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Una breve reflexión sobre los vínculos entre la tecnología y la creación

artística: El Cuarteto para cuerdas y helicópteros de Stockhausen.

Camilo B. Ramírez

En este texto realizaremos algunas reflexiones sobre la manera en que la tecnología

(o los artefactos tecnológicos ajenos al ámbito del “arte”) y la creación artística

pueden estar vinculadas con el fin de originar una unidad de expresión. Para llevar

a cabo esto, pretendemos analizar un caso específico: el Helikopter-Streichquartett

(Cuarteto para cuerdas y helicópteros) compuesto por Karlheinz Stockhausen entre

1992 y 1993. En el análisis trataremos de exponer, de manera general, cómo

Stockhausen articula, en dicha obra, la unificación de la forma, el contenido y la

ejecución o práctica performativa. Posteriormente, intentaremos ver cómo algunas

ideas de Simondon (2008) sobre el pensamiento técnico y estético pueden

ayudarnos a realizar una posible interpretación de esta obra de Stockhausen en los

términos de la relación tecnología-creación artística. También, con esos mismos

fines de la interpretación del Cuarteto, expondremos la idea de Galison (1994) sobre

el acoplamiento o compenetración entre el objeto técnico y la persona que lo

manipula.

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Stockhausen (1928-2007) fue conocido como un famoso músico alemán que —

después del “vacío” provocado por el desprecio que los nazis alemanes tuvieron

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hacia muchos de sus músicos (Tannenbaum, 1988: 8)— fue considerado un pionero

de la creación de una nueva “fórmula musical europea”, la cual estaba relacionada,

según él, a una revolución de la conciencia musical y científica que buscaba el

descubrimiento de “nuevas leyes del sonido” (9). Nuevas leyes del sonido que

estaban dirigidas a una inédita forma de ampliar o configurar la conciencia sonora

o auditiva; dirigidas, pues, a tener una nueva experiencia de la audición de la

música.

Stockhausen fue uno de los primeros músicos que, en los años 50, realizó una

investigación sobre la unión de los espectros de sonido mediante la mezcla de

“sonidos puros” originados electrónicamente (Gorman, 2008: 3873); en este sentido

(y tomando en cuenta gran parte de su producción artística) se puede decir que:

“Las composiciones innovadoras e influyentes de Stockhausen cerraron con éxito

la brecha entre la tecnología y el esfuerzo creativo e integraron un amplio espectro

de conceptos musicales y no musicales” (3872).

Este músico alemán se ocupó no sólo de la tecnología como instrumento o

herramienta para generar intencionalmente una nueva gama de sonidos obtenidos

sintéticamente, sino también de la tecnología no musical (que funciona por sí misma

en cierto ámbito social e histórico) como configuradora de sonidos que pudieran,

potencialmente, estar inscritos en una obra artística sonora. Por ejemplo, desde

1960, en su composición Carré, “Stockhausen estudió las vibraciones provenientes

de los motores de los aviones propulsados por hélices y luego compuso el trabajo

como una exploración de las fluctuaciones de los sonidos continuos” (3874). Con

esta obra intentó romper la estructura espacial y temporal normal entre el

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compositor, los ejecutantes y los espectadores, pues, por ejemplo, rodeó al público

con sonidos en movimiento provocado por ciertos artefactos; esto se puede percibir

como “una aventura técnica y estética de grandes consecuencias” (3875).

Hay muchos más ejemplos de las obras en que Stockhausen trata de llevar a cabo

una síntesis entre los avances tecnológicos y sus experiencias creativas musicales.

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El Cuarteto para cuerdas y helicópteros (1992/93) es un claro ejemplo de las

preocupaciones de Stockhausen por desarrollar una nueva conciencia sonora, una

nueva experiencia sobre la audición de la música. Es también un claro ejemplo de

una manera poco común de condensar, en una composición musical, sonidos

ejecutados por instrumentos musicales tradicionales y sonidos ejecutados por

artefactos tecnológicos no utilizados en el tradicional ámbito de la música: cuerdas

y helicópteros.

A Karlheinz Stockhausen.

En una larga noche de 1992 helicópteros helicópteros

el compositor Stockhausen helicópteros helicópteros

soñó con cuatro helicópteros helicópteros helicópteros

en vuelo que transportaban helicópteros helicópteros

cada uno a un ejecutante

De un cuarteto de cuerdas helicópteros helicópteros

y al despertar de inmediato helicópteros helicópteros

realizó algunos bocetos helicópteros helicópteros

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pero no le contó a nadie helicópteros helicópteros

ni el hecho ni el sueño

Cuando el violinista inglés helicópteros helicópteros

Irvinne Arditti le sugirió helicópteros helicópteros

a Stockhausen que escribiera helicópteros helicópteros

para un cuarteto de cuerdas helicópteros helicópteros

el compositor dijo que no

Como tantas otras veces helicópteros helicópteros

pero luego recordó el sueño helicópteros helicópteros

y en el Festival de Holanda helicópteros helicópteros

estrenó su cuarteto para helicópteros helicópteros

helicópteros y cuerdas.

