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Presidencia

del Consejo
de Ministros
La Comisión Nacional para el
Desarrollo y Vida sin Drogas – DEVIDA es
un Organismo Público Ejecutor, adscrito
al sector de la Presidencia del Consejo
de Ministros, encargado de diseñar y
conducir la Estrategia Nacional de
Lucha contra las Drogas y constituirse
en la contraparte nacional para todos
los fondos de cooperación internacional
destinados a la lucha contra las drogas.
Recuperando el Monzón

Sistematización de la experiencia de poserradicación en el Monzón: un análisis


centrado en los procesos de socialización, seguridad y desarrollo alternativo.

Serie Seguridad y Desarrollo Alternativo

Dirección de Asuntos Técnicos


Observatorio Peruano de Drogas
Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas (DEVIDA)
Av. Benavides n.° 2199 B, Miraflores. Lima – Perú
www.devida.gob.pe

Alberto Otárola Peñaranda


Presidente Ejecutivo de DEVIDA

Responsables del Estudio


Julio Corcuera Portugal
Noam López Villanes
Diego Tuesta Reátegui
Leonidas Ramos Morales

Hecho el Deposito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú N° 2015-07323


Editado por: Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas – DEVIDA
Av. Benavides 2199-B, Miraflores
Impreso en: Grafica Lima S.A.
Jr. Pastaza 771, Breña
Junio del 2015

Citar como:
Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas (DEVIDA). Recuperando el
Monzón. Lima, Observatorio Peruano de Drogas, 2015.
(Serie Seguridad y Desarrollo Alternativo).
Contenido

Prólogo 5

El Monzón y su significado 9

Resumen ejecutivo 13

Objetivos 23

Metodología 26

1. Las consecuencias del TID y el cultivo de coca en la 30


economía del Monzón

2. Situación socioeconómica del Monzón 40

3. Violencia e inseguridad como limitaciones para la 46


presencia del Estado

4. Objetivos, dimensiones y componentes del «Plan de 54


Poserradicación»

5. La socialización como componente de partida del 63


Plan

6. ¿Cómo se implementó la socialización en el Monzón? 77

7. Superando los desafíos de la socialización en el Monzón 86

8. Generando confianza: primeros impactos del «Plan de 102


Poserradicación»

9. Conclusiones 121

Bibliografía 132
Prólogo

C
uando iniciamos el mandato de este gobierno, en julio de 2011, nos
comprometimos con la ejecución de una política de lucha contra
las drogas que consolide el modelo peruano de desarrollo alternativo
integral y sostenible. Afirmamos que la seguridad sería una prioridad
y la erradicación de superficie ilegal de sembríos de coca, una premisa;
pero sostuvimos, con firmeza, que el desarrollo humano y sostenible
serían los ejes fundamentales del futuro de aquellas regiones del país
antes controladas por mafias y redes ilegales. Apuntamos también que
los miles de agricultores y agricultoras del Perú serían los verdaderos
protagonistas del cambio, con el respaldo del Estado e inversiones en
infraestructura, proyectos productivos, salud y educación. Coherentes
con ese compromiso se intervino en el Monzón y, hoy, tres años después,
esta zona del país, antaño bastión del tráfico de drogas y de la ilegalidad,
camina en un horizonte de esperanza, oportunidades y desarrollo.
Es bueno recordar que los primeros colonos poblaron el Monzón
hace más de un siglo. Desde entonces, aprovechando la lejanía, la carestía
y la precariedad, esta zona del país fue capturada por organizaciones
criminales. La población estuvo sojuzgada por el terrorismo. El aislamiento
y la pobreza fueron utilizados en beneficio de negocios ilegales, que no
distribuían más que amenazas y un círculo vicioso de miseria. Hoy el
Monzón ha cambiado. Familias y productores del valle avizoran un futuro
de esperanza, bajo una perspectiva alentadora de desarrollo. Son miles
Prólogo

los productores, habitantes de caseríos y distritos en el valle, que se han


unido a los programas productivos que impulsa este gobierno, de la mano
con todos los sectores, con todos los niveles del Estado, sociedad civil y
cooperación internacional.
Ello tiene una explicación, pues, desde el inicio, nos preocupamos
en desarticular las redes de narcotráfico y reducir sistemáticamente la
superficie anual de cultivos, base y motor de la economía ilegal. La Policía
Nacional del Perú desempeñó un papel fundamental con la captura de
quienes encabezaban estas organizaciones criminales. Luego, reforzamos
decididamente las acciones de control de cultivos con el más alto
profesionalismo del Proyecto Especial de Control y Reducción de Cultivos
Ilegales en el Alto Huallaga (CORAH). La instalación de comisarías, la
inversión en infraestructura, la presencia física de instituciones –que
antes simplemente no existían en el lugar– fue un imperativo en los dos
últimos años. Siempre junto con la población, la creación de redes de
seguridad dio lugar a un proceso de cambio que, es importante subrayar,
aún no culmina.
Como titula esta serie, conjugar la seguridad con el desarrollo
humano y el desarrollo alternativo de las poblaciones es el horizonte de
la intervención en la lucha contra las drogas, que este gobierno impulsa.
Pero nada de eso es posible sin el empoderamiento de la población, sin
su confianza y participación. Los convenios productivos de no resiembra
de coca y, en su lugar, asistencia productiva en café y cacao y otros
productos alternativos son el corazón de este proceso y una apuesta
decidida para su sostenibilidad. Porque es junto con la población que el
gobierno institucionaliza proyectos productivos y los hace sostenibles,
con una mirada de largo plazo, soporte técnico y, lo más importante,
responsabilidades compartidas.

6 Recuperando el Monzón
Prólogo

Sin embargo, los acuerdos productivos no son ni serán sostenibles


sin un trasfondo de inversiones sociales y económicas. Y esa ha sido y es
la apuesta del gobierno con la población del Monzón y con todas las zonas
del país que aún experimentan las consecuencias negativas de años de
aislamiento y opresión por el narcotráfico.
En el último año se han acelerado las transferencias económicas
a los gobiernos subnacionales en estos contextos. Las campañas de salud,
contra la desnutrición crónica, y las inversiones en infraestructura
educativa forman parte del panorama de cambio que se busca consolidar
en el Monzón. El despliegue abarca también a la economía local, pues
los emprendimientos no son sostenibles sin una efectiva articulación con
los mercados. El gobierno ha impulsado, bajo esa lógica, a los comités
de productores, fomentando su formalización y aportando el soporte
técnico indispensable. En beneficio de los pequeños agricultores, el
acceso a créditos agrarios, la titulación de tierras y una tarea sistemática
de recuperación de suelos degradados es el horizonte. Las inversiones
en infraestructura económica tienen aquí un rol protagónico. En la
actualidad, se viene reconstruyendo la carretera que une Huamalíes
con Tingo María y se tiene ya lista la puesta en marcha del proyecto del
corredor que unirá el valle del Monzón con la franja costera de Ancash,
facilitando enormemente la conexión de los agricultores con los grandes
mercados.
En tan solo tres años, las bases están sentadas. La historia reciente
del Monzón atestigua cambios, pasando del más profundo abandono, de la
violencia y el terror, a un escenario que combina la seguridad, garantizada
por la presencia física de instituciones del Estado y por los proyectos
productivos en plena marcha. El cambio social en escenarios como el
Monzón no es logro de una sola persona, de una sola institución, sino de

Recuperando el Monzón 7
Prólogo

todos los actores políticos y sociales unidos bajo la Estrategia Nacional de


Lucha contra las Drogas 2012-2016, liderada por DEVIDA. Sin embargo,
lejos de autoproclamar triunfos, el desafío es continuar y perseverar en
la tarea de consolidar el desarrollo alternativo integral y sostenible. Aún
existen varias tareas pendientes, como por ejemplo la reforestación de
los suelos, el sostenimiento en el tiempo de los cultivos de cacao y de
café y la ampliación de los programas sociales. El gobierno, a través de
esta publicación, reitera una lucha sin concesiones contra el narcotráfico,
el crimen organizado y la delincuencia, y ratifica su compromiso con
el Monzón y con todas las poblaciones que, con valentía, decidieron
abandonar el subdesarrollo y la criminalidad –herencia identificable del
narcotráfico- y apostaran por la paz y el desarrollo.

Ollanta Humala Tasso


Presidente Constitucional de la República

8 Recuperando el Monzón
El Monzón
y su significado

S
egún el reciente informe de Monitoreo de cultivos de coca 2013,
publicado por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y
el Delito (UNODC) y la Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin
Drogas (DEVIDA), el Perú registra la reducción más importante del área
total de cultivos de coca en las dos últimas décadas: de 60,400 hectáreas
el año 2012 a 49,800 hectáreas cultivadas el año 2013, una disminución
equivalente a 17.5%. Este dato, calificado por la propia ONU como un
«quiebre histórico», posiciona al Perú como un país comprometido en el
escenario regional con estrategias exitosas de lucha contra las drogas.
No debe olvidarse que, para el gobierno del presidente Ollanta Humala,
estas políticas públicas deben ir unidas a un concepto fundamental:
la asociación entre la seguridad humana, los derechos humanos y el
desarrollo en la infraestructura.
En los últimos tres años, aproximadamente, ha sido notable el
avance en la reducción de cultivos para fines ilícitos, debido a las acciones
de carácter multisectorial promovidas por el Estado. En perspectiva
histórica, ha sido un logro importante la desarticulación de redes
asociadas al tráfico ilícito de drogas por parte de la Policía Nacional del
Perú (PNP), sumada a las acciones de control de cultivos desarrollada
por el Proyecto Especial de Control y Reducción de Cultivos Ilegales en el
El Monzón y su significado

Alto Huallaga (CORAH). En paralelo, ha contribuido en forma decisiva


a alcanzar las mencionadas cifras, la implementación de los planes y
programas de desarrollo alternativo integral y sostenible coordinados
por DEVIDA como política de intervención institucional, de acuerdo a la
Estrategia Nacional de Lucha contra las Drogas (ENLCD); la cual, a su
vez, contempla acciones del denominado «Plan de Poserradicación». Este
tiene por objetivo central brindar apoyo social y económico-productivo a las
poblaciones afectadas por la erradicación de cultivos ilícitos, promoviendo
las bases e instrumentos para su autosostenimiento. En tal sentido, los
resultados de este complejo trabajo de poserradicación implementado en
el valle del Monzón, que DEVIDA muestra en esta publicación, documenta
un importante proceso de cambio: de una situación de dominio territorial
de redes de tráfico ilícito de drogas y de proliferación de cultivos de coca,
hacia un escenario en el que predomina la seguridad, las oportunidades,
la esperanza y se sientan las bases para el desarrollo de una economía
lícita. En resumen, el presente documento sistematiza la experiencia de
poserradicación y pretende ser un análisis centrado en los procesos de
socialización, seguridad y desarrollo alternativo realizados en el Monzón.
En el año 2012, existía un registro de 6,564 hectáreas de cultivo de
coca, solo en el distrito de Monzón. Para el año 2013, la situación cambió
drásticamente y el Monzón pasó a registrar un total de 227 hectáreas
de cultivo de coca, una disminución histórica de 54%. La proporción de
cultivos de coca en todos los distritos que conforman el valle del Monzón
pasaría entonces, de representar el 16% del total de hectáreas cultivadas
a nivel nacional, a representar tan solo el 0.45% de hectáreas cultivadas.
Estos porcentajes de alto impacto se han podido alcanzar gracias
a un elemento que resulta de importancia trascendental: la decisión
política del presidente Humala, que desde el primer día de su gobierno
se preocupó por el Monzón, por su desarrollo y seguridad. Claves en este

10 Recuperando el Monzón
El Monzón y su significado

proceso fueron la captura de Florindo Flores Hala (a) «Artemio» el 12 de


febrero del 2012 y la instalación de más de 20 comisarías en toda la zona,
desde cuyos ejes de seguridad se impulsó la desarticulación de los grupos
terroristas y se dieron golpes certeros al narcotráfico.
Hoy, los importantes cambios socioeconómicos evidenciados en el
valle del Monzón, refieren a un caso ejemplar de intervención integral
que tiene rostro humano; no obstante el camino de desafíos y problemas
pendientes, como la reducción sostenida de la pobreza, promover calidad
de vida, frenar la grave desnutrición de la población y atenuar los impactos
ambientales generados por el uso intensivo de agroquímicos en el cultivo
de coca.
Bajo esa lógica, la experiencia producida en el Monzón enseña
que no es suficiente dotar de recursos, asistencia técnica o insumos para
nuevos cultivos en una tierra deforestada por acción del narcotráfico
(tala, quema, degradación, contaminación de suelos); hace falta el enfoque
de multisectorialidad y articulación sostenida del Estado en alianza
estratégica con el sector privado. Es imprescindible establecer acuerdos
de cooperación productiva y de no resiembra de coca, que impliquen
compromisos y responsabilidad compartidos.
Es clave tener un enfoque integral acercando la plataforma
de servicios del Estado (comisarías, escuelas, centros de salud);
rehabilitar vías de acceso, mercados; fomentar la participación política
y gobernabilidad con las juntas vecinales y los comités de productores,
entre otros.
La experiencia en el Monzón deja, pues, valiosas lecciones
replicables en otros contextos y es útil como referente para las actuales
intervenciones en los distritos de Pólvora y Caballococha, nuevos ejes de
presencia activa del Estado y de recuperación de los espacios democráticos
en los que DEVIDA trabaja actualmente.

Recuperando el Monzón 11
El Monzón y su significado

DEVIDA ingresó al Monzón tras 40 años de olvido. Hoy es una


población que camina hacia la inclusión y es nuestra obligación el
procurarle seguridad, paz y desarrollo, acompañándola en ese proceso
y, con ello, contribuir al mandato presidencial de reducir la pobreza y la
superficie ilegal de sembríos de coca. En ese propósito nos encontramos.

Lima, junio de 2015

Alberto Otárola Peñaranda


Presidente Ejecutivo
DEVIDA

12 Recuperando el Monzón
Resumen
ejecutivo

E
l área de cultivos de coca en el Perú ha experimentado una importante
reducción en los dos últimos años de registro: 2013 y 2012 (UNODC
y DEVIDA, 2014). Caseríos, distritos y valles (caracterizados, antaño,
por la proliferación de cultivos ilícitos y por el funcionamiento de redes
asociadas al TID) sobresalen, hoy, como casos ejemplares de intervención
en desarrollo alternativo integral y sostenible.
El presente estudio documenta el complejo proceso de cambio
económico, social y político por el que ha atravesado el valle del Monzón1
en los últimos años y sistematiza la experiencia de implementación del
«Plan de Poserradicación» en ese contexto: sus principales avances y
logros a la fecha.
La poserradicación es una iniciativa de carácter integral y
multisectorial impulsada por el Estado. El fin de la misma es atenuar
los impactos socioeconómicos del control de cultivos y consolidar las
bases económicas, sociales y políticas para un cambio en las dinámicas
productivas locales, basado en el desarrollo alternativo integral y

1. Ubicado en la provincia de Huamalíes (departamento de Huánuco).


Resumen ejecutivo

sostenible (DEVIDA, 2012); por tal motivo, la investigación, que el


Observatorio Peruano de Drogas de DEVIDA pone a disposición, se
enfoca en la implementación del «Plan de Poserradicación» en el Monzón,
especialmente, en la puesta en marcha de la fase de socialización en
distritos y caseríos en dicho ámbito de intervención. El estudio corrobora la
importancia de este proceso para consolidar una modificación sustantiva
de las estructuras económicas, sociales y políticas que sostienen al cultivo
ilegal de coca y al tráfico ilícito de drogas como actividades regulares,
para evitar riesgos de resiembra y generar redes de seguridad en base al
desarrollo alternativo integral y sostenible2.
La investigación se basa en evidencia estadística, documental y
en material cualitativo, fruto de un trabajo de campo en la parte baja
del valle del Monzón. La data obtenida permite comprender el proceso
de cambio social ocurrido en dicho contexto (desde una economía basada
en el cultivo de coca hacia una economía que empieza a consolidarse en
un horizonte de desarrollo alternativo integral y sostenible); permite,
asimismo, comprender cómo se llevó a cabo la implementación del «Plan
de Poserradicación»: se da cuenta de las razones implicadas en el saldo
positivo de la intervención, los principales avances, problemas y desafíos
pendientes. En esa línea, el estudio ofrece importantes conclusiones y
recomendaciones de políticas públicas.
Dado que el Plan continúa esta investigación no debe ser analizada
como una síntesis final de sus resultados. Se sugiere que el estudio debe

2. La poserradicación comprende un conjunto de procesos y actividades dirigidos a atenuar el impacto de


las acciones de erradicación y sentar bases para lograr una perspectiva de desarrollo alternativo integral y
sostenible. En la actualidad, los procesos de poserradicación a nivel nacional están adscritos al Programa
Presupuestal Desarrollo Alternativo Integral y Sostenible de DEVIDA, y forma parte de la actividad n° 5:
Atención a la población poserradicación.

14 Recuperando el Monzón
Resumen ejecutivo

entenderse más bien en su carácter descriptivo y no en uno que intenta


hacer un análisis de los impactos o busca efectos generalizables. El
propósito del estudio fue sistematizar una experiencia relevante en el
marco de la Estrategia Nacional de Lucha contra las Drogas 2012-2016 y
por tanto adquiere más bien un método historiográfico donde el eje recae
en la construcción de las instituciones estatales en un contexto previo de
economía ilegal.
Dicho esto, ¿cómo ha sido el proceso de cambios sociales ocurrido
en el Monzón que esta investigación describe extensamente? ¿Cuál es la
importancia del “Plan de Poserradicación” en este contexto? En el período
que comprende los años 2005 y 2009, en la zona del Alto Huallaga, por
cada S/. 100.00 nuevos soles relativos al Valor Agregado Bruto (VAB)3
agrícola, es decir, el valor final de todos los productos lícitos agrícolas,
existía un promedio de S/. 85.00 nuevos soles equivalentes al ingreso
potencial proveniente de la venta de clorhidrato de cocaína (SIMDEV,
2014; SIRTOD, 2014; UNODC y DEVIDA, 2014).
Los datos de VAB agrícola sostienen una idea matriz: el arraigo
del cultivo de coca en territorios dominados por redes asociadas al TID
dificultan la provisión de servicios sociales por parte del Estado. En
casos similares, en cuanto a disputas, la evidencia comparada muestra
que en contextos de disputas territoriales, de alta conflictividad,
las capacidades de los Estados –en términos de alcance territorial y
funcionamiento estable– se ven sumamente limitadas (Acemoglu et al.,
2013; Hanson & Sigman, 2013). Precisamente, en el valle del Monzón, el

3. El valor agregado bruto (VAB) hace referencia al Producto Bruto Interno (PBI) menos los impuestos indirectos
que gravan las operaciones de producción. El PBI es el valor monetario de todos los bienes y servicios finales
que se producen en una economía.

Recuperando el Monzón 15
Resumen ejecutivo

registro testimonial señala que el alcance de las políticas y los programas


públicos hallaba limitantes en el funcionamiento de redes asociadas al
TID y de movimientos que – en algunas coyunturas críticas– ocasionaban
escenarios de alta tensión y conflictividad.
Una lectura comparada de los principales indicadores de desarrollo,
durante la década pasada, soporta este argumento: en el año 2009, la
pobreza alcanzaba el 34.8% a nivel nacional; sin embargo, considerando
únicamente el promedio de los distritos del Monzón, este indicador subía
hasta un 66.4%. Del mismo modo, el Índice de Desarrollo Humano (IDH)
nacional marcó la cifra de 0.5058 en el año 2012; el promedio de los
distritos que componen el valle del Monzón, en cambio, marcó una cifra
de 0.28, es decir, apenas poco más de la mitad del IDH promedio a nivel
nacional (PNUD, 2013). De forma similar, el Perú alcanzó un Índice de
Densidad del Estado (IDE) de 0.7666 en el año 2012; mientras que, en las
provincias que comprenden la cuenca del Monzón, el promedio de IDE era
de 0.62 (PNUD, 2013).

