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Materia: Psicología del Adolescente

Tema: Depresión

Docente: Mtro. Jesús Glez Ans


Depresión

Incluso en entornos normales, la frecuencia de la depresión aumenta


durante la adolescencia.

La depresión en los jóvenes no necesariamente aparece como tristeza, sino


como irritabilidad, aburrimiento o incapacidad para experimentar placer. Una razón
por la que necesita tomarse con seriedad es que constituye un peligro de suicidio
(Brent y Birmaher, 2002). Las niñas adolescentes, en especial aquellas que
maduran pronto, están más propensas a la depresión que los varones
adolescentes (Brent y Birmaher, 2002; Ge, Conger y Elder, 2001a; NSDUH, 2005;
Stice et al., 2001). Es probable que esta diferencia de género se relacione con los
cambios biológicos en la pubertad; los estudios muestran una correlación entre el
avance en el estado de la pubertad y los síntomas de depresión (Susman y Rogol,
2004). Otros factores posibles son la manera en que se socializa a las niñas
(Birmaher et al., 1996) y su mayor vulnerabilidad al estrés en las relaciones
sociales (Ge et al., 2001a; USDHHS, 1999). Además del género femenino, los
factores de riesgo para la depresión incluyen ansiedad, temor al contacto social,
sucesos vitales estresantes, enfermedades crónicas como diabetes o epilepsia,
conflicto entre padres e hijos, abuso o descuido, uso de alcohol o drogas, actividad
sexual, y tener un padre o madre con antecedentes de depresión. El consumo de
alcohol y drogas y la actividad sexual tienen mayor probabilidad de conducir a la
depresión a las niñas que a los varones (Brent y Birmaher, 2002; Hallfors, Waller,
Bauer, Ford y Halpern, 2005; NSDUH, 2005; Waller et al., 2006).

Los problemas con la imagen corporal y los trastornos de la conducta


alimentaria pueden agravar los síntomas depresivos (Stice y Bearman, 2001). Los
adolescentes depresivos que no responden al tratamiento como pacientes
externos, que tienen una dependencia de sustancias o psicosis, o que parecen
suicidas, quizá necesiten hospitalización. Cuando menos una de cada cinco
personas que experimentan un brote de depresión en la infancia o adolescencia
están en riesgo de trastorno bipolar, en el que los episodios depresivos (periodos
de tristeza) alternan con episodios de manía (periodos de felicidad),
caracterizados por aumento en energía, euforia, grandiosidad y propensión al
riesgo (Brent y Birmaher, 2002).

Los ISRS (inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina) son el


único tipo de medicamentos antidepresivos que están aprobados actualmente
para su uso con niños y adolescentes. Sin embargo, al igual que con el uso de
ISRS en niños, existe preocupación acerca de la seguridad de estos fármacos en
el caso de los adolescentes.
La única otra opción de tratamiento es la psicoterapia. Un análisis de todos
los estudios disponibles encontró una eficacia modesta a corto plazo de la
psicoterapia, cognitiva o no cognitiva, con efectos que no duran más de un año
(Weisz, McCarty y Valeri, 2006). En vista de la mayor eficacia de los
medicamentos antidepresivos, especialmente la fluoxetina, la Society for
Adolescent Medicine (Sociedad de Medicina Adolescente) apoya su empleo con
adolescentes cuando esté clínicamente justificado y bajo vigilancia estrecha, a
pesar de los riesgos (Lock, Walker, Rickert y Katzman, 2005).

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