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N.° 69 C. BERNARD.—DEFINICIÓN DE LA VIDA.

Culpable de aquel mal, por haber siempre XXXÍÍ.


Visto las cosas por ajenos ojos.,
Y obrado siempre por ajenas manos, Restablecido el Príncipe, á la corte
Sin usar ni mis manos, ni mis ojos. Fue con el Rey, y allí la noble Reina
Por eso ahora vengo yo en persona, Con gran cariño recibió á su amiga,
Con Edirn y con otros caballeros, Y otra vez la vistió como de boda.
A limpiar de malvados estos bosques, Y Gerant, olvidando los rumores
Sentina de mis reinos. Y, decidme, Que tan penosa alarma le causaron,
¿No habéis vos reparado por ventura Permaneció en la corte muchos días.
En Edirn? ¿No habéis visto su mudanza? Y luego con su esposa y cien jinetes
Hasta su mismo rostro ha embellecido Volvió á sus Marcas.
Al mejorar su corazón. El mundo Con rigor suave
Cree imposible que un hombre se arrepienta, Allí ejerció su imperio, la justicia
Y á la verdad tiene razón. Es raro Sosteniendo del Rey, y era el primero
Que un hombre tenga voluntad y gracia En torneos y justas, y el primero
Para vencer el vicio de su sangre Siempre en la caza, y le llamaban todos
Y la fuerza del hábito, limpiando El hombre de los hombres, el modelo
Su alma y renovando su ser todo. De Príncipes; y á ella, á quien la corte
Edirn, por dicha, la excepción ha sido. Solía apellidar «Enid la hermosa,»
Y yo al verle tan noble y tan valiente, El pueblo agradecido la llamaba
Tan recto y tan sumiso, le he nombrado «Enid la buena.»
De mi Tabla Redonda caballero. Así por largos años
Porque en verdad es obra su mudanza Vivieron felicísimos; sus salas
Más meritoria, y grande, y provechosa, Resonaban alegres con los juegos
Que si algún caballero de los mios De un coro de preciosos querubines,
Se entrara sólo en tierra de bandidos, Trasunto de su padre y de su madre.
Y los fuera matando uno por uno, Y en avanzada edad, su honrosa vida
Y volviera á mi corte mal herido.» Coronó al cabo con gloriosa muerte,
El Príncipe, lidiando como un héroe
Dijo el Rey, y Gerant bajó los ojos Delante de su Rey y en su defensa
Y sintió que su obra no era grande, Del mar del Norte en la fatal jornada.
Ni útil, ni meritoria; y á la tienda LOPE GISBKRT.
Se fue de Enid; y allí acudió al momento
El Físico del Rey á ver su herida.
Y el esmero de Enid, que al lado suyo
Incansable velaba, y el influjo DEFINICIÓN DE LA VIDA.
De su ternura fueron poco á poco
Restableciendo su salud é hinchendo Desde la más remóla antigüedad, íilósofos ó mé-
De amor su pecho y su alma de alegría. dicos célebres han considerado los fenómenos que
se desarrollan en los seres vivos, emanados de un
XXXI. principio superior é inmaterial que obra sobre la
materia inerte y obediente. Así lo creyeron Pitágo-
Mientras él se curaba, el Rey «sin tacha» ras, Platón, Aristóteles, Hipócrates, y aceptaron
Recorrió la comarca; vio vendidos después los filósofos y los sabios místicos de la
Al dinero ó al miedo los Justicias Edad Media, Paracelso y Van-Helmont, y los esco-
Que había puesto su padre; los depuso lásticos. Este concepto llegó durante el siglo XVIII
al apogeo del favor y de la influencia, cuando el cé-
A lodos y nombró gentes probadas.
lebre médico Stahl le dio una forma más neta
Y envió mil soldados, que corriendo creando el animismo. El animismo ha sido la ex-
Los yermos y las selvas, destruyeron presión más exagerada de te espiritualidad de la
De los fieros bandidos las guaridas, vida, y Stahl fue el partidario más resuelto y más
Y la vasta comarca en paz dejaron, dogmático de estas ideas, perpetuadas desde Aris-
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tételes. Puede añadirse que fue su último repre- químicos de la materia bruta. Siendo él mismo céle-
sentante, porque el espíritu moderno no ha acogido bre químico, combate con mucho poder y autoridad
bien una doctrina cuya contradicción con la ciencia sobre todo las exageraciones de los médicos quími-
había llegado á ser demasiado manifiesta. cos ó iatro-químicos, como Sylbius, de Le Boé,
Por otro lado, y en oposición á las ideas prece- Willis, etc., que explican todos los fenómenos de la
dentes, vemos, antes de que la física y la química vida por acciones químicas, fermentaciones, alcali-
llegaran á formarse, y de que se conocieren los fe- nidades, acritudes, efervescencias. Sostiene que no
nómenos de la materia bruta, las tendencias filosófi- sólo las fuerzas químicas son diferentes de las fuer-
cas adelantándose á los hechos, intentando estable- zas que regulan los fenómenos de la vida, sino que
cer la identidad entre los fenómenos de cuerpos in- están en antagonismo con ellas y tienden á destruir
orgánicos y los de cuerpos vivos. Este concepto es el cuerpo vivo en vez de conservarlo. Se necesita,
el fondo del atomismo de Demócrito y de Epicuro. pues, según Stahl, una fuerza vital que conserve el
Los atomistas no reconocen inteligencia motriz; el cuerpo contra la acción de fuerzas químicas exte-
mundo se mueve por sí mismo eternamente. Sólo riores que tienden sin cesar á invadirle y á des-
consideran una especie de materia cuyos elementos, truirle: la vida es, pues, el triunfo de aquéllas so-
gracias á sus formas, gozan de la propiedad de bre éstas. Con tales ideas fundó Stahl el vitalismo,
constituir, uniéndose unos á otros, las combinacio- pero no se detuvo en este punto, que era el primer
nes más diversas, y de formar los cuerpos inorgá- paso en la via que debía conducirle al animismo.
nicos y sin vida, lo mismo que los seres organizados Esta fuerza vital, dice, que lucha sin cesar contra
que viven y sienten, como los animales, ó que go- las fuerzas físicas, obra con inteligencia, con cal-
zan de razón y libertad, como el hombre. culado designio para la conservación del orga-
Esta segunda hipótesis tuvo, pues, desde su ori- nismo. Ahora bien, ¿si la fuerza vital es inteligen-
gen una forma exclusivamente materialista; pero te, por qué distinguirla del alma racional? Basilio
;cosa extraña! los filósofos más convencidos de la Valentín y su discípulo Paracelso, habían multi-
espiritualidad del alma, como Descartes y Lcibnitz, plicado hasta el exceso la existencia de principios
no tardaron en adoptar un punto de vista análogo inmateriales inteligentes, los archeos, que arregla-
que atribuía al juego de fuerzas brutas todas las ban los fenómenos del cuerpo vivo. Van-Helmont;
manifestaciones perceptibles de la actividad vital. La el más célebre representante de las doctrinas ar-
causa de esta aparente contradicción consiste en la cheicas, que unía, al genio experimental, la imagi-
separación casi absoluta que establecieron entre el nación más desarreglada en sus atrevimientos, con-
alma y el cuerpo. Descartes ha dado una definición cibió toda una gerarquía de estos principios inma-
metafísica del alma y una definición física de la teriales. En el primer rango se encontraba el alma
vida. El alma es el principio superior que se mani- racional é inmortal, confundiéndose en Dios; en
fiesta por el pensamiento, y la vida sólo es un efecto seguida el alma sensitiva y mortal, teniendo por
superior de las leyes de la mecánica. El cuerpo hu- agente otro archeo principal que impera sobre mul-
mano es una máquina formada por resortes de pa- titud de archeos subalternos. Stahl, que con un
lancas, de canales, de filtros, de cribas y de pren- siglo de distancia es el continuador de Van-Hel-
sas. Esta máquina está hecha por sí misma; el alma mont, simplifica todos estos conceptos de principios
se une á ella para contemplar, como simple espec- inteligentes, de espíritus rectores ó areheos. Sólo
tadora, lo que en el cuerpo pasa, pero sin interve- admite una sola alma, el alma inmortal, encargada
nir para nada en las funciones vitales. Las ideas de al mismo tiempo del gobierno corporal. El alma
Leibnitz, bajo el punto de vista fisiológico, tienen es para él el principio mismo de la vida: la vida es
mucha analogía con las de Descartes. Separa, como uno de los modos de funcionar del alma, es su
éste, el alma del cuerpo, y aunque admite entre acto vivifico. El alma inmortal, fuerza inteligente y
ellos una concordancia establecida por Dios, les racional, gobierna directamente la materia del cuer-
niega toda especie de acción recíproca. «El cuerpo, po, la hace obrar y la dirige hacia su fin. Ella es la
dice, se desarrolla mecánicamente, y las leyes me- que, no sólo dicta nuestros actos voluntarios, sino
cánicas jamás son violadas en los movimientos na- que hace latir el corazón, circular la sangre, respi-
turales; todo se realiza en las almas como si no hu- rar al pulmón, segregar á las glándulas. Si la ar-
biera cuerpo, todo se realiza en los cuerpos como monía de estos fenómenos se perturba, si sobre-
si no hubiera alma. viene la enfermedad, es porque el alma no ha des-
Stahl comprendió de muy distinta manera la na- empeñado sus funciones ó no ha podido resistir
turaleza de los fenómenos de la vida y las relacio- eficazmente á las causas exteriores de destrucción.