Erradicación de almácigos de hoja de coca

16 Recuperando el Monzón
Resumen ejecutivo

A fin de interrumpir el ciclo de consecuencias negativas


relacionadas al TID, el Estado peruano –a través del Proyecto Control
y Reducción del Cultivo de Coca en el Alto Huallaga (CORAH)– dispuso
acciones sistemáticas de erradicación de cultivos de coca e interdicción a lo
largo de la cuenca baja y alta del valle del Monzón. El desarrollo de estas
actividades fueron requisitos funcionales para: 1) Interrumpir el soporte
material que determinaba la demanda y reproducción de la cadena de
valor de derivados cocaínicos. 2) Desarticular las redes de tráfico ilícito
de drogas y movimientos anexos que ejercían control territorial, político,
social y económico en los distritos y caseríos que componen dicho valle.
A la luz de la evidencia empírica de este estudio (registro
cualitativo, documental y fotográfico), las acciones referidas condujeron a
una reducción significativa de la inseguridad en la zona y permitió acentuar
la presencia del Estado de forma progresiva. La erradicación de cultivos
de coca detuvo el circuito operativo que determinaba la reproducción del
TID y, en paralelo, las redes de tráfico ilícito y los movimientos anexos
a ellas perdieron legitimidad y capital político de respaldo por parte de
la población. La captura de líderes y mandos medios vinculados a la
economía ilegal reforzó la pérdida de liderazgo.
Si bien generar seguridad y condiciones de intervención es
necesario en el corto plazo, esto no es suficiente para modificar las
estructuras que sostienen la reproducción del TID. En efecto, la
erradicación mitiga la reproducción de la cadena de valor del TID, pero no
garantiza por sí sola que la población reoriente su dinámica productiva y
disminuyan las probabilidades de resiembra de coca. Las intervenciones
de poserradicación –siguiendo esta línea argumental– son necesarias, a
fin de lograr una transformación integral de aquellas estructuras.
Por consiguiente, se puede observar que los desafíos en este
contexto eran varios: 1) continuar con la política de erradicación de

Recuperando el Monzón 17
Resumen ejecutivo

cultivos ilegales de coca para mantener controlada la probabilidad de


reproducción del TID; 2) atenuar el impacto directo que la erradicación
pudiese tener sobre la seguridad alimentaria de la población en el corto
plazo; 3) generar oportunidades de desarrollo que coadyuven a reorientar
las dinámicas productivas (cultivos de café y cacao, principalmente); 4)
generar vínculos de confianza con la población; 5) propiciar el diálogo y
la participación a través de plataformas políticas que, al mismo tiempo,
generen eficacia colectiva4 (juntas vecinales); 6) propiciar la conformación
de comités productivos con el objetivo de que el proceso de desarrollo
alternativo augure sostenibilidad en el tiempo y no dependa solamente
del soporte estatal.
A la fecha, los avances son alentadores e incentivan a persistir en
los esfuerzos de cambio; pues son un total de 4003 familias las que han
firmado actas de entendimiento y compromisos de no resiembra de coca,
con el Estado. La firma de actas de entendimiento, según corrobora la
información documental de este estudio, se ha traducido en la instalación
de 2340 ha de cacao y 1687 ha de café, y de 1591 unidades de biohuerto
entre 2013 y 2014. De las metas productivas pautadas solo para el
año 2013, la poserradicación en el Monzón muestra un porcentaje de
ejecución superior al 85%, lo que perfila un cambio en el paisaje de las
dinámicas socioeconómicas a largo plazo. Tomando como referencia las
intervenciones exitosas en materia de desarrollo alternativo integral y
sostenible llevadas a cabo en la región San Martín (UNODC, 2011), se
espera que los resultados preliminares de la intervención en el Monzón
logren consolidar una perspectiva de desarrollo a largo plazo y sean un
modelo de intervención.

4. Se entiende por eficacia colectiva la agregación coyuntural de esfuerzos desde la sociedad para gestionar
mecanismos de control social informal.

18 Recuperando el Monzón
Resumen ejecutivo

En esta misma línea, la implementación del «Plan de


Poserradicación» ha coadyuvado a consolidar los procesos tendientes a
la seguridad territorial y social del valle del Monzón. Lo primero refiere
a un aumento de la presencia física de personal policial: instalación
de comisarías y cuerpos de las distintas unidades; lo segundo, a una
percepción extendida de tranquilidad y paz por parte de la población y por
parte de personas externas al ámbito de intervención. En la actualidad,
el valle del Monzón es una zona de libre acceso y de libre tránsito. Según
el registro testimonial, construido para esta investigación, el «Plan de
Poserradicación» –con la presencia constante de funcionarios del Estado–
ha logrado disminuir las percepciones de desconfianza y temor por parte
de la población y, más bien, ha incrementado la percepción de conformidad
con la legalidad.

Vivero de cacao

Recuperando el Monzón 19
Resumen ejecutivo

Es de subrayar, por otro lado, que la intervención precitada ha


logrado influir positivamente en la reorganización de la política local
comunitaria. Esto se debe –fundamentalmente– a la conformación de
juntas vecinales. El componente de socialización, que este documento
reseña in extenso, ha puesto énfasis en la construcción de este tipo
de mecanismos participativos que institucionalizan un sentido de
pertenencia, un nosotros articulado no a la reivindicación de una actividad
ilícita, sino a una plataforma de representación política con capacidad
de movilización y canalización de demandas en los distintos niveles de
gobierno (Touraine, 1999; Tilly, 1993).

Comisaría de familia del centro poblado de Cachicoto - Monzón

20 Recuperando el Monzón
Resumen ejecutivo

Por otra parte, la formación de juntas vecinales ha permitido a la


población un mayor control y certidumbre sobre la marcha de los proyectos
productivos implementados en el marco del «Plan de Poserradicación». De
la misma forma ha permitido la creación de comités de productores; sin
embargo, el matiz diferencial con las juntas vecinales es que estos últimos
constituyen mecanismos que permitan una articulación efectiva del ámbito
de intervención con los mercados de bienes y servicios. Con la creación
de juntas vecinales y comités de productores, la institucionalización de
cargos políticos representativos y los mecanismos de articulación con el
mercado, el «Plan de Poserradicación» busca expandir la confianza en el
Estado y consolidar procesos de desarrollo en el marco de una economía
legal.
En resumen, la intervención en el Monzón ha logrado vincular dos
campos a menudo disociados: la seguridad en el mediano plazo y, de otro
lado, el desarrollo alternativo integral y sostenible en el largo plazo, y bajo
un enfoque integral y multisectorial5. Esto es importante pues posiciona al
Plan y a su implementación en línea con el enfoque de desarrollo humano
del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD 2014) y,
también, con el enfoque de desarrollo sostenible de la Comisión Mundial
sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (ONU 2002).

5. Entendemos por corto plazo la protección de la población poserradicación según el Programa Presupuestal de
Desarrollo Alternativo Integral y Sostenible (2012). Por lo tanto se puede comprender que el largo plazo se
relaciona con un cambio de la dinámica económica orientada a lo lícito.

Recuperando el Monzón 21
Ejército del Perú en el Valle del
Monzón - mantenimiento de vía vecinal
Nuevo Rondos - Corvinilla Alta
Objetivos

L
a investigación tiene como premisa, fundada en evidencia, que
el valle del Monzón ha experimentado un complejo proceso de
cambios sociales, políticos y económicos. La raíz del cambio remite a
poderosas fuerzas sociales (crecimiento económico, migración, aumento
de las redes de servicios, etc.); además, coincide temporalmente con la
intervención del Estado, a través de la política de control de cultivos
y la implementación subsecuente del «Plan de Poserradicación». Por
ende, resulta imprescindible comprender la dinámica del cambio en este
contexto y en relación con las intervenciones mencionadas.

Objetivo general
Comprender las dinámicas de cambio social, político y económico en el
valle del Monzón, desde el año 2013, a partir de la implementación y
puesta en marcha del «Plan de Poserradicación».
Este planeamiento implica desglosarlo en los siguientes objetivos
específicos y, de este modo, articular un diseño de investigación consistente
en términos metodológicos.

Objetivos específicos
1. Comprender la situación de la seguridad y las actividades económicas
centradas en el cultivo de coca en el valle del Monzón hasta el año
2014.
Objetivos

2. Caracterizar la situación del valle del Monzón en función de los


principales indicadores de pobreza y desarrollo hasta el año 2014.

3. Evaluar los avances y logros de las prácticas de socialización,


componente del «Plan de Poserradicación» dirigido a generar confianza
y acuerdos entre la población y el Estado.

4. Explicar los principales resultados y desafíos del “Plan de


Poserradicación” en el valle del Monzón desde el año 2013, fecha en
que fue puesto en marcha.

5. Evidenciar como la implementación de un plan posiciona a Devida


como el organismo que impulsa políticas públicas que permiten al
Estado peruano ganar legitimidad a través de la construcción de
instituciones.

24 Recuperando el Monzón
Capacitación en el cultivo
de cacao a ex cocaleros

Cosecha de hortalizas - biohuerto


Metodología

B
ajo esa disposición de objetivos, el estudio sistematiza la experiencia
de poserradicación en el Monzón y su ámbito de influencia (Supte
y Puente Durand). Para ello, el estudio plantea dos ejes metodológicos
y toma en cuenta las ventajas y las limitaciones de la información
documental disponible y la data recogida en campo.

Primer eje
Se realiza una reconstrucción de las cifras oficiales que anualmente
reportan la proporción de hectáreas cultivadas de coca a nivel nacional
(UNODC y DEVIDA, 2014). Luego, se dispone de mediciones que
comparan la ratio de la economía ilícita con la economía de productos
agrarios lícitos, lo que permite contrastar el peso relativo de la economía
ilícita con la situación de pobreza y desarrollo humano en el ámbito de
intervención. Con ello, se busca demostrar que el peso relativo de la
economía ilícita, centrada en el cultivo de coca en el valle del Monzón, no
es correlativo con mejoras en los niveles de pobreza y desarrollo humano6.
Por último, se utiliza fuentes documentales para sistematizar el «Plan de
Poserradicación» en sus términos formales de diseño y organización.

6. Con arreglo a este eje, se ha utilizado información estadística proveniente de los principales sistemas de
registro (INEI, Ministerio de Economía y Finanzas, Naciones Unidas); también se ha utilizado información
secundaria disponible en el Plan Operativo Monzón 2013 (DEVIDA, 2013b), en la sistematización del
«Plan de Poserradicación» (DEVIDA, 2014a) e información de uso interno administrada por la Dirección de
Promoción y Monitoreo y por la Dirección de Asuntos Técnicos, ambas órganos de línea de DEVIDA.
Metodología

Segundo eje
Se realiza un análisis profundo de la implementación del «Plan de
Poserradicación» basado en evidencia etnográfica y testimonial obtenida
directamente del contexto de intervención y enfocada sobre la marcha
del proceso de socialización y la firma del «Acta de entendimiento» entre
el Estado y los distintos distritos y caseríos. El trabajo de campo fue
realizado por el equipo del Observatorio Peruano de Drogas (OPD) en el
mes de mayo de 2014, a lo largo de los distritos y caseríos que conforman
la cuenca baja del río Monzón y los ámbitos de intervención periféricos
(Supte y Puente Durand), ubicados a una hora de la ciudad de Tingo
María.
En este caso, la construcción de evidencia de terreno se organizó
con el empleo de tres herramientas. La primera, fue el registro etnográfico
de los distritos y caseríos que conforman la cuenca baja del Monzón –
preferentemente en aquellos con instalaciones de café, cacao y biohuertos
implementados en el marco del Plan– donde fue posible identificar la
presencia reciente del Estado y realizar un monitoreo continuo de las
actividades de socialización llevadas a cabo por el personal de DEVIDA.
La segunda, fue la realización de entrevistas semiestructuradas con
participantes del «Plan de Poserradicación», autoridades y líderes de
comunidades firmantes de las actas de entendimiento, así como con
personal del área de socialización de la Oficina Zonal de DEVIDA de Tingo
María. Finalmente, información documental proveniente del registro
PIRDAIS dio lugar a una descripción de los principales resultados del
programa.

Recuperando el Monzón 27
Metodología

Ventajas y limitaciones
El uso de métodos cualitativos obedece a dos razones. En primer
lugar, las características del contexto de intervención dificultaron
un registro cuantitativo sistemático de incidencias relacionadas con
la situación de la seguridad en la zona (previa a la intervención del
Estado con los planes de erradicación y poserradicación). La limitada
disponibilidad de información cuantitativa sobre el estado de la seguridad
impidió trazar comparaciones exhaustivas en dos tiempos distintos: antes
de la intervención del Estado y posterior a aquella. Toda comparación en
materia de seguridad es realizada en función de evidencia cualitativa
que, pese a sobrepasar el punto de saturación, puede ser considerada
fiable. Por eso mismo, se utiliza el término «impacto» con reservas y se da
prioridad a los términos «avances» y «logros».
En segundo lugar, el componente eje del «Plan de Poserradicación»
–la fase de socialización– supone la puesta en marcha de mecanismos de
relación social continua tendientes a la institucionalización de acuerdos
entre funcionarios de DEVIDA y la población, cuyos resultados materiales
–implementación de instalaciones de café, cacao y biohuertos– aún están
en marcha. Se trata, entonces, de un proceso y una experiencia social,
cuyas principales etapas y mecanismos se adecúan a un trabajo de recojo
y registro cualitativo.

28 Recuperando el Monzón
ÁMBITO DE INFLUENCIA DEL VALLE DEL MONZÓN
(comprendido en el presente estudio)
1 Las consecuencias
del TID y el cultivo
de coca en la
economía del Monzón

E
l TID (tráfico ilícito de drogas) comprende un conjunto diferenciado
de actividades ilícitas con fines económicos, cuya estructura interna
obedece a una lógica de cadena de valor: cultivo de coca, acopio, transporte
y comercialización (López & Vizcarra, 2012). Este encadenamiento
supone una administración de recursos, actores, dinámicas y actividades
diferenciados según cada eslabón; por otro lado, supone también
condiciones económicas, sociales y políticas que –en un tiempo y espacio
específicos– hacen posible la reproducción y articulación entre las partes
(Kenney, 2007). Bajo esta lógica, cada eslabón de la cadena tiende a
desarrollar una relación simbiótica con el espacio físico, entrelazándose
con las dinámicas económicas y sociales dispuestas territorialmente.
En el Perú, el cultivo de coca es el eslabón de la cadena con una
mayor presencia a nivel nacional (UNODC y DEVIDA, 2014). A diferencia
de México y Centroamérica, principalmente regiones de tránsito de
derivados cocaínicos (ver: McGee, 2013; Carlsen, 2012; Dell, 2012), el
Perú se caracteriza por ser un país que produce y abastece de materia
prima a las estructuras de comercio ilegal (Mejía & Rico, 2010; UNODC
Las consecuencias del TID y el cultivo de coca en la economía del Monzón

y DEVIDA, 2014). En consecuencia, a lo largo del país se halla una


diversidad de cuencas cocaleras: Bajo Amazonas, Marañón, Alto Chicama,
Alto Huallaga, Aguaytía, Pichis-Palcazú Pachitea, La Convención y
Lares, el Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro, Kcosñipata, San
Gabán, Inambari y Tambopata, entre otras.
En alguno de los precitados valles, el cultivo de coca funciona como
una actividad complementaria, es decir, en ellos el total de cultivos no
representa una proporción significativa y no tendría un peso gravitante
en las economías domésticas (UNODC y DEVIDA, 2014). En otros, sin
embargo, el cultivo de coca constituye una actividad cardinal: soporte de
las economías domésticas y núcleo de las dinámicas sociales (INEI, 2012).
De ahí, entonces, su reproducción y arraigo en el tiempo. La centralidad
del cultivo de coca no suele ser excluyente; por el contrario, a ella suelen
integrarse actividades complementarias, como por ejemplo la venta y
comercialización de insumos químicos (DEVIDA, 2013; INEI, 2012).
Hasta el año 2011, la cuenca del Alto Huallaga –donde se halla
ubicado el valle del Monzón– era el principal centro de producción cocalera
en el Perú (UNODC y DEVIDA, 2014). Entre los años 2003 y 2009, aquella
experimentó un crecimiento ininterrumpido del total de hectáreas de
cultivo de coca. Durante ese intervalo de tiempo, aproximadamente, la
extensión total de estos cultivos en el Alto Huallaga representó un tercio
del total a nivel nacional. De esto deriva una premisa fundamental para
el análisis: en términos económicos, los valles que conforman la cuenca
del Alto Huallaga eran sistémicamente dependientes del cultivo de coca7.

7. Sin embargo, desde el 2010 (y en adelante) la evidencia empírica indica una disminución en la extensión de
los cultivos ilícitos de coca: se ha pasado de 17,497 ha, en el 2009, a 4302 ha, en el 2013. El decrecimiento
interanual ha sido sistemático: entre el 2011 y el 2010, se registró un decrecimiento del 4.64% en la extensión
de cultivos de coca; entre el 2011 y el 2012, este último se acentúo a 25.56%, y, entre el 2012 y el 2013, la
disminución alcanzó un histórico de 54.8%.

Recuperando el Monzón 31
Las consecuencias del TID y el cultivo de coca en la economía del Monzón

El Gráfico n° 1 corrobora que el cultivo de coca tenía un peso


gravitante en las economías de los valles que conforman el Alto Huallaga.
El resultado de dividir el VAB agrícola de la región Huánuco entre la
cantidad potencial de dinero obtenido por la venta de cocaína (esta última
en función del total de hectáreas de cultivo de coca en esa misma región
durante el último año de registro)8 permite reafirmar el argumento:
una vez aplicado el cociente para el período 2004-2009, se observa que

8. Este monto anual (dinero potencial adquirido) fue hallado a través del siguiente proceso: primero, se multiplicó
el número de hectáreas anuales (n° ha) identificadas en el Alto Huallaga por 2100 kg, el rendimiento promedio
de hoja de coca seca al sol (UNODC, 2013). Luego, se procedió a dividir aquel resultado entre 375, cantidad
necesaria en kilos de hoja de coca seca al sol para producir un kilogramo de cocaína 100% pura. Este estimado
es solo una aproximación que se presenta en el Monitoreo de Cultivos de Coca publicado el 2008 que hace
alusión a los cálculos de la Operación Breakthrough llevada a cabo por los Estados Unidos entre los Años 2003
y 2004. Esta división permite traducir el número de kilos de hoja de coca en kilos de clorhidrato de cocaína.
Una vez hallado el número potencial de kilos de cocaína se procedió a multiplicar por el precio promedio de un
kilo de cocaína en el Alto Huallaga registrado por DEVIDA (SIMDEV, 2014). La fórmula para hallar el dinero
potencial a comprar con el VAB agrícola sería el siguiente: [(n° ha * 2100 kg)/375]*precio.

32 Recuperando el Monzón
Las consecuencias del TID y el cultivo de coca en la economía del Monzón

la cantidad de dinero potencial obtenido por la venta de clorhidrato de


cocaína registra una cifra cercana o superior al VAB agrícola (ver Tabla
n°1).

