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En la actualidad, el sector agropecuario en Colombia se debe preparar para un reto

importante como es enfrentar los mercados globalizados como una tendencia que va en
aumento. Y aunque el agro crece más rápido que muchas otras actividades económicas,
tiene una grave falta que ha tenido que atender mediante la política pública, los
desbalances generados por los problemas climatológicos, precios y en particular la
violencia y la corrupción que lo afectan. En los últimos años, el país deberá seguir
atendiendo este tipo de situaciones que han afectado gravemente a sectores intensivos
en mano de obra y con productos destinados fundamentalmente a la exportación. Por lo
que en el mundo hay un creciente interés de actores, que nunca han estado relacionados
con lo rural, de invertir en el desarrollo de la agricultura. Cada vez más actores, desde
fondos de inversión de impacto hasta sectores de tecnología e innovación, están
desarrollando técnicas y metodologías que buscan cerrar la brecha de productividad del
agro y el buen uso de los recursos naturales.

Por lo que uno de los principales retos del nuevo Gobierno es generar una política
agropecuaria que le permita al campo colombiano aumentar la productividad del campo,
pues hay zonas rurales con enormes deficiencias en materia de bienes públicos como
vías rurales y centros de acopio, por lo que hay que trabajar en la provisión de esos
bienes, lo cual se traducirá en una mayor rentabilidad para los agricultores. Ante este
contexto Colombia cuenta con una situación privilegiada para incrementar su producción
agrícola ya que nuestro país puede convertirse en una de las grandes despensas del
mundo, pues es uno de los siete países en Latinoamérica con mayor potencial para el
desarrollo de áreas cultivables según la FAO. Adicionalmente, cada peso que se invierte
en el agro se traduce en empleo y, por lo tanto, en estabilidad social.

Por ello, invertir en el desarrollo de la competitividad, promoción de la asociatividad,


apertura de mercados internacionales, desarrollo empresarial, formalización y mayor
productividad al integrar buenas prácticas agrarias, es fundamental. Es decir, que cada
vez que sale una cosecha, los precios caen y los ingresos de muchos cultivadores,
especialmente de los más pequeños, no alcanzan para cubrir los costos de producción;
eso significa que miles de campesinos trabajan a pérdida o apenas para sobrevivir. Es
así que el que cultiva, prepara el suelo, siembra la semilla, hace las desyerbas, fertiliza y
recolecta la cosecha, además de que asumió los riesgos de inundación, vendaval, sequía
y enfermedades y plagas, entre otras labores, y esperó más de un año para producirlo y
sacarlo al mercado, al final de esta cadena recibe menos de una quinta parte del precio
que pagó el consumidor. La situación es tan compleja que pareciera que la crisis rural se
asemejara a un cultivo permanente, lleva décadas presente, como si no hubiera espacio
para pasar a otro capítulo de la historia. Aunque existen diferencias en las condiciones en
que se desarrolla la pequeña y la gran agricultura, hay muchos problemas comunes a las
dos formas de producción.

Otro de los factores que empeoran la productividad del agro es el desarrollo y manejo del
conflicto armado en Colombia, el cual por décadas ha estado presente en nuestro
territorio y la población rural ha sido la más afectada porque son los sitios donde se
desarrolla la guerra. Dicho conflicto ha estimulado el desarraigo cultural y físico de
comunidades enteras con mayor afectación en las zonas rurales y productivas, siendo
este desplazamiento forzoso el que ha frenado el sector agropecuario ya que en muchas
partes de nuestra geografía no existe presencia del Estado.

Esta problemática no es exclusiva del sector rural pues el conflicto tiene más de 50 años,
tiempo durante el cual ha sufrido una serie de transformaciones. Inicialmente se dio por
ideologías políticas, filosóficas y de foco local, luego se convierte en un tema nacional, el
cual se ha concentrado en la propiedad de la tierra donde los grupos que intervienen
forman multiplicidad de conflictos generando un caos social, económico y político por lo
que los diferentes gobiernos han tratado de generar procesos de Paz a través de la
historia y/o mecanismos alternativos para tratar de darle solución al problema.

Formar empresarios del campo es el nuevo reto al que se encuentran enfrentados


los campesinos. Se hace necesaria una transformación radical del campo, de
la mentalidad del campesino y esta debe ocurrir especialmente desde la escuela primaria,
las escuelas agropecuarias y las universidades. Formar técnicos agropecuarios con
una mentalidad más dinamizadora de los procesos de producción agropecuaria, llevando
al campo nuevas tecnologías, procesos mas eficientes, aplicando agricultura orgánica
para ir cerrando la brecha de la agricultura tradicional convencional, para producir con
tecnologías mas limpias, y de esta forma dinamizar el proceso de producción agrícola
para producir alimentos mas sanos y saludables a la población colombiana.

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