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Ciudadanía Corporativa

Líderes sociales: ¿Cómo crear tu propio proyecto social?

APRENDE A LIDERAR UN PROYECTO


QUE HAGA CRECER TU COMUNIDAD.
Un líder nace porque quiere hacer algo, sueña con transformar. Encuentra aquí las herramientas para el desarrollo de tus proyectos
sociales y hazlos realidad.

Módulo 2 Hacer para transformar

"Me pregunto si las estrellas se iluminan con el fin de que algún día, cada uno pueda encontrar la suya”.
El Principito.

“Transformar nuestra realidad, nuestra comunidad, implica una acción, es decir, hacer algo. Si buscamos la palabra “hacer” en el
diccionario de la Real Academia Española, encontramos que tiene 58 definiciones.
Entre ellas, nos quedamos con las siguientes:

1. tr. Producir algo, darle el primer ser.


2. tr. Fabricar, formar algo dándole la forma, norma y trazo que debe tener.
3. tr. Ejecutar, poner por obra una acción o trabajo. Hacer prodigios. U. a veces sin determinar la acción. No sabe qué
hacer. U. t. c. prnl. No sabe qué hacerse.
4. tr. Realizar o ejecutar la acción expresada por un verbo enunciado previamente. ¿Escribirás la carta esta noche? Lo
haré sin falta. En los escritores clásicos era frecuente la sustitución de lo por el adverbio afirmativo sí.
¿Vendréis mañana? Sí haré
5. tr. Dar el ser intelectual, formar algo con la imaginación o concebirlo en ella. Hacer concepto, juicio, un poema.
6. tr. Contener, tener capacidad para. Esta tinaja hace cien arrobas de aceite.
7. tr. Causar, ocasionar. Hacer sombra, humo

Como puedes observar, hacer implica realizar una acción en la cual una persona, con su imaginación, memoria, historia, cultura, le
da la esencia, el ser material e intelectual, a una cosa. Cuando uno “hace”, está dando de su propia identidad, su fuerza, energía,
capacidad, creatividad, historia y experiencias a todo aquello que transforma, que “causa” u “ocasiona”.

Ahora bien, cuando hacemos algo, no estamos solos. Esto quiere decir, que hacer es llevar adelante una acción que implica
entablar una relación con los demás, una relación social. ¿Por qué? Porque cada vez que decidimos hacer algo, nuestras acciones
repercuten no sólo en nosotros, sino también en los demás, ya sea en nuestra familia, amigos, compañeros de clase, en la
comunidad de la que somos parte, en nuestro país e incluso en el mundo. Nuestras acciones también repercuten en el medio
ambiente y en la forma en que se van tejiendo y poniendo en juego las historias, los contextos y las experiencias colectivas de las
cuales participamos todos los días.

Al conocer lo anterior, comenzamos a comprender la importancia de analizar cada acción que realizamos. Esto es, que pensemos
cuáles son sus objetivos, cómo vamos a alcanzarlos (cuáles son nuestras alternativas de acción) y qué consecuencias, qué
resultados, podrían tener en nosotros y en los demás. En una palabra, tenemos que planificar cómo vamos a desarrollar estas
acciones y participar, ser parte, de esta historia que se escribe y transforma todos los días.

¿Por qué necesitamos planificar? Una primera respuesta a esta pregunta está en aprender a lograr que nuestros objetivos,
aquello que queremos alcanzar, puedan ser realizables. Para ello, necesitamos analizar cuáles son las acciones que debemos llevar
adelante para concretarlos, es decir, los medios por los cuales lograremos alcanzar nuestras metas. Si una persona quisiera, por
ejemplo, llegar a ser un jugador de tenis, de fútbol o un nadador/a profesional, uno de los cursos de acción que debería tomar
sería ir a aprender y practicar el deporte en cuestión. Otro curso de acción podría ser leer acerca del deporte o bien mirarlo por
televisión. Uno podría hacer todas estas acciones a la vez, pero en varias ocasiones nos encontramos con el límite del tiempo, y
entonces, debemos elegir cuál realizar. ¿Cuál sería la mejor? En
realidad, eso depende de cada persona. La mejor opción es
aquella que cada uno, luego de analizarla, considera que le
permitirá alcanzar sus objetivos de acuerdo a los recursos que
dispone, como el tiempo, el dinero, el talento, el físico, etc.
Podemos encontrar ejemplos de deportistas que no sólo se
preparan para los torneos o partidos practicando el deporte. La
mayoría de ellos utiliza las nuevas tecnologías para mirar
videos y estudiar cómo juegan sus potenciales rivales, analizar
sus propias acciones y aprender de errores, etc. Es decir,
depende de uno mismo, de cuánto tiempo pensamos que
necesitamos dedicar para practicar, cuánto para comprender el
juego de los otros, o bien, y ¡porqué no!, cuánto necesitamos descansar y distraernos para alimentar nuestra creatividad e
imaginación.

