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Contribución de los anatomopatólogos venezolanos al estudio de la Miocarditis


Chagásica en nuestro país.

Claudia de Suárez
Facultad de Medicina, Universidad Central de Venezuela. Sección de Patología Cardiovascular.

Resumen
En Venezuela, se han realizado pocos trabajos anatomopatológicos sobre la enfermedad de Chagas en
comparación con los clínicos, epidemiológicos y de investigaciones sobre la biología del T cruzi y de los
vectores. Influenciados por los criterios de la patólogos extranjeros, la etiología Chagásica de las
miocarditis crónicas en nuestro medio, no fue aceptada sino 27 años después del reporte del primer caso
en 1935 por José FranciscoTorrealba. La contribución de los patólogos en este estudio fue, en primer
lugar, determinar su frecuencia en series de autopsias y definir las características anatomopatológicas del
corazón con miocarditis Chagásica. Además, su participación en trabajos experimentales ha sido de
importancia para evidenciar el daño miocárdico causado tanto en el comportamiento miocítico como en el
intersticial, a nivel subcelular, celular y orgánico, en forma progresiva y lenta. La contribución de la
patología nacional fue muy importante para establecer las etapas clínico- patológicas de la enfermedad
en nuestro medio.

Palabras claves
Miocarditis Chagásica, Miocarditis Inespecífica, Patología.

Title
Contribution of the Venezuelan Anatomopathologists to the study of Myocarditis Chagasic.

Abstract
In Venezuela, it has not been produced many Anatomopathologic papers about Chagas’ disease
compared with epidemiologic studies and research about T cruzi biology and its vectors. Due to the
influence of foreign pathologist’s criteria, the Chagasic etiology of chronic myocarditis was not accepted
until 27 years later after first Chagas’ case in 1935, studied by José Francisco Torrealba. The contribution
of the pathologist in this study was to determine the frequency of Chagas’ disease in autopsies and to
define the Anatomopathologic features of the heart with Chagasic myocarditis. Besides, their participation
in experimental works has been important in order to demonstrate the myocardium injury in the miocític
compartment as well as in the interstitial compartment. The Venezuelans pathologists have contributed in
a very important way to establish the pathologic and clinical development of Chagas’ disease in our
Country.

Key words
Myocarditis Chagasic, Unspecific Myocarditis, Pathologic.
2

Introducción
La enfermedad de Chagas es una zoonosis confinada al continente americano desde el Sur de los
Estados Unidos (California) hasta la Patagonia, área geográfica donde se dan las condiciones climáticas
y ecológicas que requieren los tres elementos (reservorios, vectores y humanos) de la unidad ecológica
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de la enfermedad, para existir e interrelacionarse

Hace más de 11 años, la OMS, calculaba una infección de 16 millones de personas y 90.000 millones de
habitantes en América Latina en riesgo de adquirir la enfermedad. En Venezuela, existen 1.2 millones de
personas infectadas por T cruzi. En Estados Unidos se ha comprobado un incremento progresivo de la
enfermedad, entre 50.000 a 100.000 infectados por T cruzi, causado por la inmigración de más de 5
2
millones de latinoamericanos .

En Venezuela, cuatro años antes del descubrimiento de la enfermedad en Brasil por Carlos Chagas, el
sabio Rafael Rangel, en uno de sus trabajos titulado: “El tripanosoma de la derrengadera de los
équidos en Venezuela, 1905”, planteó la posibilidad de la existencia de esta afección en nuestro país,
expresada en un importante párrafo:”Cuántos cuadros mórbidos en el medio rural no se deberán a
parásitos de esta misma familia? (Schyzotripanum cruzi) Esta visión clara acerca de la
epidemiología de las tripanosomiasis, le ameritó el apodo de “precursor” de la enfermedad de Chagas en
3
Venezuela .

En 1911, aparece el primer trabajo en nuestro país sobre la enfermedad de Chagas, en el cual, el Dr.
4
Jesús Rísquez , su autor, hizo una descripción magistral de la enfermedad descubierta en el Brasil . Otro
importante investigador, Pino Pou, presentó sus argumentos ante la sociedad médica, acerca de la
5.
existencia de esta entidad patológica en nuestro medio Su exposición fue recibida con sorna y
sarcasmo según lo refiere Adolfo Pons, hasta que en 1919, Enrique Tejera París demuestra la presencia
de Enfermedad de Chagas en Venezuela mediante la comprobación parasitológica, tanto en el vector
6, 7
como en el humano .

