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Criterios Generales para Un Entendimiento Cabal de La NIC 18 - Ingresos de Actividades Ordinarias
Criterios Generales para Un Entendimiento Cabal de La NIC 18 - Ingresos de Actividades Ordinarias
INDICE:
1. Introducción.
5. El aumento de capital.
6. La reducción de capital.
7. La disolución de la sociedad.
8. Conclusiones.
1. Introducción.
En algunos casos, estas disposiciones contienen reglas que se conjugan entre sí,
mientras que en otros casos, se presenta una disociación entre lo considerado por el
Derecho Tributario, el Derecho Societario y la Contabilidad.
Por ello, es necesario tener un conocimiento claro de los alcances de cada una de
estas regulaciones y como interactúan entre ellas, de forma tal que los profesionales
contables y legales puedan desarrollar sus servicios procurando que las empresas que
asesoran cumplan con todas las formalidades necesarias y no incurran en infracciones
o en la inobservancia de las disposiciones legales aplicables.
Es por tal motivo que el presente trabajo busca dar un panorama general sobre las
disposiciones legales y las formalidades que, desde el punto de vista del Derecho
Societario, deben ser cumplidas por las sociedades para una adecuada elaboración y
aprobación de los estados financieros, así como los efectos e implicancias de los
resultados del ejercicio en el desenvolvimiento de la sociedad.
Para tal efecto, el presente trabajo seguirá un esquema de análisis que pretende
emular al curso natural de la actividad de una sociedad, analizando primero los efectos
de la constitución de la sociedad y de los aportes que son necesarios para tal fin.
Luego, se analizará el proceso para la elaboración y aprobación de los estados
financieros, así como para la toma de decisiones con respecto a los resultados de
cada ejercicio, ya sean favorables o desfavorables.
El primer aspecto que debemos comprender es que la legislación permite que una
empresa se organice bajo distintos esquemas, cada uno de ellos con su propia
regulación y características.
Siendo así, debemos distinguir entre los conceptos de persona natural, persona
jurídica, empresa, sociedad y empresa individual de responsabilidad limitada.
Las personas jurídicas con fin de lucro son aquellas que se constituyen para
desarrollar una actividad que genere una utilidad o ganancia a favor de sus
titulares. Entre las personas jurídicas con fin de lucro encontramos a las
sociedades y a la empresa individual de responsabilidad limitada.
Las personas jurídicas sin fin de lucro son aquellas que se constituyen para
desarrollar una actividad, que puede o no generar una utilidad o ganancia, pero
dicha utilidad no puede ser distribuida entre los socios.
a) La sociedad anónima.
e) La sociedad colectiva.
- Persona jurídica de responsabilidad solidaria e ilimitada para los socios.
- La sociedad colectiva es una persona jurídica de responsabilidad solidaria e
ilimitada para los socios.
- La duración de la sociedad es de plazo determinado.
- Capital representado en participaciones.
- Los socios no pueden transferir sus participaciones sin el consentimiento de
los demás socios.
- Se pueden realizar aportes en bienes, dinero, derechos de crédito y servicios.
f) La sociedad en comandita.
- Persona jurídica de responsabilidad limitada para los socios comanditarios y
solidaria e ilimitada para los socios colectivos.
- Capital representado en participaciones o en acciones.
- Se pueden realizar aportes en bienes, dinero, derechos de crédito y servicios.
g) La sociedad civil.
- Persona jurídica que puede ser de responsabilidad subsidiaria o limitada
según el tipo elegido.
- Capital representado en participaciones. Restricciones para la transferencia.
- Se pueden realizar aportes en bienes, dinero, derechos de crédito y servicios.
- Se constituye sólo para ejercer actividades profesionales u oficios.
Ahora bien, al ser personas jurídicas, las sociedades requieren de órganos internos
que emitan y ejecuten los actos necesarios para su adecuado funcionamiento y para el
cumplimiento de su objeto. La misma situación se presenta en el caso de las
Empresas Individuales de Responsabilidad Limitada (EIRL).
La estructura interna de los tipos societarios y de la EIRL, así como las atribuciones de
cada uno de los órganos que la componen se detalla a continuación:
a) La Sociedad anónima.
La estructura interna de la sociedad anónima está compuesta por tres órganos en los
que predomina uno sobre el otro en orden jerárquico. Así, el órgano máximo es la
Junta General de Accionistas, debajo de la cual se encuentra el Directorio y finalmente
la Gerencia.
- Directorio
* Órgano de dirección y administración.
