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LA FELICIDAD EN RICOEUR

Lo que se intenta abarcar en esta parte de la lectura es el carácter global de la desproporción,


tomando como punto de investigación a la felicidad como un panorama integral de los aspectos de
desbordamiento que tienden hacia un bien como obra del hombre, por medio de una
investigación minuciosa.

En este punto Ricoeur toma como eje central la búsqueda de el sentido de la dicha a lo que
citando a Kant la expresa como “algo grato de la vida que acompaña interrumpidamente a toda la
existencia” (Ricoeur, 1960. p114) como un principio material de la facultad de desear.

La felicidad toma el aspecto de idea ingenua que se origina por el análisis de los actos humanos
que tienden a la búsqueda de un resultado, -entonces yo soy feliz porque esto me brinda tal
satisfacción-. Esto lo que busca es el cumplimiento de un auto estímulo proveniente de un posible
amor de sí. Desde lo practico, sería entonces una perspectiva finita, que captada según la
percepción, no tiene trascendencia tal como para llegar a una definición precisa de la felicidad,
puesto que sólo busca la satisfacción de un bien vivir.

Pero en este punto Kant intentar abortar la felicidad precisamente desde el amor propio, desde la
moralidad. Ricoeur sitando a Kant nos dice que “la conciencia que posee un ser racional sobre el
contento de la vida como compañero interrumpido de toda su existencia es la felicidad, y el
principio de tomar la felicidad como principio supremo en la determinación de la libre elección es
el principio del amor de sí” (Ricoeur, 1960. p116). Desde esta posición se puede divisar a la
felicidad como un punto duradero, que perdura, y que el hombre la toma como un proyecto para
su vida más no como la satisfacción de un deseo basado en el objeto.

precisamente este proyecto existencial según Ricoeur lo toma no como una suma sino como un
todo dónde parten los deseos de la vida pero no la llama como felicidad sino como el objeto
íntegro de la razón práctica pura a lo que nos lleva a estudiar la desde este punto de vista.

La razón nos sirve como plataforma de continuidad de nuestra existencia, que desde nuestras
capacidades finitas nos conduce a un querer perfecto fruto de nuestra capacidad racional, pero al
combinarla con el sentido de la omnipotencia, nuestros deseos adquieren una profundidad
infinita, como un anhelo de la felicidad, un punto al cual quiero llegar. De esta manera la
desproporción se manifiesta entre el ejercicio de la actividad humana, la finitud del carácter visto
en las anteriores sesiones y la finitud de la felicidad.

Teniendo en cuenta que en el desarrollo de nuestras vidas, nos encontramos con aspectos buenos
y malos según nuestra experiencia, el carácter toma una acción reflexiva que conduce a identificar
lo bueno y lo malo para mi propia existencia.

Podríamos entonces decir que nuestra experiencia juega un papel importante en la búsqueda de la
felicidad, pues mi carácter reflexivo me permite percibir señales de felicidad que iré guardando
según el transcurrir de mi destino, suscitando la convicción de estar haciendo las cosas bien en el
proyecto de mi existencia qué me sirven como una motivación a la felicidad, observando esta
experiencia como una conciencia de dirección hacia esa dicha total que la razón nos exige.

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