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Cornelíus Castoríadís

aunque en el caso de éste último la ética se desvanece delante Capítulo XIV


de la Razón de la Historia y la política se convierte de hecho en
adoración de lo Real). Es precisamente esa separación la que
deberemos superar.
Será preciso superar las éticas de la heteronomía y para ello,
La democracia como procedimiento
ante todo, las políticas de la heteronomía. Nos hace falta una ,. . *
ética de la autonomía necesariamente articulada a una política y como reg1men
de la autonomía. La autonomía no es la libertad cartesiana y
aun la sartriana, fulguración sin espesor ni ataduras. La auto-
nomía en el plano individual consiste Ú1 el establecimiento de El tema mismo de nuestra disertación traduce y expresa la
una nueva relación entre uno mismo y el propio inconsciente; crisis por la que atraviesa actualmente le movimiento democrá-
no eliminarlo sino lograr filtrar lo que pasa o no de los deseos tico. En efecto, la elección de este tema está condicionada por
a los actos y palabras. Tal autonomía individual reqt&iere den- la aparición de una concepción de la «democracia>> que hace
sas condiciones instituidas. Por lo tanto, necesitamos institucio- de ella un simple conjunto de <<procedimientos», tenninando
nes de la autonomía, instituciones que a cada uno concedan así con todo el pensamiento político precedente. Éste veía en
una autonomía efectiva en calidad de miembros de la colectivi- la democracia un régimen, indisociable de una concepción sus-
dad y le pennitan desarrollar su autonomía individual. Esto sólo tantiva de los fines de la institución política y de una visión, y de
es posible instaurando un régimen verdaderamente democrá- una aspiración, del tipo de ser humano que le corresponde. Es
tico y no sólo de palabra. En un régimen de este tipo, participo fácil ver que, cualesquiera que sean los disfraces filosóficos de
efectivamente en la instauración de las leyes bajo las cuales vivo. ésta, una concepción puramente procedimental de la <<demo-
Mi participación sería plena, no a través de «representantes» o cracia» halla su origen en la crisis de las significaciones imagi-
re~eréndums sobre cuestiones de las cuales se me ha hecho im- narias que conciernen a las finalidades de la vida colectiva y
posible conocer los pormenores, sino con conocimiento de tiende a disimular esta crisis disociando cualquier discusión
causa, de manera que supiera reconocer en las leyes mis pro- relativa a esas finalidades de la <<fonna del régimen» político,
pias leyes, incluso cuando no estoy de acuerdo con su conteni- en el límite, incluso, suprimiendo la idea misma de semejantes
do, precisamente por haber gozado de la oportunidad de parti- finalidades. El lazo profundo que une esta concepción con lo
cipar en la formación de la opinión común. Una tal autono- que se llama, irrisoriamente, el individualismo contemporáneo,
mía, ya sea en el plano individual como en el colectivo, no nos es manifiesto y me referiré a él más adelante. Pero tenemos
garantiza, evidentemente, una respuesta a~nomática a todos los que comenzar por el principio.
asuntos que la existencia humana plantea; atín tendremos que
afrontar las condiciones trágicas que caracterizan la vida, el no 1
siempre saber distinguir, ni individual ni colectivamente, dón- Hablar de democracia, es hablar de política. Ahora bien, la
de campea el bien y dónde el mal. Pero no estamos condena- política no existe en todos lados y siempre; la verdadera políti-
dos al mal, como tampoco al bien, porque podemos la mayor ca resulta de una creación histórico-social rara y frágil. Lo
parte del tiempo volver atrás, individual y colectivamente, que existe necesariamente en toda sociedad, es Jo político: la
reflexionar sobre nuestros actos, retomarlos, corregirlos, • Las ideas de este texto fueron expuestas durante una conferencia en Roma, el 3 de
repararlos. febrero de 1994; luego en la Harvard Uníversíty de NewYork, el25 de abril de 1995.

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CornditiS C;J.stori:~clis
I·J avance ele la iusignificauci;¡

diHH"nsi<íu -explicita, impllcila y a V<'C<'S casi inasequible-, «procedimiento» tanto con1o el ps<:udo-«individualislllO» con-
que tiene que ver con d poder, a saber: la instancia (o las ins- temponineo. Pero, fuera de la sociedad, el ser humano no es ni
tancias) instituida que puede emitir exhortaciones sanciona- bruto ni Dios (Aristóteles), simplemente no es, no puede exis-
bles y que siempre debe compn:ndcr, cxplícitamcrlle, al me- lir ni físicamelllc ni sobre todo psíquicamenle. El hopcfiil and

!
1
nos lo que llamamos poder judicial y poder guhernamental • dreadfiii monstcr que es el reci({n nacido humano, radicalmen-
Puede hahcr, huho, y csperanws que haya ntteV<lllH'Ilte, socie- te inepto para la vida, debe ser humanizado, y esta humaniza-
dades sin Estado, es decir sin aparato burocrático jerárquica- cióll es su socialización, larca de la sociedad mediatizado e
mente organizado, separado de la sociedad y domimíndola. El instrumentado por el entorno inmediato del infims. El ser-so- ~
Estado es una crcació11 histórica que podemos fechar y locali- ciedad de la sociedad son las instituciones y las significaciones 1
zar: Mesopotamia, Este y Sudeste asüiticos, Meso-América pre- imaginarias sociales que esas instill!ciones encarnan y hacen
colombina. Una sociedad sin un Estado de tales características existir en la efectividad social. Son esas significaciones las que
es posible, concebible, deseable. Pero una sociedad sin institu- clan un sentido -sentido imagi11ario, en la acepción profunda
ciones explícitas de poder es un absurdo, en el cual han caído del t6·mino, a saber: creación espont<ínea e inmotivada de la
tanto Marx como el anarquismo. humanidad- a la vida, a la actividad, a las elecciones, a la muerte
No existe ser humano extra-social; no existe ni como reali- de los humanos así como al mundo que ellas crean y en el cual
dad, ni como ficción coherente de el «individuo>> humano como los humanos deben vivir y morir. La polaridad no es entre el
«substancia>> a-, extra- o pre-social. No podemos concebir un individuo y la sociedad -pues el individuo, es de la sociedad,
individuo sin lengm~e, por c:jemplo, y no hay lengm~e sino como un fragmento al mismo tiempo que una miniatura, o nds atín,
creación e institución social. Esta creación y esta institución no una suerte de holograma del mundo social-, sino entre psi-
pueden ser vistas, sin caer en ridículo, como el resultado de que y sociedad. La psyche debe ser, mal o bien, domada, debe
una cooperación deliberada de los «individuos>>, -ni como el aceptar una ••realidad>> que para comenzar, y en cierto sentido
resultado de una suma de redes <<intersubjetivas>>: para que haya hasta el final, le resulta radicalmente hcterogc:nea y ;~ena. Esta
inter-su4jetividad, es necesario que haya st~jctos humanos y la «realidacl» y stt aceptación son la obra de la institución. Esto los
posibilidad de que se comuniquen- dicho en otros tt'nninos, griegos lo saillan; los modernos, en función en gran parte del
seres humanos ya socializados y un lengu<~jc que 110 podrían cristianisn10, lo lt<lll ocultado.
producir ellos mislliOS cou·w individuos (u11a o varias: «redes 1.a institucicín-y las significaciones imaginarias que ella en-
illtcrsul~jctivas>>), sino que de he u n~cibi1· de su socializacicíu. La carna- s¡ílo pued<: existir si se conserva, si es apta para sobrevi-
misma consideración es v<ílida ¡nira otras mil facetas de lo que vir: la tautología clanviniana <;ncuentra aquí tambic~n un terre-
llamamos individuo. La «filosofía política>> contempodnea no fecundo de aplicación. Se conse1va tambic{n mediante el
-como lo esencial de lo que es co11siderado ciencia económi- poder, y ese poder exist~ en primer lugar como infra-podcr
ca- se funda en esta ficción incoherente de un individuo-sus- radical, siempre implícito. u'sted nació en Italia en 1954, en
tancia, bien definido en sus determinaciones esenciales fuera Francia en J9j0, en los Estados Unidos en 1945, en Grecia en
o antes de la existencia de cualquier sociedad: en este absurdo 1922: usted no lo decidió, pero ese simple hecho detenninani
es donde se basan la idea de la democracia como simple la parte C'S('ttci;d de su existencia: .de su lengua, de su religión,
1 Ver mi texto «Poder, política, autonomía» (1988), retomado en El Mundo fragmentado,
del ~)9<j;, (' 11 d mejor de los casos) de su pensamiento, de las
Altamira, 1993. razones pllr l:ls que quiere vivir y acepta (o no acepta) morir.
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Comc/ius Castoriadis El avance de la insignificancia

