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Universidad de Antioquia

Facultad de Ingeniería
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El ensayo
Manuel Robledo Parada

De lo ricos e inconscientes que somos

Sabemos por estudios geoquímicos y astronómicos relativamente recientes, que la edad de la


Tierra, nuestro pintoresco y apacible planeta, es de aproximadamente 4,543 millones de años,
desde entonces, este cuerpo celeste, formado principalmente de roca, recibe los rayos del Sol,
nuestra estrella madre, la cual ha jugado un papel importante en la evolución de la vida y
ecosistemas de los que en el presente disfrutamos. Podría tratarse de un asunto de azar o destino,
no podemos estar seguros de ello, el caso es que estamos aquí, y gran parte de este hecho se lo
debemos a la energía recibida del Sol, que baña la mayor cantidad de los rincones de nuestro
planeta, nutriéndolos de una increíble biodiversidad nunca detectada en algún lugar distinto a la
Tierra. Qué afortunados somos, hemos evolucionado a partir de una pequeña forma unicelular de
vida hasta convertirnos en seres pensantes; el problema se encuentra en nuestra ceguera y poca
comprensión de los acontecimientos, aquella esfera encendida, que llamamos Sol y viene a
nosotros por el Este, no solo cumplió el rol de encender la vida en su momento, sino que también
es una fuente de energía necesaria en la actualidad, cuando nuestro planeta colapsa a causa de los
malos métodos utilizados para abastecernos de energía eléctrica. Siempre hemos tenido la
solución a los recientes problemas ecológicos y eléctricos, lo atemorizante es que nos negamos a
utilizarlos adecuadamente.

La Tierra fue moldeada con una perfección inimaginable a través de los milenios, ahora, sobre
ella yacen una cantidad de manifestaciones de lo que puede ofrecer nuestro universo: corrientes
de aire, el agua líquida y la iluminación de las estrellas. Estos no son sucesos meramente
experimentados en nuestro planeta, sino que también podemos hallarlos en otros rincones del
universo. Por supuesto, estos eventos no son en absoluto ajenos a nosotros, siempre nos han
acompañado; las antiguas civilizaciones prestaron atención a estos hechos lo suficientemente
bien, como para saber las épocas en las que se debía cosechar, las estaciones del año en que
debían emigrar, y supieron utilizar el agua para sus usos personales. Estar en el mundo, nos
obliga a aprender de él, a ser cada vez menos indiferentes con su estado. Espero que sea evidente
para nosotros lo importante que resulta el hecho de evolucionar; hace algunos cientos de años no
poseíamos ni la mitad de la tecnología que hoy tenemos, es lógico pensar que entre más se
avance en materia tecnológica, más cómodas y reconfortantes se harán nuestras vidas, pero, por
el contrario, en la actualidad, observamos los efectos inversos: la polución aumenta, evitando que
nuestros ojos puedan ver las despampanantes estrellas al anochecer, o podamos salir a la calle sin
temer por nuestra salud, y peor aún, se nos engaña para que creamos que todo está bien. En lugar
de tener como resultado civilizaciones viviendo con la seguridad del mañana, tenemos a una
masa de ciudadanos que temen por el qué será del futuro. Sí que hay una notable superioridad
intelectual entre nosotros y el resto de los seres vivos que conocemos hasta ahora, pero, por favor
respóndeme: si en realidad somos tan inteligentes como alegamos serlo, ¿por qué si conocemos
las causas de los problemas ambientales no hay ningún avance significativo que regule esta
situación? O ¿por qué aún los gobiernos se niegan a creer en el impacto negativo provocado al
planeta a causa de los actos insensatos de la humanidad?... si hubiese una especie de tribunal
planetario, donde se nos juzgase por la contaminación, malos usos de la energía y el estado
deplorable (que aumenta día a día) en que se encuentra nuestro planeta, no habría abogado en
todo el universo que nos salvara de ser condenados.

Como hemos dicho anteriormente, muchas personas aún permanecen escépticas ante el cambio
climático, uno de ellos, es el presidente de la que es, quizás, la nación más poderosa sobre la
tierra, Donald Trump, él y algunos de los representantes políticos de dicho país niegan
rotundamente la existencia del cambio climático, apelan a “pruebas” nada convincentes y
carentes de sustento científico con el fin de convencer a sus espectadores (que lamentablemente,
suelen ser muchos) de que “ese tal cambio climático no existe”. Si tan solo las personas pusieran
las manos sobre sus oídos cada vez que estos charlatanes hablan sobre asuntos de los que apenas
y llegan a comprender, y prestaran más atención a fuentes fieles de información, llegando a la
raíz de los asuntos, entonces, quizás, este sería un mundo mejor para vivir, un mundo donde se
combatirían problemas realmente graves como la reciente falta del agua, la contaminación de los
ecosistemas, las infraestructuras ecológicas y, por supuesto, las energías renovables.

