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,Matara el Consejo de Seguridad a la ONU? Inocencio F. Arias Ei bloquee del Consejo de Seguridad por el derecho de veto conduce a la pasividad de la ONU y a su desprestigo. Las Naclones Unidas viven una crisis de legitimidad que obstsculiza su capscidad para resolver conflictos y ejecutar sus resoluciones. era 1900 un annus horribilis para las Naciones Unidas? No faltaré quien asi lo crea. Los idus de marzo, abril y mayo han sido poco aus- piciosos para la organizaci6n y los objetivos para los que fue creada. Kofi Annan, con el corazén dividido, sabe que la crisis de Kosovo puede abrir una peligrosa brecha en la institucién fundada en 1945 para pre- servar la paz mundial. Las manifestaciones del secretario general a lo largo de los meses de abril y mayo muestran elocuentemente la ambivalencia, torturada y doloro- ‘Sa, en que se mueven los defensores del sistema y de la filosofia de las Na- ciones Unidas. De un lado, desaprueban, condenan y se yerguen moralmen- te contra la limpieza étnica de Kosovo y los excesos de! lider serbio, Concluyen, explicitamente o no, que la intervencién era inevitable. De otro, se sienten visiblemente incémodos, les violenta juridicamente que la inter- vencién se haga al margen de la organizacién soslayando los preceptos de ‘su Carta, Indignado y abrumado por el atropelio sistemditico de los derechos humanos que se estaba Ilevando a cabo en Kosovo, Annan ha mostrado su comprensién, y ha justificado, sin alharaeas pero sin ambages ni excesiva cosmética, la operacién contra Slobodan Milosevic. Mas tarde, empero, ha sefialado de forma abiertamente diplomatica los peligros que entrana utili- zar la fuerza sin contar con la autorizacién expresa de quien en el sistema “onusiano” tiene el monopolio de la misma, el Consejo de Seguridad, El exponente mas significativo del primer estado de animo del secreta- rio general de la ONU aparece en su diseurso del mes de abril en Ginebra, pieza oratoria que por su claridad y por la calidad del emisor puede ser in. Inocencio F. Aris es representante permanente de Expafia ante las Naciones Unidas. ‘Pourea Bxrioom, Tuli Agua Lh 60 Politica Exterior corporada a una antologia de los defensores del Derecho internacional de injerencia por razones humanitarias. Las afirmaciones son bastante sinto- miiticas y rotundas. En poeas ocasiones, una personalidad del relieve del se- cretario general de la ONU habré indicado de forma tan palmaria que la so- berania de un Estado no es absoluta, El secretario comienza con fo que para él es un articulo de fe: “La defen- sa de los derechos humanos es el niicleo de todo: nuestro trabajo y de cada articulo de la Carta de las Naciones Unidas”, y Hama rapidamente a las co sas por su nombre al denunciar que “cuando se ataca y masacra a civiles por sus caracteristicas étnicas, como ocurre en Kosovo, el mundo se vuelve hacia las Naciones Unidas para que levante su voz". Si no hablamos, si no actuamos “faltamos a nuestra responsabilidad con el mundo. Unas Nacio- nes Unidas que no dan la cara por los derechos humanos son unas Naciones Unidas que no pueden dar la cara ni por si mismas”. Las conclusiones son atin mas lapidarias: “La campana sisteméatica y vi- ciosa de limpieza étnica llevada a cabo por las autoridades serbias en Koso- vo parece tener un objetivo: expulsar 0 matar al mayor mimero posible de albaneses” privandoles de los derechos mas basieos, Deduciendo que el re- sultado es un desastre humanitario en la region, Kofi Annan cierra su dlis- curso con una defensa decidida del derecho a la injerencia (justificada): “Emerge lentamente, pero creo que de forma imparable, una norma interna- cional contra la represién violenta de Jas minorias que debe preceder a los ruritos de la soberania estatal”. El colofon es aplastante: ea de pensamiento 1c 0,, al menos con otro énfasis, es la desa- rrollada un mes mas tarde en La Haya. No es que Annan, ni mucho menos, condene la intervencién, pero el tono y, sobre todo, el espiritu son doctrinal- mente mas clisicos. La efieacia y la relevancia del Consejo de Seguridad, se- tin Annan, deben ser el pilar fundamental para promover la paz y la seguri- dad intemacionales en el proximo siglo. Mas explicitamente, el secretario general sefala que “a menos que se devuelva al Consejo de Seguridad una posicién preeminente como tinica fuente de legitimidad en el uso de la fuer- 2a, nos embarcaremos en el peligtroso camino de ka anarquia”. El cambio de énfasis del secretario general no pas6 desapercibido en Estados Unidas* y un colaborador de Annan se vio obligado a declarar que no estaba atacando a nadie, sino que mostraba su preocupacién por una tendencia creciente, “la de puentear al Consejo de Seguridad, sobre la que quiere que reflexionen los Estados miembros” | Intervencisn ante la Comision de Derechos Humanos. Ginebra, 7 de abril de 1990. 