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En los países democráticos se celebran cada cierto tiempo unas elecciones

parlamentarias, donde la ciudadanía elige a los representantes del pueblo que van

a ser parte de las instituciones del Estado, más específicamente del Parlamento,

donde en países como Colombia se conoce como el Congreso de la República,

conformado por el Senado y la Cámara de Representantes, instituciones que

hacen parte del poder legislativo.

Para hacer un poco de énfasis en el concepto de Parlamento, Ossorio define ese

concepto como el organismo que representa al Poder Legislativo de un Estado,

tanto si está integrado en una sola Cámara (la de Diputados o Representantes)

como si lo está por dos (la precitada y la de Senadores).1 Se hace evidente que la

definición de Ossorio es de carácter general, sin embargo un gran número de

países tienen como sistema político el Parlamentarismo, que tiene una

particularidad y es que el Poder Ejecutivo encabezado por el Presidente incide en

las competencias del Poder Legislativo, mientras que en un sistema político como

el colombiano, esas ramas del poder son totalmente independientes. No obstante,

Parlamento y Congreso, de forma general, son equivalentes.

La manera de elegir a los representantes es mediante un mecanismo de

participación ciudadana que se concibe como la esencia de una democracia: el

voto popular. Mediante este mecanismo el ciudadano expresa su confianza en

algún candidato o lista de su preferencia con el cual quiere sentirse representando

y vota por él el día de las elecciones.

La teoría de la representación política plantea tres puntos por los cuales los

representantes obtienen la confianza de los ciudadanos: una idea política, una

institución jurídica o un fenómeno sociológico indispensable para explicar la

existencia del sistema democrático. El primer punto o idea política, se basa en que

los ciudadanos se sienten identificados con cierto pensamiento o ideología que el

1OSSORIO, Manuel. Diccionario de Ciencias Jurídicas Políticas y Sociales: 1ª Edición Electrónica.


Disponible en: <http://derecho.upla.edu.pe/pdf/diccionariosorio.pdf> [citado en 24 de febrero de
2014]
candidato profesa, convirtiéndose este acto en el motor principal para que el

individuo salga a votar y que a partir de ese momento se constituye un movimiento

caracterizado con cierta postura, ideología o pensamiento político. El segundo

punto o institución jurídica, recae en el vínculo que establece el representado con

el representante, este último cuando es elegido parlamentario o congresista tiene

que reflejar la voluntad del cuerpo de los electores y es responsable ante dicho

cuerpo, por lo que los ciudadanos ven, así no estén alineados con una postura

política específica, un enlace con las instituciones del Estado y por consiguiente, la

esperanza de cumplir con las obligaciones que benefician a la ciudadanía; esto

motiva a los electores a creer en un gobierno representativo. Y el tercer punto o

fenómeno sociológico que explica la existencia de un proceso democrático, tal vez

el más complejo de entender, se basa en el sentido de pertenencia que tienen los

ciudadanos con la democracia, el de salir a votar por preservar un sistema que

ellos consideran como el más adecuado, que denota con claridad que el

ciudadano así no se sienta representado con cierta postura política o no sienta con

sus representantes un vínculo jurídico, tiene el deber de salir a votar porque cree

en las instituciones y en la soberanía popular.

Cuando se tienen claro esos tres puntos, es necesario reconocer que en Colombia

el tercer punto está muy debilitado y se hace evidente en el gran porcentaje de

abstención electoral que es de un 51% debido a que los colombianos no creen en

la clase política colombiana por estar marcada en escándalos de corrupción,

paramilitarismo, narcotráfico, etc. Sin embargo hay representantes que gozan del

voto de opinión, que en sí es una manera con la que el elector confía en el

representante.

El éxito de un candidato radica primero en la confianza que tengan los electores

en él, que por supuesto va ligada a la personalidad del candidato y a las buenas

gestiones que haya hecho, y también en la forma de generar opinión o

credibilidad por medio de las campañas políticas.

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