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Trabajo Práctico N°1

Institución: Escuela Normal Superior “Osvaldo Magnasco”

Carrera: Profesorado de Educación Inicial

Ciclo lectivo: 2019

Curso: Segundo año

Disciplina: Historia Social y Política Argentina y Latinoamericana

Profesora: Añaia, Myrna

Alumnas: Hereñú Micaela


Introducción:

En el presente trabajo se abordarán los siguientes procesos históricos de descubrimiento,


exploración y colonización del actual continente América, así como también la actual
nación argentina, la provincia de Entre Ríos y la ciudad de Victoria. Abarcando en su
desarrollo las diversas culturas que habitaron dichos territorios, ahondando en sus
costumbres, creencias, su localización, distribución y organización social. También se
encuentran detallados los mapas en donde se puede observar las rutas de conquista y
procedencia de los colonos. El desarrollo de dicha investigación inicia con los mapas
respectivos a la exploración y asentamiento de cada territorio mencionado anteriormente,
continua con las caracterizaciones de cada cultura aborigen del territorio nacional, para
luego proseguir con una clasificación según la región, con sus respectivos mapas
referenciales. Al final se profundiza en la historia local, mencionando algunos lugares
históricos con imágenes adjuntas.
Parte 1:

Objetivos:

 Analizar bibliografía especifica.


 Indagar y recopilar datos en fuentes primarias y secundarias.
 Confeccionar un informe referido a los temas indicados.
 Presentar el trabajo práctico acorde a las pautas establecidas.
 Trabajar en forma grupal y colaborativa para la concreción del mismo.
 Indicar el título que integre los procesos abordados.

Consignas:

1. Confeccionar un mapa histórico en el que conste el proceso de descubrimiento,


exploración, conquista y colonización de Argentina y Entre Ríos.
2. Investigar sobre los pueblos originarios:
a) Localizar en el espacio nacional, provincial y local.
b) Las características de organización social, política y económica y la
cosmovisión del mundo y expresiones artísticas de los pueblos originarios de
Argentina, Entre Ríos y Victoria.
c) ¿Por qué el Cerro de La Matanza y el Quinto Cuartel son sitios con significación
histórica-patrimonial a nivel local? Adjunta imágenes.
Resolución:
1) Referencias:

 Mapa A: Viajes de exploración y descubrimiento de América.


 Mapa B: Conquista y colonización de Argentina.
 Mapa C: Primeras exploraciones y corrientes colonizadoras de Entre Ríos.

2)

A- Referencias:

 Mapa D: Primeros pueblos originarios de Argentina.


 Mapa E: Primeros pueblos originarios de Entre Ríos.
 Mapa F: Primeros pueblos originarios de Victoria.

B- Pueblos originarios de Argentina

Las primeras tribus de cazadores de origen asiático llegaron a América a través del
Estrecho de Bering hace unos 30.000 años aproximadamente, en tanto que su arribo al
actual territorio argentino se considera producto de migraciones internas ocurridas hace
18.000 años.

Estos pueblos se asentaron en dos regiones: la montaña y la llanura. Con respecto al


primer hábitat, los testimonios más antiguos con que se cuenta son los rastros de núcleos
poblacionales que datan hace 8.000 años en Ayamapatin (provincia de Córdoba) e Inti
Huasi (provincia de San Luis). Vestigios hay también de otra cultura antigua en Tafí
(provincia de Tucumán), de pueblos que trabajaron la piedra y la cerámica. Más recientes
resulta la civilización de la Aguada (territorio comprendido por las provincias de San Juan,
La Rioja y Catamarca), cuyos pobladores se dedicaban al cultivo del maíz y al trabajo en
bronce y cuyo desarrollo se ubica entre los años 800 a 650.

En cuanto a los asentamientos de llanura, se registra la presencia de un núcleo


poblacional en Tandil (provincia de Buenos Aires), de aproximadamente 6000 años de
antigüedad, cuyo habitantes trabajaban la piedra y la cerámica. En el litoral, iguales
vestigios dan cuenta de la llamada Cultura del Alto Paraná, de la misma data.

En el extremo sur y los canales fueguinos se considera la llegada de los primeros


hombres hace 6000 años, los que habitaban en viviendas circulares semienterradas,
vivían de la caza y la pesca, empleaban botes y arpones para la caza de mamíferos
marinos y recolectaban moluscos.

Con la llegada de los conquistadores españoles los pueblos indígenas vieron truncadas
sus posibilidades de desarrollo cultural.
Dónde vivían:

En el Noroeste
La cultura diaguita fue la más compleja y numerosa de las poblaciones indígenas.
Aproximadamente unos 200.000 habitantes conformaban su población a la llegada de los
conquistadores. Eran expertos agricultores que habían desarrollado canales de riego para
sus plantaciones de maíz, zapallo y porotos. Adoraban al sol, el trueno y el relámpago.
Tenían jefaturas similares a los cacicazgos y sus familias eran monogámicas.

En las Sierras
En la zona de las Sierras centrales estaban asentados los comechingones y los
sanavirones. Vivian de la caza, la recolección y la pesca; cosechaban maíz, porotos y
zapallos. Practicaban el culto al sol y la luna

En Cuyo y Neuquén.
La cultura de los Huarpes ocupo las actuales provincias de San Juan, San Luis y
Mendoza. Eran agricultores, cosechaban maíz y cazaban guanacos y ñandúes. Trabajan
la cerámica y creían en la existencia de un ser supremo.
La cultura pehuenche caracterizo a la zona de Neuquén. Sus habitantes vivían de la caza
y la recolección, se agrupaban en clanes familiares y creían en un ser supremo que
moraba más allá del mar.