nes del alma y del cuerpo. En los actos vitales re- Esta doctrina es algo extraña y contradictoria, por-
chaza todas las explicaciones que pueden serles que la acción de un alma racional sobre los actos
comunes con los fenómenos mecánicos, físicos y vitales parece suponer una dirección consciente, y
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la observación más sencilla nos enseña que todas siglo XVII había designado ya Glisson la irritabili-
las funciones de nutrición, circulación, secreciones, dad como causa inmediata de los movimientos de la
digestión, etc., son inconscientes ó involuntarias, fibra viviente. Bordeu, Grimaud y Barthez también
como si, según la expresión de un fisiólogo filósofo, habían entrevisto, más ó menos vagamente, la
la naturaleza hubiese querido por prudencia sus- misma idea. Ilaller unió su nombre al descubri-
traer estos importantes fenómenos á los caprichos miento de esta facultad motriz, dándonos á conocer
de una voluntad ignorante. El animismo de Stahl sus memorables experiencias sobre la irritabilidad
está, pues, impregnado de una exageración que y la sensibilidad de las diversas partes del cuerpo.
obligó á sus sucesores, si no á abandonarlo, al me- Sin embargo, sólo á principios de este siglo, y por
nos á modificarlo profundamente. una iluminación del genio, comprendió Javier Bi-
Las ideas de Descartes y las de Slahl causaron chat que la razón de los fenómenos vitales debía
profunda impresión en la ciencia, creando dos cor- buscarse, no en un principio superior inmaterial,
rientes que debían llegar hasta nosotros. Descartes sino al contrario, en las propiedades de la materia,
había fijado los primeros principios y aplicado las en el seno de la cual se realizan estos fenómenos.
leyes mecánicas al juego de la máquina del cuerpo Bichat no defendió ciertamente las propiedades vi-
del hombre; sus adeptos extendieron y precisaron tales y les dio caracteres vagos y oscuros. Su rasgo
las explicaciones mecánicas de diversos fenómenos de genio, como con frecuencia sucede, no consiste
vitales. Entre los más célebres de estos iatro-me- en haber descubierto los hechos, sino en haber
cánicos debe citarse en primer lugar á Borelli, des- comprendido su sentido, siendo el primero que emi-
pués á Pitcairn, Hales, Keil, y en seguida á Boer- tió la idea general luminosa y fecunda de que en
haave, cuya influencia fue preponderante. Por su fisiología, como en física, los fenómenos deben
parte, la iatro-química, que sólo es una faz de la estar relacionados á propiedades como á su causa.
doctrina cartesiana, continuó su marcha y quedó «La relación de las propiedades como causas, con
definitivamente fundada al advenimiento de la quí- los fenómenos como efectos, dice en el prefacio de
mica moderna. Descartes y Leibnitz habían estable- su Anatomía general, es un axioma casi fastidioso
cido en principio que las leyes de la mecánica son de repetir hoy en física y en química. Si mi libro es-
en todas partes idénticas; que no hay dos mecáni- tablece un axioma análogo en las ciencias fisiológi-
cas, una para los cuerpos brutos y otra para los cas, habrá realizado su objeto.» Continuando des-
cuerpos vivos. Al fin del pasado siglo, Lavoisier y pués, añade: «Hay en la naturaleza dos clases de
Laplace demostraron que tampoco hay dos quími- seres, dos clases de propiedades, dos clases de
cas, una para los cuerpos brutos y otra para los ciencias. Los seres son orgánicos ó inorgánicos;
seres vivos. Probaron experimentalmente que la las propiedades son vitales ó no vitales; las ciencias
respiración y la producción del calor se realiza en son físicas ó fisiológicas...»
el cuerpo del hombre y en los de los animales, por Ante todo, importa comprender bien el pensa-
medio de fenómenos de combustión semejantes á miento de Bichat. Podría creerse que se acerca á
los que se producen en la calcinación de los metales. los físicos y á los químicos, puesto que coloca como
Hacia la misma época brillaban en la escuela de ellos las causas de los fenómenos en las propieda-
Montpeller, Bordeu, Barthez y Grimaud, sucesores des dé^ia materia; pero sucede lo contrario, aleján-
de Slahl, pero sólo conservaron la primera parte de dose y separándose de ellos tanto como es posible,
la doctrina del maestro, el vitalismo, y repudiaron En efecto, el objeto que han procurado alcanzar en
la segunda, el animismo. todos tiempos los iatro-mecánicos, físicos ó quíi
En oposición á Stahl, defendían que el principio micos, ha sido establecer una semejanza, una iden-.
de la vida era distinto del alma, pero, de acuerdo tidad entre los fenómenos de los cuerpos vivos
con él, admitían una fuerza vital, un principio y los de los cuerpos inorgánicos. Frente á éstos,
vital rector, cuya unidad es la razón de la armonía Bichat establece el principio de que las propiedades
de las manifestaciones vitales, y que obra fuera de vitales son absolutamente opuestas á las propieda-
las leyes de la mecánica, de la física y de la quí- des físicas; de suerte que, en vez de pasarse al
mica. campo de los físicos y de los químicos, permanece
El vitalismo, sin embargo, fue modificándose poco vitalista con Stahl y la escuela de Montpeller; como
á poco en su forma; la doctrina de las propiedades ellos, considera que la vida es una lucha entre ac-
vitales determinó una época importante en la histo- ciones opuestas; admite que las propiedades vitales
ria de la fisiología. Á los conceptos metafísicos que conservan el cuerpo vivo, contrarrestando las pro-
habían reinado hasta entonces, sucedió un concep- piedades físicas que tienden á destruirlo. La muerte,
to fisiológico que procura explicar las manifesta- según él, es el triunfo de las propiedades físicas so-
ciones vitales por las propiedades mismas de la ma- bre sus antagonistas. Bichat, además, resume com-
teria de los tejidos ó de los órganos. A fines del pletamente sus ideas en la definición que da de la
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vida: la vida es el conjunto de las funciones que el nombre que se quiera, alma, archeo, psicheo,
resisten á la muerte, lo que significa en otros tér- mediador plástico, espíritu rector, fuerza vital ó
minos: la vida es el conjunto de las propiedades propiedades vitales. Esta lucha, ya tan antigua,
vitales que resisten á las propiedades físicas. no ha terminado aún; pero, ¿cómo deberá con-
Esta doctrina, que consiste en considerar las pro- cluir? ¿Llegará una de las doctrinas á triunfar de la
piedades vitales como especies de entidades metafí- otra y á dominar exclusivamente? No lo creo. El
sicas que no se definen claramente, pero que se resultado de los progresos de las ciencias, tiende á
oponen á las propiedades físicas ordinarias, ha ar- debilitar gradualmente y por igual medida estos
rastrado, sin duda, la investigación á los mismos primeros conceptos, exclusivamente nacidos de
errores que las otras teorías vitalistas. Sin embar- nuestra ignorancia. Consistiendo su fuerza única-
go, el concepto de Bichat, separado de los errores mente en lo desconocido, á medida que desaparece,
casi inevitables de su época, queda siendo un con- deben cesar las luchas, desvanecerse las opuestas
cepto de genio sobre el cual está fundada la fisiolo- doctrinas, y reinar sin rival la verdad científica que
gía moderna. Antes de él, las doctrinas filosóficas, las reemplaza.
animistas ó vitalistas, estaban muy elevadas y muy
II.