Una segunda respuesta a la pregunta de porqué necesitamos planificar está relacionada con una idea muy interesante y que hace
que tengamos que tomar decisiones todo el tiempo, todos los días, desde que nos levantamos hasta cuando nos vamos a dormir.
Por ejemplo, ¿qué voy a desayunar? ¿Qué actividades realizaré hoy? ¿Tengo que estudiar? ¿Tengo que lavar mi ropa? ¿Tengo que
hacer las compras para la casa? Para cada actividad debemos planificar cuándo la realizaremos, cuánto tiempo le dedicaremos,
dónde la realizaremos, si la haremos solos o con otras personas, etc. ¿Te ha sucedido que alguna vez has planificado hacer algunas
de las actividades en el día y no pudiste hacerlas, o bien que se realizaran de una manera que no pensabas? ¿Por qué crees que
sucedió esto?

Vivimos en un mundo con recursos escasos, donde las necesidades de los seres humanos, en tanto que individuos y como parte
de una comunidad, son mucho mayores a los recursos disponibles. Cuando hablamos de recursos, solemos pensar que se trata
sólo del dinero, de los recursos económicos. Sin embargo, los recursos también hacen referencia a los recursos naturales, los
recursos humanos y los bienes de capital. Nuestro tiempo, también es un recurso escaso, y muchas veces, no podemos realizar en
un mismo día todo lo que planificamos desde que nos levantamos. Entonces, tenemos que elegir, qué actividades hacer, y cuáles
no. ¿Cómo elegimos? Analizando, a partir de nuestros objetivos, cuáles son las actividades, los medios, que mejor nos van a
ayudar a cumplirlos. Esto se llama planificación.

Así como en la vida personal tomamos decisiones todo el tiempo, sucede lo mismo en la vida dentro de nuestra comunidad.
¡Cuántas cosas hay por hacer en ella! Cuando pensamos en qué comunidad nos gustaría tener y cómo quisiéramos que la vida
fuera en ella, en su bienestar, estamos ya comenzando a imaginar el cambio. Sin embargo, ¿pensaste alguna vez como harías ese
cambio? ¿Cuáles serían esos cambios que harías? ¿Harías esos cambios en relación a temas de salud, educación, limpieza,
seguridad, pobreza, corrupción, artes y cultura, vida saludable, salud reproductiva, adicciones, etc.? ¿A qué desafíos te enfrentarías
para realizar ese cambio? Y tan importante como lo anterior ¿pensaste alguna vez como involucrarte y participar en ese cambio?

En efecto, si queremos cambiar algo, ¡tenemos que hacer! Y como ya mencionamos, es importante planificar nuestras acciones
para que podamos utilizar de la mejor manera los recursos escasos que tenemos disponibles.

Seguramente no podremos hacer todos los cambios que queremos, en todos los temas que nos interesan y preocupan; sin
embargo, si hacemos una buena planificación, seguramente podamos ir avanzando paso a paso en el cumplimiento de nuestros
objetivos.

Una forma de planificar es hacer un proyecto teniendo en cuenta los siguientes pasos:

- Definir cuáles son los problemas que nos preocupan y analizar cuáles serían los más prioritarios de acuerdo a los
recursos que tenemos disponibles o que se podrían conseguir. Por ejemplo, ¿podríamos pintar la escuela y el hospital al mismo
tiempo? ¿Podríamos armar un centro comunitario para promover actividades recreativas entre los jóvenes y crear una biblioteca?
Seguramente hay actividades que no podemos hacer al mismo tiempo, aunque nos gustaría. Entonces es necesario comenzar a
discutir y analizar con las personas con las que estamos participando, cuáles serían las prioridades de nuestra comunidad, porqué
y cómo las deberíamos abordar, a través de qué actividades. En tus primeros pasos de participación en proyectos, te
recomendamos pienses en problemas de carácter local y cuya resolución es posible en el corto o mediano plazo, es decir, en 6
meses o 1 año.