A partir de 1933, serían numerosos los trabajos publicados sobre la enfermedad de Chagas, sobretodo
desde el punto de vista epidemiológico, acerca de las características del vector y de los reservorios. Dos
figuras de la medicina nacional se destacaron por sus numerosas observaciones y trabajos publicados
aún en el extranjero: José Francisco Torrealba y Félix Pifano.
En el ámbito médico y científico una pregunta surgía ¿Existía en Venezuela, la miocarditis crónica
Chagásica tal como la describieron extensamente los patólogos brasileños, Magarinos Torres, Vianna,
8-11
Romaña y el mismo Chagas ?. En 1935, el sabio José Francisco Torrealba reporta el primer caso de
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miocarditis Chagásica en una niña campesina . Previamente, Heberto Cuenca había publicado el primer
caso de miocarditis Chagásica en nuestro medio aunque no descartaba la etiología bilharziana y sifilítica
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en muchos de estos casos .

Justamente para esa época (1936), llega a Venezuela, contratado por el grupo de médicos de la
Policlínica Caracas, un patólogo alemán, el Dr. Rudolf Jaffé, quien habría de reconocer la gran cantidad
de miocarditis crónica en el material de autopsias practicadas por él y el Dr. O’Daly en el Hospital Vargas.
Se percató que en nuestro país existía forzosamente un agente etiológico que no había observado en
Alemania y quizás no asoció sus hallazgos postmortem con las investigaciones de Torrealba. Por otra
parte, no habiendo identificado el agente etiológico de estas miocarditis en los cortes histológicos , las
designó como procesos infecciosos idiop áticos . Publicó sus observaciones y su actitud influiría durante
3

muchos años en los demás patólogos, sobre todo los alemanes , quienes no aceptaron la etiología
14-17
Chagásica antes de la década del 60 . De tal manera que Blas Bruni Celli, patólogo venezolano del
Hospital Vargas, en uno de sus trabajos sobre” miocarditis crónicas ”, los primeros en series grande s de
autopsias (1280 casos), hizo hincapié sobre la dificultad de establecer el diagnóstico etiológico de la
18, 19
miocarditis crónica en las autopsias.

Hasta 1947 no se habían publicado trabajos anatomopatológicos semejantes a los y a descritos en el país
vecino. En realidad, el primer anatomopatólogo que realiza la búsqueda de los parásitos causante de la
miocarditis Chagásica, es el Dr. Luis Manuel Carbonell Parra. Este investigador acucioso publicó dos
trabajos básicos: uno con el cardiólogo, Alberto Drayer y otro, de mayor extensión, que trataba del
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hallazgo del parásito en casos de miocarditis crónicas en autopsias . Carbonell examinó
exhaustivamente cinco corazones, a los cuales se les hicieron un mapeo parietal y se pract icaron más
de 500 cortes por caso. Encontró dicho parásito solo en dos casos 21. Después de su trabajo, que
constituyó su Tesis Doctoral, quedó instituido entre los patólogos que sólo con ese desorbitante número
de cortes, se podía evidenciar el agente causal de la miocarditis Chagásica. Como resultaba totalmente
impracticó y costoso, la mayoría de los anatomopatólogos desistieron de comprobar la presencia del
parásito. De tal manera, que hasta 1957, se dudaba acerca de la etiología Chagásica de las miocarditis,
lo que se plasmó en las diversas denominaciones que recibieron durante varias etapas : miocarditis de
14,22 -
etiología necatoriásica (1937), Bilharziana (1935 y 1939), parásito carenciales (1950) y “nostras”
26
.(Gráfico 1)

En 1953, Bela de Gavall er, patólogo húngaro de la Maternidad Concepción Palacios , describió el primer
caso de Enfermedad de Chagas congénito en dos gemelos quienes habían fallecido al nacer con el
diagnóstico de incompatilidad por Rh. Ambos recién nacidos presentaban una miocarditis aguda
Chagásica severa con intenso parasitismo 27. Para 1953, el problema no estaba aún resuelto, lo que
hizo decir al maestro, José Antonio O’Daly” Cuando se piensa en el terrible tributo en vidas,
potencial de trabajo y asistencia hospital aria que paga nuestro pueblo como resultado del
desconocimiento de las causas de las miocarditis inespecíficas y por lo tanto de la necesidad
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perentoria de llevar adelante las correspondientes investigaciones ” .

