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Se debe indicar que este despacho ha resaltado la ausencia en el plenario del

documento en el que la actora ejerce sus derechos de carrera, motivo por el cual
se torna jurídicamente compleja la forma de determinar, con certeza, cuál fue su
intención en sede administrativa. De esta forma, está en vilo la congruencia que se
exige para acudir a la jurisdicción de lo contencioso administrativo como lo ha
sentado la jurisprudencia del Consejo de Estado.

“Sin embargo, no solo el uso de los recursos agota la vía gubernativa, pues la Ley
ha consagrado algunos modos de impugnar que cumplen el mismo cometido. En
todo caso, para que se cumpla este requisito de procedibilidad, resulta necesario
que el administrado exprese con claridad el objeto de su reclamación o los motivos
de su inconformidad, según el caso, pues lo que se busca con dicha exigencia es
que ante los jueces no se inicien conflictos no planteados previamente ante la
administración. No quiere ello decir que sea imposible exponer ante la jurisdicción
argumentos nuevos para defender la misma pretensión invocada en sede
administrativa, siempre que no se cambie el objeto de la petición. Así las cosas la
persona que acude ante la jurisdicción de lo contencioso administrativo para
interponer una demanda de nulidad y restablecimiento del derecho, podrá incluir
nuevos argumentos y fundamentos de hecho y de derecho a los cuales no hizo
mención al interponer los respectivos recursos en la vía gubernativa. Lo que no le
es dable al demandante es incluir pretensiones distintas a las que adujo en sede
administrativa o variar sustancialmente la reclamación.”1

La carencia del material probatorio necesario para determinar la intención en sede


administrativa del actor, torna imposible la viabilidad de la acogencia de los
argumentos presentados por el demandante relativos al ejercicio del derecho a la
REINCORPORACIÓN, pues únicamente se cuenta en el plenario con los actos
administrativos de los que se desprende que la actora solicitó la INCORPORACIÓN
y de lo expuesto por el demandado en igual sentido. En otras palabras, no se
encuentra demostrado que la parte actora, efectivamente elevó solicitud de

1
Consejo de Estado. Sala de lo Contencioso Administrativo. Sección Segunda. Subsección “B”. Consejero
ponente: Víctor Hernando Alvarado Ardila. Bogotá D.C., tres (3) de febrero de dos mil once (2011).
.Radicación número: 54001-23-31-000-2005-00689-02(0880-10)
reincorporación, derecho que dice la demanda, le fue conculcado.

Se advierte que en el expediente reposan documentos en copia simple (fl. 8) que


no tiene la calidad requerida de conformidad con el C.P.C., para ser valorados en
un proceso judicial, puesto que no es posible darle certeza a las copias en esas
condiciones tal como se ha afirmado y reiteradamente sostenido en el Consejo de
Estado2 y el Tribunal Contencioso Administrativo del Cauca3 como se observa:

“[…] las copias simples no son medios de convicción que puedan tener la
virtualidad de hacer constar o demostrar los hechos que con las mismas se
pretendan hacer valer ante la jurisdicción, en cuanto su estado desprovisto de
autenticación impide su valoración probatoria, de conformidad con lo dispuesto por el
artículo 254 del Código de Procedimiento Civil antes citado [...]", tal como lo señaló la Sala
en Sentencia del 25 de noviembre de 2009, Exp. 1999-00374, C.P. Mauricio Fajardo
Gómez.” 4

Y porque respecto de los documentos,

“(…) se ha establecido una presunción en cuanto a su origen o autoría, esto es, acerca de
su autenticidad, sin embargo, tales características no pueden ser presumidas cuando el
documento es aportado en copia simple, por cuanto éste no tiene ningún valor probatorio,
ni respecto de su origen ni de su contenido, razón por la cual el documento aportado por la
parte demandada, es decir, la Resolución No. 1402 de 30 de diciembre de 2000, no pueden
ser valorada dentro del proceso.” 5