- Gerencia
* Órgano de administración.
- Directorio (Prescindible)
- Gerencia
- Directorio
- Gerencia
- La Gerencia.
e) La Sociedad colectiva.
En la sociedad colectiva existe una estructura interna compuesta por dos niveles de
órganos. Sólo que la administración no está a cargo de un órgano único, sino que se
encarga a cada uno de los socios.
- Socios administradores
f) La Sociedad en comandita.
- Socios administradores
g) La Sociedad civil.
- Socios administradores
- Titular
* Posee todas las atribuciones sobre la empresa, salvo aquellas que hayan sido
asignadas al gerente en el estatuto.
- Gerente
En el caso de las EIRL, la aprobación de los estados financieros es una facultad del
titular de la empresa y es obligación del gerente preparar los estados financieros y la
información vinculada para ser puesta a consideración del titular. De la misma manera,
es el titular quien toma las decisiones con respecto al destino de las utilidades.
a) El patrimonio.
En realidad, este artículo no hace más que declarar algo que es obvio, es decir, que
las obligaciones de la sociedad deben ser cubiertas con su patrimonio. A pesar que
esto no nos da una idea clara de la definición de patrimonio que adopta la LGS, a
través de sus disposiciones referidas al patrimonio neto y al capital social nos daremos
cuenta que la LGS recoge el concepto de patrimonio que lo define como el conjunto de
activos y pasivos de una sociedad.
b) El patrimonio neto.
Así, entendemos por patrimonio neto a la diferencia entre los activos y los pasivos de
la sociedad, con respecto a una determinada fecha. Esta diferencia debe efectuarse
sin considerar al capital social, pero como este es un concepto que desarrollaremos
más adelante, bastará con que precisemos por ahora que el patrimonio neto consiste
en la diferencia entre el activo y el pasivo, considerando por pasivo únicamente las
obligaciones frente a terceros.
c) El Capital social.
Cuando una sociedad es constituida, los socios efectúan aportes que formarán el
capital de la sociedad. Pero este capital a la vez que implica un ingreso para la
sociedad implica también una obligación, pues la participación de los socios en el
negocio que realice la sociedad, está representada en este capital. De manera tal que,
si los resultados de la actividad desarrollada por la sociedad son exitosos, las
utilidades obtenidas serán repartidas en proporción a esta participación, pero si dichos
resultados fueran negativos, al punto de llevar a la sociedad a su extinción, ésta
deberá devolver sus aportes a cada uno de los socios.
Esta minuta, que debe ser autorizada por abogado, debe ser presentada ante notario
para que se eleve a escritura pública. Junto con la minuta, deben acreditarse los
aportes al capital social.
Estos aportes, que constituyen la inversión que realiza una persona en la sociedad,
determinan la existencia del derecho al cobro de dividendos, participación en las juntas
de socios, el derecho a la información sobre la marcha de las actividades de la
sociedad, entre otros. Y determina también las obligaciones que asume el socio al
ingresar a la sociedad, siendo la principal obligación la de asumir los resultados
negativos de la sociedad con los recursos aportados.
Cualquiera sea la finalidad que busque la sociedad con los recursos aportados al
capital social, tales aportes generan obligaciones y derechos a favor del socio
aportante.
Cabe señalar también que la regla general es que el aporte de bienes se hace a título
de transferencia de propiedad, es decir, que en virtud al aporte, la sociedad se
convierte en propietaria del bien aportado, salvo que, se haya señalado expresamente
que el aporte se hace a título distinto, en cuyo caso la sociedad sólo recibe el derecho
materia de aporte, como podría ser el derecho uso o el derecho de usufructo.
Así, cuando se trata de aportes en dinero, deben acreditarse mediante el depósito del
dinero en una cuenta de titularidad de la sociedad abierta en una empresa bancaria
del sistema financiero nacional.
Este informe no requiere ser suscrito por un perito o tasador, pudiendo ser firmado por
el propio socio aportante.
Para estos efectos, es necesario tener en cuenta las disposiciones del Código Civil en
materia de obligación de saneamiento, contenidas en sus artículos 1484 al 1528, pues
son ésas disposiciones las que regulan el contenido de la obligación de saneamiento
en sus distintas formas.
Uno de los factores que requiere una regulación especial es la posibilidad de que los
bienes aportados sufran daños o se pierdan, siendo necesario determinar quien
asume dicho riesgo, si el socio aportante o la sociedad, y desde qué momento se
produce la transferencia de dicho riesgo.