La época de oro de la miocarditis Chag ásica (1960-1970).


A partir de 1960 comienza lo que he denominado la “Época de oro de la miocarditis Chagásica”.Tres
líneas o tipos de investigación principales se desarrollaron: 1. - Los trabajos experimentales llevados a
cabo principalmente por los Institutos de Medicina Tropical y Anatomopatológico de la UCV .
2. - Los extensos estudios longitudinales y transversales epidemiológicos a gran
escala en zonas endémicas, coordinados por la División de Enfermedades Cardiovasculares del
entonces Ministerio de Sanidad y Asistencia Social y
3. - Los trabajos de investigación en autopsias y experimentales realizados en el
Instituto Anatomopatológico y Servicio de Anatomía patológica del Hospital Vargas de Caracas.

En el (Gráfico 2), se ilustra como habían pasado 25 años, buscando una etiología ya demostrada por el
sabio Torrealba y el cardiólogo Heberto Cuenca en 1935. En 1959, centenario de la Enfermedad de
Chagas, se estaban reportando los primeros resultados con la reacción de fijación de complemento para
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el diagnóstico de las enfermedad de Chagas en el hospital Vargas de Caracas y aún no era totalmente
29, 30
aceptada la etiología Chagásica en el ámbito de la anatomía patológica.

En cambio, m ediante la realización de innumerables trabajos epidemiológicos y clínicos, la evolución


natural de la Enfermedad estaba definida. (Figura 1). Tanto en la forma aguda como en la crónica, el
peligro de una muerte súbita era la nota más dramática de la forma clíni ca. Así se lo manifestó el sabio
Torrealba al parasi tólogo Brumpt cuando visitó a Venezuela.

Ya para 1961, Bruni Celli publica una iconografía médica sobre los aspectos anatomopatológicos de la
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miocarditis crónica Chagásica y por otro lado, en el Dep artamento de Investigación del Instituto
Anatomopatológico (IAP), el Dr. Rudolf Jaffé conjuntamente con el Dr. Armando Domínguez,
neuropatólogo formado en Alemania, comenzaron las investigaciones sistemáticas sobre la enfermedad
de Chagas, especialmente las lesiones del sistema nervioso como la encefalitis Chagásica aguda. Para
esa época, Jaffé acepta definitivamente la etiología Chagásica y quizás influenciado por el Dr.
Domínguez , quién tenía parentesco cercano con el Dr. Félix Pifano, se interesó por esa línea de
32, 33
investigación. Se publicaron varios trabajos importantes en revistas científicas alemanas.

E n ese mismo año (1962), en el Instituto de Medicina Tropical, comenzaron a publicarse los trabajos
experimentales sobre las propiedades fundamentales del corazón del canino infectado con T cruzi el
cual desarrolló una miocarditis Chagásica. En uno de estos trabajos participaron tres patólogos:
34, 35
Armando Domínguez, José Ángel Suárez y César Alemán . Simultáneamente, Armando Domínguez y
José Ángel Suárez , comenzarían a estudiar las alteraciones del sistema parasimpático cardiaco en los
corazones de autopsias con miocarditis crónica Chagásica, base morfológica de la disautonomía
neurovegetativa que presentan los enfermos portadores de esta enfermedad. (Figura 2). Los resultados
preliminares fueron publicados en Alemania y posteriormente, una vez concluidos, fueron objetivo de la
36,37
Tesis Doctoral del Dr. José Ángel Suárez.

Para los años 1964 y 65, aparecen dos trabajos de patólogos del int erior del país quienes analizaron los
aspectos morfológicos de la enfermedad de Chagas y el parasitismo miocárdico. En el trabajo de
Doenhert (patólogo alemán) se exponen unas interesantes observaciones sobre la microvasculatura del
miocardio y sobre la ifsiopatología de estos cambios. Este autor, describió los “microcavernomas
miocárdicos”, los cuales consideró como dilataciones extremas de capilares miocárdicos expresión de
38, 39
isquemia severa del tejido muscular cardíaco . (Figura 3).