Esto es mucho más, e incluso algo muy distinto, que el simple futuro excluye una codificación (o una mecanización) previa y
«estar allí en un mundo» que uno no eligió (la Geworfenheit exhaustiva de las decisiones a tomar.
de Heidegger). Ese mundo no es uno o el mundo a secas, es un De ello resulta la necesidad de instancias explícitamente ins-
mundo histórico-social, fonnado por su institución y contiene, tituidas que puedan tomar decisiones sancionables en cuanto a
de modo indescriptible, innumerables transformaciones de la lo que hay que hacer y a lo que no hay que hacer, es decir que
historia precedente. puedan legislar, «ejecutar••, dirimir los litigios y gobernar. Las
Desde su nacimiento el sujeto humano está captado en un dos primeras funciones pueden estar (y han estado, en la mayo-
campo histórico-social, está ubicado bajo el dominio del imagi- ría de las sociedades arcaicas) ocultas en la regulación de las
nario colectivo instituyente, de la sociedad instituida y de la costumbres, en cambio las dos últimas no. Por último, y por
historia de la cual esta institución es la culminación provisoria. encima de todo, este poder explícito es el garante instituido
La sociedad no puede hacer otra cosa, en primer lugar, que del monopolio de las significaciones legítimas en la sociedad
producir individuos sociales que sean conformes con ella y que en cuestión.
la produzcan a su vez. Incluso, si uno nace en una sociedad Lo político es todo aquello que concierne a ese poder explí-
conflictiva, el terreno del conflicto, lo que allí está en juego, las cito (los modos de acceso a éste, la fonna apropiada de admi-
opciones están dadas de antemano; si uno debiera llegar a ser nistrarlo, etc.). Este tipo de institución de la sociedad abarca la
filósofo, es esta historia de esta filosofía la que se1ia el punto de casi totalidad de la historia humana. Son las sociedades heteró-
partida de la reflexión, y no otra. Aquí estamos mucho más nomas: ellas crean ciertamente sus propias instituciones y signi-
allá, o mucho antes de cualquier intención, voluntad, manio- ficaciones, pero ocultan esta autocreación, imputándola a una
bra, conspiración, disposición de cualquier institución, ley, gru- fuente extra-social, en todo caso exterior a la actividad efectiYa
po o clase asignables. de la colectividad efectivamente existente: los antepasados, los
Al lado, o <<por encima>> de este infra-poder implícito, siem- héroes, los dioses, Dios, las leyes de la historia o las del merca-
pre hubo y siempre habrá un poder explícito, instituido como do. En las sociedades heterónomas, la institución de la socie-
tal, con sus dispositivos particulares, su funcionamiento defini- dad tiene lugar en la clausura del sentido. Todas las preguntas
do y las sanciones legítimas que puede poner en marcha2 . La fonnulables por la sociedad en cuestión pueden hallar su res-
existencia necesaria de este poder resulta al menos de cuatro puesta en sus significaciones imaginarias y las que no pueden
elementos: hallarlas son no tanto prohibidas como mental y psíquicamen-
-el mundo «pre-social>> como tal amenaza siempre el sen ti-· te imposibles para los miembros de la sociedad.
do instaurado por la sociedad; Esta situación sólo fue rota, que se sepa, dos veces en la his-
-la psique de los humanos singulares no es ni puede ser toria: en la Grecia antigua y en Europa occidental, y de esta
nunca completamente socializada ni puede estar exhaustiva- ruptura somos herederos, es lo que nos pennite hablar como
mente confonne con lo que las ins~tuciones le demandan; hablamos. La ruptura se expresa por la creación de la política y
-existen otras sociedades, que ponen en peligro el sentido de la filosofía (de la reflexión). Política: cuestionamiento de
instaurado por la sociedad en cuestión; las instituciones establecidas. Filosofía: cuestionamiento de las
-la sociedad siempre contiene, en su institución y en sus idola tribus, de las representaciones colectivamente admitidas.
significaciones imaginarias, un impulso hacia el futuro, y el En estas sociedades, la clausura de sentido es rota, o al menos
2
Sanciones legftimas relativas al derecho positivo y no en lo absoluto. tiende a serlo. Esta ruptura -y la actividad de interrogación
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El ;n';wcc: de la iusiguilicauci:J
C:t,nJclitl.'l c:a.'ll(>riaclis

incesante que va con ella- implica el rechazo ele una fuente ele preguntas pueden ser abordadas - y es eso mismo, el n:gimen
sentido distinta a la actividad viviente de los humanos. Ella im- cleJIIocnítico .
plica, entonces, el rechazo de toda <<autoridad» que no rinda Pero es evidente que una institución semc:jaute, en la que
e u en tas y dé razones, que no just ific¡ue la validez ele derecho de cualquier pregunta puede ser abordada, en la que ninguna
sus enunciacion es. De ello se desprende, casi inmediatam ente: posición, ningtín estatuto, estáu dados o garantizados ele ante-
-la obligación para todos de rendir cuentas y dar razones mano, define a la democracia como un régimen. Sobre este
(logon didonai) de sus actos y de sus elecires; punto volveré más adelante.
-el rechazo de las «diferencias» o <<alteridades» (jerarquías)
II
previas en las posiciones respectivas de los individuos, luego el
cuestionami ento de todo poder que de ello se desprende; Se ha o~jetado que esta visión acarrea una concepción subs-
-la apertura de la cuestión ele las buenas (o me::jores) tantiva de la felicidad de los ciudadanos, y que, por esa vía,
instituciones , en la meclicla en que dependen de la actividad termina fatalmente en el totalitarismo (posición explícitamen -
consciente y explícita de la colectivida d- luego, también, de te afirmada por Isaiah Berlín e implícita en las argumentaci o-
la justicia. nes de Rawls o de I-Iabermas) 3 .
Es f<ícil ver que estas consccueuci as conducen a considerar a Pero nada de lo que acabamos de decir alude a la <<klici-
la política como un trab~jo que implica a todos los miembros dacl» ele los ciudadanos. Se pueden comprender las motivacio-
de la colectividad concernida, presuponien do la igualdad de nes históricas ele estas o~jeciones, desde el famoso «la felicidad
todos y tendiendo a hacq·Ia efectiva -luego también un traba- es una idea nueva en Europa" de Saint:Just, hasta la monstruo-
jo de transformac ión de las instituciones en el sentido de la sa h1rsa de los regímenes stalinianos, que pretendían que obra-
democracia. Podemos entonces definir a la política como la ban para, y realizaban, la felicidad del pueblo («La vida ahora
actividad explícita y ltí,cida que implica la instauración de insti- es mejor, camaradas. La vida es m<ís alegre" declaraba Stalin en
tuciones deseables, y a la democracia como el régimen de auto- el apogeo de la miseria y del terror en Rusia). Pero estas moti-
institución explícito y hícido, tanto como se pueda, ele las insti- vaciones no has tan para justificar la posición teórica; ésta apa-
tuciones sociales qtJe de¡knden de una actividad colectiva rece como una reacción casi epidérmica a una situación histó-
explícita. rica ele dimensiones colosales -el surgimiento del totalitaris-
Apenas es necesario agregar que esta auto-instituc ión es un mo- que exigía un an<ílisis mucho 1mis profundo de la cues-
movimiento que no se detiene, qtíe no aspira a uua «sociedad tión política. El objetivo de la política no es la felicidad, es la
perfecta» (expresión vacía de ¡:entido), sino a una sociedad tan libertad. I ,a libertad efectiva (no hablo aquí de la libertad <<lilo-
libre y tan justa como sea posilile. Es este movimiento al que yo sófica••) es lo que yo llamo autonomía. La autonomía de la co-
llamo el proyecto de un;,t s0ciedad autónoma y que, si lo logra, lc:ctividad, que no puede realizarse sino por la auto-instituc ión
debe establecer una sociedad democr<ltica . y el autogohicrn o explícitos, es inconcebible sin la autonomía
Surge una pregunta previa, y efectivamen te fue planteada efectiva de los individuos que la componen. La sociedad con-
en la historia: ¿por qué queremos, por que~ deberían tos querer creta, la que viv(· y funciona, no es otra cosa que los individuos
un régimen democrático ? No voy a discutirla, sino que me limi- concretos, cf"cC:i\'os, <<reaJ"es,·.
tan' a seiialar que ahonlat· esla cuestión implica ya que deba- 3
Para Habemt<b. :>i ¡;nal «Tilree Models of Democracy .. , en Consta/aciones, vol.
mos (o que debiéramos) vivir eH un régimen en el que todas las 1, nº 1, abril de ¡;;<1,:, p.1-'IO.

