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La Palabra

ISSN: 0121-8530
lapalabra@uptc.edu.co
Universidad Pedagógica y Tecnológica
de Colombia
Colombia

Ayram Chede, Carlos Julio


Escribir para resistir la Soledad: Nostalgia, confesión y amor en cartas a Clara de Juan
Rulfo
La Palabra, núm. 23, julio-diciembre, 2013, pp. 79-89
Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia
Tunja, Boyacá, Colombia

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=451544861005

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Escribir para resistir la Soledad: Nostalgia, confesión y amor en cartas a Clara de Juan Rulfo
Carlos Julio Ayram Ched

Escribir para resistir la Soledad:


Nostalgia, confesión y amor en
cartas a Clara de Juan Rulfo* 1

Fecha de Recepción: 20 de febrero de 2013


Fecha de aprobación: 18 de mayo de 2013

Resumen
El presente artículo indaga en el conjunto de cartas que el Carlos Julio Ayram Chede
escritor mexicano Juan Rulfo le escribe a Clara Aparicio entre los Universidad de los Andes,
años 1944 y 1950 las cuales no solo representan un hecho poé- Colombia
tico en sí mismo, sino que develan al menos tres estados que se carlosayramchede@hotmail.com
conjugan y coexisten en el plano de la expresión de cada misiva:
Licenciado en Lengua Castellana de
la nostalgia, la confesión y el amor. Por tanto, cada una de las
la Universidad del Tolima. Estudian-
cartas que escribe Rulfo le permite asegurar un lugar en el mundo te de la Maestría en Literatura de la
que empieza a habitar desde la lejanía de su hogar y que compar- Universidad de los Andes.
te de manera permanente con Clara. Juan Rulfo se sustrae de la
lógica de la cotidianidad para evaporar la rutinización de su vida
en la escritura, podría afirmarse, que como San Juan de la Cruz
o Gustavo Adolfo Bécquer, Rulfo se evade en la escritura como
oportunidad para albergar un mundo incondicional donde existe
él y su corazón, donde existe el sujeto que ama.

Palabras clave: Soledad, nostalgia, confesión, escritura, dis-


tancia, amor, Juan Rulfo, Clara Aparicio.

* Artículo de Reflexión, producto de la investigación en el curso: “Guimarães Rosa


y Juan Rulfo: Literatura comparada y Perspectivismo literario, dirigido por la pro-
fesora Maria Candida Ferreira.
Citar: Ayram Chede, C. (Julio-Diciembre de 2013). Escribir para resistir la soledad:
nostalgia, confesión y amor en Cartas a Clara de Juan Rulfo. La Palabra(23), 79-89.

79 la palabra No. 23 Tunja, Julio - Diciembre de 2013, ISSN 0121-8530 pp. 79-89
Writing to resist solitude: nostalgia,
Confession, and love in Cartas a Clara
[letters to Clara] by juan rulfo
Abstract
The present article examines the set of letters that the Mexican writer Juan Rulfo wrote to Clara
Aparicio between the years of 1944 and 1950, which not only represent a poetic event in them-
selves, but also reveal at least three states that can be conjugated and coexist in the expression of
each letter: nostalgia, confession and love. Each of the letters that Rulfo writes allows him to secure
a place in the world that he begins to inhabit while being far away from home, and that he shares
permanently with Clara. Juan Rulfo steps aside from the logic of everyday life to evaporate rutine
by means of writing. It could be said that, like Gustavo Adolfo Becquer, Rulfo evades reality in
writing as an oportunity to give home to an unconditional world, where he and his heart, and well
as the subject of his love exist.

Key words: solitude, nostalgia, confession, writing, distance, love, Juan Rulfo, Clara Aparicio

éCrire pour resister a la solitude:


nostalgie, Confession et amour dans Cartas
a Clara [lettres a Clara] de juan rulfo
Résumé
Cet article enquête sur l’ensemble des lettres que l’écrivain mexicain Juan Rulfo écrit à Clara
Aparicio entre 1944 et 1950; elles représentent non seulement un fait poétique en soi, mais dé-
voilent au moins trois états qui se conjuguent et coexistent dans le plan de l’expression de chaque
missive : la nostalgie, la confession et l’amour. Donc, chacune des lettres qui Rulfo écrit, lui permet
d’assurer un lieu dans le monde qu’il commence à habiter dès l’éloignement de son foyer et qu’il
partage avec Clara de manière permanente. Juan Rulfo se soustrait à la logique de la quotidienneté
pour évaporer la routinisation de sa vie dans l’écriture; on pourrait affirmer que, comme San Juan
de la Cruz ou Gustavo Adolfo Bécquer, Rulfo s’évade dans l’écriture, comme une occasion pour
nourrir un monde inconditionnel où il existe lui avec con cœur, où il existe le sujet qu’il aime.