lejos de la realidad para poder llegar á ser iniciado-
ras fecundas de la ciencia de la vida, siendo sólo Podemos decir de Bichat, como de la mayoría de
¡i propósito para entorpecer el entendimiento, y los grandes promotores de la ciencia, que ha teni-
desempeñando el papel de esos perezosos sofismas do el mérito de encontrar la fórmula para las con-
que, en pasados tiempos, reinaban en las escuelas, cepciones flotantes de su época. Todas las ideas de
lüchat, por el contrario, descentralizando la vida^ sus contemporáneos acerca de la vida, todas sus
encarnándola en los tejidos y relacionando sus ma- tentativas para definirla, son en cierto modo eco ó
nifestaciones á las propiedades de esos mismos paráfrasis de su doctrina. Un cirujano de la escuela
tejidos, las ha colocado, si se quiere, bajo la de- de Paris, Pelletan, enseña que la vida es la resisten-
pendencia de un principio todavía metafísico; pero cia opuesta por la materia organizada á las causas
menos elevado en dignidad filosófica, y pudiendo que tienden sin cesar á destruirla. Cuvier mismo
llegar á ser una base científica más accesible al desarrolla también el pensamiento de que la vida
espíritu de investigación y de progreso. En una es una fuerza que resiste á las leyes reguladoras de
palabra, Bichat, como los vitalistas sus predeceso- la materia bruta, siendo la muerte el efecto de caer
res, se ha engañado respecto de la teoría de la de nuevo la materia viviente bajo el imperio de es-
vida, pero no en cuanto al método fisiológico. A él tas leyes. Lo que distingue el cadáver del cuerpo
corresponde la gloria de haberlo fundado, colocan- vivo, es este principio de resistencia que sostiene ó
do en las propiedades de los tejidos y de los órganos que abandona la materia organizada; y para dar
las causas inmediatas de los fenómenos de la vida. forma más perceptible á su idea, presenta Cuvier el
Las ideas de Bichat produjeron en fisiología y en ejemplo del cuerpo de una mujer en toda la brillan-
medicina una revolución profunda y universal. La tez de la juventud y de la salud que muere de re-
escuela anatómica nació de ella, trabajando con pente. «Ved, dice, esas formas redondas y volup-
ardor para averiguar en las propiedades de los tejí- tuosas, esa graciosa elegancia de movimientos,
dos sanos y alterados, la explicación de los fenó- ese dulce calor, esas mejillas sonrosadas, esos ojos
menos de la salud y de la enfermedad. Por otra brillantes por el centelleo del amor ó por el fuego
parte, los progresos de los métodos físicos, los del genio, esa fisonomía alegrada por las ocurren-
brillantes descubrimientos de la química moderna, cías del ingenio ó animada por la hoguera de las
arrojando viva luz sobre las funciones vitales, pasiones; ese conjunto, en fin, que forma un ser
protestaban dia por dia contra la separación y la encantador. Basta un instante para destruir el pres-
oposición radiedes que Bichat y los vitalistas ha- tigio que ejerce: sin causa aparente á veces, el mo-
bían creído ver entre los fenómenos orgánicos y vimiento y el sentimiento cesan, el cuerpo pierde su
los fenómenos inorgánicos de la naturaleza. calor, los músculos se aplanan, dejando aparecer
De tal suerte, pues, encontramos aún cerca de las angulosas salidas de los huesos; los ojos se
nosotros en Bichat y en Lavoisier los representantes empañan, y las mejillas y los labios quedan lívidos.
de las dos grandes tendencias filosóficas opuestas, Estos cambios sólo son preludio de otros más hor-
que figuran desde la antigüedad y desde el origen ribles: las carnes toman sucesivamente color azula-
mismo de la ciencia, procurando una reducir los fe- do, verde y negro; atraen la humedad, y mientras
nómenos de la vida á las leyes de la química, de una parte de ella se evapora en emanaciones infec-
la física y de la mecánica, y queriendo la otra dis- tas, otra corre en forma de sanies pútrida que pronto
tinguirlos y colocarlos bajo la dependencia de un se disipa también; en una palabra, al cabo de pocos
principio particular, de un poder especial, désele dias, sólo quedan algunos principios terrosos y
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salinos; los demás elementos se lian dispersado en bcn recorrer. Las propiedades vitales se encuentran
los aires ó en las aguas para formar otras combina- constantemente en lucha con las propiedades físi-
ciones.» «Claro es, añade Cuvier, que esta sepa- cas, y el cuerpo vivo, teatro de esta lucha, sufre las
ración es efecto natural de la acción del aire, de alternativas. La enfermedad y la salud no son más
la humedad, del calor, en una palabra, de todos los que peripecias de este combate: si las propiedades
agentes exteriores sobre el cuerpo muerto, y que físicas triunfan, definitivamente la consecuencia es
tiene por causa la atracción electiva de diversos la muerte; si por el contrario las propiedades vitales
agentes para los elementos que lo componen. Sin recobran su imperio, el ser vivo cura de su enfer-
embargo, este cuerpo estaba en vida rodeado de medad, cicatriza sus llagas, repara su organismo y
esos mismos agentes que tenían iguales afinidades recobra la armonía de sus funciones. Nada de esto
para sus moléculas, las que hubieran cedido de la se observa en los cuerpos brutos, que permanecen
misma manera de no estar retenidas por una fuerza inmóviles, como la muerte de quien son imagen. De
superior á dichas afinidades, la cual deja de obrar aquí una distinción profunda entre las ciencias que
sobre ellas en el instante de la muerte.» llama vitales y las no vítales. Siendo fijas y cons-
Estas ideas de contraste y de oposición entre las tantes las propiedades físico-químicas, las leyes de
fuerzas vitales y las fuerzas exteriores físico-quími- las ciencias que tratan de ellas son también cons-
cas, que volvemos á encontrar en la doctrina de las tantes é invariables, pudiendo ser previstas y calcu-
propiedades vitales, las había expresado ya Stahl, ladas con certidumbre. Siendo la instabilidad el
pero en un lenguaje oscuro y casi bárbaro; expues- carácter esencial de las propiedades vitales, y sus-
ceptibles de multitud de variedades ias funciones
tas por Bichat con luminosa sencillez y encantador
vitales, nada puede preverse ni calcularse respecto
estilo, sedujeron y arrastraron todos los ánimos;
á sus fenómenos. De aquí debe deducirse, dice Bi-
Bichat no se contenta con afirmar el antagonismo
chat: «que á una y á otra clase de fenómenos, los
de dos órdenes de propiedad que se reparten la na-
presiden leyes absolutamente distintas.»
turaleza, sino que caracterizándolos, los opone de
un modo sorprendente. «Las propiedades físicas de Tal es en sus grandes rasgos y con sus conse-
los cuerpos, dice, son eternas. En la creación, estas cuencias la doctrina de las propiedades vítales que
propiedades se apoderaron de la materia y permane- durante largo tiempo ha dominado en las escuelas,
cerán constantemente penetrándola en la inmensa á pesar de las justas críticas de que es susceptible.
serie de los siglos. Las propiedades vitales son por Vamos á examinar brevemente si la división de los
el contrario esencialmente temporales; pasando por fenómenos en dos grandes grupos, tal como la esta-
los cuerpos vivos,la materia bruta se penetra dees- blece la doctrina que Bichat defendía con tanta elo-
tas propiedades que se encuentran entonces unidas cuencia, está bien fundada, y si no es más bien un
á las propiedades físicas; pero esta alianza no es concepto sistemático que la expresión de la verdad.
duradera, porque es propio de la naturaleza de las En primer lugar, ¿es cierto que los cuerpos de na-
propiedades vitales el extinguirse; el tiempo las usa turaleza inorgánica sean eternos, y que sólo los
en el mismo cuerpo, exaltadas en la primera edad; cuerpos vivos sean perecederos? ¿No habrá entre
permaneciendo como estacionarias en la edad adul- ellos sencillas diferencias de grados que nos ilusio-
ta, se debilitan y llegan á ser nulas en los últimos nan passu gran desproporción? Cierto es, por ejem-
años. Cuéntase que Prometeo, habiendo formado plo, que la vida del elefante puede parecer una
eternidad en relación con la vida de una efémera, y
algunas estatuas de hombres, robó fuego al cielo
cuando consideramos la vida del hombre relativa-
para animarlas. Este fuego es el emblema de las
mente á la duración del elemento cósmico en que
propiedades vitales; mientras arde, la vida se sos-
habita, debe parecemos un instante en el infinito del
tiene, y cuando se apaga desaparece.»