No obstante, se indica que en ambas corporaciones se han presentado fallos


2
Sobre la reiteración: Consejo de Estado. Sala de lo Contencioso Administrativo.
- Sección Segunda. Subsección “A”. Consejero ponente: Hernán Andrade Rincón. Bogotá, D.C., diez (10) de
febrero de dos mil once (2011). Radicación número: 63001-23-31-000-1997-04685-01(16306).
- Sección Tercera. Subsección “B”. Consejero ponente: Ruth Stella Correa Palacio. Bogotá, D.C., veintiocho
(28) de febrero de dos mil once (2011). Radicación número: 11001-03-26-000-2007-00074-00(34816).
3
Sobre la reiteración: Tribunal Contencioso Administrativo del Cauca.
- Tribunal Contencioso Administrativo del Cauca. Magistrado Ponente: Hilda Calvache Rojas. Popayán,
veinticuatro (24) de junio de dos mil diez (2010). Expediente No. 2006014700.
- Tribunal Contencioso Administrativo del Cauca. Magistrado Ponente: Moisés Rodríguez Pérez. Popayán,
treinta (30) de noviembre de dos mil diez (2.010). Expediente No. 20090016500.
- Magistrado ponente: Carlos Hernando Jaramillo Delgado. Popayán, dos (2) de septiembre de dos mil diez
(2010). Radicación número: 2003-00028-00.
4
Consejo de Estado. Sala de lo Contencioso Administrativo. Sección Primera. Consejero ponente: Rafael E.
Ostau De Lafont Pianeta. Bogotá, D.C., veintiocho (28) de abril de dos mil once (2011). Radicación
número: 25000-23-15-000-2010-02234-01(PI).
5
Tribunal Contencioso Administrativo del Cauca. Magistrado Ponente: Carmen Amparo Ponce Delgado.
Popayán, veinticuatro (24) de marzo de dos mil once (2011). Expediente No. 20030002500.
aislados en los que se han concedido valor a las copias sin el lleno de las
formalidades, cuando por ejemplo, se trata de derechos pensionales6; y cuando
habiendo sido solicitados los documentos por la parte demandante en su escrito de
demanda, para que se oficie a la entidad demandada, aquella no los aporta o los
aporta en copia simple7.

Se debe agregar que a la fecha de esta sentencia, la Subsección “C” de la Sección


Tercera del Consejo de Estado en fallo de mayo de 2011, ha señalado una
situación adicional para darle valor a las copias simples, atendiendo los siguientes
requisitos:

“Del acervo probatorio, se destacan los siguientes aspectos:

2.1. La entidad demandada allegó en copia simple varios de los documentos que
integraron el expediente administrativo de protección a favor del menor Sebastián Rojo
Jiménez, medios de convicción que serán valorados en esta instancia por las
siguientes razones: i) porque son documentos cuyos originales se encuentran en
poder del ICBF –concretamente en sus archivos–, ii) fueron aportados por el
propio instituto, razón adicional para reconocerles valor probatorio, y iii) en los
términos de esta Subsección, es procedente apreciar las copias simples siempre
y cuando hayan obrado a lo largo del plenario, conforme al principio
constitucional de buena fe, puesto que han estado sometidas al principio de
contradicción, por las partes.

Sobre el particular, en reciente providencia se discurrió así:

“Lo primero que advierte la Sala es que el proceso penal fue aportado en copia
simple por la parte actora desde la presentación de la demanda, circunstancia que,