Mots Clés: Soledad, nostalgia, confesión, escritura, distancia, amor, Juan Rulfo, Clara Aparicio

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Escribir para resistir la Soledad: Nostalgia, confesión y amor en cartas a Clara de Juan Rulfo
Carlos Julio Ayram Ched

Ten siempre a Itaca años cincuenta y sesenta, tiene Las ochenta y cuatro cartas
en tu mente.  unos antecedentes en un ejer- que escribe hacia Clara, pue-
Llegar allí es tu destino.  cicio poético, aparentemente den perfectamente constituirse
Más no apresures menor, que moduló y matizó como una primera gesta en su
nunca el viaje.  gran parte de los mundos po- escritura posterior, porque
Mejor que dure muchos años  sibles que construyó Juan Rul- no solo le habla al amor, a su
y atracar, viejo ya, en la isla,  fo en Comala, Talpa, Luvina y soledad, a su obsesión por la
enriquecido de cuanto Jalisco? ¿Qué sucede cuando literatura, sino que habla de
ganaste en el camino  la escritura del Llano en Lla- esos universos convulsiona-
sin aguantar a que mas y Pedro Páramo, se des- dos por una modernización
Itaca te enriquezca. cubre a la luz de la experiencia insuficiente que infertiliza a la
Constantino Kavafis, Ítaca individual de Juan Rulfo y se humanidad y a la tierra. Esta
encuentra en los inextricables obcecación por la literatura lo
La partida: algunas torbellinos del amor y la nos- es también por la poesía, por el
consideraciones iniciales talgia? ejercicio de la creación poética.
Juan Rulfo fue un asiduo lec-
Si habría de remitirse a un Entre 1944 y 1950, Juan tor de Rainer María Rilke y sus
referente concreto sobre Juan Rulfo ya ejercía una escritura lecturas siempre eran un inten-
Rulfo hoy, gran parte de las íntima y confesional que lo to de hacer de las elegías que
respuestas descansarían ine- llevaría a revelar de manera leía una oportunidad para su
quívocamente en sus dos obras inconsciente la forma como estudio y creación “Juan Rulfo
más representativas El llano en escribiría posteriormente su tiene que haberse identificado
llamas (1953) y Pedro Páramo única novela y su conjunto de con estas y otras búsquedas
(1955). No obstante, una relec- cuentos cuya estética está entre [las poesías de Rilke] y hacer
tura de la vida de Rulfo a la luz la poesía y la oralidad, Juan sus propias versiones de los
de investigaciones sobre su si- Rulfo escribe durante siete diez poemas de Duino. Clara
lencio como escritor, después años de manera constante, Angelina Aparicio recuerda
de publicar las que habrían podría decirse “tal y como ha- que su esposo se pasaba alter-
de ser sus obras canónicas, es bla”, contestando a las cartas nando los dos extremos del lá-
motivo de grandes interro- de la que sería su esposa en piz, estudiando, comparando,
gantes para la crítica literaria 1948, Clara Angelina Apari- descartando, recobrando” (Vi-
la cual descubre que no solo cio. A propósito Otto Ricardo tal, 2006: 18)
Juan Rulfo se consagró como comenta que:
narrador, sino como guionista Cartas a Clara no existió
Naturalmente, tal estilo da como libro ni fue de conoci-
y fotógrafo, hallando produc- su manotazo a la retórica
ciones estéticas y colabora- miento editorial sino hasta el
del habla escrita. Pues el
ciones como El gallo de oro escritor tiene que habituar
año 2000 cuando fueron com-
(1960), El despojo (1960) y La el grafema al oído, acomo- piladas y publicadas ochenta y
fórmula secreta (1964), aparte dar el sonido de su estilo al un cartas donde Rulfo, como
de un conjunto de fotografías de la viva voz de los otros. un alquimista de la palabra, le
Ya no puede escribir como expresaba a su esposa el peri-
que superan más o menos cua- él (es un decir) sino como
tro mil imágenes de su tierra plo de su amor en tiempos de
los otros, el común. Con
mexicana. Pero ¿qué sucede esto, la lengua reivindica su trabajo como capataz de
cuando la actividad literaria y sus fueros populares, su una fábrica, como vendedor de
estética de Rulfo, que se dio casticidad analfabeta y (con llantas y como sujeto consumi-
con mayor fuerza durante los pleonasmo) anónima (Ri- do por la inclemente soledad.
cardo,1985: 165) Pero en el año 2012, se publi-

