gratis, tiraba a la basura los números
atrasados de comics. Consultaron con el distribuidor si podían quedárselos y este
aceptó con la condición de que no las revendieran. Contrataron a la hermana menor
de Mike, para que en el sótano de su casa, les cobrara 10 centavos a cada niño que
quisiera leer todas las historietas que pudieran en 2 horas. Esto era un muy buen
precio, ya que cada revista de comics costaba 10 centavos en las tiendas. Aquí, en
dos horas podrían leer varias.
El negocio era un éxito, pero después de tres meses, debido a una pelea dentro del
sótano, entre unos niños de otro barrio, el padre de Mike les recomendó que
cerraran el negocio. Así lo hicieron y también dejaron de trabajar en la tienda.
Los niños habían aprendido a hacer que el dinero trabajara para ellos. Al no recibir
pago por trabajar en la tienda, se vieron obligados a utilizar su imaginación para
identificar una oportunidad para hacer dinero”. Su negocio generó dinero para ellos,
sin que ellos estuvieran presentes físicamente.
En lugar de pagarles con dinero, el Padre Rico les había dado mucho más,
y estaba emocionado porque ahora tenía nuevas cosas para enseñarles.