Imagínense que un país le robe documentos de seguridad nacional a otro o
que atente contra su infraestructura de telecomunicaciones, dejando a este sin el poder de comunicarse. A esto lo llamamos ciberguerra ò guerra cibernética; donde el terreno es el ciberespacio, los soldados son hackers y el armamento es un conjunto de software malicioso. Esta consiste en ciberataques de un estado a otro, utilizando lo que llamamos las ciberarmas para impedir o perjudicar el funcionamiento de una infraestructura critica causando daños a una población, tantos económicos ,como sociales (Incluyendo pérdidas de vidas humanas).
El sistema bancario, la red de telecomunicaciones, la infraestructura de la
energía eléctrica, agua, gasolineras, los sistemas de minerías (en el caso de mi país). Todas estas infraestructuras son fundamentales para el funcionamiento de un país, estas dependen del internet y de la tecnología .Un ataque a cualquiera de ellas podría generar daños graves a un sector de la nación (pérdidas económicas, desprestigio del gobierno, descontento de la población). Inclusive si atentara contra todas a la vez, se podría paralizar un país completamente.
Sabemos que la información es poder y esta me puede permitir ganar la
guerra(o por lo menos sacar ventaja), es por esta razón que el espionaje también forma parte de la ciberguerra y gracias a Edward Snowden hemos conocido detalles de las tareas de vigilancia a nuestra actividad en la red que realizan organizaciones como la NSA y la CIA. Programas como ECHELON, PRISM, DISHFHERE son una muestra de la vigilancia masiva que ha tenido EE.UU con otras naciones y cuya excusa es “Estamos luchando contra el terrorismo”. Debemos destacar que la lucha en favor de la libertad no les gusta a muchos gobiernos imperialistas, por eso vemos a Julian Assange atrapado en la embajada Ecuatoriana en Londres (la policía de Suecia acaba de anunciar el cierre de la investigación en su contra), Snowden exiliado en Rusia, Bradley Maning estuvo cerca de pasar 35 años en una cárcel, entre otros casos más. Todas estas personas tienen algo en común y es el uso de tecnologías libres, que en una guerra cibernética se convierte en un arma fundamental para la defensa de una nación.
Para terminar, podemos decir que la ciberguerra ya no es cosa de ciencia
ficción, sino que es muy real. Si bien es cierto que ningún país le ha declarado la ciberguerra oficialmente a otro, en los últimos años hemos visto incidentes como el del malware FLAME (2012) ,el cual buscaba espiar a varios países de Oriente Medio. También el malware Stunext, que según varios especialistas contaba con 4 0-day, cosa que no es muy común y por eso se llego a la conclusión de que detrás de este malware estaba una nación (varias en este caso). Unos días después de ser descubierto Stunext, se supo que EE.UU e Israel fueron los que desplegaron este ataque para sabotear los controladores de Siemens de las centrifugadoras de la planta nuclear Natanz en Irán, ocasionando daños y el mal funcionamiento en los equipos.