- Definir el problema que seleccionamos. Si un problema está mal planteado, nos va a ser difícil poder encontrar una
solución. Por esto es importante conocer los problemas que nos interesan, y cuanta más información tengamos sobre los mismos,
mejor podremos hacer la elección sobre el cual queremos realizar un proyecto. En este sentido, una de las actividades que nos
puede ayudar con esta definición es investigar sobre el mismo.

- Elegir los cursos de acción que se seguirían para resolver ese problema. Esto significa establecer una estrategia,
calculando las relaciones entre los fines y los recursos, para lo cual será necesario identificar tanto nuestros objetivos como los
recursos que disponemos para alcanzarlos. Un problema puede resolverse de varias maneras, pero no todas son posibles. Por eso
es importante que al momento de pensar en su resolución puedas tener distintas opciones y analizar críticamente con las
personas con las cuales estás realizando este proyecto, cuál sería la mejor forma de resolver ese problema según los recursos
disponibles, como el tiempo, el dinero, los recursos humanos, naturales, etc.
- Decidir cómo vamos a implementar estos cursos de acción. Implementar significa poner en acción las actividades que
pensamos para resolver el problema que identificamos. Así, tendrás que preguntarte cómo, cuándo, dónde y con quiénes se va a
implementar este proyecto. Además de las personas que realizan el proyecto, es importante que comiences a pensar qué otras
personas e instituciones de tu comunidad podrían ayudarte en distintas actividades del proyecto. Algunos podrán aportar recursos
económicos, otros recursos humanos, bienes materiales, etc. La colaboración y el apoyo brindado por otras personas e
instituciones es clave para lograr que el proyecto sea concretado y pueda persistir en el tiempo. Esto quiere decir que las personas
de la comunidad tienen que sentir tu proyecto como algo propio, que contribuye a mejorar su calidad de vida.

- Realizar un presupuesto. Cuando lo realices, no imagines sólo los gastos que tendrás que realizar para implementar el
proyecto, sino también cuáles serán las contribuciones y apoyos que recibirás por parte de otras personas e instituciones. En este
sentido, el presupuesto no sólo te ayudará a calcular lo que necesitas, sino también con qué cuentas para llevarlo adelante.

- Comunicar acerca del proyecto. Una vez armado el proyecto, tienes que dar a conocerlo. Si comunicas lo que haces, tus
horizontes se expandirán, y podrás tener un mayor alcance. Así, cuando un mayor número de personas conocen tu proyecto,
tendrán más posibilidades de conocer personas o instituciones que estén interesadas en ayudarte o que pueden ser parte de las
actividades que quieres realizar. Cuando invites a personas o instituciones a participar en un proyecto, piensa en todos los aportes
que pueden realizar, no sólo en términos de recursos – materiales, humanos, económicos- sino también a través del apoyo que
puedan darte a tu proyecto. Un proyecto con apoyo y legitimidad tiene más posibilidades de poder llegar a ser realidad y al
implementarse, cumplir sus objetivos. Por medio de las nuevas tecnologías y las redes sociales, no solamente podrás comunicar
de una forma más atractiva, sino que lograrás alcanzar a un mayor número de personas. También te recomendamos que mientras
creas el proyecto, no olvides recopilar información como por ejemplo fotos, videos, testimonios, imágenes, escritos y canciones,
etc., que puedan servirte para reflejar de una forma creativa las principales ideas que quieres transmitir.

Como habrás visto, un proyecto te puede ayudar a organizarte para el “hacer”. En las siguientes páginas, te proponemos recorrer
juntos cada uno de sus pasos.

Recuerda que tu participación es clave en toda transformación que quieras realizar. Aún más, es parte de tu responsabilidad como
ciudadano.

Para finalizar, te proponemos leer los siguientes tres textos. En función de ellos, te propondremos unas preguntas para la reflexión
y discusión personal y colectiva. Te animamos a que los leas y compartas tanto con amigos, compañeros de estudio o colegas de
trabajo, como también con tu familia.

El primer texto, se trata de una reflexión sobre la responsabilidad que todos, como ciudadanos, tenemos frente a la “res pública”,
una palabra de origen latino que se comenzó a utilizar en la Antigua Roma para dar cuenta, entre otras cosas, de aquellas
cuestiones que son de interés público, es decir, de la “cosa pública”, que nos afectan a todos como comunidad.