6
“(…) para esta Sala, dado que se trata de un derecho pensional, debe para el caso, efectuarse el análisis de
legalidad en aras de la prevalencia del derecho sustancial sobre el formal, sin que con esta decisión se estén
desconociendo los preceptos que obligan a la presentación en copia hábil de los actos cuya legalidad se
controvierte.” Consejo de Estado. Sala de lo Contencioso Administrativo. Sección Segunda. Subsección “B”.
Consejero ponente: Gerardo Arenas Monsalve. Bogotá D.C., veintiocho (28) de abril de dos mil once (2011).
Radicación número: 73001-23-31-000-2006-01286-01(1083-09).
7
“Los contratos serán considerados por la Sala no obstante haber sido aportados en copia simple, en
atención a lo establecido en la sentencia antes citada, debido a que estamos frente a un caso similar ya que
por auto de 4 de septiembre de 2006 que abrió el proceso a pruebas, se ordenó oficiar al Municipio de
Caloto, a petición de la parte demandante, con el objeto de que fueran aportadas copias auténticas de los
contratos 1210, 1213 y 1218 suscritos entre CAPRECOM y el Municipio de Caloto y no fueron aportados por
el ente Municipal.” Tribunal Contencioso Administrativo del Cauca. Magistrado Ponente: Moisés Rodríguez
Pérez. Popayán, veintiocho (28) de abril de dos mil once (2011). Expediente No. 20050047600.
prima facie, haría invalorable los medios de convicción que allí reposan. No
obstante, de conformidad con los lineamientos jurisprudenciales recientes, se
reconocerá valor probatorio a la prueba documental que si bien se
encuentra en fotocopia, ha obrado en el proceso desde el mismo instante
de presentación del libelo demandatorio y que, por consiguiente, ha
surtido el principio de contradicción.

“En efecto, los lineamientos procesales modernos tienden a valorar la conducta de


las sujetos procesales en aras de ponderar su actitud y, de manera especial, la
buena fe y lealtad con que se obra a lo largo de las diferentes etapas que integran
el procedimiento judicial.

“En el caso sub examine, por ejemplo, las partes demandadas pudieron
controvertir y tachar la prueba documental que fue acompañada con la
demanda y, especialmente, la copia simple del proceso penal que se
entregó como anexo de la misma, circunstancia que no acaeció, tanto así
que los motivos de inconformidad y que motivaron la apelación de la
providencia de primera instancia por parte de las demandadas no se
relacionan con el grado de validez de las pruebas que integran el plenario
sino con aspectos sustanciales de fondo que tienen que ver con la
imputación del daño y con la forma de establecer la eventual
participación en la producción del mismo.

“Por lo tanto, la Sala en aras de respetar el principio constitucional de


buena fe, así como el deber de lealtad procesal reconocerá valor
probatorio a la prueba documental que ha obrado a lo largo del proceso y
que, surtidas las etapas de contradicción, no fue cuestionada en su
veracidad por las entidades demandadas.

“El anterior paradigma fue recogido de manera reciente en el nuevo Código de


Procedimiento Administrativo y de lo Contencioso Administrativo –que entra a regir
el 2 de julio de 2012– en el artículo 215 determina que se presumirá, salvo prueba
en contrario, que las copias tienen el mismo valor del original cuando no hayan sido
tachadas de falsas; entonces, si bien la mencionada disposición no se aplica al caso
concreto, lo cierto es que con la anterior o la nueva regulación, no es posible que el
juez desconozca el principio de buena fe y la regla de lealtad que se desprende del
mismo, máxime si, se insiste, las partes no han cuestionado la veracidad y
autenticidad de los documentos que fueron allegados al proceso.” 8

Así las cosas, la Sala valorará con libertad probatoria la documentación aportada por el
demandado.” 9 (Negrillas del Despacho)

8
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia del 7 de marzo de 2011, exp. 20171, M.P. Enrique Gil
Botero.
9
Consejo de Estado. Sala de lo Contencioso Administrativo. Sección Tercera. Subsección “C”. Consejero
ponente: Enrique Gil Botero. Bogotá D.C., nueve (9) de mayo de dos mil once (2011). Radicación número:
05001-23-31-000-2001-01546-02(36912).
No obstante lo anterior, se debe resaltar que dicha posición no es mayoritaria en el
pleno de la misma Subsección “C” pues en fallo de marzo de 2011 se indicó que
las copias simples no tienen valor probatorio alguno:

“En cuanto a los argumentos esgrimidos por la parte demandante en la sustentación del
recurso, relacionados con el valor probatorio que debe dársele a la copia simple, el
Consejo de Estado ha manifestado de manera reiterada la exigencia legal en
materia de pruebas documentales como pasa a describirse:

“ (… ) Acerca de los documentos públicos y privados que se aporten a un proceso


judicial, el Código de Procedimiento Civil en su artículo 253 establece que estos
podrán allegarse en original o en copia, la cual puede consistir en una transcripción
o en una reproducción mecánica del documento y, si se trata de copias, según
el artículo 254 Ibídem, éstas tendrán el mismo valor probatorio que los
originales sólo en los siguientes casos: Cuando hayan sido autorizadas
por notario, director de oficina administrativa o de policía, o secretario de
oficina judicial, previa orden del juez en cuyo despacho se encuentre el
original o la copia autenticada, Cuando sean autenticadas por notario,
previo cotejo con el original o la copia autenticada que se le presente y,
Cuando sean compulsadas del original o de copia auténtica en el curso de
una inspección judicial. De manera que los documentos públicos o privados
allegados a un proceso deben serlo en original o en copia auténtica para que
puedan ser considerados como elementos de prueba válidos y, en consecuencia,
susceptibles de valoración 10. (Subrayado fuera de texto)

Así mismo, en sentencia del 31 de agosto de 2006 la Sección Tercera del Consejo de
Estado expuso que las copias simples no son consideradas como medios de prueba que
logren la convicción del Juez, por cuanto éstas no tienen la virtud de hacer constar los
hechos que con ellas se pretenden demostrar en cuanto su estado desprovisto de
autenticación impide su valoración probatoria, de conformidad con lo prescrito en la norma
procesal antes citada11.” 12 (negrillas del despacho)

Además, tanto la Sección Tercera como las demás Secciones del Consejo
de Estado, reafirman la falta de valor probatorio de las copias simples en

10
Consejo de Estado, Sección Tercera; Sentencia de 26 de mayo de 2010 –Radicación número: 52001-23-31-
000-1996-07976-01(17120) M.P. (E): Mauricio Fajardo Gómez
11
Consejo de Estado, Sección Tercera; Sentencia de 31 de agosto de 2006 –Radicación número: 52001-23-
31-000-1998-00150-01 (17482) M.P. Ruth Stella Correa Palacio
12
Consejo de Estado. Sala de lo Contencioso Administrativo. Sección Tercera. Subsección “C”. Consejero
ponente: Olga Melida Valle De La Hoz. Bogotá D.C., treinta (30) de marzo de dos mil once (2011).
Radicación número: 25000-23-26-000-2001-00975-01(36549).
reiterados fallos, -que por esa causa de replicación se convierten en
Jurisprudencia-, como se advierte en providencia de agosto de 2011:

“Finalmente, la Sala encuentra que varios de los documentos que fueron


aportados por el demandante al expediente con el propósito de ser valorados
como prueba se hallan en copia simple, circunstancia que impide asignarles
merito probatorio alguno 13 e imposibilita la elaboración de un juicio valorativo
respecto de los hechos de la demanda, como lo pretende el actor.” 14

Y de manera reciente en septiembre de 2011, con ponencia de Ruth Stella Correa


Palacio, se resaltó que los requisitos del artículo 254 del C.P.C., se ajustan a los
criterios procesales de todos los ordenamientos jurídicos y que las modificaciones
que la legislación ha tenido deben aplicarse conforme a dos momentos, el primero,

13
Toda vez que de conformidad con lo previsto por el artículo 253 del Código de Procedimiento Civil, los
documentos pueden aportarse al proceso en originales o en copias, las cuales pueden consistir en su
trascripción o reproducción mecánica y, según el artículo 254 del mismo Código, las copias tienen el mismo
valor del original en los siguientes casos: 1. Cuando hayan sido autorizadas por notario, director de oficina
administrativa o de policía, o secretario de oficina judicial previa orden del juez en donde se encuentre el
original o copia autenticada; 2. Cuando sean autenticadas por notario, previo cotejo con el original o con la
copia autenticada que se le ponga de presente y 3. Cuando sean compulsadas del original o de la copia
auténtica.
A lo anterior se agrega que el documento público –obviamente el original- es decir aquel que es expedido por
funcionario público, en ejercicio de su cargo o con su intervención, se presume auténtico y tiene pleno valor
probatorio frente a las partes, los terceros y el juez, salvo que su autenticidad sea desvirtuada mediante tacha
de falsedad, según lo dispone el artículo 252 del C. de P. C.