En La Pampa y la Patagonia
Fue habitada por los querandíes y los araucanos provenientes del Chile actual.
Los tehuelches y los onas ocupaban el Sur, en tanto que en la zona central se hallaban
asentados los pampas. Todos estos pueblos tenían características comunes: vivían de la
caza de liebres, zorros, ñandúes y de la pesca. Tenían asimismo un grado importante de
organización social que les permitía convivir agrupados, bajo el liderazgo de un cacique

En el Gran Chaco
Esta región era habitada por tobas, mocovíes y abipones. Eran básicamente cazadores y
recolectores. Estaban integrados en un sistema social de clanes, liderados por un
cacique. La estructura social era de carácter monogámico pero a los jefes les estaba
permitida la poligamia

En el Litoral
En esta zona predomino la cultura Guaraní, fruto de un pueblo de mansos agricultores.
Vivian en grandes casas donde se alojaban varias familias. Creían en la tierra sin mal,
una suerte de paraíso perdido, al que regresarían algún día.
Características de cada pueblo originario:

Región del Noroeste:

Diaguitas: conocidos también con el nombre de “Calchaquíes”, se asentaron en el


corazón del Noroeste, en los actuales valles de Catamarca, La Rioja y Salta, actual región
del Noroeste.
La familia era un poco más numerosa ya que estaba compuesta por cuatro o cinco
personas. La poligamia era solo para aquellos que contaban con muy buenos recursos
económicos, por lo tanto la mayoría era monógamo, solo los caciques y los nobles
poseían varias esposas.
Fueron excelentes artistas de la cerámica, cada familia fabricaba sus ollas, cantaros y
vasijas. Su vestimenta era la típica ropa andina, una especie de camiseta que llegaba
hasta los tobillos, en ocasiones usaban adornos de metal y de huesos, el calzado típico
eran las ojotas y adornaban sus cabezas, de palo largo y trenzado con tocados.
Estos construían sus viviendas basándose en el rectángulo, el material era de piedra,
dispuesta en forma de pirca, es decir por ajuste, sin cemento. No tenían ventanas, y el
techo generalmente era de paja.
Era uno de los pueblos más guerreros del Noroeste. Las armas que más usaban eran el
arco y la flecha. Ante la invasión española realizaron coaliciones muy numerosas.
Carecían de un gobierno único permanente, tenían fuertes jefaturas hereditarias que
ejercían su poder sobre varias comunidades. Sus caciques llegaban al poder por
sucesión; a los padres suceden sus hijos o sus hermanos, lo que implicaría la existencia
de una verdadera casta gobernante. La autoridad del cacique era absoluta, preferían la
muerte a la pérdida de su autoridad plena.
Fueron uno de los pueblos de mayor desarrollo económico de la región. Conocían
elevadas técnicas de los incas, de los cuales aprendieron a cultivar en terrazas,
aprovechando de este modo las laderas de las montañas donde vivían para producir
maíz, papa, zapallo, quínoa, porotos, etc. La aridez del terreno era contrarrestada con el
riego artificial, construyendo para ello excelentes canales y acequias, técnica también
tomada de los incaicos.
Practicaban la recolección de la algarroba, que les servía de alimento y con la cual
elaboraban bebidas alcohólicas, como la chicha y la aloja. Lograda la domesticación de la
llama, aprovecharon al máximo lo producido por este animal, que constituía una parte
importante de la economía diaguita.

Como visión del mundo: Como cultura andina, eran adoradores del sol, el trueno y el
relámpago. Tenían sacerdotes especiales, “magos” o “hechiceros”
Cada pueblo tenía un sacerdote “chamánico” que se encargaba de los ritos, las
ceremonias religiosas y la salud de la población. Creían en la inmortalidad del alma aun
cuando desdeñaban la antigüedad y la profundidad de esas mismas creencias. La
ceremonia del entierro duraba ocho días y luego se quemaba la casa para impedir su
regreso. Como para ellos solo existía la muerte violenta, todo fallecimiento se suponía
provocado. La creencia en el mas allá se reflejaba en todo un ciclo de ceremonia
relacionada con la muerte, desde el entierro en “posición ritual” hasta la elaboración de
sepulturas pircadas acompañando al muerto con su ajuar funeraria. Los adultos eran
enterrados en cámaras pircadas o directamente en la tierra, salvo en algunos casos que
se le enterró en urna a la manera de los niños

Atacamas: También denominados por los españoles “apatamas”. Es uno de los pueblos
originarios de la región norte de Argentina, en provincias como Salta y Jujuy, que
practicaron la agricultura y la ganadería. Es sin duda uno de los pueblos más laborioso,
desarrolladores y criadores de sus propias construcciones a base de paja y barro.
Vivian en habitaciones rectangulares pequeñas, construidas de piedras, con techo a un
agua de paja y barro, por el cual entraban con escaleras de mano. Las construcciones
mayores eran con fines ceremoniales. El patrón de asentamiento era por un lado el
poblado y por otro las defensas.
Utilizaban la deformación craneana y dentaria, su vestimenta era la túnica corta. Solian
vestir varias formas de gorros, mantas y ponchos adornados con motivos geométricos,
calzaban ojotas de cuero y pajas trenzadas. Completaban su estética con collares,
prendedores y vinchas.
Desarrollaron una importante artesanía en cerámica y fueron el primer pueblo que
comenzó a utilizar el mineral de cobre que extraían de Chuquicamata y el oro de Inca
Huasi.
La industria del labrado de la madera estaba muy desarrollada, son famosas las “tablillas
y ofrendas” para tomar rape y narcóticos por la nariz, con un mango labrado finamente
con figuras humanas y animales e incrustaciones de malaquita. Fue un pueblo agricultor y
ganadero. Como el agua era escaza en las regiones donde estaban asentados, lograron
construir un sistema especial de terrazas con el fin de optimizar su utilización, así
aprovechando la escaza agua recibida y evitar el arrastre de la capa del suelo orgánico y
fértil. Su cultivo fueron variados: verduras, tabacos, tunas, maíz y sobre todo papas y
quínoas. Abonaban su cultivo con el guano de las aves de la costa, el que transportaban
al lomo de llamas.
Guardaban sus cosechas en las concavidades de las barrancas, que tapiaban. Quedan
vestigios del muy elaborado instrumental hachas, palos cavadores, cucharas, ollas,
azadones.
Criaban llamas y alpacas por su carne, su lana y como medio de carga y transporte.
La sal era uno de sus recursos más importantes. Lo comerciaban por las cerámicas del
área diaguita y peruana y por valvas de moluscos del Pacifico a través de la puna chilena.
Creencias: Creían en la vida después de la muerte, por eso colocaban a sus difuntos con
todas sus pertenencias en grutas naturales que cerraban con piedras. Además
practicaban sacrificios humanos.
Es muy común escuchar que durante ciertas ceremonias religiosas muchos pueblos
originarios usaron drogas alucinógenas, pues estas servían para curar el alma y, así
mismo, podían usarse para incrementar las potencias durante las guerras.