El segundo texto se refiere a una idea que te va a ser muy útil de aquí en adelante para pensar acerca de la importancia que tu
participación tiene en el desarrollo de la democracia en tu comunidad y en tu país. Se trata de la idea de “democracia de
ciudadanos". La democracia es un elemento imprescindible en el desarrollo de sociedades con mayor bienestar, inclusión y justicia
social. Para que esto sea posible, se necesita del activo involucramiento de los ciudadanos, tanto a través de la participación
electoral como del involucramiento en los asuntos cotidianos de su comunidad y país. Sin esta participación, las ideas de los
ciudadanos quedan sin expresarse, y por tanto, se pierde la oportunidad de ponerlas en discusión con otros ciudadanos que
piensan igual o distinto (o muy distinto). El desacuerdo (también podemos llamarlo disenso) es típico de las democracias. También
su resolución pacífica: es decir, intercambiando ideas hasta llegar a un acuerdo (también podemos llamarlo consenso). Llegar a un
acuerdo, no significa “ceder” mis ideas o dejarlas de lado, sino ponerlas en diálogo con los demás para construir nuevas ideas,
enriquecidas con las perspectivas de todos, que aporten más bienestar a nuestras comunidades.

El tercer artículo se refiere a las principales conclusiones de la 1ª Encuesta Iberoamericana de Juventudes, desarrollada por la
Organización Iberoamericana de la Juventud, el Banco Interamericano de Desarrollo y la Corporación Andina de Fomento. Además
de los principales datos obtenidos de la Encuesta, por favor observa el Índice de Expectativas Juveniles. Si quieres profundizar en el
conocimiento de estudio, encontrarás dentro del artículo el enlace a su versión electrónica.

Artículo 1.

La responsabilidad como término deriva de la palabra responder, específicamente para nuestro tema significa “responder por
las acciones que decidimos emprender o dejamos de emprender”. Asumir una responsabilidad es comprometerse ante otro a
cumplir una determinada acción o a no involucrarse en otra.

Existen las responsabilidades implícitas, que no necesitan que nadie las recuerde o recomiende, se originan en valores básicos
como el bien o el mal y su cumplimiento no tiene recompensa alguna, y la sanción es moral. Mientras que las responsabilidades
explícitas van generalmente acompañadas de una recompensa o beneficio o de una sanción, según el caso.

Asumir nuestra responsabilidad como ciudadanos, significa responder no solo por uno mismo, sino por los demás a partir que
nuestras decisiones en una sociedad democrática están referidas a la realización del bien común. Por lo tanto, participar en un
proceso electoral o en las diversas instancias de la toma de decisión política implica pensar colectivamente.
No participar significa entonces delegar esta responsabilidad, que es inherente a la condición de ciudadanía. El ejercicio de la
ciudadanía no está entonces relacionado con el lugar que ocupa un individuo en la jerarquía social, sino de la capacidad de
comprometerse, voluntaria y responsablemente, a cumplir con las obligaciones que asume libremente, y a la vez con el derecho
a demandar el cumplimiento de las obligaciones contraídas por el Estado Nacional al cual pertenece.

Por ciudadanía entendemos entonces “un tipo de igualdad básica asociada al concepto de pertenencia a una comunidad, que
en términos modernos es equivalente a los derechos y obligaciones de las que todos los individuos están dotados en virtud de
su pertenencia a un Estado Nacional.”

PNUD, La democracia en América Latina. Hacia una democracia de ciudadanas y ciudadanos. Anexo: El debate conceptual
sobre la democracia (CD ROM), Buenos Aires, Aguilar, Altea, Taurus, Alfaguara. Página 60.

Artículo 2

¨La democracia es una inmensa experiencia humana. Está ligada a la búsqueda histórica de libertad, justicia y progreso
material y espiritual. Por eso es una experiencia permanentemente inconclusa. (…) Cualquiera que haya sido la forma, el ritmo
o el resultado, la búsqueda por la libertad, la justicia y el progreso comparte toda la historia social del ser humano. Hemos
participado de esta búsqueda con mayor o menor conciencia de nuestros objetivos, con avances y retrocesos; en suma, con
toda la diversidad de incidentes que llena nuestra historia. Aun en las circunstancias más difíciles, a pesar de prolongados
letargos, la lucha renació y renacerá, ya sea para pasar de esclavos a personas libres, ya sea para ampliar cada día el espacio
de la libertad.