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can en total ochenta y cuatro mujeres que más tarde van a Desde lejos: Una
cartas, tres de estos documen- ser voces fuera de este mundo escritura para resistir a
tos, una postal, un poema y como Susana San Juan o la Ca- la soledad
una carta, que agrupan la to- ponera.
talidad de textos que Rulfo en- Juan Rulfo está solo. Con
vió a su esposa Clara durante Segundo, el acto confesio- 27 años parte de Guadalajara
siete años exactos, textos que nal emerge de los más profun- hacia ciudad de México para
son en principio una labor de dos devaneos de Rulfo, en su trabajar en la fábrica Goo-
escritura juiciosa en el futuro condición como sujeto escri- drich-Euzkadi como capataz
escritor mexicano y una forma tor y lector que le cuenta a Cla- lo que lo lleva a separarse tem-
de habitar un lugar propio. Al- ra lo que fue, lo que quiere ser, poralmente de Clara. Desde
berto Vital manifiesta que: los proyectos enigmáticos que esa distancia empalagosa que
tiene por encontrar su casa, la se impone como límite geo-
Las misivas atestiguan tam- casa de ellos, su enorme afi- gráfico, la carta es el vehículo
bién la importancia del ción por los libros, en últimas, por excelencia para que esta-
amor y, más adelante, de la
familia en la construcción
la desnuda condición de su blezca una comunicación vital
de un mundo propio para alma. La confesión en Rulfo que pueda abolir la distancia.
quien hará de Comala, de se ve interpelada por las foto- Rulfo sabrá que el mejor ardid
Luvina, de San Gabriel de grafías que se hace tomar para para gobernar su mundo y su
Talpa, territorios simbóli- enviar a Clara, pero también sentimiento de amor por Clara
cos, que cerrados y opresi- de aquellas que son el germen
vos para los personajes, se
es entregarse fatigosamente a
abren ya para siempre a los de su afición por el retrato del escribir su experiencia desde
lectores y no dejan de des- otro, en este caso, de Clara y su lejos, a escribir lo que lo acri-
lumbrarlos (Vital, 2012: 12) familia. billa como ser humano, a es-
cribir en contra de una soledad
En consonancia con lo an- Tercero, en la expresión que se materializa como ser y
terior, en Cartas a Clara se poética del amor que fractura que termina siendo el único
puede vislumbrar, primero, esas barreras de los lugares refugio para no sentirse solo.
una expresión de la nostalgia comunes que se dicen usual- Así lo expresa Rulfo en una de
en tanto sufrimiento por el mente en cartas de amor, hay sus cartas “Y la soledad es una
lugar de origen; una orfandad presencia de ecos y residuos cosa que se llega a querer del
que padece Rulfo y que reem- de una escritura romántica. La mismo modo como se quiere
plaza simbólicamente por la forma de nombrar al amor se a una persona” (Rulfo, 2012:
madre y las hermanas de Clara particulariza en las cartas de 82).
¿Podría decirse que el escritor Rulfo porque hace suyo un
mexicano emprende un viaje sentimiento que comparte con La comunión que establece
como Ulises hacia Ítaca con la Clara, con Ella, con su amor, Juan Rulfo con la escritura es
escritura? ¿Acaso hay una re- con la chachina fea, como la un pacto de resistencia a la
lación temprana con lo feme- llama en muchas de sus cartas. soledad, a la carencia de un
nino y la tierra en sus obras? Rulfo no es el romántico que Otro que lo acompañe, que lo
¿Por qué en sus cartas hay habla de su amada cuando no necesite, que lo saque de esa
siempre un saludo, ineluctable, está, es claro que en muchas de vida rutinaria que ha asumido,
hacia la madre de Clara? Rulfo sus cartas dialoga con ella, le primero como capataz de una
se liga al mito de lo femenino contesta, le habla, le cuenta, la fábrica, luego como vendedor
con la presencia de las mujeres sueña, la llama para sí, la hace de llantas. El tedio, el desaso-
que lo rodean y también de las suya a través de la escritura. siego, la inquietud y la enfer-

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Escribir para resistir la Soledad: Nostalgia, confesión y amor en cartas a Clara de Juan Rulfo
Carlos Julio Ayram Ched