Justamente, siguiendo con esta línea de evidencias, la Tabla


n° 1 muestra que, en el año 2009, por cada S/. 100.00 nuevos soles
correspondientes al VAB agrícola de Huánuco en el mercado legal, se
registran S/. 109.00 nuevos soles en el ilegal, provenientes de la venta
potencial de clorhidrato de cocaína. De la situación descrita –en que
predominaba el cultivo de coca– se colige una pregunta: ¿cuáles eran los
destinos de aquellos montos de dinero, si los principales indicadores de
desarrollo del Monzón mostraban cifras que lo situaban (muy) por debajo

Recuperando el Monzón 33
Las consecuencias del TID y el cultivo de coca en la economía del Monzón

del promedio nacional9? La situación del valle del Monzón podía ser
paradigmática de la dependencia descrita: los distritos que comprenden
este valle sumaban un total de 10,833 ha, una cifra equivalente al 83%
del total de hectáreas cultivadas en el Alto Huallaga y al 16% del total de
hectáreas cultivadas a nivel nacional (UNODC, 2013; SIMDEV, 2014)10.

El cultivo de coca constituía el centro de las dinámicas económicas,


sociales y políticas del valle del Monzón. Al respecto, DEVIDA (2013a)
ha realizado un estudio exhaustivo que describe la situación de la

9. En el Perú, el cultivo de coca está estrictamente fiscalizado por las normas nacionales, las cuales no permiten
el cultivo ni comercialización de hoja de coca sin la autorización previa de ENACO. Sin embargo, tal como
está planteada la normativa actual, no se puede considerar en estricto al cultivador de coca como un criminal,
ya que el cultivo sin licencia no está penalizado. Por lo cual, en el Perú, este cluster no puede ser considerado
como una actividad criminal (López & Vizcarra, 2012).

10. Como será analizado más adelante, lo llamativo es que el valle del Monzón experimentaría una drástica
reducción en el total de hectáreas de cultivo de coca. Como muestra el Gráfico n° 2, el año 2013 registró un
total de 227 ha, cifra que representa solamente el 5.27% del total cultivado en el Alto Huallaga y 0.45% del
total nacional.

34 Recuperando el Monzón
Las consecuencias del TID y el cultivo de coca en la economía del Monzón

cuenca baja del Monzón, previa implementación de las actividades de


erradicación y poserradicación11. Dicha investigación informaba que el
ingreso promedio anual por las actividades agrarias lícitas de los jefes
del hogar –encuestados en el marco de aquel estudio– alcanzó la cifra
de S/.1910.500 nuevos soles en el año previo a la implementación del
«Plan de Poserradicación». En esa misma línea, se observa que el ingreso
promedio anual por el cultivo de coca alcanzaba la cifra de S/. 4481.100
nuevos soles.
Se observa, entonces, que los ingresos relativos al cultivo
de coca –durante el año previo a la implementación del Plan– eran
significativamente mayores al promedio correspondiente de actividades
agrarias lícitas. Situando el cociente entre las dos magnitudes de
referencia, se encuentra una situación en que la economía ilícita hallaba
preponderancia frente a la economía agraria de bienes lícitos. Se ha
mencionado ya que el valor de venta del cultivo de la coca con respecto
al valor de venta de cultivos lícitos fue de S/. 6.500 nuevos soles, es decir,
por cada S/. 100.00 nuevos soles provenientes de la economía agraria
lícita, S/. 650.00 nuevos soles habrían provenido de la economía ilícita.
Podríamos afirmar entonces que existe una dependencia aproximada de
siete a uno. Las evidencias, sistematizadas en la Tabla n° 2, señalaban
términos de dependencia económica familiar respecto del monocultivo de
coca (DEVIDA, 2013a).
Por otro lado, el carácter importante del cultivo de coca deriva
además de la proporción de jefes del hogar que dedicaban tiempo a esta
actividad. Según DEVIDA (2013a), en la cuenca del Monzón, el 94,8% de

11. Este estudio comprende las localidades de Camote, Jorge Chávez, Manchuria, Palo de Acero, Palo Wimba,
Paujil, Pozo Rico, Sachavaca y Soledad.

Recuperando el Monzón 35
Las consecuencias del TID y el cultivo de coca en la economía del Monzón

los jefes de hogar encuestados se dedicaban a la agricultura (1375 jefes


de hogar). De aquel total, un 78.9% declaraba dedicar tiempo al cultivo
de coca (1246 jefes de hogar) y, en contraste, un 56.2% declaraba dedicar
tiempo a algún tipo de cultivo lícito, como algodón, frijol, cacao o café (887
jefes de hogar).

36 Recuperando el Monzón
Las consecuencias del TID y el cultivo de coca en la economía del Monzón

«No te voy a negar, con la coca he pagado la


educación de mis hijos, ¿no? Me ha dado algunas
cositas que no hemos tenido. Había para comprar,
para llevar, o sea, rendía porque daba bien todo el
año. Había para sacar y siempre venían a comprar.
[…] Todo era coca, sí. […] Eso sí, es verdad, ahora,
pues, se vive más tranquilo, que no haiga (sic)
violencia es bueno, mucho hemos sufrido acá […]
Problemas, pues, se emborrachaban. De mi vecina
su marido, sí, recibía amenazas, pero de eso se vivía,
pues» (Participante del «Plan de Poserradicación»).

La cita que antecede complementa que una proporción importante


de productores basaba su economía doméstica en el cultivo de coca. Este
garantizaba un flujo de ingresos regulares y era socialmente valorado en
tanto permitía sostener la economía familiar. Sin embargo, la evidencia
cuantitativa muestra, con claridad, que la dependencia en el cultivo de
coca no fue correlativa con menores niveles de pobreza ni con mayores
niveles de desarrollo humano. Todo lo contrario, realizando un paralelo,
los años en que el cultivo de coca constituía la actividad cardinal en el valle
del Monzón fueron, a su vez, tiempos en que la pobreza y exiguos niveles
de desarrollo humano coexistían. El cultivo de coca generaba ingresos
regulares, sí, pero el control territorial por parte de redes de tráfico ilícito
de drogas, la poca capacidad de alcance y estabilidad funcional de los
servicios sociales, la difícil articulación con el mercado y los riesgos, la
conflictividad y amenazas concomitantes a dicho contexto, repercutían en
una reproducción sistémica de la pobreza y la precariedad.

Recuperando el Monzón 37
Golpe clave al narcotráfico
Las consecuencias del TID y el cultivo de coca en la economía del Monzón

38 Recuperando el Monzón
Instalación de comisarías
en el Valle del Monzón

Comisaría Cachicoto

Comisaría Palo de Acero

Comisaría Monzón
2 Situación
socioeconómica
del Monzón

L
a sección anterior ha logrado articular un conjunto de problemas.
La preponderancia económica del cultivo de coca, coexistente con
un significativo control territorial, social y político por parte de las redes
asociadas al TID, dificultaba la implementación y el funcionamiento
regular de sistemas de protección social por parte del Estado (Hanson &
Sigman, 2013; Giraudy, 2012). En la misma línea, los niveles de tensión y
conflictividad acentuaban el aislamiento territorial y social del valle del
Mozón: los temores y desconfianzas de su población. El corolario era una
suma de condiciones sociales, económicas e institucionales adversas a la
consolidación de una perspectiva de desarrollo sostenible y a la reducción
de la pobreza (Acemoglu, Robinson, & Santos, 2013; Hufty, 2008).
En consecuencia, hacia el año 2009, y como se puede observar
en la Tabla n° 3, los niveles de pobreza monetaria en los distritos que
comprenden el valle del Monzón fueron altos (a comparación de los
promedios nacionales). Aquel año, la pobreza a nivel nacional alcanzaba
un promedio de 34.8%; mientras que la pobreza promedio en el valle
del Monzón afectaba al 66.4% de su población. De todos, el distrito del
Monzón fue el que registró un menor nivel de pobreza con 30.8%; en
Situación socioeconómica del Monzón

contraste con el de Churubamba, que registró el mayor nivel de pobreza


con 89.8%. Similar escenario resulta de analizar la pobreza extrema, la
cual afectaba al 68% de la población del distrito de Churubamba. Dicho
distrito era seguido por el de Marías, cuyo nivel de pobreza afectaba al
59.6% de su población.
Sin embargo, la pobreza no constituía el único problema social y
económico de los distritos que comprenden el valle del Monzón. El Índice
de Desarrollo Humano (IDH) complementa un conjunto de dimensiones
que son importantes para caracterizar comparativamente los estadios
socioeconómicos de la población en referencia12. Así, por ejemplo, el IDH a
nivel nacional alcanzó la cifra de 0.5058 en el año 2012. Por el contrario,
en este mismo período, el IDH del conjunto de distritos que comprenden
el valle del Monzón marcó un promedio de 0.28 (PNUD, 2013).

12. El Índice de Desarrollo Humano presenta un rango entre el 0 y el 1. El 0 es el nivel más bajo de desarrollo
humano y el 1, el más alto.

Recuperando el Monzón 41
Situación socioeconómica del Monzón

Desagregando el IDH según componentes, cabe prestar atención


a los diferenciales para el período 2007-2012: la esperanza de vida
promedio al nacer fue de 74.31 años a nivel nacional; mientras que, en los
distritos del valle del Monzón, esta registró un promedio de 72.79 años.
Por otro lado, el promedio de la población con educación secundaria en
el Perú fue de 67.87%; mientras que el de los distritos del Monzón fue
de apenas 24.79%. Asimismo, las personas de 25 y más años registraron
en promedio 9.00 años de educación a nivel nacional; mientras que los
distritos del valle del Monzón registraron solo 5.10 años de educación
promedio. Por último, el ingreso promedio familiar per cápita en todo el
Perú alcanzó los S/. 696.900 nuevos soles; sin embargo en el Monzón este
indicador apenas promediaba los S/. 351.710 nuevos soles.
Es posible también ponderar los efectos del cultivo de coca y las
actividades del TID a través del Índice de Densidad del Estado (PNUD,

42 Recuperando el Monzón
Situación socioeconómica del Monzón

2013)13. En el año 2012, el Perú promedió un IDE de 0.766; en contraste,


el IDE promedio del valle del Monzón, en ese mismo año, fue de 0.62.
Analizando esto en perspectiva desagregada, el promedio nacional
de médicos registró una tasa de 22.73 por 100,000 habitantes en el año
2012; el Monzón registraba en cambio una tasa de apenas 14.28 por
cada 100,000 habitantes. Por otro lado, a nivel nacional, el 84.99% de
la población entre 12 y 16 años asistía a escuela secundaria; mientras
que en el Monzón esta tasa alcanzada registraba solamente el 78.42%
En cuanto a saneamiento, se observa que a nivel nacional el 76.01% de
viviendas cuenta con agua y desagüe; mientras que solo el 52.24% de
viviendas en el Monzón cuenta con dichos servicios. Finalmente, a nivel
nacional, el 86.11% de viviendas contaban con servicio de fluido eléctrico;
en contraste solo el 61.56% de viviendas en el Monzón disponían de este
servicio.

13. No sin algunas reservas que se puntualizarán a continuación.

Recuperando el Monzón 43
Situación socioeconómica del Monzón

Igualmente, el limitado acceso a servicios públicos es aproximable,


ponderando el nivel educativo registrado por los jefes de hogar. Según
DEVIDA (2013a), la mayoría de jefes de hogar alcanzó tan solo un nivel de
educación primaria incompleta (26.6%); mientras que el segundo lugar es
ocupado por aquellos que culminaron primaria (20.15%). Un importante
porcentaje (9.5%) carece de estudios formales.
Las evidencias sugieren que, en el valle del Monzón, la precariedad
obedecía a una multiplicidad de factores asociados con la proliferación de
cultivos de coca y la presencia de redes asociadas al TID. En resumen, una
compleja mecánica funcional que redundaba en poco beneficio favorable
a las economías domésticas y al desarrollo humano. Por el contrario, el
control territorial ejercido por las redes del TID y la producción intensiva
de coca limitaban la capacidad de inversión social –sea del Estado o
del sector privado– y las posibilidades empíricas de articulación con el
mercado, generando más bien escenarios proclives a la conflictividad,
persistentes niveles altos de pobreza y aislamiento

44 Recuperando el Monzón
Construcción de puente
peatonal de Cashapampa
3 Violencia e
inseguridad como
limitaciones para la
presencia del Estado

L
a evidencia documental sostiene que el Monzón se caracterizaba por la
coexistencia de una compleja situación de inseguridad con precarios
niveles de desarrollo humano (PNUD, 2013). El control territorial por
parte de las redes de tráfico ilícito de drogas, de movimientos anexos a estas
redes y de remanentes del PCP Sendero Luminoso generaban dificultades
para el acceso y el funcionamiento regular de las instituciones del Estado,
sea para fines de seguridad como para fines de implementar servicios
o programas de protección social y desarrollo. Lo anterior coincide con
evidencia empírica de contextos análogos –como el Alto Huallaga en la
región San Martín– y con la literatura sobre desafíos y limitaciones de
las políticas públicas en situaciones de alta complejidad (Van Dun, 2009;
Acemoglu et al., 2013; Segura, 2009). Estas condiciones implicaron una
importante limitación para el acceso de servicios públicos en beneficio de
la población durante décadas.
Llegados a este punto, los análisis sociales de la realidad rural
tienden a singularizar la pobreza como consecuencia lógica de la ausencia
Violencia e inseguridad como limitaciones para la presencia del Estado

y abandono por parte del Estado (De Althaus, 2007; Meléndez, 2012; Cotler,
2005). Si bien, esta puede ser una narrativa con asidero para algunos
escenarios, la precariedad en aquellos dominados por el eslabonamiento
de actividades relativas al TID podría responder a otras variables, es
decir, a otras limitaciones sistémicas. Y, a la luz de las evidencias, tal
sería el caso del valle del Monzón.
En el valle del Monzón existía un escenario de inseguridad y de
tensiones por el monopolio de la violencia legítima (Acemoglu, Robinson,
& Santos, 2013) que reforzaba el aislamiento de la población, pues la
reproducción de la economía ilegal dependía –por ejemplo– de que las vías
de acceso permanezcan en estado de precariedad, de que los sistemas de
protección social y las instituciones públicas no funcionen con regularidad
(una situación que fomentaba descontento y desconfianza en el Estado)
y de que haya escasa articulación con los mercados de bienes y servicios.
El control territorial, social y político ejercido por redes vinculadas
al TID tendía a difundir –hacia el exterior– percepciones de alarma y
temor: «era impensable ingresar al Monzón», refiere el registro testimonial
de esta investigación. Aquella percepción socialmente difundida tendía
a reforzar el aislamiento –económico, social y político– de la población
habitante del Valle. Consecuencia lógica: reproducción interna entre la
población habitante del Monzón de percepciones centradas en la ausencia
del Estado.
Siguiendo esta ruta de análisis, dicho control territorial, social
y político impedía el desarrollo de actividades lícitas funcionalmente
articuladas al mercado legal e impedía una inversión sostenida por parte
del Estado en beneficio de la población, dada la ausencia de poderes
locales dispuestos a canalizar flujos de inversión con arreglo al desarrollo
sostenible.

Recuperando el Monzón 47
Violencia e inseguridad como limitaciones para la presencia del Estado

Las evidencias corroboran el peso que tenía el cultivo de coca en el


paisaje económico social y político del valle del Monzón. La reproducción
del carácter gravitante de esta última obedecía al control económico,
social, político y territorial ejercido por redes anexas al TID, cuyas
consecuencias funcionales sostenían los términos de oferta de derivados,
disponían coerciones e incentivos para la no diversificación de cultivos,
con vistas a limitar la intervención del Estado.
La articulación de una plataforma de defensa y reivindicación de
la coca, por otro lado, canalizaba demandas, sí, pero no necesariamente
orientadas a una mayor participación política en beneficio de la población;
sino, por el contrario, orientadas a mantener inalterados los términos de
la economía ilegal (Zevallos & Mujica, 2013); los cuales, como ha sido
señalado, no fueron correlativos con niveles plausibles de desarrollo
humano.
Dada la complejidad del contexto, las respuestas a nivel de
política demandaban integralidad (Segura, 2009). Había amenazas para
la seguridad que requerían una respuesta a nivel de control. Sin embargo,
las amenazas para la seguridad no solo vulneraban el estado de derecho,
en términos de su integralidad territorial, sino que también limitaban a la
ciudadanía en el ejercicio de sus derechos constitucionales. Así, el control
político suponía coacciones por parte de las redes de TID sobre la población
(como se muestra en esta investigación) y suponía una vulneración
explícita de las libertades civiles. Por otro lado, la permanencia dentro
de la economía ilegal no garantizaba mejores niveles de vida, sino que,
más bien, limitaba las alternativas de iniciativa personal (diversificación
de cultivos, por ejemplo), como también la capacidad del Estado para
invertir en sistemas de educación y salud: una vulneración manifiesta al
derecho a una vida digna.

48 Recuperando el Monzón
Violencia e inseguridad como limitaciones para la presencia del Estado

En este sentido, la erradicación de cultivos ilegales de coca y los


operativos policiales (Eclipse II) en el Alto Huallaga, llevados a cabo
en distintos períodos durante los últimos cinco años, fueron requisitos
funcionales para interrumpir el soporte material al desarrollo de
actividades vinculadas al TID y desarticular parte de las redes de
narcotráfico que ejercían control territorial, político, social y económico
en los distritos y caseríos que componen el Valle (cuenca Baja y cuenca
Alta).
Las acciones referidas condujeron a una reducción significativa
de la inseguridad en la zona y permitieron acentuar progresivamente la
presencia del Estado. Las capturas sucesivas de líderes vinculados con
el TID socavaron las capacidades operativas de redes y movimientos
anexos; en especial, las capacidades operativas de continuar ejerciendo
control territorial y de mantener a la población dispuesta a movilizarse.
La erradicación de plantaciones de coca interrumpió el suministro
de materia prima y atenuó la reproducción de esta actividad, así como
también la conflictividad política que esta producía. Cortar el suministro
de coca ilegal impidió el funcionamiento de las siguientes fases en la
cadena de valor y, además, minó la capacidad de continuar ejerciendo
control político y control económico sobre la población dedicada al cultivo
de coca. Esto a propósito del cobro por cada arroba de coca que, según las
evidencias de campo, solía cobrarse a doble condición: la promesa de que
no se realizaría una política de erradicación y la incautación de cultivos,
de haber renuencia al pago o a la movilización.
La erradicación de cultivos representó un sostenido límite para
la alimentación del circuito operativo del TID: las redes de narcotráfico
perdieron legitimidad y capital político por parte de la población; la captura
de líderes y coordinadores vinculados a la economía ilegal reforzaron la

Recuperando el Monzón 49
Violencia e inseguridad como limitaciones para la presencia del Estado

pérdida de liderazgo. Viéndolo desde una perspectiva securitista (Aradau


& van Munster, 2007), la estructura social y política del TID, en la zona,
fue desestructurada «desde arriba» (captura de principales líderes) y
«desde abajo» (erradicación de cultivos ilegales).
Si bien estos dos factores perfilaron las condiciones para una
intervención integral por parte del Estado, no debemos olvidar el influjo
de fuerzas sociales, corrientes exógenas de cambio, que desincentivaron al
TID como una perspectiva saludable: cambios en la política subnacional,
es decir, actores con otros motivos de reivindicación; crecimiento de las
ciudades intermedias –como Tingo María, polo urbano más próximo al
Monzón–, con la consecuente expansión de las redes de servicios públicos,
del mercado de trabajo y las demandas de obra; la expansión de los circuitos
de información contrarios a la economía ilegal; el influjo de iniciativas por
parte de la cooperación internacional, con modelos emblemáticos como el
«caso San Martín». Todos, signos de que la economía ilegal no prometía
un horizonte sostenible de desarrollo.