Humahuacas: Se ubicaban en la cuenca de los ríos Grande, Lavayen, San Francisco


(Jujuy); Zenta, Iruya, Lipeo, Bermejo (Salta); Tarija y Bermejo (Bolivia). El epicentro era la
Quebrada de Humahuaca. Los primeros cronistas lo denominaron como omaguacas,
humahuacas o humaguacas; que significaría “cabeza de tesoro” o “jefe sagrado”
Las características geográficas difieren de sur a norte; el sur tiene un clima subtropical
con buen régimen de lluvia y vegetación, en tanto que el norte es de gran sequedad y con
características similares a la Puna. Al norte y el oeste colindaban con los Atacamas, al sur
con los Diaguitas, por el este se desprendía desde el chaco la belicosa comunidad
guaraní de los Chiriguanos.
Su aspecto físico era de estatura baja, practicaban la deformación craneana del tipo
“tabular oblicuo”. Vestían camisa que sobrepasaban las rodillas en los hombres y llegaba
al tobillo en las mujeres. Ponchos, mantas y cinturones también eran comunes,
confeccionadas en lana de vicuña o llama, teñidos con vivos colores y decorados con
dibujos geométricos. Calzaban ojotas, hechas con cuero crudo de llama, la que ataban al
pie con tientos del mismo material. Usaban como adorno, collares, anillos, brazaletes, y
pectorales, hechos en metal o en lapislázuli y malaquita.
Sus viviendas eran de piedra, y de forma rectangular, con techos de barro y paja a una
sola agua. No poseían ventanas y tenían una sola entrada estrecha. Era un pueblo
esencialmente agricultor, su principal cultivo era el maíz, y en menor proporción la papa y
quínoa. La rotura del suelo se realizaba con un arado puntual y manual llamado
“chakitaklia”, con el cual el simple golpe sobre la tierra y una inclinación correcta, permite
la siembra conservando intacto el resto del suelo. Construían andenes de cultivas y
sistemas de irrigación a la manera incaica.
Guardaban la cosecha en “silos de piedra”. Molían los granos en morteros. Recolectaban
la algarroba, domesticaron la llama y practicaban la caza del guanaco y el ñandú.
Su producción ceramista era de regular cantidad, presentaba del fondo rojo con
decoraciones en negro. Aunque las formas eran predominantemente pequeñas,
elaboraban grandes cántaros de forma redonda y los llamados “vasos-timbales” con
reminiscencias de la cultura de Tihuanaco, con profusa decoración geométrica. En Tilcara
las producciones tienen gran influencia incaica.
Eran hábiles metalúrgicos, trabajaron el cobre, el estaño, la plata y el oro. Fundian el
bronce, con el que hacían armas y otros instrumentos. Tenian un buen desarrollo en la
industria textil. Se han encontrado instrumentos musicales, como flautas, cornetas y
cascabeles.
Las decisiones parciales estaban a cargo de un cacique y todas ellas a su vez respondían
al cacique general de los omaguacas. El cacique además de ser el jefe político-militar,
también tenía carácter religioso. Eran bravos guerreros, se dice que sus rivales les tenían
pánico, ya que cortaban las cabezas de sus enemigos y las colocaban como adornos y
advertencia.
Cosmovisión: Solo encontramos vestigios en su funeraria que era elaborada. El hallazgo
de deformaciones craneanas puede señalar la posibilidad de un culto de los cráneos,
asociados a la existencia de cráneos-trofeo. Entre los omaguacas la deformación ritual
era una costumbre importante, practicándose la de tipo “tabular oblicuo”, es decir
colocando maderas que presionaban los huesos frontal y occipital. La coca, sumamente
valorada, acompañaba al muerto en su viaje final, generalmente sepultado en los
interiores de las viviendas. Hubo enterramientos de niños en urnas.
Capayanes: Habitan desde el límite de La Rioja y Catamarca hasta el rio Jachal, en San
Juan. Al oeste los limitaba la cordillera de Los Andes y al este llegaron hasta el límite
entre las provincias Tucumán y Catamarca.
Eran un pueblo de agricultores, cultivaban maíz, zapallo y quínoa en campos irrigados
artificialmente, ya que habían aprendido de los incas a construir canales de riego, algunos
de los cuales llegaron a tener más de doce kilómetros de largo. También realizaban
depósitos semisubterraneos para almacenar el producto de sus cosechas.
La influencia incaica también se manifestó en su vestimenta, de tejido de lana de llama y
guanacos, y en la metalurgia del cobre y del oro.
Construían sus viviendas con barro y adobe al pie de un gran árbol, cuya copa servían de
techo.
Hacían tinajas de cerámica, pero su especialidad fueron la pipa de barro, cuya cazoleta
tenia forma de cabeza humana.
Los mismos quedaron extinguidos a fines del siglo XVIII.

Chiriguanos: Estos habitaban el Chaco occidental y las provincias de Salta y Jujuy.


Esta cultura baso su economía en la agricultura, cultivando maíz, porotos, calabazas,
mandiocas dulces, sorgos, melones y algunas frutas. Para almacenar las cosechas
construían graneros sobre pilotes.
Tenían caciques con poder casi absoluto; algunos gobernaban una aldea, y otros
gobernaban varias. El cacicazgo era hereditario y, además de gobernantes, eran jueces,
jefes de guerra y únicos poseedores de la tierra.