medad hacen parte de su iti- Rulfo construye un alter relación dialéctica que tienden
nerario por una vida que está ego que es su corazón, el que a llevar a la soledad a su límite,
agobiada por las privaciones y siente, él confiesa que ama de inflarla con el helio de la pa-
la desesperanza de ese mundo con locura a Clara, pero tam- sión, estallarla con las espinas
autómata y sin sentido que se bién constituye la presencia de de un amor distanciado y en
revela para Rulfo. Dibujar a Clara a través de la escritura. ocasiones corajudo.
Clara a través de las cartas con De un lado, su escritura está
sobres azules que llegan para impregnada de los dictámenes Tal vez sería un lugar
él, son una fuga de la realidad de su corazón pero también común decir que Rulfo escribe
que padece y que lo acecha aún de la re-presentación que hace con el corazón, destila su sen-
viviendo y reafirmándose en el constantemente de su amada timiento de amor en cada una
campo de la escritura. Así le para justificar no solo la exis- de los párrafos de sus cartas y
expresa Rulfo ese sentimiento tencia de su amor sino un tipo es lo que hace excepcional y
a Clara: de compañía que se abate pe- bello el acto mismo de la escri-
rennemente contra la soledad. tura. Rulfo quiere vagabundear
No sé, a veces me pongo a Rulfo le expresa a Clara que fuera de ciudad de México
pensar que tengo que venir a “La carta esta última que escri- y de los lugares en los cuales
vivir aquí, siento un cosqui-
lleo muy raro en el estómago
biste tenía dinamita. Pero tam- escribe para llegar a Guadala-
(tú ya sabes que esas cosqui- bién tenía algo, no sé qué sería, jara. La escritura de las cartas
llas son mi falta de decisión) que me hizo sentir que estabas es una necesidad de viaje sim-
y es que ya siento extraña la tú muy cerca de mí, que esta- bólico, de caminata errabunda
vida aquí, o tal vez porque tú bas aquí conmigo y que no me que transporta, sin llegar a
has hecho que Guadalajara abandonarías jamás” (Rulfo, ser esencialistas, su amor y
sea lo que antes de cono-
certe no era para mí. Aun- 2012:123). corazón. Al respecto Gastón
que…. Ahí está el aunque. Bachelard afirma que “[C]on
(Rulfo, 2012: 44-45) De otro lado, hay una an- frecuencia es en el corazón del
siedad que devora a Rulfo al ser donde el ser es errabundo.
Las cartas que contesta a no tener conocimiento de las A veces es fuera de sí donde
Clara acaban con la soledad cartas de Clara, no solo porque el ser experimenta consisten-
que lo persigue y le posibilitan son contestadas cuando son cias. A veces también está, po-
a Rulfo construir un Otro que recibidas por el escritor mexi- dríamos decir, encerrado en el
está ausente pero presente en cano, sino porque la llegada exterior. Daremos después un
tanto está prefigurado por la de las cartas le justifica que no texto poético donde la prisión
escritura. Octavio Paz sostiene está solo, que esa soledad no lo se encuentra en el exterior”
que: puede engullir, no puede aca- (Bachelard, 2005:188. La so-
bar con él. “Lo que quisiera en ledad para Rulfo consiste en
La soledad es el fondo úl- el fondo es que quisiera tener una prisión de dimensiones
timo de la condición huma- una carta tuya cada cuarto de ingentes que solo puede tras-
na, el hombre es el único ser
que se siente solo y el único hora. Por más que las leo no gredir cuando cada una de las
que es búsqueda de otro. Su me lleno” (Rulfo, 2012,139), y páginas que envía a Clara es un
naturaleza- si se puede ha- es que las cartas de Clara, dice latido de su corazón enfermo
blar de naturaleza al referir- Juan Rulfo, son muy cortas, no por la nostalgia. Así lo escribe
se al hombre, el ser que pre- alcanzan a saciar ese apetito Rulfo: “A veces imagino que
cisamente, se ha inventado
por la compañía deseada. La hace ya tiempo que te casaste
a sí mismo decirle “no” a la
naturaleza- consiste en aspi- síntesis de Clara, en contrapo- conmigo y que estás de va-
rar a realizarse en un otro” sición a la extensión de la cual caciones allá en tu casa y que
(Paz, 2012:211). hace alarde Rulfo, poseen una pronto volverás y entonces ya