Si se trata de un bien a ser aportado en uso o usufructo, el aportante puede optar por
sustituirlo con otro que preste a la sociedad el mismo beneficio. La sociedad queda
obligada a aceptar el bien sustituto salvo que el bien perdido fuese el objeto que se
había propuesto explotar. En este último caso, el socio aportante queda obligado a
indemnizar a la sociedad si la pérdida del bien le fuese imputable.
Veamos algunas de las reglas específicas que se aplican a la sociedad anónima para
regular los aportes que se efectúan a su capital social:
Si el directorio no cumple con efectuar la revisión dentro del plazo previsto, dentro de
los treinta días siguientes, cualquier accionista podrá solicitar que se compruebe
judicialmente el valor de los aportes mediante una pericia.
Los dividendos pasivos constituyen la parte no pagada del valor de las acciones
suscritas al momento de la constitución de la sociedad o con ocasión de un aumento
de capital. Como sabemos, es posible que una persona suscriba acciones sin pagar la
totalidad de su valor, pues la Ley General de Sociedades permite que las acciones se
suscriban pagando por lo menos el 25% de su valor.
La parte no cubierta del valor de las acciones suscritas debe ser pagada en la forma y
plazo previstos por el pacto social o, en su defecto, por el acuerdo de la junta general.
Si no se cumpliera con dichas condiciones, el accionista incurre en mora sin necesidad
de requerimiento alguno.
Además de las gestiones que deben realizarse a nivel contable, la Ley General de
Sociedades establece una serie de formalidades y procedimientos para que las
sociedades aprueben sus resultados y determinen el destino de las utilidades que
puedan haber obtenido. Asimismo, en el caso de las sociedades anónimas, existe la
obligación de efectuar una reserva legal que, como veremos más adelante, conlleva
también una serie de formalidades y condiciones que deben tenerse en cuenta.
Como hemos señalado, las sociedades deben proceder a la aprobación de los estados
financieros al término del ejercicio económico.
La junta general se reúne obligatoriamente cuando menos una vez al año dentro de
los tres meses siguientes a la terminación del ejercicio económico.
5. Resolver sobre los demás asuntos que le sean propios conforme al estatuto y sobre
cualquier otro consignado en la convocatoria.”
Pero, ¿cuál es la importancia de la aprobación de los resultados?. La importancia de la
aprobación de los resultados del ejercicio radica en la necesidad de tomar las
decisiones correspondientes al destino de las utilidades, la reserva legal, las
inversiones y negocios que deben ejecutarse en el siguiente ejercicio, y otros aspectos
que tienen mayor vinculación con las actividades de la empresa.
Ahora bien, ¿cuál es el procedimiento que se debe seguir para la aprobación de los
resultados del ejercicio?
Estos documentos deben contener la información necesaria para que los socios
tengan en claro la situación económica y financiera de la sociedad, el estado de sus
negocios y los resultados obtenidos en el ejercicio vencido.
Para estos efectos, la memoria que debe elaborar el directorio o la gerencia consiste
en un informe dirigido a la junta de socios en el que se de cuenta de la marcha y
estado de los negocios, los proyectos desarrollados y los principales acontecimientos
ocurridos durante el ejercicio, así como de la situación de la sociedad y los resultados
obtenidos.
En el caso de las demás sociedades, las formalidades para la convocatoria serán las
que estén previstas en su estatuto.
Una vez que se ha efectuado la convocatoria, a partir del día siguiente cualquier
accionista puede obtener en las oficinas de la sociedad, en forma gratuita, copias de
los documentos que serán sometidos a aprobación en la junta.
4.2 Auditorías.
Esta solicitud se debe presentar antes o durante la junta o a más tardar dentro de los
treinta días siguientes. El mismo derecho les asiste a los accionistas titulares de
acciones sin derecho a voto.
Ahora bien, como hemos señalado, la obligación de efectuar la reserva legal contenida
en el artículo 229 de la Ley General de Sociedades sólo es aplicable a las sociedades
anónimas. En el caso de las demás formas societarias, como la sociedad comercial de
responsabilidad limitada, la sociedad civil, la sociedad colectiva, etc. no existe
obligación legal de hacer una reserva, pero por disposición del estatuto o por acuerdo
de la junta de socios podría crearse un fondo, en cuyo caso no se trataría de una
reserva legal sino de una reserva voluntaria.
Un mínimo del diez por ciento de la utilidad distribuible de cada ejercicio, deducido el
impuesto a la renta, debe ser destinado a una reserva legal, hasta que ella alcance un
monto igual a la quinta parte del capital. El exceso sobre este límite no tiene la
condición de reserva legal.