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Comc/ius Castoriadis El avance de /.1 insignificancia

Pero lo inverso es igualmente cierto: !a autonomía de los colectividad, inamovible, inatacable, por esencia hostil y peli-
individuos es inconcebible e imposible sin la autonomía de la groso, cuya potencia se trata de limitar, en la medida de lo po-
colectividad. Pues, ¿qué significa, cómo es posible, qué presu- sible. Esto no es más que la filosofía tácita de las Comunas in-
pone la autonomía de los individuos? ¿Cómo se puede ser libre glesas frente al monarca, y la posición explícita de los textos
si forzosamente se está ubicado bajo la ley social? Hay una pri- fundadores de la Constitución norteamericana. Que algunos
mera condición: uno tiene que tener la posibilidad efectiva de siglos más tarde, los <<pensadores políticos» de la modernidad
participar en la formación de la ley (de la institución). Sólo se sigan comportando psíquica e intelectualmente como <<de
puedo ser libre bajo una ley si puedo decir que esa ley es la mía, vuestra Excelencia, el muy sumiso y muy obedieme servidor->
si tuve la posibilidad efectiva de participar en su formación y en (Eu. Excellenz umertanig gelwrsamster Dienetl) no sorpren-
su posición (aun cuando mis preferencias no hayan prevaleci- derá sino a aquellos que nunca reflexionaron acerca de la ex-
do). Por el hecho de que la ley es necesariamente universal en traña relación de la mayoría de los intelectuales con los pode-
su contenido y, en una democracia, colectiva en su fuente (esto
res establecidos5.
no es, en teoría, cuestionado por los procedimentalistas), re-
Libertad bajo la ley -autonomía- significa participación
sulta que la autonomía (la libertad efectiva) de todos, en una
en la posición de la ley. Es una tautología decir que esta partici-
democracia, es y debe ser una preocupación fundamental de
pación sólo realiza la libertad si es igualmente posible para to-
cada uno. (El <<olvido» de esta evidencia es una de las innume-
dos, no en el texto de la ley, sino en la efectividad social. De ello
rables trampas del pseudo-<<individualismo>> contemporáneo).
se desprende inmediatamente lo absurdo de la oposición entre
Pues la calidad de la colectividad que decide sobre nosotros
igualdad y libertad, con la cual nos aturden desde hace déca-
nos importa vitalmente; de otro modo, nuestra propia libertad
das. A menos que se las tome como acepciones totalmente fal-
deviene políticamente irrelevante, estoica o ascética. Tengo un
sas, las dos nociones se implican recíprocamenté. La igual po-
interés positivo fundamental (e incluso egoísta) en vivir en una
sibilidad efectiva de participación exige otorgamiento efectivo
sociedad que se acerque más a la sociedad del Banquete que a
a todos de las condiciones de todo orden de esta participación.
la del Padrino o a la de Dallas. Mi propia libertad, en su realiza-
Las implicaciones de esto son evidentemente inmensas; abar-
ción efectiva, es función de la libertad efectiva de los otros. Esta
can una parte considerable de la institución global de la socie-
idea, por cierto, es incomprensible para un cartesiano o para
dad; pero el punto arquimediano evidentemente es la paideia,
un kantiano.
en el sentido más profundo y más pennanente, sobre la que
No cabe ninguna duda de que el despÍiegue y la realización
volveré más adelante.
de esta libertad presuponen disposiciones institucionales pre-
Entonces, no es posible realizar una <<democracia procedi-
cisas, en las que se incluyen, ciertamente, disposiciones <<for-
mental» que no sea un fraude, al menos de intervenir profun-
males» y <<procesales>>: los derechos individuales (un Bill of
damente en la organización sustantiva de la vida social.
rights), las garantías judiciales (due process oflaw, nullum cri-
men nulla poena sine lege), la separación de los poderes, etc.
Pero las libertades que de allí resultan son estrictamente defen- 4
Fin de la dedicatoria de la Crítica de la Razón Pura, fechada en Konlsberg, ~1 29
de marzo de 1781, al Freiherr von Zedlitz, ministro de Estado del rey de Prusia.
sivas. Todas estas disposiciones presuponen -y es el postulado 5 Ver mi texto u los intelectuales y la historia" (1987), retomado en El Mundo frag·

tácito más o menos general en lo que se considera como filoso- mentado.


6 Ver mi texto u Naturaleza y valor de la igualdad" (1981), retomado en Dominios del
fía política- que existe, ubicado en frente, un poder ajeno a la hombre, Las Encrucijadas del Laberinto 11, Gedisa.
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Conw/ius Castoriadis El ;¡vaucc ele la iusiguificancia

111 La agora, el mercado-lugar de reunión, es el dominio en el


cual los individuos se encuentran libremente, discuten, contra-
La lengua griega antigua y la pníctica política de los atenien-
tan entre ellos, publican y compran libros, etc. Aquí, una vez
ses nos ofrecen una valiosa distinción -y, a mi entender, de
más, formalmente y en principio, el poder no puede ni debe
validez universal- entre tres esferas de las actividades huma-
intervenir- y aquí también, en todos los casos, la limitación
nas, que la institución global de la sociedad debe, a la vez, sepa-
del poder no puede ser tomada en forma absoluta. La ley im-
rar y articular: la oikos, la agora y la ccclcsia. Se puede traducir
pone el respeto de los contratos privados, prohtbe el trab<'ÜO de
libremente por: la esfera privada, la esfera privada/ptíblica y la
los niflos, etc. De hecho, no terminaríamos de enumerar los
esfera (formal y fuertemente) ptíhlica, id<:ntica a lo que llam(~
puntos sobre los cuales y las disposiciones por medio de las
m:ís arriba d poder explícito. Seftalo al pasar que esta distin-
cuales el poder, incluso en los Estados tmís «liberales» (en el
ción fundamental est:í en los hechos y en elleHgu<~jc, pero no
sentido del liberalismo capitalista), interviene en este dominio
ha sido explicitada como tal en la <<poca cl;ísica, y ni siquiera,
(cj<~mplo del presupuesto, que se ni evocado uds adelante, etc.).
salvo <'11 part<', por ci)H"IISadot· cl;ísico de la <i<'IIIO<Tacia, Arist<i-
l.a c:cdc:sia, t<:nnino utilizado aquí llH~tahíric:amente 7 , es el
tclcs. Estas esrcras 110 cst:Íll claraliiCnte distinguidas (y propia-
lugar del poder, el dominio ptíblico/privado. El poder englo-
mente articuladas) sino en un régimen democr<ítico. En un
ba a los poderes, y <!stos deben estar a la vez separados y articu-
n<gimen totalitario, por (jemplo, la esfera ptíblica absorbe, e11
lados. Sobre este tema ya he hablado en otras oportunidadesH,
principio, todo. Al mismo tiempo, en realidad no es en absolu-
aquí me limitaré a tratar alguuos puntos importantes para la
to plÍblica, es la propiedad privada del Aparato totalitario que
1neseute discusióu.
posee y c;je{·ce el poder. Las monarquías absolutas tradicionales
Si se cousidera concretamente la actividad de las diferentes
respetaban, en principio, la independencia de la esfera priva-
ramas del poder, est<Í claro que, en ningtín dominio, se pueden
da, de la oikos, y no intervenían tmís que moderadame11te en la
tomar y adoptar decisiones sin tener en cuenta consideracio-
esfera privada/ptíblica, la agora. Paradójicamente, las pscudo-
ues sustanciales. Esto vale tauto para la legislacióu COHIO para
<<democracias>> occidentales contempodneas de hecho ha11
el gobierno, para la <<ejecución>> así como para lo judicial.
transformado en gran parte en privada la esfera püblica: las
En efecto, es imposible imaginar una ley, salvo precisamen-
decisiones realmente importa11tes se toman en secreto y entre
te las leyes de proccdimien'to, y tambit:n t<stas, que no decida
bastidores (del Gobierno, del Parlamento, de los Aparatos de
sobre cuestiones sustantivas. Iucluso, la prohibición de asesina-
los partidos). Una definición ele la democracia ta11 buena como
to no es evidente de por sí; prueba de ello son las Hníltiples
CUalquier otra es: el régimcll en el cuaJJa esfera ptí!Jlica se trans-
r<'striccimies, excepciones, calilicacion<'s de las que cst:í
forma real y efectivamente e11 ptíl>lica - pertenece a todos,
rodeada siempre y e11 todas partes. Lo mismo sucede con lo
cst;í efectivamente abierta a la participación de todos.
que respecta a la <<aplicaci0n» de esas leyes, se trate de lo judi-
La oikos, la casa-fanÍilia, la esfera privada, es el domi11io e11
cial o de lo <<(;jccutivo»\ 1•
el cual, formalme11te y.ell principio, el poder 110 puede 11i elche
intervenir. Como en todos los casos en este dominio, i11cluso -,Término que empleo simbólicamente;(y no por abuso de lenguaje). La Asamblea
esta limitación del poder 110 debe ser tomada en furnta absolu- ateniense no qjercín el poder judicial y n6 hacía más que supervisar el .. ejecutivo"
en el sentiuo dado aquí a este término (administración).
ta: la ley penal proln1)e atentar contra la vida o la in;cgridad cor- 8 Ver mi texto. «Hecho y por haceru, en Autonomía y auto·transformación de la