tiempo. Asi lo creían los antiguos; oponiendo el
Únicamente de este contraste en la naturaleza y
mundo vivo, donde todo estaba sujeto á cambios y á
en la duración de las propiedades físicas y de las la muerte, al mundo sideral, inmutable é incorrupti-
propiedades vitales, deduce Bichat todos los carac- ble. Esta doctrina de la incorruptibilidad de los cie-
teres distintivos de los seres vivos y de los cuerpos los ha reinado hasta el siglo XVII. Los primeros
brutos, todas las diferencias entre las ciencias que anteojos permitieron entonces hacer constar la apa-
los estudian. Siendo eternas las propiedades físicas, rición de una nueva estrella en la constelación de
los cuerpos brutos no tienen principio ni fin nece- Serpentaria. Este cambio en el cielo, realizado, por
sarios, ni edad, ni evolución, .ni otros límites que decirlo así, á la vista del observador, comenzó á
los que la casualidad los asigna. Siendo por el quebrantar la creencia de los antiguos: materiam
contrario cambiantes las propiedades vitales y de ccelí esse inalterabilem. Hoy e'l espíritu de los astró-
una duración limitada, los cuerpos vivos son móvi- nomos está ya familiarizado con la idea de una mo-
les y perecederos; tienen principio, nacimiento, vilidad y de una evolución continua del mundo si-
muerte, edad; en una palabra, una evolución que de-
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deral. «Los astros no han existido siempre, dice sentidos por un depósito de partículas cristalinas,
M. Faye, han tenido un período de formación é se verifica un trabajo activísimo en la parte rota y
igualmente tendrán, un período de declinación, se- deforme, y al cabo de algunas horas ha satisfecho,
guido de una extinción final.» La eternidad de los no sólo la regularidad del trabajo general en todas
cuerpos siderales, invocada por Bicha t, no es pues las partes del cristal, sino al restablecimiento de la
real; tienen una evolución como los cuerpos vivos, regularidad en la parte mutilada.» Estos notables
evolución lenta, si se la compara á nuestra apre- hechos de reintegración cristalina se relacionan
surada vida, evolución que abraza un período de completamente á los que presentan los seres vivos
tiempo desproporcionado con el que estamos ha- cuando se les hace una herida más ó menos profun-
bituados á considerar á nuestro alrededor. Por da. En el cristal, como en el animal, la parte estro-
otra parte, antes de conocer las leyes de los movi- peada se cicatriza, recobra pocoá poco su primitiva
mientos celestes, los astrónomos habían imaginado forma, y en ambos casos, el trabajo de reforma de
potencias y fuerzas siderales, como los fisiólogos los tejidos es en estos sitios mucho más activo que
reconocían fuerzas y potencias vitales. El mismo en las condiciones evolutivas ordinarias.
Kleperü admitía un espíritu rector sideral, por cuya Las breves consideraciones que acabamos de ex-
influencia «los planetas siguen en el espacio sabias poner, y que podríamos desarrollar hasta el infinito,
curvas, sin tropezar con los astros que marchan en nos parecen suficientes para demostrar que la pro-
otras direcciones, y sin turbar la armonía determi- funda línea de demarcación que los vitalistas han
nada por el divino geómetra.» querido establecer entre los cuerpos brutos, bajo el
Si los cuerpos vivos no son los únicos sometidos punto de vista de su duración, de su evolución y de
á la ley de la evolución, la facultad de regenerarse, su reintegración formativa, no tiene fundamento.
de cicatrizarse, tampoco los es exclusiva, aunque en La lucha que han supuesto entre las fuerzas ó pro-
ellos sea donde se manifieste con mayor actividad. piedades físicas, y las fuerzas ó propiedades vitales,
Todo el mundo sabe que, cuando ha sido mutilado expresa un error profundo.
un organismo vivo, tiende á regenerarse conforme La doctrina de las propiedades vitales enseña que
á las leyes de su morfología especial: la herida se sólo se encuentra en los cuerpos brutos un orden
citatriza en el animal y en la planta, la pérdida de de propiedades, las propiedades físicas, y que en
sustancia se sustituye, y el ser se restablece en su los cuerpos vivos se encuentran dos especies, las
forma y en su unidad. Este fenómeno de reconstitu- propiedades físicas y las propiedades vitales, cons-
ción, de reintegración, ha sorprendido profunda- tantemente en lucha, en antagonismo y tendiendo á
mente á los filósofos naturalistas, quienes han insis- predominar unas sobre otras. «Durante la vida, dice
tido mucho en esta tendencia de la vida á la indivi- Bichat, las propiedades físicas, encadenadas por las
dualidad que hace del ser vivo un todo armónico, propiedades vitales, están sin cesar retenidas en los
una especie de pequeño mundo dentro del grande. fenómenos que ellas tenderían á producir.» Resulta
Cuando la armonía del edificio orgánico se perturba, lógicamente de este antagonismo, que cuanto más
tiende á restablecerse, pero para explicar estos he- imperio tengan las propiedades vitales y más domi-
chos no se necesita invocar una propiedad vital, en nen en un organismo vivo, más vencidas y atenuadas
contradicción con la física. Los cuerpos minerales, estarán las propiedades físico-químicas, y que, re-
en efecto, se presentan dotados de esta misma uni-
ciprocamente, las propiedades vitales se mostrarán
dad morfológica, de esta misma tendencia á resta-
en él tanto más debilitadas, cuanto mayor poder
blecerse. Los cristales, como los sores vivos, tienen
adquieran las propiedades físicas. Pues precisa-
sus formas, su plan particular y son susceptibles de
mente la proposición contraria es la más verdadera,
experimentar las acciones perturbadoras del medio
y esta verdad ha sido superabundantemente demos-
ambiente. La fuerza física que regulan las partículas
cristalinas conforme á las leyes de una sabia geome- trada por los trabajos de Lavoisier y de sus suceso-
tría, tiene resultados análogos á los que regulan la res. La vida es, en el fondo, imagen de una com-
sustancia organizada, bajo la forma de un animal ó bustión, y la combustión es una serie de fenómenos
de una planta. M. Pasteur ha señalado hechos de químicos, á los cuales se unen de un modo directo
cicatrización, de reintegración cristalina, que mere- manifestaciones caloríficas, luminosas y vitales. Su-
cen observarse atentamente. Estudia determinados primiendo de la atmósfera el oxígeno, agente de las
cristales y los somete á mutilaciones que ha visto combustiones, inmediatamente se apaga la llama,
repararse con gran rapidez y regularidad. Resulta cesa la vida. Si se disminuye ó se aumenta la canti-
del conjunto de sus investigaciones, que «cuando dad de gas comburente, lo mismo los fenómenos
un cristal lia sido roto en cualquiera de sus partes vitales que los fenómenos químicos de la combus-
y se le reemplaza en su agua-madre, se ve que al tión, se activarán ó atenuarán en igual proporción.
mismo tiempo que el cristal se agranda en todos No es, pues, un antagonismo lo que debe verse
entre los fenómenos químicos y las manifestaciones
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vitales; es, por el contrario, un paralelismo perfec- Queriendo crear dos órdenes de ciencias, uno para
to, una ligación armónica y necesaria. En toda la los cuerpos brutos y otro para los cuerpos vivos,
serie de los sores organizados, la intensidad de esta doctrina llega pura y sencillamente á negar la
las manifestaciones vitales está en relación directa ciencia misma. Ya sabemos que Bichat establece el
con la actividad de las manifestaciones químico- principio de que las leyes de las ciencias físicas son
orgánicas. Por todos lados se presentan las pruebas absolutamente opuestas á las leyes de las ciencias
por si mismas. Cuando el hombre ó el animal está vitales. En las primeras todo es fijo ó invariable, en
sobrecogido por el frió, los fenómenos químicos de las segundas todo variable é inconstante.
combustión orgánica empiezan por aminorarse; des- La divergencia entre ambos órdenes de ciencias
pués se retardan los movimientos, la sensibilidad debe hacerlos extraño uno á otro é incapaces de
y la inteligencia se embotan y desaparecen; el en- prestarse auxilio alguno. Esta es la conclusión á
torpecimiento es completo. Al despertar de este que necesariamente llega Bichat. «Como las cien-
letargo empiezan de nuevo las funciones vitales; cias físicas y químicas, dice, han sido perfecciona-
pero siempre paralelamente á la reaparición de los das antes que las fisiológicas, se ha creído esclare-
fenómenos químicos. Cuando se suspende la vida en cer las unas asociándolas á las otras, y se las ha
un infusorio dejado en seco y se restablece bajo la embrollado. Esto era inevitable, porque aplicar las
influencia de algunas gotas de agua, no es porque ciencias físicas á la fisiología es explicar, por medio
la desecación baya atacado la vida ó las propieda- de las leyes de los cuerpos inertes, los fenómenos
des vitales, sino porque el agua, necesaria á la rea- de los cuerpos vivos. Este es un principio falso, y
lización de los fenómenos físicos y químicos, falta al por lo tanto, sus consecuencias también falsas.» Si
organismo. Cuando Spallanzani ha resucitado, hu- preguntamos cuáles son los caracteres propios de
medeciéndolos, rotíferos desecados treinta años, esta ciencia de los seres vivos, nos responderá
antes ha hecho sencillamente aparecer en sus cuer- Bichat: «lis una ciencia cuyas leyes son como las
pos los fenómenos físicos y químicos que se habían funciones vitales mismas, susceptible de multitud de
detenido en ellos durante este período de tiempo. variedades, que escapa á toda especie de cálculo,
El agua no ha llevado á ellos ni fuerza ni principio en la que nada se puede prever ó predecir, en la
alguno. que no alcanzamos más que aproximaciones casi
¿Cómo podríamos comprender un antagonismo, siempre inciertas.» Estas herejías científicas son tan
una oposición entre las propiedades de los cuerpos enormes, que costaría trabajo comprenderlas, no
vivos y las de los cuerpos brutos siendo los mismos viendo cómo la lógica de un sistema ha debido con-
los elementos constituyentes de ambos órdenes de ducir á ellas fatalmente. Reconocer que los fenóme-
cuerpos? Queriendo explicarse Buffon la diferencia nos vitales no pueden estar sometidos á ninguna
entre los seres organizados y los seres inorgánicos, ley precisa, á ninguna condición fija y determinada,
fue lógico suponiendo en los primeros una sustan- y admitir que estos fenómenos, así definidos, cons-
cia orgánica elemental especial que no tenían los tituyen una ciencia vital cuyo carácter consiste en
segundos. La química ha destruido por completo ser vaga é incierta, es abusar de un modo extraño
esta hipótesis, probando que todos los cuerpos vivos de la pafeibra ciencia. Parece que nada debe respon-
están exclusivamente formados por elementos mi- derse á tales razonamientos, puesto que por sí mis-
nerales tomados al medio cósmico. El cuerpo del mos son la negación y la ausencia de todo espíritu
hombre, el más complejo de los cuerpos vivos, está científico.