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no me separaré de ti. A veces un poco y recordar las agra- en contra de una soledad que
pienso eso. Así no me siento dables aunque inquietas los embarga, que viene desde
horas de mi antigua vida.
tan solo” (Rulfo, 2012:73) fuera y que los quiere implicar
Cuando se deja una ciudad
por otra, particularmente en una realidad que es ajena
Si bien la escritura de cada hoy que todos los grandes a la realidad que ellos expe-
carta es también un acto incor- centros de población se rimentan. En el caso de Juan
póreo, resistir a la soledad es parecen, apenas se percibe de la Cruz hay una profunda
también evadirse de la realidad el aislamiento en que nos evasión en términos místicos,
encontramos, antojándose-
para entregarse a la escritura, nos al ver la identidad de
en Bécquer una necesidad de
la meditación y el reino de lo los edificios, los trajes y las reconciliarse con la naturaleza
onírico. Juan Rulfo escribe costumbres, que al volver y en Rulfo un profundo ape-
desde una habitación que al- la primera esquina vamos a go por Clara, territorio de paz,
quila en ciudad de México y hallar la casa a que concu- de “claridad”, de voluntad y
desde allí su aquelarre será rríamos, las personas que virtud. En últimas, la evasión
estimábamos, las gentes a
continuo con la escritura. Béc- quienes teníamos costum-
en la letra es una evasión en
quer escribe desde su celda en bres de ver y hablar de con- el amor, sea este místico, sen-
un monasterio, San Juan de la tinuo (Bécquer, 2012: 1). timental o sencillamente muy
Cruz en sus delirios místicos humano.
escribe desde su celda en una Rulfo por su parte le escri-
cárcel. Los tres escriben desde birá a Clara La escritura de la carta tam-
la prisión de la realidad, de la bién es un aviso de invitación a
soledad y el desencanto. Los Entonces me llegan unos la meditación. Gaston Bache-
tres se sustraen como seres remordimientos de con- lard sostiene que “Mediante
ciencia muy feos, cada que
materiales y en cambio se ma- pasa un día y otro y no suce-
la soledad se devuelve al filó-
terializan en su propia escri- de nada. Y este ir tan despa- sofo [en este caso al escritor]
tura. Juan de la Cruz escribe: cio me desespera mucho. Yo al destino de la mediación
estoy seguro de que Dios si primigenia. Mediante la sole-
¡Oh, llama de amor viva, trata de ayudarme, pero qui- dad tiene la meditación toda
que tiernamente hieres zá yo no pongo nada de mi
la eficacia de la admiración”
de mi alma en el más pro- parte. Y si tú supieras cuán
fundo centro! insensato e irresponsable (Bachelard 2005:239), lo que
Pues ya no eres esquiva, me siento calcularías mis nos lleva a comprender que
acaba ya, si quieres, remordimientos. Y no me así haya una resistencia hacia
rompe la tela des`te dulce sentiré conforme hasta el la soledad como carencia de
encuentro. día en que logre caminar so- otro, esta provee de un espacio
bre un camino que yo sepa
que es el de mi voluntad. Y para el encuentro consigo mis-
De otra parte, Bécquer es- que ese camino vaya a dar mo, con el otro que se dibuja
cribe lo siguiente: a donde tú estás (Rulfo, en las cartas y con los pensa-
2012:97) mientos más primigenios que
Queridos amigos: Heme acechan al ser humano. Rulfo
aquí transportado de la no- En los tres ejemplos hay
che a la mañana a mí escon-
entra en una dialéctica, la de la
dido valle de Veruela; heme
una cohesión indiscutible en soledad, como lo explicita Oc-
aquí instalado de nuevo en términos de la escritura. Cada tavio Paz “La soledad es una
el oscuro rincón del cual salí uno de estos escritores, que pena, esto es, una condena y
por un momento para tener aunque los separan momentos una expiación. Es un castigo,
el gusto de estrecharos la históricos y contextos diferen- pero también una promesa del
mano una vez más, fumar tes, comparten esa alianza con
un cigarro juntos, marchar fin de nuestro exilio. Toda vida
la dimensión de la escritura está habitada por esta dialéc-

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Escribir para resistir la Soledad: Nostalgia, confesión y amor en cartas a Clara de Juan Rulfo
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tica” (Paz, 2012: 212). Rulfo Una Ítaca poblada por mismo o meterme adentro del
se resiste a la soledad pero a la la escritura: aquello sobre para asomarme y verte
vez la desintegra en un acto de que nos dice el nostos cada vez que te escribo. Eso
soberbia escritural; de manera es lo que yo quisiera” (Rulfo:
paradójica, se escapa de la so- 2012:147).
ledad pero habita esa soledad. Las cartas que Juan Rulfo
le escribió a Clara Aparicio Leyendo las ochenta y cua-
Por último se encuentra pueden también ser expresio- tro cartas de Juan Rulfo se pue-
la reconciliación entre el acto nes de nostalgia. Según Milan de sentir el dolor que causa la
de la escritura y el reino de lo Kundera en la novela La igno- distancia y la angustia por es-
onírico, donde opera de mane- rancia “En griego, «regreso» cribir siempre cartas-periódico
ra explícita el ensueño como se dice nostos. Algos significa que dan cuenta de todo lo que
umbral de la expresión del ser. «sufrimiento». La nostalgia es, pasa, de todo acontecimiento
Los recuerdos que empapan pues, el sufrimiento causado por anodino que resulte, de
cada una de las páginas que por el deseo incumplido de cada sentimiento que despier-
Rulfo le escribe a Clara hacen regresar” (Kundera, 2005: 5) ta pensar en Clara en cualquier
que exista la inmensidad de las Guadalajara representa para momento del día. Ese Algos
imágenes, de su sentimiento, Juan Rulfo una Ítaca donde griego, el sufrimiento, se in-
de su condición como ser hu- se encuentra Clara, esperando crementa en la imposibilidad
mano. Volviendo a Gaston Ba- siempre la respuesta de las car- del regreso, pero se escapa del
chelard (2000:164): tas y escribiendo a la vez para mismo cuando hay una carta
que a Rulfo lo acompañen sus escrita, cuando se comunica, a
La inmensidad está en no- palabras desde la distancia. veces, lo que no tiene nombre,
sotros. Está adherida a una cuando se intenta amar en la
especie de expansión de ser El nostos para Rulfo es ese palabra a Clara, cuando escribe
que la vida reprime, que la tiempo en el que vive separa- cartas con imágenes, cuando
prudencia detiene, pero que
continúa en la soledad. En
do de Clara, una imposibilidad las formas de escritura se al-
cuanto estamos inmóviles, por el regreso, por tanto, hace teran y forman una especie de
estamos en otra parte; soña- de esa Ítaca que es Guadalajara caligrama que en secreto se le
mos en un mundo inmenso. un hogar para él y su amada. El dirige a la persona amada; es-
La inmensidad es el movi- nostos representa una empresa tas son las claves de un lengua-
miento del hombre inmóvil. en Rulfo que está vacía de toda je que implica el amor por el
La inmensidad es uno de los
caracteres dinámicos del en- presencia física para llenarse origen, el deseo y la paciencia
sueño tranquilo. con la escritura, para poblarlo por el regreso. En la siguiente
con la letra como única po- imagen se puede apreciar ese
sibilidad de conexión con su juego con la escritura:
Rulfo se adhiere a su es- “chachina” fea y odiada. Así lo
critura y es en ella donde se expresa Juan Rulfo “Dices que La nostalgia que atraviesa
nos revela la inmensidad de su te extrañó mucho que te haya a Rulfo y hace de su ejercicio
lenguaje, las múltiples formas escrito con mucha rapidez. Yo escritural que deviene de ese
para hablar y nombrar al amor, siempre te escribo muy rápi- contacto con la soledad es “[n]
las formas inagotables para ex- do. Pero yo creo que a veces ostalgia de un cuerpo que fui-
presarle a Clara cuanto la ama. el correo no reparte aprisa las mos arrancados, es nostalgia de
“Y solo el pensamiento de que cartas y las deja dormir y por espacio. Según una concepción
tú existes me quita esa triste- eso nos las recibes luego luego. muy antigua y que se encuentra
za y esa fea amargura” (Rulfo, De cualquier modo, a mí me en casi todos los pueblos, ese
2012:51). gustaría poder llevártelas yo espacio no es otro que el cen-