Una vez que la reserva legal ha alcanzado el tope equivalente al 20% del capital
social, si los socios lo desean pueden seguir detrayendo fondos de las utilidades que
obtengan, pero en tal caso, el exceso sobre el 20% del capital social ya no se
considerará como reserva legal sino como una reserva voluntaria.
La Ley General de Sociedades prevé también la posibilidad de que los fondos que se
encuentran en la reserva legal sean capitalizados, en cuyo caso, se deberán reponer
los fondos con las futuras utilidades.
Reparto de dividendos
El artículo 230 de la Ley General de Sociedades establece las reglas generales para el
reparto de dividendos:
4. Si la junta general acuerda un dividendo a cuenta sin contar con la opinión favorable
del directorio, la responsabilidad solidaria por el pago recae exclusivamente sobre los
accionistas que votaron a favor del acuerdo; y,
A pesar de que la decisión sobre el destino de las utilidades depende del acuerdo de
la junta de accionistas y que dicho acuerdo se adopta por la mayoría de los acciones
con derecho a voto, la Ley General de Sociedades establece una excepción a dicha
regla con la finalidad de proteger a los accionistas minoritarios, tal como lo dispone el
artículo 231:
Así, si lo solicitan accionistas que representen cuando menos el veinte por ciento del
total de las acciones suscritas con derecho a voto, la sociedad estará obligada a
distribuir dividendos en dinero hasta por un monto igual a la mitad de la utilidad
distribuible obtenida de cada ejercicio, luego de detraído el monto que debe aplicarse
a la reserva legal. Esta solicitud sólo procede con respecto a las utilidades del ejercicio
inmediato anterior.
Desde la fecha en que sea exigible el pago de los dividendos, los accionistas tienen un
plazo de tres años para cobrarlos. Vencido dicho plazo, el derecho a cobrar el
dividendo caduca. Los dividendos dejados de cobrar pasan a la reserva legal. Sólo en
el caso de las sociedades anónimas abiertas, el plazo de caducidad para el cobro de
los dividendos es de diez años.
El derecho a cobrar el dividendo, caduca a los tres años, a partir de la fecha en que su
pago era exigible conforme al acuerdo de declaración del dividendo.
La Ley también prevé que los miembros del directorio tengan una participación en las
utilidades, lo cual deberá ser fijado por el estatuto o por un acuerdo de la junta de
accionistas. En tal caso, la participación de los directores sólo puede ser determinada
después de haber detraído el monto necesario para la reserva legal y de la
participación de los trabajadores.
Capitalización de utilidades
Las utilidades pueden capitalizarse cuando así lo decida la junta de accionistas, lo que
generará el aumento del capital social y la emisión de las acciones que correspondan
a favor de los socios, o el incremento del valor nominal de las acciones ya existentes.
Más adelante veremos con detalle el procedimiento para el aumento de capital, por lo
que por ahora sólo estableceremos que la capitalización de utilidades es una de las
modalidades de aumento de capital previstas por la Ley General de Sociedades en su
artículo 202:
El artículo 202 de la Ley contempla esta modalidad de aumento de capital:
1. Nuevos aportes;
Resarcimiento de pérdidas
Tal como habíamos mencionado, las utilidades también pueden ser utilizadas para
cubrir las pérdidas que se arrastran de ejercicios anteriores. La Junta puede decidir
aplicar todas las utilidades para este fin o sólo una parte. Cuando las utilidades no
alcanzan para cubrir las pérdidas, y la sociedad no tiene otros beneficios acumulados
o reservas de libre disposición, entonces puede optar por aplicar los fondos de la
reserva legal.
Debe tenerse en cuenta que la aplicación de las utilidades para cubrir las pérdidas
acumuladas es una obligación prevista en el artículo 229 de la Ley, anteriormente
citado, aunque dicho artículo no prevé una sanción si no se procede de esa manera.
Las consecuencias por no cubrir las pérdidas acumuladas pueden llevar a la sociedad
a situaciones de insolvencia y a la necesidad de aplicar las disposiciones contenidas
en los artículos 176, 220 y el inciso 4 del artículo 407 de la Ley General de
Sociedades, según se detallan a continuación:
Las situaciones antes descritas deben ser evitadas a través de la toma de decisiones
adecuadas con respecto a las utilidades y reservas de la sociedad. Si bien es cierto
que toda actividad empresarial puede tener resultados negativos y no necesariamente
se pueden evitar, la finalidad de las disposiciones de la Ley General de Sociedades es
que dichos resultados negativos sean consecuencia del propio funcionamiento del
mercado y de los negocios, y no de actuaciones negligentes o dolosas de los
administradores y socios de la sociedad.