materialmente constituido por catorce de estos ele- Sin embargo, ¡cuántas veces se han reproducido
mentos. Compréndese bien que estos catorce cuer- argumentos análogos! ¡Cuántos médicos han creido
pos simples puedan, uniéndose y combinándose de que la fisiología y la medicina jamás pasarían de
todos modos, engendrar combinaciones infinitas y semi-ciencias, de ciencias conjeturales, porque ja-
formar compuestos dotados de las más variadas más podría comprenderse el principio de la vida ó la
propiedades, pero lo que no es concebible es que razón secreta de las enfermedades! Estas afirmacio-
estas propiedades sean de un orden ó de una esen- nes que todavía resuenan en nuestros oidos como
cia distinta que las combinaciones mismas. ecos lejanos de anticuadas doctrinas, no pueden de-
En resumen, la oposición, el antagonismo, la lu- tenernos. Descartes, Leibriitz,Lavoisier, nos han en-
cha admitida entre los fenómenos vitales y los fenó- señado que la materia y sus leyes no difieren en los
menos físico-químicos por la escuela vitalista, es un cuerpos vivos y en los cuerpos brutos; nos han de-
error ampliamente demostrado por los descubri- mostrado que no hay en el mundo sino una sola me-
mientos de la física y de la química modernas. cánica, una sota física, una sola química, comunes á
Hay más; la doctrina vitalista no se apoya sólo en todos los seres de la naturaleza. No hay, pues, dos
hipótesis falsas sobre hechos erróneos, sino porque órdenes de ciencias. Toda ciencia digna de este nom-
su naturaleza es contraria al espíritu científico. bre es la que, conociendo las leyes precisas de los
628 REVISTA EUROPEA. 2 0 f)E JUNIO DE 4 8 7 5 . N.° 69
fenómenos, los predice con seguridad y los domina rumpe nunca, y se convierte en condición al mismo
cuando están á su alcance. Cuanto no llega á tener tiempo que causa inmediata de todas las demás ma-
este carácter, no pasa de ser empirismo ó ignoran- nifestaciones vitales. La universalidad de este fenó-
cia, puesto que no hay semi-eiencias, ni ciencias meno, la constancia que presenta, su necesidad, le
conjeturales. Es un error profundo creer que en los hacen carácter fundamental del sor vivo y el signo
cuerpos vivos debemos preocuparnos de la esencia más general de la vida. No es, pues, extraño que al-
misma y del principio de la vida. No podemos llegar gunos fisiólogos hayan intentado valerse de él para
al principio de nada, y el fisiólogo nada tiene que definir la vida misma.
ver con el principio de la vida, como el químico con Este fenómeno, sin embargo, no es simple; impor-
el principio de la afinidad de los cuerpos. Las cau- ta analizarlo y penetrar más profundamente su me-
sas primeras no las alcanzamos por ningún lado, y canismo, á fin de precisar la idea que su examen
por todos ellos sólo podemos llegar á las causas in- superficial puede" darnos de la vida. El movimiento
mediatas de los fenómenos. Ahora bien: estas cau- nutritivo comprende dos operaciones distintas, pero
sas inmediatas, que no son sino condiciones mismas conexas é inseparables; una por la cual la materia
de los fenómenos, son susceptibles de un deterni- inorgánica se fija ó incorpora á los tejidos vivos
nismo tan riguroso en las ciencias de los cuerpos como parte integrante, otra por la cual se separa de
vivos como en las ciencias de los cuerpos brutos. ellos y les abandona. Este doble movimiento ince-
No hay diferencia científica alguna en todos los fe- sante no es en último caso sino una alternativa per-
nómenos de la naturaleza, á no ser la de la comple- petua de vida y de muerte; es decir, de destrucción
jidad ó delicadeza de las condiciones de su manifes- y de renacimiento de las partes constituyentes del
tación, que las hacen más ó menos difíciles de distin- organismo. Los vitalistas no han comprendido la nu-
guir y precisar. Tales son los principios que deben trición. Imbuidos unos de la idea de que la esencia
guiarnos. Así, pues, concluiremos sin titubear, que de la vida consistía en resistir á la muerte, es decir,
el dualismo establecido por la escuela vitalista en á las fuerzas físicas y químicas, debían creer natu-
las ciencias de los cuerpos brutos y de los cuerpos ralmente que el ser vivo, llegado á su pleno desar-
vivos, es absolutamente contrario á la ciencia mis- rollo, sólo necesitaba mantenerse en el equilibrio
ma. La unidad reina en lodo su dominio. Las cien- más estable posible, neutralizando la influencia des-
cias de los cuerpos vivos y de los cuerpos brutos tructora de los agentes exteriores; comprendiendo
tienen por base los mismos principios, y por medios otros mejor el fenómeno, y apreciando la perpetua
de estudio los mismos métodos de investigación. mutación del organismo, se han negado á admitir
que este movimiento de renovación molecular lo
111. produjeran las fuerzas generales de la naturaleza, y
Si las doctrinas vitalistas han sucumbido por el lo han atribuido á una fuerza vital. Ni unos ni otros
error esencial de su principio de dualismo ó de an- han visto que era precisamente la destrucción or-
tagonismo entre la naturaleza viva y la naturaleza gánica, operada bajo la influencia de fuerzas físicas
inorgánica, el problema subsiste siempre. Tenemos y químicas generales, la que provoca el movimiento
que contestar a esta pregunta secular: ¿Qué es la incesante de cambio, y llega á ser por este medio
vida? ó á esta otra: ¿Qué es la muerte? porque ambas la causa de la reorganización.
preguntas están estrechamente ligadas, no pudién- Los actos de destrucción orgánica ó de desorga-
dose separar una de otra. nización, se revelan inmediatamente á nosotros; los
El ser vivo está esencialmente caracterizado por signos son evidentes; aparecen en el exterior, y se
la nutrición. El edificio orgánico es la base de per- repiten á cada manifestación vital. Los actos de asi-
petuo movimiento nutritivo, movimiento interno que milación ó de organización son, por el contrario,
no deja parte alguna en reposo; cada una de ellas internos, y casi no tienen expresión fenomenal;
sin cesar ni tregua se alimenta en el medio que la presiden una síntesis orgánica que reúne de un
rodea, y arroja á él sus desechos y sus productos. modo silencioso y oculto los materiales gastados
Esta renovación molecular no es perceptible á la después en las manifestaciones más ruidosas de la
mirada directa; pero como vemos el principio y el vida. Es una verdad muy notable y muy esencial de
lin, la entrada y la salida de las sustancias, conce- comprender la de que ambas fases del eirculus nu-
bímos las fases intermediarias y nos representamos tritivo se manifiestan tan diferentemente, quedando
una corriente de materias que atraviesa de continuo la de organización, latente, y teniendo por signo
el organismo, renovándole en su sustancia y man- sensible la de desorganización todos los fenóme-
teniéndole en su forma. Este movimiento, que es nos de la vida. Aquí, como casi siempre, nos en-
el llamado torbellino vital y circulus material gaña la apariencia; lo que llamamos fenómeno de
entre el mundo orgánico y el mundo inorgánico, vida, es en el fondo fenómeno de muerte orgánica.
existe en la planta como en el animal; no se Ínter- Los dos factores de la nutrición son, pues, la
N.°69 C. BERNARD. LA DEFINICIÓN DR I,A VIDA. 629
asimilación y la desasimilaeion; ó dicho de otra ma- dad, por no haber visto que los fenómenos de
nera, la organización y la desorganización. A la des- destrucción vital son los instigadores y los precur-
asimilación acompaña siempre la manifestación vi- sores de la renovación material que se oculta a
tal. Cuando en el hombre y en el animal sobreviene nuestros ojos en la intimidad de los tejidos. En
un movimiento, una parte de la sustancia activa del efecto, al mismo tiempo que los fenómenos de com-
músculo se destruye y se quema; cuando la sensi- bustión aparecen claramente por medio de mani-
bilidad y la voluntad se manifiestan, los nervios se festaciones vitales exteriores, el proceso formativo
usan; cuando el pensamiento se ejercita, el cerebro se verifica enel silencio de la vida vegetativa. Ca-
se consume, etc. rece de expresión exterior; es decir, se revela sola-
Puede, pues, decirse que jamás sirve la misma mente por la organización y reparación del edifi-
materia dos veces en la vida. Cuando se ejecuta cio vivo.