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Imágenes recuperadas de la edición de Cartas a Clara de RM editorial.

tro del mundo, el “ombligo del el camino me viene piense y firiéndose a ella como chiquita,
universo” (Paz, 2012:226). Ese piense que en Guadalajara se mujercita, chanchina, Mayecita,
cuerpo y ese centro del mun- había quedado una cosa igual a Kiko, madrinita, entre otras ex-
do, para Rulfo es la tierra, de la las cosas que andan por el cielo, presiones que particularizan la
cual es huérfano en esa imperi- y de puro acordarme veía son- forma como Rulfo llama a su
osa ciudad de México donde riéndome mi corazón y dando amada pero que le entregan casi
solo ve fábricas y procesos de de a brincos a cada paso, como un papel de madre sustituta en
modernización. Rulfo se liga si no le cupiera el gusto de sa- la relación afectiva que los une.
a la tierra y liga a sus mejores ber que tú existes. Debido a eso Este fragmento ilustra lo an-
personajes de sus obras con la no se me hizo largo el camino” terior “Clara, mi madre murió
tierra, con la dimensión mater- (Rulfo, 2012: 25) hace 15 años; desde entonces,
na, con la que está allí para reci- el único parecido que he en-
bir siempre a sus hijos cuando Ese sentimiento de nostalgia contrado en ella es Clara Apari-
estos vuelvan como pródigos por la tierra, Rulfo lo transporta cio, alguien a quien tú conoces,
de lo que les prometieron en la en las imágenes de las mujeres. por lo cual vuelvo a suplicarte
ciudad. La madre de Rulfo muere cuan- le digas me perdone si la quiero
Para Rulfo, Guadalajara do él tiene 12 años y esa pér- como la quiero y lo difícil que
además de ser Ítaca es su cen- dida lo va a marcar toda su vida, es para mí vivir sin ese cariño
tro, su ombligo, el lugar donde porque el sentimiento de orfan- que ella tiene guardado en su
puede estar a gusto con Clara, dad estará siempre presente, en corazón” (Rulfo, 2012:29)
donde puede construir una su nostalgia también por la di-
geografía sagrada y familiar, en mensión de lo materno. Inclu- Pero la otra relación que
términos más cotidianos, del sive, Juan Rulfo apoda mucho a establece Rulfo en sus cartas
lugar de dónde se es. “Me he Clara Aparicio en los encabeza- con las mujeres es con la madre
acordado mucho de ti. Todo dos de las cartas, siempre re- y las hermanas de Clara. Las