Lules: Originalmente ocupaban la zona abarcada por los Matacos (Chaco y Formosa),
pero estos los desplazaron al noroeste de Santiago del Estero, Norte de Tucumán y sur
de Salta.
Se dividían en esistiné, toquistiné, oristiné, axostiné, tamboriné, guaxastiné y casutiné
Eran altos esbeltos, se alimentaban de productos de la caza y de la venta,
complementando estas actividades con la recolección de frutos del algarrobo y con miel
de abejas silvestres. Esta ultima la obtenían haciendo un agujero en el árbol con una cuña
por donde extraían los panales sin ninguna preocupación. Sus armas eran arcos, flechas,
macanas y dardos.
Eran nómadas, pero el contacto con otras culturas de la región provoco la incorporación
de la agricultura sin abandonar sus actividades de caza y recolección. No usaban técnicas
de riego, cavaban pozos para encontrar agua o esperaban la temporada de lluvias.
A medida que fueron practicando la agricultura comenzaron asentarse en poblados
formados con chozas rodeadas de empalizadas con postes labrados y pintados.
Debido al clima templado de la zona que habitaban, se desplazaban prácticamente
desnudos. Solo usaban una maneja de hilo como cinturón, del que colgaban por delante
plumas de ñandú. Las mujeres lucían el mismo cinturón con un delantal del hilo de
caraguatá. Llevaban pelo largo que solo cortaban cuando estaban de duelo. Para
ocasiones especiales se tatuaban el cuerpo.
Para casarse, los varones elegían directamente a la mujer, sin pedir permiso a sus
padres.
Daban gran importancia a la figura del chaman, quien curaba las enfermedades.
Una de las formas de curar consistía en hacer sangrar al enfermo por la zona dolorida
para extraer la mala sangre que creían que era ocasionada por un ayacuá (espíritu).
Para invocar a la lluvia el chamán aspiraba por la nariz el polvo del cebil y cuando ya
estaba en trance, bailaba y cantaba pidiendo a gritos la llegada de la lluvia.
La fiesta más importante era la Fiesta del Diablo, cuyo objetivo era ahuyentar a los males.
Duraba quince días, durante los cuales cantaban y bebían hasta caer en un profundo
sueño, y al día siguiente continuaban con la celebración.

Vilelas : Vecinos de los Lules y culturalmente emparentados, se diferenciaban de estos


porque adquirieron, muy anteriormente, hábitos sedentarios con una agricultura incipiente
y cría de animales. Cultivaban maíz, porotos y zapallos. De costumbres más pacíficas, le
gustaba la música y la danza.
Se subdividían en Chunupí, pazaine, atalala, omoampa, yeconoampa, vacaa, chole, ipa y
yooc o guamalca.
Sus viviendas eran grandes chozas colectivas, vivía una gran familia. Sus armas eran el
arco, la flecha y la macana. Criaban ovejas y tejían sus lanas para confeccionar sus
vestimentas. Los caciques eran hereditarios, y daba gran importancia al brujo, que se
vestía con pieles y plumas.

Kollas: Constituían una etnia reciente, resultado de la síntesis entre Diaguitas,


Humahuaca, Apatamas y grupos Quechua y Aymará procedentes de Bolivia. En la
actualidad se estima que en la Puna Argentina existe una población 170.000 Kollas.
La cultura no es estrictamente indígena, sino mestiza, lo cual permite ubicarla en el
campo aborigen por su historia cultural y su inserción en el contexto regional y nacional.
Son pequeños agricultores de alfalfa, papa, maíz y criadores de oveja, cabra y llamas.
Su organización comunitaria estaba basada en la familia numerosa. Tenían tradiciones
como la minga (entre todos cosechaban lo de cada uno), el serviñakuy o prueba de
pareja, la marcación de animales, el descanso de viajeros, kacharpaya (carnaval),
corpachada (dar de comer a la tierra) y practicaban rituales vinculados al culto de la
pachamama.
Sus instrumentos musicales eran la quena, anata siku, erke, y erkencho.
Una de sus costumbres era masticar hoja de coca, que ayuda a evitar el “apunamiento”, y
utilizaban una hierba llamada cebil, que los sumía en estado de trance para realizar
rituales colectivos, curas chamánicas, y para tener valor y fuerza antes de un combate.

REGION CHAQUEÑA:

Guaycurúes: Eran un grupo de pueblos indígenas que compartían características


lingüísticas y culturales. Ellos se dividían en abipones, mbayaes, payaguaes, mocovíes,
tobas y pilagaes. Los tobas se distribuyeron a lo largo de los ríos Bermejo y Pilcomayo;
los mocovíes y abipones ocuparon el norte de Santa Fe, nordeste de Santiago del Estero
y sudoeste del Chaco; y los pilagás habitaron el Chaco Central.
Eran altos, de fuerte contextura física. Se vestían con pieles de nutrias, mocasines; y
como adornos llevaban vinchas y se tatuaban el rostro. Utilizaban como abrigo un
quillango de piel.
Fueron excelentes cazadores y recolectores. Recogían los frutos de algarrobo, chañar,
mistol, higos de tuna, ananá silvestres y porotos; y las raíces de las totoras. Sus presas
de caza eran el tapir, el pecarí, venados y ñandúes. Construían pequeños diques
artificiales en los que pescaban con arpones y redes. Los peces que no consumían eran
secados al sol y ahumados.
La actividad hortícola y la recolección de los frutos eran tareas de las mujeres, quienes
bordaban lo recolectado en bolsas de cueros de pecarí o de caraguata.
Los hombres se dedicaban a la caza, armados con arco, flechas, lanzas y red. Sus
técnicas eran el incendio de los terrenos, para acorralar a los animales, y el camuflaje,
que consistía en cubrirse el cuerpo con ramas y plumas para poder acercarse al animal y
flecharlo. Obtenían el fuego mediante el sistema de giración. Tejían la fibra del caraguata,
su alfarería fue rudimentaria y solo hacían los objetos necesarios para uso necesario.
Sus viviendas eran chozas con forma de media naranja, con armazón de ramas y techo
de paja, de alrededor de dos metros de altura, agrupadas formando poblados.
Su organización social se basaba en la familia, en la cual el matrimonio era arreglado por
convenio o por compra de la novia y era fácilmente disoluble. Eran monógamos, aunque
toleraron la poligamia entre los caciques.
Las tribus estaban comandadas por caciques que tenían autoridad política y religiosa. Era
un cargo hereditario siempre y cuando el hijo mayor de éste se destacara como orador y
herrero. El cacique no tenía poderes absolutos, solo podía dar órdenes en caso de guerra
y estaba asistido por un consejo formado por los ancianos de la tribu que podía llegar a
destituirlo si no lo consideraban apto.
Como accesorio usaban el peto protector hecho de cuero vacuno y la espuela para
aguijonear el animal, hecha de madera.
Su religión era el animismo, con gran componente mágico. Creían que existían espíritus
del agua, de los animales y de todos los elementos de la naturaleza.
Los muertos eran colocados en una postura plegada, envuelto en una red o en un cuero,
y luego eran enterrados en una fosa junto a sus afectos personales. El toldo y demás
pertenecía del difunto se destruían, la viuda se recluía y ayunaba durante un tiempo, y
nunca más podía pronunciar el nombre del difunto.