Al tenor de lo dispuesto por el artículo 252 del C. de P. C., ya referido, el documento privado se reputa
auténtico: i) cuando ha sido reconocido por el juez o notario o judicialmente se hubiere ordenado tenerlo por
reconocido; ii) cuando ha sido inscrito en un registro público a petición de quien lo firmó; iii) cuando se
encuentra reconocido implícitamente por la parte que lo aportó al proceso, en original o en copia, evento en el
cual no podrá impugnarlo, excepto cuando al presentarlo alegue su falsedad; iv) cuando se ha declarado
auténtico en providencia judicial dictada en proceso anterior, con audiencia de la parte contra quien se opone
en el nuevo proceso, y v) cuando se ha aportado a un proceso, con la afirmación de encontrarse suscrito por la
parte contra quien se opone y ésta no lo tacha de falso.

Ahora bien, la Ley 446 en su artículo 11 otorgó autenticidad a los documentos privados que fueren aportados
por las partes para ser incorporados a un expediente judicial con fines probatorios, sin la exigencia de la
presentación personal o autenticación, salvo lo dispuesto en relación con documentos emanados de terceros.
Igual sentido contiene el artículo 26 de la Ley 794 de 2003, modificatorio del artículo 252 del C. de P. C.,
disposición que ya existía en el Decreto-ley 2651 de 1991, artículo 25, cuestiones todas que deben entenderse
relacionadas, claro está, con los documentos que se aporten en original. Al respecto consultar, por ejemplo,
Consejo de Estado, sentencias del 28 de abril del 2010, Exp. 17.995 y del 18 de febrero de ese mismo
año, Exp. 18.006, entre muchas otras.
14
Consejo de Estado. Sala de lo Contencioso Administrativo. Sección Tercera. Subsección “A”. Consejero
ponente: Mauricio Fajardo Gómez. Bogotá, D.C., once (11) de agosto de dos mil once (2011). Radicación
número: 19001-23-31-000-1998-58000-01(20325).
frente a los medios de pruebas y el segundo, frente a los requisitos de aquellos,
estableciendo que las condiciones de presentación de las pruebas deben ajustarse
a la legislación vigente al momento de su presentación:

“Es importante advertir que la aludida exigencia de autenticación fue


encontrada ajustada a la Carta por la Corte Constitucional, al estimar que se
trata de una medida razonable, que no vulnera la presunción de buena fe
(artículo 83 C.P.) y que tampoco atenta contra el derecho constitucional de
acceso a la justicia (artículo 228 ibid.), ya que la exigencia de autenticación “no
tiene otra finalidad que rodear de garantías de certeza la demostración de los
hechos, fundamento del reconocimiento de los derechos” y pretender que la
primacía del derecho sustancial torna inexequibles las normas relativas a la
prueba, o la exigencia misma de ésta, según la ratio decidendi del fallo de
constitucionalidad, “es desconocer la finalidad de las pruebas y del proceso en
sí”15

De otra parte, si bien es cierto que el artículo 25 del Decreto 2651 de 1991 16 (invocado por
el actor en el recurso) previó que los documentos presentados por las partes para ser
incorporados a un expediente judicial, tuvieran o no como destino servir de prueba, se
reputarían auténticos, sin necesidad de presentación personal ni autenticación, todo ello sin
perjuicio de los documentos emanados de terceros, no es menos cierto que la Corte
Constitucional en el mismo pronunciamiento antes referido dejó en claro que
ese precepto alude a los ‘documentos’ y hay que entender que se trata de
documentos originales ya que “[s]ería absurdo, por ejemplo, que alguien
pretendiera que se dictara mandamiento de pago con la copia simple, es decir,
sin autenticar, de una sentencia, o con la fotocopia de una escritura pública,
también carente de autenticidad”17