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despedidas de las cartas siem- mordial para la construcción dio que representa su trabajo,
pre terminan con frases como de sus obras. “Hoy se murió el el deseo de salir corriendo de
“salúdame mucho a tu mamaci- amor por un instante y creí que las tinieblas de la fábrica Go-
ta” (Rulfo, 2012:41) “[a] esa yo también agonizaba/ Fue a odrich-Euzkadi que pareciera
mamacita tan buena que tienes” la hora en que diste con tus que lo envolviera como a los
“[y]o iré el domingo próximo a manos aquel golpe en la mi- obreros que describe en algu-
ver a la virgen de Guadalupe tad del alma/y que dijiste: tres nas de sus cartas. La confesión
y le pediré por tu mamacita y años, como si fuera tan larga la más que un acto de contrición,
por nosotros por este par de esperanza” (Rulfo, 2012:23) en términos religiosos, es un
chachinos tontos”. Y aunque acto contrito de la vida que
no haya un saludo explícito a La escritura de las cartas es ha sobrellevado lejos de Clara,
la madre de Clara, siempre hay un espacio que se habita en la pues es ella la única que le per-
un saludo indirecto, como si medida en que se confiesan mite a Rulfo existir sin despa-
fuera una preocupación cons­ las locuras, los ensueños, los recer en el violento ambiente
tante también para Rulfo saber proyectos de una vida que de la fábrica.
que ella se encuentra bien. Sin Rulfo quiere vivir con Clara. El
llegar a lecturas psicoanalíticas espacio de la escritura rehace a La confesión funciona
inne­cesarias, Rulfo tiene una Rulfo lejos de una rutinización también como un proyecto
fijación particular con la figura insulsa que él mismo va a leer trasgresor de la realidad que vi-
materna, porque firma en algu- como una promesa de moder­ ven los amantes distancia­dos;
nas cartas siempre como “Juan nidad que está en la ciudad pero es el pensamiento de Rulfo
Tu muchacho”, “tu hijo Juan” no en las periferias rurales de siempre tratando de poblar
o “tu adorado hijo Juan”, fija­ México. Escribir para Rulfo es con la escritura un lugar que
ción que llega hasta la imagen librar cientos de batallas con esté más allá de lo impuesto
de Dolores Preciado, Doro­tea, su realidad y es la única forma por esa separación detestable
la Caponera, Felipa, Damiana que tiene, en ese momento de que les ha tocado vivir. Rulfo
Cisneros y Eduviges, por nom- distancia de Guadalajara y de le expresa Clara:
brar algunas. Clara, para expresar lo que ve,
lo que siente, lo que imagina. Siempre he creído que uno
Confieso que confieso “Ellos no pueden ver el cielo, debe aceptar la vida tal
como es, pero siempre y
mis locuras y mi amor viven sumidos en la sombra, he- cuando no tenga remedio.
cha más oscura por el humo. Vi- En este caso es distinto; hay
Las cartas a Clara Aparicio ven ennegrecidos durante ocho algo que nos separa a ti y a
escritas por Juan Rulfo durante horas por el día o por la noche, esa otra criaturita de mí y
siete años, pueden catalogarse constantemente, como si no uno tiene que luchar por lo
como siete años de confesio- existiera el sol ni nubes en el que más quiere. Entonces
ese algo hay que destruirlo;
nes, siete años donde se reafir- cielo para que ellos las vean, ni entre tú y yo, podemos des-
ma el amor. La escritura genera aire limpio que ellos lo sientan. truir lo que nos impide estar
un espacio indiscutible donde Siempre así e incasablemente en nuestra casa y busca la
Rulfo se revela como Rulfo, no como si solo hasta el día de su manera de ayudarnos el uno
como escritor, aunque muchas muerte pensaran en descansar” al otro (Rulfo, 2o12:269).
de sus cartas de manera cons­ (Rulfo, 2012: 51)
tante apelan a unas formas En segundo lugar, la confe-
poéticas que confirman la vena La confesión tiene un sión, siguiendo a María Zam-
que como escritor iría a tener carácter triple en la escritura de brano tendría una relación
y también la forma escueta de Juan Rulfo. En primer lugar, estrecha e íntima con la fun-
la oralidad como recurso pri- hay una confesión sobre el te- dación del sujeto, lo cual es po-

