En un pueblo muy lejano vivía una bruja que tenía un toro
muy bruto y bravo. La bruja tenía un brazo lleno de pecas y granos, le gustaba mucho el brécol. Su cabra sobrevivió al perro brusco del vecino cubriéndole con una manta. A la bruja le gustaba la brujería. Un día haciendo brujería hizo un diamante muy brillante. Cuando fue a dar un paseo por la tarde al parque se encontró con un brujo y quedaron por la noche. Al llegar a casa la bruja guardó su viejo broche para que tuviera más brillo, también se hizo un brazalete de oro. Se tomo el brebaje que se hizo la semana pasada, para estar más guapa. Cuando se fue a la cita se perdió en el parque y utilizó su brújula para llegar al parque. Se encontró con el brujo se abrazaron. Mientras se abrazaban sentían la brisa. Se casarón y vivieron juntos.