Pero también poseemos, expresado de la manera más diversa y en los distintos ámbitos de nuestra vida, otro impulso, tan vital
como los anteriores: el impulso por la dominación y por el poder que permite ejercerla. En gran medida, nuestra vida en
sociedad se construye en la trama de estos impulsos centrales: sabemos que allí donde no haya libertad, justicia y progreso
nacerá la lucha para alcanzarlos y que en esa lucha se confrontarán intereses, pareceres y métodos. Nuestra búsqueda por la
libertad, la justicia y el progreso, y la lucha por el poder que se desarrolla cuando unos y otros tratamos de imponer nuestros
intereses y pareceres sobre esos asuntos, han dado lugar a diversas maneras de organización de los seres humanos. Una de
ellas es la democracia. La democracia se ha convertido en un sinónimo de libertad y justicia. Es, a la vez, un fin y un
instrumento. Contiene, básicamente, una serie de procedimientos para el acceso y el ejercicio del poder, pero es, para los
hombres y las mujeres, también el resultado de esos procedimientos. En esta perspectiva, la democracia excede a un método
para elegir a quienes gobiernan, es también una manera de construir, garantizar y expandir la libertad, la justicia y el progreso,
organizando las tensiones y los conflictos que generan las luchas de poder.

Más allá de las diferencias que se expresan en el plano de la teoría sobre los alcances de la idea de democracia, la historia
revela que las aspiraciones por ensanchar las fronteras de las libertades ciudadanas y alcanzar mayores niveles de justicia y
progreso han estado siempre en el corazón de las luchas sociales y políticas ligadas, de un modo u otro, a la idea de
democracia.

Con períodos de expansión y retracción, de movilización o quietud, la historia nos muestra que allí donde no había libertad se
peleó por ella, donde no había justicia se luchó por lograrla y donde no había progreso se buscó alcanzarlo. Más allá de los
retrocesos y letargos, el reconocimiento de la igualdad y la búsqueda de su realización social, en términos de libertad, justicia y
progreso, constituyen un impulso histórico sustancialmente ligado a la idea de democracia. (…) En América Latina se ha
alcanzado la democracia electoral y sus libertades básicas. Se trata ahora de avanzar en la democracia de ciudadanía. La
primera nos dio las libertades y el derecho a decidir por nosotros mismos. Trazó, en muchos de nuestros países, la división entre
la vida y la muerte. La segunda, hoy plena de carencias, es la que avanza para que el conjunto de nuestros derechos se tornen
efectivos. Es la que nos permite pasar de electores a ciudadanos. La que utiliza las libertades políticas como palanca para
construir la ciudadanía civil y social. Para las mujeres y los hombres, la democracia genera expectativas, esperanzas y
decepciones por la manera en que contribuye a organizar sus vidas en sociedad, por el modo en que garantiza sus derechos y
por la forma en que permite mejorar la calidad de sus existencias. La democracia hace a la vida, es mucho más que un régimen
de gobierno. Es más que un método para elegir y ser elegido. Su sujeto, más que el votante, es el ciudadano. (….)

Extraído de PNUD, La democracia en América Latina. Hacia una democracia de ciudadanas y ciudadanos. Anexo: El debate
conceptual sobre la democracia (CD ROM), Buenos Aires, Aguilar, Altea, Taurus, Alfaguara. Página 36 y 37.

Artículo 3.

ÍNDICE DE EXPECTATIVAS JUVENILES

El otro elemento distintivo de la Encuesta es que, con esos datos, la OIJ y el PNUD construyeron el Índice de Expectativas
Juveniles, un ranking que mide el grado de perspectiva positiva o negativa que tienen los jóvenes de cada país respecto del
futuro, elaborado a partir de una serie de variables.
Ecuador, Costa Rica y Nicaragua surgen como los países con los jóvenes
más optimistas (seguidos por Uruguay, Venezuela y Panamá), con una
amplia expectativa en el futuro. En el lado opuesto, aparecen Portugal,
Guatemala y Brasil, quienes obtuvieron las opiniones menos
alentadoras.

