Está en la página 1de 1

Todos sabíamos que había inconvenientes de baja tensión por la falta de energía eléctrica y

que se producirían cortes de luz, pero no conocíamos con certeza cuáles serían las zonas o secciones
afectadas en esta ocasión. Era imprescindible tener en cada casa una provisión suficiente de velas y
alguna linterna o farol preparados para el momento en que se produjera la interrupción del servicio
eléctrico.

Las circunstancias eran propicias para realizar las tareas más necesarias antes del cese de la
luz: los vecinos salían apurados a hacer las compras, evitando el uso del ascensor, o preparaban la cena
antes de la hora habitual, mientras que algunos estudiantes adelantaban con rapidez sus tareas y ya
tenían organizados sus deberes y lecciones. La alarma inicial fue un brevisimo parpadeo de las luces, y
en pocos minutos sobrevino el oscurecimiento total. Empezaron a encenderse las velas. Nos
disponíamos a atravesar con paciencia el inevitable y tedioso problema.

También podría gustarte