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COLEGIO NUESTRA SEÑORA DE FATIMA

CAMINOS DE RESILIENCIA

ESTUDIANTE:

LAURA VALENTINA CASTELLANOS CASTRO

PROFESOR:

ROSA VIRGINIA MONTEJO BORDA

CURSO:

11ºD

AÑO:

2018
CAMINOS DE RESILIENCIA
El objetivo principal de esta charla radica en crear
conciencia en las personas sobre cómo estamos
actuando, en incentivar en nosotros el valor de
perdonar y de creer en que las personas pueden ser
diferentes, que aún hay personas buenas que deciden
enmendar sus errores y de corazón lo ponen en
práctica.
Los anfitriones Maira Caicedo y Richard Ladino, futuro
periodistas y ganadores del permio nacional de
periodismo 2018, premio otorgado a la mejor tesis de
grado nacional, el próximo 29 de abril sacaran a la
venta su libro llamado “Caminos de resiliencia” en la
feria del libro del año vigente.

MAIRA CAICEDO:
Estudiante de Comunicación Social- Periodismo de la Corporación Universitaria
Minuto de Dios. Creadora del documental web “Caminos de Resiliencia”.
Encargada del contacto con las fundaciones, realización de las entrevistas,
montaje de las historias y documental, además del apoyo en temas logísticos.
Seducida por la escritura y enamorada del periodismo cultural.
RICHARD LADINO:
Estudiante de Comunicación Social- Periodismo de la Corporación Universitaria
Minuto de Dios. Creador del documental web “Caminos de Resiliencia”. Encargado
del diseño, diagramación, grabación y edición del documental. Mi especialidad es
contar las historias que nadie ve pero merecen ser contadas. Soñador, escritor y
creyente de un periodismo responsable.
En su tesis, nos muestran unas historias de cuatro personas las cuales decidieron
cambiar la guerra por un lienzo, unos instrumentos musicales, entre otros y así
contribuir a la paz a partir de esto.
“Como jóvenes hemos crecido viendo como el conflicto armado ha causado
estragos en el país. Hemos crecido con historias cargadas de violencia donde
pareciera que la esperanza se hubiera esfumado por completo. Por eso, desde el
periodismo hemos querido reunir y dar a conocer cinco relatos llenos de
esperanza que tienen como eje el conflicto que ha vivido Colombia, pero dejando
de lado la revictimización e irresponsabilidad, que ha sido el único mecanismo
para contar las memorias de la población sobreviviente” – MAIRA Y RICHARD EN
SU TESIS

¡Hay más Caminos de Resiliencia por explorar!

Marino Rivera
Una de las personas que decidió cambiar las armas por su voz y volverse locutor
de su propia emisora.
Fue uno de los más de siete millones de desplazados que dejó el conflicto armado
en Colombia, luego de abandonar el departamento del Caquetá por amenazas
contra su vida por parte de un grupo guerrillero.
Deambuló por las calles de Bogotá hasta llegar a varias fundaciones que le
brindaron ayuda. Años después logra reponerse y crea la fundación Colombia
Nuevos Horizontes ubicada en Soacha, que desde su creación hace once años ha
atendido cerca de seis mil personas.
Hoy Marino se encuentra de nuevo en Caquetá, desde allí coordina la fundación y
además dedica su tiempo hacer radio comunitaria a través de su emisora Omega
Stereo.
Marino Rivera es creador y representante legal de la fundación Colombia Nuevos
Horizontes.
Jhon Hernández
Jhon Hernández es un joven
actor del barrio Bellavista en
Ciudadela Sucre, quien gracias
a las artes escénicas ha
logrado superar los efectos
negativos del conflicto armado.
Por un lado, dos integrantes
de su familia conforman las
filas de las FARC.
Y por otro, las problemáticas
sociales que ha
desencadenado la guerra como por ejemplo:
 las fronteras invisibles
 el micro tráfico
 las pandillas que han azotado fuertemente a la comuna de Cazucá.
Actualmente, Jhon adelanta procesos formativos comunitarios, y es uno de los
talleristas del curso de teatro de la fundación Arte Sin fronteras, la misma que
cuando niño lo adentró al mundo artístico.

Cecilia Arenas
Es una de las tantas
hermanas, madres y
esposas del municipio de
Soacha que buscan justicia
y reparación en el caso de
los Falsos Positivos, sus
familiares fueron
presentados por el Ejército
Nacional como dados de
baja en combate.
En el año 2008, se
conocieron los casos de 19
jóvenes de Soacha y
Ciudad Bolívar quienes con falsas promesas de empleo fueron trasladados a
varios puntos del país, y luego asesinados.
Cecilia y otras mujeres se convirtieron en los rostros visibles del no olvido y la no
repetición, ellas le recuerdan a Colombia que olvidar nunca será una opción.
Franklin García
Es vicepresidente de la
Junta de Acción
Comunal del barrio
Santa Helena de la
comuna seis del
municipio de Soacha y
encargado actualmente
de la fundación
Colombia Nuevos
Horizontes.
Oriundo del
departamento del
Caquetá donde tuvo que
salir al vivir el conflicto armado en esta zona del país.
Sin buscarlo se convirtió en un actor social importante. Él demuestra como los
sobrevivientes del conflicto a pesar de haber sufrido una situación dolorosa han
generado procesos de resiliencia y contribuido desde su cotidiano a la
construcción de paz.