poral de los miembros de su üuuilia; incluso, b<Yo los gobiernos sociedad... , op.cit. Nota del Revisor Técnico; Este texto está incluido -y da título-
al V volumen de la serie Las Encrucijadas del Laberinto, que próximamente aparecerá
m;ís conservadores, la instrucción de los nii'los es obligatoria, cte. en Francia.
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Cornelius Cascoriadis El avance de /a insignificancia

El juez no puede (y en todo caso, no debe) nunca ser un Ellas tienden a orientar la evolución de la sociedad, en la medi-
Paragraphenautomat, porque siempre hay «Vacíos de derecho» da en que ésta depende de ellas, hacia una dirección que se
(Rechtslücken), y sobre todo porque siempre hay una cuestión prefiere en lugar de otra. ¿Cómo se podrían tomar dichas deci-
de interpretación de la ley y, más profundamente, una cuestión siones sin recurrir, aunque fuese tácitamente, a opciones
de equidad 10. Tanto interpretación como equidad son incon- sus tan tivas?
cebibles sin el recurso a y la invocación de «el espíritu del legis- Se podría decir: pero todas estas decisiones explícitas (y es-
lador», o sea sus <<intenciones» 11 y los valores sustantivos a los pecialmente legislativas y gubernamentales) podrían muy bien
que se supone que éstas apuntan. Lo mismo sucede con lo con- no apuntar más que a conservar el estado de cosas existente, o
cerniente a la administración en la medida en que ésta no po- a p¡;eservar la libertad de la sociedad (no «política») de hacer
dría «aplicar» leyes y decretos sin interpretarlos. Sucede, por surgir de sí misma y de desplegar las «formas de vida sustancia-
excelencia, lo mismo en lo que respecta al Gobierno. La fun- les» que ella quiera. Pero este argumento contiene, siquiera
ción gubernamental es <<arbitraria». Se desarrolla en el marco implícitamente, una aserción de valuación positiva de las for-
de la ley, está unida por la ley (evidentemente hablo de lo que mas y de los contenidos ya existentes de la vida social- ya sea
se supone que sucede en el caso de los regímenes «democráti- que fuesen la herencia de tiempos inmemoriales o el producto
cos» occidentales), pero en general no aplica ni ejecuta leyes. de la actividad contemporánea de la sociedad. Para tomar el
La ley (en general, la Constitución) dice que el Gobierno debe ejemplo más familiar para el lector de nuestros días, el «libera-
depositar cada año un proyecto de presupuesto ante el Parla- lismo» extremo viene a ser una afirmación sustancial: lo que
mento y que éste (que, en este caso, comparte una función gu- los «mecanismos de mercado>> o la «libre iniciativa indhidual»
bernamental y no <<legislativa») debe votarlo, tal cual o enmen- etc. producen es <<bueno» o «lo menos malo posible», o bien:
dado; no dice, y no podría decir nunca lo que debe haber en no se puede emitir ningún juicio de valor sobre ese punto. (Las
ese presupuesto. Sin lugar a dudas, es imposible imaginar un dos afinnaciones, contradictorias evidentemente, son sosteni-
presupuesto que no esté embebido de un extremo al otro, tan- das simultáneamente por F. von Hayek, por ejemplo.) Decir
to del lado de los ingresos como de los gastos, de decisiones que no se puede emitir ningún juicio de valor sobre lo que la
sustantivas, que no esté inspirado por objetivos y <<valores» sociedad produce «espontáneamente>> conduce al nihilismo his-
que tiende a realizar. Más generalmente, todas las decisiones tórico total y lleva a afinnar, por ejemplo, que cualquier régi-
gubernamentales no triviales que conciernen y comprometen, men (estalinaiano, nazi u otro) vale como cualquier otro. Como
en una oscuridad radical y radicalmente inevitable, al futuro. cualquier otro decir que lo que la tradición o (lo que finalmen-
te es lo mismo) la sociedad produce «espontáneamente» es bue-
a Lo que se llama en el lenguaje filosófico y constitucionalista moderno, «ejecutivo»
se divide en verdad en dos: poder (o función) gubernamental, y poder (o función)
no o lo menos malo posible evidentemente comprometer a de-
administrativo. El «Gobierno», en tanto gobierno, no «ejecuta» leyes, esencialmente mostrar, cada vez y en cada ejemplo preciso, en qué y por qué
actúa (gobierna) dentro del marco de las leyes. La administración, en la medida en
que no puede se integralmente «mecanizada», tampoco puede escapar a cuestiones ello es así, y en consecuencia, a entrar en la discusión sustantiva.
de interpretación, como las que se evocan más adelante en el texto. Como nadie que esté en sus cabales cuestionaría estas com-
1o Ver mi análisis de las concepciones de Aristóteles sobre este tema en «Valor,
igualdad, justicia, política: de Marx a Aristóteles y de Aristóteles a nosotros» (1975), probaciones, la duplicidad de la posición procedimental de-
retomado en Les Carrefours du /abyrinthe. viene clara: no se trata de negar qué decisiones que afectan
11
Evidentemente no se trata de intenciones «históricamente comprobables», sino
de la inserción necesaria -y problemática- de toda cláusula particular en el sistema cuestiones sustanciales de todos modos deben ser tomadas, cual-
jurídico de conjunto, el que en principio evoluciona constantemente. quiera que sea el tipo de régimen en cuestión, sino de afirmar
278 279
El avance de la insignific ancia
Comclius Casroriadis