De acuerdo con la jurisprudencia constitucional en cita un principio elemental


que siempre ha regido en los ordenamientos procesales consiste en que las
copias, para que tengan valor probatorio, tienen que ser auténticas. Y ello es así,
según la Corte Constitucional, porque “la certeza de los hechos que se trata de

15
Corte Constitucional sentencia C-023 de 1998
16
Diario Oficial No. 40.177, del 25 de noviembre de 1991.
17
Corte Constitucional sentencia C-023 de 1998
demostrar con prueba documental, y en particular, con copias de documentos,
está en relación directa con la autenticidad de tales copias” 18. Certeza que-
agrega el Tribunal Constitucional-es el fundamento de la eficacia de la
administración de justicia, y en últimas, constituye una garantía de la realización
de los derechos reconocidos en la ley sustancial.

El artículo 25 del Decreto 2651 de 1991, fue reproducido luego por el artículo 11 de la Ley
446 de 1998 haciendo claridad de que hacía relación a los documentos privados, previsión
luego incorporada por el artículo 26 de la Ley 794 de 2003 como inciso 4 del numeral 5 del
artículo 252 del C. de P. Civil y posteriormente, modificada por el artículo 11 de la Ley
1395 de 2010, en los siguientes términos:

“En todos los procesos, los documentos privados manuscritos, firmados o


elaborados por las partes, presentados en original o en copia para ser
incorporados a un expediente judicial con fines probatorios, se presumirán
auténticos, sin necesidad de presentación personal ni autenticación. Esta
presunción no aplicará a los documentos emanados de terceros de naturaleza
dispositiva” (se subraya).

De modo que, a partir de la vigencia de dicha ley (12 de julio de 2010)19 en los
procesos se presumen auténticos los documentos privados (no públicos como son
justamente los contentivos de contratos estatales) provenientes de las partes
manuscritos, firmados o elaborados por ellas, con independencia de la forma en
que se aduzcan (original, copia auténtica o simple).

A este respecto conviene no perder de vista que el artículo 39 de la Ley 153 de


1887, prescribe que los actos ó contratos válidamente celebrados bajo el
imperio de una ley podrán probarse bajo el imperio de otra, por los medios que
aquella establecía para su justificación; pero la forma en que debe rendirse la
prueba estará subordinada a la ley vigente al tiempo en que se rindiere.

Esta disposición se ocupa, pues, de la prueba de los actos y contratos ante


cambios en la legislación, y al hacerlo prevé dos reglas: (i) la parte sustantiva o
material de la prueba se rige por la ley vigente a la época de la celebración del

18
Corte Constitucional sentencia C-023 de 1998.
19
Según Diario Oficial No. 47.768 de esa fecha.
acto o contrato (por ejemplo, el medio de prueba); y (ii) la parte adjetiva, esto
es, la concerniente a la ritualidad o forma en que debe rendirse está sometida a
la ley que rige al momento de solicitarla, decretarla, practicarla o incorporarla al
proceso dentro de las oportunidades procesales correspondientes.

En tal virtud, el artículo 11 de la Ley 1395 de 2010 no resulta aplicable al sub


examine, en primer lugar, por cuanto versa sobre documentos privados y no sobre
documentos públicos, como son los contratos estatales (art. 251 C. de P. Civil 20; y en
segundo lugar, porque su entrada en vigencia (12 de julio de 2010) es posterior
a la solicitud, decreto y práctica de las pruebas documentales en este proceso
(24 de febrero de 1999).