En 1965, es publicado el primer estudio sobre la patología de la miocarditis Chagásica en Venezuela en


una serie grande de autopsias del hospital Vargas. Su autor, el Dr. Manuel Salvador Mijares había
realizado estudios en Brasil sobre estos tópicos. En este trabajo se exponen todos los aspectos
macroscópicos e histopatológicos de la enfermedad. En su trabajó encontró una frecuencia de 6,2% de
40
miocarditis crónica Chagásica. Posteriormente, en el mismo centro hospitalario, Blas Bruni Celli y
41
Mijares, publicaron las causas de muerte en las miocarditis crónicas Chagásicas.

Para esa misma época, los trabajos experimentales (caninos y ratones) sobre la enfermedad de Chagas
comenzados en el Instituto de Medicina Tropical fueron publicados, aclarando la fisiopatología y
evidenciando las correlaciones clínico-patológicas de los principales aspectos observados en su historia
natural. Algunos relacionaron las alteraciones histopatológicas, las lesiones del tejido de conducción, así
5

como las zonas de adelgazamiento de las paredes ventriculares con los hallazgos electrocardiográficos,
42-45
radiológicos y clínicos . (Figura 4a y b).

Uno de los trabajos anatomopatológicos más relevantes desde el punto de vista morfológico, fue la
descripción de los adelgazamientos parietales del corazón chagásico descritos anteriormente por Moia
en Argentina 46,47. El adelgazamiento parietal más importante y característico de la miocarditis Chagásica,
no descrito en ningún otro tipo de enfermedad del miocardio, es el apical , con o sin trombosis, en forma
de “saca bocado” o en “geoda”. (Figura 5). Sin embargo, en el ambiente de los patólogos , quedaba una
pregunta: ¿son los adelgazamientos parietales de la miocarditis crónica Chagásica, la expresión de una
miocardiopatía isquémica? Un estudio de coronariografía postmortem en corazones con miocarditis
crónica Chagásica, descartó la presencia de macroangiopatía ateroesclerótica como la causa de
adelgazamientos parietales y la reproducción experimental de dichas lesiones confirmó su origen
miopático 48, 49. (Figura 6).

Una serie grande de autopsias (n= > 3000) la cual reunió los casos de miocarditis crónica Chagásica
dentro del marco de las enfermedades del miocardio, fue el primer estudio de esta naturaleza que se
50
realizó en el Ins tituto Anatomopatológico .En el grupo de las miocarditis crónicas Chagásicas, se
distinguieron dos tipos morfológicos que se caracterizaban por presentar diferentes tipos de remodelación
ventricular izquierda: uno con hipertrofia ventricular concéntrica y adelgazamiento apical en “saca
bocado” y otro, con hipertrofia excéntrica. Este último, cursaba con adelgazamiento apical extendido a
las caras lateral y septal , usualmente, trombosado. Clínicamente, el primero correspondía generalmente
a pacientes que no cursaban con insuficiencia cardiaca sino con arritmias o fenómenos tromboembólicos
y el segundo, a casos en las fases terminales de la enfermedad, con insuficiencia cardiaca congestiva
51,52
severa difícilmente tratable . Las ventriculografías postmortem evidenciaron con nitidez las
características geométricas de la cavidad ventricular izquierda en los dos tipos descritos observados
53-55
también en los ventriculogramas “in vivo” demostrados en trabajos radiológicos y ecocardiogràficos .
(Figura 7).

Sin embargo, desde el punto de vista morfológico, la falta de evidencia de la presencia del parásito en el
miocardio en los corazones que presentaban estas características, sobre todo en el tipo uno, seguía
inquietando a los patólogos alemanes. Todavía para los años 1968 y 71 se publicaron trabajos sobre la
miocarditis crónica inespecífica y algunos puntos referentes a los problemas anatomopatológicos de la
56-60
miocarditis Chagásica. En una de éstas publicaciones, Salferder concluía que:” la miocarditis
Chag ásica ocurre en Venezuela. Sin embargo, el número de casos observados con parásitos en el
miocardio es relativamente pequeño. Solo en base a los hallazgos morfológicos no pueden
sacarse conclusiones definitivas y seguras acerca de la causa de nuestra miocarditis que se sigue
llamando idiopática.”