5. El aumento de capital
El capital social de una sociedad tiene entre sus funciones la de servir como garantía
para las personas que realizan operaciones con la sociedad. Por ello, un factor que se
evalúa para establecer la solvencia de una empresa es el monto de su capital social.
En la práctica, muchas personas toman en cuenta esta cifra para decidir si realizan
operaciones con una sociedad, pues el capital social representa el patrimonio mínimo
con el que cuenta la empresa para responder por las obligaciones que asume.
Por estos y otros motivos, el aumento del capital social de una sociedad puede resultar
de vital importancia para el crecimiento de la empresa.
Como veremos más adelante, existen diversas modalidades a través de las cuales se
puede llevar a cabo el aumento, como la entrega de nuevos aportes, la capitalización
de créditos contra la sociedad, la revaluación de activos, etc. Pero a pesar de estas
múltiples modalidades, el aumento de capital genera siempre la misma consecuencia,
esto es, el incremento de la cifra de capital social y, por lo tanto, el incremento del
valor de la participación de cada socio. Este incremente de participación puede
implicar la emisión de nuevas participaciones o el aumento del valor nominal de las
participaciones existentes.
La Ley General de Sociedades regula distintas modalidades por las que se puede
llevar a cabo el aumento de capital, según la causa que origina la variación en el
patrimonio de la sociedad.
Siendo estrictos con los términos, todas las modalidades de aumento de capital
implican el ingreso de nuevos aportes al capital social, pues ya sean depósitos de
dinero de los socios, entrega de bienes muebles o inmuebles, capitalización de
reservas, etc, todas constituyen aportes que están realizando los socios al capital
social a cambio de los cuales reciben acciones o participaciones o, en otros casos,
incrementan el valor de las que ya poseen.
Para estos casos, la entrega de los nuevos aportes se rige por las mismas reglas que
los aportes efectuados para la constitución de la sociedad.
Cuando se trata de derechos de crédito que deban ser cumplidos por el aportante,
representados en títulos valores u otros documentos de crédito, el aporte se considera
efectuado cuando dichos créditos sean cumplidos en su totalidad. Si se trata de
derechos de crédito cuyo cumplimiento no esté a cargo del socio aportante, se
considera efectuado el aporte con el endoso o mecanismo de transmisión del crédito,
según sea el caso. Sin embargo, el aportante queda obligado en forma solidaria al
cumplimiento del derecho de crédito.
Veamos ahora el procedimiento que debe seguirse para llevar a cabo el aumento de
capital.
5.3 Procedimiento.
Como requisito previo para llevar a cabo el aumento de capital por nuevos aportes o
por la capitalización de créditos, el artículo 204 de la Ley señala que la totalidad de las
acciones suscritas deben estar totalmente pagadas. Debe tenerse en cuenta que este
requisito está previsto para las sociedades anónimas, por lo que no sería aplicable
para las demás formas societarias a menos que su estatuto establezca una
disposición en este sentido.
En el caso particular del aumento por capitalización de créditos es necesario que haya
un informe previo del directorio o de la gerencia, si se trata de sociedades sin
directorio, en el que se sustente la conveniencia de la capitalización.
Una vez que el notario expida la escritura pública, debe presentarse a los Registros
Públicos para que se inscriba.
Cabe señalar como conclusión de este apartado, que el aumento de capital puede
realizarse en cualquier oportunidad y no está sujeto a fechas o plazos. Aunque en
muchos casos puede estar motiva por la aprobación de los resultados del ejercicio, es
perfectamente posible que se realice en cualquier otra oportunidad.
Hemos mencionado que el capital social cumple la función de garantía para las
personas que realizan operaciones con la sociedad, pues al analizar si ésta tendrá la
solvencia necesaria para responder por las obligaciones que asume, los terceros
pueden considerar la cifra del capital social y determinar que, por lo menos, ése debe
ser el patrimonio con el que cuenta la sociedad.
Esta función de garantía que cumple el capital social, es lo que justifica que el
procedimiento para su reducción deba contener una serie de formalidades que
permitan que cualquier tercero tome conocimiento de que la sociedad ha reducido su
capital social y, por lo tanto, su solvencia para celebrar operaciones.
