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En foto, el petrolero en el estrecho de Gibraltar, este jueves, antes de su liberación. En vídeo, el Ministro de Asuntos
Exteriores habla sobre el petrolero. FOTO Y VIDEO: REUTERS
El buque, que transporta 2,1 millones de barriles de petróleo con un valor estimado de 125
millones de euros, tenía como destino la refinería siria de Baniyas, pero fue capturado el 4
de julio por la policía de Gibraltar y fuerzas especiales británicas. El arresto abrió una crisis
diplomática entre Teherán y Londres.
Los iraníes insistían en que el buque siguiera su ruta y, dos semanas después del bloqueo,
capturaron en el estrecho de Ormuz el petrolero británico Stena Impero, que sigue en manos
de Irán. "Para la liberación del barco infractor británico, que cometió tres violaciones
marítimas tenemos que esperar la orden judicial", ha señalado este lunes el portavoz iraní.
El pasado jueves, la Corte gibraltareña levantó la orden de detención del navío, al entender
que las autoridades iraníes ofrecían garantías de que su carga no iría a Siria y, por tanto, no
violaría el embargo de la UE a Siria. EE UU presentó ese día una demanda de asistencia
judicial para reclamar la inmovilización del buque y la incautación de su carga, que fue
desestimada por los tribunales de la colonia. Argüían los estadounidenses que el petrolero
tenía intención de asistir a la Guardia Revolucionaria de Siria, que Washington considera un
grupo terrorista, pero Gibraltar respondió que las sanciones de EE UU contra el régimen de
Al Asad no tienen aplicación en la legislación británica.