Por otra parte, siguiendo la citada decisión con efecto de cosa juzgada
constitucional que por lo mismo es de obligatorio cumplimiento para todas las
autoridades y particulares (art. 243 superior, art. 45 LEAJ y art. 21 Decreto 2067
de 1991), la jurisprudencia de la Sala21 en forma reiterada ha sostenido que las
copias que se aporten al proceso deben cumplir con las previsiones del citado
artículo 254 del C. de P. Civil y a fortiori si con ellas se pretende acreditar
obligaciones o el negocio jurídico en tanto fuente de éstas en particular del
contrato estatal, en tanto dicho mandato-por su contenido-reviste el carácter de
norma imperativa y por lo mismo no puede ser modificada por sus destinatarios
(partes o jueces).

Y por ello se ha insistido en que si la parte actora no trae al proceso copia


auténtica del contrato, no hay lugar a acceder a sus súplicas en tanto no se
demuestran-por esa omisión-los hechos en que fundamentan, esto es, no se
acredita la fuente de la controversia contractual y por lo mismo la primera carga
probatoria que incumbe al actor es justamente demostrar la existencia del
negocio jurídico, pues al acreditarlo se probarán las obligaciones que emanan de
éste y cuyo incumplimiento se alega.
(…)

20
Documento público es el otorgado por funcionario público en ejercicio de su cargo o con su intervención
21
Cfr. Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia de 18 de mayo de 1992, exp. 5355; auto de marzo 11 de
2004 exp. 26.182; sentencia de 2 de mayo de 2007, exp. 16211; sentencia de 20 de septiembre de 2007, exp.
16.852; sentencia de 20 de septiembre de 2007, exp. 16.852; sentencia de 9 de mayo de 2011, exp. 17.864.
Como ya se precisó de conformidad con el marco legal aplicable, la decisión de
constitucionalidad con efectos de cosa juzgada absoluta ampliamente reseñada
y la jurisprudencia reiterada de esta Sala no es posible admitir como prueba del
contrato estatal el documento que aportó la parte actora, porque se encuentra
en copia simple.

Por manera que no se puede valorar, en términos del artículo 254 CPC, toda vez
que ante la ausencia de prueba del contrato, no es posible para la Sala analizar y
determinar el incumplimiento reclamado por el demandante, y menos aún, como ha
indicado la Sala, deducir responsabilidad patrimonial de tipo contractual cuando no se
demuestra la existencia del contrato; requisito imprescindible para que el juzgador acceda a
las reclamaciones del actor, como que constituye el fundamento y razón de ser de las
mismas.22
(…)

En el sub examine el demandante incumplió con esta carga y al hacerlo también


pasó por alto lo ordenado por el artículo 177 del Código de Procedimiento Civil,
según el cual incumbe a las partes probar el supuesto de hecho de las normas
que consagran el efecto jurídico que ellas persiguen (onus probandi incumbit
actori).

Preceptos que son desarrollo del principio de auto responsabilidad de las partes
que impone al interesado una conducta procesal, que de no adelantarse deberá
acarrear las consecuencias adversas que ella apareja. Regla que lleva consigo
que el demandado ha de ser absuelto de los cargos, si el demandante no logró
probar los hechos constitutivos de la demanda (actore non probante, reus
absolvitur).

Esta omisión constituye por sí sola razón para considerar que las pretensiones no están
llamadas a prosperar en tanto no se acreditó la existencia del contrato que sustenta la
causa de la acción y por lo mismo la Sala confirmará la decisión impugnada.” 23

(Negrillas adicionadas)

22
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia de 18 de mayo de 1992, exp. 5355
23
Consejo de Estado. Sala de lo Contencioso Administrativo. Sección Tercera. Subsección “B”. Consejero
ponente: Ruth Stella Correa Palacio. Bogotá, D.C., diecinueve (19) de septiembre de dos mil once (2011).
Radicación número: 23001-23-31-000-1999-00355-01(21128).
En tales condiciones, es de indicar que la no resulta aplicable en el caso de autos
el artículo 11 de la Ley 1395 de 2010, puesto que la entrada en vigencia de la
norma es posterior a la fecha en que se presentaron, obtuvieron y arrimaron al
proceso los documentos que pretende hacer valer como pruebas.

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