Intercambio Los contactos entre los arquitectos

ESPACIOS
ESPACIOS

catalanes y latinoamericanos se manifiestan tanto

en construcciones como en libros en común

Arquitectura:
espacios 01

cruzados
Miércoles, 17 noviembre 2004

Josep Maria JOSEP MARIA MONTANER Ignacio Del Cueto Ruiz-Funes, leída en
Montaner ZAIDA MUXÍ la Escuela Técnica Superior de Arqui-
(Barcelona, 1954) El redescubrimiento de la arquitectura tectura de Barcelona en 1996, y de próxi-
es arquitecto, latinoamericana y de sus relaciones con ma publicación, está dedicada a los ar-
profesor de la el contexto catalán es un hecho que se quitectos españoles exiliados en México
Escuela de vuelve a producir en la actualidad. De y nos da la medida de la influencia que
Arquitectura hecho, las raíces de estas mutuas rela- ejercieron en este país. Entre los 25 ar- 02
de Barcelona ciones fueron ricas ya en el siglo XIX y quitectos a los que dedica el trabajo cin-
especialmente fructíferas y complejas co eran catalanes: Blanch, Tell, Marco,
Zaida Muxí durante todo el siglo XX. Detrell y Larrosa. A excepción del pri-
(Buenos Aires, Dos situaciones del siglo XX son un mero, todos eran arquitectos que lleva-
1964) es arquitecta, buen ejemplo de estos influjos cruzados. ban poco tiempo titulados en el momen-
profesora de la La primera fue la diáspora provocada to que comenzaron el periplo que los lle-
Culturas La Vanguardia

Escuela de por la guerra civil española de un consi-
Arquitectura de derable número de arquitectos, entre
Barcelona otros Antonio Bonet Castellana, quien
emigró a Argentina, donde junto a dos
amigos, Juan Kurchan y Jorge Ferrari
Hardoy, a quienes había conocido en el
01, 02 y 03 despacho de Le Corbusier en París, for-
Parque en marían estudio, fundarían el Grupo
Rosario, de Rafael Austral y diseñarían la silla BKF, uno
Iglesias de los diseños más emblemáticos del si-
glo XX. Su influencia es hoy palpable en
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varía al exilio mexicano. Un dato signifi-
cativo en ocasión de este suplemento en
que Cataluña es país invitado en la Fe-
ria del Libro de Guadalajara es que
“Emili Blanch … diseñó el Pabellón Ca-
talán de la Primera Feria del Libro Mexi-
cano, celebrada en 1947”. Ahora, la ar-
quitecta catalana Carme Pinós está tra-
bajando en México, donde ha proyecta- 03
do el Recinto Ferial y de Negocios JVC y
el Edificio de Oficinas Puerta de Hierro

04 Torre en la obra de jóvenes arquitectos como Ma- en Guadalajara.

Guadalajara, de riano Clusellas, quien proyectara a prin-
Carme Pinós cipio de la década de los 90, junto al des-
aparecido Horacio Baliero, una casa pa-
05 y 06 ra los descendientes de la familia Oks,
Biblioteca y clientes de Bonet. La obra de Clusellas
auditorio revitaliza esta herencia dotándola de
universidad Jorge una nueva contemporaneidad y espacia-
Tadeo Lozano en lidad, como sucede en la serie de casas
Bogotá, de Daniel que ha proyectado en Colonia, Uruguay,
Bermúdez destacando especialmente la casa azul.
La influencia de Bonet en Clusellas es
07 Portada de casi directa. La amistad que lo unía a Er-
Editorial Infinito, nesto Katzenstein, quien fuera colabora-
1960 dor y asociado del arquitecto catalán en-
tre 1956 y 1963 en Buenos Aires y entre
08 Portada GG 1966 y 1967 a su paso por Barcelona, le
Colección de hizo heredar una aproximación a la ar-
Arquitectura y quitectura atenta a la realidad, al lugar
crítica, 1972 y a las tradiciones populares en conjun-
ción a las enseñanzas de la arquitectura
09 Casa en moderna.
Tabio, de Salmona La tesis doctoral del arquitecto Juan
La segunda situación de entrecruza-
miento está marcada hasta nuestros
días por el mundo editorial. Los textos
esenciales de la modernidad arquitectó-
nica fueron traducidos y publicados pio-
neramente en Argentina por cuatro edi-
toriales, Summa, Nueva Visión,
Poseidón e Infinito. Estos textos forma-
ron las bibliotecas básicas de los arqui-
tectos formados en nuestro país hasta co-
mienzos de la década de los 70. Será a
partir de este momento donde la van-
guardia en publicaciones en lengua cas-
tellana estará en Barcelona, con la edito-
rial Gustavo Gili y especialmente con la
colección de libros de urbanismo dirigi-
da por Manuel de Solà-Morales, la colec-
ción Arquitectura y Crítica dirigida por
Ignasi de Solà-Morales, la Biblioteca de
Arquitectura y la colección Arquitectu-
ra/Perspectiva. Actualmente la influen-
cia catalana en el mundo editorial tiene 04