El Índice de Expectativas Juveniles reveló que: dos tercios de los jóvenes


de Iberoamérica ven el futuro con una mirada optimista; las
expectativas sobre el futuro son más optimistas que las evaluaciones
sobre el presente y que los jóvenes expresan más confianza en las
capacidades propias que en el entorno en el que se desarrollan. El Índice
ha revelado también que los climas de “crisis nacional” no parecen
tener una relación lineal con las expectativas de los jóvenes (por
ejemplo, España no muestra niveles bajos de expectativas en el futuro).
Además, las mayores expectativas están ligadas a mejoras esperadas en
medio ambiente, educación, corrupción y desigualdad.

“Medir las expectativas juveniles es fundamental para la región,


especialmente en este momento en que América Latina vive muchas
protestas callejeras, que son movilizaciones de las juventudes, de los que
aspiran a más y exigen servicios públicos de calidad y trato digno”, dijo
Heraldo Muñoz, Subsecretario General de la ONU y Director del PNUD
para América Latina. ”En nuestra encuesta los y las jóvenes de la región
dijeron lo mismo que nos están diciendo desde las calles: esperan más
en términos de reducción de la corrupción, de la violencia y de la
pobreza y la desigualdad.”

PRINCIPALES DATOS DE LA 1ª ENCUESTA IBEROAMERICANA DE JUVENTUDES

- FUTURO. Los jóvenes iberoamericanos tienen más confianza en su futuro (5 años) que en el de sus propios países. En casi
todas las regiones, cuando se les pregunta por su percepción individual, más del 70% cree que estará mejor que ahora.
Consultados por sus países, la respuesta “Mejor que ahora” no supera en ningún caso el 60%.

“Esto refleja una cierta paradoja que merece ser reflexionada: que las expectativas y percepciones sobre el futuro personal no se
alinean con la percepción de los contextos y situaciones que ocurren a nivel nacional. No parece darse una relación directa ni lineal
entre contextos nacionales críticos y las expectativas personales. Así, por ejemplo, pese a un contexto económico crítico, los
jóvenes españoles expresan una confianza en el mejoramiento futuro similar a jóvenes de otros países donde no existen
condiciones análogas. Este optimismo individual pareciera subestimar la relevancia de la evolución del contexto en el que se
desenvuelven los jóvenes para el logro personal futuro, fuente de frustraciones posteriores y sustancia de las paradojas y
tensiones que afectan a la juventud.”

- PRINCIPALES PROBLEMAS. La delincuencia y la violencia son el principal problema que afecta a los jóvenes
iberoamericanos. Esa respuesta predomina en todas las subregiones y países consultados, por encima de otros problemas
mencionados, como el empleo, la economía o el acceso a la educación, la salud y la justicia.

“La violencia es un tema crítico para los jóvenes iberoamericanos: en todas las subregiones por lo menos 1 de cada 3 jóvenes
reconoce la presencia de pandillas en su barrio. Esta cifra expresa con elocuencia la magnitud del problema, pero más aún, obliga
a interrogarse sobre las causas estructurales que llevan a la proliferación de este tipo de organización juvenil en el mundo urbano
iberoamericano.”

- CONFIANZA. Los jóvenes de México y de Península Ibérica son los que menos confianza tienen en las instituciones sobre
las que se les consultó (policía, gobierno, políticos, justicia, medios de comunicación, universidad, organizaciones sociales y
democracia).

“En el otro extremo se encuentran Centroamérica y la Región Andina, lo cual nos podría hablar de dos procesos distintos que se
producen: el primero de deterioro y el segundo de resurgimiento de las formas institucionales”.

“La universidad, en todos los casos, es la institución mejor calificada. En los últimos lugares de confianza continúan, como ya ha
sido consignado en las últimas dos décadas, los políticos y las policías”.

- TEMAS CONTROVERTIDOS. Los jóvenes brasileños son los que muestran una mayor aprobación a temas controvertidos,
como el matrimonio entre personas del mismo sexo, el aborto o la legalización de la marihuana. En la escala más tradicional sobre
estos asuntos surge México, seguido muy de cerca por Región Andina.

El dato de las opiniones más liberales de los jóvenes brasileños tiene su correlato con la indagación acerca de las “distancias
generacionales”. En la mayoría de las regiones, cerca del

El Futuro ya Llegó: 1ª Encuesta Iberoamericana de Juventudes, OIJ, BID,CAF, 2013


http://www.oij.org/file_upload/publicationsItems/document/20130719163951_42.pdf

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