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Tema: El Bautismo

Objetivo
Que el niño comprenda que en el bautismo recibió la vida de hijo de Dios

El Bautismo es el más bello y magnífico de los dones de Dios... lo llamamos don,


gracia, unción, iluminación, vestidura de incorruptibilidad, baño de regeneración,
sello y todo lo más precioso que hay. Don, porque es conferido a los que no
aportan nada; gracia, porque, es dado incluso a culpables; bautismo, porque el
pecado es sepultado en el agua; unción, porque es sagrado y real (tales son los
que son ungidos); iluminación, porque es luz resplandeciente; vestidura, porque
cubre nuestra vergüenza; baño, porque lava; sello, porque nos guarda y es el
signo de la soberanía de Dios.

En el sacramento del Bautismo recibimos la vida de Jesús resucitado.


Comenzamos a vivir con su misma vida, con la vida de hijos de Dios

Recursos para la Catequesis

Llevar una caja con: suvenires de comunión y de cumpleaños, una carta, una flor,
un peluche, una partida de nacimiento, un álbum de fotos… Colocar también un
frasquito con agua, otros con aceite, la Biblia y una vela.

Primer momento:

Después de saludar, se coloca la caja en un lugar visible que permita ir sacando


los elementos sin que se vea lo que queda. Preguntar si entre las cosas que los
miembros del grupo llevan consigo (en su mochila, en su cartuchera, un anillo, una
medallita) hay algo especial que les recuerde a alguien.
Luego, se sacan de a uno los objetos de la caja y se pregunta si les recuerdan
algo y qué significan. Esos objetos nos «hablan», dicen cosas, de algo que no
estamos viendo. Recuerdan un nacimiento, una fiesta, un juego…
Para comunicarnos no sólo usamos las palabras. ¿Cómo expresamos cariño,
enojo, alegría?

En la relación con Dios, también utilizamos signos. El amor de Dios, lo


descubrimos a través de signos.

Segundo momento:

En el Bautismo, Dios nos comunica su amor a través de signos. Mostramos el


agua, el aceite y la luz y vamos explicando cada uno. ¿Para qué sirven, qué efecto
producen? Poner unas gotas de aceite sobre la tela para ver cómo se va
impregnando, apagar la luz y encender la vela…
Actividad: Unir cada dibujo con el texto correspondiente

Señal de la cruz
Padres y padrinos piden a Dios
su protección para nosotros.

Vela
Estamos llamados a ser luz
para el mundo.

Palabra de Dios
Dios nos habla,
nosotros lo escuchamos.
Agua
El agua limpia y da vida.
El bautismo nos «limpia» de pecados
y nos da una vida nueva.
Aceite sagrado
El aceite que muestra cómo se puede
impregnar
nuestra vida con la fuerza del Espíritu

Cuando nos bautizan recibimos al Espíritu Santo en nuestro corazón que nos
invita a vivir como sus hijos: «Ustedes son mis hijos en quienes tengo puesta mi
confianza». Por el Bautismo, formamos parte de la Iglesia, la familia de los
bautizados.
¿Qué nos dice esta imagen?
Después de escuchar lo que expresen los participantes, subrayamos que la Iglesia
nos recibe, nos cuida, nos protege, nos enseña y nos ayuda a vivir como Dios nos
enseña.
Tercer Momento:

Los bautizados estamos llamados a ser…


¿Lo buscamos en Mateo 5, 13-16?

¿Qué significa ser sal? ¿Qué «gusto» podemos darle al mundo?


¿Qué significa ser luz? ¿Cómo podemos ser luz para el mundo?
¿Qué necesita el mundo de un chico de la edad de ustedes?

Cuarto Momento:

¿A qué nos compromete el Bautismo?


A vivir como hermanos, amando como lo hizo Jesús y llevando luz al mundo.
Signo: puerta
CON EL BAUTISMO SE NOS ABREN LAS PUERTAS DEL CIELO

El bautismo es un signo. Es un símbolo, una señal, un recuerdo, una acción


representativa que atestigua una realidad más profunda. No es la causa de nada
espiritual, al contrario, es un efecto, un resultado de la resolución de una persona
de entrar en la vida y las enseñanzas de la Religión Cristiana (o en el caso de un
niño, la decisión de un adulto de introducir al niño en esa vida y esas enseñanzas).

Entonces, se dice que el ritual del bautismo es “como una puerta,” pero no una
puerta que abre o corta el camino hacia la vida espiritual, pero más bien una
puerta que señala la entrada de una persona en ella mediante el compromiso de
aprender y practicar principios espirituales. Ese compromiso está abierto a todo el
mundo, y por cierto es válido que cualquier padre puede hacerlo por su niño.