Tobas: Estos habitaban casi toda la provincia de Formosa. A partir del siglo XVII
adoptaron el caballo, dejaron sus hábitos sedentarios y se convirtieron en nómadas
montados. Según el lugar donde habitaban adaptaron diferentes nombres: Los que
habitaban el Chaco paraguayo eran denominados “Los Tobasmini”, y los que habitaban la
región Argentina eran “Los Tobas-Guazú”.
Las tribus se organizaban en tribus o bandas de alrededor de cien personas, dirigidas por
un cacique asistido por un consejo de ancianos. La tierra era propiedad común y cada
tribu tenía un territorio de caza. Eran monogámico y acostumbraban a entregar un dote en
el momento del casamiento. Además eran animistas, creían que los animales y objetos
estaban habitados por distintos espíritus, y usaban la magia para curar enfermedades.
Su principal actividad era la recolección de frutos, según la región que habitaban,
recolectaban el algarrobo, chañar, mistol, tusca y mollie; a veces el higo de tuna, ananás
silvestres, porotos del monte, cogollos de palmeras y algunas raíces. También se
dedicaban a la pesca y a la caza.
El valor del tiempo estaba basado fundamentalmente en el “calendario celestial”, que
establecía el paso de las estaciones, las señalaban siguiendo la orientación de las
primeras estrellas. En su mundo religioso, el calendario comenzaba en junio con la
primera salida de las estrellas.
Esta cultura estaba plagada de mitos, la mayoría de ellos relacionados con la naturaleza,
algunos de ellos son: “El hombre de ataño”, “Aparecieron las mujeres”, “Volvieron las
mujeres”, “Captura entre mujeres”, “Las mujeres caníbales”, “Los hombres obtuvieron el
fuego y pacificaron a las mujeres” y “Hogar”.

Abipones: Estos habitaban la ribera norte del rio Bermejo y se dividían en tres grupos:
Rikahé (gente de campo), Nikaigeeterhé (gente del bosque) y Jaaukanigá o Yaaukanigá
(gente del agua).
Eran conocidos como los “frentones”, ya que se afeitaban el cabello hasta la mitad de la
cabeza.
Los varones se tatuaban los cuerpos con díselos complejos que iban completando a lo
largo de su vida, mientras las mujeres se tatuaban para los rituales de iniciación,
cubriendo todo el rostro con diseños elaborados.
Eran cazadores de avestruces, tapires, venados, pecaríes y tatúes; también recolectaban
hierbas y frutos.
La llegada del caballo cambio los hábitos, incrementando sus instintos guerreros, y
comenzaron a atacar a las tribus vecinas luego a los asentamientos blancos.

Mocovies: Habitaban la zona de Santiago del Estero y eran tan belicosos como los
abipones.
A comienzo del siglo XVII se radicaron en el sur del Gran Chaco y sus ataques se
dirigieron hacia Santa Fe.
Estos acostumbraban a comer langostas, cuanto más pequeñas mejor. Estas eran una
plaga, los indios mataban las más grandes ensartándolas con una vara, y guardaban las
pequeñas vasijas de barro. Al llegar a la aldea las colocaban en un recipiente con poca
agua, hasta que se convertían en una especie de pastas que posteriormente calentaban.
Otra costumbre era la cacería de los pecaríes, los cuales eran acorralados con la ayuda
de los perros luego ultimados a golpes de macana. Eran expertos cazadores y pescaban,
las armas utilizadas para la caza eran por lo general el arco, la red y la flecha, además la
lanza y la macana. La caza se efectuaba en forma individual o colectiva, en toda familia
había un individuo dedicado a esta actividad. La pesca ocupaba un lugar importante en la
economía, también vivían de la recolección. Se organizaban en grupos de familias
emparentadas que se desplazaban para realizar actividades de caza y recolección.
Cuando llegaba el tiempo de maduración de los principales frutos del monte, los grupos
tendían a reunirse, para realizar intercambios matrimoniales, actividades rituales y festivas
y consolidar liderazgos.
La valentía era un valor muy preciado y motivo de orgullo. Los bravos recibían todos los
privilegios y los forasteros conocían su valor porque tenían delante de sus chozas las
cabezas de sus enemigos muertos. Iban a la guerra por motivos económicos, para
obtener ganados y esclavos, por venganza, para cobrar un ataque sorprendiendo a los
enemigos a quienes tomaban como prisioneros; y por gloria personal, ya que vencer a un
enemigo poderoso daba gran prestigio en la tribu.
Físicamente eran musculosos y de estatura promedio 1,64 cm, acostumbraban a
horadarse los lóbulos de las orejas con adornos diversos, gustando también de adornos
labiales o “tambeta”.
El armazón de las viviendas consistía en ramas enconadas que se cubrían con paja
dejando un espacio abierto para la entrada. Posteriormente se adopta el caballete como
elemento principal sobre el cual se asentaban el ramaje o la paja. La alfarería estaba
difundida entre los Mocovies. Las mujeres, generalmente, eran las encargadas de esta
tarea. Empleaban el procedimiento del rodete en espiral, fabricaban piezas de formas
subglobular de amplio cuerpo y cuello, con dos asas pequeñas por donde pasaba el hilo
que servía de sostén.
Creencias: Admitían la existencia de un ser supremo a esta divinidad no se le rendía
ningún culto. La religión estaba dominada por las ideas del animismo y la magia. Todos
los seres o cosas de la naturaleza poseen almas o están animadas por un espíritu que es
concebido con capacidad de acción y con móviles humanos.
No le rendían culto a los fenómenos naturales ni a los astros. Solo llegaron a
personificarlos y atribuirle poderes benéficos o maléficos para el hombre.
El hechicero o shamán era un personaje importante dentro de la tribu y el intercesor ante
los espíritus que gobernaban las fuerzas naturales. A estas le dedicaban ceremonias para
implorar buen tiempo, lluvias, buena fructificación, etc. Este tiene poderes que pueden
enfermarles, curarles, predecir el futuro, atraer lluvias, granizos, tempestades.

