Está en la página 1de 6

Cultura escolar y cultura mediática un paso al respeto, convivencia y cuidado del

medio ambiente.

Edwin Armando Trujillo Amaya.

Este ensayo nace del análisis de diversos textos de autores como, Martín Barbero
(1984), Thompson (1998), Bustamante (2004), Narváez (2004), Valencia (2006) y Valencia
(2010), realizado en el seminario de Comunicación y Educación, de la Maestría en
Educación de la universidad Externado de Colombia. Su objetivo es mostrar cómo a través
de la formación de un sujeto autónomo y critico es posible que se propenda el respeto, la
convivencia y el cuidado del medio ambiente, mediante la convergencia de la cultura escolar
y la cultura mediática.

A manera de hipótesis, propender el respeto, la sana convivencia y el cuidado del


medio ambiente es una tarea que se puede lograr si se forma sujetos autónomos quienes
analicen, deduzcan y cuestionen la realidad de su contexto, de igual forma que sepan tomar
decisiones. Para lograr esto, es de vital importancia enseñar a nuestros estudiantes la
comprensión de la cultura escolar y la correcta interpretación de la cultura mediática, así
como también la importancia de una buena política.

La esfera escolar abarca un campo en donde la comunicación juega un papel


fundamental, pues es aquí en donde la información tiene fluidez tanto por corrientes internas
que podremos relacionar con la cultura académica y por corrientes externas entrelazadas
con la cultura mediática. En pocas palabras, la escuela es el punto de encuentro de dichas
culturas, pues es aquí donde puede subyacer tanto el problema, como la solución al respeto,
la sana convivencia y el cuidado del medio ambiente. Narvaez (2004) mencionó que la
cultura mediática es “una cultura cuyo aprendizaje es básicamente imitativo” mientras la
cultura escolar es “el estudio, es decir, la racionalización de, o la reflexión sobre lo que se
está aprendiendo; en un sentido filosófico, se aprende por la crítica” (p. 102). Esto quiere
decir que una convergencia entre dichas culturas podría promover aquel objetivo de educar
para la formación de ciudadanos con pensamiento propio, y no de sujetos adiestrados para
la fuerza laboral.

No obstante, la realidad en nuestras escuelas es contraria, la imitación de otras


culturas y modas es más notoria, la pérdida de valores se incrementa, mientras la meta de la
educación gira a la formación de individuos capaces y calificados para cumplir un rol en la
sociedad que pueda producir dinero para otros y que consuma masivamente. En síntesis,
que se rija bajo políticas capitalistas y que no rompa el estatus quo que ha sido pre-
establecido, tal y como mencionó Valencia (2006). Progresivamente, la convergencia entre
la cultura mediática y la escolar ha generado totalmente lo contrario a lo esperado. Los
medios masivos se convirtieron en el vehículo de las intenciones internacionales que
permearon a la cultura escolar, volviendo a la educación, el mercado de mano de obra.

Considerando que la unión de la cultura escolar y la cultura mediática no ha


conseguido un efecto positivo en la escuela, Valencia (2010) mencionó que esto ha ocurrido
debido a que esta última “se encargó de reproducir las prácticas autoritarias de la familia y la
Iglesia, apoyándose en el castigo físico o mandado a callar a los demás…y el acatar
obsecuentemente la voz de mando como única forma de garantizar orden” (p. 43). Por ende,
la escuela es un lugar en donde se respira miedo, en donde la libertad de expresión es
limitada y donde el aprendizaje es una obligación. Bajo estas apreciaciones, el promover
una ética que impulse el respeto a la libertar de pensamiento es compleja, pues la escuela
se rige mediante el lenguaje del control, de la uniformidad, del todos deben ser un alumno
que saque cincos y que cumpla con las competencias que otros han diseñado para ellos.

Es tan grave el problema de la cultura escolar que otros se han encargado de


seleccionar que enseñar, sin tener en cuenta las necesidades internas de nuestra sociedad,
unidos por la costumbre de imitar aquellos métodos que son efectivos en otros países cuyas
características y necesidades son distintas a las nuestras. Y esto también ha sido posible
gracias a la cultura mediática, que ha traído consigo la practicidad, las políticas neoliberales
y la implantación de nuevas tecnologías que son el futuro en la educación. Bustamante
(2004) mencionó que debido a estas políticas capitalistas enfocadas al cumulo de riqueza y
ahorro, la formación y capacitación de los docentes se quedó atrás y ahora se encargó a las
nuevas tecnologías la tarea que antes era del docente, dejando a los maestros como
operadores de dichos medios. En pocas palabras se cortó al maestro emisor para delegar la
tarea de transmisión a otros medios quienes manejan y controlan la información, lo que nos
deja en una cultura escolar que carece de autonomía y falta de conciencia frente a lo que
verdaderamente ocurre.