Planta de café

50 Recuperando el Monzón
Violencia e inseguridad como limitaciones para la presencia del Estado

Estas fuerzas sociales redefinieron el panorama social y político


en forma decisiva, pues la población –no sin descontento y resistencia–
fue tomando consciencia de que el TID no demarcaba un sendero de
oportunidades y desarrollo. Un elemento crucial, según las evidencias de
campo, fue el tipo de lealtades generadas con las redes de tráfico ilícito de
drogas y los movimientos anexos.
Las adhesiones no habrían tenido un fuerte arraigo: por un lado,
se sustentaban en una racionalidad económica de obtener réditos que
permitan la autosubsistencia; mientras que, por el otro, en el miedo y
el temor a represalias. La literatura muestra que las lealtades son más
fuertes cuando se propicia una identificación profunda con el movimiento,
cuando las adhesiones ocurren de manera espontánea y libre de coacciones
y, sobre todo, cuando el individuo percibe que «su situación» mejora
cualitativamente, fruto de la adhesión a las redes (Giddens, 2011; Weber,
1974). Según las evidencias testimoniales y etnográficas registradas en
campo, este no habría sido el caso del Monzón.
A este respecto se debe de tener en cuenta tres premisas fundadas
en evidencias: 1) la población del Monzón –en su mayoría– dedica tiempo
al cultivo de coca desde hace generaciones, por tanto, la cultura y los
vínculos sociales han estado definidos por esta actividad (Van Dun, 2009);
2) la erradicación se dispone sobre un contexto precario en términos
materiales y de desarrollo humano; y 3) es un escenario que conjuga
la pérdida de capital político por parte de las redes de narcotráfico y
movimientos adjuntos, pero al mismo tiempo es herencia de décadas en
que la desconfianza y el descontento eran comunes denominadores de la
percepción social para con el estado de derecho, de manera que –entre
estos dos elementos– se dispone un vacío de poder, con el consiguiente
riesgo que ello significa para la gobernabilidad.

Recuperando el Monzón 51
Violencia e inseguridad como limitaciones para la presencia del Estado

Por consiguiente, el Estado –a través de DEVIDA– tiene ante sí


un conjunto de desafíos, varios de ellos implementados durante el 2014
e inicios del 2015: continuar con la política de erradicación de cultivos
ilegales de coca para mantener controlada la probabilidad de reproducción
del TID; atenuar el impacto directo que pudiese tener la erradicación
sobre la seguridad alimentaria (corto plazo); generar oportunidades de
desarrollo que reorienten la dinámica productiva hacia actividades lícitas
(cultivos de café, cacao, biohuertos, etcétera); generar lazos de confianza
con la población, es decir, propiciar la organización y participación política
(juntas vecinales), así como la constitución de asociación de productores,
a fin de que el proceso de desarrollo alternativo augure sostenibilidad en
el tiempo. A este panorama de problemas y desafíos obedeció la necesidad
de implementar un plan operativo de poserradicación específico para la
población del valle del Monzón.

52 Recuperando el Monzón
Violencia e inseguridad como limitaciones para la presencia del Estado

Intervención de la Policía y el CORAH

Recuperando el Monzón 53
4 Objetivos, dimensiones
y componentes
del «Plan de
Poserradicación»

E
l Plan Operativo del Monzón (DEVIDA, 2013b), también PO
Monzón, define la poserradicación como: «Una intervención conjunta
que realiza el gobierno, de manera articulada entre diferentes sectores
sociales y económicos y diversas instancias de gobierno con el propósito
de atenuar el impacto sobre la población, originado por la aplicación de
la Estrategia Nacional de Lucha contra las Drogas, en diferentes valles
del país».
Dicho documento precisa, además, que el objetivo principal del
«Plan de Poserradicación 2013-2016» es el siguiente: «Promover el cambio
de actitud de la población en las zonas erradicadas hacia un desarrollo y
vida lícita, sin la influencia de la economía y las actividades delictivas del
narcotráfico» (DEVIDA, 2013a); el cual se descompone en las siguientes
cuatro dimensiones operativas:

Dimensión económica
«Atenuar el impacto económico debido a las acciones de erradicación
mediante propuestas productivas y de infraestructura económica que
sean sostenibles y participativas, orientadas a la prevención y abandono
del cultivo de coca para uso ilícito» (DEVIDA, 2013a, pág. 15).
Objetivos, dimensiones y componentes del «Plan de Poserradicación»

Dimensión social
«Involucrar a las poblaciones de las zonas cocaleras en un proceso
de cambio progresivo hacia las actividades económicas lícitas» y «Atenuar
el impacto social debido a las acciones de erradicación mediante el
desarrollo del capital social y humano, fortaleciendo las organizaciones
sociales y mejorando la infraestructura y los servicios sociales básicos»
(DEVIDA, 2013a, pág. 15).

Dimensión política
«Contribuir a consolidar y expandir la presencia y accionar de los
organismos del Estado en las zonas de influencia de los cultivos ilícitos
de coca, articulando estratégicamente su accionar con las organizaciones
sociales» (DEVIDA, 2013a, pág. 15).

Recuperando el Monzón 55
Objetivos, dimensiones y componentes del «Plan de Poserradicación»

Dimensión Ambiental
«Prevenir y recuperar significativamente la degradación del
ecosistema como consecuencia del cultivo de coca» (DEVIDA, 2013a, pág.
15).
El «Plan de Poserradicación», como es visible en la disposición de
sus objetivos y dimensiones, asume un enfoque de intervención integral.
Una intervención es integral cuando –en su diseño y disposición operativa–
cubre todas las dimensiones que vulneran la seguridad social e impiden el
desarrollo humano de una población, sea potencial o directamente, dado
un problema o conjunto de problemas (Hufty, 2008). El Plan, siguiendo la
lógica de sus cuatro dimensiones, reconoce cuatro problemas y amenazas
adjuntas:
El primer problema deriva de las acciones de erradicación
para intentar controlar el soporte material de la reproducción de la
economía ilegal: el cultivo de coca. La erradicación de cultivos aparece
como una necesidad, dado el escenario de inseguridad planteado por el

56 Recuperando el Monzón
Objetivos, dimensiones y componentes del «Plan de Poserradicación»

control territorial de las redes de tráfico ilícito de drogas; sin embargo,


es muy importante tener en cuenta que la población de los ámbitos de
intervención se halla social y económicamente condicionada por los
ingresos provenientes del monocultivo de coca. La erradicación, por lo
tanto, y como indica el PO Monzón (DEVIDA, 2013b), puede conllevar
impactos sobre la seguridad alimentaria. El riesgo es mayor –como
corrobora la presente investigación– para aquellas familias que no
lograron diversificar su producción y cuyas propiedades no exceden las
tres hectáreas de cultivo.
El problema descrito (seguridad alimentaria) es atendido
plenamente por el «Plan de Poserradicación». Ello, a través del componente
de biohuertos (dimensión económica), que implica –justamente– un
enfoque de prevención sobre la seguridad alimentaria, siguiendo las
recomendaciones del Comité de Seguridad Alimentaria Mundial (2013).
La virtud programática es la siguiente: la prevención no se dispone a
través de asistencia directa, sino mediante el fomento de capacidades
productivas y soporte en infraestructura. Propiciar el desarrollo de
capacidades o brindar soporte de infraestructura es la vía coherente para
que el impacto sea sostenible. Precisamente, el Plan asume un enfoque de
sostenibilidad y riesgo –en su dimensión económica, social y política– con
un segundo desafío en perspectiva: el riesgo de resiembra.
El enfoque de seguridad alimentaria –como una prioridad a
corto plazo– coadyuva a mitigar la probabilidad de resiembra: proyectos
de biohuerto, inversión en infraestructura y un trabajo sostenido
de socialización se disponen a ese fin, tomando como referencia las
recomendaciones de políticas realizadas por el Comité de Seguridad
Alimentaria Mundial. Estas tres actividades, por lo demás, sirven para
atenuar los impactos de la erradicación, al tiempo que acentúan la

Recuperando el Monzón 57
Plantones de
pino - reforestación
Objetivos, dimensiones y componentes del «Plan de Poserradicación»

presencia del Estado y sientan las bases para la firma de acuerdos y la


generación de confianza. Se pasa, entonces, de la dimensión económica
a la dimensión social y política. Por medio de la firma de actas de
entendimiento, el Estado se compromete a brindar soporte técnico y
material para instalaciones de café, cacao y biohuertos; los participantes
se comprometen a la no resiembra de plantaciones de coca.
La firma del «Acta de entendimiento» es una fase cardinal del
«Plan de Poserradicación», porque implica la institucionalización de
acuerdos entre el Estado y la población. Este es un hecho profundamente
significativo, considerando que hasta hace pocos años la presencia
institucional del Estado era débil, y la población –sumida en la economía
ilegal– desconfiaba de aquel. La institucionalización de acuerdos supone,
para ambas partes, un compromiso de responsabilidad y, en buena cuenta,
una garantía, debido a que su incumplimiento acarrea disolución. Para
el Estado, lo anterior significaría pérdida de capital social (Coleman,
1988), defraudar la confianza generada; en cambio, para la población,
significaría pérdida de recursos (en caso de volver a sembrar coca), pues
la erradicación se prevé cíclica.
El Plan tiene la virtud de generar un punto de equilibrio de
compromisos, responsabilidad, incentivos y sanciones entre los actores
participantes, justo como recomienda la literatura especializada en
negociación y resolución de conflictos (Soleto Muñoz, 2011; Hamouda,
Kilgour, & Hipel, 2004). El compromiso político es un requisito funcional
de la sostenibilidad del Plan a mediano y largo plazo; el cual, por cierto, no
culmina con la firma del «Acta de entendimiento» y la implementación de
proyectos productivos, sino que tiene previsto un conjunto de disposiciones
que permiten consolidar el proceso, y tocan las dimensiones económicas,
políticas y sociales.

Recuperando el Monzón 59
Objetivos, dimensiones y componentes del «Plan de Poserradicación»

Una primera disposición es la formación de juntas vecinales y de


asociaciones productivas. A partir de ellas, el Plan dispone una plataforma
cohesionada de participación y diálogo. Las juntas vecinales, por una parte,
son mecanismos que permiten canalizar demandas y problemas. Según el
registro testimonial, no había mecanismos de participación horizontal y
representativos previos a la intervención del Estado. El dominio ejercido
por las redes del tráfico ilícito de drogas asumía una disposición vertical
de control político. Las juntas vecinales, por el contrario, sirven para
dar visibilidad a cada caserío y localidad: son mecanismos formales de
participación democrática, con interlocutores garantizados en los tres
niveles de gobierno. Internamente, las juntas vecinales fomentan la
cohesión social, vínculos de solidaridad y sentido de pertenencia (Castillo
& Durand, 2008; Durand, 2005).
Un mecanismo similar, pero más orientado al tejido productivo,
es el impulso de la asociatividad, la cual implica la formación de
asociaciones y cooperativas. La información registrada muestra que
esta es la prioridad actual del personal experto en socialización. La
constitución de asociaciones productivas tiene por objetivo facilitar una
mayor articulación al mercado y, enlazando una demanda constante a los
cultivos de café y cacao, hacen previsible la sostenibilidad del proceso.
Así, auguran constituirse en un mecanismo de arrastre. Naturalmente,
la población con mayor capacidad productiva tenderá a tener una mayor
adaptabilidad a las premisas funcionales de una asociación de productores
en el corto plazo, pero –siguiendo la experiencia de otros lugares– la
expectativa es que se generen incentivos que atraigan a medianos y
pequeños productores.
En resumen, la firma de actas de entendimiento, juntas vecinales
y asociaciones obedecen a las dimensiones económicas, sociales y políticas

60 Recuperando el Monzón
Objetivos, dimensiones y componentes del «Plan de Poserradicación»

del Plan, y se traducen en una generación de capital social y político en


beneficio de la legalidad y con perspectiva de desarrollo (Coleman, 1988).
Ahora, al inicio se mencionó que la poserradicación fue concebida
como una intervención multisectorial. ¿Qué significa este énfasis? La
dimensión social reconoce que preexistía un vacío institucional y un
estado generalizado de precariedad material. En el marco del «Plan de
Poserradicación» de DEVIDA, diferentes sectores –como el Ministerio
de Salud, Ministerio de Educación, Ministerio del Interior, Ministerio
de Agricultura y Riego– vienen invirtiendo recursos en infraestructura
y en servicios sociales básicos. La plataforma de servicios públicos se
dispone en iniciativas de socialización, como son las Caravanas. Por su
parte, la presencia de personal policial está reafirmándose en la zona
con la instalación de comisarías. Lo significativo es que el enfoque de la
intervención policial, según el registro testimonial, no busca controlar o
reprimir; sino generar confianza, promover la participación ciudadana y
brindar soporte a las necesidades de seguridad.
La dimensión ambiental no es menos importante. Décadas de
cultivo ilegal de coca y el uso intensivo de agroquímicos produjeron una
degradación sistémica de la tierra, volviéndola no apta para otro tipo de
cultivos, aun con la inversión sistemática de abonos. Esta situación afecta
de sobremanera a los pequeños agricultores, que no tienen mayor opción
de expandir sus cultivos ni diversificarlos, según corrobora el registro
testimonial.
¿Qué propone el Plan para mitigar los daños generados por el
uso intensivo de agroquímicos en el cultivo ilegal de coca, entonces?
Fundamentalmente, soporte material y sensibilización: dotar de abonos
y fertilizantes adecuados a las familias beneficiarias; promover la
reforestación y la agroforestería; concientizar a la población en términos de

Recuperando el Monzón 61
Objetivos, dimensiones y componentes del «Plan de Poserradicación»

educación ambiental, una iniciativa que invita a la reflexión comunitaria


–con énfasis en las generaciones jóvenes– sobre los impactos ambientales
y la responsabilidad ciudadana con el entorno.

62 Recuperando el Monzón
5 La socialización
como componente de
partida del Plan

E
n el «Plan de Poserradicación», el componente de socialización
describe una fase inicial de acercamiento, compromiso, entendimiento
y soporte productivo, social y político. El acercamiento involucra a
agentes socializadores de DEVIDA, por parte del Estado, a autoridades y
pobladores de los diferentes distritos y caseríos del ámbito de intervención
del Monzón. Es responsabilidad de los agentes socializadores identificar
las potencialidades y las necesidades sociales, económicas, políticas
y ambientales de cada uno de los escenarios; luego, a partir de esta
información, canalizar medios y soluciones en procesos participativos de
negociación y concertación, los cuales finalizan con la firma de acuerdos
(«Acta de entendimiento») y la implementación de proyectos y servicios
(DEVIDA, 2014a; DEVIDA, 2013b).
«[La socialización] es un proceso de acercamiento
inicial y directo a la población involucrada por parte de
facilitadores (socializadores) de DEVIDA, quienes tendrán
la responsabilidad de iniciar el acercamiento a la población
involucrada, identificando las potencialidades y necesidades
socioeconómicas, políticas, ambientales y culturales del
entorno a través de procesos participativos, de diálogo,
negociación y concertación para mitigar los efectos de la
erradicación de cada comunidad» (DEVIDA, 2013b).
La socialización como componente de partida del Plan

Fase 1. Planificación y organización


La planificación fue realizada participativamente entre los
diferentes equipos que conforman la Oficina Zonal y la Oficina Central de
DEVIDA. En las reuniones de trabajo se definieron los ámbitos a intervenir
en función de los siguientes documentos: el reporte del proyecto CORAH
(sobre los caseríos en erradicación), el «Plan Poserradicación» y el «Plan
Operativo Poserradicación». Esta información fue sistematizada en un
documento: Plan de trabajo para la intervención en caseríos erradicados
(DEVIDA, 2014a).
El Plan de trabajo determina los pasos del proceso de socialización.
Es un documento que debe ser llenado y entregado por la Oficina Zonal. Es
una muestra de que el proceso –desde su diseño– sigue una hoja de ruta.

Planificación y • OZs y Sede Central de


DEVIDA elaboran Plan
organización de trabajo

• Focalización de caseríos
• Identificación de agentes
Motivación y de desarrollo comunitario
local
apoyo político • Reunión con autoridades
comunales
• Reunión comunal informativa
y concertadora

• Identificación y
elaboración de padrones
comunales
Planificación de • Prospección de predios
rurales y ficha familiar
la ejecución • Sinceramiento de registro y
de prospección de campo
• Sistematización de
información y selección de
beneficiarios

Firma de
acuerdos e
implementación
de compromisos

Fuente: DEVIDA 2013a, 2013b (elaboración propia).

64 Recuperando el Monzón
La socialización como componente de partida del Plan

Dicho documento permite al personal de socialización de DEVIDA poder


«salir a campo» con certeza sobre su misión y objetivos, los resultados
esperados y las estrategias a seguir, pues en él figuran los instrumentos de
recojo de información, guía de mensajes, procedimientos y protocolos por
actividad a realizar. El Plan de trabajo tiene la virtud de estandarizar el
procedimiento de intervención, volviéndolo predecible para su monitoreo
y evaluación.

Fase 2. Motivación y apoyo político


La motivación y el apoyo político comprenden cuatro actividades:
focalización de caseríos a intervenir, identificación de agentes de desarrollo
comunitario local, reunión con autoridades comunales y reunión comunal
informativa y concertadora. Siguiendo la lógica de estas actividades, las
publicaciones DEVIDA (2014a) y DEVIDA (2013b) sintetizan el objeto de
la motivación y el apoyo político:

«La motivación y el apoyo político consisten en la planificación,


preparación y ejecución de acciones sociales y comunicaciones
que permitan percibir, comunicar, sensibilizar e incentivar el
interés de la población y de las autoridades (líderes, lideresas
y autoridades municipales y comunales) de participar en
los diferentes proyectos y actividades que contempla la
intervención del Estado peruano a través de DEVIDA, en
el marco del Desarrollo Alternativo Integral y Sostenible»
(DEVIDA, 2014a).
«[Esta fase consiste en] Reuniones informativas con autoridades
regionales, municipales y comunales; recepción de padrones
preliminares; formación del comité interinstitucional:

Recuperando el Monzón 65
La socialización como componente de partida del Plan

reuniones comunales para explicar la importancia del


desarrollo comunitario; actores que promueven el mismo; y
las actividades y proyectos que desarrollan los tres niveles de
gobierno» (DEVIDA, 2013b).
En síntesis, el sentido de esta fase es preparar el terreno para
la firma del «Acta de entendimiento». Así, sigue un desarrollo pautado
dentro de un contexto precedido por inseguridad y percepciones negativas
sobre la institucionalidad, donde la erradicación puede haber producido
descontento. Es una necesidad funcional de la intervención generar
confianza sobre las posibilidades de desarrollo mediante proyectos
productivos. Bajo esa lógica es que se focalizan los caseríos a intervenir,
pues se identifican y preparan a los agentes de desarrollo comunitario
local para que preparen reuniones con las autoridades comunales. Cada
una de las actividades precitadas suma en el proceso y, por lo tanto, deben
ser descritas:

• La actividad Focalización de caseríos a intervenir consiste en


identificar y delimitar las comunidades y caseríos donde se
piensa trabajar la socialización e implementar los proyectos
productivos. Para ello, se toma como referencia matriz los
informes y reportes del CORAH. Sin embargo, el Plan admite
un margen para que los agentes socializadores corroboren la
data de dichos reportes y realicen los ajustes de zonificación
que sean pertinentes. La información registrada es luego
centralizada en un «Cuadro de Distribución Geográfica»,
donde se consideran los nombres de los centros poblados según
distrito y provincia.