LA HISTORIA QUE YO CONSULTE:


MARTHA CADAVID

Víctima de crímenes de estado. Espera indemnización

“Después de despedir a mi hijo no volví a saber de él. Tenía que presentarse al


batallón en Chocó, donde prestaba servicio desde el 10 de junio de 2011. Estuve
con él en el juramento de bandera y me tomé fotos, y estuvimos hasta el 2 de
octubre cuando regresó al batallón.
Eso fue un domingo, y al jueves volvimos a conversar. No volví a saber de él. Le
marqué al teléfono y no me contestaba. Yo llamaba al batallón y me decían
diferentes cosas.
El coronel me decía una cosa, que esperara que él de pronto aparecía, que había
desertado con otros compañeros y que se vino para Medellín, que el único que
pasó aquí fue él y que porque los otros se devolvieron.
Un día después de una intensa búsqueda por saber del paradero de mi Santiago
soñé con él y me dijo que en 16 días venía, y en 16 días lo encontré porque un
auxiliar de la Sijín me dio un número y me dijo que preguntara, pero tres meses
después de que estaba muerto. El patrullero me dijo que hablara con un capitán y
cuando lo contacté, este señor me expresó: ‘muy bueno que apareció un familiar
de ese joven enterrado el 9 de octubre como n.n.’
A él lo encontraron tres días después de su muerte un campesino que avisó a la
Defensa Civil y lo llevaron al hospital de Tadó, Chocó, porque el mismo mayor me
dijo que se cansó de llamar a todos los batallones y le dijeron que estaban
completos pero que los soldados estaban en el área, pero faltaba mi hijo.
Ya llevo cuatro años en esta lucha. Pero me han querido engañar. Siempre que
pregunté por él me decían que me iban a pasar a un soldado que vio que lo
habían tirado al río. Con el resultado de la necropsia me enteré que mi Santi no
tenía agua en los pulmones pero sí orificios de bala, de las mismas balas del
Ejército.
En abril del año pasado le hicieron una exhumación pero vi que faltaba la tapa del
cráneo y después en Medicina Legal me dijeron que se les había perdido una de
las balas que el tenía en un orificio en la pierna. Mi muchacho era muy mimado
. El día de la exhumación lo sentí junto a mí pidiéndome que le rascara la cabeza.
Fue un sueño muy bonito. Es hora de parar la guerra”
JONATHAN ALEXÁNDER AGUDELO GARCÍA

Soldado regular víctima de mina

“Me faltaban 15 días para terminar el servicio militar. Ese día tuve que hacer el
turno de guardia de 6:00 a.m. a 8:00 a.m. Cuando miré el reloj, pude ver que
faltaban 15 minutos para terminar la vigilancia y entonces pensé: ya estoy a punto
de coronar.
Me levanté de la piedra donde estaba sentado y me hice junto a un árbol a
descansar. Eran días duros pues el anterior, tuve que sacar un compañero que
cayó en un campo minado. Estábamos en Briceño, Antioquia.
Después de estar junto al árbol, sentí que daba vueltas en el aire.
Fueron más de dos. Cuando caí no sentía dolor, pero levanté parte de mi cabeza
y cuando me di cuenta que me faltaba parte del pie me puse a llorar.
Dije que no quería seguir viviendo. En este sentido, mi hermano ha sido uno de
los apoyos más grandes, pues él me dijo que podía seguir adelante, que la vida no
acababa aquí. Al ver a mi familia así sufriendo tanto, me hice una promesa de salir
adelante, apenas tengo 19 años y puedo hacer otras cosas.
El día del accidente, llegaron mis compañeros y me prestaron los primeros
auxilios, me subieron al batallón que está ahí cerca en Briceño y luego esperaron
para montarme en al aeronave que me trajo al hospital militar. Recuerdo que el
dolor era nulo, pero sí estaba muy mal.
Una doctora me daba cachetadas mientras me traían y me decía que no me podía
dormir, pero a mí me pesaban los ojos, como cuando uno tiene mucho sueño.
Hubo un momento en que los cerré, y un coronel que iba conmigo en el
helicóptero me despertó y me entregó una medalla. Fue un aliciente, era la
medalla de los héroes caídos.
Esto me ocurrió en febrero. Tengo ganas de salir adelante, porque sé que puedo
volver a caminar así sea con una prótesis. La mina me quitó parte de mi pierna
pero no me quitó los sueños. Hoy quiero estudiar idiomas, ser bilingüe e irme a
estudiar a Estados Unidos para ser alguien. Lo hago no solo por mí, también por
mi familia.
Esta guerra nos toca a todos, por eso es hora de terminarla, aunque queden otras
personas que la harán. Las Farc y el Eln son culpables de las minas, pero no les
guardo rencor”.

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