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sible rastrear en todas las car- (…) también te quería decir que soy re feo. No la cuestión
tas de Rulfo, porque no sola- esto: que los apartamentos es distinta. Las otras están tan
que tienen ventanas a la calle
mente está enunciado a Clara, retocadas que ni yo mismo me
son más chicos, de dos pie-
sino que se enuncia a sí mismo zas nada más, pero a pesar conozco” (Rulfo, 2012:121).
y enuncia su mundo. Al res- de todo me gusta porque no Cada carta es también un retra-
pecto Zambrano nos dice que hay que estar viendo el cielo to, una huella que Clara no pue-
“La Confesión es el lenguaje por esos agujeros que llaman de olvidar, esa cara que Rulfo
de alguien que no ha borrado ventanas, y el otro cielo que quiere que su amada guarde en
eres tú iluminado por el sol
su condición de sujeto; es el que entre allí. Ya encarga-
los arcones de su memoria. La
lenguaje del sujeto en cuanto ron que cuando se desocupe fotografía confiesa que ha vivi-
tal. No son sus sentimientos, algunos de ésos me lo den. do, que Rulfo ha cambiado, que
ni sus anhelos siquiera, ni aun (Rulfo, 2012: 176-177) todavía está flaco, que está en-
sus esperanzas; son sencilla- fermo, que muere de amor por
mente sus conatos de ser. Es su chiquilla adorada.
un acto en el que el sujeto se
revela a sí mismo, por horror Finalmente, podríamos de-
de su ser a medias y en con- tenernos en un rasgo particular
fusión” (Zambrano, 2004: 29). que emerge en cada una de las
Ser sujeto en tanto se enuncia cartas y la forma como Rulfo
y es enunciado permite abrir hereda una escritura epistolar y
las posibilidades humanas que que concentra la huella de una
tienen las cartas de Rulfo, que tradición romántica que sigue
una vez más confirman, lo cual latente en muchos fragmen-
puede sonar a lugar común, su tos de las cartas que le escribe
condición humana. Pero ese y le contesta a Clara Aparicio.
acto confesional también está Un aspecto fundamental en la
ligado a su cotidianidad, es mayoría de las cartas, es el re-
decir, a lo que él como sujeto curso poético del lenguaje en
piensa de su devenir por la En tercer lugar, la confesión combinación con la experiencia
vida, de sus proyectos futuros, en Rulfo se da también a través de lo oral que más tarde va a
de la compra de una casa para de fotografías. No es el Rulfo ser significativa en obras como
Clara y él, del amueblamiento fotógrafo que se ha redescu- Pedro Páramo. Rulfo recurre
de su departamento, de su de- bierto con más de cuatro mil a una escritura íntima donde
seo de ser librero, de abrir una imágenes capturadas por su devela lo que siente por Clara
librería donde sea y con los afición por la fotografía, sino y a la vez poetiza el amor, lo
dineros del rancho de sus pa- las fotos que acompañaban las nombra a su manera, hace de él
dres. Así se le confiesa Rulfo a cartas a Clara y en las cuales un objeto de reflexión perma-
Clara en un pasaje de sus cartas siempre buscaba inmortalizar nente. Es innegable que Rulfo
su vida en un departamento: su faz, su cuerpo, en el estado ama, que el amor es un verbo
en el que él estuviera. “Tal vez para el mexicano y que estar
Niñita, la casa donde vamos no hayas recibido a la fotografía enamorado es una condición
a vivir tienes tres piezas, la de tu muchacho (vuelvo al que lo redime en medio de las
cocina y el baño, todo tama-
ño miniatura, como son los
asunto). Y sé que tú compren- turbulencias. Rulfo le expresa
tales apartamentos. El día derás la razón por la cual no te a Clara que “Yo pondría mi
menos pensando, sin em- le he enviado todavía (…) No corazón entre tus manos sin
bargo podremos encontrar chachinita, no creas que no te la que él se revelara /No tendría
algo mejor y más grande. mandé porque salgo feo. Yo sé ni así de miedo, porque sabría

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Escribir para resistir la Soledad: Nostalgia, confesión y amor en cartas a Clara de Juan Rulfo
Carlos Julio Ayram Ched

quién lo tomaba/ Y un corazón Pero hay una característica in- los Aparicio, entre otros asun-
que sabe y que presiente cuál es teresante en estas cartas y es tos importantes y que se con-
la mano amiga, manejada por que la mayoría son respuestas vierten en materia prima para
otro corazón, no teme nada/ a cartas que Clara le había en- la escritura de las cartas de
¿Y qué mejor amparo tendría viado a Rulfo en su estadía en vuelta. Se podría afirmar de
él, que esas tus manos Clara?” México. A lo que no podemos manera atrevida, que hay una
(Rulfo 2012:21). acceder es a la voz de Clara reciprocidad en el amor que
Aparicio, pero si se puede tanto Juan como Clara sien­
Pareciera que esos sietes comprender de parte de Rulfo ten, amor que durante siete
años de amor entre Juan Rulfo como hay una periodicidad en años está mediado por los sor-
y Clara Aparicio, tuviera esa la llegada de las misivas, qué le dos poderes de las cartas de
característica de los amores dice Clara, qué le contesta Juan amor, cartas a su Mayecita, a
del siglo XIX, donde la carta Rulfo, qué noticias sabe Rulfo su madrinita, a su chiquilla, a
es por excelencia el vehículo de Guadalajara, qué eventos su mujercita adorada.
emocional de los amantes. familiares sucede en casa de

Referencias
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