66 Recuperando el Monzón
La socialización como componente de partida del Plan

• La actividad Identificación de agentes de desarrollo comunitario


local comprende un mapeo de identificación de agentes y
actores locales en el distrito, que permite identificar y conocer
las dinámicas de la comunidad, la composición de grupos,
los actores que ejercen liderazgo en la población objetivo.
Asimismo, permite una medición preliminar sobre el grado de
interés comunitario respecto del desarrollo alternativo y otras
actividades de DEVIDA. El equipo de socializadores de cada
oficina zonal es quien lleva a cabo esta actividades, en función
de lo registrado por el equipo de monitoreo e información
actualizada del CORAH, de las UGEL, de los municipios,
etcétera (DEVIDA, 2014a).
• La actividad Reunión con autoridades comunales es el –primer–
mecanismo de acercamiento formal por parte de DEVIDA ante
las autoridades de los centros poblados intervenidos. En esta

Implementación de letrero comunal

Recuperando el Monzón 67
La socialización como componente de partida del Plan

primera reunión se cuenta con la presencia del gobernador


y prioritariamente con la del alcalde. Como señala DEVIDA
(2014a), el objetivo de estas reuniones es, por un lado, dar
a conocer cuál es el plan del Estado peruano en torno a la
lucha contra las drogas y el desarrollo alternativo integral
y sostenible; por otro lado, permite también socializar y
consensuar los procedimientos de la intervención a nivel
comunitario.
Lo importante de esta primera etapa de reuniones es que combina
mecanismos formales con informales. Las reuniones formales tienen por
objeto comunicar sobre el «Plan de Poserradicación», el repertorio de
proyectos productivos y el rol de DEVIDA en ese contexto. Las visitas
informales continúan en el tiempo y con el mismo objetivo: establecer
comunicación y empatía para con los proyectos productivos. Estas
reuniones de socialización finalizan con un modelo de solicitud a DEVIDA
para iniciar la intervención en el caserío.

Fase de socialización - cuenca baja de Monzón

68 Recuperando el Monzón
La socialización como componente de partida del Plan

• En la actividad Reunión comunal informativa y concertadora


se goza ya del consenso de la comunidad y de los principales
líderes. En esta actividad, el personal de socialización presenta
el repertorio de propuestas agrícola-productivas y sociales
que DEVIDA piensa implementar, bajo consentimiento libre e
informado. En efecto, la asociación a los proyectos productivos
es voluntaria y tiene como horizonte el emprendimiento.

Esta fase contiene un conjunto de actividades paralelas que terminan en


la lectura del «Acta de entendimiento», al respecto DEVIDA señala:
«El Socializador debe dar paso a la lectura del “Acta de
entendimiento”, a fin de que las familias del caserío puedan
escuchar y comprender todos los compromisos que deberán
asumir y hacer respetar, si es que deciden trabajar y
beneficiarse de los proyectos de poserradicación» (2014a, pág.
55).

Como es evidente, en este camino expositivo la fase de socialización


comprende dos etapas de reuniones con un grado creciente de
institucionalización: se avanza de un acercamiento formal/informal, con
el objetivo de generar confianza e interés, hacia la constitución de un
espacio dialógico de consenso formal, donde el objetivo es la firma de
actas de entendimiento.
¿Qué es lo importante? Las fases de reunión –como corrobora
el registro testimonial– difunden un modelo horizontal de asociación,
de compromiso centrado en valores. El «Acta de entendimiento» es un
instrumento con valor jurídico, por lo tanto, genera institucionalidad y
asienta el terreno para un trabajo continuo y sistemático.

Recuperando el Monzón 69
La socialización como componente de partida del Plan

Fase 3. Planificación de la ejecución


Esta fase es de un componente eminentemente técnico y comprende
cuatro etapas: identificación y elaboración de padrones comunales,
prospección de predios rurales y ficha familiar, sinceramiento de registro
y de prospección de campo y sistematización de información y selección
de beneficiarios14.
Esencialmente, el objetivo de esta fase es tener control sobre el
número de familias beneficiarias, el número de hectáreas que poseen y la
calidad del terreno, así como sobre la actividad económica que desempeñan
y el cómo dedica tiempo cada familia. Todos estos datos son inscritos en el
padrón de participantes.
Pese al tenor técnico de estas actividades, el proceso de registro
y sistematización es voluntariamente participativo y coordinado con las
familias interesadas en participar de los proyectos. A fin de cuentas, son
ellas quienes brindan gran parte de la información relevante y quienes
acceden a la firma de actas en la implementación de compromisos.

Fase 4. Firma de acuerdos e implementación


de compromisos
Esta fase se dispone del siguiente modo: se trata de un documento
que explicita y detalla los acuerdos y compromisos institucionales y
legales de DEVIDA ante la población, concretamente, con la instalación
de infraestructura agrícola, servicios de capacitación y soporte material.
La firma de las actas de entendimiento, según DEVIDA (2014a), cuenta
con la asistencia de no menos del 20% de la población; es libre y voluntaria

14. Una descripción pormenorizada aparece en DEVIDA (2014a).

70 Recuperando el Monzón
La socialización como componente de partida del Plan

y «pone como condición la no resiembra de coca por parte de las familias


de cada caserío». La firma es realizada en una ceremonia formal con las
autoridades y pobladores de la localidad en el local comunal –como parte
de un proceso voluntario y participativo–, donde, por parte de DEVIDA,
participan el Jefe Zonal de DEVIDA, los especialistas socializadores y
un comunicador. La figura siguiente resume las etapas principales del
proceso:
«La firma del “Acta de entendimiento” pone fin a la
primera etapa del proceso de socialización. Si bien, este
último se implementa en forma ordenada (según las fases
mencionadas), no termina con la firma de acuerdos. La
asistencia técnica, la motivación y el soporte social y político
se mantienen más allá del funcionamiento de los proyectos

Firma del «Acta de Entendimiento». Cuenca baja del


Monzón. Caserío de Palo de Acero - Huánuco

Recuperando el Monzón 71
La socialización como componente de partida del Plan

productivos implementados, fruto de los acuerdos firmados.


El acercamiento con la población es solo una primera fase: la
implementación de proyectos productivos es solo un momento
de un largo proceso con miras a generar desarrollo productivo,
capital social y capital político» (DEVIDA, 2014a, pág. 89).

La intervención de DEVIDA debe ser complementada con la


presencia y actividad de otras instituciones del Estado, sobre todo de
aquellas relacionadas con la seguridad, los servicios de protección social
y el desarrollo. Esta premisa es importante considerando que, hasta hace
solo pocos años, la economía de la población dependía en gran medida
del cultivo de coca. Las redes de narcotráfico y los movimientos anexos,
por otro lado, establecían los mecanismos de control social y político y,
por ende, imperaba un clima generalizado de desconfianza hacia el
orden institucional. Las relaciones sociales necesitan de tiempo para
consolidarse como capital social y capital político (Felbab-Brown, 2008;
Coleman, 1988).

72 Recuperando el Monzón
Mejoramiento e implementación del
comedor popular en el caserío de
Agua Blanca – Valle del Monzón

Antes

Después
Mejoramiento del local de usos
múltiples del caserío de Monte
Grande – Valle del Monzón

Antes

Después
Mejoramiento de la Institución
Educativa Inicial N° 076 Palo de
Acero - Valle del Monzón

Antes

Después
Mejoramiento del comedor, SS. HH. y
aulas de la I. E. Santa Peregrina del
caserío de Shitari - Valle del Monzón

Antes

Después
6 ¿Cómo se
implementó la
socialización en
el Monzón?

L
a descripción formal realizada en la sección anterior tiene por objeto
situar las coordenadas de análisis necesarias para una descripción
profunda y exhaustiva sobre la implementación –en términos prácticos–
del «Plan de Poserradicación». En otras palabras, la descripción de la
estructura formal, según lo establecido en el PO Monzón, permite
transitar hacia el terreno práctico de la implementación, basado en la
evidencia de campo. Bajo esa lógica, esta sección analiza en detalle el
proceso de socialización desde la experiencia compartida del personal del
área de socialización de DEVIDA y de la población participante.
La exposición cubre desde las etapas de acercamiento inicial a la
población hasta la firma del «Acta de entendimiento». Las primeras etapas
conllevaron a la apertura de espacios informativos, donde se desarrollaron
asambleas y reuniones entre el equipo de socialización y los representantes
de los caseríos o distritos, según el caso. La institucionalización de
espacios informativos sirvió para realizar exposiciones sobre las ventajas
que ofrecía la firma de actas de entendimiento; asimismo, sirvieron para
gestionar las expectativas, promover una participación democrática y
atenuar la desconfianza de la población.
«Bueno, para mí, era algo; lo veía como algo beneficioso.
Bueno, la primera reunión que hubo. Siempre están las
¿Cómo se implementó la socialización en el Monzón?

reuniones. He visto que las propuestas que ellos decían sí


eran viables. Lo que más me interesó, cuando iba, es que iba a
haber un asesoramiento a los que íbamos a plantar, sembrar
café y cacao. Por decir, muchas veces, mi papá de mí, él planta
café y cacao, tiene, y cuando él lo hace a veces, muchas veces,
se secaba porque no había quién nos diga este abono echa,
este veneno ponle; nada, era la razón que a la gente también
que lo tenía; pero, cuando han venido: esto es así, esto así,
todo nosotros vamos a ir viendo, entonces allí me animo yo.
Entonces, sí hay alguien que nos va a poder guiar, nos va a
poder dirigir en esa planta, sí vamos a tener buena cosecha»
(Participante de poserradicación, caserío de Tazo Grande).

La cita anterior contextualiza la primera etapa de implementación


del proceso. Es visible el contraste entre la experiencia pasada, la
constatación del presente y las expectativas futuras. El entrevistado cuenta
que, antaño, la producción agrícola carecía de soporte técnico profesional;
aquella dependía de los conocimientos tradicionales, depositados en el
acervo cultural por generaciones (Van Dun, 2009). Entonces, rememora
la estrategia de monocultivo utilizada por su progenitor: «…no había
quién nos diga…», reflexiona, y –en seguida– contrasta la ventaja que
significa contar con asesoría y la posibilidad de aprender métodos de
cultivo más eficientes. Siguiendo esta línea de análisis, el testimonio –
indirectamente– refiere a los especialistas del área de socialización y una
reflexión prospectiva: «sí, hay alguien que nos va a poder guiar, nos va
a poder dirigir…». El uso de los verbos «guiar» y «dirigir» no es gratuito,
pues reflejan la orientación del Plan hacia el empoderamiento de la
población y no hacia el asistencialismo.

78 Recuperando el Monzón
¿Cómo se implementó la socialización en el Monzón?

«Al inicio, vino primera vez, ¿no?, a firmar el “Acta de


entendimiento”. La población, había cierto temor o duda,
desconfianza también. Algunos no querían. Decían todo es
mentira, nada de esto se va a cumplir. Pero, pese a eso, el
90% firmaron el “Acta de entendimiento” y, al transcurrir
los meses, han empezado a venir por decir los apoyos, ¿no?,
abonos, semillas, primero era semilla. Los que todavía no
querían participar, cuando ya han visto que están cumpliendo,
que están viniendo los apoyos, ya se han sumado, han dicho:
yo también quiero participar, yo también quiero inscribirme, y
así se ha llegado casi a la totalidad de la población y así, pues,
caminando, ojalá en tres años estemos produciendo cacao»
(Presidente de Junta Vecinal, Monzón).

El testimonio anterior describe las vicisitudes de la fase de


acercamiento inicial con la población. Así, se puede observar un patrón
recurrente en los entrevistados: la socialización se dispuso sobre un
escenario de profunda desconfianza y temor por parte de las poblaciones.
La gestión de las expectativas –no defraudarlas– se convertía en un
asunto de importancia estratégica. El participante elabora entonces una
descripción progresiva de cómo la intervención del Estado fue logrando
adhesión. Es importante prestar atención a la siguiente cláusula: «cuando
ya han visto que están cumpliendo, que están viniendo los apoyos, ya se
han sumado, han dicho: yo también quiero participar».
El término cumpliendo alude al Estado, mientras que el término
apoyos tiene por referente a la población. El testimonio subraya
dos entidades distintas y separadas a priori: por un lado, el Estado y
la expectativa de que cumpla con los compromisos; por otro lado, la

Recuperando el Monzón 79
¿Cómo se implementó la socialización en el Monzón?

población y las necesidades de soporte productivo. La separación entre


estas dos entidades fue un patrón regular de las entrevistas. El desafío
era, por lo tanto, atenuar la brecha y generar confianza. El acercamiento
inicial produjo expectativas por parte de la población respecto de la
poserradicación. La gestión de expectativas incrementaba la complejidad
del proceso, pues demandaba que las entregas de materiales y de
asistencia técnica fuesen precisas, según los tiempos y fechas acordadas.
El equipo de socialización, según corroboran sus propios testimonios,
debía ser consciente que los riesgos sociales y políticos de defraudar las
expectativas de cumplimiento significarían acentuar la separación entre
ellos (el Estado) y nosotros (la población).
Por ello, es importante analizar la segunda parte de la cláusula
citada, en donde el término apoyo tiene significatividad. El entrevistado
reconoce la necesidad de que su distrito o caserío reciba soporte
productivo; mas no asistencia directa, como es frecuente en los enfoques de
desarrollo con sesgo asistencialista. Estos últimos tienden a no propiciar
una participación de los colectivos sociales con arreglo a objetivos. La
experiencia en la implementación de proyectos de desarrollo muestra un
problema al respecto: la no generación de lazos de identidad fuertes entre
el gestor del proyecto y la población beneficiaria supone la consolidación
de una fuerte división entre un «ellos» y un «nosotros» (OECD, 2013). En
contraste, el enfoque de socialización del «Plan de Poserradicación» –al
estar centrado en capacidades y tener un horizonte de objetivos– propició
que la población se identifique con los proyectos productivos y los adopte
como una empresa de responsabilidad compartida.
La identificación es visible en la medida que el entrevistado
subraya la siguiente cláusula: «cuando han visto que vienen los
apoyos, ya se han sumado, han dicho: yo también quiero participar».

80 Recuperando el Monzón
¿Cómo se implementó la socialización en el Monzón?

Caravana para el Desarrollo y la Inclusión

Atenciones médicas

Recuperando el Monzón 81
¿Cómo se implementó la socialización en el Monzón?

El testimonio muestra que la adhesión al Plan ha sido voluntaria y sin


coacciones: presupuso de antemano la decisión de participar –sí, bajo la
influencia positiva de elementos dialógicos y de persuasión por parte de
los especialistas de socialización–. Que el entrevistado utilice el término
sumado es significativo, considerando las profundas divisiones y el
profundo descontento que caracterizaban a la experiencia comunitaria
previa a la intervención del Estado con el «Plan de Poserradicación». Que
la población se sume perfila un logro del Plan en sí mismo, pero también
un capital social que cuidar y mantener activo (Coleman, 1988).

«Sí, ¡eh! primera vez. No he visto. Han tenido mucha


desconfianza mis pobladores. Dijeron: ¿nos cumplirán o no nos
cumplirán? Ese pregunto (sic) era, pero yo, no, quien les habla
es un joven conoce diferentes caseríos y diferentes partes ya
he podido salir, no, a poder…o sea que a trabajar… siempre
me gusta salir a conocer otros zonas. Entonces he podido salir
y he visto ya que han estado trabajando con este proyecto
DEVIDA y en otras zonas sí está cumpliendo, sí, ya tenían
plantación de café y cacao. Entonces, con esa fe, yo tenía ya,
yo he visto ya, he visto personalmente que están trabajando
y están cumpliendo. Entonces yo dije a todos mis pobladores:
no se preocupen porque este proyecto sí va a cumplir y va a
venir a trabajar con nosotros. Yo creo y está seguro para venir
ustedes esperen nomás la fecha que ya va a iniciar el trabajo.
Entonces mis pobladores sí han escuchado y han esperado, no.
Y la verdad ya pronto» (Agente municipal, Río Barranco).

82 Recuperando el Monzón
¿Cómo se implementó la socialización en el Monzón?

La cita anterior corrobora este mismo argumento. El «Plan de


Poserradicación» fue implementado en un escenario que –dadas las
condiciones precedentes– se caracterizaba por una desconfianza extendida
hacia el Estado y la institucionalidad. El enfoque de socialización
entonces se volvía fundamental a fin de generar mínimos de confianza.
El testimonio pone de relieve tres asuntos:
En primer lugar, el éxito de proyectos productivos de desarrollo
alternativo integral y sostenible en un área determinada tiende a concitar
la atención de terceras personas en áreas circundantes (como es el caso
del agente municipal entrevistado). Cuando una estructura de incentivos
es generada en X, esta tiene el potencial de propiciar adhesiones y capital
social en Z. Bajo esa lógica, las redes sociales, los medios de comunicación
regional, la difusión oral de casos exitosos, según las evidencias de esta
investigación, muestran una gran capacidad de influir favorablemente
en los procesos de toma decisión comunitaria y en las adhesiones de
colectivos sociales.

Escuela de campo para agricultores

Recuperando el Monzón 83
¿Cómo se implementó la socialización en el Monzón?

En segundo lugar, el testimonio muestra cuán importante ha sido


incorporar en el conocimiento práctico de los especialistas de socialización
aquello que en la literatura especializada se conoce como una «cultura del
cumplimiento y de la confianza» (OECD, 2013). En otras palabras: una
cultura centrada en el valor ético de la palabra empeñada, que combina
incentivos y sanciones. Para los especialistas de socialización, el proceso
hacia la firma del «Acta de entendimiento», la generación de capital
social –confianza en la población– constituía un incentivo: un sinónimo
de contribución con el desarrollo productivo de la región (Coleman, 1988).
Sin embargo, dicho proceso comportaba riesgos concomitantes de resultar
defraudada la palabra empeñada. Para lo población, por su parte, el Plan
significó una apertura de incentivos: probabilidad de mejoras económico-
productivas, asistencia técnica, articulación con el mercado, etc. Un
equilibrio óptimo entre incentivos y riesgos basados en el compromiso de
los actores respecto de la suscripción de acuerdos (Oswald Ruedin, 2012;
Gibson & Woolcoock, 2008).
Por último, la importancia de que el diseño procedimental del
«Plan de Poserradicación» haya priorizado, en las fases de acercamiento
inicial, el trabajo directo y horizontal con los líderes de las localidades y
caseríos. Las autoridades locales –sobre todo en caseríos rurales con menos
de mil habitantes– son quienes habitualmente gozan de legitimidad por
parte de la población; en consecuencia, disponen de márgenes de agencia
para la movilización, la generación de confianza y la consolidación de
acuerdos. El testimonio anterior enseña cómo la voz del líder, en el marco
de una coyuntura crítica del proceso de socialización, tiene capacidad
para disipar temores e inseguridades en la población.

84 Recuperando el Monzón
¿Cómo se implementó la socialización en el Monzón?

Promotores de comunicaciones / Radio Bocina Comunal - C.P. Agua Blanca

Recuperando el Monzón 85
7 Superando los
desafíos de la
socialización en
el Monzón

E
xiste un segundo nivel de análisis: los problemas y los desafíos del
proceso de socialización. Según el personal del área de socialización de
DEVIDA, el proceso de socialización no ha sido uniforme ni tampoco carente
de dificultades. No solo había la necesidad de mitigar la desconfianza y el
descontento generalizado (en parte fruto de la erradicación de cultivos);
sino, además, canalizar esfuerzos hacia escenarios favorables para la
suscripción de acuerdos.
¿Cómo así fue posible gestionar las dificultades? El diseño
coherente del Plan –que se colige de la descripción de aspectos formales–
y la correcta capacitación y selección del equipo de socialización fueron
aspectos favorables a la implementación del proceso. Aquel logró conjugar
un discurso coherente, empático, accesible y sumamente persuasivo. El
discurso de los especialistas de socialización, según se analiza enseguida, y
las dinámicas sociales dispuestas en terreno, por ejemplo la conformación
de talleres participativos, versaron con arreglo a un único objetivo: lograr
la suscripción del mayor número de Actas de Entendimiento y Acuerdos
de No Resiembra. Estas últimas, y la perspectiva de un desarrollo
Superando los desafíos de la socialización en el Monzón

alternativo integral y sostenible, fueron los marcos de referencia de la


acción social, de los eventuales problemas y conflictos, del diálogo y de las
soluciones.
En efecto, un primer reto de la socialización fue persuadir de que
los sembríos de café, de cacao y de biohuertos eran viables; de que, si
bien la degradación de suelos podía limitar la productividad, esta era
superable con la asistencia técnica y el soporte material necesario. Según
el registro testimonial, un argumento recurrente contrario al «Plan de
Poserradicación» fue la degradación de los suelos: preexistía la creencia
generalizada de que la calidad de la tierra solo permitía el cultivo de coca.
Es un argumento poderoso y con validez fáctica, que invita a repensar y
reforzar el componente ambiental. Sin embargo, y esto es importante, el

Capacitación en la siembra de hortalizas - biohuerto

Recuperando el Monzón 87
Superando los desafíos de la socialización en el Monzón

conocimiento técnico y los soportes materiales garantizados por DEVIDA


se dirigen a mitigar los daños en aquel sentido. El acompañamiento
constante, el carácter participativo y una cultura del cumplimiento
sobresalieron como elementos fundamentales para el logro de acuerdos
entre el Estado y la población beneficiaria. Justamente, el carácter
participativo, propenso a la generación de capital social, marca un
contraste con experiencias pasadas, acendradas en la memoria histórica
(Todorov, 2000; Coleman, 1988).

