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Corazón por la casa

Yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y las puertas del reino de
la muerte no prevalecerán contra ella. Mateo 16:18 (NVI)

Te daré las llaves del reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo,
y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo. Mateo 16:19 (NVI)

Cuando nosotros tenemos una revelación de quién Él es, Él nos demuestra quiénes somos
nosotros.

Cuando nosotros edificamos su casa, Él edifica la nuestra.

Donde hay visión, Dios siempre traerá provisión.

El Dios de Abraham, Isaac y Jacob. Dios es un Dios generaciones.


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El Señor se le apareció por segunda vez, como lo había hecho en Gabaón, y le dijo: «He oído
la oración y la súplica que me has hecho. Consagro este templo que tú has construido para que
yo habite en él por siempre. Mis ojos y mi corazón siempre estarán allí. 1 Reyes 9:2-3

¿Qué pasa cuando tenemos un corazón por la casa?

1. Nuestro alcance e impacto se multiplica

Dios no es un Dios que es “casi suficiente”, sino que es un Dios que es “más que suficiente”.

2. Nuestra vida siempre dará fruto


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Como palmeras florecen los justos; como cedros del Líbano crecen. Plantados en la casa del
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Señor, florecen en los atrios de nuestro Dios. Aun en su vejez, darán fruto; siempre estarán
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vigorosos y lozanos, para proclamar: «El Señor es justo; él es mi Roca, y en él no hay
injusticia». Salmo 92:12-15

La profundidad de tus raíces en la casa del Señor determinará las alturas de tu llamado.

3. Alineamos nuestro corazón con el corazón de Dios

La iglesia no es periférica al mundo, el mundo es periférico a la iglesia. La iglesia es el cuerpo


de Cristo en el que habla y actúa; y a través de ella, él llena todas las cosas con su presencia.
Efesios 1:23 (El Mensaje)

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