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Burbidge considera en la actualidad que la teoría del “estado estacionario” no puede mantenerse como se hizo en

los años sesenta. Hoy defendería la idea de un universo oscilante que sería una actualización del estado
estacionario. El universo se expansionaría hasta un cierto punto, pero después se replegaría sobre sí mismo, pero
no totalmente.

Esta expansión espacio-temporal podría explicar las observaciones del corrimiento hacia el rojo. La presión ejercida
desde el centro de las galaxias estaría frenando la expansión, contrayendo el universo, pero nunca hasta el punto
de que se llegara a un punto, una singularidad, más allá de las leyes de la física hoy conocida.

Este universo oscilatorio rebotaría antes de la singularidad desde un fondo cuántico que, como observa Burbidge,
es mantenido por autores como Stephen Hawking de la universidad de Cambridge o Thomas Hertog del CERN en
Suiza. En el supuesto de esta “quasi-steady-estate theory”, ya no tendrían sentido cuestiones metafísicas como las
de San Agustín al preguntar qué estaba haciendo Dios antes de la creación del tiempo. En un universo oscilatorio
de este tipo, el tiempo se extendería infinitamente hacia pasado y futuro.

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