Miller Henry, autor de trópico de capricornio, es de esos personajes que no gasta el
tiempo buscando sinónimos para que encajen de manera armónica en sus
oraciones. Sus palabras son tan mordaces que no evaden la jerga popular. Es tan peligroso su forma de escribir, que sus libros fueron prohibidos por la iglesia católica por considerarse “pornográficos”. En esta novela, citada al comienzo de este párrafo, se evidencia, para él, un mundo que carece de sentido, siendo el continente americano una gran letrina, donde todo está corrompido por el sistema imperante de una economía, al que le daba igual, los conceptos ético- morales de la sociedad.
Su autor, destila odio y a la vez improperios a una sociedad falta de sentidos. En el
que todo el día se trabaja o se busca trabajo para mantener la barriga llena o, a medias. En la que se juega con la esperanza de la gente; sus miedos, sus pasiones, sus deseos y, sobre todo su rotunda pobreza son el denominador común de todos los días. Miller, levanta su voz en protesta y decide escribir un libro.