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Compromiso Cristiano
Compromiso Cristiano
(Juan 20:21)
INTRODUCCIÓN:
La Iglesia tal vez sea un tema o concepto que para muchos es familiar; ya que se tiene
entendido que la iglesia somos nosotros y eso es correcto. Hay diversas formas de
referirnos a ella, se le llama Cuerpo de Cristo (Rom. 12:5), Familia de Dios (Ef. 2:19),
Pueblo de Dios (1 P 2:10), entre otros. Además, como Iglesia Evangélica Pentecostal,
tenemos un principio doctrinal (No. 10) para el estudio de la misma, y nuestra doctrina la
define como: Todos aquellos que han confesado a Jesús como su Señor y Salvador, y que
hacen su voluntad. Ahora bien ¿qué significa hacer la voluntad del Señor?
Por otra parte, considerando que todo cristiano es un ministro de Jesucristo, cabe
mencionar que: el creyente fiel adquiere un enorme compromiso. Si alguno o alguna
considera la vida cristiana como aburrida, posiblemente sea porque no ha comprendido las
implicaciones de esa vida. El trabajar para Dios, no es una tarea solo para los pastores, al
contrario, todo cristiano fiel participa en esta gran aventura, en este sentido, se comprende
la imagen de iglesia como cuerpo, porque todos participan. Por lo tanto, a continuación, se
presentan tres direcciones del compromiso cristiano:
I. HACIA DIOS
El principal objetivo de todo creyente genuino, es la adoración a Dios. En un diccionario
bíblico explica la adoración de la siguiente forma: Cuando se rinde a Dios. La adoración
implica un reconocimiento de las perfecciones divinas. Puede expresarse en forma de
discurso directo, como en adoración, acción de gracias, o en servicio a Dios; puede ser
privada o pública. (Colosenses 3:16; Salmos 34:1; 22:27; 2 Reyes 17:36); y la adoración no
sólo es cantar a Dios, sino llevar una vida de entera obediencia y amor (Salmos 51:17; Osas
6:6).
Además, esta dirección, enfatiza que cuando decidimos seguir a Cristo, nos
comprometemos con Dios y nos disponemos a trabajar en favor de la expansión del Reino
de Dios; esto significa que, nuestra voluntad se rinde y se somete al gobierno de Dios,
reconociendo lo que Él es y lo que hace. Dicho de otra manera, el compromiso es el valor
que permite que una persona de todo de sí misma para lograr sus objetivos; en este caso,
nuestro objetivo es adorar a Dios. Pero ¿qué método implementaremos para lograr este
objetivo? O ¿de qué forma adoramos? En primer lugar, la adoración consiste en el
reconocimiento y expresión de la grandeza y majestad de Dios; segundo, una vida dedicada
a la obediencia total de Su Palabra, sin cuestionamiento; y tercero, estar dispuestos a
servirle sin condición alguno; en este sentido Jesús dice: “Si alguno me sirve, sígame; y
donde yo estuviere, allí también estará mi servidor. Si alguno me sirviere, mi Padre le
honrará” (Juan 12:26).
La iglesia no fue establecida sólo para recibir personas en la familia de Cristo, tampoco los
cristianos han sido llamados para permanecer inactivos, sino que están para darle a los
nuevos miembros un crecimiento espiritual a fin de presentarlo perfecto ante Dios; en este
sentido la Biblia dice: “Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros,
evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del
ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad
de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura
de la plenitud de Cristo” (Ef. 4:11-13). Significa que, nuestro compromiso como cristianos
fieles, también consiste en, contribuir al crecimiento espiritual de los nuevos convertidos,
según nuestras capacidades o habilidades.
CONCLUSIÓN:
El fundamento del compromiso cristiano se fundamenta en: el amor, la obediencia y el
servicio. Amor por cuanto Dios nos amó primero y nos pide que amemos al prójimo, pero
no un amor por cumplir, sino un amor sincero. Obediencia, a la palabra de Dios y a los
mandamientos que Jesús establece en la misma. Y servicio, por cuanto el ministerio es para
servir y no ser servido; hay que servir a Dios y al prójimo.
Todo aquel que ha confesado que Jesús es su Señor y Salvador, adquiere un compromiso
con Dios, los creyentes y el mundo. Este compromiso, se acepta voluntariamente para dar
testimonio del poder de Dios.
El mejor acompañante para esta tarea es el Espíritu Santo, quien te da fortaleza, sabiduría,
consuelo, te da poder; y, sobre todo, también actúa directamente en el plan de salvación.