que, en un régime n «demo cnítico », sólo imporl an la <<Í'ónna


» lugar y ante todo, capace s de hacerla funcio nar y de reprod u-
o el «proce dimien to» segtín los ctmles estas decisio nes son lO- cirla. No puede haber socied ad democ dtica sin paidcia de-
mada s- o bien que esta ,,f'ónna•• o este «proce dimien to» por mocrát ica.
sí solos caracte rizan un régime n como democ nílico. La concep ción proced imenta l está, con meuos incohe ren-
al
Conven gamos que sea así. Pero todo «proce dimien to» debe cia, obligad a a introdu cir subrep ticiame nte -o a tender a-
ser aplicad o, por seres human os. Y estos human os tienen que menos dos juicios de sustanc ia a la vez y de hecho:
poder, deber y obligar se a aplicar este proced imient o segtín
su -las instituc iones efectiva s, dadas, de la socieda d son, tal
«espírit u». ¿Cu<íles son esos sen:s y de dónde vienen ? Sólo la como son, compat ibles con el funcion amient o de proced imien-
ilusión metafís ica -la de un individ uo-sust ancia, preform ado lOs «verdad eramen te•• democr áticos;
en sus determ inacion es esencia les, para quien su perten encia
a -los individ uos tal como son fabrica dos por esta socieda d
tal p11cdcn hacer funcion ar estos proced imiento s estable cidos
se-
un entorn o históric o-socia l definid o sería tan acciden con1o

el color de sus ojos- permit ía eludir esta cuestió n. A~í se pos- gtín su «espíri tu» y defend erlos.
tula la existen cia efectiv a (estam os en la política efectiva , no en Estos juicios tienen nníltipl es presup uestos e implica n mu-
las liccion es contra-l~ícticas), la existen cia de <ilomos human os, chas consec uencias . No mencio naré m<is que dos.
ya dotado s no sólo de «derec hos» etc., sino de un conoci mien- El primer o es que se encuen tra nuevam ente aquí la cues-
to perfect o de las disposi ciones del derech o (siu lo cual habría tión fundam ental de la equida d, no en el sentido sustant ivo,
que legitim ar una división del trab;~jo estable cida de una vez sino en primer lugar en su sentido estricta mente lógico, esta-
12
para siempr e entre «simple s ciudad anos» y jueces, admini stra- blecido ya por Platón y Aristót eles . Siempr e hay una inade-
dores, legislad ores, etc.), los que tenderí an ellos mismos , in- cuació n entre la materia a juzgar y la forma misma de la ley,
eluctab le e indepe ndient emente de toda formac ión, historia pues la primer a es necesa riamen te concre ta y singula r, mien-
singula r, etc., a compo rtarse como <itomos jurídic o-polít icos. tras que la segund a es abstrac ta y univers al. Esta inadec uación
Esta ficcióu del /wmo jllrídiclls es tan irrisori a e incons istente no puede ser colmad a sino por clt rab:~jo creado r del juez «po-
como la del /Jomo occono micus, y la metafís ica antrop ológica nióldo se en el lugar del legislad or», lo que implica que recurra
que ambas presup onen es la misma. a conside racione s sustant ivas. Esto necesa riamen te va m<is alhí
Para la visión «proce diment al», los human os (o una parte de cualqu ier proced imenta lismo.
sulicie ntc de ellos) debería n ser puro entend imient o jurídic
o. El segund o es que, para que los individ uos sean capace s de
o
Pero los individ uos efectiv os son otra cosa ~nuy distinta . Y tmo hacer funcion ar los proced imiento s democ dticos de acuerd
la a su «espíri tu», es necesa rio que una pane import ante del tra-
esl<i obligad o a tomarl os tal como vienen , ya moldea dos por
h<üo de la socieda d y ele sus instituc iones esté dirigid a hacia
la
socieda d, con sus historia s, sus pasione s, sus pertene ncias parti-
reprod ucción ele individ uos que corresp ondan a esta cldinic ión,
culares de todo tipo; tal c·omo ya los fabricó el proces o históri-
el
co-social y la institHc ión dada de la socieda d. Para que sean otros, es decir de nuuere s y de hombr es democ ráticos incluso en
sentido estricta mente proted imenta l del términ o. Pero enton-
esta instituc ión, en aspecto s sustanc iales y sustant ivos, tendría
que ser otra. Supong amos incluso que una democ racia, tan ces, uno tklw enfrent arse con el dilema : o bien esta educac ión
comple ta, perfect a, etc., como se quiera, nos cae del ciclo: esta de los individ uos es dognuí tica •. autorit aria, heterón oma, y la
democ racia no podrá continu ar m<ís que alguno s afws si ella
no genera individ uos que le corresp onden, que son, en primer 12 Ver mi texto dUdo en la nota 10, s!Jpra. •