«Un punto importante es la presión que ellos ponían hacia a la


población. O sea, les presionaban, les obligaban a que ellos se
sometan al cultivo de coca, porque cuando nosotros hemos –y
esa es la idea que les han sembrado a ellos, psicológicamente,
de que sus tierras no sirven para nada, simplemente para el
cultivo de coca. Cuando nosotros hemos ingresado, pero de
qué nos van a ayudar, si estos suelos no sirven para nada. Eso
es lo primero que ellos nos han dicho: acá no produce, acá no
crece nada más que coca. Entonces, nosotros podemos hacer
un análisis allí de que por los años, o por constantemente la
presión, como que les han sembrado en el cerebro en la cabeza
a ellos de que no pueden dedicarse a sembrar otros cultivos. Es
la presión que ellos han tenido» (Especialista en socialización,
DEVIDA).

«Nosotros hemos ingresado al Monzón a socializar en el

sentido de presentar la propuesta del Estado en que ellos

se dediquen o cambien de actitud hacia una vida lícita, con


paz, con tranquilidad, con seguridad, con desarrollo, ¿no?

Pero que este cambio no va a ser de la noche a la mañana.

88 Recuperando el Monzón
Superando los desafíos de la socialización en el Monzón

Es un proceso que ellos tienen que empezar, pero a hacerlo

ya, porque si dejamos pasar el tiempo o sea el proceso no va a

empezar, si ellos no toman la decisión. Siempre hemos tenido

rechazo, no ha sido fácil, ha tenido bastante rechazo al inicio

[cuáles han sido las principales resistencias] La resistencia…


el primer punto es que no tenían bien en claro qué es lo que

era DEVIDA. DEVIDA se le ha tomado como una ONG, como

el proyecto de vida, y todo, este, todo las experiencias pasadas,

en el sentido que la población, según ellos manifiestan, que

todo ha sido un engaño, ¿no? Siempre nosotros hemos tomado

como ejemplo las zonas, por ejemplo, de San Martín, de

Paraíso, que tan igual que ellos empezaron. El rechazo ha sido

fuerte porque atrás de nosotros siempre ha estado alguien de

la Federación. Siempre ha estado alguien en el sentido de

querer boicotearnos, de tumbarnos las reuniones, se ha tenido

en dos en tres oportunidades en el sentido que ellos nos han


querido malograr la reunión, con sus papelitos en mano, como

en todo dirigente cocalero que siempre lo ha hecho, no: la

fotocopias el papel en mano: que esto la mentira, que esto es el

Estado y que tanta cosa. Pero de una u otra forma se ha sabido

salir de esos impases que se ha podido tener en las reuniones»

(Especialista en socialización, DEVIDA).

En cursiva se han subrayado los términos yconceptos claves de


los recursos discursivos del proceso de socialización que iluminan razones
de por qué dicho proceso ha tenido éxito. Por un lado, paz, tranquilidad,

Recuperando el Monzón 89
Superando los desafíos de la socialización en el Monzón

seguridad, desarrollo y toma de decisión; por otro lado, rechazo, engaño,


mentira, presión y obligación. El personal de DEVIDA exponía las
ventajas del Plan, enfatizando elementos que lo constituyen en una
vía lógica de desarrollo, con paz, tranquilidad, seguridad. La lógica del
discurso se concentraba, además, en el carácter participativo y voluntario
del proceso. Con los elementos precitados,
acto seguido, el equipo de socialización inducía a que la población
beneficiaria contraste la descripción del Plan (las promesas adjuntas a él)
con la experiencia social de años pasados, cuando las redes de tráfico ilícito
de drogas y los movimientos anexos a estas redes ejercían dominación.
El contraste de unidades léxicas –transitar de paz a inseguridad,
de participación voluntaria a obligación– es un poderoso recurso que
induce a que la población beneficiaria reflexione sobre el presente, sobre
las expectativas a futuro y realice un balance tomando en consideración
las experiencias de años anteriores (Giddens, 2011). El uso de semejantes
recursos discursivos ejemplifica las capacidades del equipo de socialización,
la importancia de disponer de un método previo a la incursión en campo,
la importancia de disponer de una hoja de ruta.
Los elementos precitados tuvieron consecuencias funcionales al
logro de resultados. A la fecha, los indicadores de desempeño muestran
que el “Plan de Poserradicación” ha generado cambios significativos en
la dinámica productiva y en la situación socioeconómica del valle del
Monzón. Aquel ha logrado al 31 de diciembre del 2014 la participación de
4003 familias. De estas 1576 tienen hectáreas instaladas de cacao y 143
en mantenimiento, y 1207 tienen hectáreas instaladas de café y 178 en
mantenimiento. En términos de hectáreas esto implica hasta el 2014 la
instalación de 4027 hectáreas y el mantenimiento de 364 hectáreas, para
ambos cultivos.

90 Recuperando el Monzón
Vivero de café
Superando los desafíos de la socialización en el Monzón

Recuperando el Monzón 91
Superando los desafíos de la socialización en el Monzón

«Entonces, este, si nosotros podemos evaluar el cambio de

actitud de la población, al inicio no ha sido en gran proporción

la participación voluntaria. Pero teníamos que empezar ya

con las actas de entendimiento y empezar a hacer ya a surgir

ya con las propuestas de desarrollo. Es ahí donde, a medida


que se va desarrollando que las familias empiezan a observar

y empiezan a analizar que sí estamos cumpliendo con estos

procesos porque la desconfianza ha sido grande: no que es

mentira, que nos engañan, que tanta cosa, ¿no?. Y el punto

importante, de que sus suelos no servían para nada. Eso...

Porque no nos dan plata, porque nos vienen a engañar con

el cacao y el café. Así nos han dicho. Entonces nosotros les

hemos dicho de (sic) que el Estado no les va a brindar el bono

económico, no les va a dar dinero porque se les da en dos tres

días están en lo mismo, y nunca van a tener un cambio, nunca

van a empezar el proceso de cambio. Porque, hay que ver algo


con el sentido que pueda tener sostenibilidad no para ahora,

sino en el trayecto de adelante» (Especialista en socialización,

DEVIDA).

Lo anterior evidencia que la fase de socialización es un conjunto


ordenado de prácticas que involucran a DEVIDA y la comunidad
participante. Siguiendo con el argumento, la fase de concientización
social –las reuniones, previa suscripción de actas– se caracterizaron por
episodios de desconfianza y demandas no atendibles. Aquí se encuentra
un segundo problema. El registro testimonial muestra un patrón

92 Recuperando el Monzón
Superando los desafíos de la socialización en el Monzón

recurrente durante el proceso de socialización: demandas de asistencia


directa, bonos económicos, pagos de jornal, etcétera. Las demandas de la
población permiten retomar un punto crucial: la erradicación produce,
en parte, un vacío productivo y el reto adjunto de cubrir la seguridad
alimentaria (Comité de Seguridad Alimentaria, CSA, 2013); sin embargo,
las evidencias sugieren que las soluciones no deben adoptar la forma de
asistencia directa; pues ello tiende a constituir beneficiarios dependientes
de los programas. Consecuentemente, pocas probabilidades de consolidar
una perspectiva de desarrollo sostenible a largo plazo (Shejtman &
Berdegué, 2004). Por ello, el Plan provee de soportes, herramientas,
recursos para una cogestión de los mismos. En pocas palabras, la población
beneficiaria es protagonista principal de su propio desarrollo.
No obstante, y este es un elemento cardinal, el diseño del Plan
muestra adaptabilidad a las contingencias y necesidades de corto plazo
enfocadas en la seguridad alimentaria, siguiendo las recomendaciones
del Comité de Seguridad Alimentaria. Así, se disponen proyectos de
biohuertos y, en paralelo, el trabajo articulado de DEVIDA con otras
instituciones del Estado –MINEDU, MINSA, MIDIS– contribuye a
reforzar las intervenciones de programas sectoriales como Qali Warma,
de modo que estos prioricen el Monzón como objetivo. La plataforma de
los servicios del Estado intensifica su presencia, además, a través de
iniciativas conjuntas como las Caravanas para el Desarrollo.
Lo resumido da cuenta de las principales propiedades –el valor
intrínseco– del proceso de socialización. Según la evidencia empírica,
la principal dificultad que se debe sortear aparece en el momento de
plantear la suscripción del «Acta de entendimiento» (la coyuntura crítica).
Ello, en tanto su lectura, supone plantear –como condición para el soporte
mediante instalaciones de café, cacao y biohuertos– la proscripción de
resembrar cultivos de coca.

Recuperando el Monzón 93
Superando los desafíos de la socialización en el Monzón

Al respecto, la lectura del «Acta de entendimiento» no es un acto


a priori, viene precedida de un diálogo continuo, en el que se entretejen
incentivos, recursos persuasivos y lo que Fairclough (2003) denomina
dilemas ideológicos: el actor –en este caso la población beneficiaria– es
contrastado en su realidad social, proceso de autorreflexión que desemboca
en condiciones óptimas para una toma de decisión de si conviene aceptar
las condiciones propuestas. En otras palabras, la sensible toma de
decisión estratégica: abandonar o no la economía ilícita, reanudar los
cultivos de coca y afrontar la probabilidad de una nueva erradicación que
obligue a «empezar de cero» (Giddens, 2011; Elster, 2009; Lovett, 2006).
El socializador cumple aquí un rol fundamental a la hora de orientar este
proceso de reflexión.

Pregunta: ¿Cuál ha sido la importancia de la suscripción del

«Acta de entendimiento» en el marco de la ENLCD 2012-2016?

«Nos manifestaron ellos de (sic) que el sentido de estado por

tanto tiempo – ellos hablan de entre 25 y 30 años– oprimidos.

Cuando ya se empezó la firma de actas de entendimiento,

ellos analizan y se sienten con la libertad de poder tomar sus

decisiones. Nosotros, cuando hemos ingresado, hemos dicho

dos cosas muy importantes: esta intervención del Estado,

este trabajo que nosotros queremos hacer con ustedes… hay

dos puntos importantes: que los trabajos son voluntarios

y participativos, no hay presión, ni se les va a obligar que

ustedes se sumen a trabajar con esto. Luego, ellos se sentían


tan capaces de poder tomar también decisiones y tomar

acuerdos ya no había el obligar o el presionar a la población

94 Recuperando el Monzón
Superando los desafíos de la socialización en el Monzón

que se sume. Entonces, ellos analizan estos dos puntos y a

lo que estaban antes. Presionados a que se hace, se hace eso

y se hace eso y punto. Hay una diferencia total. Se sienten

ellos sueltos prácticamente, con la tranquilidad posible del

desarrollo» (Especialista de socialización, DEVIDA).

¿Qué es lo importante? El discurso de socialización se dispone sobre


un eje: el contraste entre el presente, la perspectiva futura y el pasado
de inseguridad y violencia. El socializador subraya el carácter voluntario
y participativo del proceso que contrasta nítidamente con la experiencia
previa a la intervención del Estado: 1) «Nos manifestaron ellos de (sic)
que el sentido de haber estado por tanto tiempo –ellos hablan de entre
25 y 30 años– oprimidos […]»; 2) «Cuando ya se empezó la firma de actas
de entendimiento, ellos analizan y se sienten con la libertad de poder
tomar sus decisiones». El socializador demarca el contraste y propicia el
diálogo. Construye la narrativa sobre un pasado y, acto seguido, perfila
las posibilidades hacia futuro (Todorov, 2000). El documento de «Acta de
entendimiento» es fundamental porque señala compromisos, pautas y
una hoja de ruta hacia metas concretas. Por ende, el discurso no consiste
solamente en palabras, sino que tiene un soporte y un valor jurídico:

Pregunta: ¿Y las actas de entendimiento institucionalizan

ese compromiso? «Claro. Es un pacto de compromiso entre el

Estado y la población: las autoridades con su población, por

cada caserío.»
Pregunta: La población a cambio tiene la garantía de que

Estado se compromete, tiene esa seguridad.

Recuperando el Monzón 95
Superando los desafíos de la socialización en el Monzón

«Claro, ahí, ahí van, tiene la seguridad ahí se les ha dicho,

se les ha leído constantemente, no hay nada que ocultar, es

un documento muy importante que a ustedes les respalda,

a ustedes les respalda la participación, los compromisos

que asume el Estado y que asumen ustedes como población


también. Claro. Y también a costa que ustedes no vuelvan

a sembrar. Eso también es importante Eso sí, eso, ahí viene

el murmuro, cuando leemos, cuando leemos las actas, antes

de, cuando socializamos el Acta, ahí viene el cuchicheo,

viene allí el murmuro entre ellos: que la coca que no quieren

Cooperativa Agraria Cafetalera Milagros – Monzón

96 Recuperando el Monzón
Superando los desafíos de la socialización en el Monzón

que siembre; pero se les hace entender pues, se les explica

de que cuánto tiempo han estado y qué han conseguido con

ello: pobreza, destrucción, educación básica, no hay recursos

básicos, entonces el Estado empieza con compromisos de acá

hacia adelante, y ellos están viendo ya con el apoyo que se está


logrando, hoy en día complementar con ello hay una bastante

aceptación. Cada día se incrementa más esto» (Especialista de

socialización, DEVIDA).

En este punto se debe notar un sutil cambio en el registro de la


narración. El entrevistador comienza a contar cómo es que interactúan
con la población. A diferencia del pasado, en que la población carecía de
mayores márgenes de agencia, los responsables de campo se dirigen a
ella como ciudadanos con derechos. Se ha subrayado el sintagma nominal
ustedes para mostrar un giro. El trato de usted en procesos de negociación
colectiva, dice Fairclough (2003), implica un reconocimiento hacia el
interlocutor y su autonomía. Entonces se dispone de un acercamiento
formal en que se apertura un panorama de opciones bajo el sustento de
un compromiso legal y donde se delega –siempre– la toma decisión final
al ciudadano participante. Este último, en el esquema adoptado por el
«Plan de Poserradicación», es tratado como un sujeto activo, como una
individualidad con capacidad de agencia (Nussbaum, 1993; Sen, 1985).

Pregunta: Cuéntame un poco más ese punto: ¿posicionar la

condición de no volver a sembrar coca generaba suspicacias,


dudas?

Recuperando el Monzón 97
Superando los desafíos de la socialización en el Monzón

«Sí, hay un punto que dice allí dice sobre no volver a sembrar

cultivos de coca o cultivos ilegales a partir de la firma del

“Acta de entendimiento”. “No, pero nos van a obligar, de qué

vamos a vivir, que el bolo y tanta cosa, pues”. Entonces se les

dice: “Bueno, señores el compromiso es de ustedes, que tienen


que sumarse es hacer el desarrollo lícito. Ustedes han estado

relegados, han estado presionados, han estado vendados los ojos

en el sentido que han estado todo el tiempo con el monocultivo

de la coca, que es un cultivo ilegal. Cuántas toneladas ustedes

han producido y ¿eso adónde creen que se ha ido esto? Se ha

ido al narcotráfico. Hay una total destrucción de áreas de

bosques, de terrenos agrícolas, totalmente explotados. ¿Con

la coca qué se hace? La explotación de los suelos nada más.

Entonces hay bastante, ¡eh!, ¿la producción de la coca adónde

va? La producción de la coca a la juventud, el daño a la niñez,

a la contaminación de los ríos, las quebradas, cada vez hay


menos agua”. Entonces se les hace un enfoque general de qué

consecuencias o qué resultados se ha tenido en este proceso. Y

qué es lo que queremos de acá hacia adelante» (Especialista

de socialización, DEVIDA).

«Bueno, no, entonces hemos tenido un reunión con todos

ellos: con todo pobladores, y con todo también con los

ingenieros de DEVIDA. Entonces hemos ponido (sic) un


acuerdo un día, ya para conversar y para firmar las actas;

y conver… ¿conversación, no? Acuerdo: entre ellos y nosotros

98 Recuperando el Monzón
Narraciones escénicas
y dibujos de pintura
Superando los desafíos de la socialización en el Monzón

como pobladores. Entonces allí hemos tenido nosotros como

autoridad no podemos adelantar en nada. Hemos dejado en

posición de todos pobladores. Hemos podido preguntar si

están de acuerdo a trabajar con el proyecto o no. Entonces todo

hemos visto pobladores y unos cuántos, más o menos cuántas


personas… más o menos estarían… de… de 100 personas, más

o menos, 4 o 5 no estaban de acuerdo. De ahí, mayormente

estaban de acuerdo para trabajar con este proyecto. Entonces,

mayoría que estaba de acuerdo; ya pues, nosotros estamos

sujetados a nuestra población y ya pues hemos podido acordar

tomar acuerdo en el acta y firmar no, de que vamos a trabajar

con este proyecto» (Autoridad local).

La proscripción de la resiembra de coca como condición de la


participación generaba rechazos. El socializador, acto seguido, interpelaba
a la población. El trato directo y formal («Bueno, señores…») sobresale como
un rasgo medular. El Estado, a través de sus funcionarios de campo, no
asume entonces un trato paternalista y tutelar; y marca, por el contrario,
una relación entre semejantes: de reconocimiento. En el discurso es
llamativo que el socializador cubra prácticamente todas las dimensiones
formales que componen el Plan: alude a las consecuencias económicas
del cultivo, a la situación de inseguridad experimentada (con la figura
del narcotráfico), a la degradación ambiental y social correlativas de su
dependencia al cultivo ilícito. «Entonces se les hace un enfoque general de
qué consecuencias o qué resultados se ha tenido en este proceso. Y qué es
lo que queremos de acá hacia adelante». Lo importante –como muestra la
cláusula anterior– es que el socializador reconstruye con la población el

100 Recuperando el Monzón


Superando los desafíos de la socialización en el Monzón

pasado inmediato: la memoria es el sedimento sobre el que se sostiene la


construcción de un mejor futuro (Todorov, 2000).
La segunda cita reafirma lo dicho: el testimonio del agente
municipal hace visible un contenido apreciativo (Martin & White, 2005)
cuando reconstruye la interacción con el personal de socialización.
¿Apreciativo en qué sentido? Se dispone una valoración positiva de la
negociación; por ejemplo, cuando el agente municipal señala que se llevó a
cabo un acuerdo entre ellos y nosotros como población. La cláusula textual
muestra el asentimiento de la población respecto del acuerdo firmado: el
carácter dialógico del proceso, sometido al diálogo comunitario.