un acto, la partícula de materia viva que ha ser- Desde la antigüedad se ha comparado la vida á
vido para producirlo no existe. Si el fenómeno una antorcha, y esta metáfora ha llegado.á ser en
reaparece, le presta su concurso una materia nue- nuestros dias, gracias á Lavoisier, una verdad. El
va. La pérdida molecular es siempre proporcionada ser que vive es como la antorcha que arde; el
á la intensidad de las manifestaciones vitales. La cuerpo se usa, la materia de la antorcha se des-
alteración material es tanto más profunda ó consi- truye; en ésta brilla la llama física, en aquél brilla
derable, cuanto más activa se muestra la vida. La la llama vital. Sin embargo, para que la compara-
desasimilaeion rechaza de la profundidad del or- ción fuese exacta sería necesario concebir una an-
ganismo sustancias más ó menos oxidadas por la torcha física capaz de duración, que se renovase y
combustión vital, cuanto más enérgico ha sido el se regenerase como la antorcha vital. La combus-
Funcionar de los órganos. Estas oxidaciones ó com- tión física es un fenómeno aislado, en cierto modo
bustiones engendran el calor animal, dan naci- accidental, que no tiene en la naturaleza lazos ar-
miento al ácido carbónico que se exhala por el mónicos sino consigo misma. La combustión vital,
pulmón, y á diferentes productos cjue se eliminan por el contrario, supone una regeneración corre-
por otros eumuntorios de la economía. El cuerpo lativa, fenómeno de la más alta importancia, cuyos
se usa, experimenta una consunción y una pérdida caracteres principales vamos á manifestar.
de peso que traducen y miden la intensidad de sus El movimiento de regeneración ó de síntesis or-
funciones; en una palabra, la destrucción fisico- gánica presenta dos modos principales. A veces la
química va siempre unida á la actividad funcional, síntesis asimila la sustancia ambiente para formar
y podemos considerar como axioma fisiológico la de ella principios nutritivos; á veces forma directa-
proposición siguiente: Toda manifestación de un mente los elementos de los tejidos. Por eso vemos
fenómeno en el ser vivo está necesariamente ligada al lado de la formación de los productos inmediatos
á una destrucción orgánica. de la síntesis química aparecer los fenómenos de
Esta ley que encadena el fenómeno que se pro- mudas ó de renovaciones histológicas , en tanto
duce á la manifestación que se destruye, ó mejor continuas, eu tanto periódicas. Los fenómenos de
dicho, á la sustancia que se trasfonna, no es espe- regeneración, de reintegración, de reparación que
cial al mundo vivo; la naturaleza física obedece á la se muestran en el individuo adulto, son de la misma
misma regla. naturaleza que los fenómenos de generación y de
Un ser vivo, que está en la plenitud de su activi- evolución, por los cuales el embrión constituye en
dad funcional, no nos manifiesta, pues, la energía el origen sus órganos y sus elementos anatómicos.
mayor de una fuerza vital misteriosa. Nos presenta El ser vivo eslá, pues, caracterizado á la vez por
sencillamente en su organismo la plena actividad de la generación y por la nutrición; es preciso reunir
ios fenómenos químicos do combustión y de destruc- y confundir estos dos órdenes de fenómenos, y en
ción orgánica. Cuando Cuvier nos pinta la vida des- vez de crear con ellos dos categorías distintas, rea-
arrollándose en el cuerpo de una mujer joven, se lizamos nn acto único, cuya esencia y mecanismos
equivoca al creer, con los vitalislas, que las fuerzas son semejantes. En este concepto ha podido de-
ó las propiedades físicas y químicas están entonces cirse, con razón, que ¿a nutrición era una genera-
domadas ó mantenidas por la fuerza vital. Por el ción continuada. Síntesis orgánica, generación, re-
contrario, todas las fuerzas físicas están desencade- generación, reintegración y hasta cicatrización, son
nadas. El organismo arde y se consume con mayor aspectos del mismo fenómeno, manifestaciones va-
viveza, y por esto mismo brilla la vida en todo su riadas del mismo agente, el germen.
esplendor. El germen es el agente por excelencia de organi-
Stahl ha dicho con razón que los fenómenos físi- zación y de nutrición, atrae á su alrededor la mate-
cos y químicos destruyen el cuerpo vivo y le con- ria cósmica y la organiza para constituir el nuevo
ducen á la muerte; pero no ha comprendido la ver- ser. El germen, sin embargo, no puede manifestar
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su potencia organizadora sino operando combustio- tejidos en los órganos en reposo. Los agentes de
nes y destrucciones orgánicas. Por esto se encierra estos dos géneros de fenómenos, no son menos dis-
en s.u origen en una célula, la célula del huevo, y tintos. La combustión vital toma al exterior el agente
so rodea alli de materiales nutritivos elaborados, á general de las combustiones, el oxígeno, y á falta
los que se da el nombre de vilellns. suya los fermentos, cuya acción desasimiladora
La célula-huevo así constituida por el gormen y puede intervenir en las profundidades del organis-
el vitellus desarrolla el organismo nuevo, segmen- mo, donde el aire no penetra. La síntesis organi-
tándose y dividiéndose hasta el infinito en una can- zadora posee, por el contrario, un agente especial,
tidad innumerable de células provistas de un ger- el germen, propiamente dicho, ó los núcleos de cé-
men de nutrición. Este germen celular, que se llama lulas, gérmenes secundarios que son emanacio-
el núcleo de la célula, atrae y elabora á su alrede- nes y que se encuentran esparcidos en todas las
dor materiales nutritivos especiales, destinados á partes elementales del cuerpo vivo. Las condicio-
ias combustiones funcionales de cada uno de los nes de la desasimilacion funcional y las de la asimi-
elementos de nuestros tejidos ó de nuestros órga- lación orgánica, están igualmente separadas. Los
nos; cuando los fenómenos de reintegración na- mismos agentes de combustión que usan el edificio
turales ó accidentales sobrevienen; cuando, por orgánico durante la vida, continúan destruyéndole
ejemplo, un nervio cortado se regenera y recobra después de la muerte, cuando los fenómenos de re-
sus funciones, es también porque estos núcleos ce- generación se han apagado en el organismo. De
lulares, á semejanza del germen primordial del que aquí resulta que todos los fenómenos funcionales
derivan, se dividen, se multiplican para constituir acompañados de combustión, de fermentación ó de
en el adulto los nuevos tejidos, repitiendo idéntica- disgregación orgánica, pueden verificarse lo mismo
mente los procedimientos de la formación em- fuera que dentro de los cuerpos vivos. Gracias á
brionaria. esta circunstancia, el fisiólogo puede analizar los
Todos los fenómenos tan variados de regenera- mecanismos vitales con ayuda de la experimenta-
ción y de síntesis orgánicas tienen por carácter dis- ción. En un organismo mutilado mantiene artifi-
tintivo, según hemos dicho, ser en cierto modo in- cialmente la respiración, la circulación, la diges-
visibles exteriormente. Ante el silencio que reina en tión, etc., y estudia las propiedades de los tejidos
un huevo en incubación, no se podría sospechar la vivos separados del cuerpo. En estas partes dislo-
actividad que en él se desarrolla y la importancia de cadas el músculo se contrae, la glándula segrega,
los fenómenos que en él se verifican; al salir el ser el nervio conduce las excitaciones absolutamente
nuevo de el, nos descubrirá con sus manifestaciones lo mismo que durante la vida; sin embargo, si los
vitales las maravillas de este trabajo lento y oculto. tejidos aislados del conjunto de sus condiciones
Lo mismo sucede con todas nuestras funciones; orgánicas pueden usarse y funcionar todavía, no.
cada una tiene, por decirlo así, su incubación or- pueden regenerarse, y de aquí que sea inevitable
ganizadora. Cuando se produce exteriormente un su muerte definitiva. Los fenómenos de renovación
acto vital, sus condiciones estaban de largo tiempo orgánica, en oposición á los fenómenos de combus-
atrás reunidas en esta elaboración silenciosa y pro- tión funcional, no pueden manifestarse sino en el
funda que prepara las causas de todos los fenóme- cuerpo vivo, y cada uno en un lugar especial; nin-
nos. Importa no perder de vista estas dos fases del gún artificio ha podido hasta ahora suplir á estas
trabajo fisiológico. Si se quieren modificar las accio- condiciones esenciales de la actividad de los gér-
nes vitales, es preciso atacarlas en su evolución menes, poniéndose en su lugar en el edificio del
oculta; cuando el fenómeno aparece, es demasiado cuerpo vivo.