DINAMICA: "tiquetes de entrada"

OBJETIVO: comprender que significa "puerta de entrada a la Iglesia".

PASOS: 1. Se entregan varios tiquetes o papeletas: Entrada a cine... a futbool... a


fiesta. Se deja que las miren un rato.

2. Se pregunta:  ¿Qué tienen de insignificante estos tiquetes?  ¿Qué tienen de


valioso? La gente reflexiona. Normalmente descubren que el papel en si poco
vale, pero autorizan la entrada a espectáculos que si valen...

3. Aplicación al bautismo, significancia del agua, óleo... y valor: VIDA ETERNA,


ENTRADA EN LA IGLESIA...

4. Explicación de los efectos del bautismo. Cfr. Material de apoyo. N.B. Variable,
con un cheque de cierto valor.

MATERIAL DE APOYO: Al celebrar, en el agua vivificada por la fuerza del


Espíritu, la muerte y la vida, el hombre da muerte al pecado, que es destrucción, y
surge para vivir la dimensión última que todo hombre tiene en relación con Dios;
es decir, se celebra en signos y palabras el misterio pascual de Cristo. Una nueva
vida aflora en lo más profundo del hombre bautizado. La semilla de Dios que
llevaba en sus entrañas, brota en pujante primavera pascual. El bautizado es un
"neó-fito", una planta nueva y tierna, decían los primeros cristianos. Un tallo nuevo
en el jardín de Dios, que habrá que cuidar con el esmero y cariño que exige una
paternidad responsable en quienes lo engendran, para que no muera sofocada por
una atmósfera despiadada, sin luz (buenos ejemplos), sin alimento (Buenas
doctrinas) y sin educación. Engendrar, aunque sea a la vida de los hijos de Dios,
no es solamente lanzar al mundo un nuevo cristiano. Engendrar con "paternidad
responsable" a un cristiano en las aguas bautismales, es iniciar el cultivo de una
nueva planta que necesita alimento, cuidados, educación y un ambiente para que
pueda llegar al desarrollo que se inicio en el éxodo del neófito. De ahí el
compromiso para los que bautizan al niño: padres, padrinos, párroco. El bautismo
es un signo que compromete a todos los que se solidarizan con el bautizado.

Santo: Juan Bautista


Juan el Bautista nació en el seno de unos padres justos y devotos de linaje
sacerdotal en un pequeño pueblo de Judea, tradicionalmente identificada como
Ein Karem, un moderno suburbio de Jerusalén. Desempeñó un papel singular a
principios del ministerio de Jesús. Cada evangelio proporciona información
detallada sobre el ministerio de Juan como un profeta, predicador, persona que
bautizaba, y testigo en el desierto de Judea al este de Jerusalén, que culminó con
el bautismo de Jesús en el río Jordán. Además, cada autor de evangelio destacó
algunos aspectos de la vida de Juan, proporcionando un contexto para cada uno
de los autores testigos de Jesús.
Juan predicó el arrepentimiento y el bautismo, fue un fuerte crítico de los fariseos y
saduceos, profetizó de uno “más poderoso que [él], cuyos zapatos no [fue] digno
de llevar» (Mateo 3:11), y señaló a Jesús como el “Cordero De dios “(Juan 1:36).
Lucas sólo, sin embargo, da detalles del nacimiento de Juan y de su infancia (cf.
Lucas 1 y 2).
Finalmente, Herodes Antipas detuvo, encarceló, y ejecutó a Juan.
Juan es a veces identificado con Elías (la forma griega de Elijan), como uno que
prepara el camino (véase Malaquías 4:5-6). Algunos de los seguidores de Juan
más tarde se convirtieron en discípulos de Jesús, y parece que otros continuaron
siguiendo a Juan (Juan 1:35-42; Mateo 11:2-6; Lucas 7:18-23). Después de la
muerte de Juan, los que no habían aceptado a Jesús continuaron sus actividades.
Pablo puede haber tropezado con algunos de ellos en Éfeso (Hechos 19:1-7).
Juan el Bautista simboliza para nosotros el final de la transición del Antiguo
Testamento (o antiguo pacto) y el comienzo del Nuevo Testamento (nuevo pacto).
El tiempo de la Ley y los profetas había pasado, y el tiempo del Mesías había
llegado. Juan el Bautista, el último administrador legal del pacto Mosaico, tuvo un
pie en cada dispensación. Sin embargo, Jesús declaró: “Fue un luz encendida y
brillante: y ustedes estaban dispuestos por una temporada para regocijarse en su
luz” (Juan 5: 35).

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