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Agricultura ecológica

Mejoramiento natural del suelo y biodiversidad

La agricultura ecológica es un sistema de producción, que emplea varias prácticas


agrícolas utilizando racionalmente los recursos naturales, aplicando abonos
naturales, haciendo rotación y asociación de cultivos, con la finalidad de reponer,
mantener y aumentar la fertilidad natural de los suelos, y la diversidad de seres
vivos en la finca.

La producción agrícola en forma ecológica no es nueva, ya antes de que se empezara a


producir con fertilizantes, en monocultivos y agrodefensivos sintéticos, los agricultores
practicaban una técnica respetuosa al medio ambiente, en el cual el estiércol y los restos
vegetales eran los únicos “fertilizantes” que se empleaban para alimentar las plantas.

Con el sistema de la agricultura ecológica se obtienen productos sanos, con calidad y


buen rendimiento, y no se destruyen los recursos naturales.

Para que una finca se convierta en ecológica es necesario que el agricultor esté
consciente de la importancia y los beneficios del sistema, así como también capacitado
con las distintas técnicas. Se requiere un cierto tiempo para la conversión de la
agricultura convencional a la orgánica. Es muy difícil que el agricultor cambie de forma
de trabajar de un día para otro; sin embargo, puede ir lentamente convirtiendo su finca
en una granja ecológica.

Principios de la agricultura orgánica

La agricultura ecológica se desarrolla en base a dos principios:

1- La nutrición del suelo en forma natural. El suelo tiene vida, y hay millones de
organismos en el suelo que serán aprovechados por las plantas. Así, un suelo en buenas
condiciones significa que tiene suficiente alimento, y dentro de el se encuentran
organismos vivos como lombrices, gusanos, ciempiés, escarabajos y también
microorganismos que no se ven a simple vista, tales como los nematodos, hongos,
bacterias y virus.

Por lo tanto, cuando el suelo está en buenas condiciones naturales, la planta crece sana y
abundantemente, porque encuentra todos los alimentos necesarios.

Para que el suelo esté en buenas condiciones se puede aplicar abonos naturales, cultivar
abonos verdes, hacer rotación de cultivos, practicar el laboreo mínimo o la siembra
directa; corregir la acidez del suelo, construir curvas de nivel, dejar el suelo con
cobertura vegetal; no aplicar agrodefensivos industriales y no quemar los restos
vegetales.
Diversidad de los seres vivos

2- El segundo principio de la agricultura orgánica es la biodiversidad. En la naturaleza


existen millones de plantas y animales que viven juntos en equilibrio. El bosque es un
ejemplo de equilibrio y biodiversidad. Allí las especies de plantas, animales, insectos y
los seres vivos comparten todos un mismo lugar sin fronteras, y se ayudan a crecer.

Es por ello que en la producción ecológica se busca el equilibrio natural entre los seres
vivos, y eso se da cuando más diversidad o variedad se tiene en el lugar.

Para lograr el principio de la biodiversidad se debe realizar la asociación de cultivos,


cultivar plantas aromáticas, medicinales y con flores; controlar en forma natural las
plagas y enfermedades, proteger a los insectos benéficos, evitar la deforestación
irracional; no aplicar agrodefensivos sintéticos, no quemar los restos vegetales y pastos
secos, y practicar el pastoreo rotativo.

Beneficios

Aplicando las prácticas de producción ecológica se recupera y se conserva la fertilidad


natural de los suelos, se obtienen productos agrícolas más sanos, nutritivos y sabrosos;
se beneficia la salud del agricultor y de los que se alimentan de los productos
cosechados, no se contamina el suelo, el agua ni el aire. También se protege el bosque, y
los animales tienen una vida más natural.

Cobertura del suelo

La cobertura del suelo protege el suelo contra la erosión de las aguas de lluvia y el
intenso calor que produce la muerte de los organismos vivos.

La cobertura alimenta al suelo, pues se va descomponiendo a medida que pasa el


tiempo, incorporando nutrientes. La cobertura del suelo mejora la infiltración de agua en
el suelo, se mantiene la humedad y se evita el crecimiento de las malezas.

Entre los materiales que se pueden utilizar como cobertura están las hojas de pasto
pacholí, pasto elefante, hojas picadas de karanda’y, aserrín bien descompuesto, estiércol
bien descompuesto, virutas secas, rastrojos de maíz, restos de ensilaje, rastrojos de
abonos verdes en general, tales como mucuna, crotalarias, canavalia, kumanda yvyra’i,
lupino, u otros.

Fuente: Alter Vida

ABC COLOR – SUPLEMENTO RURAL - 2004

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