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Martin Cervetto.

The sonnet

Sweet Lord of Fire

Fire in your eyes building up my light


My new beginning sealed by final visions,
The circles of your smile, my intuitions,
Questions over questions, silence in the night.

Your peace, your love, your grace, your healing process,


And your cleansing blood all over my mire
I don’t deserve your smile your sweet fire
In this central silence, the endless losses:

My bed, my cds, my books, my struggle;


The obscure temptation, evil’s incarnations.
The only answer: your blue eyes, your peace.

Oh Lord Jesus, sweet Savior of my soul!


I want to know you more, and show to the world
Your salvation, the eternal way of bliss.

Discusión:

Traté de hacer un soneto como el Holy Sonnet: at the round earth’s imagined corners, de
John Donne, imitando la forma y el contenido trascendente del mismo.
El proceso lógico que traté de desarrollar sería análogo al proceso espiritual del alma del
converso desde las tinieblas sin solución de una habitación oscura, que a su vez hace un
paralelismo metafórico con su alma en tinieblas, al conocimiento de Dios: un proceso
espiritual en el que Jesucristo va ganando terreno hasta que la voz poética lo reconoce
como la única vía posible de salvación y como proyecto personal al desear declarar al
mundo el nombre y el poder de Jesucristo.

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Experimenté mucha dificultad al escribirlo en Inglés, pero al margen del resultado, que sé
que no es muy bueno, el explorar las posibilidades de esa lengua en la rima, de algún
modo me permite ver con otros ojos la mayor versatilidad de la lengua castellana a la
hora de rimar.

Nunca había hecho un soneto, ni en Inglés, ni en castellano. Creo que tenía muchos
prejuicios contra esa forma. Ahora siento que podría hacer algunos otros y ver qué
posibilidades se pueden explorar fuera del verso libre que se nos es impuesto como la
única forma posible y válida en poesía contemporánea en castellano.

El soneto tiene una connotación libresca y anticuada, es visto como una forma cultivada
únicamente por cultistas con ánimo extravagante y arqueológico, como Borges, por
ejemplo. Pero tal vez esos prejuicios podrían ser revisados, así como la forma misma del
soneto, como demuestra el poema de John Donne que me sirvió de algún modo de
modelo.

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