Una de las muchas pruebas que podemos citar con respecto al cambio climático y los desastres
ecológicos causados por el comportamiento humano sobre la Tierra, fue publicada por la Nasa en
el año 2017, y periódicos como El Tiempo se encargaron de difundirla a través de los medios, en
un artículo titulado Imágenes de la Nasa muestran alarmantes efectos del cambio climático,
dicho periódico realiza una detallada comparación de sitios de nuestro planeta que solían
encontrarse cubiertos de hielo, y ahora, debido a la contaminación ya no lo estarán más, al inicio
del comunicado se afirma: “La urbanización desmedida, las catástrofes naturales y la
contaminación serían las mayores causas” (2017, párr. 1)

Pero ya basta de mencionar los múltiples aspectos que se encuentran mal, pues también hay
muchas situaciones que están cambiando para bien. Dejando a un lado el hecho de que Estados
Unidos abandonó el Acuerdo de Paris sobre el cambio climático, dándole la espalda a la
situación ambiental presente, debemos de reconocer la labor de otros países donde se están
tomando seriamente el asunto de las energías renovables, como Costa Rica; este pequeño, pero
desarrollado país de América Central es un ícono de las energías renovables, como lo afirma la
doctora en gestión ambiental de Yale, fundadora y directora de Costa Rica Limpia, Mónica
Araya en una conferencia presentada por TED Talks: “Es realmente el momento de
desenmascarar el mito de que un país tiene que elegir entre desarrollo o calidad de vida,
protección del medio ambiente y energías renovables (…) casi el 100% de nuestra electricidad
proviene de energías renovables”. (Araya, 2016, 0:44-1:20). Esto que la doctora Monica
menciona durante su charla, sobre la decisión que debemos tomar, se trata de algo mucho más
serio de lo que podríamos llegar a imaginar; hace un momento mencionábamos el hecho de que
la humanidad permanece ignorante sobre la verdadera situación en la que nos encontramos, se
nos dicen cosas tales como “el debilitamiento de la capa de ozono es un mito”, “el CO2 emitido
por los autos no es suficiente para contaminar los aires seriamente”, “todo va a estar bien, no se
preocupen”, “para qué hacer cambios en nuestra sociedad si tenemos todo lo necesario justo
ahora”. Todas estas justificaciones del mal se pueden venir abajo con tan solo dar una mirada a
dos distintas realidades de lo que vivimos hoy en el mundo: por un lado, tenemos a Pekín, si
hemos visto los noticieros recientemente, sabremos que, en esta ciudad, capital de China, hay
una nube toxica que cubre por completo el lugar, a pesar de todos los intentos de regular la
situación ambiental dentro del país y de las recientes vinculaciones de China con las energías
renovables, su falta de compromiso y poca voluntad aún mantienen en un estado denigrante a la
población, exponiéndola a enfermedades letales, pero ¿qué importa?, todos esto se hace en
nombre del progreso, la vida de unos cuantos miles no se encuentran al nivel de la evolución
tecnológica (nótese el sarcasmo y la ironía). Mientras tanto, al otro lado, tenemos lo que yo
llamo un verdadero ejemplo de progreso, Costa Rica, un país que abolió el ejército en el año
1948, y que al no tener gastos militares, los recursos monetarios de dicho país se destinaron en
proyectos de desarrollo social, que permitieron garantizar educación y salud gratis para toda una
Nación; en la actualidad es un país que produce, como lo afirma Monica Araya, casi el 100% de
su electricidad a partir de energías renovables, además trabaja por “descarbonizar” la industria
automotriz, buscando igualar en precios los costos de los vehículos eléctricos y los comunes.
Al ver estos dos ejemplos, podemos notar que el desarrollo tecnológico va de la mano con el
desarrollo social, poner el “desarrollo industrial” por encima del bien común terminaría
matándonos, mientras que cuidar la Tierra nos mantendría vivos. Solo basta con pensar un poco,
los mismos átomos que dan forma a nuestro cuerpo, se encuentran en todo el universo, nosotros
no somos meros residentes de este lugar, nosotros somos el universo, si destruimos la Tierra, nos
destruimos a nosotros, porque nosotros somos la Tierra.