tarde; aquí, como en todo, nada sucede por brusco Quien se fundase en las profundas diferencias que
cambio; los acontecimientos más repentinos en la acabamos de indicar para asignar en la economía
apariencia tienen sus causas latentes. El objeto de un papel vital independiente á la combustión y á la
la ciencia es precisamente descubrir estas causas regeneración orgánica, se equivocaría grandemen-
elementales, á fin de poder modificarlas y dominar te, porque los dos órdenes de fenómenos son de tal
as! la aparición ulterior de los fenómenos. modo solidarios en el acto de la nutrición que, por
En resumen, distinguiremos en el cuerpo vivo decirlo así, sólo son distintos en el espíritu; en la
dos grandes grupos de fenómenos inversos: los fe- naturaleza son inseparables. Todo ser vivo, animal
nómenos funcionales ó de gasto vital, y los fenó- ó vegetal, no puede manifestar sus funciones sino
menos orgánicos ó de concentración vital. La vida por el ejercicio simultáneo de la combustión vital
se mantiene por dos órdenes de actos enteramente y de la síntesis orgánica. En este terreno deben re-
opuestos en su naturaleza: la combustión desasimi- unirse y concillarse las escuelas químicas y anató-
l adora, que usa la materia viva en los órganos en micas, porque la solución del problema fisiológico
ejercicio, y la síntesis asimiladora que regenera los de la vida exige su doble concurso.
N.°69 C. BERNARD. DEFINICIÓN BE LA VIDA. 631

res, estimulantes extraños para provocar la mani-


IV.
festación de propiedades de la materia que en sí
Hemos tratado del fenómeno característico de la misma es siempre por igual inerte.
vida, la nutrición, hasta en sus manifestaciones in- Terminaremos aquí estas citas, que pudiéramos
timas; veamos qué conclusión puedo deducirse de multiplicar hasta el iníinito sin encontrar ni una sola
este estudio relativamente á la solución del proble- definición satisfactoria de la vida. ¿Por qué sucede
ma tantas veces intentado de la definición de la vida. esto? Porque, hablando de la vida, es necesario
Si queremos expresar que todas las funciones vita- distinguir la palabra de la cosa misma. Pascal, que
les son consecuencia necesaria de una combustión ha conocido tan bien todas las debilidades y todas
orgánica, repetiremos lo que ya hemos enunciado: las ilusiones del espíritu humano, advierte que en
la vida es la muerte, la destrucción de los tejidos; ó realidad las verdaderas definiciones sólo son crea-
diremos con Buffon: la vida es un minolauro; ella ciones de nuestro espíritu, es decir, definiciones de
devora el organismo. Si, por el contrario, queremos nombres ó convenciones para abreviar el discurso:
insistir en la segunda faz del fenómeno de la nutri- pero reconoce palabras primitivas que se compren-
ción, la de que la vida no se mantiene sino á con- den sin que haya necesidad de definirlas.
dición de una constante regeneración de los teji- Ahora bien, la palabra vida, se encuentra en este
dos, consideraremos la vida como una creación caso. Todo el mundo comprende bien lo que se dice
ejecutada por medio de un acto plástico y regene- al hablar de la vida ó de la muerte. Sería, además,
rador, opuesto á las manifestaciones vitales. Final- imposible separar estos dos término? ó estas dos
mente , si queremos comprender las dos fases del ideas correlativas, porque lo que vive es lo que mo-
fenómeno, la organización y la desorganización, rirá, y lo que muero es lo que ha vivido. Cuando se
nos acercaremos á la definición de la vida dada trata de un fenómeno de la vida, como de todo fe-
por Blainville: «la vida es un doble movimiento in- nómeno de la naturaleza, la primera condición es la
terno de descomposición, á la vez general y con- de conocer: la definición no puede darse sino apos-
tinuo.» Recientemente ha propuesto M. Herbert- teriori como conclusión resumida de un estudio
Spencer esta definición de la vida: «la vida es la previo; pero esto no es, propiamente hablando, una
combinación definida de cambios heterogéneos á la definición; es una mira, una concepción. Trátase,
vez simultáneos y sucesivos.» Con esta definición pues, para nosotros, de saber qué concepción de-
abstracta el filósofo inglés quiere indicar, sobre bemos formarnos de los fenómenos de la vida, hoy,
todo, la idea de la evolución y de la sucesión en el estado actual de los conocimientos fisioló-
que se observa en los fenómenos vitales. Estas de- gicos.
finiciones, por incompletas que sean, tienen al me-
nos el mérito de expresar un aspecto de la vida, y Esta concepción ha variado necesariamente con
no son puramente verbales, como la de la Enciclo- las épocas y siguiendo los progresos de la ciencia.
pedia: «la vida es lo contrario de la muerte,» ó la de A principios de este siglo, un fisiólogo francés, Le
Beelard: «la vida es la organización en acción,» ó Gallois publicaba un volumen de experiencias sobre
la de Dugés: «la vida es la actividad especial de los el Principio de la vida y sobre el asiento de este prin-
seres organizados,» lo que vale tanto como decir: cipio. No se busca ahora el asiento de la vida; se
«la vida es la vida.» Kant ha definido la vida «un sabe que reside en todas las moléculas de la mate-
principio interior de acción.» Esta definición, que ria organizada. Las propiedades vitales no son, en
recuerda la idea de Hipócrates, ha sido adoptada realidad, sino células vivientes, lo demás sólo es
por Tiedemann y por otros fisiólogos. En realidad, arreglo y mecanismo. Las tan variadas manifesta-
no hay más principio interno de actividad en la ma- ciones de la vida son expresiones mil y mil veces
teria viva que en la materia bruta. Los fenómenos combinadas y diversificadas de las propiedades or-
í|ue se verifican en los minerales dependen cierta- gánicas elementales fijas é invariables. Importa,
mente de condiciones atmosféricas exteriores; pero pues menos conocer la inmensa variedad de las ma-
no sucede lo mismo respecto á la actividad de las nifestaciones vitales que la naturaleza, al parecer,
plantas y de los animales de sangre fria. Si el hom- no puede jamás agotar, que determinar rigurosa-
bre y los animales de sangre caliente parecen li- mente las propiedades de los tejidos de donde
bres é independientes, en sus manifestaciones vita- nacen; por ello hoy todos los esfuerzos de la cien-
les, esto depende de que sus cuerpos presentan un cia se encaminan al estudio histológico de esos in-
mecanismo más perfecto que les permite producir finitamente pequeños que contienen el verdadero
calor en cantidad tal, que no necesitan lomarlo pre- | secreto de la vida.
cisamente al medio ambiente. En una palabra, la Por lejos que vayamos hoy ,en la intimidad de los
espontaneidad de la materia viva sólo es una falsa fenómenos propios á los seres vivos, siempre se
apariencia. Hay constantemente principios exterio- presenta la misma cuestión, fijada desde el prin-
cipio de la ciencia en la antigüedad: ¿se debe
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la vida á una potencia, á una fuerza particular, ó es vegetal. De igual manera, las materias amiláceas
tan sólo una modalidad de las fuerzas generales de que se desarrollan en los animales y que se produ-
la naturaleza? En otros términos: ¿existe en los seres cen por la unión del carbono y del agua bajo la in-
vivos una fuerza especial que sea distinta de las fluencia del sol en las hojas verdes de las plantas,
fuerzas físicas, químicas ó mecánicas? Los vitalistas son fenómenos químicos perfectamente caracteriza-
se, han atrincherado siempre en la imposibilidad de dos. Si respecto á las materias azoadas ó albumi-
explicar, física ó mecánicamente, todos los fenóme- nóideas los procedimientos de síntesis son mucho
nos de la vida; sus adversarios han contestado más oscuros, esto depende de que la química orgá-
siempre reduciendo cada vez mayor número de nica se encuentra poco adelantada todavía; pero es,
manifestaciones vitales á explicaciones físico-quí- sin embargo, positivo que estas sustancias se forman
micas bien demostradas. Preciso es confesar que por procedimientos químicos en los organismos de
estos últimos han ganado constantemente terreno y los cuerpos vivos. En verdad, puede decirse que los
que en nuestra época, sobre todo, lo ganan dia por agentes de las síntesis orgánicas, los gérmenes y
dia. ¿Conseguirán de este modo reducirlo todo á sus las células constituyen agentes completamente ex-
teorías, ó quedará, á pesar de sus esfuerzos, un cepcionales. De la misma manera puede decirse,
quid propriwm de la vida, que será irreducible? respecto á los fenómenos de desorganización, que
Este es el punto que vamos á examinar. Analizando los fermentos son también agentes particulares á
con cuidado todos los fenómenos vitales cuya ex- los seres vivos. Por mi parte, creo que esta es una
plicación pertenece á las fuerzas físicas y químicas, ley general, y que los fenómenos químicos se eje-
encerraremos el vitalismo en un círculo más estre- cutan en el organismo por medio de agentes ó de
cho y, por tanto, más fácil de determinar. procedimientos especiales; pero esto en nada altera
De los dos órdenes de fenómenos nutritivos que la naturaleza puramente química de los fenómenos
constituyen esencialmente la vida y que son origen que se realizan y de los productos que son su
de todas sus manifestaciones sinexcepcion, hay uno, consecuencia.