2-"Annan adopt wna actitud critica ante tas aeeiones de EE UU en Kasovo", titulaba el New York Times et 19 de mayo de 1990, Inocencio F Arias 61 ZEs Kofi Annan un oportunista que, en funci6n de la audiencia o de la efemérides, predica la doctrina revolucionaria de 1a santa injerencia cuando se violan los derechos humanos (Ginebra) o se aferra # los inmu- tables dogmas del Derecho internacional clasico defensor de la soberania intangible de los Estados (La Haya)? Ciertamente, no.’ El seeretario gene- ral zozobra entre el imperativo moral de impedir que una tropelia desme- surada quede impune en aras del respeto a la soberania de un Estado, y el imperativo juridico de respetar la Carta de la que se doté la comunidad internacional hace mas de medio siglo para regular las relaciones entre los Estados. Un apologo de Annan sastendria incluso que los das discursos son com- plementarios. La intervencién en Kosovo habria sido asi inevitable, pero hu- biera sido deseable que se hiciera en el seno de lass Naciones Unidas. Esta interpretacién, s6lo apa- rentemente voluntarista, encaja bien con otra idea, que ha pasado mas desapercibida, de la interven- El bloqueo del cidn de Annan en La Haya, sein la cual la actus. Conse _ cidn en Kosovo se ha hecho al margen de la ONU. fo; por at ve porque los principales miembros del Consejo de (0 0 Su amenaza, Seguridad estaban divididos sobre la cuestién.' conduce a la pasi- El asunto es grave, porque es la divisién del vidad y despresti- Seer la que sitin a cualquier inter. 910 de la ONU vencién internacional, por grande que sea el des- man apocaliptico que se quiera evitar, en un terre- no movedizo juridicamente. No olvidemos que la prohibicién de la intervenci6n no es absoluta, sino que el Consejo de Seguridad puede auto- rizarla. Consejo lo ha Hlevado a cabo, de hecho, en varias ocasiones, alegando la desestabilizacién de una zona o el impacto de los refugiados en los paises vecinos. Las tribulaciones de Annan, y su aviso para navegantes, emanan de que en el caso de Kasovo, la divisin de los miembros del Consejo de Seguri- dad, con el previsible veto ruso a cualquier mandato “onusiano” para ac- tuar en Kosovo, signific6, a pesar de ta obvia gravedad, la inhibicién de la 3. Kofl Annan mostré de nuevo de forma bastante inequivoca cual era su posicida sobre Kosovo euando comento la inculpacién de Milosevie diciendo: *Debermos poner fin a ka cul- ‘tra de la isupunidd”. 4. “Sel Consejo no acta de consuno para impedir Ia viokacién masiva de los derechos: humanos y los crimenes contra fa humanidad de la intensidad de Kosovo, estaremos traicio- nando los propios ideales que inspiraran la creweiéin de Ins Naciones Unidas” 62 Politica Brterior ONU y el desencadenamiento de la intervencin de la OTAN sin la bendi- cidn del Consejo? nino pad ce pny oa dete x no descartable proliferacién del mismo en el futuro es lo que tortura a An- nan. Un porvenir de vetos reiterados de los “cinco grandes" (EE UU, Rusia, China, Gran Bretaiva y Francia), una vuelta, ahora, al comportamiento de los momentos algidos de la guerra fria podria ser, a la larga, algo insoportable para la opini6n publica mundial. El debilitamiento de! principal cometido de las Naciones Unidas, su arrinconamiento, en palabras de Federico Mayor Zaragoza, al papel de una “organizaci6n humanitaria, desprovista aciemass de fondos", puede ser un fatal golpe de gracia para el organismo de la calle 44. Las Naciones Unidas viven en esta primavera de 1999 un momento ela ramente delicado. La época de esplendor de los afios siguientes a la guerra fria, cuando los “grandes” en el Consejo de Seguridad actuaron al unisono y en armonia para frenar a Irak en la guerra del Golfo, ha concluido. Esta fue tun “caso de libro” en la historia de la ONU por las razones conocidas: habia una flagrante violacién del Derecho internacional, es decir, la invasién de un pais para borrarlo del mapa, y un agresor o una victima claramente identi cables. Los cinicos afadiran que los intereses econémicos de varios de los principales protagonistas se veian igualmente amenazados por la alocada aventura de Sadam Husein, y no les falta raz6n, pero el hecho es que, Unidas en tos afios cuarenta’ A principios de los aos noventa, pues, la ONU, una vez eliminadas 0 sofocadas la animosidad o las suspicacias entre los dos grandes, actuaba de acuerdo con las fines para los que fue creaca.’ Los miembros permanentes se olvidaban de sus enfrentamientos, de sus rencillas y de sus “clientes”, y trabajaban en pro de la paz mundial. 5. Recordemos que un intento de Rusia de condenar en el Consejo de Seguridad a Esta- dos Unidos ¥ la OTAN por el inicio de la operacién sufrié una derrota estrepitasa: doce riembtos del Consejo votaron en conta del texto de la resoluckin y slo tres a favor (Rusia, “hina y Namibia). ‘6: Nunca en la historia de tr ONU una agreside. habia sido condenada tan répidamente. a. primera resohicidn (660 de 2 de agosto de 1900) fue aprobada a las seis de la mafiana, doce horas después del inicio de la guerra, con catorce votos a favor (Cuba incluida) y ua absten- ‘iG, Yemen. La resolueiGn que autoriaé la hntervencivin armada (678, de 20

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