[Alberto Blanco (2007)]

Este cuarteto forma parte de la tercera escena de Miércoles de luz, que forma parte

a su vez de un ciclo de dramas musicales que comenzó a componer desde 1977.

El Cuarteto está conformado por dos violines, una viola, un chelo y cuatro

helicópteros con sus respectivos pilotos. Como parte de la infraestructura visual y

sonora dirigida a la percepción del público, están integrados cuatro transmisores de

televisión, cuatro transmisores de sonido, cuatro columnas de televisores y cuatro

columnas de altavoces. La obra dura aproximadamente 32 minutos.

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Sobre la práctica performativa de esta obra podemos decir que cada integrante del

cuarteto de cuerdas ejecuta su sección musical estando dentro de cada uno de los

helicópteros en pleno vuelo. Los cuatro ejecutantes están sincronizados por un

pulso del metrónomo recibido por medio de unos auriculares. Los músicos de

cuerdas, en casi toda la obra, tocan trémolos y glissandi trinados que imitan y se

mezclan muy bien con los timbres y los ritmos de las hélices de los helicópteros en

vuelo, cuyo sonido es considerado como efecto de la ejecución de un instrumento

musical.

Todos los instrumentos musicales tienen micrófonos que registran y transmiten el

sonido producido, y por instrumentos también me refiero a las hélices de las

aeronaves y a la voz de los ejecutantes (los cuales, en algunas secciones, emiten

sonidos con la voz). Los ejecutantes de los instrumentos de cuerda son

videograbados. Tanto el video como el audio grabados son transmitidos al público

por medio de los reproductores de video y de sonido.

Un aspecto interesante que menciona Stockhausen sobre la práctica performativa

es el hecho de que los conductores de los helicópteros, por medio de una serie

particular de ensayos, pueden ejercer cierta influencia premeditada o consiente

sobre la ejecución de los músicos de cuerdas. ¿Qué nos puede decir la práctica

performativa de esta obra acerca de la ontología de la relación tecnología-expresión

artística?

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Acerca de la forma podemos exponer que el Cuarteto representa el resultado de

una búsqueda de nuevas maneras de escritura o notación musical, que tienen

relación con una forma no convencional de ejecutar los instrumentos, sin establecer

una ruptura radical con las prácticas académicas tradicionales.

En un cuarteto común, cada instrumento tiene su propia partitura; en este caso,

debido al contenido (donde los glissandos son de alturas amplias), y para poder

simplificar la escritura y vaciar el contenido en la forma, todos tienen la misma

partitura, pero ejecutan sólo una sección específica que está delimitada por los

colores. Esta composición se podría clasificar como “música atonal”, fundamentada

en la polifonía (es decir, en “un conjunto de sonidos simultáneos en que cada uno

expresa su idea musical, pero formando con los demás un todo armónico”1).

(1)

1
Definición dada por la RAE.

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(2)

Para ejemplificar de alguna manera lo que dijimos en el párrafo de arriba, en la

primera imagen podemos ver la partitura del Cuarteto de Stockhausen; en la

segunda, una partitura convencional también de un cuarteto de cuerdas, pero sin

helicópteros.

Un aspecto relevante que podemos mirar en la forma gráfica de la notación musical

de la partitura de Stockhausen, es que están representados los despegues y

aterrizajes de los helicópteros. Es decir, en el terreno de la representación musical

se ha infiltrado y establecido un grupo de “extraños”: cuatro helicópteros y sus

pilotos, cuatro artefactos tecnológicos “no musicales”. Una vez más podemos

preguntarnos, ¿qué nos revela la forma de representación gráfica de Stockhausen

sobre la relación tecnología-creación artística?

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El contenido en esta obra es el diseño abstracto de las estructuras que Stockhausen

quería representar —quizás queriendo reflejar sus intentos por expandir la

conciencia auditiva de los espectadores—, y esto es lo que se traduce en la forma

gráfica de la representación. El contenido es lo que rige cómo los sonidos se van a

desarrollar en la estructura temporal y espacial establecida.

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Creemos que la manera en que Stockhausen articula la integración de forma,

contenido y práctica performativa del Cuarteto puede ser vista, sin intenciones de

descartas otras múltiples posibilidades, por medio de diversos componentes: una

“dislocación sistemática” que pretende ampliar la conciencia auditiva; el hecho de

desdibujar los límites de los ámbitos musicales y tecnológicos para mostrarlos como

parte de una única realidad sonora; la compenetración entre el objeto tecnológico,

el organismo humano y la práctica artística musical o sonora.

Quizás podamos percibir el Cuarteto como la manifestación de una “dislocación

sistemática”2. La manifestación de una actividad en que se saca algo de su lugar

habitual, de su contexto usual, atendiendo a una estructura determinada con el fin

de configurar un nuevo universo de significación. Configurar, tal vez, ciertos “signos”

que de manera intencional pretenden producir significados que parecen extraños a

un ámbito cultural específico (Castañeda, 2010), pero con los que se quiere

transmitir una idea o intención.