Siguiendo la lógica de relación entre la cultura mediática y la cultura escolar,


Bustamante (2004) enunció que “la educación ha estado ligada de manera indefectible a los
medios y que ellos constituyen una condición de posibilidad de la educación, pero no algo
que la determina…además, que esos medios dependen de la cultura que los utiliza” (p.
118). Esto quiere decir que la educación y los medios han participado de una relación
simbiótica que a su vez ha sido determinada por la cultura que los ha utilizado, es decir que
no han sido propiamente autónomos y se podría mencionar que han sido manipulados.

El hecho es que ambas culturas, así como Thompson (1998) planteó, involucran un tipo de
comunicación que parte de “la actividad social que implica la producción, transmisión y
recepción de formas simbólicas, y que compromete la materialización de recursos de varios
tipos” (p. 36). Lo que podríamos reducir en el manejo de una información que mediante
diversos recursos se distribuye y permea todo ámbito o esfera cultural, en este caso, la
escuela.

Sin embargo, en una realidad en donde todo es dudoso, el hablar de cultura


mediática y cultura escolar abarca en gran medida el análisis del término “cultura”. Shaules
(2007) la definió como el aprendizaje de un conocimiento que grupos de personas
comparten y transmiten. Este planteamiento me lleva a afirmar que tanto la cultura de los
medios y la escolar comparten una información que mediante la comunicación puede ser
transmitida, y que así misma puede moldear el pensamiento de una forma positiva o
negativa.

Considerando lo anterior, el punto en este ensayo, no es discutir en tanto el sin


número de definiciones que de la cultura podamos encontrar, el aspecto relevante a tratar
aquí es: como el manejo de esa información puede en cierta medida propender el respeto,
convivencia y el cuidado del medio ambiente. Para ello, es necesario comprender que
nuestra cultura, es la cultura de la imitación, es la cultura de las identidades, es la cultura
que de occidente se nos fue impuesta, es la cultura en la cual no podemos decidir por
nosotros mismos, si no que necesitamos de agentes externos para poderlo hacer.

En estas circunstancias, en nuestra cultura, todo aspecto es mediado por terceros.


Martín (1984) mencionó que “hemos sido amasados en un etnocentrismo radical, étnico, de
clase, de tal manera que no somos capaces de pensar lo otro más que bajo el signo de lo
inferior, de lo atrasado. (p. 25). Esto quiere decir que nuestra educación ha trasmitido la
vaga idea de que pertenecer a un país del tercer mundo nos hace inferiores en comparación
a los países que cada mes nos traen el ultimo avance tecnológico. Esto ha generado un
pensamiento pobre y conformista, el cual la escuela no se ha encargado de cambiar, pero
es entendible que en un mundo en donde los medios controlan todo, la acción de la escuela
se queda corta.

Respecto a la invasión mediática, ella ha causado en parte varias trasformaciones


sociales y éticas a las cuales la escuela ha tenido que adaptarse. Así mismo, ha cambiado
los ritmos de vida de las personas y ha facilitado ciertos procesos que anteriormente eran
complejos, incluso, esta invasión ha llegado a modificar las formas de pensamiento.
Valencia (2010) es su artículo “Dispositivos de poder y mayorías en la era de Uribe” planteó
que “en Colombia, la escuela y los medios de comunicación han participado, desde sus
lógicas específicas, en procesos de socialización que forman masas, no ciudadanos” (p. 44).
Lo que se resume en personas adoctrinadas, quienes como en el periodo de la conquista,
solo se dedican a una obediencia absoluta y a una reproducción de prototipos externos.
Llevándonos a la noción de que somos ciegos a lo que verdad ocurre. Somos
movidos por procesos comunicativos intencionados. Thompson (1998) dijo que el uso de los
medios de comunicación crea nuevas formas de control, lo que efectivamente apoya el
planteamiento de Valencia (2010) acerca de que los medios han creado sujetos
dependientes y con miedo, características propias que el poder del control tiene. Lo que en
ultimas, nos lleva a la continua reproducción de modelos en donde la opresión, dominación y
castigo tienen cabida.

Entonces ¿como la convergencia de la cultura mediática y la cultura escolar podrán


propender el respeto, convivencia y cuidado del medio ambiente en una escuela que se
maneja bajo el control de pensamiento y singularidad absoluta? Thompson (1998) mencionó
que en el proceso de comunicación el receptor tiene un rol primordial ya que es él quien
trabaja y evalúa la información que recibe, es quien esta inmerso en un contexto especifico y
en ultimas es él, quien interpreta y da sentido a la información que recibe. Es decir que, si la
escuela se encarga de formar receptores habilidosos y críticos, la mirada a una lectura de la
realidad podría ser altamente positiva.

