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INSTRUCCIÓN
Entre las partes que celebran un contrato existe la obligación de LEALTAD, en esa obligación de
lealtad se enmarcan como especies de la misma las denominadas obligaciones de CONSEJO, DE
INFORMACION y de INSTRUCCIÓN.
La parte profesional que celebra un contrato con un tercero profesional o no, pese a ser
conocedor de los alcances de la ley y la jurisprudencia, guarda silencio sobre circunstancias que,
de haber sido conocidas por la parte ignorante, habrían llevado a esta a no contratar, a hacerlo de
manera diferente o a realizar ciertas conductas que habrían favorecido en la formación o en la
ejecución del contrato.
se dice entonces que, en general, sobre las partes pesa la obligación de lealtad, sobre todo en
relación con las informaciones que se deban trasmitir recíprocamente, cuando aquella esté o
debería o debería estar a su alcance.
Es de advertir que, cuando el contrato nunca se celebra porque hubo deslealtad de una de las
partes durante el periodo PRECONTRACTUAL, la responsabilidad de la parte desleal es claramente
EXTRACONTRACTUAL, pues el contrato nunca nació a la vida jurídica.
No cabe duda entonces de que, subyacente a cada contrato, existe la obligación general de lealtad
en su formación como durante su ejecución.
2-Naturaleza de la responsabilidad de la parte desleal
Celebrado el contrato, así haya sido desventajoso para el adquirente, pero realizado sin vicios en
el consentimiento, fuerza o dolo, la responsabilidad derivada de esa deslealtad es
extracontractual, pues hay una culpa aquilina anterior al nacimiento del contrato, que perjudica a
acreedor.
Se establece a cargo de las partes la obligación de lealtad en la formación y ejecución del contrato,
esta obligación consiste básicamente en informar y aconsejar en forma adecuada a la parte no
profesional, y es por esto que debe exigirse al profesional la obligación de instruir e informar
correctamente a su contraparte sobre los alcances del contrato, pues solo así existirá una voluntad
clara y libre de ambas partes.
Pero debe advertirse que estas obligaciones solo existen en la medida en que haya una parte
profesional y otra profana en la materia.
Cada una de las partes debe informar para informarse. El adquirente de un bien o servicio deberá
informar de sus necesidades al productor o suministrador, para que este sepa a su turno cuales
son las informaciones que debe brindar al adquirente.
La obligación del consejo: Consiste en orientar la decisión del contratante por una alternativa que
se considera la mejor.
La publicidad: A la cual tiene derecho todo productor, el vendedor o fabricante destaca las
virtudes de su producto, tratando de atraer al consumidor.
La obligación de información: el productor debe olvidarse de su interés por atraer al
consumidor y, en una eta más personalizada, debe advertirle objetivamente sobre los
límites y desventajas que no fueron informados en la publicidad.
La obligación de consejo: La conveniencia o no de adquirir sus productos.
6-Hasta donde deben llegar los conocimientos del deudor
El artículo 1058 del Código de comercio, en lo referente al contrato de seguro, solo regula la
obligación de lealtad en la descripción del riesgo, a cargo del tomador, pero nada dice en forma
expresa sobre las obligaciones de consejo y de información por parte de asegurador.
Partiendo de dicha dificultad será muy difícil probar estas, ya que solo podrá probarse
interpretando el clausulado de la póliza u otros documentos escritos por las partes.
Ocurre mucho que los aseguradores no advierten al asegurado acerca de los límites y alcances de
la cobertura ofrecida o existencia de un producto mejor, así mismo, no advierten sobre las
consecuencias jurídicas por no realizar ciertas conductas de hacer durante la celebración o
ejecución del contrato.
Los artículos 1603 del código civil y los artículos 863 y 871 del Código de Comercio son base
suficiente para afirmar que también sobre el asegurador y el intermediario pesan estas
obligaciones.
En primer lugar no cabe duda de que el intermediario, sea o no representante del asegurador,
compromete su responsabilidad si no asesora suficientemente al asegurado.
El artículo 1058 del código de comercio establece a cargo del tomador del seguro, la obligación de
lealtad para con el asegurador al momento de declarar el estado riesgo.
4- Casos en que el Asegurador y el Intermediario incumplen sus obligaciones de informar y de
aconsejar al Tomador del seguro
2. Póliza mal redactada e imprecisa: Si el asegurado no puede tener una idea clara del
alcance de su cobertura, podrá demandar civilmente a quienes no fueron con el
suficientemente claros.
5. Daños no cubiertos en los seguros de responsabilidad civil. Así mismo, a menudo, en los
seguros de responsabilidad civil se excluye la responsabilidad contractual. Si el mayor
riesgo del asegurado está constituido por la responsabilidad contractual, lo mínimo que
podría esperarse del asegurador y del intermediario es la advertencia al tomador sobre
esa circunstancia, pues de nada le va a servir un seguro por un riesgo casi inexistente.
6. Silencio sobre las consecuencias de una mala declaración: Muchas veces el tomador
desconoce todos los mecanismos a veces complejos de la declaración del riesgo, y los
intermediarios y el mismo asegurador se comportan como si ello fuera una obligación de
poca monta (aduciendo que es un mero formalismo), por el cual no pone la atención
necesaria en esta declaración.
7. Responsabilidad cuando al tomador se le dice que está asegurado sin estarlo: Se le dice
al tomador que el seguro está vigente cuando no es así.
8. No advertencia al tomador sobre libros de comercio: El asegurador o el intermediario no
le avisan al tomador, al momento en que este hace la solicitud del seguro, que la
jurisprudencia exige que el asegurado pruebe el siniestro con los libros de comercio
debidamente llevados.
En todos estos casos, salvo en el del numeral 4, la responsabilidad del asegurador no puede ser
contractual, sino extracontractual (precontractual); esta responsabilidad está basada en el silencio
malintencionado o negligente del asegurador, silencio que llevo al tomador a adquirir el seguro
inadecuado o a no realizar ciertas conductas que lo habrían beneficiado patrimonialmente en caso
de siniestro.
La responsabilidad del intermediario si sería contractual pues su silencio es una culpa dentro de su
obligación contractual de asesoría.
Es gravoso para el remitente no declarar el valor de la mercancía o declara un valor mayor al real.
El artículo 1131 del Código de Comercio establece que el transportador solo pagara el 80% de
indemnización sobre el valor declarado de la mercancía y no pagara lucro cesante. Así las cosas,
para el transportador es un jugoso negocio que el remitente no le declare el valor de la mercancía
o que declare uno diferente.
3- Presunción de contrato cumplido si el destinatario retira la mercancía sin protestas
Siendo esta una operación que el transportador hace todos los días, lo lógico es que sobre el pese
la obligación de advertirle al destinatario no profesional, sobre el derecho que le asiste de verificar
el estado de la mercancía y de las consecuencias por la ausencia de reservas o protestas
formuladas al recibir la mercancía de manos del transportador.
Por una incorrecta práctica comercial, a menudo los transportadores toman seguros de
mercancías, donde la prima la paga el remitente, pero la calidad de asegurado y beneficiario la
tiene el transportador.
CONCLUSION
Como esa deslealtad dañina no puede quedar impune, lo justo y lo equitativo es que la parte
desleal comprometa su responsabilidad contractual o precontractual según el caso.