Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Muchas personas aprovechan los equipos de aire acondicionado de ventana para ahorrar
dinero en la factura de luz, enfriar áreas de la casa donde el aire acondicionado principal no
llega o enfriar la habitación lo suficiente como para cubrirse con una manta en las noches.
Un aire acondicionado de ventana es bastante útil por las razones dichas anteriormente,
pero cuando el polvo, la humedad y calor se combinan, estos equipos son el ambiente
perfecto para que se forme hongo y moho si no se le realiza mantenimiento cada año.
Elige un lugar apropiado donde puedas usar una manguera, como el garaje. Coloca el aire
acondicionado de la ventana en algo seguro, como una mesa o un caballete. Estos estarán
expuestos al agua y al blanqueador, por lo que debes elegir algo apropiado para esta tarea.
Para equipos más grandes, necesitarás la ayuda de alguien para que pueda levantar la
unidad y limpiarlo exhaustivamente.
Con un cepillo suave, como el que se usa para eliminar la pelusa de la ventilación de la
secadora, desliza las aletas hacia arriba y hacia abajo para eliminar la suciedad acumulada
en la parte delantera y trasera de la unidad de aire acondicionado.
Llena una botella spray con aproximadamente ¼ de blanqueador y el resto con agua.
Rocía directamente en el área donde el aire frío sale del aire acondicionado. Satura esta
área. Asegúrate de obtener suficiente solución en el ventilador mientras lo giras lentamente.
Una vez que la botella esté vacía, rellena con agua y rocía en la misma área.
Usa una manguera y deja correr el agua sobre la bandeja de goteo para que mientras cae el
agua se lleve toda la suciedad. Evita hacer presión con el agua sobre la bandeja, ya que es
delicada y podrías dañarla, hacerlo es uno de muchos errores que compromete tu aire
acondicionado.
La presión del agua dañará los componentes del aire acondicionado de ventana, mientras
que enjuagar durante varios minutos suele ser suficiente.
Deja que la unidad se seque por unas horas, luego inspecciona de cerca cualquier resto de
suciedad. Elimina el agua restante con un paño seco y limpia las superficies que aún tengan
rastros de cloro, detergente o suciedad.
Ahora que ya todo está limpio, solo queda que pongas todo en su lugar para que funcione
como siempre. Ahora es momento de volver a respirar aire puro sin rastros ni olor a moho.