05 06

07
un referente ineludible en el arquitecto
Miquel Adriá, afincado en México desde
comienzo de la década de los 90, editor
de la revista Arquine, de gran repercu-
sión en el mundo de habla hispana y co-
laborador de Gustavo Gili en las edicio-
nes sobre arquitecturas latinoamerica-
nas.
El modelo Barcelona
Otra influencia innegable ha sido el lla-
mado modelo Barcelona, entendido co-
mo una manera singular de hacer ciu-
dad y que tiene en Oriol Bohigas y Joan
Busquets las figuras más influyentes en
el ámbito del urbanismo desde la arqui-
tectura. En Rosario, Argentina, la in-
fluencia de Bohigas se ha hecho palpa-
ble a partir del proyecto y construcción
del Centro Cultural España, que signifi-
có un cambio en los proyectos de la ciu-
dad: “abrir la ciudad al río”. Influencia
Una influencia ha sido
el llamado modelo
Barcelona, entendido
como una manera de
hacer ciudad
que venía precedida por el impacto gene-
rado en las jóvenes generaciones de ar-
quitectos de la revista Arquitectura bis.
La relación Rosario/Barcelona es casi
más fuerte y cercana que Rosario/Bue-
nos Aires, donde un grupo de arquitec-
tos decidió autodenominarse Grupo R
en homenaje al grupo catalán de media-
dos de siglo XX y como juego con la ini-
cial de la ciudad. De estos arquitectos
destacan las aportaciones de Gerardo
Caballero y Rafael Iglesias, comprometi-
dos con una ética de la arquitectura que
los ha mantenido alejados de los falsos
fatuos de la década de los 90 construyen-
do una obra sólida, discreta, poética y re-
09
DIATRIBAS INFELICES
08
ferente sin duda de la arquitectura ac-
tual de Latinoamérica. La estela comen-
zada por Bohigas ha continuado con va-
riadas influencias de arquitectos como
Enric Miralles, Josep Llinàs y Elías Tor-
res, entre otros.
Las referencias cruzadas no conclu-
yen en estos ejemplos, sino que en Co-
lombia podemos referir encuentros con
la arquitectura catalana en dos de sus
máximos exponente contemporáneos:
Rogelio Salmona y Daniel Bermúdez.
Salmona es un maestro del ladrillo con
el que crea espacios de cálidas texturas
configurados a partir de la capacidad
tectónica del material, y que utiliza en
sus bóvedas que beben de la tradición de
la volta a la catalana. La herencia adqui-
rida por Bermúdez proviene de la racio-
nalidad blanca del mediterráneo, en que
la arquitectura popular se deja intercep-
tar por la tecnología y la luz compone el
elemento esencial de sus espacios. Un in-
terés generalizado y reconocido en ámbi-
tos tan diferentes como Argentina, por
Clusellas, y en Colombia, por Bermu-
dez, se halla en la obra de José Antonio
Coderch, especialmente la casa Ugalde
en Caldetes. En palabras de José Cruz,
arquitecto chileno que hizo su doctora-
do en Barcelona y que acaba de ganar el
1º premio de la IV Bienal Iberoamerica-
na en Lima, “Mas que de arquitectos
creo que se trata de obras, y mas que de
influencias , de encuentros; …Como ar-
quitecto que vive en este continente
americano en el que a menudo una obra
debe levantarse en tierra virgen, lo cual
nos hace vacilar, me parece que la Casa
Ugalde … es única en cuanto encarna lo
irrepetible de la obra de arquitectura co-
mo intersección de edificio y paraje ha-
ciendo de éste un lugar”.
Se trataría, por lo tanto, de una histo-
ria de encuentros que hemos querido ha-
cer visible en esta pequeña y restrictiva