Recuperando el Monzón 101


8 Generando confianza:
avances y logros
iniciales del «Plan
de Poserradicación»

E
l Plan de Poserradicación debe el éxito de su primera fase de
intervención a varios factores, entre ellos debe considerarse el
impacto de intervenciones previas, como los operativos policiales y las
acciones de erradicación, que desarticularon los ápices estratégicos de las
redes de TID y de los movimientos vinculados, mitigando así la capacidad
de reproducción de la cadena de valor; sobre esta base, los resultados del
Plan mismo: en el orden económico-productivo, en términos de organización
social comunitaria, en términos de la constitución de plataformas políticas
de entendimiento y en materia de seguridad, principalmente.
Sobre lo primero, el registro testimonial y etnográfico corrobora
la importancia de haber logrado desarticular los ápices estratégicos de
las redes de TID y de haber desmontados los liderazgos de movimientos
adjuntos a esas redes. Ello tuvo un impacto correlativo en la reducción
significativa de la capacidad que tenían estos para ejercer control territorial
y control político (Felbab-Brown, 2008; Van Dun, 2009; Weber, 1974). Por
otra parte, la erradicación de cultivos –según el registro testimonial– fue
fundamental para interrumpir el suministro reproductivo de la cadena de
valor de derivados cocaínicos (López & Vizcarra, 2012). Sumados ambos,
Generando confianza: avances y logros iniciales del Plan de Poserradicación»

hubo una drástica reducción de la violencia y la conflictividad en la zona.


Es posible denominar este proceso como una desarticulación funcional de
los términos que –en el corto plazo– determinaban la reproducción de la
cadena de valor.
Sin embargo, es evidente, la estrategia de control policial sobre los
líderes de organizaciones criminales y el control de cultivos ilícitos son vías
coherentes para acentuar la presencia del Estado y establecer seguridad,
mas –strictu censu– no impide que la población vuelva a dedicarse al
cultivo. Así, ¿cómo garantizar que la cadena de valor de la coca no se
reactive y vuelva a reproducirse en el tiempo, conectando los términos de
una oferta y una demanda en estado latente? En otras palabras, ¿Cómo
garantizar una efectiva reorientación del tejido productivo, social y
económico hacia el marco normativo de un estado de derecho y un mercado
de bienes y servicios lícitos? A esas preguntas, desafíos y problemas
obedeció la implementación del «Plan de Poserradicación» en el Monzón,
que transitó según las etapas graficadas en la figura siguiente:
En la línea temporal es importante tener en cuenta que,
subsiguiente a los operativos policiales, hubo un trabajo previo por parte
de DEVIDA para que el espacio de intervención sea proclive a aceptar una
oferta de servicios y proyectos productivos. El componente de socialización
del «Plan de Poserradicación», entonces, debe su efectividad a un diseño
metódico e inteligente que tomó en cuenta las particularidades del
contexto de intervención: desconfianza, descontento, pobreza, precariedad
(en términos de infraestructura y acceso a oportunidades). Ahora, en su
dimensión operativa, el Plan se halló beneficiado por fuerzas sociales
de cambio estructural y movimientos análogos de transformación: la
expansión del mercado de bienes y servicios; la expansión de ciudades
intermedias; la difusión de modelos de desarrollo alternativo, como el

Recuperando el Monzón 103


Generando confianza: avances y logros iniciales del Plan de Poserradicación»

Defensa ribereña Cachicoto

104 Recuperando el Monzón


Linea de tiempo del «Plan de Poserradicación» en el Monzón (fase de socialización) 2013-2014

Café y cacao
Largo plazo
+
Desarrollo
Acciones / Impactos productivo

Biohuerto Corto plazo


+
Seguridad
alimentaria
Dimensión social

Poserradicación
Componente de seguridad Dimensión económica
Dimensión política Dimensión ambiental
Dimensión económica Dimensión social
Dimensión económica Dimensión social
Dimensión social Dimensión política
Dimensión política
Dimensión política + Confianza en el Estado Dimensión económica
+ Responsabilidad ciudadana
+Desarticulación de
+ Acercamiento
ápices del TID local + Cohesión social
+ Presencia del Estado Estado - ciudadano
- Presencia del + Confianza en el Estado
+ Seguridad territorial + Cohesión social
movimiento cocalero + Confianza en el Estado
economía local

+ Compromiso del Estado


+ Seguridad social + Participación
- Presencia del TID + Seguridad territorial
Reorientación de la

- Soporte material TID + Expectativas de cambio + Capacidad productiva ciudadana + Cohesión social
+Control territorial y + Seguridad social + Responsabilidad + Capital social
- Legitimidad TID + Técnicas de cultivo + Articulación
seguridad + Institucionalidad ciudadana + Articulación
+ Reforestación Estado - ciudadano

Dependencia
Operativos Firmas de actas Implementación de Juntas vecinales Asociaciones
Erradicación - Centros de salud de entendimiento proyectos productivos
policiales

económica del TID


productivas
- Remodelación de
centros educativos
Noviembre de 2010 2012-2013 15 de julio Setiembre - Octubre Abril -
Hasta 2012 - Rehabilitación de
de 2013 Agosto 2013 de 2013 Mayo 2014
círculos vitales
del TID

- Apertura de
comisarias
Desarticulacion

Caravanas del
desarrollo

Socialización
(proceso continuo)
Generando confianza: avances y logros iniciales del Plan de Poserradicación»

Indicadores observables 2013 - 2014

Recuperando el Monzón
105
Generando confianza: avances y logros iniciales del Plan de Poserradicación»

caso San Martín; la apertura de mecanismos y medios de comunicación,


que perfilaron una estructura de oportunidades para la implementación
de proyectos productivos e iniciativas económicas en un horizonte de
legalidad, de modo tal que la producción de coca y derivados no aparecía
ya como una alternativa preferente (UNODC, 2011).
En este contexto –que ha combinado la acción decidida del Estado,
a través de programas claves coordinados por DEVIDA y fuerzas sociales
de transformación– se ha registrado una reducción continua del cultivo de
coca en el Monzón. Lo importante es entender que esta es consecuencia de
un conjunto interrelacionado de procesos que el «Plan de Poserradicación»
busca consolidar.
Para que tenga efectos en la reducción de la producción potencial
de cocaína, la erradicación debe de ser continua, evitando así una posible
expansión de las hectáreas de cultivos. Sin embargo, la erradicación de
cultivos ilegales en el Monzón se dispuso sobre un escenario previamente
afectado en términos económicos y sociales, en donde los niveles de
desarrollo han estado por debajo de la media nacional. Considerando su
disposición activa, según el PO Monzón (DEVIDA, 2013b), la erradicación
puede tener impactos en los niveles de confianza de la población, en el
tejido de sensibilidades y en la seguridad alimentaria a corto plazo.
La línea de tiempo presentada enfatiza, por otro lado, el
encadenamiento de procesos implicados en la implementación del Plan.
Así, cada indicador observable en terreno se corresponde con una acción
e impacto vinculado a las dimensiones priorizadas por el Plan en materia
económico-productiva, en el orden social, en temas de infraestructura y
política, en materia de seguridad, etcétera.
¿Qué es lo importante y lo que refleja visualmente cada componente?
Que el Plan debió su éxito a la integralidad del mismo. Integralidad

106 Recuperando el Monzón


Generando confianza: avances y logros iniciales del Plan de Poserradicación»

significa, a priori, comprender la complejidad del escenario de intervención


y sus principales determinantes (Segura, 2009). Los cultivos de coca y la
reproducción del TID no solo vulneraban la seguridad territorial y social
de la zona y de los pobladores, respectivamente, sino que también tenían
un impacto en la capacidad de desarrollar infraestructura, inversiones en
salud y educación, fomento de capacidades productivas, etcétera. Todas
estas dimensiones vulneradas por la reproducción sistémica del TID son
priorizadas en la implementación del Plan y –según lo observado en la
cadena de acciones e impactos– muestran resultados favorables.
En este sentido, el «Plan Poserradicación» ha permitido atenuar
los impactos de la erradicación de cultivos y sentar las bases para un
desarrollo sostenible a largo plazo, como muestran la tabla a continuación.
A la fecha, en el valle del Monzón, el Plan ha logrado que más de dos
mil familias se comprometan con proyectos productivos en acuerdo con
el Estado. Este compromiso en actas se traducen en más de 4000 ha.
comprometidas para proyectos productivos. En el 2013, en menos de doce
meses de trabajo, considerando que la primera suscripción de actas fue
en el mes de junio de aquel año, el porcentaje de ejecución en materia
productiva superó el 80%, como se puede observar en la Tabla n° 6.
Lo descrito deriva en un proceso de dinamización económica
bajo la pauta de instituciones legales. En el imaginario local empieza a
instituirse un ideal de expectativas en materia de desarrollo productivo
soportado por el Estado. La confianza colectiva es el sedimento sobre el
cual parece constituirse un escenario de cambios. La confianza, empero,
es un sentimiento de moral colectiva que se construye diariamente. De
ahí, la importancia de que los especialistas de socialización permanezcan
en campo por períodos de varios días: consolida capital social, en el sentido
de redes de asociación colectiva basadas en confianza intracomunitaria

Recuperando el Monzón 107


Generando confianza: avances y logros iniciales del Plan de Poserradicación»

y extracomunitaria, la primera articulada entre los individuos que


conforman los distintos caseríos y distritos del Valle, la segunda articulada
entre las comunidades y el Estado.
Tal como muestra la tabla anterior, el “Plan de Poserradicación”
ha tenido avances sumamente significativos en términos de confianza
por parte de la población, los cuales se traducen en avances al interior
del componente productivo. Desde que comenzó el plan hasta el 31 de
diciembre de 2014 se contabiliza un total de 4003 familias participantes
de los ámbitos de intervención del plan. En cuanto al número de hectáreas
de instalación de cacao se contabiliza 2340, y en el caso de café de 1687.
Se incluye también un total de 1591 biohuertos implementados entre el
2013 al 2014, siendo el primer año uno en el que se tuvo una ejecución del
80% según las metas establecidas. Vale recalcar que estos resultados no
se habrían conseguido si una de las piezas clave dentro de este proceso,
la suscripción de actas de entendimiento, no se hubiera implementado.
En base a la evidencia documental producida a la fecha (DEVIDA,
2013b; DEVIDA, 2014a), y al registro etnográfico y testimonial construido,
esta investigación identifica avances del «Plan de Poserradicación» en
cuatro grandes áreas: en el campo económico-productivo, en el campo de
la política a nivel local, en el campo de la organización social comunitaria
y en el campo de la seguridad. Con el término avances nos referimos,
principalmente, a los cambios en las estructuras sociales, económicas
y políticas que sostenían la reproducción del TID en el Monzón. La
distinción entre estos cuatro campos (los cambios descriptos en cada uno
de ellos) se hace con fines estrictamente analíticos; pues, en la práctica,
se observa una interrelación.
Así, por ejemplo, la formación de juntas vecinales (un cambio a
nivel político) tiende a generar una mayor cohesión comunitaria (un cambio

108 Recuperando el Monzón


Generando confianza: avances y logros iniciales del Plan de Poserradicación»

Acciones lúdicas y recreativas

Recuperando el Monzón 109


Generando confianza: avances y logros iniciales del Plan de Poserradicación»

a nivel social) y esta, como es evidencia en la literatura especializada,


sobrelleva a una percepción más elevada de seguridad en el escenario
objeto de estudio (Touraine, 1999; Tilly, 1993; La Due & Huckfeldt, 1998).
Se puede observar, por otra parte, los cambios en el contexto de
seguridad de la zona, a raíz del efecto combinado de operativos policiales
(estratégicos en la captura de líderes vinculados con el TID), los procesos
de erradicación y el «Plan de Poserradicación». La descripción en base a
estos referentes se debe a que no es posible caracterizar los cambios en
materia de seguridad en relación a una sola causa.
En este contexto es importante mencionar, un hecho que permite
explicar mejor la empatía social del Monzón con las fuerzas de seguridad,
situación impensable hace apenas cinco años. Se trata del proceso de
trabajo realizado por parte de las instituciones del Estado, que tuvo
como primeros pasos, la suscripción del Convenio de Cooperación
Interinstitucional entre DEVIDA y la Municipalidad Provincial de
Huamalies (junio 2013), y al Convenio de Colaboración Interinstitucional
entre DEVIDA y el Ejercito Peruano (setiembre 2013); mediante lo cual

110 Recuperando el Monzón


Generando confianza: avances y logros iniciales del Plan de Poserradicación»

ambas instituciones se comprometieron en la implementación y ejecución


de actividades, obras y proyectos de infraestructura de ingeniería.
En el marco de estos convenios, se incorporó la actividad de
“Mantenimiento de la Vía Vecina Tramo Nuevo Rondos – Corvinilla
Alta en el Distrito de Monzón, Provincia de Huamalies”, y se dispuso
la transferencia financiera a la Municipalidad Provincial (julio 2014).
Posteriormente, el ejército, a través de su batallón de ingeniería y en
articulación con la Municipalidad, dispuso la construcción de un tramo
de terreno afirmado, lo que hace posible la salida de los productos
alternativos para su posterior comercialización.
Visto desde una perspectiva socioeconómica, este acuerdo refleja
el esfuerzo de tres instituciones del Estado que apostaron por el progreso
de las familias de la población del distrito de Monzón. Pero sin lugar a
dudas, la importancia de estos Convenios es más bien política, puesto que
en la misma zona que estuvo dominada por organizaciones dedicadas al
tráfico ilícito de drogas, actualmente se ha instalado, por primera vez en
la historia, el Batallón de Ingeniería del Ejército con maquinarias para
desbrozar el ánimo a la paz y el desarrollo integral.
A continuación, se detalla cómo –progresivamente– se logró
desarticular la dependencia económica en el cultivo de coca y las
actividades económicas que unían a la población con las redes de
narcotráfico. Enseguida, se abordarán los logros atribuibles al Plan en
términos de organización política comunitaria y organización social, esto
es, la construcción de plataformas de participación política representativa
y generación de confianza en lo público; así como la formación de
asociación productores y aumento de la cohesión comunitaria (capital
social). Finalmente, se abordarán los principales logros en el campo
productivo, con énfasis en la expansión de las instalaciones de café,

Recuperando el Monzón 111


Generando confianza: avances y logros iniciales del Plan de Poserradicación»

cacao y biohuertos (reducción correlativa de las hectáreas destinadas a


la plantación de coca).
El Plan también registra avances sumamente significativos
en términos de organización social comunitaria y plataformas de
representatividad política. Según el registro de la Oficina Zonal de Tingo
María, hasta el 2014 se ha dispuesto la formación de 21 juntas vecinales
en el ámbito Monzón, 6 en el ámbito Puente Durand, y 4 en el ámbito
Supte San Jorge. Las juntas vecinales son mecanismos representativos
orientados al diálogo con las instancias subnacionales de gobierno y
con el personal de DEVIDA adjunto a la implementación de proyectos
productivos. ¿En qué medida la formación de juntas vecinales significa
un avance en el terreno de la política comunitaria local?
Previa a la intervención de DEVIDA, la población agricultora
tendía a dedicar tiempo al monocultivo de coca. Según el registro
testimonial, no se disponían de organizaciones de base representativas,
con vínculos horizontales y basadas en el consenso. La representación,
basada en la reivindicación del cultivo, tendía a disponerse en vínculos
asimétricos verticales –relaciones de oferta y demanda– que persistían
en el tiempo dada la ausencia de alternativas funcionales de desarrollo;
lo que, según lo indicado por las evidencias, era atribuible al control
político territorial ejercido por las redes de tráfico ilícito de drogas y los
movimientos adjuntos (Zevallos & Mujica, 2013; Van Dun, 2009). Las
juntas vecinales, por otra parte, al constituir un mecanismo de acción
colectiva, ejercen influencia sobre la buena marcha de los proyectos
productivos, vigilan el cumplimiento de los acuerdos en términos de
soporte material y productivo (Tilly, 1993; Touraine, 1999; Coleman,
1988).

112 Recuperando el Monzón


Generando confianza: avances y logros iniciales del Plan de Poserradicación»

Ha habido, por otra parte, en el tejido de percepciones sociales, un


aumento significativo en la confianza para con la legalidad, las normas y
mecanismos del estado de derecho. La firma de actas de entendimiento ha
sido fundamental en ese sentido y constituye –en muchos casos– acuerdos
pioneros entre comunidades y caseríos, antaño sometidas al monopolio de
la violencia por parte de las redes de narcotráfico y movimientos adjuntos
a ellas, y una institución del Estado como DEVIDA.
Los acuerdos en actas, según constata el registro testimonial
y la comprobación por método etnográfico, permiten corroborar que
el Estado –en una mayoritaria proporción de casos– ha cumplido
con los compromisos pautados en actas. En efecto, la provisión de
abonos, fertilizantes, instrumentos, semillas y la presencia constante
de personal extensionista de campo ha generado que gran parte de la
población interiorice optimismo respecto de la política pública y una gran
adaptabilidad a los nuevos sistemas de producción.

«Yo le dije que sí a la policía. Hoy, esa decisión política es que

la policía entre para ayudar a la población No en una manera

de reprimir, sino en una manera de sensibilizar, cumplir

una función de policías comunitarios. De hacerles ver que

la policía está para ayudar al pueblo. Si tú, ves en Cachicoto

no hay trabajo de interdicción como función de la policía, de

represión netamente, están en un proceso de acercamiento

a la comunidad. De sensibilizar, hacer acciones cívicas de

interrelacionar con el ciudadano. De ver y ser empáticos.


Sí colaboramos con de repente generarle un trabajo a una

persona para que cocine a los miembros de la policía, para

Recuperando el Monzón 113


Pasantía de Agricultores

Cultivos de café

Cultivos de cacao
Generando confianza: avances y logros iniciales del Plan de Poserradicación»

que les lave la ropa, que sean hospedaje, de alguna manera,

indirectamente se está generando el desarrollo con la

presencia de la policía, ya la gente: oye los policías necesitan

sacar fotocopia, ya ponen su fotocopiadora; oye acá les puedo

vender tal cosa: ponen su bodeguita. Entonces va generando


un desarrollo de a poco» (Mayor PNP, Oficina de Participación

Ciudadana, Tingo María).

Mecanismo paralelo e igualmente importante de cohesión social


y plataforma de la articulación con el mercado es la construcción de
asociación de productores. Esta fase concita la prioridad del proceso de
socialización, actualmente. Se trata de asociar e inscribir a productores
según localidad, a fin de consolidar una organización que pueda
promocionarse como tal, y así fomentar una articulación con los mercados
a nivel nacional e internacional.
En principio, son los productores con un mayor número de
hectáreas quienes tienen una mayor capacidad productiva para emprender
el liderazgo en estas tareas. Sin embargo, al igual que con la formación
de juntas vecinales, precedente a la firmas de actas de entendimiento,
se prevé que las asociación de productores propicie un «fenómeno de
arrastre». ¿Qué significa un fenómeno de arrastre? Que capture la
atención de la población circundante a los ámbitos de funcionalidad de
los proyectos, que despierte el interés por unirse a una asociación o de
formar nuevas. La idea básica es que las asociaciones de productores le
dan sostenibilidad al proceso y son más fáciles de monitorear. Además,
son formas de empoderar a las poblaciones y no generar círculos de
dependencia, sino más bien constituir dinámicas de desarrollo en función
de una articulación tangible y duradera con las economías legales.