En vista de esta posición estrictamente morfológica, en 1976, se retoma el trabajo de Carbonell de 1949
en el mismo IAP, pero sin basarse en los enunciados y conceptos de Koberle ni de otros patólogos,
quienes aseguraban que para encontrar el parásito, era necesario realizar 5 00 o más cortes por caso, En
230 autopsias con miocarditis crónica, se demostraron los parásitos en 23 corazones. Mediante el estudio
de frecuencias acumuladas en los casos divididos en categorías según su clínica y otros parámetros
como la serología positiva (Machado Guerreiro), se llegó a la conclusión que no era necesario practicar
61
mas de 40 cortes por corazón, . (Figura 8 ). Con este trabajo quedó parcialmente demostrado, 27 años
después, que en los casos de miocarditis crónica con características clínico-patológicas definidas para la
6

Enfermedad de Chagas, si existía el agente causal, pero que había que buscarlo mas minuciosamente y
con un mayor número de cortes, el cual nunca sobrepasaba de 40 0 50 cortes por corazón.
Recientemente, Carrasco y col han demostrado la persistencia del T cruzi en el miocardio infectado
62
crónicamente.

La nueva era o etapa contemporánea del estudio de la miocarditis Chagásica.


A partir de 1980, comienza lo que he llamado la nueva era o etapa de los estudios anatomopatológicos
contemporáneos de la miocarditis crónica Chagásica. Aparecen los estudios a nivel ultraestructural,
molecular e histoquímico. Los patólogos no se limitaron a publicar en forma aislad a sus hallazgos de
autopsia sino que formaron parte de equipos multidisciplinarios, que proporcionó al estudio
anatomopatológico, un concepto integral sobre la miocarditis y la enfermedad de Chagas. Aparece en
Venezuela un grupo de investigadores, la mayor ía de ellos cardiólogos y biólogos, el grupo denominado
de ” los Andes ”.

Los primeros estudios histoquímicos de la enfermedad de Chagas en Venezuela fueron realizados por el
Dr. Armando Domínguez, anteriormente mencionado en varios trabajos científicos con el grupo de
investigadores del Instituto de Medicina Tropical y del IAP. En estos trabajos demostró que el parásito
producía unas enzimas como la fosfatasa ácida, L- aminopeptidasa y desoxiribonucleasa, las cuales al
actuar sobre los cardiomiocitos promovían la expresión de deshidrogenasas lácticas, succínicas y
63
citocromoxidasa .
Posteriormente, el mismo investigador describió aspectos ultra- estructurales de la miocarditis Chagásica
experimental en su fase temprana. Demostró que la colonización parasitaria en la fibra contráctil del
miocardio y en las células de Purkinje es ubiquitaria. Encontró algunas veces, colonización de la región
peri -nuclear, en las proximidades del disco intercalar o en la región intermedia entre el núcleo y el disco
intercalar. C onsideró que la alteración más temprana condicionada por la presencia del parásito, radica
en una dilatación y distorsión del sistema tubular longitudinal y en las alteraciones de las mitocondrias las
cuales están deformadas con matriz homogenizada, alteraciones de las crestas y presencia de
numerosos gránulos densos. En las proximidades del disco intercalar, se observó un espacio claro
comprendido entre las dos membranas celulares el cual medía alrededor de 400 A, es decir el doble del
promedio normal. Las vesículas del retículoendoplasmático que se enco ntraban en íntima conexión con
el disco estaban marcadamente dilatadas 64.(Figura 9).

En 1982, el grupo de investigadores de Los Andes demostraron mediante el es tudio ultraestructural del
endomiocardio en humanos con enfermedad de Chagas, utilizando la biopsia endomiocardica, que existía
una estratificación de cambios, los cuales aparecían en forma progresiva y que se relacionaban muy
bien con la aparición de alteraciones electrocardiográficas y clínicas 65. Este era en realidad el eslabón
que faltaba para demostrar el carácter progresivo y lento de la miocarditis Chagásica a nivel subcelular y
celular. La progresión de las alteraciones a nivel orgánico había sido demostrado previamente con los
66
estudios epidemiológicos y clínico patológicos en grandes series de casos . (Figura 10).