muestra. |
La rueda de Calders
Una ciudad se parece pocas veces a los
recuerdos que se tienen de ella. Si el
tiempo no los disipa estos recuerdos hacen
de la memoria un cementerio. Mi primera
visita a Barcelona estaría marcada por el
presentimiento de una desgracia que el
tiempo habría de hacer menos amarga
GUILLERMO FADANELLI
E
l recuerdo de una tarde
nublada esperando a una
mujer en Plaza Catalunya
aparece siempre que pienso
en Barcelona. Ambos éramos
dos jóvenes que viajaban por primera vez
a Europa: sin mucho dinero, pero con esa
idea humanista de que viajar hace a las
personas menos bárbaras y de que la
miopía propia de los provincianos se cura
tomando un avión o una carreta que los
aleje lo más posible de casa. Nos
habíamos prometido, una noche mientras
cenábamos en el restaurante catalán de la
calle Bolívar en Ciudad de México, que si
el futuro no nos enterraba antes de tiempo
habríamos de tomarnos una botella de
Penedés en la Barceloneta. Teníamos
escasos veinte años, pero deseábamos
escapar de nuestra rutina de estudiantes
mediocres. Ella era una actriz secundaria
sin remedio, yo un estudiante de
ingeniería que deseaba ser artista: un
ingeniero que admiraba al arquitecto Juan
Segura casi tanto como a Antoni Gaudí.
Barcelona fue para nosotros en aquel
entonces más una escenografía que una
ciudad real: las cosas importantes
pasaban dentro de un cuarto de hotel
donde permanecíamos una buena parte
del día. El hotel se encontraba en una
calle estrecha que desembocaba en las
Ramblas: ¿Santa Anna? ¿Portaferrissa?
No recuerdo el nombre de la calle, pero
tampoco deseo hacer memoria para no
sumarle nombres a la melancolía. Lo que
sí recuerdo es que en el hotel olvidamos
un libro de Pere Calders que ella había
ESPACIOS
Miércoles, 17 noviembre 2004
FELIPE LARA
Culturas La Vanguardia
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comprado en Madrid, en una pequeña
librería de la calle Fuencarral. Se sabía de
memoria varios cuentos breves que
recitaba sin que nadie se lo pidiera. Aquí
uno de ellos: “De las cuatro ruedas del
coche, había una que giraba al revés. Pero
era la buena, porque intentaba alejarnos
de una curva que nos destrozó a todos”.
Ojalá que los propietarios de los hoteles
dispusieran de una pequeña biblioteca
compuesta por todos los volúmenes que
olvidan los huéspedes. La única vez que vi
algo parecido fue en Coimbra en un
modesto hotel de la calle de Adelino
Veiga donde el gerente exhibía los libros
olvidados por sus clientes en una sala de
estar.
En ‘Hotel Savoy’ Joseph Roth pone en
boca de un personaje estas palabras: “Me
di cuenta de que ninguno estaba
voluntariamente en el hotel Savoy. A todos
los tenía paralizados alguna desgracia”.
Ahora, tantos años después sospecho
que nuestro absurdo encierro en esa
modesta pensión en Barcelona se debió a
que, sin ser conscientes de ello, sabíamos
que se aproximaba una desgracia. Ella
moriría unas semanas después a causa
de un estúpido accidente, acaso
apropiado para una actriz secundaria,
pero indigno de una mujer con un cuerpo
tan hermoso. Quince años más tarde volví
a Barcelona sin que nadie me esperara.
En el café Zurich pasaba las horas
contemplando Plaza Catalunya mientras
recordaba a una mujer que, como en el
cuento de Calders, fue la rueda que, en mi
vida, giraba siempre al revés