Tenemos pues, una curiosa situación aquí; somos lo suficientemente inteligentes para poner
hombres en la Luna, nuestra ingeniería nos ha llevado a construir estaciones espaciales, realizar
clonaciones, modificar especies genéticamente, romper la barrera del sonido, etc. ¿y no podemos
hallar la forma de combatir el cambio climático y la contaminación? ¿Acaso nadie se da cuenta
que dicho “progreso” no nos servirá de nada, si al final terminamos muertos a causa de nuestras
propias actividades?. Así pues, ¿Cuáles son las razones por las que las naciones y el mundo en
general deciden evitar las soluciones a los problemas ambientales?, para dar una respuesta
apropiada a esta última pregunta debemos fijarnos en los intereses de los países y las principales
compañías alrededor del mundo. Para nadie es un secreto que todas estas súper potencias y
grandes multinacionales tienen en común el hecho de poner por encima del bien común sus
propios intereses, y al poseer estos organismos tanto poder, obstaculizan el progreso real,
sometiendo a la población a situaciones lamentables con el fin de continuar amasando grandes
cantidades dinero.

Las energías renovables avanzan a paso de tortuga, y las evidencias señalan que dichas
dificultades no se deben al estancamiento de la tecnología, sino más bien a la mentalidad de los
hombres. La ciencia ha hecho su trabajo, nos ha avisado de las consecuencias que podrían traer
nuestras acciones para con el planeta, tales predicciones se han cumplido, y en adición a ello,
esta misma nos ha ofrecido múltiples herramientas para combatir los problemas climáticos:
formas de construcción ecológica, donde el edificio construido posee la capacidad de producir la
totalidad de su energía eléctrica, como en el ejemplo mencionado por el ingeniero mecánico y
doctor en sistemas de energía, Álvaro Pinilla en un artículo titulado Soluciones energéticas para
zonas rurales (¿En el posconflicto?) en el que menciona:

Un ejemplo de este tipo de solución es el sistema fotovoltaico para generación de


electricidad instalado en la azotea del edificio Carlos Pacheco Devia, de la Facultad de
Economía de Los Andes, que tiene una capacidad de aproximadamente 30 kW pico, y
entrega la energía eléctrica para el consumo del edificio (Pinilla, 2016, p. 38)

Adicionalmente podríamos referirnos a los automóviles eléctricos, que como su nombre lo


indica, utilizan electricidad para producir el movimiento del coche, en lugar de usar la dañina
gasolina o diésel, que al ser quemadas dentro de los motores expulsan grandes cantidades de
CO2; y las diversas formas en que es posible producir energía, por citar algunas podríamos
mencionar, la solar, eólica, geotérmica, de biomasa, e hidráulica. Por otro lado, los humanos nos
hemos dedicado a destruir nuestro entorno cada vez con más intensidad, a pisotear los avances
que algunas organizaciones hacen en materia de desarrollo ecológico e ignorar las soluciones
ofrecidas por la sociedad científica. Al comienzo, resaltaba lo afortunados que somos, y lo
felices que debemos de sentirnos por el mero hecho de estar aquí, pero es de imaginar que las
futuras generaciones no se sentirán nada bendecidas cuando al llegar a este mundo se encuentren
con fotografías y relatos de una Tierra pasada, donde todo era verde y sano, y lo único que quede
para entonces, sea oscuridad y desolación; nos arrepentiremos al ver que hemos obtenido grandes
logros, y a la vez lloraremos al ver que hemos perdido todo al haber convertido el planeta en un
lugar hostil e inhabitable. Siento miedo por el futuro, siento pena por mis descendientes, siento
nostalgia por el pasado, y esperanzas por el futuro, un futuro donde seamos conscientes del trato
que le hemos estado dando al planeta y tomemos todas estas soluciones que se encuentran al
alcance de nuestras manos, para proporcionarnos estilos de vida que se deshagan del miedo que
tenemos al qué será del mañana.

Bibliografía
Imágenes de la Nasa muestran alarmantes efectos del cambio climático. (26 de enero 2017). El
Tiempo. Recuperado de http://www.eltiempo.com/vida/ciencia/imagenes-de-la-nasa-sobre-el-
cambio-climatico-31369

Giussani, B. (Organizador) (2016). A small country with big ideas to get rid of fossil fuels
[Conferencia]. TED y TEDSummit. Recuperado de
https://www.ted.com/talks/monica_araya_a_small_country_with_big_ideas_to_get_rid_of_fossil
_fuels#t-563465

Pinilla, Á. (2016). Soluciones energéticas para zonas rurales (¿En el posconflicto?). Revista de
Ingeniería, (44), 36-39. Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=121046459006

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