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Las Incomodidades de Viajar A La Luna - Ciencia - EL PAÍS PDF
Las Incomodidades de Viajar A La Luna - Ciencia - EL PAÍS PDF
Edwin Aldrin abandona el módulo lunar en una imagen en la que se pueden observar las dimensiones del mismo.
En vídeo, 50 aniversario de la llegada a la Luna. FOTO: NASA | VÍDEO: EPV
Comparado con las cápsulas utilizadas anteriormente (las Mercury y Gemini), los
Apolo resultaban casi palaciegos. Al menos, los astronautas podían soltarse los
cinturones de seguridad, flotar por la cabina e incluso dar alguna voltereta. Tan
solo cuatro años antes, los dos ocupantes del Gemini 6 habían tenido que sufrir 15
días encerrados en un cubículo del tamaño de un coche pequeño –un Smart, por
ejemplo- sin poder abandonar sus asientos. Ni para comer, ni para dormir, ni
siquiera para atender a sus necesidades fisiológicas.
Se probó todo lo imaginable para eliminar las molestas burbujas: presionar las
bolsas de plástico para confinarlas en un extremo, centrifugarlas, utilizar filtros...
Todo fue inútil. Los astronautas sufrieron de gases en el estómago durante todo el
viaje. Solo más adelante se encontró una solución, mediante unos catalizadores de
plata y paladio que absorbían los gases con bastante eficacia.
Una vez utilizada, los astronautas debían echar una pastilla germicida en cada
bolsa de heces y amasar bien su contenido. Otro procedimiento poco popular. El
paquete se guardaba en un cajón hermético, en la confianza de que su contenido
no fermentase y produjese gases que podían reventarlo. Si esto sucedía, el
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con los restos de su última comida flotando en el interior del estómago. Las
arcadas podían sobrevenir de repente. La cosa podía ser grave puesto que durante
el lanzamiento y fases iniciales del vuelo, era obligatorio llevar puesto el casco “de
pecera”.
La ingravidez puede jugar otras malas pasadas. El sudor, por ejemplo. En ausencia
de peso, se acumula sobre la piel, sin llegar a evaporarse del todo. Durante el
programa Gemini, varios astronautas tuvieron que hacer grandes esfuerzos para
evolucionar por el espacio, lo que resultó en arritmias, estrés e intensa sudoración.
En el caso de Eugene Cernan, copiloto del Gemini 9, el sudor se acumuló en los
ojos y empañó el visor de tal forma que hubo de regresar al interior de la nave a
tientas.
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