Veamos cada uno de los pasos que deben seguirse para la reducción del capital
social:
Para el caso de las sociedades anónimas, y del resto de sociedades en lo que sea
aplicable, la reducción de capital debe llevarse a cabo en virtud al acuerdo de la junta
de accionistas o de socios, adoptado con el quórum y porcentaje de votación
necesarios para la modificación del estatuto.
Como lo veremos más adelante, la reducción del capital social se inscribe en los
Registros Públicos en la partida correspondiente a la sociedad, como mecanismo de
publicidad que permita a los terceros tomar conocimiento de la reducción. Pero en la
medida que se trata de un acto que puede generar consecuencias negativas para los
terceros, la Ley General de Sociedades establece además otro mecanismo de
publicidad, consistente en la obligación de publicar el acuerdo de reducción por tres
veces con un intervalo de cinco días entre cada aviso.
Ahora bien, los acreedores de la sociedad, incluso aquellos cuyos créditos estuvieran
sujetos a condición o a plazo, tienen derecho a oponerse a la ejecución del acuerdo de
reducción del capital si su crédito no se encuentra adecuadamente garantizado.
Para tal efecto, deberán ejercer su derecho oposición dentro de los treinta días
siguientes a la última publicación del acuerdo de reducción La oposición se realiza a
nivel judicial, en la vía del proceso sumarísimo. La finalidad del proceso de oposición
es que se suspenda la ejecución de la reducción hasta que la sociedad pague los
créditos o los garantice a satisfacción del juez.
Una vez que el notario expida la escritura pública, debe presentarse a los Registros
Públicos para que se inscriba.
No será necesaria la reducción si las pérdidas son cubiertas con las reservas legales o
de libre disposición, se realicen nuevos aportes o si los socios o accionistas asuman la
pérdida.
Cabe señalar que este artículo se encuentra vigente desde el 1 de enero del año 2005.
Es por ello también, que una disposición como la del artículo 220 de la Ley General de
Sociedades, se hace necesaria para permitir el adecuado funcionamiento del capital
social como mecanismo de garantía e información para los terceros.
7. La disolución de sociedades.
Las causales de disolución son los motivos que justifican la adopción del acuerdo
disolución. De acuerdo al artículo 407 de la Ley estas causales son las siguientes:
Además de estas causales generales, existen algunas causas específicas para las
sociedades colectivas y las sociedades en comandita. Así, el artículo 408 señala
que la sociedad colectiva se disuelve también por muerte o incapacidad
sobreviniente de uno de los socios, salvo que el pacto social contemple que la
sociedad pueda continuar con los herederos del socio fallecido o incapacitado o
entre los demás socios.
El acuerdo de disolución debe publicarse dentro de los diez días de adoptado, por
tres veces consecutivas. De acuerdo al artículo 43 de la Ley, las publicaciones
deben efectuarse en el periódico del lugar del domicilio de la sociedad encargado
de la inserción de los avisos judiciales. En el caso de sociedades con domicilio en
las provincias de Lima y Callao, las publicaciones se harán cuando menos en el
Diario Oficial El Peruano y en uno de los diarios de mayor circulación de Lima o del
Callao, según sea el caso.
Transcurridos diez días desde la última publicación, se presentará el acuerdo de
disolución para su inscripción ante los registros Públicos, mediante una copia
certificada ante notario del acta.
Los liquidadores pueden ser personas naturales o jurídicas. En este último caso,
ésta debe nombrar a la persona natural que la representará, la misma que queda
sujeta a las responsabilidades que se establecen en la Ley para el gerente de la
sociedad anónima, sin perjuicio de la que corresponda a los administradores de la
entidad liquidadora y a ésta.
Los socios que representen el 10% del capital social pueden designar a un
representante que vigile las operaciones de liquidación.
Una vez iniciada la liquidación, las funciones de los liquidadores cesan por los
siguientes motivos:
b) Por remoción acordada por la junta general o por renuncia. Para que la
remoción o la renuncia surta efectos, conjuntamente con ella debe designarse
a los nuevos liquidadores.
c) Por resolución judicial emitida a solicitud de socios que, mediando justa causa,
representen por lo menos la quinta parte del capital social.
e) Realizar las operaciones pendientes y las nuevas que sean necesarias para la
liquidación de la sociedad.
Una vez efectuada la distribución del remanente del patrimonio social o con la
declaratoria judicial de quiebra, se produce la extinción de la sociedad y se inscribe
en los Registro Públicos.
8. Conclusiones.