Tonocotés:
Habitaron el centro y sur dela provincia de Santiago del Estero. Estos indígenas tenían
origen amazónico, pero estaban fuertemente influenciadas por las culturas de origen
andino. Se concentraron entre los ríos Dulce y Salado.
Eran de estatura media, cara ancha y nariz mediana.
Practicaban la agricultura, la caza, la pesca y la recolección. Cultivaban maíz, zapallo y
porotos en terrenos próximos a los ríos, los cuales después de las crecidas depositaban
una capa de fértil cieno que le da a su agricultura el nombre de bañado y de temporal.
También se dedicaban a la cría de llamas y ñandúes, aprovechando de estos últimos sus
plumas. En cuanto a la recolección, preferían el chañar, frutos de tunas, miel silvestre y el
fruto del algarrobo, con el que hacían el patay y bebidas alcohólicas.
Sus viviendas eran circulares, hechas de ramas y barro, y estaban edificadas sobre
lomadas artificiales conocidas como túmulos, agrupadas en aldeas rodeadas con
empalizas, para protegerse de los ataques de los ataques de los Lules y de otras tribus.
Los hombres usaban como vestimenta un delantal corto de plumas de ñandú, collar del
mismo material cubriendo el pecho y mantas decoradas para el torso.
Las mujeres llevaban una falda no muy larga de lana tejida y una manta adornada con
huesos de ala de buitre que les cubría el busto.
Las mujeres eran expertas hilanderas, realizaban trabajos en plumas y cesterías,
sobresalían en la alfarería, realizando grandes urnas funerarias con motivos elaborados.
Creían en un Dios supremo llamado “Cacanich”, a quien le ofrecían dones, sacrificios y
mujeres vírgenes a cambio de sus beneficios.
Practicaban un rito funerario muy supersticioso. Primero sepultaban a los muertos hasta
que el cuerpo estuviera descarnado, y luego lo colocaban en urnas de barro decoradas,
las que enterraban debajo de las viviendas.
El uso de dardos envenenados para cazar, y la costumbre de velar a sus muertos y
guardar sus huevos con cántaros de barro era la evidencia de su origen amazónico.

