Los cantos rodados o guijarros (chinas o chinarros, cuando son de pequeño
tamaño) son fragmentos de roca pulidos y sueltos, susceptibles de ser transportados por medios naturales, como las corrientes de agua, los corrimientos de tierra, etc. Aunque no se hace distinción de forma, en general, un canto rodado adquiere una morfología más o menos redondeada, oblonga, sin aristas y con la superficie lisa, debido al desgaste sufrido por los procesos erosivos durante el transporte, generalmente causados por la corrosión o las corrientes de agua (erosión hídrica).
Se utilizan generalmente en la construcción para hacer revoques y pavimentos.
Sus cantos planos son de gran utilidad para el apilamiento de material y su adherencia al hormigón o cemento los hacen muy útiles.
Los guijarros también forman parte desde la antigüedad de la actividad lúdica
infantil. "Hacer sopas u ondas" es uno de los juegos más populares, que consiste en lanzar y hacer deslizar por una superficie líquida guijarros planos. La tensión superficial del agua impide que se hundan durante unos minutos.
La formación de los cantos rodados parece un problema físico sencillo, sin
embargo, no lo es. Un nuevo artículo afirma que el proceso de abrasión (o erosión) del guijarro ocurre en dos fases bien separadas. En la primera se redondean los bordes pero sin reducir las dimensiones transversales, reduciendo poco el volumen. Y en la segunda fase continúa el redondeo de los bordes pero además se produce una reducción drástica del volumen y de las dimensiones transversales.