Recuperando el Monzón 115


Construcción
Institución Educativa Cashapampa
Generando confianza: avances y logros iniciales del Plan de Poserradicación»

«Lo que pasa es que en el cultivo del café hay una etapa

de germinado, la selección de la planta, el repicado y el

vivero, ahí está una parte para el éxito de tu plantación en la

producción, si tú quieres sacar 30 o 40 quintales por hectárea

empiezas por abajo. Si tú, abajo, no haces una buena selección


de semillas, no haces un buen germinado, no seleccionas una

buena planta para que vaya al vivero; al final, la planta va

a crecer como todo ser vivo, pero donde se va a notar es en

la productividad de acá a tres años. Entonces, con este Plan

están aprendiendo las razones y la práctica de hacer una

buena selección. Entonces, de repente ellos van a esperar

mucho café pero van a tener poco café, pero es justamente

porque antes hicieron una mala selección. Entonces con

este Plan se les hace entender la razón por la que hacer una

buena selección, si hablamos en términos de raíces, porque

una raíz torcida no puede ir en un plantón y porque una raíz


derecha si puede ir en un plantón; porque ellos la tomaban

como un todo: todos para ellos es igual, la torcida, la que tiene

dos ejes, entonces para ellos era planta, no hacían ninguna

selección. Eso nos hace entonces de que el éxito de la futura

plantación sea buena. A mí, en lo personal, me sorprendía que

no conocieran eso porque yo he trabajado en otras zonas y allá

manejan todo ese tema […] Y luego explicarles del proceso de


abonamientos. Porque es importante aplicar tanto nitrógeno,

potasio, que antes antiguamente tampoco lo estaban haciendo,

Recuperando el Monzón 117


Generando confianza: avances y logros iniciales del Plan de Poserradicación»

no, o sea prácticamente los señores eran recolectores de grano:

que solamente siembran lo cultivan y cosechan y nada más no

hacen más actividades, entonces la planta tiene un cuidado,

según la fenomenología de todo el año. Entonces, todos esos

procesos se les enseña y a la vez también se les enseña a


controlar las plagas y enfermedades que le da a la planta.

Digamos, yo veo, al menos eso, en la parte del cambio que

están haciendo» (Extensionista de café y cacao, DEVIDA).

Ahora bien, por otra parte, es visible que la población beneficiaria


recibe capacitación constante en tratamiento de cultivos, usos de
fertilizantes, construcción de instalaciones de cultivos: en suma, ha
habido un in crescendo significativo del capital humano. El aprendizaje de
capacidades de producción es una fuente de capital social, pues despierta
el interés colectivo de participar en proyectos productivos y de iniciativas
similares. Asimismo, campañas periódicas como las Caravanas para el
Desarrollo y las campañas de comunicación comunitaria, generan mayores
niveles de cohesión social y de confianza en el Estado y la legalidad.
En suma, generar seguridad y condiciones de intervención es
una condición necesaria, pero no suficiente para la transformación de las
estructuras que sostenían la reproducción del tráfico ilícito de drogas.
La erradicación mitiga la reproducción del tráfico ilícito de drogas desde
su base productiva mínima, pero no garantiza que la población reoriente
su dinámica productiva. El «Plan de Poserradicación» tiene por objetivo
principal controlar la probabilidad de resiembra de coca por parte de los
agricultores y, así, una reactivación de la cadena de valor del TID. Bajo
esa lógica, su disposición práctica busca atenuar los impactos directos que
pudiese tener la erradicación de cultivos sobre la seguridad alimentaria

118 Recuperando el Monzón


Generando confianza: avances y logros iniciales del Plan de Poserradicación»

en el corto plazo y –siguiendo las recomendaciones del Comité para la


Seguridad Alimentaria Mundial (2013)– generar oportunidades de
desarrollo a largo plazo, que aseguren la reorientación de las dinámicas
productivas (a través de cultivos de café, cacao, biohuertos, etcétera.);
generar lazos de confianza entre y con la población, a través de mecanismos
de organización y participación política (juntas vecinales), así como a
través de la conformación de comités de productores. A este panorama
de problemas y desafíos obedece la necesidad de continuar y reforzar la
implementación del «Plan de Poserradicación» en el valle del Monzón y
otros de características sociodemográficas similares.

Recuperando el Monzón 119


Generando confianza: avances y logros iniciales del Plan de Poserradicación»
Construcción
Institución Educativa Monte Grande

120 Recuperando el Monzón


9 Conclusiones

Conclusión 1:
Transformación del valle del Monzón
Entre el año 2009 y el 213, solo en el distrito del Monzón, la
proporción de hectáreas de cultivo de coca se redujo en 96.54%, como
resultado de las acciones de control de cultivos ilícitos y los operativos
que conllevaron a la desarticulación de las principales redes de TID en
dicho ámbito. La implementación de un «Plan de Poserradicación», en
este contexto, obedece a la necesidad de atenuar los impactos negativos
que pudiese tener el control de cultivos sobre las economías domésticas;
atenuar los riesgos de resiembra de coca y de una rearticulación probable
de la cadena de derivados y sentar en cambio las bases productivas,
sociales y políticas para consolidar una perspectiva de desarrollo
alternativo integral y sostenible en el largo plazo.
Al 31 de diciembre de 2014, el “Plan de Poserradicación” ha logrado
tener incidencia en 6 ámbitos: Monzón, Puente Durand, Supte, Bolsón
Cuchara, PIR DAIS Bella y PIR DAIS Tantamayo. Esto se ha traducido
en 2340 ha de cacao y 1687 ha de café comprometidas, así como en la
instalación de 1591 unidades de biohuertos. En paralelo, la intervención
ha significado un aumento importante de la presencia de instituciones
del Estado; y en consecuencia, un aumento de las oportunidades de acceso
a servicios en beneficio de la población: apertura de tres comisarías,
rehabilitación de escuelas y caminos rurales, campañas intensivas de
salud y de nutrición, etcétera.
Conclusiones

La evidencia documental y empírica de esta investigación


corrobora que el valle del Monzón ha experimentado una transformación
de las condiciones económicas, sociales y políticas que hacían posible la
reproducción de la economía ilegal del cultivo de coca. Solo en términos
estrictamente productivos y de seguridad, en poco más de un año de
implementación, el «Plan de Poserradicación» ha logrado resultados en
dos ejes: sentar las bases productivas, sociales y políticas para que el
desarrollo alternativo integral y sostenible sea el motor de progreso de
las familias; y propiciar condiciones de seguridad territorial y humana
en los diferentes caseríos y distritos. El desafío, a futuro, es garantizar la
sostenibilidad en el tiempo de este proceso.

Recomendación 1
• El carácter multisectorial de la intervención ha sido una de las
principales fortalezas del «Plan de Poserradicación» y una de las
principales lecciones de éxito. La participación de los distintos
sectores del Estado y de la sociedad civil ha permitido establecer redes
de seguridad en el corto plazo: comisarías, postas de salud, caminos
rurales, infraestructura y una presencia activa de funcionarios del
Estado.
• La consolidación de redes de seguridad como las señaladas, según está
demostrado en abundantes investigaciones, produce capital político,
a favor del Estado, propicia vínculos de solidaridad comunitaria y,
en ese sentido, reduce significativamente las oportunidades para
cometer actos delictivos. Por ejemplo, una eventual rearticulación de
redes de tráfico ilícito de drogas.
• Las evidencias sugieren la necesidad de profundizar en esta línea
de intervención multisectorial. Por ejemplo, a través de acuerdos

122 Recuperando el Monzón


Conclusiones

interinstitucionales que focalicen una provisión de servicios de


carácter permanente, que se traduzcan en iniciativas de programas
o proyectos de desarrollo con participación de la población local y con
arreglo a sus necesidades y expectativas.
• En la misma perspectiva, las evidencias sugieren la necesidad de
consolidar acuerdos con el sector privado y la sociedad civil, por ejemplo
las universidades, para incentivar la generación de emprendimientos
locales, la formación de capacidades y la articulación de la economía
local con los mercados de bienes y servicios a nivel nacional y –de ser
posible, en el largo plazo– a nivel internacional.

Conclusión 2:
El proceso de socialización y la suscripción
del «Acta de entendimiento»
El trabajo sistemático realizado por los especialistas de
socialización y el empleo por ellos de actas de entendimiento han sido
fundamentales para revertir la desconfianza de la población y lograr
adhesiones basadas en compromisos de responsabilidad compartida.
En el imaginario local, la suscripción del «Acta de entendimiento»
es valorada por su carácter no coactivo: la población entrevistada reconoce
la libertad y la índole participativa del proceso. Asimismo, la suscripción
es asumida con expectativas de que se traducirán en proyectos productivos
con asistencia técnica por parte del Estado; en otras palabras, es
interpretada como una garantía de cumplimiento de acuerdos establecidos.
Por consiguiente, gestionar rigurosamente el cumplimiento de acuerdos
es esencial para mantener el equilibrio de expectativas y evitar conflictos
potenciales: cumplir con los acuerdos –como ha sido la tendencia–
aumenta la confianza de la población participante; sin embargo, su no

Recuperando el Monzón 123


Conclusiones

cumplimiento puede defraudar las expectativas y conllevar una pérdida


de capital político en favor del Estado.
Por otro lado, de parte de la población participante, la suscripción
del «Acta de entendimiento» implica una responsabilidad sobre uso
adecuado de los materiales y de la asistencia técnica brindada. En
consecuencia, las actas de entendimiento son instrumentos de gestión
que deberían facilitar el monitoreo y la evaluación de los niveles de
cumplimiento por parte de la población. Son instrumentos que –hasta
cierto punto– pueden contribuir a controlar riesgos de resiembra y, en
particular, una exacerbación de la conflictividad en eventuales acciones de
control de cultivos ilícitos. ¿De qué manera? Mediante la firma del «Acta
de entendimiento», la población asume el compromiso y la responsabilidad
de no volver a resembrar coca: aquella institucionaliza una cultura del
cumplimiento y de la corresponsabilidad.

Recomendación 2
• Construir un registro que permita evaluar la ratio del «Acta de
entendimiento» efectivamente traducidas en proyectos productivos y
los estados de avance de los mismos. Es decir, un registro que permita
obtener, del total de actas de entendimiento firmadas hasta una fecha
determinada, el porcentaje total de aquellas traducidas en proyectos
productivos y los estados de avance de los mismos.
Es prioritario estimar los niveles de capacidad estatal –en términos
de capital humano y recursos invertidos, fundamentalmente– que son
necesarios para cumplir con los acuerdos suscritos y cubrir la demanda
generada. En ese sentido, es recomendable que el Estado priorice aquellos
proyectos productivos ya implementados, antes de expandir la cobertura
de participantes, a fin de no generar problemas de sobresaturación.

124 Recuperando el Monzón


Conclusiones

• Considerando futuras intervenciones es necesario construir


indicadores de vulnerabilidad que permitan evaluar riesgos de
resiembra: sea por la reactivación de una oferta, sea por problemas
derivados de la seguridad alimentaria o sea por proyectos productivos
que no pudieron avanzar. Bajo esa lógica, se podría reforzar aquellos
ámbitos donde la vulnerabilidad por riesgo de resiembra es mayor.

Conclusión 3:
Juntas vecinales, comités de productores,
cohesión social y articulación con el
mercado
El «Plan de Poserradicación» ha promovido, desde sus inicios,
la formación de juntas vecinales y de comités de productores. Estos
mecanismos colectivos de participación política han probado ser
fundamentales por varias razones. A través de las juntas vecinales,
en primer lugar, se instituyen espacios de participación comunitaria
en los cuales la población puede transmitir demandas y necesidades
con probabilidad de que sean atendidas. La importancia de las juntas
vecinales radica en que son espacios de intermediación política: allí, donde
antaño las demandas y necesidades eran canalizadas por el movimiento
y el discurso de reivindicación cocalera; hoy, las juntas vecinales sirven
para canalizar estas mismas demandas y necesidades hacia el Estado.
En efecto, al gozar de legitimidad, las juntas vecinales se convierten
en los interlocutores oficiales entre el Estado y la población participante.
Facilitan por consiguiente una vigilancia mutua, una mayor certidumbre
y control sobre la marcha de los proyectos productivos. Al mismo tiempo,
promueven un sentido de pertenencia (la idea de un «nosotros») articulado
a actividades lícitas y al estado de derecho. En segundo lugar, los comités

Recuperando el Monzón 125


Conclusiones

de productores fomentan igualmente un sentido de pertenencia e


identidad articulado con actividades lícitas. La importancia de consolidar
a los comités de productores es que facilitan y promueven una mayor
inserción de los productores locales en la economía de mercado. Si bien,
es prematuro evaluar el impacto de esta forma de asociatividad; otras
experiencias exitosas (como la de San Martín) sugieren la funcionalidad
de este mecanismo.

Recomendación 3
• Es necesario construir un registro centralizado de las juntas
vecinales y de los comités de productores existentes en los ámbitos
de poserradicación y, en esa misma línea, desagregarlas según
sus principales demandas y necesidades. Tener control sobre esta
información (necesidades y demandas) es fundamental para poder
diseñar y construir, en base a evidencias, futuros planes de gestión
operativa y dar soporte a la Estrategia Nacional de Lucha contra las
Drogas 2012-2016.
• En la actualidad, el diálogo político con las juntas vecinales suele
suceder a nivel de los técnicos extensionistas y de los especialistas
de socialización. Es necesario, mantener en evaluación y monitoreo
permanente la comunicación en estos espacios, de ser posible
establecer sinergias, pues aquellos constituyen gran parte del capital
político que el Estado ha generado en los ámbitos de intervención.
• Establecer acuerdos y sinergias con el sector industrial y tecnológico
es recomendable a fin de potenciar y consolidar a los comités de
productores recién formados. En la medida que estos comités
arrastren en su dinámica a una mayor cantidad de población, en la
medida que logren márgenes de independencia económica a través

126 Recuperando el Monzón


Conclusiones

de una articulación efectiva con las economías de mercado, habrá


menos probabilidades de resiembra, habrá menos probabilidades de
rearticulación de actividades ilícitas y habrá una mayor expectativa
de sostenibilidad en el tiempo.

Conclusión 4:
Generación de confianza, capital político
e integralidad
El cultivo de coca era la actividad productiva que centralizaba la
vida económica en el valle del Monzón hasta el año 2009, cuando menos.
Esta situación, en un contexto socioeconómico y político dominado por
redes de TID, no produjo mayores niveles de desarrollo socioeconómico en
beneficio de la población. El análisis de indicadores de esta investigación
corrobora que, en efecto, en dicho período, previa a la intervención del
Estado con los operativos de control de cultivos y de desarticulación
de redes de TID, la pobreza y la precariedad coexistían en el valle del
Monzón a niveles superiores al promedio nacional.
La evidencia cualitativa de este estudio sugiere que esto se debía,
principalmente, a consecuencias sistémicas derivadas del funcionamiento
de redes de TID en el ámbito de intervención. En efecto, no era funcional a
las operaciones del TID que haya vías de acceso en buen estado, tampoco
una extensión considerable de servicios públicos y de negocios legales,
pues ellos suponían riesgos a la reproducción de la economía ilegal. A
su vez, dicho escenario, caracterizado por la proliferación de cultivos de
coca y de redes asociadas al TID, desincentivaba la inversión privada y,
fundamentalmente, la capacidad del Estado para operar con libertad y
sin riesgo de coacciones.

Recuperando el Monzón 127


Conclusiones

Es decir, el cultivo de coca enlazado como suministro de redes de TID


generaba un contexto estructuralmente desfavorable para el desarrollo
humano, para el desarrollo de inversión privada y de capacidad estatal,
por el contrario, redundaba en un perjudicial aislamiento territorial de
la población. Aún más, como corroboran las entrevistas realizadas, la
proliferación de actividades conexas al TID reducía significativamente los
espacios de deliberación política, la probabilidad de asociación económica
o política externas al discurso de reivindicación de la coca.

Recomendación 4
• En contextos de estas características, precedidos por altos niveles
de desconfianza hacia la institucionalidad, por situaciones de alta
conflictividad social e inestabilidad política, la sustitución de cultivos
tendrían pocas expectativas de sostenibilidad en el largo plazo. Como
corrobora la experiencia en el Monzón, un trabajo político de largo
aliento con las comunidades, caseríos y distritos y una etapa de
socialización son fundamentales en la búsqueda de lograr acuerdos y
bases mínimas para establecer proyectos productivos en un horizonte
de desarrollo alternativo integral y sostenible.
• En la misma medida, es importante que las intervenciones sean de
carácter integral, es decir, que prioricen las diferentes dimensiones
–económicas, sociales, políticas– que producen vulnerabilidades en el
tejido social y en los individuos, y que generan riesgos de articulación
con redes de tráfico ilícito de drogas.

128 Recuperando el Monzón


Conclusiones

Conclusión 5:
Sobre la temporalidad productiva, las
economías domésticas y la seguridad
alimentaria
La investigación corrobora que, no obstante el saldo positivo de la
implementación, existen desafíos que atender. Uno de los más importantes
tiene que ver con la capacidad de adaptación socioeconómica de la
población participante al escenario de poserradicación. La temporalidad
productiva de los cultivos de café y de cacao es a largo plazo; en cambio,
la temporalidad productiva de los cultivos de coca es a corto y mediano
plazo. En el marco del «Plan de Poserradicación», la temporalidad de corto
plazo es atendida por el componente de biohuerto. Algunos testimonios
–sobre todo de beneficiarios con pocas hectáreas de terreno– señalan
problemas de sostenibilidad en este componente; principalmente por la
escasa oferta y la degradación de suelos causada por el uso intensivo
de agroquímicos. El componente de biohuerto es una pieza clave para
atenuar los impactos del control de cultivos en la economía doméstica y
la seguridad alimentaria. Proteger la economía doméstica y la seguridad
alimentaria de la población participante, en el corto plazo, es clave para
la sostenibilidad del proceso de poserradicación en el largo plazo. Esta es
una evidencia a tener en cuenta para la formulación de políticas, planes
y programas en similares contextos de intervención.

Recomendación 5
• Reforzar proyectos productivos o alternativas laborales dispuestas en
el corto plazo, dirigidas a reforzar la seguridad alimentaria, sobre todo,
focalizadas en aquellos proyectos productivos de mayor vulnerabilidad

Recuperando el Monzón 129


Conclusiones

(ver recomendación 2, sobre un indicador de vulnerabilidad). Seguir


las recomendaciones del Comité para la Seguridad Alimentaria
Mundial (2013).
• Implementar medidas para atenuar el impacto de años de cultivo de
coca y uso de agroquímicos en la productividad de los suelos agrícolas,
con especial énfasis en aquellos participantes del Plan con pocas
hectáreas de terreno. Esto es particularmente importante pues puede
condicionar seriamente el desarrollo productivo en el largo plazo.
• Reforzar las acciones multisectoriales de soporte a participantes del
programa cuyos terrenos no superan las 5 ha. Perspectivas de impulso
a la asociatividad puede contribuir a generar emprendimientos
sostenibles.

Conclusión 6:
Sobre el perjuicio al medio ambiente y la
degradación de suelos agrícolas
La investigación corrobora, a través de un exhaustivo registro
de entrevistas cualitativas y observación no participante, que décadas
de cultivo de coca y uso intensivo de agroquímicos ha generado una
severa degradación de los suelos y ha disminuido significativamente
su capacidad productiva. Este es un problema cardinal, que ya ha sido
documentado previamente, pero no dispuesto en un análisis profundo de
sus principales consecuencias.
La degradación de suelos agrícolas afecta severamente la
productividad de cultivos en el corto plazo y, en esa medida, puede
comprometer la sostenibilidad de las intervenciones de poserradicación
en el largo plazo. Los testimonios y la evidencia etnográfica sugieren que
los problemas derivados de la degradación de suelos agrícolas perjudica

130 Recuperando el Monzón


Conclusiones

de sobremanera a aquellos productores que disponen de pocas hectáreas


de terreno, que disponen de poco capital productivo, que no han podido
diversificar su producción ni sus fuentes de ingreso y que son más
vulnerables a riesgos de seguridad alimentaria.

Recomendación 6:
Es importante disponer acciones de mitigación a los daños en la
calidad de los suelos, pues puede afectar la sostenibilidad del programa.
La degradación de la capacidad productiva, en efecto, es un riesgo
potencial en el largo plazo.
En particular, estas acciones podrían estar focalizadas sobre
aquellos pequeños productores, de mayor vulnerabilidad y con menor
capacidad de diversificación productiva. Esta conclusión reafirma la
importancia de construir un indicador de vulnerabilidad y riesgo de
resiembra.

Recuperando el Monzón 131


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Cultivo de cacao - mazorca

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