Wichis:
Estos son un grupo étnico que aún hoy persiste en el Chaco salteño con algunas formas
de vida que se remonta a las de los siglos XVI y XVII. Dentro de esta etnia se agrupaban
los Matacos, Chorotes y Chulupíes, con características culturales semejantes.
Pertenecían al grupo racial patagónico con influencia andina y brasílida. Estos indios
fueron llamados Matacos por los españoles, que significa “animal de poca monta, sin
importancia” pero ellos se denominaban Wichis, que significa “gente”.
La familia lingüística mataco-mataguayo habito originalmente el Chaco central y
occidental, este de Salta y noroeste de la actual provincia del Chaco. También ocupó
partes de Bolivia y del Chaco paraguayo.
Estos indios eran bajos, robustos y musculosos. Vestían prendas realizadas con fibras de
una planta llamada changuar y sus diseños imitaban motivos de naturaleza, también
utilizaban ropa de cuero de los animales que cazaban. Como abrigo usaban el quillango
patagónico, hecho con pieles de nutria, venado o zorro, cosidas entre sí con la parte
peluda hacia adentro. Lucían numerosos adornos: collares, pinturas corporales, tatuajes,
tobilleras de plumas de avestruz y vinchas, entre otros.
Era un pueblo recolector, actividad que llevaba a cabo en los alrededores de sus
viviendas; también cazaban, pescaban y cultivaban calabazas, sandias, porotos, maíz y
tabaco. Recolectaban hierbas, miel y fruto del algarrobo, con el que realizaban bebidas
alcohólicas.
Obtenían salde una planta que crecía en terrenos salitrosos. Calcinaban el vegetal,
amasaban las cenizas con agua formando bollos que legos raspaban sobre la comida
para sazonarla. Cuando esta planta escaseaba, intercambiaban productos con otras tribus
Su vivienda era una choza circular sin puertas, hecha de ramas y paja que medía tres
metros de diámetro por tres de alto. A un costado de la choza, construían pequeños
graneros donde guardaban la algarroba. Se agrupaban en aldeas pequeñas.
Estas tribus fumaban tabaco en pipas de madera o de barro cocido, secaban las hojas al
fuego y luego las desmenuzaban entre palmas de las manos. Para encender el fuego
usaban el viejo método de giración; un palo corto, en el cual hacían un agujero con una
muesca lateral donde giraba rápidamente un palito de bejuco insertado en la culata de
una flecha, en pocos segundos los palos se calentaban y comenzaban a quemarse, el
suncho se desgastaba y el aserrín salía ya incandescente y humante, luego se esparcía
sobre el aserrín pajitas u hojas secas, se soplaba y aparecía una débil llama, después se
agregaba más ramas y se lograba la hoguera.
La organización social de la comunidad giraba alrededor de la familia integrada por el
padre, los hijos y los yernos, que vivían en “le hup” (una misma vivienda) y el conjunto de
todas las familias constituían “le huet” (la aldea). La familia era monogámico, pero los
caciques podían tener más de una mujer. Pequeñas parcialidades integradas por un
grupo de familias constituían las distintas comunidades, encabezadas por un cacique que
compartía la autoridad con el consejo de ancianos y los médicos hechiceros. El cacicazgo
tenia roles políticos y religiosos. Cada parcialidad tenía su territorio de caza cuya
propiedad era colectiva.
Su sistema económico tenía origen de mitos vinculados con la creación. Por ejemplo,
creían que su héroe cultural tok’uaj había creado el rio Pilcomayo y les había enseñado
técnicas de pesca. También creían que el conocimiento de los materiales o fibras
utilizadas en su artesanía provenía del descenso de las mujeres por el espacio, a través
de las fibras de chaguar. Tok’uaj les había enseñado agrícolas, como el palo cavador para
la siembra y roturación de la tierra en pequeños cultivos familiares. Las actividades eran
comunitarias y estaban reguladas por la religión.
Creían que el Dios de los seres vivientes protegía la naturaleza castigando a aquel
miembro que no respetaba sus reglas, algunas de las cuales era no cazar ni pescar de
más, no desperdiciar lo obtenido, no jugar con lo recolectado y devolver la cabeza de los
peces al río. Los Wichis vivían en armonía con la naturaleza, teniendo plena conciencia
de su cuidado y protección.
La pesca era una de las actividades predilectas y era practicada con intensidad en la
época de crecida de los ríos. Para realizar esta actividad utilizaban palos, redes de
chaguar, lanzas fijas, trampas de madera, tanzas y anzuelos.
La caza se desarrollaba en dos ámbitos: en el campo o en el monte. Cazaban durante
todo el año, aunque algunas especies tenían sus temporadas, como la iguana y el
quirquincho. La caza era una actividad masculina y grupal, usaban garrote, cuchillo y
perros. Las presas más preciadas eran el tigre, el ñandú, los armadillos, el pecarí, el tapir,
la corzuela, la vizcacha y el conejo.
La recolección era una actividad que se iniciaba en la época de maduración de los frutos y
estaba a cargo de las mujeres y de los niños. Según sus creencias fue Tok’uaj quien le
había enseñado a las mujeres a buscar el chaguar y a fabricar piolas. También ellas
debían buscar los frutos del monte.
Las mujeres se dedicaban a todas las artesanías (como por ejemplo carteas, tinajas,
vasijas macetas y utensilios de cocina), menos al trabajo de la madera, que era la tarea
masculina. Ellas trabajaban el chaguar, el barro, y las semillas.
Los wichis creían que el hombre estaba integrado a la naturaleza, y la tierra era
considerada de todos, por ser un espacio libre. Toda su vida cultural se establecia
alrededor de diversos mitos astrales, cosmogónicos, vegetales, etc. Cada uno de los
elementos que constituían el habitad del pueblo estaba protegido por dioses creadores
que castigaban a quienes violaban los tabúes impuestos.
El chamán ocupaba lugar preponderadamente a la cosmovisión wichi, ya que era un
verdadero puente entre la comunidad y lo sobrenatural, era custodio de mitos que
explicaban el misterio de los hombres y del mundo, y aplicaba sus conocimientos en la
curación de enfermedades. Accedia a esta función a través de la transmisión hereditaria,
de la revelación o del aprendizaje.
Cuando moria un miembro de la comunidad, el cuerpo era envuelto por mantas, tapado
con ramas y depositado en una fosa que se cubria con tierra. Despues de un tiempo,
juntaban los huesos y los depositaban en una tinaja, para ser trasladado al cementerio
comunitario. La viuda del difunto vestia ropas oscuras y corria y danzaba por el monte,
desgarrando sus vestiduras en señal de luto.
Creian que la muerte era producto de una calificación y los deudos debían vengarla o
quebrar el cadáver con un palo o hacha para matar al mal espíritu que se había metido en
el cuerpo.

-Chiriguanos:
Estos procedían de la zona de Santa Catalina, en la costa de Brasil. En 1521 tratando de
llegar al reino de los Incas al mando del militar portugués Alejo Garcia, penetraron en
Paraguay y luego invadieron las religiones de Cochabamba y Chuquisaca, en territorio
Boliviano. Muerto García, los Chiriguanos se dispersaron, algunos grupos se
establecieron en la zona boliviana de Santa Cruz y otros se radicaron en el Chaco
Salteño.
Los chiriguano-chanés ocuparon un territorio intermedio, entre los guaycurú, matacos y
las tribus andinas del noroeste argentino. Recibieron una fuerte influencia de esos
pueblos, que se reflejo en sus costumbres agrícolas. Cultivaban el maíz, la mandioca y se
dedicaban a la caza y a la pesca; para la caza utilizaban arco, flecha y macana.
Construian graneros para almacenar las cosechas.
Tuvieron habilidad para la cestería y el tejido en telar, lo que evidenciaba las variadas
influencias que recibieron.
Las mujeres usaban un vestido llamado tipoy, que se ataba en un solo hombro, como la
toga romana.
Las primeras viviendas eran circulares con techos conicos. Eran muy grandes, podían
albergar hasta cien personas. A fines del siglo XVIII comenzaron a construirlas mas
pequeñas, rectangulares, con techo de paja. Las chozas se construían rodeando una
plaza y formaban aldea.
Tenian varios jefes con poder casi absoluto. Algunos gobernaban una sola aldea y otras
varias. La jefatura era hereditaria y se honraban las dinastías hasta la tercera o cuarta
generación. Ademas de gobernar, los caciques eran jueces, jefes de guerra y únicos
poseedores de la tierra.
El personaje mas importante de su mitología era el payé o medico. Creian que la
enfermedad era causada por envenenamiento y para curarla, el payé entraba en trance
para que su alma desencarnada destruyera el espíritu mal intencionado que atacaba a
sus pacientes. Enterraban los cadáveres dentro de grandes urnas.