2[]0 281
Cornelius Castoriadis El al'ilnce de la insignificancia

supuesta democracia se transfonna en el equivalente político como un «principio contra-fáctico», algo pseudo-transcendental,
de un ritual religioso. O bien los individuos que deben «aplicar entonces es el trabajo pennanente de la institución de la socie-
los procedimientos» -votar, legislar, ejecutar las leyes, gober- dad hacer a los individuos de tal manera que se pueda postular
nar- fueron educados de manera crítica. En este caso, el espí- razonablemente que sus opiniones tienen el mismo peso en el
ritu crítico tiene que ser valorizado, como tal, por la institución terreno político. Una vez más, la cuestión de la paideia aparece
de la sociedad -y la caja de Pandora del cuestionamiento de como esencial.
las instituciones existentes se abre, la democracia vuelve a ser La idea de que se pueda separar el «derecho positivo» y sus
movimiento de auto-institución de la sociedad- es decir un procedimientos de los valores sustantivos es un espejismo. La
nuevo tipo de régimen en el sentido pleno del ténnino. idea de que un régimen democrático pudiera recibir de la his-
Tanto los periodistas como los filósofos políticos que pare- toria, ready made, individuos democráticos que lo hicieran fun-
cen ignorar por completo las largas disputas de la «filosofía del cionar también es un espejismo en la misma medida. Indivi-
derecho•• desde hace dos siglos nos hablan constantemente del duos semejantes no pueden ser fonnados sino en y por la paideia
«Estado de derecho». Pero, si bien el «Estado de derecho» democrática, la cual no crece como una planta, sino que debe
(Rechtsslaal) es otra cosa que el «Estado de ley» (Gesetzstaat) 13, ser un objeto central de las preocupaciones políticas.
lo es sólo en la medida en que va más allá de la simple confor- Los procedimientos democráticos forman una parte, impor-
tante por cierto, pero sólo una parte, de un régimen democrá-
midad con los «procedimientos»: por más que la cuestión de la
tico. Y deben ser realmente d~mocráticos, en su espíritu. En el
justicia se presente y afecte incluso a las reglas jurídicas ya esta-
primer régimen que se pueda llamar, a pesar de todo, demo-
blecidas. Pero la cuestión de la justicia es la cuestión de la polí-
crático, el régimen ateniense, fueron instituidos no como sim-
tica, a partir del momento en que la institución de la sociedad
ple «medio», sino como momento de encarnación y de
dejó de ser sagrada o tradicional. El «reino de la ley», desde ese
facilitación de los procesos que lo realizan. La rotación, el sor-
momento, no puede esquivar la pregunta: ¿qué ley, por qué
teo, la decisión luego de la deliberación de todo el cuerpo po-
esta ley y no otra? Incluso la respuesta ,,formalmente democrá- lítico, las elecciones, los tribunales populares no se apoyaban
tica»: la ley es ley porque es la decisión de la gran mayoría (ob- solamente en el postulado de la capacidad igual de todos para
viamente dejo de lado aquíla cuestión de saber si realmente lo asumir los cargos públicos: eran las piezas de un proceso políti-
es) no puede cerrar la pregunta: ¿y por qué entonces debe ser co educativo, de una paideia activa, tendiente a ejercer, luego a
as!? Si la justificación de la regla de la mayoría es estrictamente desarrollar en todos las capacidades correspondientes y por esa
••procedimental» -por ejemplo, que toda discusión finalmen- vía, a acercar tanto como sea posible la realidad efectiva al pos-
te debe tenninar-, entonces cualquier regla tendría una justi- tulado de la igualdad política.
ficación: tomar la decisión por sorteo, por ejemplo. La regla
mayoritaria sólo puede serjustificada si se admite el igual valor, IV
en el terreno de lo contingente y de lo probable, de las doxae
Las raíces de estas confusiones no son solamente «ideales»,
de individuos libres 14 • Pero si este igual valor no debe quedar
en el sentido que deberían ser buscadas esencialmente o exclusi-
13
vamente en las ,,falsas ideas», como tampoco son «inateriales»,
Desde muchos siglos antes de la Revolución francesa, la monarquía, absoluta o
.. iluminada .. , realizaba en la mayoría de los países de Europa occidental un «Estado
de ley ... uHay jueces en Postdam", replicaba el molinero prusiano a Federico el 14 Es más o menos así como lo justificaba Aristóteles en la Constitución de los
Grande.
atenienses, XLI.
282
283
El a\';HJn ' de /:1 in.,iglliliranci;l
Cunu:Jius Caston';u/is
ción de «neg ati-
' o no, de ini<Tcscs, escnc iahne ntc: defen sivas . Inclu so la cuan tifica
en el senti do de b cxprc si<ín , consc icnl< de reuni rse, de lna-
sionc s se SllllH T- vas» (1. Bcrli n) es inade cuad a. 1':1 dcn:c llo
pulsi ones, posic iones socia les, ele. Dich as conlú no es <<negativo»: su
perío do <<político» nifes tar, de publi car un diari o o un libro
gen en el imag inari o histó rico- socia l del socia l y políti ca y
todo en su car;íc ter ejerc icio form a 1111 comp onen te de la vida
modc r11o, ya en sn prehi stori a pcn> sohrc ment e, efect os impo rtan-
eluci dació n de ello pued e tener , inclu so tiene nece saria
antin ómic o. No es posib le emp rend er la culiz adas por las
<ksp cjar alg111los punt os sa- tes sobre esta. Otra cosa es si pu<'d en ser obsta
aqul. Mt· linlit ;m: a 1111 inten to dt· en los paíse s ricos,
las cuale s este imag i- cond icion es efecti vas o, como actua lmen te
liente s de la cons telac ión de ideas en y por ción políti ca gene-
vuelt as tm[s o meno s l'títilcs por la deser tifica
nario se expre só en la esfer a políti ca. la lucha por la demo cra-
ica es! ;índa r q1w ral. Preci same nte, una parte mayo r de
Com enza n' i11 m celias res. Cono cemo s la cl'lt perm itan a todos
liber tades <<burgue- cia apun ta a insta urar cond iciou cs reale s que
el marx ismo dirig ía a los derec hos y a las proca ment e, esta
haya dicho al respe c- el ejerc icio elect ivo de estos derec hos. Recí
ses» (la cual remo nta, a pesa r de lo que se falaz denu ncia del caníc ter <<form al» ele los derec hos y ele las
tades y de derec hos sim-
to, a Marx 111isn10): se trata ría de liber liber tades <<burgueses» tuvo resul tados catas
trófic os, sirvie ndo
s en inten~s del
plem ente <<formales», estab lecid os lll<~s o meno de tram polín para la insta uraci ón del totali
tarism o lenin ista y
Esos derec hos y esas
capit alism o. Críti ca nuílt iplem ente C1lsa. de panta lla para su conti nuac ión por el estal
inism o.
o, ni fuero n otorg a-
liber tades no surgi eron con el capit alism Estas liber tades y estos derec hos no son enton ces <<forma-
la ¡>rot o-bur guesí a
dos por éste. Reiv indic ados al comi enzo por les»: son parci ales y, en la realiclacl socia l electi
va, esenc ialme n-
cado s, conq uista -
de las comu nas ya en el siglo X, fuero n arran te deli:~nsivos. Por la mism a razón no son
<<negativos». La ex-
lo (en las que no
dos, impu estos por lucha s secul ares del pueb presi ón de l. Berlí n perte nece al conte xto y alleg ado histó rico-
menu do tambi<:n la a la actitu d subya -
sólo las clase s desfa vorec idas, sino muy a socia l al que aludí al comi enzo . Corr espo nde
rtant e). Allí dond e so- s y de los pueb los
pcqu cfla burgu esía, tuvo un pape l impo cente , cuasi -perm anen te, de las socie dade
casi siem pre lilero n pero aquí estam os
lame nte fuero n impo rtado s, por c:jem plo, euro peos (y por ciert o no solam ente ellos,
latin a y el Japó n). al pode r. Cuan do
<ilonos y fr<ígiles (ver los paíse s de Amé rica justa ment e habla ndo de ellos) con respe cto
tades los que· cotTc s- imag inari o milen a-
Lueg o, no son estos derec hos y estas liber por fin. es queb rado , al meno s en parte , el
exige , m;ís bien, la y rdorz aclo aun
pond cn al <<espíritu» del capit alism o: éste rio de la reale za de derec ho divin o (ratil icaclo
a de hierro ele Max vVcbcr. La Dios» ), sigue subsi s-
<Hlc hes/ way de Tayl or o la <~jaul
>>
por el cristi anism o, <<todo pode r viene de
la presu posic ión po- tiend o de todos modo s la repre senta ci6n del
pode r como otro
idea ele que ótos sería n la cmnr apart ida y
ómic o tamb ién es iéndo se a ella. El
lítica s de la comp etenc ia. en el merc ado econ dikr ente de la socie dad, frent e a ella, opon
, ni espo nt:ín co (ver dicie ndo en inglé s),
falsa; éste no es tmis que un mom ento pode r son <<ellos» (us and 1!Jcm, se sigue
se cons idera la ten- en límit es y de
Polan yi) ni perm anen te, del capit alism o. Si en princ ipio es hosti l, se trata de conte nerlo
mon opol io, en el las époc as revol ucio-
denc ia inter na de éste, c;ulm ina en el dcl'c ndcrs c contr a él. No es sino dura nte
s. Tam poco son ia, doll( \e la fi·ase wc che
oligo polio o en las co<~licioúes entre capit alista naria s, en Nuev a Ingla terra o en Franc
alism o (ver tam- un senti do políti co,
éstas un presu pues to dd desar rollo del capit pcop lc, o el t<'nn ino: la Naci ón, adqu iere
Por tíltitn o y sobre nece a la nació n
bi<<n el Japó n o los <<dragones» asi<iticos). dond e se: liccl ara que la sobe ranía perte
COlT cspot Hkn a ras- de su cont enid o
todo, ellas no son en abso luto «form ales» : - frase que por lo demá s sed vacia da
demo c:dti co. Pero . En este conte xto,
gos vitalm ente neces arios ele todo n'gim en rápid alllcn tc medi ante la.<< repre senta ción»
de ('Stc texto , s vien en a ser
son parci ales y, como se indic a al comi enzo se entí( ·J:dc 'l''e los dere chos y liber tade
284 285
Comelius CaslOriadis El avance de la insignificancia