Referente a este ultimo aspecto, si los objetivos de las instituciones están enfocados
en la formación de receptores y emisores críticos, nuestros estudiantes podrán aprender a
escuchar al otro y ver cuan valiosa es aquella información que me brinda, promoviendo el
respeto y la sana convivencia. De igual forma, la correcta comprensión de los medios
propiciará el desarrollo de una conciencia, que puede ser apuntada al cuidado de nuestros
recursos y a la importancia del cuerpo y el alma, mas que a la riqueza material. Y en ultima
medida, la praxis de estos aspectos fomentará una capacidad para entender y poder decidir
con veracidad las acciones políticas.

Valencia (2006) mencionó que una verdadera política es aquella que vela
verdaderamente por los derechos de sus ciudadanos y que hace cumplir los deberes de
todos. Así mismo, esta política debe estar alejada de la manipulación mediática y debe
generar condiciones de seguridad, calidad de vida y salud a todos los miembros de su
sociedad. El promover la formación de sujetos críticos es un claro camino para lograr una
verdadera política, pues si desde las aulas fomentamos una comunicación enfocada en
hacer despertar al pueblo y aquella comunicación se incorpora como una actividad rutinaria
como lo mencionó Thompson, el éxito será inminente.

Pero, ¿Qué y cómo se puede hacer despertar al pueblo? Thompson (1998) dijo que
la lectura de las rutinas mediáticas, tal y como ver televisión en la cena, leer periódicos,
sintonizar un radio, entre otras, permite la formación de receptores críticos y si se evalúa
esta estrategia, puede que efectivamente tenga validez, pues si enseñamos a nuestros
estudiantes a ver televisión no como una forma de entretenimiento, sino mas bien como una
manera de ver como la información que se emite es manipulada y transformada para que se
adhiera a la mente de los consumidores mediáticos, estaríamos promoviendo un receptor
critico, mas específicamente un ciudadano que no se dejara convencer fácilmente por
promesas utópicas. La tarea no esta en culpar al medio, sino más bien en escudriñar e
interpretar que tratan de hacer con él.

Teniendo en cuenta lo anterior, la cultura escolar y la cultura mediática no han de ser


vistas como protagonistas o antagonistas del problema de la educación, estas por el
contrario son un recurso fundamental para dar brindar una ayuda a dicho problema.
Bustamante (2004) enuncio que “los medios disponibles son para una sociedad que los ha
creado para responder a sus propias exigencias, de manera que lo interesante es entender
esa cultura que ha requerido y producido los medios que mas o menos obedecen a sus
necesidades” (p.128). Es decir que la tarea en ultimas no es culpar ni buscar un
responsable, más bien es lograr interpretar como la cultura ha usado los medios y que ha
pretendido hacer esta en la trasmisión de información, para lo cual es necesario comprender
el papel de la cultura escolar en todo esto. Si nuestros estudiantes le hayan sentido a la
escuela será posible la opción del cambio y esto traerá consigo grandes transformaciones a
nivel convivencial y académico, que en un futuro tendrá grandes repercusiones en el país y
la sociedad misma.

A modo de conclusión, es preciso enunciar que la formación de sujetos autónomos y


críticos de la realidad que viven y se les muestra, es indudablemente una herramienta para
promover el respeto por la expresión y la comprensión que todos no somos iguales. Así
mismo, fomentar la práctica de una sana convivencia que los lleve a entender las diversas
miradas frente a un problema en pro de generar una solución. Para finalmente, promover
sujetos con habilidades críticas y de pensamiento quienes cuestionen aquello que los
medios ofrecen, lo que ven y sienten en sus contextos y lo que hacen sus falsos líderes,
desarrollando una conciencia por el cuidado de lo propio, todo esto mediante el correcto uso
de la cultura escolar y mediática.

Bibliografía:

Bustamante Guillermo (2004) “la educación, ¿un asunto de medios?” (Revista Colombiana
de Educación N° 46. Universidad Pedagógica Nacional.

Martín Barbero Jesús (1984) “Perder el objeto para ganar el proceso” (En revista Signo y
Pensamiento N° 38. Universidad Javeriana.
Narvaez M. Ancízar (2004) “Cultura mediática y educación formal: un punto de vista
comunicacional” (Revista Colombiana de Educación, N° 46. Universidad Pedagógica
Nacional.

Shaules, J. (2007). Deep culture: the hidden challenges of global living. Clevedon:
Multilingual Matters

Thompson J.B (1997) Los media y la modernidad. Una teoría de los medios de
comunicación.

Valencia N. Daniel Guillermo (2006) “¿Es posible recuperar el sentido de la política?”


(Revista Escribanía, N° 17. Universidad de Manizales.

Valencia N. Daniel Guillermo (2010) “Dispositivos de poder y mayorías en la era de Uribe”


(Revista Javeriana, N° 762. Universidad Javeriana.

́ de los medios
Thompson, J., & Delgado, J. C. (1998). Los media y la modernidad una teoria
de comunicación. Barcelona (España): Paidós.

También podría gustarte