Chanés:
Esta cultura pertenecia a la familia lingüística arawak que se extendia por toda la
Amazonia, el Orinoco, las Antillas y norte de Colombia. Estos pueblos se asentaron hace
2500 años en los territorios de las actuales Bolivia y Argentina, en esta ultima ocuparon el
sector occidental del gran Chaco y parte de las provincias de Salta y Jujuy.
Entre los siglos XIII y XVI invadieron la región de los Guaranies, quienes los derrotaron y
los llamaron Chané. Ambos pueblos desarrollaron luego una cultura asociada y se
reconocieron a si mismos como los Tupí Guaraní.
Ocupaban el Chaco occidental. Eran cazadores, pescadores y agricultores de maíz,
algodón y porotos. Hilaban el algodón y eran destacados ceramistas.
Adoraban sus vestimentas y realizaban collares con semillas, que les daban una
elegancia muy especial.
En la actualidad siguen practicando la artesanía tradicional, especialmente la confeccion
de mascaras. Son un poco mas de mil y viven en Salta

# Región Litoral Mesopotámica:

-Guaraníes:
Pertenecían a la gran familia de los tupi-guaraní, raza amazónica que se extendía desde
las Amazonas hasta el Rio de la Plata. Estos indios se denominaban a si mismo
“guerreros”, que es el significado del vocablo guaraní.
Según la tradición, Guaraní y Tupí eran dos hermanos que vivían al norte del Amazonas,
cada uno con su familia. Durante muchos años vivieron en paz, pero luego se pelearon y
decidieron marchar por caminos diferentes. Tupí y sus descendientes, los tupíes, se
dirigieron hacia el sur siguiendo la costa brasileña; Guaraní y sus hijos, los guaraníes, se
internaron en la selva amazónica, avanzando hacia el sur, buscando la legendaria Tierra
sin Mal, donde vivirían en paz y felices.
Pero la enemistad entre ambos grupos perduró y aún después de la conquista, tupíes y
guaraníes se enfrentaron en diferentes momentos, aliados a portugueses y españoles,
respectivamente.
La difusión de su cultura fue tan amplia que, después de la conquista, , el idioma guaraní
representó un papel muy importante dentro del proceso de colonización que siguió los
recursos los cursos de los ríos De La Plata y Paraná. Los indios guaraníes sirvieron de
intérpretes en muchas expediciones españolas.
Hubo un proceso gradual de guaranización que se extendió por toda la Mesopotamia, la
región del Chaco y Santa Fe, llegando al nordeste bonaerense.
Los chandules o guaraníes de las islas ocuparon las islas del Delta de Paraná y
desaparecieron poco después de la segunda fundación de Buenos Aires. Los carcarañás
habitaban la desembocadura e islas del río en Carcarañá, que nace en el límite de las
provincias de Córdoba y Santa Fe, cruza el sur esta última y desemboca en el Delta del
Paraná. Los guaraníes de Santa Ana habitaban el norte de la provincia de Corrientes; los
caiguá o guaraníes del monte, el norte de Misiones, y se subdividían en mbayás
(ocupaban el sur de Brasil, Paraguay y Misiones), chiripá (pobladores del sur de Brasil) y
paíkaiová (este de Paraguay).
Finalmente estaban los Chiriguanos que se asentaron en territorio boliviano y en un
segmento del Chaco salteño.
Costumbres: Eran sedentarios y construían grandes casas comunitarias, llamadas
maloca, con troncos y hojas, en las cuales habitaban varias familias emparentadas. Las
aldeas se formaban con cuatro a ocho casas rodeadas por empalizadas, característica
defensiva típica de la selva amazónica. En las regiones guaraníes del norte las casas
eran mas pequeñas, cilíndricas y paredes de barro y paja.
Se habían especializado en el cultivo de la tierra, se dedicaron sobre todo a la horticultura.
Cultivaban mandioca, legumbres y frutales en pequeños, ya que la selva tropical impedía
el cultivo extensivo. El cultivo se realizaba en tres etapas: desmonte, quema de malezas y
siembra. Después de la quemazón, la ceniza acumulada se desparramaba por toda la
superficie del terreno para que sirviera como abono. Pero esta técnica agotaba
rápidamente el suelo y no producía excedentes, de modo que cada tanto era necesario
mudar el sitio de cultivo, situación que llevó a los guaraníes a formar aldeas reducidas.
También cultivaban maní, algodón, porotos, yerba mate y la bija, de cuyo fruto extraían
una tinta rojiza que usaban para pintar los cuerpos.
Tenían una contextura física fuerte y resistente, debido a su alimentación a base de
mandioca, maíz, maní, peces (surubí y pacú) y carnes (nutria y carpincho).
Se adornaban con pulseras, tocados de plumas y colgantes, los hombres tenían la
costumbre de perforarse el labio inferior y atravesarlo con un disco de madera o metal,
que llamaban tembetá.
Fabricaban tejidos de algodón, especialmente sus típicas hamacas. Hacían trabajos de
cestería con fibras vegetales, generalmente con la palma caranday o negra. En la
producción de canastos y cestos empleaban una caña hueca llamada tankuaransi. Estas
artesanías (sombreros, cestos, cedazos, esteras, sillas) se trocaban con los pueblos
vecinos. También se destacaban en la confección de objetos cerámicos (cántaros, ollas,
platos y urnas funerarias) era una actividad exclusivamente femenina.
Los guerreros usaban arco, flechas y macanas. Fabricaban piraguas de gran tamaño.
Su vestimenta era muy reducida, las mujeres vestían una pequeña prenda triangular a la
que llamaban tanga, los hombres andaban frecuentemente desnudos. Lucían adornos de
plata y oro, plumas y tatuajes. Tanto los hombres como las mujeres se pintaban el cuerpo
para la guerra y para la conquista amorosa.

Comunidad: Tenían una organización política igualitaria, donde los hombres se juntaban
para la toma de decisiones y obedecían a un cacique que se sucedía por herencia.
El pueblo trabajaba en grupo y los parientes se ayudaban unos a otros. Existía la división
de tareas por sexo, en el caso de los hombres realizaban el desmonte y la quema de
malezas, y en tanto las mujeres sembraban y cosechaban.
Cerro de la Matanza
Quinto Cuartel

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