considerados como medios para defenderse contra un Estado caeríamos en el fonnalismo kantiano y en todas las críticas jus-
omnipotente y esencialmente ajeno. tificadas de las cuales Kant fue objeto desde el comienzo. Como
l. Berlín opone a estas libertades «negativas», las únicas se- ya lo he escrito en otra publicación Hi, queremos la libertad a la
gún él aceptables, una idea de la libertad «positiva•• emparenta- vez por ella misma y para hacer algo de ella, para poder hacer
da con la concepción democrática antigua (griega), según la cosas. Sin embargo, una inmensa parte de esas cosas, o bien no
cual todos los ciudadanos deben participar en el poder. Ésta, podemos hacerlas solos, o bien dependen en gran medida de
según él, sería potencialmente totalitaria pues presupondría la la institución global de la sociedad y, generalmente, ocurren
imposición de una concepción positiva, y colectivamente (polí- ambas posibilidades a la vez. Esto implica necesariamente una
ticamente) determinada, del bien común o del vivir bien. Las concepción, aunque fuera mínima, del bien común.
fallas del razonamiento son múltiples. La libertad efectiva {más Es cierto -lo recordé al comienzo del texto- que Berlin
que «positiva») de todos mediante su participación en el poder no creó esta confusión, simplemente la compartió. Ella viene
no implica una mayor concepción del bien común que cual-
de lejos, y por ello es tan necesario disiparla. La distinción que
quier decisión legislativa, gubernamental o inclus~ judicial, to-
hay que restablecer es antigua (y por ello los teóricos moder-
mada por los «representantes», ministros o jueces profesiona-
nos no tienen excusas para olvidarla). Es la que existe entre la
les. Como dije más arriba, no puede haber nunca un sistema de
felicidad, asunto estrictamente privado, y el bien común (o el
derecho, por ejemplo, que sea completamente (o incluso esen-
vivir bien) impensable sin recurrir al dominio público e inclu-
cialmente) Wertfrei, neutro en cuanto a los valores. El recono-
so al público/ptíblico (el poder). Es, en términos diferentes
cimiento de una esfera libre de «actividad privada» -cuales-
pero que enriquecerán la discusión, la que existe entre la
quiera que sean las fronteras- proviene ella misma de la afir-
euclaimonia, la felicidad, que no es eph 'hemin, no depende de
mación de un valor sustantivo y que pretende valer universal-
nosotros, y el eu zein, el vivir-bien, que, en gran parte, depende
mente: es bueno para todos Jos individuos que se muevan libre-
mente en el interior de esferas de actividad privada reconoci- de nosotros, individual y colectivamente (pues depende tanto
das y garantizadas por la ley. La delimitación de estas esferas, el de nuestros actos como de aquello que y aquellos que nos ro-
contenido de las sanciones eventuales de su transgresión por dean, y, a un cierto nivel a la vez más abstracto y más profundo,
otros deben recurrir necesariamente a otra cosa que una con- de las instituciones de la sociedad). Se pueden contraer las dos
cepción formal de la ley, tal como sería fácil de demostrar en distinciones diciendo que la realización del bien connín es la
cualquier sistema de derecho positivo. (Por no tomar más que condición del vivir-bien.
un ejemplo, es imposible definir una escala de gravedad de los ¿Pero quién detennina o define el vivir-bien? Tal vez una de
delitos y de las penas sin <<comparar» entre ellas el valor de la las principales razones de la confusión que rodea la pregunta
vida, de la libertad -prisión-, del dinero, etc.) es que la filosofía pretendió poder dar esta determinación o
En la argumentación de Berlín hallamos implícita otra con- esta definición. Fue así, porque el rol de pensadores de la polí-
fusión: la que existe entre el bien comtín y la felicidad. El fin de tica siempre fue ejercido por filósofos y éstos, por profesión,
la política no es la felicidad, que no puede ser sino un asunto querrían detenninar de una vez por todas una «felicidad» y un
privado 1\ es la libertad o la autonomía individual y colectiva. <<bien conuín» y, si es posible, hacerlos coincidir. En el marco
Pero no puede ser so/amente la autonomía, pues entonces del pensamiento heredado, esta detenninación en efecto no
15Ver el párrafo "~~ices su?jet!va~ _del proyecto revolucionario" en la primera parte Ver mi texto u la polis griega y la creación de la democracia" (1982), retomado en
16
(1964-1965) de m11ibro La mstttuc10n imaginaria de fa Sociedad, Tusquets. Dominios del hombre, Gedisa.
286 287
Gorudiu s C;tstoriac lis
ellas;
<:poca y vez institu idas. Ellos <kline nla m·i,~ntaci<ín de cada una de
podía ser sino univer sal, v;ílida para todos en cualqu ier (por
en una suer- provee n nonna s y criteri os no lúnnal tncntc instittt idos
en cualqu ier lugar y, al mismo tiempo , estable cida así el dik:tio u del kaJou) ; por
filóso- <:jcmplo, los griego s disting uían
te de a priori. Es la raíz del <<error>> de la mayor ía de los tu. Un n:-
el error simétr ico de los tíltimo , ellos sostien en el trah;~jo institu cional cxplíci
((¡s que han escrito sobre la polític a, y os
gimen polític o no puede ser totalm ente agn<ístico en tt'rmin

l.
de esta
otros que, para evitar d absurd o de las consec uencia s lo, el tlcrerh o no ¡me-
modos de valore s (moral es o <:tiros). Por <:jemp
soluci ón -Plató n, por ejemp lo, al legisla r acerca de los y mal
>> socie- de sino expres ar una concep ción conHÍll (o tlomin antc
musica les permi tidos y prohib idos para toda <<buena «mínim o moral>> implic ado por la
ola que bien acepta da) sobre el
dad-, llegaro n a rechaz ar la cuestió n misma , ahand on;índ
vida en socied ad.
al libre arbitri o de cada tmo. va
es la Pero estos valore s, y esta !lloral idad, son creaci ón colecti
No puede haber lilosof ía que ddina pam todos qut: la in-
decisio - anónim a y «espontánea>>. Puede n ser modifi cados b<üo
felicid ad, y sobre todo que quiera impon erla media nte pero ésta tiene
ece a Aa esfera privad a y a la lluenc ia de una acción rd1exi va y delibe rada,
nes polític as. La felicid ad perten as a las
ptíblic a/ptí- que accede r a otras capas ele! ser históri co social distint ,.
esfera privad a/ptíbl ica. No perten ece a la esfera , la
d, conce rnidas por la acción polític a explíci ta. De todas formas 1,
blica como tal. La democ racia, como n:gim en de la liberta del hacer histó-
que se podría volver políti- cuesti ón del bien connín perten ece al domin io
excluy e ciertam ente una «felicidad>> bien
m;ís rico-so cial, no al de la teoría. La conce pción sustan cial del
camen te obliga toria, en sí misma , o en sus <<medios». Pero, te creada , y es ella la que
nto un conHín es cada vez históri ca-soc ialmen
atín, ningu na lilosof ía puede delini1· en ningtí n mome imient o.
polític a puede espera r c¡uc se mautie ne detr;ís de t.odo derech o y ele todo proced
<<bien connín>> sustan tivo, y ningu na en un
17 Esto no nos condu ce al mero «relativismo>> si vivimos
la filosof ía haya clefiniclo semej ante bien para actuar

interro gación est~í penna -
a/ n:gim cn clemoc r;ítico, en el que la
Pero las cuesti ones que se plante an en la es[cra p1Íblic la crea-
puede n ser si- nentem ente abierta efectiv ament e, lo que presup one
ptíblic a (en la legisla ción, en el gobier no) no cap::~ce s de interro garse efectiv amen-
El bien ción social ele individ uos
quiera discut idas sin una visión sobre el bien conHín . bien co-
la felicid ad individ ual y, te. Encon tramo s aquí al menos un compo nente del
connín es a la vez una condic ión de hacer
la socied ad, nHín dcnH><T:ítico, sustan tivo e irrclati vo: la ciudad debe
nds all;í, concie rne a las obras y a las empre sas que a los ciudad anos a deven ir
todo lo que es posibl e para ayuda r
con o sin ldicid ad, quiere ver realiza das. una cowli-
s cfcctiv at!lcttt e aut<Ín omos. Esto es, en prime r lugar,
Esto no con,:ic n'w stílo al ¡·t:gim cn dcmo<-r;ítico. El an:ílisi ciudad
ad puvdc vx ist i si ci<)n de s11 existen cia como ciudad dcmoc r;itica: una
on tolügic o dt •Jllltcst,ra que 11 ingulla socivd
¡· 11
y ciudad ano es aquel que es «ca-
cont- cst;í hecha de ciudad anos, 1111
una ddinic ión, nds o tnenos cierta, de valon~s sustan tivos (Arist< ítcles). Pero eso
de los paz de gober nar y de ser gobern ado»
partido s, de bienes sociale s comun es (los puhlic goods bien-vi vir
de ellos). Estos valore s tambié n es, como ya dije, una condic ión positiv a del
econom istas no son m<ís que u mi parte Y la
cada de cada tillO, que clcpeiÍ de de la <<Calidad» de los otros.
son una parte esenci al de las signifi cacion es imagin arias individ uos a deven ir
r(:aliza ción de este objetiv o: ayutla r a los
sociedad en la cual la
Ciertamente. seria dificil para un filósofo sostener que una pro-
aut<ín omos, la paidci a en la acepta ción m;ís fuerte y nds
17
cual se la practica. Pero, a
filosofía es imposible vate, para él, tanto como otra en la as
del contenido del término funda del tc:rmi n0, es impos ible sin decisi ones polític
menos de que haya una elucidación suplementaría (y larga)
es. Hubo una (al menos
filosofía, ello no define potlticamente a una clase de sociedad ser tomad as en
una ciorta) filosofía en India y en China (para no hablar
del Islam y de la Europa sustan tivas, que, por otra parte, no puede n sino
con mandarinato equivalga
medieval). De ello no surge que una sociedad de castas o todo tipo de n:gime n y de todas maner as.
políticamente a una sociedad democrá lica.
289
288
El av;mce de la insignificancia
Comelius Cascoriadis