el déla destrucción, de la desasimilacion orgánica, Después de haber examinado la síntesis química,
comprendido completamente desde luego en las ac- lleguemos á la evolución orgánica. Los agentes de
ciones químicas; estas descomposiciones en los los fenómenos químicos en los cuerpos vivos no se
seres vivos no ofrecen nada más ó menos misterio- limitan á producir síntesis químicas de materias
so que las que nos presentan los cuerpos inorgáni- extraordinariamente variadas, si no que las organi-
cos. Los fenómenos de génesis organizador y de zan y las apropian á la edificación morfológica del
regeneración nutritiva parecen, á primera vista, de nuevo ser.
una naturaleza vital especial, irreductibles á las ac- Entre estos agentes de la química viva, el más
ciones químicas generales; pero esto no es todavía poderoso y mavilloso es, sin duda alguna, el huevo,
más que una apariencia, y para darse bien cuenta la célula primordial que contiene el germen, prin-
es preciso considerar estos fenómenos bajo el doble cipio organizador de todo el cuerpo. No asistimos á
aspecto que presentan de una síntesis química or- la creación del huevo ex nihilo; procede de los pa-
dinaria y de una evolución orgánica que se realiza. dres, y el origen de su virtualidad evolutiva perma-
Rn efecto, el génesis vital comprende fenómenos de nece oculto á nosotros; pero diariamente la ciencia
síntesis química arreglados, desarrollados conforme adelanta hacia la averiguación de este misterio. Por
á un orden particular que constituye su evolución. medio del germen, y en virtud de la especie de po-
Importa separar los fenómenos químicos en sí mis- tencia evolutiva que tiene, se establece la perpe-
mos, porque son dos cosas completamente distin- tuidad de las especies y la descendencia de los
tas. Es evidente que, en cuanto á las acciones sin- seres; por medio de él comprendemos las relacio-
téticas, estos fenómenos dependen de fuerzas quí- nes necesarias que existen entre los fenómenos de
micas generales; examinándolos sucesivamente uno la nutrición y los del desarrollo. Él nos expica la
por uno, se demuestra con claridad. duración limitada del ser vivo, porque la muerte
Las materias calcáreas que se encuentran en las debe llegar cuando la nutrición se detiene, no por
ronchas de los moluscos, en los huevos de los pá- falta de alimentos, sino porque el encadenamiento
jaros, en los huesos de los mamíferos, están, segu- evolutivo del ser ha llegado á su término y la im-
ramente, formadas conforme á las leyes de la quí- pulsión celular organizadora ha agotado su virtud.
mica ordinaria durante la evolución del embrión. El germen preside aún á la organización del ser,
l,as materias grasas y aceitosas se encuentran en el formando, con ayuda de las materias ambientes, la
mismo caso, y la química ha llegado ya á reprodu- sustancia viva y dándole los carecteres de instabili-
cir artificialmente en los laboratorios gran número dad química, que llegan á ser la causa de los movi-
de principios inmediatos y de aceites esenciales con mientos vitales incesantes que en él se verifican.
que están naturalmente dotados el reino animal ó Las células, gérmenes secundarios, presiden de
N.° 69 LOS CREDOS DE NICEA Y DE LOS APOSTÓLES. 633

igual manera la organización celular nutritiva. Es que le sirve de base, pero que nada tiene que tomar
evidente que estas acciones son puramente quími- de él. Leibnitz ha expresado dicho deslinde en las
cas; pero no lo es menos que estas acciones quími- frases que recordamos al principio de este estudio;
cas, en virtud de las cuales el organismo crece y se la ciencia lo consagra hoy.
edifica, se encadenan y se suceden en vista de este En resumen, si podemos definir la vida con ayuda
resultado, que es la organización y acrecentamiento de un concepto metafisico especial, no es menos
del individuo animal ó vegetal. Hay en esto algo pa- cierto que las fuerzas mecánicas, físicas y químicas,
recido á un dibujo vital que traza el plan de cada son los únicos agentes efectivos del organismo vi-
ser y de cada órgano, de modo que, si considerado viente, y que el fisiólogo sólo puede tener en cuenta
aisladamente cada fenómeno del organismo es tri- la acción de estas fuerzas. Diremos con Descartes:
butario de las fuerzas generales de la naturaleza, se piensa melafisieamente, pero se vive y se obra
tomados en su sucesión y en su conjunto parecen físicamente.
revelar un lazo especial y estar dirigido por alguna CLAUDIO BERINARD.
condición invisible en el camino que siguen, en el (lievue des Dev,x Mondes.)
orden que les encadena. Las acciones químicas sin-
téticas de la organización y de la nutrición se mani-
fiestan cual si estuvieran dominadas por una fuerza
impulsiva gobernando la materia, haciendo una
química apropiada á un fin, y poniendo á presencia
LOS CREDOS.
los reactivos ciegos de los laboratorios, como lo
hace el mismo químico. Esta potencia de evolución Los credos de Nicea y de los apóstoles; su histo-
inmanente al óvulo, que debe reproducir un ser ria literaria, junto con los progresos y acogida
vivo, abraza á la vez, según ya sabemos, fenómenos del SERMÓN SOISRIÍ I.A FE, comunmente llamado el
CRUDO DE SAN ATANASIO. Por. ü. A. Smainson,
de generación ó de nutrición-, uno y otros tienen un
carácter evolutivo que forma su fondo y su esencia. D. D. (Murray.)
Esta potencia ó propiedad evolutiva que nos li- Los antiguos credos de la Iglesia ¿han promovido
mitamos á enunciar aquí, es la única que consti- ó retardado la verdadera religión? Es esta una cues-
tuye el quid propium de la vida, porque claro es, tión que lia llevado á nuestros espíritus en los tiem-
que esta propiedad evolutiva del huevo que produ- pos presentes á abandonar la fe de las formas dog-
cirá un mamífero, un ave ó un pez, no corresponde máticas. ¿Han fijado ó establecido la fe enseñada
ni á la física n4 á la química. Las concepciones vita- por los verdaderos apóstoles, desenvolviéndola
listas, no pueden abarcar más en el conjunto de la según legitimas miras? ¿Han dado á luz y mostrado,
fisiología. La fuerza evolutiva del huevo y de las según su propia esencia, el compendio de la ense-
células, es pues, el último baluarte del vitalismo; ñanza de San Pablo? ¿Han levantado una barrera
pero refugiándose en ella, fácilmente se ve que el efectiva contra las intrusiones de la herejía ó debi-
vitalismo se trasforma en una concepción metafísica litado el libre pensamiento sobre los asuntos sa-
y rompe el último lazo que le une al mundo físico, á grados' Las respuestas á estas preguntas, serán
la ciencia fisiológica. Diciendo que la vida es la idea varias, según la educación é idiosincracia de los
directora ó la fuerza evolutiva del ser, expresamos investigadores. Un hecho es aparente; los credos
sencillamente la idea de una unidad en la sucesión son monumentos históricos que enlazan el presente
de todos los cambios morfológicos y químicos rea- del Cristianismo con el pasado, recuerdos de los
lizados por el germen desde el origen hasta el fin modos, por los cuales, la ciencia espiritual de la
de la vida. Nuestro espíritu comprende esta unidad Iglesia se ha desenvuelto en las distintas épocas,
como un concepto que se impone á él, y la explica fenómenos de la actividad cristiana saliendo de cir-
por una fuerza; pero seria erróneo creer que esta cunstancias y estados que no pueden renovarse. La
fuerza metafísica es activa á la manera de una creencia del pasado regula durante mucho tiempo la
fuerza física. Este concepto no sale del dominio in- del porvenir, y precisamente, en proporción á la
telectual, ni por tanto, llega á influir en los fenóme- convicción adquirida de su origen apostólico ó ca-
nos para cuya explicación lo ha creado el espíritu; rácter escritural. Los esfuerzos de alguna elevada
aunque emanado del mundo físico, no tiene sobre individualidad, pueden hacer que algunos se aparten
él efecto retroactivo. En una palabra, la fuerza me- de la fe en los primeros credos formados por emi-
tafísica evolutiva, por la cual podemos caracterizar nentes eclesiásticos y consagrados por el uso de las
la vida, es inútil á la ciencia, porque estando fuera edades sucesivas; pero la masa del género humano
de las fuerzas físicas, no puede ejercer ninguna in- cu todos los países cristianos, no se prestará á rom-
fluencia sobre ellas. Preciso es, pues, separar aquí per sus lazos con documentos venerables que cus-
el mundo metafisico del mundo físico fenomenal todian la fe de santos y mártires innumerables.

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