Por otra parte, los patólogos que integraban el grupo de la unidad de Miocardiopatías coordinada por el
Dr. JJ Puigbó, relacionaron las características macro-microscópicas de los corazones descritos
previamente como tipo I y 2, en cada una de las etapas clínicas establecidas. (Figura 11). En la etapa
clínica I, el tamaño del corazón es normal con una función sistólica normal sin evidencia de cardiopatía.
Pueden existir anormalidades tempranas únicas o múltiples de la función diastólica, autonómica y de la
7

contractilidad segmentaría. El corazón presenta una cavidad ventricular pequeña con paredes
ventriculares normales o aumentadas de grosor (hipertrofia concéntrica).El peso cardiaco suele ser
normal o dentro de sus límites. Puede existir un adelgazamiento apical limpio sin trombosis que le
confiere a la pieza una nota especial y permite hacer el diagnóstico de miocarditis Chagásica aún con
peso cardiaco normal. En la etapa clínica II y III, las manifestaciones clínicas son más evidentes y
progresivas. En la última etapa, existe cardiomegalia, tromboembolismo y/o trombosis intracardíaca.
Clínicamente suele haber insuficiencia cardíaca congestiva, crisis sincopales y alteraciones
electrocardiográficas: bloqueos de rama del Has de His o completo, arritmias ventriculares complejas,
ondas Q anormales y función sistólica deprimida. La fracción de ejección suele ser del 30 % o menos .Se
evidencias anormalidades graves de la con tractilidad parietal cardíaca y disfunción autonómica y
67-68
diastólica . (Figura 12). La biopsia endomiocardica aunque mostró lesiones inespecíficas en los casos
69
diagnosticados, los hallazgos al microscopio de luz y ultraestructural fueron significativas e importantes .

En trabajos morfológicos mas recientes se le confirió mayor importancia a las alteraciones de la matriz
extracelular colágena para explicar los tipos de remodelados ventriculares y se realizaron estudios
minuciosos de la microvasculatur a en relación con las lesiones isquémicas agudas como la miocitolisis y
70,71
necrosis celular .

Un estudio de los patrones morfológicos de los corazones con miocarditis crónica Chagásica en
corazones de autopsias forenses, demostró que en la fase crónica asintomática llamada intermedia, el
corazón puede ser macroscópicamente normal, excepto los casos que presentan adelgazamientos
54,7 2
apicales, los cuales también pueden ser evidenciados en el ecocardiograma . (Figura 13). Este
hallazgo es importante cuando se piensa en que el 10% de la población puede ser portadora de la
enfermedad lo que representa una evidente alerta para los bancos de sangre y para los individuos que
por cualquier enfermedad(SIDA) o inmunodepresión pueden presentar una reactivación de la
enfermedad. De esta manera se estableció el valor predictivo y la letalidad en las etapas de la fase
73,74 (
crónica . Figura 14).

Actualmente, los cambios estructurales observados en los tejidos invadidos por el T cruzi son obje to de
numerosas investigaciones a nivel molecular, como por ejemplo, la expresión de moléculas de adhesión
y de citoquinas, las cuales intervienen en el proceso patogénico de la enfermedad. (Figura 15).

Uno de los últimos trabajos anatomopatológicos realizados con nuestro material fue la demostración de la
expresión de una molécula de adhesión, la N- CAM no sólo en el tejido a nivel de discos intercalares , sino
también en el parásito. Se hipotetizó que el disco intercalar sería la puerta de entrada del parásito al
75
miocardio. (Figura 16).

Para 1999, la frecuencia de miocarditis crónica Chagásica en las autopsias realizadas en el Instituto
Anatomopatológico, bajó de 4. 2 % en 1965, a 0,6%. Estas cifras corresponden a la disminución de la
serología positiva en zonas endémicas como el Edo Guárico. (Tabla 1).

Conclusiones:
La miocarditis Chagásica desde el punto de vista anatomopatológico presenta varios aspectos de
acuerdo a la fase de la enfermedad, siendo los adelgazamientos apical y subvalvular, las lesiones
macroscópicas más relevantes y características de la enfermedad. Desde el punto de vista
8

histopatológico, sólo la presencia del parásito o su demostración por técnicas especializadas, es la


evidencia etiológica. Los trabajos experimentales, la epidemiología y correlación clínico-patológica han
establecido definitivamente el curso natural de la enfermedad. La biopsia endomiocardica juega un
importante papel en la evaluación de la evolución de las lesiones. Actualmente, los estudios morfológicos
forman parte de investigaciones multidisciplinarias tendentes a profundizar la patogénesis especialmente
a nivel molecular con miras a encontrar un tratamiento preventivo o curativo.

Aunque la enfermedad se encuentra en vías de erradicación según la OMS, en nuestro país existen
áreas endémicas que deben ser atendidas de tal manera que la enfermedad de Chagas es un problema
76
de salud pública la cual afecta a un grupo de la población con pocos o escasos recursos económicos .

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