La democracia como régimen es entonces a la vez el régi- lugar, salido de un vientre entre millones de otros, aparezca
men que trata de realizar, en la medida de lo posible, la auto- ese pedacito de carne que grita y no otro. Pero ambas, política
nomía individual y colectiva y el bien común tal como esconce- democrática y filosofía, praxis y pensamiento, pueden ayudar-
bido por la colectividad concernida. nos a delimitar, mejor aún: a transformar, la parte enorme de
contingencia que determina nuestra vida, mediante la acción
V libre. Sería ilusorio decir que nos ayudan a «asumir libremen-
El ser humano singular reabsorbido en <<SU» colectividad, te» las circunstancias que nunca tenemos y que nunca podría-
donde no se encuentra, evidentemente, sino por casualidad (el mos elegir. El hecho mismo de que un filósofo pueda pensar y
azar de su nacimiento en tal lugar y en tal tiempo); ese mismo escribir que la libertad es la conciencia de la necesidad (inde-
ser separado de cualquier colectividad, que contempla a la dis- pendientemente de toda consideración sustantiva en cuanto al
tancia la sociedad y que intenta ilusoriatilente tratarla a la vez sentido de esta frase) está condicionada por miríadas innume-
como un artefacto y como un mal necesario: he aquí dos resul- rables de otros hechos contingentes. La simple conciencia de
tados del mismo desconocimiento, el que se despliega sobre la mezcla infinita de contingencia y de necesidad -de contin-
gencia necesaria y de necesidad en última instancia contingen-
dos niveles:
-como desconocimiento de lo que son tanto el ser huma- te- que condiciona lo que somos, lo que hacemos y lo que
no como la sociedad. Es lo que demuestra el análisis de la hu- pensamos, está lejos de ser libertad. Pero es la condición de
manización del ser humano como socialización, y la <<encarna- esta libertad, condición requerida para emprender hícidamen-
ción», materialización de lo social en el individuo; te las acciones que pueden llevarnos a la autonomía efectiva
-como desconocimiento de lo que es la política como crea- tanto en el plano individual como en el plano efectivo.
ción ontológica en general, creación de un tipo de ser que se
da explícitamente, aunque sea en parte, las leyes de su propia
existencia y, al mismo tiempo, como proyecto de autonomía
individual y colectiva.
La política democrática es, en los hechos, la actividad que
intenta reducir, tanto como se pueda, el carácter contingente
de nuestra existencia histórico-social en sus determinaciones
sustantivas. Ni la política dem.ocrática en los hechos, ni la filo-
sofía en las ideas pueden evidentemente suprimir lo que, desde
el punto de vista del ser humano singular e incluso de la huma-
nidad en general, aparece como el azar radical (al que Heideg-
ger apuntaba en parte, pero que limitaba bizarramente al ser
humano singular, con el título de Geworfenlleit, derrelicción o
el ser-arrojado al mundo) que hace que haya ser, que ese ser se
manifieste como un mundo, que en ese mundo haya vida, en
esta vida una especie humana, en esta especie tal fonnación
histórico-social, que en esta formación, en tal momento Yen tal
290 291
J-:1 avaurc ele loa iruiguilic:uJci•a

Libros en íi·ann~s y en castellano de Cornelius Cast01iadis

La Sociedad IJumcnftica
Tomo l. Las relaciones de Producción en Rusia.
Tomo 11. La revolución contra la Burocracia.
Editions 10/18, París, 1973.
Ed. castellana: Tusquets Editores, Barcelona, 1976.

La Experiencia del Movimiento Obrero


Tomo l. Cómo luchar.
Tomo Il. Proletariado y Organización.
Editions 10/18, París, 1974.
Ed. castellana: Tusquets Editores, Barcelona, 1979.

La Instiwción Imaginaria de la Sociedad


Le Seuil, París, 1975.
Ed. castellana: En dos volúmenes: «Marxismo y Teoría Re-
volucionaria» Tomo I (1983), y <<El Imaginario Social y la so-
ciedad» (1989).

Les Garrd(mn du LalJyrintlu:


París, 1978.
Ed. Castellana: Dos extensos artículos sobre psicoanálisis:
«Epilcgómenos a una teoría del alma» y <<Psicoanálisis, Proyec-
to y Elucidacióu>>, editados en Argentina en un pequei'io volu-
men -cou el título del segundo artículo- por Editorial Nue-
va Visión, Buenos Aires, 1992.

01pitalisme .Modeme et R.evolurion


Tomo I: L'imperialisme et la guerre.
Tomo II: Le mouvement revolutionnaire sous le capitalisme
moderne.
Editions 10/18, París, 1979.
Ed. Castellana: Ed. Ruedo Ibúico, Madrid, 1970. (Como
autor figura <<Paul Cardan>> -es decir el seudónimo de C. Cas-
toriadis con el que se publicaron originalmente los artículos en
<<Socialisuh: uu Barbarie>>.)

Le Cm11cnu du Socia/isme
Editiolls 10/1H, París, 1979.
293
Cornelius Castoriadis

La Societé Fran~aise Índice


Editions 10/18, París, 1979.
Introducción ..................................................................... .
7
De la Ecología a la Autonomía
En colaboración con D. Cohn-Bendit Kairos
Le Seuil, París, 1981.
Capítulo I: La crisis de las sociedades occidentaks...... 17
Ante la Guerra*
Tomo 1: Las realidades. Capítulo II: Los movimientos de los años sesenta............... :~5
Fayard, París, 1981.
Ed. Castellana: Tusquets Editores, Barcelona, 1986.
Capítulo III: Marxismo-leninismo: la pulverización........... -!9
Dominios del Hombre. Encrucijadas del Laberinto
Capítulo IV: Entre el vacío occidental y el mito árabe....... 65
Le Senil, París, 1986.
Ed. Castellana: Gedisa, Barcelona, 1988.
Capítulo V: El deterioro de Occidente................................ 75
El Mundo Fragmentado. Encrucijadas del Laberinto III
Capítulo VI: El avance la insignificancia.............................. 103
Le Seuil, París, 1990. ·
Ed. Castellana: Altamira, BUenos Aires, 1993. (Esta edición
Koinónia
no incluye el artículo «El estado del sujeto hoy», pn~viat~ente
publicado el el volumen «Psicoanálisis, Proyecto y EluCidaciÓn>>.)
Capítulo VII: Antropología, filosofía, política...................... 1:H
Lógica Imaginación y Reflexión . .
Importante artículo incluido en el volumen colectivo «Cien- Capítulo VIII: La crisis del proceso identificatorio.......... ... 1!l5
cia e Inconsciente».
Dunod, París, 1991. Capítulo IX: Freud, la sociedad, la historia......................... 173
Ed. Castellana: A.lnorrortu Editores, Buenos Aires, 1993.
Polis
El Avance de la Insignificancia. Encrucijadas del Laberinto W.
Le Seuil, París, 1996. Capítulo X: Imaginario político griego y moderno............ 195

Faire et a Faire. Carrefour du Labyrintlle V. Capítulo XI: La democracia ateniense: falsas


Volumen en preparación, con fecha de aparición estimada y verdaderas cuestiones.................................... 223
para la primera mitad de 1997, Le Seuil.
Ed. Castellana: Eudeba (En preparación.) Capítulo XII: La cultura en una sociedad democrática...... 2:~7

Capítulo XIII: La miseria de la Ética................................... 251

Capítulo XIV: La democracia como procedimiento


y como' régimen .......................................... 267

295
294
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C. Castoriadis

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