2
Fórmula extraída del texto de Rodari: Gramática de la fantasía.

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Así pues, Stockhausen realiza una dislocación: saca a los helicópteros ( y su ruido)

de su ámbito “natural” para incrustarlos en un universo “extraño”, es decir, en el de

la creación musical. Una dislocación donde los helicópteros, los pilotos y los sonidos

provocados por estos artefactos forman parte de un universo musical único. Una

dislocación que nos permite ampliar nuestra conciencia auditiva, que nos permite

ser conscientes del ritmo y modulaciones sonoras de un artefacto tecnológico ajeno

al “arte” entretejidos en un mismo telar con los ritmos y sonidos provocados por

instrumentos musicales. El resultado es, pues, un inusual universo sonoro.

Por otro lado, podríamos decir, junto con Simondon (2008), que el Cuarteto de

Stockhausen nos hace percibir un ejemplo en que los límites divisorios entre el

ámbito artístico musical y el tecnológico quedan borrados. Las barreras entre el

hombre creativo y los artefactos no artísticos son derrumbadas. El Cuarteto nos

permite caracterizar al ser humano creativo “como organizador permanente, como

intérprete viviente de máquinas, unas en relación con otras” (Simondon, 2008: 33).

En dicha obra, pues, podemos distinguir una “transición” ininterrumpida entre los

sonidos de los artefactos no musicales y los sonidos producidos por los

instrumentos musicales (202). Podríamos hablar incluso de un “travestimiento” de

los sonidos tecnológicos en expresiones estéticas (202). La obra de Stockhausen,

nos invita a pensar en la posibilidad de que todo artefacto tecnológico es capaz de

manifestar o revelar su existencia estética “en la medida en que prolonga el mundo

y se inserta en él. Pero no es bello sólo el objeto técnico: también lo es el punto

singular del mundo que concretiza el objeto técnico” (203).

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Otro aspecto interesante de la inserción de un artefacto en el ámbito “artístico” es la

comprensión del funcionamiento de dicho artefacto, en donde el artista, en su

calidad de usuario, encuentra ciertos usos insólitos y extraordinarios a tal o cual

máquina o tecnología. El hecho de que un piloto sepa manejar el helicóptero, y así

poder influir conscientemente en la ejecución de los músicos, y que el artista tenga

cierto conocimiento del funcionamiento de esa tecnología aérea contribuyen

también a originar un universo de expresión en donde tecnología y arte coexisten:

“hace falta una educación técnica para que la belleza de los objetos técnicos pueda

aparecer como inserción de los esquemas técnicos en un universo, en los puntos-

claves de este universo” (203-204).

Para finalizar, podemos decir que El Cuarteto para cuerdas y helicópteros también

es la ejemplificación de la compenetración entre el objeto tecnológico, el organismo

humano y la práctica artística musical o sonora. Apoyados en uno de los argumentos

de Galison (1994), tenemos la posibilidad de interpretar el Cuarteto como una

ejemplificación en que los músicos, los pilotos y los helicópteros se encuentran

íntimamente unificados o mezclados, y en donde la distinción del estado humano-

artista y máquina no es muy clara (233). Así, pues, en esta obra artística de

Stockhausen hay una “borrosidad del límite humano-máquina en general” (233),

pues los pilotos y los músicos son uno solo con los helicópteros: son la unión que

posibilita la expresión de la idea artística. Así, pues, en esta obra artística cada

helicóptero se humaniza como un intérprete musical: cada helicóptero “actúa como

si tuviera un propósito” artístico interpretativo (246). Y desde el punto de vista del

oído de Stockhausen, seguramente los sonidos provocados por los músicos no

diferían de los provocados por el funcionamiento de las máquinas aéreas.

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►Bibliografía:

- Castañeda, Audy (2010). “Dislocación cultural en la obra de Elizabeth Núñez”.

Tonos digital: Revista electrónica de estudios filológicos.

- Simondon, G. (2008). El modo de existencia de los objetos técnicos. Argentina:

Prometeo Libros Editorial.

- Galison, P. (1994). “The ontology of the enemy: Norbert Wiener and the cybernetic

visión.” Critical inquirí, 228-266.

- Rodari, G. (2004). Gramática de la fantasía. Introducción al arte de inventar

historias. Barcelona: Planeta.

- Gorman, Robert F. (2008). “Karlheinz Stockhausen” en Great Lives from History:

The 20th Century. Salem Press, Incorporated.

-Tissot, G. (2008). The first electroacoustic pieces by karlheinz stockhausen:

Technologies and aesthetics. Organised Sound, 13(3), 167-175.

-Tannenbaum, M. (1988). K. Stockhausen: Entrevista sobre el genio musical.

Madrid: Turner.

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- Woolgar, Steve (1991). “Configuring the user: the case of usability trials.” En Law,

John (ed.) A Sociology of Monsters. Essay on power, Technology and Domination

(London/NY: Routledge), cap. 2.

-Introducción de Stockhausen a su “Cuarteto para cuerdas y helicópteros”

disponible en:

https://web.archive.org/web/20050205074956/http://www.stockhausen.org:80/helic

opter_intro.html

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